Efecto de diferentes dietas sobre la composición de ácidos grasos de la leche a granel de búfala
Resumen
El alimento puede afectar la composición de ácidos grasos (AG) de la leche de búfala. Por tanto, la dieta podría mejorar el valor nutricional de la leche de búfala, aumentando los ácidos grasos poliinsaturados n-3 (PUFA n-3) y ácido linoleico conjugado (CLA), de alto valor nutricional para el ser humano. El estudio tuvo como objetivo evaluar el efecto de las dietas y las estaciones sobre la composición de ácidos grasos de la leche de búfala. Durante un año se tomaron 120 muestras de leche de búfala a granel de diez granjas. Los animales fueron alimentados con diez dietas isoenergéticas e isoproteicas diferentes. Se proporcionaron como una proporción mixta total donde se agregaron diferentes componentes (alrededor del 3% en materia seca de la ración total) a la dieta esencial para cada grupo: la dieta básica (B) estuvo compuesta por ensilajes de maíz, heno de alfalfa, grano de maíz y soja como concentrados. La segunda dieta contenía linaza como componente adicional de B (L), y el grano gastado de mosto cervecero (T), alfalfa adicional y heno mixto (H), grano de maíz adicional (M), pasto (G). Otras granjas incluyeron en la dieta B tanto pasto como semilla de algodón (CG), pasto y linaza (GL) o pasto y orujo (TG) y por último, pasto, linaza y grano gastado de cervecería (LTG). Los ácidos grasos en la leche de búfala se cuantificaron después de la extracción y metilación mediante GC/FID. Los datos fueron analizados mediante un modelo bifactorial con interacción (estación x dieta) utilizando el procedimiento GLM y la declaración “contraste” del paquete estadístico SAS para resaltar el efecto de los constituyentes de las dietas. En comparación con los demás, los efectos estacionales fueron evidentes en los AG de la leche, principalmente en primavera y verano, con un aumento de los ácidos grasos saturados (AGS) y una disminución de los AGPI de aproximadamente el 10%. Las dietas de linaza (L, LG, LTG) mostraron un aumento (p<0,001) de PUFA n-3 (0,63 vs. 0,38 g/100 g de grasa) en comparación con las demás. Mientras que la leche de las dietas CG y TG mostró un aumento (p<0,001) en AGPI n-6, las diferencias también fueron evidentes en la relación n6/ n3 (3,1 vs. 5,2, p<0,001). Las dietas T y M mostraron un aumento (p<0,002) en AGS y una disminución p<0,001 en CLA (-20%). En cambio, la dieta G permitió un mayor (p<0,0004) contenido de CLA (0,90 vs 0,74 g/100g de grasa), destacando la contribución positiva del pasto sobre la actividad ruminal. En cambio, la adición de semillas de linaza y algodón a la dieta G provocó una disminución (p<0,001) en CLA y ácidos grasos ramificados debido a la presencia excesiva de PUFA. Los piensos suministrados atienden todas las vías metabólicas y, en particular, la linaza y las hierbas podrían enriquecer la leche con nutracéuticos. Sin embargo, debe encontrarse el equilibrio adecuado entre los componentes para maximizar su contribución positiva.
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