Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
ISSN 1315-4079 ~ Depósito legal pp 199402ZU41
Vol. 28 (2) julio - diciembre 2021: 7-9
Editorial
La investigación sobre educación intercultural bilingüe. Un reto
permanente
Hablar en el siglo XXI de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) es tratar un tema fascinante
porque, al profundizar en sus orígenes y evolución en cada país latinoamericano y caribeño que
la ha aplicado, se pueden descubrir las fortalezas que ha tenido en la consecución de sus
objetivos y fines; así como también, todos los factores que no han permitido que se consolide
por el bien de las comunidades indígenas y de pueblos afrodescendientes. Por ello, la
investigación en esta área debe constituirse en un reto permanente.
En Venezuela, las investigaciones antropológicas y lingüísticas han ido en aumento desde
1980, luego de la aplicación del régimen de EIB que inició después de su aprobación en
septiembre de 1979 por decreto presidencial de Luís Herrera Campíns. Desde su aprobación
hasta hoy, la EIB ha transitado por situaciones políticas, económicas y sociales que la
convirtieron en modalidad del sistema educativo y con un marco legal que luce esperanzador
por el articulado de la constitución de 1999; además, de contar con un cuerpo de leyes y decretos
que normatiza su aplicabilidad desde la educación inicial, primer nivel del subsistema de
educación básica.
Cuando se revisa cada país latinoamericano y sus últimos censos de población y vivienda,
realmente se evidencia la dimensión del problema de la educación para los pueblos indígenas.
México, por ejemplo, es un país que posee unos 56 pueblos indígenas e igual número de
lenguas. Bolivia, Perú, Argentina, Ecuador y Colombia no escapan de esta situación de
diversidad cultural. Compartimos similar historia de conquista y colonización, de despojo de
sus elementos de identidad cultural, así como de la sustitución paulatina de sus lenguas por el
español; primero a través de la iglesia, luego a través de la escuela.
Los indígenas tienen siglos pidiendo auxilio de muchas formas. Uno de sus gritos es por la
educación, otro por las tierras que por derecho les corresponden, por participación política,
entre muchos. Llorent (2002), en sus investigaciones, apunta que la educación es el mejor
baluarte para luchar por los derechos de todos y cada uno de los ciudadanos evitando y
persiguiendo la discriminación.
En un mundo caracterizado por la creciente profundización de las diferencias sociales,
económicas, culturales, se espera mucho de la escuela y del docente para que afronte los nuevos
retos, señalan Delgado y Boza (2010). De hecho, creen en la formación del profesorado a fin
de cualificarlo a través del desarrollo de competencias, para así responder a las nuevas
realidades educativas que emergen como consecuencia de la aceleración del cambio social.
Numerosas investigaciones destacan el papel del docente intercultural, definiendo el perfil ideal
que debe reunir para responder a las demandas sociales.
El boliviano Ipiña (1997), está convencido de que deben existir ciertas condiciones para que
la educación intercultural en Iberoamérica tenga futuro. Una de ellas es que las políticas
culturales, económicas y sociales sean verdaderamente interculturales para reconocer a los
pueblos originarios. Por esa razón, plantea las condiciones y el perfil de un educador
intercultural con actitudes esenciales como su compromiso con las causas de su pueblo, la
tolerancia activa y la apertura al mundo.
Considero que las políticas educativas que se orienten a la atención de la población indígena
y afrodescendiente, deben perseguir una educación de calidad conectada con las necesidades
de la sociedad del siglo XXI, que sea crítica de lo hecho hasta el momento para que reflexione
sobre las acciones a seguir para llegar a la verdadera educación intercultural. Comparto con
Louzano (2011) su idea de educación intercultural vista como el conjunto de acciones y
procesos que tienen como finalidad la interacción social en condiciones de igualdad,
respetando las diferencias y convirtiéndolas en fuente de desarrollo para todo el alumnado
(Louzano, 2011:89).
La gran diversidad cultural y lingüística no puede ni debe ocultarse. No podemos continuar
creyendo que los indígenas en Latinoamérica son minorías étnicas. Sichra (2009), destaca, a
propósito de esta creencia, que los cinco pueblos con poblaciones en números millonarios en
orden descendente son: Quechua, Nahualt, Aimara, Maya yucateco y Ki’che’. Y con
poblaciones entre 500.000 y un millón se encuentran seis pueblos: Mapuche, Maya q’eqchi’,
Kaqchikel, Mam, Mixteco y Otomí. Indiscutiblemente, esta realidad no puede continuarse
viendo como problema.
Latinoamérica posee una riqueza lingüística que es necesario preservar a toda costa; la
extinción de una lengua es un hecho lamentable por todo lo que se va con ella. Es necesaria la
intervención de todos aquellos en cada uno de sus campos de actuación para que, desde el nivel
gubernamental hasta las organizaciones sin fines de lucro, pasando por las instituciones
educativas, contribuyan a reconocer la enorme maravilla de la diversidad cultural y lingüística
que poseemos, esencia de lo que somos y seremos.
Precisamente sobre esa gran riqueza lingüística que poseemos, contamos en Venezuela con
un admirable antropólogo, de origen húngaro, incansable investigador de las lenguas indígenas
venezolanas y hablante de algunas de ellas: Esteban Emilio Mosonyi. Cada una de sus
investigaciones constituye referencia internacional. El mismo sostiene que seguirá
contribuyendo con el afianzamiento de las políticas de revitalización lingüística hasta donde su
vida se lo permita (Mosonyi, 2020).
Particularmente, felicito a todos los docentes e investigadores nacionales e internacionales
que continúan haciendo investigación en el campo de la educación intercultural bilingüe, en
didáctica de la lengua materna y segunda lengua. Gracias a la divulgación de esos valiosos
aportes, contamos con suficientes elementos para seguir demostrando su utilidad, conocer los
desaciertos y reconocer las voluntades políticas y educativas que existen para su consolidación.
Iris Castillo Rivero