Volumen 31 Nº 4 (octubre-diciembre) 2022, pp. 193-194

ISSN 1315-0006. Depósito legal pp 199202zu44

CAVALLERO, Luci y GAGO, Verónica (2022) La Casa como Laboratorio. Finanza, vivienda y trabajo esencial. Fundación Rosa Luxemburgo. Buenos Aires. Pp. 58

En abril de 2020, a un mes del inicio de las medidas de restricción impuestas por la pandemia, escribimos que “deuda, vivienda y trabajo” eran las claves para una agenda feministapos-pandemia1. No imaginábamos la duración del COVID-19, menos aún lo difícil que se haría hablar de un “pos”. En estos dos años enfocamos nuestra investigación y militancia sobre esos tres andariveles. Aunque los encuentros colectivos se hicieron más difíciles persistieron, muchos se volvieron más pequeños e intermitentes siempre en condiciones dolorosas y complejas. Sin dudas, fueron estratégicos para elaborar lo que aconteció y para sostenernos.

Uno de los hilos de las conversaciones, en medio de la preocupación por lo urgente, insistía: ¿dónde nos íbamos a cruzar si la calle era lo primero “suspendido”?, ¿cómo hacíamos para reunirnos si movernos se había convertido en una epopeya?, ¿cómo resguardábamos tiempo para estar juntxs si atajar la emergencia consumía la energía y las horas?

Al calor de esas inquietudes, otro manojo de preguntas aparecieron desde aquellos primeros meses de pandemia: ¿cómo pensar la espacialidad de los reclamos feministas cuando las “casas” son señalizadas como el lugar privilegiado para estar a salvo?, ¿cómo incide esta redefinición de lo doméstico durante la crisis sanitaria en la dinámica de nuestras reivindicaciones?, ¿qué trae de nuevo la idea de trabajo esencial en relación a esta mutación?, ¿cómo impactó la centralidad dada al espacio doméstico, lograda por los feminismos, en las políticas públicas implementadas en la emergencia?

Veníamos de un momento de efervescencia de las movilizaciones feministas. De ocupar la ciudad para desarmar su parcelamiento y sus circuitos cerrados. De repente, la calle se vació. Desde el movimiento feminista se lanzaron iniciativas- ensayos que desafiaron los primeros meses de encierro: se hicieron ruidazos, asambleas virtuales, ayudas de viandas, campañas y redes de aborto, grupos de wasap para ayudas específicas, etc. “Nos sostienen las redes feministas” fue una contraseña que evidenció la capacidad de construir infraestructura en la emergencia, de reensamblar recursos, afectos y saberes, de insistir en acompañamientos en nuevas circunstancias, de crear alertas, de entrenar un sentido de la urgencia que no nos anulara.

Judith Butler escribió que a veces la revolución sucede cuando nadie quiere volverse a su casa. Esa cuestión mutaba frente a nuestros ojos. ¿Qué pasa cuando debemos quedarnos puertas adentro frente a la alarma de los contagios? ¿A qué casas se vuelve? ¿Qué sucede cuando esa misma casa está asediada por deudas y violencia? ¿Y cuando la casa no está asegurada y la zozobra del desalojo acecha? ¿Cómo respondemos cuando los hogares devienen botines para el capital financiero y, a la vez, espacios de un continuum laboral sin pausa?

De la huida y del desarme de lo doméstico como confinamiento pasamos a experimentar una domesticidad intensificada y en transformación, a tener que soportar la sobrecarga de tareas de higiene y, algunas, a convivir con agresores. Fue fundamental, creemos, usar las herramientas políticas de la calle para poner la casa en debate. Algo así como ensayar desarmar la casa con las herramientas de la lucha. En un momento específico: justo cuando la cuarentena y sus correlatos (aún abiertos) amplifican la escena de la reproducción social. Es decir, cuando se pone en evidencia la infraestructura que sostiene la vida colectiva, los territorios y cuerpos que involucra y la precariedad que soporta. Como una radiografía por contraste, toda esa trama quedó expuesta.

Este trabajo resume y condensa los interrogantes que surgieron en nuestra práctica política durante la pandemia y es, al mismo tiempo, una continuidad de la investigación sobre los impactos del endeudamiento público y privado en la vida cotidiana de las mujeres, lesbianas, travestis y trans que realizamos en el marco del Grupo de Intervención e Investigación Feminista (GIIF).Seguimos dos líneas de indagación que son parte de alianzas políticas construidas en el marco de la movilización y la organización feminista. Por un lado, trabajamos a partir de un conjunto de entrevistas y conversaciones con mujeres

de la Villa 31 y 31 Bis de la Ciudad de Buenos Aires, durante el mes de abril y mayo del 2020, que nos permitió detectar rápidamente un incremento de las deudas por alquileres informales y la aceleración de los desalojos durante la pandemia (aun estando en vigencia el decreto presidencial que los suspendía). Esto se encandenó con un trabajo cartográfico que ya teníamos en marcha, desde 2019, para discutir lo que llamamos, junto a la Asamblea Feminista de la Villa 31 y 31 Bis, “urbanización por deuda”. Se presentó públicamente en el marco del Paro Internacional 8M de 20212, donde la consigna “Ni Una Menos Sin Vivienda” estaba siendo levantada desde distintas experiencias.

Por otro lado, como segunda línea, construimos una alianza política con la agrupación Inquilinos Agrupados para intersectar las agendas del movimiento feminista con las de lxs inquilinxs y, sobre todo, trabajar en conjunto deuda doméstica y vivienda en alquiler. Ambas dimensiones se conectaron de manera dramática durante la pandemia revelando, también, el ensamblaje de violencias machistas y abusos propietarios especialmente contra mujeres, lesbianas, travestis y trans, en lo que caracterizamos como “violencia propietaria”.

En la problemática de la vivienda entonces –y, en particular, en el modo en que el endeudamiento doméstico la reconfigura– hemos ubicado una zona clave de la investigación feminista. Allí también se reorganiza la dinámica de trabajo, remunerado y no remunerado, bajo nuevas coordenadas. Es en el hogar donde vemos concentrarse una serie de problemáticas que nos permiten seguir profundizando nuestra lectura feminista de la deuda y avanzar en lo que aquí nos interesa: ¿en qué sentido la casa se ha convertido en un laboratorio?, ¿cómo interviene esto en los reclamos y políticas que pueden articularse y demandarse?

Paula Fleisner

Universidad de Buenos Aires, Argentina

E-mail: pfleisner@gmail.com