Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
e-ISSN 2731-2429 ~ Depósito legal ZU2021000152
Vol. 32 (1) enero - junio 2025: 104 - 121
Educación Física y Estilos de Vida Saludable. Análisis Teórico-Reflexivo
Yudy Elena Toro Giraldo
Doctorado en Ciencias de la Educación. Universidad Metropolitana de Educación,
Ciencia y Tecnología. Panamá-Panamá
yudytoro.est@umecit.edu.pa
https://orcid.org/0009-0005-7819-2924
Resumen
A menudo se observan problemas en los estudiantes como sedentarismo, obesidad, falta de
energía, estrés, ansiedad, apatía, soledad, falta de concentración. Una respuesta posible a esta
situación en la implementación de actividades físicas y recreacionales. La educación física cada
día es más relevante para promover condiciones de vida saludables de forma integral, tanto
físicas, como mentales y sociales, en todas las etapas existenciales de los seres humanos. Esta
disciplina resulta ser una herramienta pedagógica importante y accesible para fomentar
habilidades físicas, comunicativas, colaborativas, psicosociales, de formación de valores, desde
la niñez hasta la vejez. El propósito de este artículo es analizar mediante una revisión teórica-
reflexiva, el impacto de la educación física en la promoción de estilos de vida saludables en los
estudiantes. Se realizó una revisión de la literatura científica publicada seleccionando artículos
de bases de datos académicas como Scopus, SciELO y Redalyc, que abordan la temática desde
un enfoque educativo. Los resultados muestran que la educación física, cuando se trata desde una
perspectiva integral, tiene un alto potencial para incidir en la adopción de hábitos saludables. No
obstante, enfrenta desafíos como la escasa valoración institucional, la débil formación docente en
salud y la falta de articulación entre distintos sectores sociales. Se concluye que fortalecer el rol
pedagógico de esta disciplina es clave para avanzar hacia una educación comprometida con el
bienestar y el desarrollo integral de los educandos.
Palabras clave: educación física, estilos de vida saludable, educación integral
Physical Education and Healthy Lifestyles. Theoretical-Reflective Analysis
Abstract
Problems such as sedentary lifestyle, obesity, lack of energy, stress, anxiety, apathy, loneliness,
and lack of concentration are often observed in students. One possible response to this situation
is the implementation of physical and recreational activities. Physical education is increasingly
relevant for promoting healthy living conditions in a holistic mannerphysical, mental, and
socialat all stages of human existence. This discipline proves to be an important and accessible
pedagogical tool for fostering physical, communicative, collaborative, psychosocial, and value-
building skills, from childhood to old age. The purpose of this article is to analyze, through a
documentary review, the impact of physical education on promoting healthy lifestyles in
students. A review of the published scientific literature was conducted, selecting articles from
academic databases such as Scopus, SciELO, and Redalyc that address the topic from an
educational perspective. The results show that physical education, when approached from a
holistic perspective, has a high potential to influence the adoption of healthy habits. However, it
faces challenges such as low institutional recognition, weak teacher training in health, and a lack
of coordination between different social sectors. It is concluded that strengthening the
pedagogical role of this discipline is key to advancing toward an education committed to the
well-being and comprehensive development of students.
Keywords: physical education, healthy lifestyles, integral education
Introducción
A menudo se observan problemas en los estudiantes como sedentarismo, obesidad, falta
de energía, estrés, ansiedad, apatía, soledad, falta de concentración. García Garro (2022), plantea
que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la inactividad física es un
problema de salud pública mundial, es un factor de riesgo que frecuentemente se relaciona con
aspectos de orden emocional, sobre todo en los adolescentes con sedentarismo, que abusan del
uso de dispositivos electrónicos y redes sociales, propiciando un aislamiento social. Una
respuesta posible a esta situación en la implementación de políticas y programas efectivos que
favorezcan las actividades físicas y recreacionales, considerando aspectos educativos, sociales,
psicológicos, ambientales.
En opinión de Prado y Albarrán (2023), la Educación Física aporta a cualquier individuo
salud física y mental. Físicamente ayuda a mantener, recuperar o mejorar la salud y la energía
corporal; proporciona agilidad, flexibilidad, resistencia, mejora la función del sistema cardiaco y
respiratorio, entre otras. Mentalmente, promueve valores como disciplina, perseverancia,
bienestar, cooperación y trabajo en equipo, además fomenta las relaciones interpersonales, la
comunicación y el control de emociones.
Los hábitos de vida saludable son esenciales para el desarrollo integral de los estudiantes,
particularmente en la adolescencia, una etapa de cambios físicos, emocionales y cognitivos. Por
esto, en el ámbito escolar, la Educación Física desempeña un papel relevante para promover
prácticas que contribuyan al bienestar general de los aprendices. Al respecto, De León Marín
(2024), expresa:
La función de la educación física es esencial en el desarrollo completo de los estudiantes,
ya que no solo mejora sus habilidades físicas, sino que también enriquece sus
capacidades cognitivas, emocionales y sociales de manera integral. Esta disciplina es
clave para fomentar hábitos de vida saludables, impactando positivamente tanto en la
salud física como mental de los alumnos a través de la participación constante en variadas
actividades físicas (p. 2).
Fortalecer estilos de vida saludable es una prioridad educativa, particularmente en una
sociedad donde prevalece el sedentarismo, uso indiscriminado de celulares, video juegos, redes
sociales, consumo de bebidas alcohólicas y otras sustancias dañinas para el organismo. Según
Bernate et al. (2020), la educación física aporta condiciones sociales, y actitudinales idóneas;
promueve hábitos saludables, desarrolla habilidades relevantes como el trabajo en equipo,
liderazgo y fortalecimiento de la autoestima. En este sentido, el propósito de este artículo es
analizar mediante una revisión teórica-reflexiva, el impacto de la educación física en la
promoción de estilos de vida saludables en los estudiantes.
Fundamentación Teórica
Estilos de Vida Saludable y su Impacto en la Educación
La Organización Mundial de la Salud, OMS (1986), definió el concepto de estilo de vida,
en el marco de la Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud, y la describe como una forma
general de vida basada en la interacción entre las condiciones de vida en un sentido amplio y los
patrones individuales de conducta determinados por factores socioculturales y características
personales (p. 1). Un estilo de vida saludable está relacionado con hábitos que resulten positivos
para la salud. Este concepto se ha convertido en el centro de los estudios sobre bienestar y
educación.
Rivera de Ramones (2019) expresa que los estilos de vida son patrones de
comportamiento que influyen en la salud de las personas, y uno de sus componentes son los
hábitos alimentarios, entre los factores biológicos, sociales y culturales de la conducta humana,
que permiten potenciar la salud. Se observa que muchos individuos adoptan hábitos alimentarios
practicados por amigos y compañeros de su entorno, prefiriendo comidas y bebidas pudiendo ser
perjudiciales para su organismo, pero que se constituyen en una práctica social.
Los estilos de vida saludable no solo abarcan aspectos físicos, como la alimentación
equilibrada y la actividad física regular, sino que también involucran el bienestar emocional, la
higiene del sueño y la gestión del estrés. Así, Las prácticas de actividad física, autocuidado y
alimentación cumplen un rol relevante como estimulantes de la capacidad de aprendizaje de los
estudiantes, al mismo tiempo que disminuyen la ansiedad y el estrés” (Torres et al, 2019, p. 361).
La educación física, como asignatura curricular, tiene el potencial de fomentar el interés
por la actividad física y el desarrollo de hábitos saludables a largo plazo, por esta razón, y de
acuerdo con las apuestas que se erigen desde el Ministerio de Educación Nacional, MEN,
Colombia (2016), los estilos de vida saludable se definen como el desarrollo de habilidades y
actitudes de los niños y niñas para que tomen decisiones pertinentes frente a su salud, su
crecimiento y su proyecto de vida, y que aporten a su bienestar individual y colectivo(p. 1). En
este sentido, los estilos de vida implican la capacidad de adaptarse y utilizar el conocimiento de
manera efectiva en diversas situaciones de la vida diaria, reconociendo la escuela como un ente
transformador en lo estudiantes, de acuerdo a las diferentes vivencias que se presentan a diario
en el área y cómo se le da solución a las mismas.
Al respecto, las Naciones Unidas. Comisión Económica para América Latina y el Caribe,
CEPAL (2019), en uno de los objetivos de desarrollo sostenible exponen que todos los niños y
niñas tienen derecho a entornos de aprendizaje seguros, integradores y promotores de salud, allí
se aborda la necesidad de que los estudiantes adquieran conciencia de la importancia de una
buena nutrición, de una educación física de calidad y de la prevención del consumo de sustancias
nocivas; así pues, por medio del juego, el deporte y el aprovechamiento del tiempo libre, los
estudiantes adquieren las competencias básicas para que mejoren y tengan autoconocimiento de
sí mismo y es allí donde la educación física, con sus múltiples manifestaciones, se vuelve un ente
trasformador de los estilos de vida saludable en la escuela.
Siguiendo a Ruiz González (2015), es preciso reconocer que el concepto de estilos de
vida saludable ha evolucionado a lo largo del tiempo en respuesta a los avances en la medicina,
la salud pública, y las ciencias sociales. Inicialmente, sostiene el autor, que se asociaba con la
ausencia de enfermedad, pero en la actualidad se entiende como un conjunto de hábitos y
comportamientos que favorecen el bienestar físico, mental y social del individuo. La OMS
(1986) ya había ampliado esta definición al considerar factores como la actividad física, la
alimentación equilibrada, el descanso adecuado y el bienestar emocional como componentes
clave de un estilo de vida saludable.
Los estilos de vida saludables, considerados patrones de comportamiento, que involucran
principalmente hábitos alimentarios y actividades físicas, potencian la salud y generan una
sociedad saludable (Rivera de Ramones, 2019). Estos incluyen la adopción de una dieta
equilibrada, la práctica regular de actividad física, la gestión adecuada del estrés, el
mantenimiento de relaciones sociales satisfactorias y el abandono de conductas perjudiciales
como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol (Giraldo et al., 2010). La importancia de
estos estilos de vida reside en su capacidad para prevenir enfermedades crónicas, mejorar la
calidad de vida y promover un envejecimiento saludable.
La educación para la salud es hacer un bien colectivo, formando a los individuos para
contribuir en su salud de manera participativa y responsable, cambiando conductas perjudiciales
y promoviendo el aprendizaje de hábitos de vida saludable. Así, el proceso educativo debe
promover y educar a las personas; no solo es enseñar conductas, sino motivarlos para adquirir
comportamientos saludables (De La Guardia & Ruvalcaba, 2020). De acuerdo a esto, es preciso
mencionar que la educación en estilos de vida saludables en las instituciones educativas,
especialmente en la educación básica y media, permite el desarrollo de diferentes habilidades
para la vida que son requeridas para el crecimiento personal y social, lo que deriva en un
bienestar integral de los estudiantes. Así pues, la reflexión de estilos de vida saludable en la
escuela, también le apunta al mejoramiento de habilidades curriculares, académicas y sociales.
La Educación como Promotora de Hábitos Saludables
Gálvez-León y Rivera-Muguerza (2021) afirman que la educación desempeña un papel
central en la promoción de hábitos saludables, ya que proporciona los conocimientos, las
habilidades y las actitudes necesarias para adoptar estilos de vida que favorezcan el bienestar
individual y colectivo. Desde una perspectiva integral, la escuela se convierte en un espacio
clave para la formación de ciudadanos responsables con su salud y la de su comunidad. Así, la
escuela, en planteamientos de Giraldo et al. (2010), como institución socializadora, tiene la
responsabilidad de transmitir conocimientos sobre salud y bienestar, fomentar la actividad física,
promover una alimentación equilibrada y desarrollar competencias socioemocionales que
favorezcan el autocuidado.
El impacto en los programas educativos se debe confrontar con las necesidades o
problemáticas que le dieron origen. La formación de los educandos es el aspecto relevante en un
programa de innovaciones en salud y determina la capacidad básica para su funcionamiento. En
general, la inclusión de la promoción de estilos de vida saludables en el currículo escolar se
justifica por sus efectos positivos en el rendimiento académico, en el comportamiento social y en
la calidad de vida de los alumnos (Mendoza-Charris et al., 2022).
Desde estas reflexiones, Nieves Taquia (2024), sostiene que la educación y la salud están
estrechamente relacionadas, pues un individuo con acceso a una educación de calidad tiene más
posibilidades de adoptar hábitos saludables, lo que impacta positivamente en su calidad de vida.
Así las cosas, sostiene el autor, la promoción de la salud en el ámbito escolar se basa en la idea
de que el conocimiento y la concienciación pueden influir en la toma de decisiones respecto a la
alimentación, la actividad física, la higiene y el bienestar emocional. Bajo esta perspectiva, la
OMS (1986; 2020), afirma que la educación permite a las personas comprender los riesgos
asociados a ciertos comportamientos y adoptar medidas preventivas para evitar enfermedades.
En esa misma dirección, Pérez et al. (2008), consideran que cuando la educación vincula
aspectos de salud en sus procesos de prevención y promoción, los programas con propósitos
terminan siendo efectivos para contrarrestar problemas focalizados en determinadas poblaciones,
por ejemplo, programas de educación sexual y reproductiva ayudan a reducir embarazos
adolescentes y enfermedades de transmisión sexual; la enseñanza de primeros auxilios capacita a
los estudiantes para responder ante ciertas emergencias médicas. Además, una educación en
salud efectiva fomenta la equidad social, permite a las comunidades más vulnerables acceder a la
información importante para mejorar sus condiciones de vida. Por esta razón, según los autores,
la alfabetización en salud contribuye a disminuir la brecha entre distintos sectores de la sociedad,
generando una cultura de autocuidado y prevención.
En términos de Martínez Ruiz (2014), Ruiz González (2015) y Ramos Valverde (2009),
la educación es una herramienta poderosa para la promoción de hábitos saludables, ya que
permite que las personas adquieran conocimientos y habilidades que influyen en su bienestar a lo
largo de la vida. A través de estrategias bien diseñadas en alimentación, actividad física y salud
mental, la escuela puede contribuir significativamente a la formación de ciudadanos responsables
con su propio cuerpo y con su entorno. Es fundamental que el compromiso con la educación para
la salud sea una prioridad en las políticas educativas, garantizando así un impacto positivo en la
sociedad a corto y largo plazo.
La Educación Física y su Aporte a los Estilos de Vida Saludable
La educación física cumple un papel fundamental en la formación integral del individuo,
especialmente en la promoción de estilos de vida saludable desde etapas tempranas. Diversas
investigaciones han documentado los múltiples beneficios que aporta esta disciplina en la salud
física, mental, emocional y social del ser humano (Morales-de-la-Rosa et al., 2025; Parra-
Romero & Pabón-Chocontá, 2024; Rincón Barreto et al., 2024; González-Gross, 2024).
La educación física promueve la actividad física regular, lo cual contribuye a la
prevención de enfermedades crónicas no transmisibles como obesidad, diabetes tipo 2,
hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Como señala la Organización Mundial de la
Salud (OMS, 2022), “la educación física en la escuela representa un entorno clave para promover
la actividad física habitual y estilos de vida activos desde edades tempranas” (p. 1).
A través de juegos, deportes y dinámicas cooperativas, la educación física estimula el
desarrollo de habilidades motrices, la autoconfianza, el trabajo en equipo y la autorregulación
emocional. Según González-Rave et al. (2021), “la educación física proporciona un espacio
idóneo para el desarrollo de competencias sociales y emocionales que son esenciales para una
vida saludable y equilibrada” (p. 45).
La participación regular en clases de educación física reduce el tiempo sedentario y
mejora indicadores de salud mental, como la disminución de síntomas depresivos y ansiosos.
Bailey et al. (2023) afirman que “la participación en clases de educación física está asociada con
mejores niveles de salud mental y bienestar emocional en niños y adolescentes” (p. 28).
La educación física no solo impacta el presente, sino que establece las bases para
mantener estilos de vida activos en la adultez. De acuerdo con Ortega et al. (2020), “la
exposición temprana a programas de educación física de calidad se relaciona con una mayor
probabilidad de mantener la actividad física en etapas posteriores de la vida” (p. 12). Referente a
esto, en el contexto educativo actual, el área de educación física ha sido asumida con mucha más
rigurosidad, cuenta con lineamientos curriculares que determinan las competencias en las que se
debe formar a los estudiantes encaminados a mejorar los estilos de vida.
El Ministerio de Educación Nacional, MEN, Colombia (2010), propone las orientaciones
pedagógicas para la Educación Física, Recreación y Deporte, una apuesta bastante relevante en
el ámbito académico, porque se muestran nuevas rutas de acción para la enseñanza de esta área
de conocimiento, la cual no estaba reglamentada, y no era una asignatura pensada con la
rigurosidad que otros saberes poseían. De esta manera, el MEN (2010) presenta las neas de
acción en relación con las competencias que los estudiantes deben desarrollar en sus procesos de
formación, competencias que en su conjunto apuntan a la formación de sujetos capaces de
afrontar el mundo, con cualidades que les permita superar los retos de la vida cotidiana y que
sean individuos funcionales física, social y emocionalmente.
Metodología
La metodología utilizada en este artículo se fundamentó en un enfoque cualitativo, con un
diseño basado en la revisión documental y un nivel descriptivo. Este enfoque permit analizar el
fenómeno objeto de estudio a partir de la interpretación de fuentes teóricas y empíricas, impresas
y digitales, sin intervención directa en el estudio (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018). Se
recurr a fuentes documentales de bases de datos científicas como Redalyc, Proquest, Scielo,
Science Direct, entre otros, para delimitar el objeto de estudio y reconocer propuestas teóricas
que den cuenta del fenómeno a estudiar. Así mismo, se recurre a los siguientes códigos
booleanos como criterios de búsqueda: “educación física”, “estilos de vida”, “estilos de vida
saludables”, “estilos de vida saludables en adolescentes”. El criterio de búsqueda fueron artículos
y libros electrónicos sin temporalidad, no obstante, se privilegiaron aquellos más recientes.
Resultados y Discusión
Los hallazgos del presente trabajo (Tabla 1), abordan estudios que hacen referencia a la
educación física y los estilos de vida saludable. Los autores hacen aportes desde los resultados
provenientes de sus investigaciones, reforzando la importancia de la educación física como un
componente clave en la formación de estilos de vida saludable.
Tabla 1
Aportes teóricos de investigaciones sobre educación física y estilos de vida saludable
Autor (es)
Título
Aportes
Morales-de-la-Rosa,
Cedillo-Ramírez,
Comba-Marco-del-
Pont, & Rivera
(2025)
Percepción de la
actividad física en
estudiantes
universitarios
Los factores que condicionan problemas de salud se deben a la
mala alimentación y ausencia de ejercicio. Tener buenos hábitos
desde la infancia y en la etapa universitaria permite contar con
una mejor calidad de vida. Los estudiantes entienden que la
actividad física es la manera más efectiva para estar saludable,
acompañándolo de alimentación y descanso.
Estrada-Araoz,
Ayay-Arista,
Cruz-Laricano, &
Paricahua-Peralta
(2024)
“Estresores
académicos y los
estilos de vida de los
estudiantes
universitarios. Un
estudio predictivo en
una universidad
pública
Cursar muchas asignaturas, presión por el rendimiento
académico, relaciones familiares, trabajo, aspectos económicos,
son factores que generan estrés en los educandos. Estos son
considerados un problema común y puede tener múltiples efectos
negativos en su salud física y mental. Muchos estudiantes tienen
dificultades para mantener una dieta balanceada, realizar
actividad física de manera constante, cuidar su salud de forma
integral, manejar adecuadamente el estrés y buscar apoyo en
otras personas.
Chalapud-Narváez,
Molano-Tobar,
Gómez Chávez, &
Maldonado López
(2024)
Estilos de vida
durante el
confinamiento y post
confinamiento por
covid-19 en
estudiantes de
Tumaco, Colombia
El Covid-19 generó cambios en todos los ámbitos, sobre todo en
los estilos de vida saludable debido a las contingencias sanitarias.
Un alto porcentaje de personas que realizaron actividad física y
consumían verduras y frutas diariamente se sintieron más
saludables. La condición de salud de personas con estilos de
alimentación inadecuados e inactividad física se vio agravada. Es
necesario implementar acciones educativas para concientizar de
como los estilos de vida pueden generar afecciones a la salud.
Parra-Romero, &
Pabón-Chocontá
(2024)
Hábitos y estilo de
vida saludable de
estudiantes
universitarios de
programas de deporte
en Colombia
Los hábitos y estilos de vida saludable son muy importantes en la
sociedad, para prevenir la aparición de enfermedades crónicas.
Los estudiantes de programas deportivos de varias universidades
de Colombia tienen hábitos y estilos de vida saludables buenos.
Los deportistas con sobrepeso presentan un bajo rendimiento
frente a los atletas con un peso adecuado. Aquellos deportistas
cuyo peso estaba por encima del indicado, afirman ser personas
con hábitos alimenticios no tan adecuados.
Rincón Barreto,
Echeverry Vásquez,
Rengifo Guzmán,
Murillo Mosquera,
Rodríguez Ruiz, &
Hernández Montoya
(2024)
Imagen corporal,
autoestima y hábitos
de vida saludable en
estudiantes de
Medellín
Los estudiantes sienten alguna preocupación por su imagen
corporal, por su peso y respecto a la autoestima. Los resultados
muestran una diferencia entre las creencias y las prácticas. A
pesar de sentir informidad corporal y autoestima baja, los
alumnos consideran importante el cuidado del cuerpo, pero no
son habituales las actividades que contribuyen a mantener una
vida saludable.
Autor (es)
Título
Aportes
Larrahondo Golú &
Hurtado López
(2024)
Análisis del aporte
del sistema general de
seguridad social en
salud sobre los estilos
de vida que impactan
la salud de la
población estudiantil
de una institución
pública de educación
escolar de Jamundí
del primer semestre
2023
Se exploró el impacto del Sistema General de Seguridad Social
en Salud (SGSSS) en los estilos de vida y la salud de la
población estudiantil, reflejando áreas de oportunidad para
fortalecer hábitos alimenticios, niveles de actividad física y salud
mental. Los estudiantes que empezaron a reforzar de manera
constante y potente sus hábitos concernientes a la actividad
física, mejoraron sustancialmente su salud. La implementación
de programas de salud escolar que promuevan estilos de vida
saludables puede tener beneficios a largo plazo al reducir la
carga de enfermedades.
González-Gross
(2024)
Ejercicio físico y
nutrición: sinergia
para un estilo de vida
saludable
Nutrición, ejercicios y otros factores del estilo de vida, van
interactuando a lo largo de la vida y condicionan nuestra salud.
Desde la infancia, es necesaria la adquisición de hábitos
alimentarios saludables y de habilidades motrices básicas. Para
adquirir y mantener estilos de vida saludable es importante el
acompañamiento profesional formado para educar a padres y
familias, niños en la escuela, en la formación profesional, en la
universidad, a los adultos en el trabajo y después en la jubilación.
Paricahua-Peralta,
Estrada-Araoz,
Velasquez Giersch, &
Herrera-Osorio
(2023)
Explorando las
Prácticas Saludables:
Estilos de Vida entre
Estudiantes
Universitarios de la
Amazonía Peruana
El estudio de los estilos de vida ha adquirido gran relevancia
debido a diversas características condicionantes, como el
consumismo tecnológico, hábitos alimentarios, actividades de
ocio, las rutinas diarias. Es necesario promover y fomentar
hábitos saludables, implementando estrategias y programas que
fortalezcan el bienestar estudiantil y su calidad de vida, como la
sana alimentación y las actividades físicas y recreativas.
Melo Martínez,
Rosario González, &
Bennasar García
(2023)
Uso de las TIC y su
influencia en estilos
de vidas saludables en
los estudiantes
Se reflexiona sobre el uso de las TIC y su influencia en los
estilos de vida saludable de los estudiantes, ya que en la última
década ha tenido un impacto importante en la forma en que las
personas se comunican, se relacionan y realizan labores diarias.
Los estudiantes que pasan tiempo excesivo frente a una pantalla,
con vida sedentaria, sin ninguna actividad física y alimentos
poco saludables padecen de obesidad, estrés y ansiedad. Es
importante que los educadores y padres de familia fomenten el
uso responsable de las TIC, a fin de implementar estrategias para
equilibrar el tiempo que los estudiantes pasan frente a las
pantallas con actividades físicas y sociales, y fomentar hábitos
alimenticios saludables.
Chalapud-Narváez,
Molano-Tobar,
&Roldán-González
(2022)
Estilos de vida
saludable en docentes
y estudiantes
universitarios
Los hallazgos permiten concluir que los estilos de vida de los
docentes y estudiantes universitarios se deben potencializar con
programas que permitan una educación sobre nutrición y
responsabilidad en salud, y el fomento en la realización de
actividades físicas, teniendo procesos de acompañamiento para
llegar a la excelencia. Sin importar la actividad que desempeña
una persona sea docente o estudiante, se convierten en una
limitante para la realización de ejercicio físico, lo cual hace
evidente la necesidad de plantear estrategias que vinculen la
actividad física a los espacios académicos.
Autor (es)
Título
Aportes
Mendoza-Charris,
Ricaurte-Rojas,
Maury-Mena, &
Alonso-Palacio
(2022)
“Evaluación del
impacto en la
formación continua
del docente en
innovaciones de
estilos de vida
saludable”
La evaluación del impacto en programas de formación debe
confrontarse con las necesidades o problemas que dieron origen.
La formación de los participantes es determinante en un
programa de innovaciones en salud. La propuesta de valorar el
programa Generación Vida Nueva es lograr incorporar la
educación nutricional e incrementar los niveles de actividad
física en las instituciones educativas. Se determinó que un alto
porcentaje de la población tiene hábitos de estilo de vida
saludable adecuados para la edad de docentes y estudiantes.
Serna Ortega, Obando
Naspiran, Sánchez
Acosta, Pérez Sierra,
& Botero Bernal
(2022)
“Características
psicológicas, estilos
de vida y hábitos
alimentarios en
estudiantes
universitarios en
Medellín, Colombia
Existe una relación entre características psicológicas como la
ansiedad, el miedo y la tristeza, con los estilos de vida y los
hábitos de alimentación, específicamente en la población
universitaria. Es de gran relevancia crear de planes y proyectos
enfocados en mejorar los hábitos de vida de los estudiantes
universitarios, considerando la alimentación adecuada y las
actividades físicas, puesto que de esto dependerá el desarrollo de
su carrera profesional
Nota. Elaboración propia (2025)
Los hallazgos analizados evidencian la estrecha relación entre la actividad física, la
alimentación y el bienestar integral de los individuos. Se destaca que un porcentaje significativo
de la población reconoce la actividad física como un componente esencial para la salud,
complementándola con hábitos de alimentación balanceada y descanso adecuado.
En cuanto a la adopción de estilos de vida saludables, se resalta que la infancia temprana
es una etapa clave para la consolidación de hábitos relacionados con la alimentación, la
regulación del sueño y la actividad física. Esto sugiere que las estrategias de intervención deben
enfocarse en esta población, dado que en estos primeros años se establecen patrones de
comportamiento que pueden mantenerse en la adultez.
Por otro lado, se evidencia que la relación entre la condición corporal y el rendimiento
deportivo es determinante. Los deportistas con sobrepeso presentan un desempeño inferior en
comparación con aquellos que tienen un peso adecuado en función de su talla, lo que sugiere que
los hábitos alimenticios juegan un papel crucial en la preparación y el rendimiento físico. Esta
problemática se extiende al ámbito educativo, donde se encontró que estudiantes con una
condición nutricional inadecuada, tanto por bajo peso como por obesidad, enfrentan desafíos en
su desempeño físico y académico.
Otro hallazgo relevante es el impacto del tiempo de exposición a pantallas en la salud de
los estudiantes. Se identificó que el uso excesivo de dispositivos electrónicos está asociado con
problemas como obesidad, estrés y ansiedad, lo que reafirma la importancia de establecer
regulaciones y promover hábitos que equilibren el tiempo dedicado a actividades sedentarias con
la práctica de ejercicio físico.
Además, los resultados muestran que los programas de intervención son eficaces para la
modificación de hábitos alimentarios, especialmente en la ingesta de frutas, aunque su influencia
en la promoción de la actividad física es menos evidente. Esto indica la necesidad de desarrollar
estrategias más efectivas que integren la educación nutricional y el fomento del ejercicio de
manera equilibrada.
En el ámbito universitario, se observa que la práctica regular de actividad sica no solo
mejora la condición física de los estudiantes y docentes, sino que también influye en su imagen.
Asimismo, se destaca la existencia de un alto porcentaje de individuos con hábitos saludables
adecuados para su edad, aunque persisten desigualdades nutricionales, particularmente en la
adolescencia.
Un aspecto crítico identificado es la relación entre la salud mental y la alimentación, ya
que los estudiantes con alto niveles de estrés y depresión muestran patrones de consumo poco
saludables, caracterizados por una alta ingesta de azúcares, ultraprocesados y bebidas gaseosas.
Estos hallazgos refuerzan la necesidad de intervenciones integrales que aborden tanto la salud
mental como los hábitos alimentarios y la realización de actividades físicas, desde un enfoque
multidisciplinario.
En términos de salud fisiológica, la actividad física demostró ser beneficiosa en la
regulación de variables como la tensión arterial, la frecuencia cardiaca en reposo, el perímetro de
cintura y el índice de masa corporal, lo que confirma su papel preventivo en enfermedades
metabólicas y cardiovasculares. Igualmente, se identificó que la actividad física fue una
estrategia clave para mitigar los efectos negativos de la pandemia por COVID-19, especialmente
en la calidad del sueño y la salud mental de la población estudiantil.
Conclusiones
El análisis de los resultados permite evidenciar la relevancia de la actividad física y la
alimentación equilibrada en la promoción de estilos de vida saludables. No obstante, persisten
desafíos asociados a la falta de regulación en el tiempo de exposición a pantallas, la presencia de
desigualdades nutricionales y la necesidad de intervenciones más efectivas en la educación física
y la salud mental. Por ello, se recomienda la implementación de estrategias integradas que
articulen políticas educativas, programas de promoción de la actividad física y la consolidación
de entornos saludables desde la infancia.
Los resultados enfatizan el papel fundamental de la educación física en el desarrollo integral
de los estudiantes. Se reafirma que esta área no solo contribuye al bienestar físico, sino que
también impacta en la salud emocional y social de los jóvenes. En este sentido, se sugiere la
necesidad urgente de fortalecer su enseñanza mediante estrategias pedagógicas innovadoras y
políticas educativas que garanticen su correcta implementación dentro del currículo escolar.
Referencias
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Chalapud-Narváez, L., Molano-Tobar, N., Gómez Chávez, L., & Maldonado López, C. (2024).
Estilos de vida durante el confinamiento y post confinamiento por covid-19 en la
población de Tumaco, Colombia. Retos: nuevas tendencias en educación física, deporte y
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