Editorial
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ANARTIA
Publicación del Museo de Biología de la Universidad del Zulia
ISSN 1315-642X (impresa) / ISSN 2665-0347 (digital)
Anartia, 32 (junio 2021): 5-6
Editorial
Apoyo a las revistas venezolanas y septiembre de pérdidas
lograr alianzas globales y a publicar sus hallazgos en revis-
tas bien ponderadas o “rankeadas” de corte internacional,
pero y ¿qué sucede con los estudios y hallazgos novedosos
de interés nacional? En el caso de Anartia hemos estado
atentos a estos hallazgos relevantes en nuestra geografía y
hemos tenido apoyo de venezolanos, tanto en el extranje-
ro como dentro del país y en menor medida de otras na-
cionalidades, aunque este número va en crecimiento. Una
de las dicultades por la que atravesamos es que cerca del
80% de los trabajos recibidos incumplen con el mínimo
de calidad académica aprobado para su publicación. Por
lo tanto, no se puede clamar apoyo a las revistas nacionales
y someter a evaluación trabajos decientes sin cumplir la
rigurosidad cientíca y de escritura pertinentes. Anartia
ha optado por un sistema abierto de publicación, esta am-
plitud de su trayectoria ha sido ya relatada en anteriores
editoriales. Nuestra revista va en búsqueda de la excelen-
cia, aunque de manera reservada y a veces ralentizada por
las abrumadoras circunstancias; vamos lento, pero cada
paso es cuidadosamente revisado. Actualmente la revista
cuenta con pocos benefactores, pero mantiene un grupo
de editores externos e investigadores de gran trayectoria y
de otros autores de renombre que ven en Anartia un me-
dio interesante, sin mucha burocracia, para publicar sus
hallazgos. Llevar a feliz término una revista cientíca no
es una tarea sencilla, implica la coordinación de un siste-
ma de engranajes donde autores, logística editorial, revi-
sores, casa editorial, entes externos (p. e., zoobank.org, en
nuestro caso) funcionen de manera sinérgica y dentro de
lapsos temporales adecuados. Una vez logrado esto, la ma-
quinaria va creciendo y funciona de manera natural, entre
otros el aumento de nivel y la conanza entre los investi-
gadores. Cuando se retomó la revista en 2008, luego de
tres años sin publicarse, el profesor Daniel Núñez, editor
en ese entonces de Divulgaciones Matemáticas (publica-
ción de la FEC-LUZ), nos dijo “si quieren subirle el nivel a
una revista, sólo publica el lomito [reriéndose en términos
metafóricos al corte de carne vacuna más apreciado por
su textura y sabor, en este caso a trabajos con potencial de
alto impacto], así eso represente solo el 20% de los trabajos
La publicación de trabajos académicos en Ciencias
Naturales es de una dinámica exigente y demanda alguna
rigurosidad adicional. Muchas revistas de esta área a tra-
vés de los años han actualizado desde su diseño estético,
formato, hasta el tipo de artículos que acogen, algunos por
especicidad de temas, áreas geográcas de interés, entre
otros. A su vez, los repositorios o índices académicos se
han diversicado, en un ajuste al aumentar los diferentes
factores de impacto que constantemente las calican y
ponderan de manera jerárquica. Las revistas cientícas son
uno de los parámetros que tienen los países para ser eva-
luados con relación al desarrollo de nuevos conocimientos.
Si bien los temas tratados, en su mayoría eran del país de
origen de la revista, la globalización cada vez mayor en la
sociedad del conocimiento ha hecho que las revistas sean
ahora de un ámbito mucho más amplio e internacional, in-
cluyendo grupos de investigadores de diferentes centros y
universidades alrededor del mundo. No obstante, algunas
revistas, sin importar su país de origen, han ido desapare-
ciendo. Algunas después de años de permanencia y otras
incluso abruptamente, bien sea por falta de artículos, de
apoyo o por la misma recirculación o “endogamia” que
existe entre los investigadores que publican en ellas. Varias
revistas de nuestro país se fueron sin dejar rastros, algunas
tan importantes como Acta Cientíca Venezolana, por mu-
chos años la revista venezolana mejor posicionada interna-
cionalmente y con un fuerte apoyo por parte de algunos de
sus miembros (Schubert 1987, 1989), otras aún continúan
con mucho esfuerzo y de manera interrumpida como Acta
Biológica Venezuelica, el Boletín del Instituto Oceanográco
de Venezuela (a pesar de la destrucción que ha sufrido la
Universidad de Oriente) y la Memoria de la Fundación La
Salle de Ciencias Naturales, por mencionar solo algunas de
las más anes a la revista Anartia.
Es frecuente la letanía sobre la necesidad de apoyar a las
revistas venezolanas, por parte de investigadores coterrá-
neos, pero este anhelo se enfrenta a la carencia de estructu-
ras de apoyo o de entes nancieros seguros a mediano y lar-
go plazo y a las directrices de la nación en tiempos críticos
como los actuales. Esto empuja a muchos investigadores a