Á. L. Viloria
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La primera impresión que tuve al escudriñar las páginas
de este libro fue que faltaban en él algunas especies de mo-
luscos muy comunes en las montañas andinas de Venezue-
la, en cuyas alturas he estado trabajando por años, dedicado
al estudio de otros invertebrados. Sin embargo, habiendo
conocido sobre el excepcional profesionalismo de su autor
principal y editor, así como también la trayectoria cientí-
ca de los ocho contribuyentes venezolanos, comencé a du-
dar de mis propias dudas. Volví sobre la portada a leer bien
el título, cayendo en cuenta de que en relación a sus há-
bitos ecológicos, los moluscos se clasican –más o menos
arbitrariamente– en marinos y no-marinos. Estos últimos
todavía se dividen en dulceacuícolas y terrestres. Este libro
trata estrictamente la fauna dulceacuícola de Venezuela.
Los géneros que previamente tuve en mi mente, por ejem-
plo Plekocheilus Guilding, 1828 (Gastropoda: Amphibuli-
midae), cuya abundancia es proverbial en los páramos, son
moluscos pulmonados terrestres, y junto con las babosas
pertenecen a un ámbito que está fuera del alcance de esta
obra. Recordé además una discusión que tuve en mis años
de estudiante, con un coleccionista de conchas de molus-
cos terrestres, cuando orgullosamente le presenté como
regalo un bello ejemplar venezolano (probablemente una
especie de Pachychilus Lea & Lea, 1851) y no mostró emo-
ción alguna, desdeñando la joya conchológica como un
gasterópodo dulceacuícola. Por lo tanto, es importante te-
ner presente que además de lo que está muy bien estudiado
en este libro hay otras especies de gasterópodos no marinos
en nuestro territorio, muchas de las cuales han sido estu-
diadas por otros especialistas (e. g., Martens 1873, Ernst
1876, Baker 1923, 1925, 1926, 1927, 1930, Richards &
Hummelinck 1940, Arias 1952, 1953, 1959; ompson
1957, Hass 1962, Weyrauch 1967, Breure 1975, 1976a,
1976b, 2009a, 2009b, 2012, 2020; Fernández de Valera
1982, Salinas 1982, Martínez Escarbassiere 1991, Ordos-
goitti 1999, Breure & Schlögl 2010, Aubrecht et al. 2012
y Salvador et al. 2021).
Este libro dirigido por Jean-Pierre Pontier (actualmente
en la École Practique de Hautes Études en la Université
de Perpignan, Francia), buen conocedor no sólo de la fau-
na de moluscos acuáticos de Venezuela, sino también de
Guayana Francesa y de las Antillas, impresiona bien por la
manera en que se encuentra organizado. Se inicia con una
sección introductoria en la que el lector no especialista se
encontrará rápidamente informado sobre las generalidades
de los moluscos, los rasgos resaltantes de aquellos grupos
dentro de los mismos que no viven en el medio marino,
con inmediata referencia a los que ocupan los ambientes
dulceacuícolas de Venezuela, repartidos en ecorregiones
denidas. En pocas páginas los autores aportan datos pre-
cisos sobre la riqueza de esta malacofauna venezolanas (49
especies de gasterópodos, en ocho familias, y 16 de bival-
vos, en cinco familias) y su distribución. La lista taxonó-
mica de las páginas 17 y 18 es el preámbulo al cuerpo del
libro, el cual prosigue en el mismo orden el tratamiento
descriptivo por familias, géneros y especies, intercalando
textos con láminas fotográcas compuestas con imágenes
tridimensionales de las conchas que representan con creces
cada una de las especies. Las fotos individuales son muy ní-
tidas y bien contrastadas sobre un fondo negro. En algunos
casos se ilustran los huevos, y también los animales com-
pletos, fotograados en vivo. Se proporcionan numerosos
dibujos a línea de estructuras anatómicas blandas, diagnós-
ticas de los taxones estudiados (generalmente órganos se-
xuales masculinos). Abundan por otra parte las escenas de
las localidades naturales, semiurbanas o urbanas en donde
es posible encontrar los representantes de esta diversidad
animal, con frecuentes detalles de sus microhabitats. Se in-
tercalan para cada especie mapas de distribución nacional.
Estos mapas son útiles para discernir visualmente lo que es
común de lo que es raro o endémico.
La cobertura geográca de las muestras llevadas a cabo
para este estudio (2005-2013) es impresionante (663 loca-
lidades, p.10, g. 2), pero esto no excluye que otras especies
de moluscos dulceacuícolas puedan ser descubiertas en Ve-
nezuela, particularmente cuando sean mejor exploradas las
regiones de occidente correspondientes a la Sierra de Perijá
y las ciénagas de Juan Manuel en el delta del río Catatum-
bo, el piedemonte apureño del macizo del Tamá y los lla-
nos adyacentes de Apure occidental; así mismo casi la tota-
lidad e inmensidad de los estados Bolívar y Amazonas, con
la promesa de algunos nuevos endemismos en la provincia
biogeográca del Pantepui, en la que ya se conoce bastante
sobre caracoles terrestres. Muchas veces las distribuciones
conocidas de los organismos reejan el sesgo de la accesibi-
lidad (vías de penetración) hacia los territorios estudiados.
Nuestros moluscos no escapan de tal limitación.
La comprensión biogeográca de las aguas dulces obe-
dece básicamente a la lógica de cuencas hidrográcas, por
lo que la descripción general del territorio venezolano
ofrecida en este tratado prioriza esta noción en función de
la presencia de los moluscos en los cuerpos de agua del país.
Viene por ello a ser muy útil para complementar en el fu-
turo cualquier esfuerzo por interpretar sintéticamente una
biogeografía moderna de Venezuela, en lo que correspon-
da a las aguas, y en la que habrá que estudiar la congruencia
de los patrones de distribución de estos y otros invertebra-
dos acuáticos, así como de peces, plantas acuáticas y algas.
El valor agregado a este manual taxonómico lo tiene el
aporte biomédico en lo referente al reconocimiento de al
menos tres familias de Gastropoda, cuyos miembros son
vectores intermediarios de otros invertebrados de agua