Universidad del Zulia - Facultad de Humanidades y Educación
Encuentro Educacional
e-ISSN 2731-2429 ~ Depósito legal ZU2021000152
Vol. 32 (1) enero - junio 2025: 195 - 211
Primeros Auxilios en Orientación. Un Modelo de Trabajo en
Asesoramiento y Consulta Psicosocial
Leonardo Peña Contreras y Carmen Guillén Azuaje
Facultad de Humanidades y Educación. Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
leonardopena007@gmail.com; carmenmila74@gmail.com
https://orcid.org/0009-0003-8046-8534; https://orcid.org/0009-0003-6262-269X
Resumen
En un mundo cada vez más complejo y acelerado, las personas enfrentan diversas situaciones de
crisis que pueden afectar su bienestar emocional y mental. En este contexto, la orientación y el
asesoramiento psicosocial se presentan como herramientas para abordar las necesidades de
individuos y comunidades. Esta investigación tiene por objetivo implementar un modelo de
asesoramiento y consulta psicosocial enfocado en la intervención temprana en salud mental.
Partiendo de la premisa que la orientación desempeña un papel vital en prevención y manejo de
situaciones que atenten contra el desarrollo integral de la persona, se necesita vislumbrar un
modelo que capacite a los profesionales de la orientación para brindar una atención oportuna y
efectiva. Este es sustentado en tres pilares fundamentales: (1) Reconocimiento de señales de
alerta, (2) Aplicación de técnicas de primeros auxilios desde la Orientación teniendo como base
el principio educativo, y (3) Derivación a servicios especializados cuando sea necesario. Los
resultados demuestran que, al recibir la capacitación desde el modelo educativo, los orientadores
pueden adquirir las competencias necesarias para detectar indicadores de salud mental,
proporcionar apoyo psico-socio-emocional, y canalizar a las personas hacia los recursos y
tratamientos especializados pertinentes. Como conclusión se destaca la aplicación del protocolo
sugerido para el ejercicio profesional de la orientación con base educativa donde se contribuye
con el desarrollo del potencial humano desde el descubrimiento de sus habilidades y cursos de
acción individual.
Palabras clave: primeros auxilios, orientación, salud mental, modelo educativo
First Aid in Counseling. A Working Model in Psychosocial Counseling and Consultation
Abstract
In an increasingly complex and fast-paced world, people face a variety of crisis situations that
can affect their emotional and mental well-being. In this context, psychosocial counseling and
guidance are presented as tools to address the needs of individuals and communities. This
research aims to implement a psychosocial counseling and consultation model focused on early
intervention in mental health. Based on the premise that counseling plays a vital role in
preventing and managing situations that threaten a person's comprehensive development, it is
necessary to envision a model that trains counseling professionals to provide timely and effective
care. This model is based on three fundamental pillars: (1) Recognition of warning signs; (2)
Application of first aid techniques through counseling based on educational principles; and (3)
Referral to specialized services when necessary. The results demonstrate that, by receiving
training from the educational model, counselors can acquire the necessary skills to detect mental
health indicators, provide psychosocial and emotional support, and direct individuals to
appropriate specialized resources and treatments. In conclusion, the suggested protocol for the
professional practice of guidance with an educational basis is highlighted, which contributes to
the development of human potential through the discovery of individual abilities and courses of
action.
Keywords: first aid, guidance, mental health, educational model
Introducción
En un mundo cada vez más complejo y acelerado, las personas enfrentan diversas
situaciones de crisis que pueden afectar su bienestar emocional y mental. En este contexto, la
orientación y el asesoramiento psicosocial se presentan como herramientas fundamentales para
abordar las necesidades de individuos y comunidades. Los primeros auxilios en orientación se
refieren a un conjunto de intervenciones inmediatas que buscan ofrecer apoyo emocional y
psicológico a aquellos que atraviesan momentos de vulnerabilidad. Este enfoque se basa en la
premisa de que una intervención temprana puede prevenir el deterioro de la salud mental y
facilitar el acceso a recursos adecuados. Es por ello, que surge la imperiosa necesidad de
establecer modelos de trabajo referentes a los procesos de exploración, intervención y evaluación
de los sistemas humanos.
La noción de primeros auxilios psicológicos (PAP) fue desarrollada por la Organización
Mundial de la Salud, OMS (2012) y se centra en ofrecer una respuesta inmediata a las
necesidades emocionales de las personas afectadas por situaciones de crisis. Esta intervención se
basa en principios de empatía, escucha activa y validación emocional, permitiendo a los
individuos expresar sus sentimientos y experiencias sin temor al juicio. Según la OMS (2012),
los PAP promueven la estabilización emocional, la reactivación del sentido de seguridad y la
conexión con recursos de apoyo, lo que resulta esencial para el desarrollo de resiliencia. El
modelo de trabajo en asesoramiento y consulta psicosocial en el ejercicio profesional de la
orientación se apoya en diversas teorías psicológicas, incluyendo por ejemplo la teoría del apego
de Bowlby (1952), que resalta la importancia de las relaciones interpersonales en el desarrollo
emocional.
La teoría del apego sugiere que el apoyo social es un factor crítico en la recuperación de
traumas y que los orientadores pueden desempeñar un papel vital al ofrecer una relación de
confianza y apoyo. Además, el enfoque centrado en la persona de Carl Rogers (1951) enfatiza la
importancia de la empatía y la aceptación incondicional en el proceso de orientación, elementos
que son fundamentales al implementar primeros auxilios en orientación.
Las tendencias recientes en la salud mental han mostrado un aumento en la demanda de
servicios de orientación y apoyo emocional, impulsado por factores como la pandemia de
COVID-19, el estrés relacionado con el trabajo y las crisis sociales. Según un informe de la OMS
(2022), la salud mental de las poblaciones ha sido gravemente afectada, lo que resalta la
necesidad de modelos de intervención que integren los servicios de orientación con un enfoque
en la contención emocional. Este enfoque no solo se centra en la atención individual, sino que
también busca fomentar la colaboración entre diferentes servicios, creando redes de apoyo que
pueden abordar de forma más efectiva las complejidades de la salud mental el cual es un aspecto
fundamental del bienestar integral de las personas, sin embargo, sigue siendo un área que
enfrenta desafíos en cuanto a la accesibilidad, la aceptación y el abordaje oportuno de los
problemas que afectan el equilibrio emocional y psicológico de los individuos.
En ese contexto, la orientación personal emerge como un campo con gran potencial para
contribuir a la prevención, detección temprana y atención de los problemas de salud mental. La
orientación como tal trabaja desde la parte sana de la persona estando encaminada hacia el
autoconocimiento de sus fortalezas, habilidades potencialidades y destrezas desde el contacto
real con sus propias experiencias. De este modo el individuo aprende desde la facilitación de un
encuentro natural y único con el profesional, desde un modelo estrictamente educativo adquiere
procesa, codifica y le emplea un significado a su vida favoreciendo su autonomía,
responsabilidad y manejo de sus situaciones particulares en función de las vicisitudes
presentadas. Para ello, este modelo se sustenta en tres pilares clave: el reconocimiento de señales
de alerta, la aplicación de técnicas de primeros auxilios psicológicos y la derivación a servicios
especializados cuando sea necesario.
En atención a lo expuesto, esta investigación tiene por objetivo implementar un modelo
de asesoramiento y consulta psicosocial enfocado en la intervención temprana en salud mental.
Fundamentación Teórica
Primeros Auxilios en Orientación
Antes de hacer referencia a los pilares claves en los primeros auxilios, se hace necesario
definir de manera contextualizada los primeros auxilios en orientación, los cuales tienen una
naturaleza meramente educativa y se refieren a las intervenciones iniciales y el apoyo brindado
por los orientadores cuando un individuo experimenta una crisis o dificultad de salud mental
(Kitchener & Jorm, 2002). Esto implica que los profesionales reciban capacitación para poder
identificar señales de alarma, ofrecer apoyo emocional inicial y derivar oportunamente a los
servicios de salud mental cuando sea necesario.
Se presentan como un modelo educativo esencial para la formación de profesionales en el
ámbito de la salud mental. Este enfoque no solo proporciona herramientas prácticas para abordar
las necesidades emocionales inmediatas de las personas en crisis, sino que también fomenta una
cultura de empatía y apoyo dentro de las comunidades. Al integrar los elementos constitutivos en
programas educativos, se capacita a los futuros orientadores y trabajadores sociales en técnicas
de escucha activa, validación emocional y conexión con recursos adecuados, promoviendo así un
enfoque preventivo y proactivo ante situaciones de vulnerabilidad. Además, al equipar a los
educadores y profesionales con estos conocimientos, se garantiza que estén preparados para
intervenir de manera efectiva en momentos críticos, contribuyendo a la resiliencia individual y
colectiva.
En última instancia, la implementación de los primeros auxilios desde la orientación se
encuentra sustentada en un modelo estrictamente educativo; es decir, para el aprendizaje; no solo
mejora la calidad de la atención psicológica, sino que también eleva la conciencia sobre la salud
mental, capacitando a las comunidades para enfrentar y superar los desafíos emocionales de
manera más eficaz.
Salud Mental
La salud mental es un pilar fundamental en el desarrollo integral de las personas,
especialmente en contextos educativos y comunitarios donde la orientación juega un rol clave.
Esta es definida como el estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias
capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y
fructífera, y es capaz de hacer una contribución a su comunidad (OMS, 2022, p. 1). Es por ello,
que los profesionales de la salud mental y los orientadores deben estar en capacidad de
identificar necesidades emocionales y conductuales, y de esta manera diseñar intervenciones
basadas en evidencia que promuevan el bienestar psicológico. Para ello, es esencial una serie de
factores de riesgo, los factores protectores y los constructos teóricos que sustentan las estrategias
de intervención en poblaciones vulnerables.
Para mayor comprensión en cuanto a la estructura y dinámica de la salud mental en el
individuo, es necesario conocer los factores que inciden en la misma. Entre estos se encuentran:
Factores de Riesgo
Para Herrera Santi (1999), son condiciones individuales, familiares o sociales que
aumentan la probabilidad de desarrollar problemas de salud mental, se consideran de naturaleza
individual como deterioro de la autoestima o autoconcepto negativo, historial de trauma o abuso,
dificultades en habilidades sociales o regulación emocional. Los familiares que integran los
conflictos parentales o dinámicas disfuncionales, antecedentes de trastornos mentales en la
familia, negligencia o falta de apoyo emocional. Los sociales y ambientales, como acoso escolar
(bullying) o discriminación, así como la exposición a violencia comunitaria o inseguridad.
Factores Protectores
Son elementos que mitigan el impacto de los riesgos y fomentan la resiliencia, los cuales
pueden ser individuales donde se destacan las habilidades de afrontamiento (coping) y
autorregulación, inteligencia emocional y sentido de autoeficacia. Por otro lado, los familiares
referidos a la construcción de vínculos afectivos seguros y comunicación abierta, y presencia de
figuras de apoyo (padres, tutores, mentores).
Factores Institucionales y Comunitarios
Describen el acceso a servicios de salud mental integrados (por ejemplo, los programas
school-based), las políticas educativas inclusivas y clima escolar positivo las redes de apoyo
entre pares y actividades prosociales.
Con el transcurso del tiempo se han desarrollado metodologías para para la Intervención
dentro de la Promoción y Conservación de la Salud Mental (Kitchener & Jorm, 2002) las cuales
han tenido su sustento en marcos teóricos y prácticos, como los siguientes:
Enfoque de resiliencia: enfatiza la capacidad de superar adversidades mediante
recursos internos y externos.
Modelo ecológico: intervenciones multinivel: individual, familiar, escolar,
comunitario.
Primeros Auxilios Psicológicos (PAP): protocolos para manejo de crisis emocionales
en entornos educativos.
Terapias cognitivo-conductuales (TCC) breves: útiles para trabajar distorsiones
cognitivas en jóvenes.
Aprendizaje socioemocional (SEL): programas como el Aprendizaje Colaborativo
Académico y Social CASEL, que desarrollan autoconocimiento, empatía y toma de decisiones.
Tomando en consideración los elementos antes mencionados, la orientación en salud
mental requiere un enfoque proactivo que combine la prevención, la detección temprana y la
intervención basada en evidencia. Al integrar factores protectores y trabajar sobre los riesgos
desde modelos como el ecológico o primeros auxilios o teorías bajo enfoques psicológicos, los
profesionales pueden empoderar a las poblaciones vulnerables para construir trayectorias de vida
más saludables. La colaboración entre escuelas, familias y comunidades son elementos de gran
relevancia para crear entornos que no solo contengan, sino que también transformen en cuanto a
cultura e ideología la forma de ser, convivir y por ende existir en un ambiente seguro desde todo
punto de vista.
Metodología
El presente trabajo, de tipo documental con alcance descriptivo, se fundamenta en los
planteamientos metodológicos expuestos por Hernández-Sampieri y Mendoza (2018) y Arias
(2016), destacando la importancia de la investigación sistemática, el análisis argumentativo y
crítico de fuentes secundarias, que contribuyan a la construcción de nuevos conocimientos.
Siguiendo un enfoque cualitativo, se recopilaron, analizaron y sintetizaron los aportes teóricos de
diversos autores, describiendo sus características y alcance para fortalecer el modelo de
asesoramiento y consulta psicosocial en intervención temprana en salud mental. La metodología
con alcance descriptivo permitió reconocer patrones, tendencias y enfoques clave, brindando una
visión clara y detallada sobre cómo se desarrolla el modelo tanto en teoría como en la práctica.
Gracias a esta perspectiva, el trabajo establece un marco de referencia que ayuda a entender los
fundamentos esenciales de los primeros auxilios en orientación, con intervención psicosocial,
principalmente en atención primaria, con el fin de brindar una respuesta oportuna y efectiva.
Resultados y Discusión
Luego de la revisión documental realizada, se exponen a continuación elementos
relacionados con la atención a personas, grupos u organizaciones, en primeros auxilios en
orientación.
Jorm (2012), propone el modelo de Primeros auxilios de salud mental, donde los
orientadores aprenden habilidades básicas para brindar apoyo inicial y fomentar la búsqueda de
ayuda profesional. De esta manera, desde las escuelas se permite la atención temprana a diversas
poblaciones en función a sus necesidades e intereses. Por su parte, la American School
Counselor Association, ASCA (2022) destaca la importancia de que los orientadores reciban
capacitación en primeros auxilios psicológicos, con el fin de poder identificar problemas de salud
mental y proporcionar una intervención oportuna. Sin esta capacitación se perdería parte de la
esencia de la Profesión del Licenciado en Educación Mención Orientación el cual es la
intervención para el desarrollo del potencial humano,
Por otro lado, American School Counselor Association, ASCA (2020) enfatiza que los
orientadores deben estar preparados para manejar crisis emocionales y brindar contención inicial,
antes de derivar a los estudiantes a los servicios de salud mental correspondientes, y para ellos es
imprescindible el autocuestionamiento de la praxis del orientador desde sus formación
académica y personal. De igual manera, señalan que los programas de capacitación en primeros
auxilios de salud mental para orientadores mejoran sus habilidades de identificación y derivación
temprana de personas con problemas de salud mental. Por su parte, Kutcher y Wei (2014)
resaltan que los primeros auxilios en orientación deben incluir una combinación de
conocimientos, habilidades y actitudes que permitan a los orientadores reconocer, comprender y
brindar apoyo inicial adecuado.
En contextos de crisis, existen emergencias psicosociales o situaciones de vulnerabilidad,
donde muchas personas experimentan un profundo malestar emocional que puede afectar su
capacidad para afrontar la adversidad. Los Primeros Auxilios en Orientación (PAO) surgen como
una respuesta inmediata y humanizada para brindar apoyo emocional, reducir el impacto del
estrés agudo y conectar a las personas con los recursos necesarios. Pero, ¿cómo identificar
cuándo alguien requiere esta intervención? No todas las personas en dificultad piden ayuda
abiertamente; algunas manifiestan señales sutiles, mientras que otras pueden presentar síntomas
más evidentes de angustia. Reconocer estos indicadores es clave para actuar a tiempo y prevenir
un deterioro mayor en su bienestar psicológico y social.
Principales Signos y Síntomas que Indican que una Persona en Condición de
Vulnerabilidad Amerita Primeros Auxilios en Orientación
En primer lugar: cambios de ánimo repentino y marcado, tristeza, desesperanza, ansiedad
o irritabilidad excesiva (Jorm, 2012), animo fluctuante y emociones intensas sin aparente razón.
En segundo lugar, pensamientos o conductas suicidas como expresiones de deseos de morir o
ideas suicidas (ASCA, 2022), por otro lado, comportamientos de autolesión o intentos de
suicidio, aislamiento social y dificultades interpersonales, retraimiento, alejamiento de familiares
y amigos, así como problemas para establecer y mantener relaciones saludables.
En tercer lugar, los problemas académicos o laborales se traducen en la disminución del
rendimiento, absentismo o deserción escolar (ASCA, 2020), las dificultades para concentrarse,
tomar decisiones o cumplir con responsabilidades, el consumo problemático de sustancias junto
con el uso excesivo de alcohol, drogas u otros comportamientos adictivos (Kutcher & Wei,
2014), generando el deterioro en el funcionamiento integral debido a dicho consumo.
La identificación temprana de los signos que indican la necesidad de Primeros Auxilios
en Orientación (PAO) es una competencia crítica para los profesionales de la orientación, pues
permite intervenciones oportunas que mitigan el impacto de las crisis psicosociales. Entre los
principales indicadores aunados a los anteriormente expresados se encuentran: alteraciones
emocionales, cambios conductuales bruscos, así como dificultades cognitivas desorientación,
confusión o incapacidad para tomar decisiones). Estos signos, cuando se presentan en contextos
de vulnerabilidad y exigen una respuesta inmediata desde un enfoque ético, empático y
técnicamente fundamentado.
Como orientador, el rol trasciende la mera detección: implica validar el sufrimiento,
estabilizar emocionalmente a la persona y activar redes de apoyo, siempre respetando su
autonomía y dignidad. Los PAO no son solo un protocolo, sino un acto de acompañamiento
profesional que previene cronificaciones del malestar y promueve la resiliencia. Sin embargo, su
efectividad depende de nuestra capacidad para observar con sensibilidad, escuchar sin juicios y
actuar con base en evidencias, evitando tanto la subestimación de riesgos como la patologización
de reacciones normales ante lo anormal.
En un mundo donde las crisis psicosociales son cada vez más frecuentes y complejas, los
orientadores debemos fortalecer nuestras competencias en intervención temprana, trabajando
desde la prevención y la promoción de salud mental. Los PAO son, en esencia, una primera línea
de defensa humanizada que reafirma nuestro compromiso con el bienestar colectivo. En pocas
palabras detectar a tiempo situaciones que afectan a las personas es salvar vidas, y actuar con
profesionalismo es honrar la confianza que depositan en nosotros quienes más nos necesitan.
En ese orden de ideas se describen los síntomas físicos relacionados con la salud mental:
Elemento medular: dolor de cabeza, fatiga, problemas de sueño o apetito, así como las
quejas somáticas sin causa médica clara. Reconocer que existen síntomas claros señalan cuando
una persona en condición delicada y requiere intervención inmediata mediante los PAO. Estos
síntomas se manifiestan en tres dimensiones interconectadas: es necesario acotar que al hacer
desde un principio la descripción de signos, estos vienen interconectados con los síntomas los
cuales pueden describirse de la siguiente manera:
A nivel emocional: presencia de angustia aguda, desesperanza pronunciada, ataques de
pánico o respuestas emocionales desproporcionadas ante situaciones cotidianas.
En el ámbito conductual: observamos aislamiento social repentino, alteraciones
significativas en patrones de sueño/alimentación, conductas autodestructivas o abandono de
responsabilidades básicas.
En lo cognitivo: dificultad para concentrarse, pensamiento desorganizado, verbalización
de ideas catastróficas o incapacidad para identificar soluciones.
Tomando en consideración los aspectos antes mencionados se puede señalar la
importancia del modelo en contextos psicosociales en los cuales detectado el estado de
vulnerabilidad de la persona corresponde a un nivel de intervención temprana siendo un proceso
la atención inmediata puede prevenir el desarrollo de problemas más graves. Al abordar las
necesidades desde el punto de vista biopsicosocial-espiritual de forma proactiva, se pueden
reducir las secuelas emocionales. Para ellos es necesaria la creación de condiciones para gestar el
proceso de empoderamiento del individuo; al ofrecer herramientas y recursos, se fomenta la
autonomía del consultante, permitiéndole enfrentar mejor sus desafíos. De esta manera, al
promover la salud mental a través de la orientación ayuda a desestigmatizar el acceso a servicios
psicológicos haciendo la reducción del estigma o idea preconcebida referente a la percepción de
los programas y servicios de asesoramiento y consulta desde cualquier área referida a la
búsqueda de la salud mental, en este caso la orientación.
Para hacer un acercamiento a un modelo de intervención desde los Primeros Auxilios, se
deben considerar los siguientes elementos que son de gran importancia para la formación del
profesional y su posterior ejercicio:
Reconocimiento de Señales de Alerta
La primera etapa del modelo de Primeros Auxilios en Orientación consiste en la
capacitación de los orientadores para identificar signos y síntomas tempranos de problemas de
salud mental. Tal como señalan Gulliver et al. (2010), la detección temprana de problemas de
salud mental es crucial para poder brindar una atención oportuna y efectiva (p. 3). En este
sentido, los orientadores deben adquirir conocimientos sobre las diferentes manifestaciones de
trastornos mentales, tales como cambios en el estado de ánimo, alteraciones del sueño,
dificultades de concentración, entre otros. Asimismo, deben desarrollar habilidades de
observación y escucha activa que les permitan reconocer señales de alerta en los usuarios que
acuden a sus servicios.
Aplicación de Técnicas de Primeros Auxilios Psicológicos
Una vez identificadas las señales de alerta, el orientador debe estar capacitado para
brindar un acompañamiento inicial y proporcionar primeros auxilios psicológicos a la persona en
crisis. Esto implica aplicar técnicas de contención emocional, escucha activa y validación de los
sentimientos, con el objetivo de estabilizar la situación y proporcionar un entorno seguro y de
apoyo (Bisson & Lewis, 2009). Tal como menciona Slaikeu (1984), los primeros auxilios
psicológicos buscan ofrecer una respuesta inmediata y cálida ante la emergencia, con el fin de
evitar mayores complicaciones y preparar el terreno para una intervención más profunda (p.
45). En este sentido, los orientadores deben desarrollar habilidades de empatía, comunicación y
gestión de crisis para brindar un soporte efectivo.
Derivación a Servicios Especializados
Cuando el orientador identifica que la persona requiere una atención más especializada,
el siguiente paso es realizar una derivación eficaz a los servicios de salud mental pertinentes.
Para ello, es fundamental que el antes mencionado conozca la red de recursos y profesionales
disponibles en la comunidad, así como los protocolos y procedimientos para canalizar
adecuadamente a los usuarios. Tal como menciona Egan (2014), la derivación a servicios
especializados debe ser un proceso ágil y bien coordinado, de manera que la persona pueda
acceder rápidamente a la atención que requiere sin que se pierda el contacto y el
acompañamiento del orientador (p. 78).
Fortalecimiento de Vínculos entre Orientación y Salud Mental
Para que el modelo de Primeros Auxilios en Orientación sea efectivo, es necesario que se
fortalezcan los vínculos y la colaboración entre los servicios de orientación y los sistemas de
salud mental. Esto implica establecer protocolos de derivación, desarrollar estrategias de
comunicación y coordinación, y generar espacios de capacitación y retroalimentación conjunta.
Tal como señala Cormier y Hackney (2012), la integración de la orientación y la salud mental
es fundamental para brindar una atención integral y continua a las personas, evitando brechas y
discontinuidades en el proceso de acompañamiento y tratamiento (p. 89).
Estrategias para Fortalecer la Colaboración entre los Servicios de Orientación y la
Conservación de la Salud Mental
En el contexto actual, donde la salud mental se ha convertido en una prioridad global,
fortalecer la colaboración entre los servicios de orientación y los recursos de salud mental es
crucial para abordar las crecientes necesidades de la población. Las estrategias respaldadas por la
investigación ofrecen un enfoque fundamentado para integrar estos servicios, garantizando que
las personas reciban un apoyo integral y continuo. A través de la implementación de modelos
colaborativos, que incluyen la formación conjunta de profesionales, la creación de redes de
apoyo y la sensibilización comunitaria, se puede promover un entorno donde la salud mental se
valore y se proteja.
A continuación, se presentan diversas estrategias que no solo mejoran la eficacia de los
servicios de orientación, sino que también contribuyen a la prevención y tratamiento de
problemas de salud mental, asegurando así un impacto positivo en el bienestar de las personas,
mediante elementos constitutivos en cuanto a procesos de intervención en los sistemas sociales
desde el ejercicio Profesional de la Orientación directamente desde el contacto persona a
persona.
Integración de Servicios y Modelos de Atención Colaborativa
El modelo de Atención Integrada propuesto por Rones y Hoagwood (2000), implica la
coordinación de servicios de salud mental y orientación personal para ofrecer un apoyo integral.
De igual manera, el modelo de Atención Escalonada de Suldo et al. (2009) sugiere niveles de
intervención que van desde prevención universal hasta tratamiento individualizado, con una
estrecha colaboración entre orientadores y profesionales de salud mental. De aquí la importancia
del reconocimiento en cuanto a los alcances, límites y la acción inter, multi o transdisciplinaria
en el ejercicio aplicado a personas grupos u organizaciones.
Desarrollo Profesional y Capacitación Cruzada
Formación conjunta del personal de orientación y salud mental (Mellin et al., 2009) para
mejorar la comprensión mutua y las habilidades de trabajo en equipo, de igual manera la
capacitación en primeros auxilios de salud mental (Jorm, 2012) para que orientadores puedan
identificar y derivar oportunamente.
Comunicación y Coordinación efectiva
Establece protocolos claros de derivación y retroalimentación pueden facilitar la
transición de las personas entre servicios en esto se destaca las reuniones para la discusión de
casos entre orientadores y profesionales de salud mental para analizar estrategias de apoyo.
Promoción de la Salud Mental y Reducción del Estigma
Consiste en los enfoques de comunidades promotoras de salud (OMS, 1998) que
involucran a diversos actores de la comunidad, así como las campañas de sensibilización sobre
salud mental lideradas en conjunto. De esta forma, se amplían los servicios, el radio de atención
y la multiplicidad de profesionales.
Investigación y evaluación colaborativa
Esto es un factor en la construcción del corpus teórico en los procesos de intervención
mediante el desarrollo de Proyectos de investigación y evaluación de programas (Mellin et al.,
2010) que incluyan a orientadores y profesionales de salud mental. Uso compartido de datos y
hallazgos para mejorar los servicios.
Estrategias para Brindar Contención Emocional en Casos de Personas en Condición de
Vulnerabilidad
La contención emocional es un componente esencial en el trabajo de los orientadores,
especialmente cuando se enfrentan a personas en condición de vulnerabilidad. Estas situaciones
requieren un enfoque sensible y adaptado a las necesidades específicas de cada individuo. Al
implementar estrategias efectivas, como la escucha activa, la validación de emociones y la
creación de un espacio seguro para la expresión de sentimientos, los orientadores pueden ayudar
a las personas a enfrentar sus desafíos de manera más resiliente. Además, el uso de cnicas de
intervención breve y la identificación de recursos comunitarios no solo refuerza el apoyo
emocional, sino que también promueven la autonomía y el empoderamiento del consultante. Este
enfoque integral permite a los orientadores brindar una respuesta adecuada y humanizada,
fundamental para el bienestar de aquellos que atraviesan situaciones difíciles.
Escucha Activa y Empática
Consiste en prestar atención plena a la persona, sin interrumpirla ni juzgarla (Rones &
Hoagwood, 2000), así como la utilización de técnicas de escucha reflectiva para demostrar
comprensión y validar sus emociones (ASCA, 2020). De esta manera, se establecen vínculos de
interés, reflexión como parte del inicio del proceso de cambio en la persona.
Comunicación Asertiva y Tranquilizadora
Esto permite mediante el proceso de hablar en forma calmada, clara y respetuosa
(Kutcher & Wei, 2014). A fin de transmitir esperanza y confianza en la capacidad de la persona
para superar la crisis.
Establecimiento de un Ambiente Seguro y de Confianza
Un rapport adecuado debe ser conforme a la proporción de un espacio privado y libre de
distracciones, a fin de generar una atmósfera de calidez, aceptación y confidencialidad (Kutcher
& Wei, 2014). Así, la persona es capaz de sentirse atendida, escuchada y sobretodo protegida
desde su integridad total y sobretodo desde la confidencialidad.
Identificación y Validación de Emociones
Ayudar a la persona a reconocer y expresar sus sentimientos (Jorm, 2012). Favorece a
normalizar y legitimar las emociones, sin minimizarlas ni patologizarlas. De esta, manera, se
procede a identificar y resaltar las habilidades, capacidades y estrategias de afrontamiento de la
persona (ASCA, 2022) para motivar a la persona a utilizar sus propios recursos para hacer frente
a la situación, reforzamiento de las fortalezas y recursos personales.
Derivación y Coordinación con otros Profesionales
Informar a la persona sobre los recursos y servicios de salud mental disponibles, permite
facilitar el contacto y la coordinación con los profesionales de la salud mental, de ser necesario.
Todo esto en caso que lo amerite.
Evaluación de la Efectividad de las Estrategias de Contención Emocional Utilizadas en la
Práctica
Para contribuir al logro de la efectividad de los procesos de orientación en función al
desarrollo del potencial humano se deben tomar en consideración los siguientes elementos:
Observación del Estado de la Persona
Permite monitorear cambios en el estado de ánimo, nivel de agitación, tensión muscular,
etc. (Jorm, 2012). Observar si la persona se muestra más tranquila, serena y receptiva después de
la intervención. Preguntar a la persona cómo se sintió durante y después de la intervención. De
igual manera, incentivar a la retroalimentación verbal de la persona y solicitar su percepción
sobre la ayuda brindada y si sintió que fue útil.
Evaluación de Indicadores de Riesgo
Esto es un factor en que permite la eficiencia de la intervención donde se valora si los
pensamientos/conductas suicidas, autolesivas o de consumo problemático disminuyeron (ASCA,
2022) permiten observar si hubo una mejora en la capacidad de la persona para afrontar la crisis.
Seguimiento a Corto y Mediano Plazo
Favorece a la praxis el mantener contacto con la persona y monitorear su evolución en las
siguientes semanas. De esta manera se evalúa si la persona logró acceder a los servicios de salud
mental recomendados. De igual manera de logra la revisión y ajuste de las estrategias para
analizar qué estrategias funcionaron mejor y cuáles necesitan mejorarse (ASCA, 2020). De esta
forma pueden incorporase a los aprendizajes obtenidos en intervenciones futuras.
Registro y Documentación
Por último y no menos importante se debe llevar un registro de las intervenciones
realizadas y sus resultados (Kutcher & Wei, 2014), utilizar este registro permite identificar
patrones, tendencias y áreas de mejora. Tomando como base lo antes planteado, los procesos de
intervención como profesionales de la orientación se fundamentan en tres pilares esenciales de
acuerdo al registro como parte de la consolidación del proceso orientador: primero, la detección
temprana mediante escucha activa y observación profesional; segundo, la estabilización
emocional a través de técnicas de contención y validación; y tercero, la derivación adecuada
cuando se identifican necesidades que superan nuestro ámbito de acción. El ejercicio efectivo de
los PAO requiere equilibrio profesional: debemos evitar tanto la minimización de señales de
alerta como la medicalización innecesaria de respuestas humanas ante situaciones adversas.
En consecuencia, la intervención se enmarca siempre en principios éticos de respeto a la
autonomía, confidencialidad y no juicio. En contextos de creciente complejidad psicosocial, los
orientadores deben mantener una formación continua en detección de riesgos y protocolos de
actuación, recordando que nuestra primera intervención puede ser determinante en el proceso de
recuperación de la persona. Los PAO representan así no solo una técnica profesional, sino un
compromiso ético con el bienestar individual y colectivo.
Conclusiones
El modelo de Primeros Auxilios en Orientación propuesto en esta investigación
representa una estrategia innovadora y necesaria para mejorar la atención en salud mental a
través de la participación activa de los profesionales que la ejercen. Al capacitarlos en el
reconocimiento de señales de alerta, la aplicación de técnicas de primeros auxilios psicológicos y
la derivación oportuna a servicios especializados, se crea un sistema de detección temprana y
acompañamiento que contribuye a la prevención, el manejo y la recuperación en situaciones que
comprometan la salud mental. Asimismo, el fortalecimiento de los vínculos y la coordinación
entre los servicios de orientación y los sistemas de salud mental es fundamental para garantizar
una atención integral y continuada, evitando brechas y discontinuidades que puedan poner en
riesgo el bienestar de las personas.
La orientación personal desempeña un papel crucial en el ámbito de la salud mental,
especialmente en la implementación de estrategias de contención emocional que son
fundamentales para apoyar a individuos en situaciones de vulnerabilidad. La efectividad de estas
estrategias no solo radica en su capacidad para proporcionar alivio inmediato ante el sufrimiento
emocional, sino también en su potencial para fomentar un sentido de seguridad y confianza en
quienes buscan ayuda. Cuando los orientadores utilizan técnicas respaldadas por la investigación,
como la escucha activa, la validación de emociones y la creación de un entorno de apoyo, se
establece un marco que no solo atiende las necesidades emocionales de los consultantes, sino que
también promueve su bienestar a largo plazo.
Además, fortalecer la colaboración entre los servicios de orientación y los recursos de
salud mental es esencial para crear un sistema de apoyo integral. Esta colaboración permite una
atención más holística, donde los orientadores pueden actuar como puentes entre las personas y
los servicios especializados, facilitando el acceso a recursos que pueden ser cruciales en
momentos de crisis. Las estrategias de trabajo conjunto, que incluyen la capacitación continua de
profesionales y la creación de redes interinstitucionales, son fundamentales para garantizar que
los individuos reciban la asistencia adecuada en el momento oportuno, maximizando así el
impacto positivo en su salud mental.
Las estrategias que los orientadores pueden implementar para brindar contención
emocional a personas en condición de vulnerabilidad son variadas y deben adaptarse a las
circunstancias de cada individuo. La identificación de necesidades específicas, el uso de
intervenciones breves y el fortalecimiento de la resiliencia personal son componentes clave que
permiten a los orientadores no solo ofrecer apoyo inmediato, sino también empoderar a los
consultantes para que enfrenten sus desafíos de manera más efectiva. En conjunto, estos
elementos crean un enfoque integral que no solo aborda las crisis emocionales, sino que también
sienta las bases para una salud mental más robusta y sostenible en la comunidad.
La combinación de estrategias de contención emocional efectivas, la colaboración entre
servicios de orientación y salud mental, y el enfoque adaptativo de los orientadores ante
situaciones de vulnerabilidad, constituyen un modelo para mejorar la salud mental de las
personas. Esta sinergia no solo beneficia a los individuos que reciben apoyo, sino que también
fortalece el tejido social, promoviendo un entorno donde la salud mental es prioritaria y accesible
para todos Los Primeros Auxilios en Orientación representan una oportunidad para posicionar a
los orientadores como agentes clave en la promoción de la salud mental, contribuyendo a la
construcción de comunidades más resilientes y saludables.
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