Volumen 34 No. 1 (enero-marzo) 2025, pp. 47-73

ISSN 1315-0006. Depósito legal pp 199202zu44

DOI: 10.5281/zenodo.14510424

El Nuevo Humano. Prospectivas científicas para el Trabajo Social. Dibujando nuevas realidades complejas en México

Jesús Acevedo Alemán* y Gabriela Carranza Valdez**

Resumen

Un mundo complejo, y cada vez más tecnologizado avecina, crecientes retos y desafíos, particularmente cuando se habla del Nuevo Humano, constructo asociado a la idea del mejoramiento del individuo, que promueve el Transhumanismo, en el cual, se destacan los avances de la tecnología para mejorar la calidad de vida de todos los habitantes del planeta, con el advenimiento de la revolución digital y todos aquellos dispositivos inteligentes. En tal sentido, el objetivo del presente artículo es situar la reflexión en dicho Nuevo humano, e identificar sus posibles necesidades, problemáticas sociales y desafíos en México en los próximos años 2025, 2030, 2040 y 2050. Para ello, se desarrolló un análisis estadístico-prospectivo sobre las principales variables sociodemográficas. Utilizando bases de datos, e información de los observatorios demográficos y metadatos, generados por el CEPALSTAT (2024), The United Nation (2024), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2024) y la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH, 2022). Concluyendo que el Nuevo Humano en los próximos años, será un ser envejecido, en hacinamiento, y con desigualdades tecnológicas, el cual, requerirá de disponer de servicios sociales y de salud destinados a promover un envejecimiento sano, a prevenir y retardar los padecimientos propios de la edad cronológica, así como de políticas públicas que contrarresten los efectos de la escasez de recursos y las brechas de desigualdades sociales y económicas.

Palabras clave: Nuevo Humano; Problemáticas Complejas; Trabajo Social.

*Universidad Autónoma de Coahuila. Saltillo, México. ORCID: 0000-0001-6089-9132

E-mail: jesusaceve@hotmail.com

**Universidad Autónoma de Coahuila. Saltillo, México. ORCID: 0000-0001-7543-942X

E-mail: gabrielacarranzavaldez@uadec.edu.mx

Recibido: 07/07/2024 Aceptado: 23/10/2024

The New Human. Scientific Prospects for Social Work. Drawing New Complex Realities in Mexico

Abstract

A complex and increasingly technologized world is coming, growing challenges and challenges, particularly when talking about the New Human, a construct associated with the idea of the improvement of the individual, which promotes Transhumanism, in which the advances of technology to improve the quality of life of all the inhabitants of the planet are highlighted, with the advent of the digital revolution and all those smart devices. In this sense, the objective of this article is to situate the reflection on this New Human, and to identify its possible needs, social problems and challenges in Mexico in the coming years 2025, 2030, 2040 and 2050. To this end, a statistical-prospective analysis was developed on the main sociodemographic variables. Using databases, and information from demographic observatories and metadata, generated by CEPALSTAT (2024), The United Nation (2024), the Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC, 2024) and the National Survey on the Availability and Use of Information Technologies in Households (ENDUTIH, 2022). Concluding that the New Human in the coming years will be an aging being, in overcrowding, and with technological inequalities, which will require having social and health services aimed at promoting healthy aging, preventing and delaying the diseases of chronological age, as well as public policies that counteract the effects of the scarcity of resources and the gaps of social and economic inequalities

Keywords: New Human; complex issues; Social work

Introducción. El nuevo humano

En la actualidad, uno de los principales debates en las áreas de las Ciencias Sociales y en distintos ámbitos científicos, representa las denominadas Problemáticas Sociales Complejas, las cuales exceden las respuestas típicas de las instituciones o los ámbitos científicos; dado que dichas problemáticas son identificadas dentro de una lógica más ligada a heterogeneidad de las poblaciones que, a la homogeneidad de éstas, reclamando respuestas singulares, y de tal nivel complejo. Es decir, cualquier problemática que se pretenda discursar, es necesario el ofrecer parámetros y argumentos sistémicos, de una composición holística, en donde se caracterizan por representar a un todo, y estar conformadas de partes de distinta naturaleza. Incluso cada problemática que se pudiese analizar implicaría recorridos teóricos, intelectuales y científicos según las dimensiones identificables de cada caso. Ahora bien, dependiendo el contexto de aparición, o el momento histórico las Problemáticas Sociales Complejas, muestran en forma descarnada efectos y tensiones entre necesidades, los derechos, y los estados de bienestar de los individuos; atrincherando en la mayoría de las ocasiones a la capacidad del Estado por atender dichas demandas, rebasando sus capacidades institucionales, acrecentando las brechas de las desigualdades sociales (Carballeda, 2008).

De manera puntual, entre las Problemáticas Sociales Complejas, se encuentran todas aquellas derivadas de quien se le ha denominado el Nuevo Humano, constructo asociado a la idea del mejoramiento del ser humano, que promueve el Transhumanismo, movimiento tecno-filosófico que data desde la década de 1960, época en la cual, se destacan los avances de la tecnología para mejorar la calidad de vida de los individuos, con el advenimiento de la revolución digital y todos aquellos dispositivos inteligentes.

Destacando Ettinger (1972) que dicho movimiento sitúa la tesis del mejoramiento humano, a través de la biotecnología, la ingeniería genética, la neurociencia, medicina y demás avances tecnológicos, los cuales posibiliten el biomejoramiento del ser humano, al punto de erradicar genéticamente enfermedades, o a través de la bioingeniería desarrollar prótesis que potencialicen las funciones humanas, y con todo ello, incrementar la esperanza de vida, e incluso dirían los trashumanistas vencer a las enfermedades terminales, patológicas, e incluso, alcanzar la inmortalidad (Acevedo, 2023a).

El vencer el principal desafío del humano, que es su propia mortalidad y proceso natural de deterioro biológico y físico, es lo que ha llevado a los transhumanistas a plantear escenarios alternativos para prolongar la vida, e incluso, fundar organismos y asociaciones que permitan la constante búsqueda de los mecanismos para tales propósitos. En tal sentido, en 1998, científicos como Bostrom y Pearce fundan la World Transhumanism Association, hoy llamada Humanism Plus (o H+), organización sin fines de lucro que, pretenden dejar atrás el sufrimiento y curar las enfermedades, para dirigir sus esfuerzos hacia el mejoramiento del individuo (Acevedo, 2023a).

El Humanism Plus (o H+) encamina sus acciones hacia unir la nanotecnología, la nanomedicina, biotecnología, ingeniería genética, clonación de células, la transgénesis, junto con la IA, al igual que, la integración del cerebro humano con computadoras y, de esa manera, expandir los límites del Ser Humano. Buscando con ello, la superación de las limitaciones humanas a través de la razón, la ciencia y la tecnología, lo que representaría la aparición del Nuevo Humano biomejorado (Humanity+, 2017; Acevedo, 2023a).

Es así, que el Transhumanismo, más allá, de mera ciencia ficción, o discursos fantasiosos, viene representando un conjunto de filosofías que buscan guiar los desarrollos tecnológicos hacia una condición posthumana. Apuntando More (1990) que dicho movimiento se centra en reconocer tanto los elementos de la filosofía humanista clásica, centrada en el respeto por la razón y la ciencia, como parte de un compromiso con el progreso y una apreciación de la existencia humana. Sin embargo, destaca el propio autor, que a la vez, ante la presencia de ese transhumano, se detonará la necesidad de ir reconociendo, en principio, sus nuevas necesidades al momento de habitar el planeta, así como los desafíos y problemáticas que se manifestarán. Anticipando con ello, las alteraciones radicales en la naturaleza y en las posibilidades vitales, que resultarán del desarrollo de diversas ciencias y tecnologías, como la neurociencia y la farmacología, las investigaciones sobre la extensión de la vida, la nanotecnología, la ultrainteligencia artificial, la exploración del espacio, combinado todo ello, con una filosofía y un sistema de valores racionales (Acevedo, 2023a).

El nuevo humano, como lo describen los transhumanistas se estará destacando por cuatro áreas fundamentales, en principio, por representar una generación de hijos perfectos; por su incremento en el desempeño físico; por su destacadas capacidades cognitivas y afectivas; lo más importante una gradual prolongación de la vida. Este nuevo ser humano, podrá gozar entonces de una expectativa de vida superior a los 500 años, sin padecer enfermedades, creando descendientes sin imperfecciones, y además con un mayor y mejor control de sus procesos mentales, para poder solventar lo que acontezca en su entorno (Diéguez, 1985; Melado, 2011; Acevedo, 2023a).

La inmortalidad o la longevidad gradual como tesis transhumanista, en la actualidad, es discutida ampliamente, desde miradas religiosas, filosóficas, ético y morales. Particularmente en los aspectos de sus posibles necesidades, problemáticas y desafíos, así como el tipo de desarrollo tecnológico, que se tendrá que generar para solventar tales premisas. Torralba (2019) en tal sentido, reconoce que en épocas pasadas la tecnología mejoraba el entorno, hoy día, eso está siendo solventado por la Inteligencia Artificial, la cual ha trastocado transversalmente la vida cotidiana, acelerando los procesos de identificación, o de registros de control médico, como por ejemplo: el reconocimiento facial, la nanomedicina, avances médicos que auguran el poder ser inmunes a las enfermedades o padecimientos congénitos, o bacterianas (Acevedo, 2023a).

A fin de cuentas, el reflexionar sobre las posibilidades de dichas mejoras biomédicas, que pueden llegar a contribuir en potencializar la inteligencia, la memoria, las capacidades físicas, la resistencia al ambiente, así como contribuir en la tolerancia de las enfermedades, y los padecimientos propios del envejecimiento, es un escenario no tan lejano de nuestros días, o contextos, o países. Es un hecho que el ser humano, en su misma naturaleza de supervivencia, en todo momento busca, el mantener una vida saludable, o un estado de bienestar optimo, el cual le posibilite una vida emocional más integral, encaminada hacia mejorar el carácter, modificar la personalidad y fortalecer la capacidad de autocontrol.

Todo ello, encaminado hacia una evolución humana, donde se pueda mejorar en diversos aspectos de la misma existencia. Como por ejemplo, el caso de la atención del Cáncer en sus distintos tipos, donde investigadores han hecho modificación de genes, desarrollando terapias de modificación genética para mejorar los sistemas inmunológicos, y con ello, sanar el sujeto desde su propio organismo (Guzmán, 2022). Sin embargo, pese a los grandes avances, aun se requiere de seguir atendiendo los estragos del mismo padecimiento, e incluso, sigue siendo mortal en algunos casos, sobre todo cuando no se cuenta con los recursos económicos o tecnológicos para su atención, revelando las desigualdades sociales aun presentes en la sociedad, que dinamizan las diferentes necesidades y problemáticas complejas sociales (Acevedo, 2023a).

Realidades complejas

Particularmente la complejidad, se reconoce como un paradigma que abre nuevas posibilidades de leer la realidad, identificando a la par, los múltiples factores convergen al estudiar o intervenir en lo social. Camelo y Cifuentes (2006) apuntan, que la legitimidad de dicho paradigma se adquiere a partir de los abordajes profesionales, los cuales puedan articular, maneras de analizar o intervenir en tales realidades, desde la lógica que sustenta la intervención profesional, lo que contribuye, no sólo a la resolución del problema del ámbito profesional, sino que aporta también, a la construcción de nuevas teorías y propuestas metodológicas.

Los enfoques de complejidad y sistémico, como lo indica Vargas de Roa (1998) permiten romper con la dicotomía entre conocimiento e intervención; evidenciando a la par, las pretensiones de las explicaciones racionales, de la planificación, del cambio y del manejo de los procesos sociales. Es decir, que dan pie a la búsqueda de paradigmas que orienten la praxis y se relacionen con mayor pertinencia a las realidades imperantes de los diferentes contextos sociales. En tal caso, la perspectiva compleja posibilita trascender hacia un entendimiento politómico, entre las necesidades, sus orígenes, los contextos, el nuevo humano, las formas de abordaje o atención profesional, los recursos existentes, y su relación con diversos factores, a partir de una visión más crítica y propositiva.

Atribuida dichas visiones a los aportes de Edgar Morin (2001) quien sostiene, que la complejidad, representa la posibilidad de tratar un problema, no solo como generador de conocimiento, sino medio-fin inscrito en una recursión permanente, la cual, permita el incrementar las ópticas de abordaje de una realidad particular, en su relación con el todo, y en miras a un entendimiento politómico. A partir de esas cuestiones, el reflexionar sobre las problemáticas complejas, que se derivarán del nuevo humano, y que se materializarán en las nuevas expresiones de la cuestión social, representará todo un caldo de cultivo para la generación de nuevos saberes dentro de las ciencias sociales, humanidades y de la conducta, así como en cualquier otro campo del saber.

Indicando Carballeda (2008) que el reconocer que una problemática social, representa una complejidad, por la serie de factores que se relacionan, tanto por sus características objetivas, como subjetivas. Es decir, tanto desde una perspectiva normativa, como desde su impacto en la sociedad. Es por ello, que las problemáticas sociales complejas, se vienen articulando de manera polisistémica entrelazando factores en todos sus niveles, desde lo micro, hasta macro social, representando realidades ampliamente dinámicas y evolutivas. De este modo las Problemáticas Sociales Complejas, no son estáticas, se mueven en los laberintos de la heterogeneidad de la sociedad, la crisis, los alcances institucionales, las políticas sociales, los gobiernos, las incertidumbres de los deberes profesionales, entre diversos componentes.

Es por ello, que el situar la necesidad de abordar las Problemáticas Sociales Complejas, que se podrían derivar del llamado Nuevo Humano, estarán representando el tema crucial para las próximas generaciones, en lo particular, para el diseño de las Políticas Públicas y la Legislación, los alcances institucionales, los nuevos servicios, las nuevas necesidades sociales, y sobre todo los nuevos requerimientos para alcanzar los mejores estados de bienestar. En donde la intervención profesional, de los trabajadores sociales, de respuesta, tanto a la historicidad de los cambios, los padecimientos del presente y una representación con respecto al futuro. Actuación que le signifique un verdadero protagonismo dentro de la transformación social venidera, y vigencia en los escenarios actuales, con capacidades y competencias, a la altura de los nuevos desafíos por la presencia del Nuevo Humano, y de sus necesidades y problemas sociales venideros, como parte de esa complejidad que viene abrazando todos los discursos, y reflexiones científicas (Carballeda, 2008).

Trabajo Social vs. Nuevo Humano. Los planteamientos

La crisis de los paradigmas tanto Clásicos, como Contemporáneos (Acevedo et al., 2020) derivados por los diversos replanteamientos que se han venido produciendo a nivel de las Ciencias Sociales y Humanas y de la Conducta, en las últimas décadas en el contexto mundial y en particular en el de América Latina. Ha colocado como un elemento central de la reflexión el asunto de la intervención social y sus implicaciones epistemológicas, teórico-conceptuales y metodológicas. Ospina (2011) sostiene que, en esa dimensión, distintas disciplinas y profesiones y en particular el Trabajo Social, se vienen ocupando de la exploración de las más diversas perspectivas sobre el tema de la intervención en el ámbito social, buscando dar respuestas a muchos de los desafíos, que tienen que ver, de un lado, con la formación académica y del otro, con la intervención profesional, ante los nuevos contextos complejos, que se expresan en las nuevas realidades sociales, aunado a ello, el ir reconociendo la presencia del llamado Nuevo Humano.

En tal sentido, Corvalán (1996) reconoce que la intervención en Trabajo Social se puede entender, como una forma de acción social, consciente y deliberada, que se realiza de manera expresa, en donde se integran supuestos ideológicos, políticos, filosóficos, con procedimientos metodológicos, en fundamentaciones que la sustentan. Lo que supone todo un proceso que, parte del conocimiento de problemáticas o necesidades humanas, las cuales se identifican de los sujetos, situaciones o circunstancias. De igual manera, se reconocen diferentes realidades subjetivas construidas mediante las representaciones sociales imperantes en un contexto histórico determinado, lo que lleva, a la comprensión interna de los hechos o realidades, desde perspectivas particularizantes, en donde se apoya en teorías sociales, que juegan un papel explicativo y guían el conocimiento, proceso y resultados (Camelo y Cifuentes, 2006).

Por lo tanto, es necesario reconocer que la intervención social, aparece hoy día, como un tema clave de discusión, no solo en las disciplinas y en las profesiones, sino también, representa todo un desafío de naturaleza inter, multi y hasta transdisciplinaria. Que según Ospina (2011) la intervención social en la actualidad se devela como un espacio social de análisis complejo, y al mismo tiempo, un escenario vital de referencia en todo lo operativo de la acción social. Particularmente frente a la llamada “era de la globalización” o “era de crisis de la modernidad”, en donde la intervención en lo social, se viene reformulando a partir de sus nuevos actores, contextos, escenarios, problemas sociales, y realidades complejas. Que cimbran no solo los puntos de tensión o críticos, de las instituciones y servicios sociales que se ofrecen, sino también, las prácticas sociales responsables de la intervención en lo social.

Destacando que en las Ciencias Sociales, la elaboración y diseño de los supuestos de análisis y reflexión de una realidad, se desprenden no solo de una idea, o de un referente teórico, sino de diversas construcciones ideológicas o sustentos teóricos y metodológicos, que dan pie a los procesos de generación del conocimiento. Destacando Berger y Luckmann (1968) que la contextualización de las realidades, se desprende de la reflexión sobre el conocimiento y la filosofía, en la cual, se puede reconocer la existencia de escuelas de pensamiento que rivalizan entre ellos, y que materializan los subuniversos de significados, y generan la variedad de perspectivas de la sociedad. Lo que en principio favorece el saber general, sin embargo, de igual forma puede contribuir a la radicalización de las posturas o los dogmatismos científicos, que aletargan los procesos de entendimiento y atención de las necesidades imperantes de una sociedad.

De manera puntual se puede destacar que dentro del Trabajo Social, como disciplina científica no es la excepción de las anteriores premisas, a lo largo de su historia, se ha venido destacando por sus abordajes teóricos y metodológicos y procesos de intervención fundamentados en paradigmas del conocimiento, que le han posibilitado el entendimiento del sujeto de atención y sus objetos, entendidos como necesidades o problemas sociales, estrechamente vinculados a su contexto histórico, el cual dinamizará las realidades, a niveles cada vez más complejos (Martínez, 1997).

Es por lo anterior, que los enfoques epistemológicos permiten dar cuenta de las distintas construcciones y planteamientos sobre los procesos de conocimiento e intervención, así como la generación de evidencias, comprensiones y sustentos propios a ese sujeto social, que en la medida de su evolución y adaptación a los nuevos requerimientos sociales; cimbrará cada vez más los desarrollos teóricos y metodológicos existentes en Trabajo Social (Camelo y Cifuentes, 2006). Visiones teóricas que tradicionalmente se han establecido como una permanente dicotomía entre método y teoría; supeditando el método a la teoría y separando su legitimidad y construcción, de no estar los métodos fundados en las visiones teóricas, desdeñando en ocasiones aquellas acciones profesionales e institucionales que disten de referentes o posiciones paradigmáticas, ubicándolas en un plano de ocurrencias, o buenas intenciones (cuadro 1).

Cuadro 1. Síntesis de aproximaciones a la fundamentación del Trabajo Social.

Autor/a

Denominación

Clasificación

Malcon Payne, 1995

Estudios básicos

Integracionistas; Estructurales; Evolucionistas

Tipos de teorías

Psicodinámicas, crisis centrada en la tarea; Conductista; Sistemas; Humanista; De los roles de la comunicación; Cognitiva; Marxista radical, potenciación, defensa

Natalio Kisnerman, 1998

Enfoques

Asistencialista; Psicosocial; Desarrollo comunitario; Funcionalista; Ecosistémico; Construccionismo

Maria José Escartin Caparros, 1998

Modelos

Case-work o de diagnóstico; Resolviendo problemas; Ecológico; Funcionalista; Organización comunitaria; De crisis; Transaccional; Modificación de conducta; Terapias familiares

Maria Dal Para Ponticelli, 2000

Modelos

Problem solving; Psicosocial; Funcional; Centrado en la tarea; Existencial; Modificación del comportamiento

CONETS, 2004

Enfoques teóricos

Individuo familia: ecosistémico, sociológico integral, psicodinámico, humanista, constructivista

Grupo: Psicoanalítico, sistémico, estructural

Comunidad: pensamiento empírico positivo, paradigma hermenéutico, interpretativo constructivista, paradigma dialéctico crítico

Acevedo, Gallegos y De León, 2020

Modelos teóricos y metodológicos

1ª Generación los tradicionales: psicodinámicos (case work e intervención en crisis) y conductistas (trabajo social en grupos)

2ª Generación los críticos: radicales, marxistas, potenciación y defensa, concientización

3ª Generación los contemporáneos: cognitivos, sistémicos, redes, construccionistas,

4ª Generación los de convergencia: holísticos, evolutivos, ecológicos, paradigma de la complejidad, inteligencias múltiples

5ª Generación los irracionales o disruptivos: irracionales, humanísticos-existencial, Transhumanismo

Fuente: elaboración propia en base a Camelo y Cifuentes (2006).

Destacándose entre los principales referentes epistemológicos el paradigma de la complejidad (Morin, 2001), y el transhumanismo (Acevedo, 2023a), dos enfoques de la llamada Segunda Reconceptualización del Trabajo Social (Acevedo, 2023b) en donde se reflexiona por un lado, sobre las realidades complejas, y por el otro, la presencia de un nuevo ser humano, el cual viene cada vez más mejorado, y con mayor esperanza de vida, con grandes mejoras, en lo físico, mental, moral, emocional o cualquier índole. Mejoras obtenidas a partir de procedimientos biotecnológicos, de la robótica y de la inteligencia artificial; que advierte un futuro con una versión humana cada vez más radical. La cual, invita a la comunidad de profesionales del Trabajo Social, a su análisis, reflexión y prospectiva de las futuras necesidades y problemáticas complejas que se estarán derivando de esa nueva especie posthumana.

Aproximaciones que posibilitarán por un lado, el incorporar y fortalecer los nuevos referentes teóricos en la praxis profesional, y por otro lado, contribuirá en el fortalecimiento de la misma disciplina a través de distintos diseños metodológicos y operativos que distingan a dicho profesional por su liderazgo en cualquier ámbito laboral. De igual manera, el aproximarse a dichas discusiones, contribuirá en asumir una postura frente al Transhumanismo, la cual es crucial, sobre todo en lo referente a las implicaciones bioéticas y en la vida cotidiana, que tendrá dicho movimiento tecno-filosófico. El cual se centra, en pretender modificar la naturaleza humana, sin reconocer de manera latente los altos riesgos para la propia humanidad, sobre todo, porque se estarían comprometiendo las bases sobre las que se sustenta la vida moral, así como la dignidad y los derechos humanos, entre otros supuestos filosóficos discutibles y sus consecuencias que pueden ser excesivamente radicales al momento que se está alterando artificialmente los órdenes naturales de la misma vida (Acevedo, 2023a).

El analizar los posibles riesgos, o las tendencias derivadas de la presencia del Nuevo Humano, debe ser una tarea latente para todos los campos del saber, particularmente para el Trabajo Social, quien deberá priorizar su práctica, y generar diseños para mejorar sus actuaciones profesionales, y con ello, priorizar su acción social; radicando ahí una de las mayores potencialidades de la misma disciplina, la cual, ha ido acumulando un saber, un saber-hacer y un deber ser, del cual se ha desprendido, la manera en la que se ha venido entendiendo al sujeto histórico, y su relación con los objetos, en función a los contextos. Contribuyendo a la vez, en la atención de las necesidades y problemáticas sentidas, así como en fortalecer los alcances institucionales, las políticas públicas y toda la infraestructura de atención de los nuevos requerimientos sociales, ante la presencia del Nuevo Humano (Ospina, 2011).

Metodología

Por lo anterior, el Trabajo Social como disciplina científica, encaminada a la atención de las necesidades y problemáticas sociales, encuentra un nuevo nicho de despliegue profesional, en el advenimiento de los avances tecnológicos, frente a la presencia del llamado Nuevo Humano, el cual, vendrá a dinamizar los entendimientos y las miradas teóricas y metodológicas tradicionales (Urbalejo, 2021; Acevedo, 2023a). Para ello, es relevante el generar análisis estadísticos descriptivos y proyectivos, sobre las posibles dinámicas demográficas que se estarán presentando, en los contextos sociales, como es el caso de México.

Análisis estadístico prospectivo sobre las principales variables sociodemográficas, las cuales permitan vislumbrar a ese Nuevo Humano, y sus posibles requerimientos sociales. Utilizando para ello, bases de datos secundarias, observatorios demográficos y metadatos, como los generados por el CEPALSTAT (2024), The United Nation (2024), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, 2024) y la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH, 2022) en las cuales se puedan identificar las principales problemáticas y desafíos en México en los años 2025, 2030, 2040 y 2050.

Para ello, se utilizan el software de análisis estadístico para las Ciencias Sociales, SPSS, versión 29, el cual posibilitó generar análisis comparativos, y de cruce de variables, sobre indicadores demográficos básicos, de fecundidad, mortalidad, migración, dinámica poblacional, mapeos de dispersión poblacional-proyectivos, relaciones de dependencia demográfica, curvas comparativas de dinámica poblacional, índices de envejecimiento, y tendencias demográficas, entre otros, a partir de la selección de indicadores de las bases de datos oficiales, como las generadas por el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática.

Ahora bien, se destaca la relevancia del análisis de datos secundarios como parte de las metodologías del quehacer científico dado, que el análisis secundario consiste en la utilización de fuentes de datos que originalmente se capturaron con un propósito diferente al del usuario actual, como lo es, en el presente caso él uso de los datos del INEGI, o los datos generados en plataformas oficiales, que por los presupuestos utilizados, y por los alcances en sus diseños favorecen el planteamiento de hipótesis, y revelan información a niveles macro, que no se trabajan con propósitos más finos o detallados; de igual forma, tales bases de datos eliminan la influencia de las predisposiciones escolásticas, teóricas y propias de la disciplina de investigación original, ya que éstas, en todo caso, ejercieron su influencia de predisposición en el cuestionario original. Asimismo, se elimina la influencia de las respuestas complacientes prototípicas del campo de investigación, al utilizarse con otro propósito analítico, haciendo posible la respuesta a interrogantes que de otro modo no se podrían contestar (Zúñiga, 2011).

Reconociendo que dentro de los análisis de bases secundarias, cada investigador, en especial el que se inicia, quisiera hacer aportaciones originales con sus propios datos, pero a partir de datos secundarios un estudiante puede realizar incluso una investigación más original y abordar objetos de estudio innovadores. Es evidente el ahorro monetario en el mismo proceso de aplicación, si se trabaja con fuentes secundarias de datos. Sin embargo, el tiempo y esfuerzo invertidos en la investigación total son los mismos, que si se trabajara con datos secundarios, que con datos propios, es por ello, que no se puede subestimar, ni desdeñar los esfuerzos científicos que se realizan al tratar bases de datos secundarios, dado que los aportes pueden ser tan válidos como cualquier otro esquema de recolección o diseños de datos o información (Zúñiga, 2011).

Hallazgos y discusiones. Dinámica poblacional en los próximos años

En México para el 2024 se estima una población de 129,388,467 millones de habitantes (PopulationPyramid.net, 2024), país que ha venido manteniendo una tasa anual de crecimiento del 1.0%; así como un crecimiento sostenido del 0.4% en lo rural, respecto a un 1.4% en las zonas urbanas, denotando con ello, la creciente migración hacia las ciudades (cuadro 2); proyectándose una tasa de crecimiento total (por 1000) según los próximos años de: 6.9% en el 2025; 5.9% en el 2030; el 3.4% en el 2040; y el 0.5% en el 2050, estimándose para este último año un total de 143,772, 000 millones de habitantes (cuadro 3)

Cuadro 2. Estructura demográfica

Población Total México

129 388.5

(000)

2024

Tasa anual de crecimiento de la población

1.0

%

2020_2025

  • Rural

0.4

%

2020_2025

  • Urbana

1.4

%

2020_2025

Tasa bruta de natalidad

16.3

%

2020_2025

Tasa bruta de mortalidad

6.3

%

2020_2025

Tasa de migración

-0.4

%

2020_2025

Esperanza de vida

75

años

2020_2025

  • Hombres

73

años

2020_2025

  • Mujeres

78

años

2020_2025

Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2024)

Cuadro 3. Estimaciones y proyecciones de indicadores de las componentes demográficas México, periodo de 2025-2050

Indicadores demográficos

Año

2025

2030

2040

2050

Fecundidad

 

 

 

 

Nacimientos anuales (en miles)

1840

1805

1678

1489

Tasa bruta de natalidad (por 1000)

14.1

13.4

11.9

10.4

Tasa global de fecundidad

1.77

1.73

1.70

1.68

Edad media de la fecundidad

27.0

27.1

27.3

27.6

Mortalidad

 

 

 

 

Muertes anuales (en miles)

887

962

1152

1363

Tasa bruta de mortalidad (por 1000)

6.8

7.1

8.2

9.5

Esperanza de vida al nacer

 

 

 

 

Ambos sexos

75.4

76.4

78.3

80.0

Hombres

72.2

73.2

75.3

77.3

Mujeres

78.7

79.6

81.2

82.7

Tasa de mortalidad infantil (por 1000)

9.8

8.2

6.2

4.9

Probabilidad de muerte de menores de 5 años (en miles)

11.6

9.8

7.3

5.9

Migración

 

 

 

 

Migración anual (en miles)

-50

-51

-51

-50

Tasa de migración (por 1000)

-0.4

-0.4

-0.4

-0.3

Crecimiento natural

 

 

 

 

Crecimiento natural anual (en miles)

953

843

526

126

Tasa de crecimiento natural (por 1000)

7.3

6.3

3.7

0.9

Crecimiento total

 

 

 

 

Crecimiento total anual (en miles)

903

792

475

76

Tasa de crecimiento total (por 1000)

6.9

5.9

3.4

0.5

Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2024)

Destacando que, en los próximos años en el país, mantendrá una tendencia simétrica al alza, entre la relación de hombres frente a mujeres (figura 1); con similar presencia tanto en zonas urbanas, como rurales, al igual, que una dispersión simétrica entre comportamiento por grupos de edad (cuadro 4). Sin embargo, se identifica una tendencia inversa en cuanto a la relación de dependencia demográfica entre población infantil y adultos mayores (figura 2). Significando que conforme pasen los años, se disminuirá la población infantil, y se incrementará la población adulta mayor, alcanzando una esperanza de vida de más de 80 años (figura 3); con un índice de envejecimiento, por sexo, donde se mantendrá las mujeres con mayor esperanza de vida (figura 4).

Cuadro 4. Indicadores demográficos de México, de la población urbana y rural periodo 2025-2050 (mitad del año)

Indicadores demográficos

Año

2025

2030

2040

2050

Porcentaje de población urbana

 

 

 

 

Ambos sexos

79.3

80.1

81.7

83.0

Hombres

79.0

79.9

81.4

82.7

Mujeres

79.6

80.4

81.9

83.2

Distribución de la población urbana (%)

 

 

 

 

Ambos sexos

 

 

 

 

Total

100

100

100

100

0-14 años

22.0

19.9

17.7

16.0

15-64 años

69.0

69.5

67.8

65.5

65 y más

9.0

10.6

14.5

18.5

Hombres

 

 

 

 

Total

100

100

100

100

0-14 años

23.0

20.9

18.7

16.9

15-64 años

68.9

69.7

68.5

66.7

65 y más

8.0

9.4

12.8

16.4

Mujeres

 

 

 

 

Total

100

100

100

100

0-14 años

21.1

19.1

16.9

15.2

15-64 años

69.1

69.3

67.1

64.3

65 y más

9.9

11.7

16.0

20.5

Razón de sexos (por 100)

 

 

 

 

Total

95.1

94.8

94.3

94.1

Urbano

94.4

94.2

93.8

93.6

Rural

97.6

97.3

96.8

96.7

Índice de envejecimiento (por ١٠٠)

 

 

 

 

Total

57.8

74.4

109.5

149.9

Urbano

60.1

77.2

112.9

153.8

Rural

50.9

65.5

97.0

134.4

Tasa de crecimiento anual (por 1000)

 

 

 

 

Total

6.8

5.8

3.2

0.4

Urbano

9.0

7.8

4.9

1.9

Rural

-1.5

-2.3

-4.5

-6.8

Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2024)

Figura 1. Población total según sexo en México, prospectivo 2025-2050

Gráfico, Gráfico de líneas

Descripción generada automáticamente

Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2024)

Figura 2. Relación de dependencia demográfica en México, prospectivo

Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2024)

Figura 3. Población en México por grupos de edad según sexo, prospectivo 2025-2050

Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2024)

Figura 4. Índice de envejecimiento en México, por sexo, prospectivo

Fuente: elaboración propia en base a CEPAL (2024)

Un país envejecido

Ahora bien, cabe destacar que con el envejecimiento poblacional se da una transformación radical de las causas de morbilidad de la población, en donde se incrementan las necesidades y enfermedades crónicas, degenerativas e incapacitantes, así como el aumento de la población con alguna discapacidad y dependiente; lo que acarreará, cada vez más, demandas de servicios especializados (Acevedo et al., 2012).

Es por ello, y conforme a las presentes cifras, se observa con claridad, como el envejecimiento demográfico representará uno de los grandes desafíos a atender en los próximos años en México, en donde no había constituido una preocupación en pasados años. Sin embargo, por lo que se proyecta ante los cambios en la dinámica demográfica, se estarán identificando niveles de envejecimiento similares al de los países europeos. Identificándose que las tendencias demográficas, en los años venideros estará destacada por la disminución de la población infantil, y el incremento de la población adulta mayor, alcanzando una longevidad de los 100 años o más (figura 5 y 6). Con una dramática disminución de la población de menor de 14 años a lo largo de los años (figura 7).

En palabras de Acevedo et al. (2012) el envejecimiento demográfico revela la importancia de las desventajas y retos en materia de atención de las nuevas necesidades, y requerimientos en la etapa de la vejez, la cual afectarán el funcionamiento social y económico; tanto en lo individual como en lo colectivo. Constituyendo, uno de los mayores desafíos el tema de las pensiones y de la pobreza que se asocia a este fenómeno, así como todo aquello relacionado con el sistema de salud y bienestar social.

Figura 5. Tendencias demográficas en México, prospectivo 2025-2050

Fuente: elaboración propia en base CEPALSTAT (2024).

Agregando Wallace y Enríquez (2001) que tanto la infraestructura de servicios para satisfacer dicha demanda, no está estratégicamente localizada en los puntos de mayor acceso para las personas de mayor edad, situación aunada a la poca existencia de personal de salud con especialidad en geriatría, para atender de manera integral la salud de los adultos mayores. Lo que puede propiciar a una atención inadecuada, con resultados negativos para pacientes y familiares, así como también la duplicidad de esfuerzos y el gasto excesivo de recursos financieros (Valdez et al., 2005).

Figura 6. Tendencias demográficas por año de análisis

Fuente: Elaboración propia en base a United Nation (2024).

Por su parte Morales (2001) agrega que dentro del proceso de envejecimiento se debe de considerar de manera muy específica el envejecimiento del individuo, asociado al avance de la edad, la cual es responsable de cambios morfológicos y funcionales en todos los órganos y tejidos de órganos glandulares (parénquimas). El propio autor agrega que dependiendo del grado de envejecimiento o mejor dicho la edad del sujeto, éste manifestará ciertos problemas en el aparato locomotor, la piel, el sistema digestivo, respiratorio, inmunológico, nervioso central y periférico, entre otros. Que pueden ser esperados, conforme a los llamados cambios fisiológicos — esperados a ésta altura de la vida. Sin embargo, frecuentemente se ven complicados por la existencia de patologías crónicas, tales como la hipertensión, diabetes, osteoporosis, cataratas, patologías dentales y trastornos emocionales, etcétera.

Figura 7. Población por grandes grupos de edad en México, prospectiva.

Fuente: Elaboración propia en base a United Nation (2024).

Destacando además, que según organismos como el Consejo Nacional de Población (Conapo, 2024) estiman que para el año 2050, de acuerdo con la proyección poblacional, uno de cada cuatro mexicanos será mayor de 60 años de edad; calculando que actualmente 7% del total de la población es mayor de 60 años, población que según Organismos de Seguridad Social, 55% del total de la población de 60 años y más de edad no es derechohabiente; mientras que 45% restante está distribuido entre el Instituto Mexicano de Seguro Social (imss); el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (issste) y otras instituciones, con 33, 10 y 2%, respectivamente.

Datos que problematizan el envejecimiento por el cual está atravesando México, cuyas implicaciones no sólo repercutirán para este grupo de edad, sino también para las familias, las instituciones y la sociedad en su conjunto, sobresaliendo la necesidad de garantizar en la población envejecida su mayor supervivencia con la mejor calidad de vida (Acevedo et al., 2012).

Es por ello, que se puede visualizar que el Nuevo Humano en los próximos años, será un humano envejecido, el cual requerirá de disponer de servicios sociales y de salud destinados a promover un envejecimiento sano, a prevenir y retardar los padecimientos propios de la edad cronológica y así, contrarrestar los efectos de la creciente población adulta. Indicando Valdez et al. (2005) que en términos generales, las instituciones de seguridad social deberán crear o mejorar los niveles de comunicación para dar a conocer a la población el tipo de servicio que ofrecen y los beneficios que pueden obtener de ellos. Sostienen que las necesidades de atención se acrecentarán en un futuro próximo y, el perfil de morbilidad y mortalidad demandará un tipo de servicio de alto costo.

Hacia una crisis migratoria. Un humano en hacinamiento

Las movilidades humanas, son parte del mismo proceso de búsqueda por los estados de bienestar de los individuos, desde las primeras civilizaciones, hasta las más contemporáneas, se han presentado como el común denominador: el desplazamiento humano hacia nuevos escenarios, contextos, o regiones, ya sea por cuestiones laborales, mortalidad-natalidad, demografía, actividades productivas, desastres naturales, conflictos armados, violencias en los propios contextos, entre muchos factores.

Si bien, las movilizaciones se han conceptualizado como flujos migratorios o migración, entendido como ese proceso, en el cual se presenta un desplazamiento geográfico de individuos o grupos, generalmente por causas económicas o sociales (RAE, 2023); proceso demográfico que junto a la natalidad y mortalidad, representan uno de los factores más relevantes por los cuales se dinamizan los cambios en el tamaño, composición y distribución de la población.

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2018), dicho fenómeno está relacionado con el movimiento o desplazamiento espacial de las personas, el cual tiene vigencia histórica, desde que la especie humana existe, quien a partir de su motivación por conseguir alimentos, vestimenta o vivienda para él o para quienes considere su familia, o personas en protección. Apuntando León (2015) que dicha movilización se puede derivar de las grandes catástrofes naturales, pérdida de cosechas, guerras y hechos sociales como persecuciones raciales o ideológicas, presencia del crimen organizado o narcotráfico, entre otros, que han promovido los diferentes movimientos migratorios en el mundo.

Conforme a lo anterior, se destaca que los flujos migratorios en México, a partir del 2025 al 2050, se presentarán de forma extrema de las zonas rurales hacia las urbanas (figura 8), dándose un incremento de la movilidad por tamaño de ciudad y clase de asentamiento urbano, en la conformación de ciudades de más de 5 millones de habitantes (figura 9).

Figura 8. Porcentaje de la población en zonas urbanas y rurales en México, prospectivo

Fuente: Elaboración propia en base a United Nation (2024).

Figura 9. Población urbana en México por tamaño, clase de asentamiento urbano, prospectivo

Nota: población urbana por tamaño, clase de asentamiento urbano y número de ciudades, 1990, 2018 y 2030. La zona gris es una categoría residual que incluye todos los asentamientos urbanos con una población inferior a 300, 000 habitantes

Fuente: Elaboración propia en base a United Nation (2024).

Flujos migratorios que pueden llegar a representar, una serie de consecuencias positivas, como negativas tanto para el lugar de origen, como en el destino (Aruj, 2008); pues el acto de migrar, no sólo implica el cruce de una frontera, sino que también representa la instalación parcial, o permanente de la persona en el país o entidad de destino, para residir, y en donde generará algún tipo de actividad económica, o productiva, sumándose inmediatamente en la cadena de consumo de bienes y servicios; o el intercambio de costumbres, ideología, cosmovisión; así como en la necesidad de asistencia de servicios de atención médica, seguridad física y las propias de los residentes de un lugar particular por parte del estado (Gutiérrez et al., 2020).

En suma, en México para los próximos años la migración se puede considerar, no como un problema, sino como una conducta humana, que estará determinada por condiciones o características puntuales, las cuales derivarán en consecuencias tanto positivas, como negativas dependiendo las condiciones de los mismos territorios involucrados en el fenómeno; destacando que dichas afectaciones, no solo tendrían una implicación en el propio sujeto que migra, a nivel psico-socio-emocional, sino en todas aquellas personas que estén vinculadas con el mismo sujeto, en sus niveles familiares, sociales y contextuales. Destacando que lo relevante se encontrará en los hacinamientos, y la explotación de los recursos, así como en toda la cadena de suministros de bienes y servicios que se verán desafiados por la sobrepoblación (León, 2015).

Un país altamente tecnologizado pero con desigualdades sociales

Ahora bien, en los próximos años en México, se estará manifestando un conjunto de desigualdades tecnológicas que estarán distinguiendo a los pueblos, así como las implicaciones en un cierto analfabetismo que, producirá en nuestra cotidianidad, el incremento de la tecnología y las experiencias digitales; en donde, requerirá de un nuevo entendimiento por parte de todos los actores sociales, incluyendo los Trabajadores Sociales, particularmente cuando se está presentando una tendencia creciente hacia el uso de las plataformas de las realidades virtuales o comunidades digitales conocidas como el Metaverso (Acevedo, 2023c).

Figura 10. Disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares de México, 2022 (absolutos)

Fuente: elaboración propia en base a ENDUTIH (2022)

En tal sentido, Arteaga (2020) destaca que el COVID-19 y la postpandemia llegó a cimbrar la vida cotidiana y particularmente, lo hizo al momento de someter nuestra cotidianidad al uso de herramientas tecnológicas para seguir subsistiendo. Aclarando el mismo autor, que en ese momento se acrecentó la adopción de programas, videojuegos y gadgets de muchas compañías, escuelas y personas por necesidad o curiosidad, como parte de la nueva normalidad o de un nuevo futuro, el que hoy está presente.

Ahora bien, predecir cómo evolucionará la realidad aumentada en el futuro podría ser meramente especulativo o ilustrativo, aunque la ciencia ficción revela potenciales escenarios (Black Mirror, 2022). Lo que está claro, según MetaversoFlow (2022), es que dicho futuro no se puede visualizar al margen de la tecnología ni mucho menos alejado de la vida cotidiana de las personas. En ese sentido, en estos momentos las Smart Glasses -o lentes inteligentes- son un primer paso hacia lo que está por venir; aún así, todavía es tecnología que no se integra naturalmente con el ser humano, en todo caso, aún se encuentra en fases tempranas de desarrollo y uso (Acevedo, 2023c).

Figura 11. Hogares con equipamiento de tecnología de información y comunicaciones, en áreas urbano-rural, según tipo de tecnología en México, 2022 (porcentajes)

Fuente: elaboración propia en base a ENDUTIH (2022)

Visiones, que se empiezan a reflejar a partir del análisis de la disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares de México que desde el 2022, se ha venido incrementando exponencialmente en materia de uso de computadora, internet, telefonía y dispositivos electrónicos y de comunicación (figura 10), tanto en los contextos urbanos, como rurales, el consumo se ha venido incrementando (figura 11).

Destacándose los Hogares con equipamiento de tecnología de información y comunicaciones en México, por estrato socioeconómico, el nivel medio y alto (figura 12). Así como las entidades más desarrolladas del país, donde se concentra una mayor habilitación tecnológica en los cinco estados más desarrollados, como lo son: Nuevo León, Ciudad de México, Guadalajara, Coahuila y Sinaloa, destacándose que representan zonas del norte, colindadas con Estados Unidos (figura 13). Representando en mayor porcentaje los usuarios de tecnología, según grupo de edad la población de entre 12 a 34 años de edad (figura 14), y distinguiéndose las mujeres como mayores usuarias de la tecnología (figura 15).

Figura 12. Hogares con equipamiento de tecnología de información y comunicaciones en México, por estrato socioeconómico, según tipo de tecnología, 2022 (porcentajes).

Fuente: elaboración propia en base a ENDUTIH (2022)

Datos que revelan las tendencias en habilitación y consumo tecnológico que se estará determinando, tanto por las ciudades desarrolladas con cercanía a la frontera norte, y por los estratos socioeconómicos medios y altos; acrecentando con ello las desigualdades sociales, que independientemente de existir la tecnología, y los dispositivos de nuevas generaciones, así como el acceso a los distintos servicios de streaming, el equipamiento tecnológico pertenecerá a quienes tengan mayor poder adquisitivo.

Figura 13. Hogares con equipamiento de tecnología de información y comunicaciones, por entidad federativa, según tipo de tecnología, 2022 (porcentajes)

Fuente: elaboración propia en base a ENDUTIH (2022)

Figura 14. Usuarios de tecnología, según grupos de edad en México, 2022 (porcentajes)

Fuente: elaboración propia en base a ENDUTIH (2022)

Figura 15. Usuarios de tecnología, por sexo en México, 2022 (porcentajes)

Fuente: elaboración propia en base a ENDUTIH (2022)

El futuro próximo en México, se viene dibujando como una sociedad cada vez más tecnologizada y de profundos cambios en sus interacciones, lo que remite al desarrollo e innovaciones en la intervención, o de acompañamientos sociales pertinentes que se ubiquen a la altura de dichos desafíos. Pero sobre todo, se estará visualizando todo un escenario desafiante, y marcado por desigualdades tecnológicas y de acceso a los mismos desarrollos, el cual no estará al alcance de ese Nuevo Humano, sino del humano que pueda tener mayor poder adquisitivo, y que pueda solventar la calidad y costo de vida de las ciudades altamente desarrolladas, las cuales, serán las de mayores privilegios, en sus accesos a productos de primera necesidad y de subsistencia (Acevedo, 2023c).

Conclusiones

El Transhumanismo, como la nueva utopía del siglo XXI es un movimiento que propone la utilización de la tecnología disponible para trascender los límites de las capacidades humanas normales. Reconocemos que, frente a esto, el ser humano es un ser vivo complejo que a lo largo de su vida recurre al acto del cuidado para mantener, no solamente su vida, lo cual no solo, haría referencia a sus necesidades biológicas, sino también a su bienestar y felicidad.

Nos encontramos ahora, en un punto de la historia en el que, el ser humano se caracteriza por un dominio extenso y nunca antes experimentado por el hombre, de la naturaleza. El mismo avance científico que nos ha posicionado como especie dominante del planeta, ha llegado a un nivel en el que la modificación profunda, no solo de las características biológicas de los seres humanos, sino de nuestras dimensiones como personas, será posible en un futuro, tal y como propone el movimiento Transhumanista.

Ante dicho escenario, se debe de reconocer dentro de los nuevos discursos y planteamientos teóricos del Trabajo Social, que se está viviendo una era donde el ser humano se está “bio-mejorando”. A través, del uso combinado de distintas tecnologías convergentes como la nanotecnología, la biología, las ciencias de la información y la comunicación, y las técnicas cognitivas como puede ser la neurociencia. La meta es trascender los límites biológicos y naturales del ser humano, que hasta ahora nos conforman, y con ello, terminar con la enfermedad, el sufrimiento, el azar del nacimiento, el envejecimiento y la muerte.

De tal manera, se requiere de un profesional que se distinga por esa visión, y la capacidad para adaptarse a dichos desafíos, y que se caracterice por esa irreverencia crítica, de ideales sólidos, y principios inquebrantables; un libre pensador, que abrace las causas nobles, y luche por todo aquello que su sentir, y su conciencia le dicte; un rebelde de los dogmas, que los cimbre como parte de su cotidianidad; en una palabra, la representación de lo que debe ser la evolución del Trabajo Social, o mejor dicho un Trabajador Social Transhumanista.

Con el mejoramiento del ser humano, lo excepcional, pasará a ser normal. No se puede negar que el ser humano ha ido evolucionando desde el primer homínido, hasta el Homo Sensorium en el cual, su capacidad craneana y sus capacidades han ido incrementándose paulatinamente y, por lo mismo, el Ser Humano tal como se conoce actualmente, es notoriamente superior a sus antepasados.

Entonces, el Transhumanismo no se alejaría de la tendencia propia de la Naturaleza, al proponer que se supere en sus limitaciones, de tal forma que cada vez más rápido se adapte a su propio entorno. Sin embargo, cual podrá ser el costo de dicho salto artificial, no natural, ante la presencia de un Nuevo Humano. Que tan negativo podrá ser el usar los avances que el Hombre ha ido alcanzando, para así lograr un nuevo paso en su evolución y superar las limitaciones que presenta hoy en día.

En realidad, aun no conocemos las respuestas de tales premisas, ni mucho menos las ventajas de la búsqueda de ese ser perfecto. Pero lo que si sabemos, es que el Nuevo Humano en los próximos años, será un ser envejecido, en hacinamiento, y con desigualdades tecnológicas, el cual, requerirá de disponer de servicios sociales y de salud destinados a promover un envejecimiento sano, a prevenir y retardar los padecimientos propios de la edad cronológica, así como de políticas públicas que contrarresten los efectos de la escasez de recursos y las brechas de desigualdades sociales y económicas.

De igual forma, lo que sí sabemos a partir del presente análisis: es que hablar del transhumanismo y del Nuevo Humano para el Trabajo Social, acarreará enormes implicaciones en sus formas de intervención y acompañamiento social, derivando la necesidad de mejores metodologías y técnicas de intervención con el uso de la tecnología y de la inteligencia artificial, y por que no decirlo, de metodologías transhumanistas de acompañamiento social, en las cuales, se reconozcan la existencia de los sujetos biomejorados, y altamente tecnologizados.

Todo ello, a partir del escenario prospectivo, que deja ver el horizonte demográfico y tecnológico digital para México y que asoma retos nunca antes vistos, y que deberemos atender como los grandes desafíos no solo de las políticas públicas, o del estado, sino de todos los sectores, los cuales deberemos sumar, para atender las grandes brechas y desigualdades sociales que se estarán presentando.

Particularmente se requerirá en los ámbitos formativos, una mayor habilitación tecnológica y desarrollo de competencias de los profesionales del trabajo social, de tal forma que puedan mantener su vigencia y liderazgo frente al horizonte tecnologizado y globalizado que se avecina en un futuro no tan lejano.

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