Volumen 34 No. 1 (enero-marzo) 2025, pp. 158-174

ISSN 1315-0006. Depósito legal pp 199202zu44

DOI: 10.5281/zenodo.14510571

Aquí y allá. Representaciones sociales entorno a los inmigrantes venezolanos en Bogotá, Colombia

Heberly López-Rodríguez*, Johnny Alarcón Puentes** y

Zaidy Fernández Soto**

Resumen

El artículo tiene como propósito describir el proceso de construcción de las representaciones sociales entorno a los inmigrantes venezolanos en Bogotá, forma parte de un estudio más amplio cuyo objetivo es analizar las relaciones interculturales de los inmigrantes venezolanos, ubicados en la carrera séptima, de la ciudad de Bogotá-Colombia en su nueva realidad, sus continuidades y redefiniciones culturales. Se aborda a los inmigrantes venezolanos que se ubican laboralmente en dicha avenida, ambiente en el que han llegado a ser parte de un entorno cultural, sobre el cual han rediseñado parte de sus propios saberes culturales. Metodológicamente cuenta con un parámetro descriptivo e interpretativo, con método etnográfico, observación participante y entrevistas como técnicas principales. Como participantes contamos con 14 venezolanos, 08 colombianos y 02 turistas, a quienes se les aplicaron entrevistas estructuradas y semiestructuradas. Se establece como resultado principal, el hecho de que las representaciones sociales entorno a las relaciones interculturales entre venezolanos y colombianos se encuentran cargadas de significados estigmatizados, producto del flujo de migrantes venezolanos hacia Colombia, lo que incide en su ambiente laboral, estadía e integración en la sociedad de acogida. Se concluye que, a juicio de los entrevistados, en el contexto de las representaciones estigmatizadas que han marcado el proceso de interacción, se mantienen relaciones interculturales de integración, tolerancia y marginación tanto entre colombianos y venezolanos, como entre los mismos migrantes venezolanos.

Palabras clave: inmigración; representaciones sociales; identidad; redefiniciones culturales: interculturalidad

*Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela. ORCID: 0009-0001-1936-3202

E-mail: hd.lopezrz@gmail.com

**Universidad del Zulia. Venezuela / Universidad del Norte. Colombia. ORCID: 0000-0003-0424-0485

E-mail: jalarconxxi@gmail.com

***Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela. ORCID: 0000-0002-9521-118X

E-mail: zaidyfer21@gmail.com

Recibido: 26/09/2024 Aceptado: 11/12/2024

Here and there. Social representations around Venezuelan immigrants in Bogotá, Colombia

Abstract

The purpose of this article is to describe the process of construction of social representations around Venezuelan immigrants in Bogotá, it is part of a broader study whose objective is to analyze the intercultural relations of Venezuelan immigrants, located in the seventh avenue, of the city of Bogotá-Colombia in its new reality, their continuities and cultural redefinitions. It addresses the Venezuelan immigrants who work on this avenue, an environment in which they have become part of a cultural environment, on which they have redesigned part of their own cultural knowledge. Methodologically, it has a descriptive and interpretative parameter, with an ethnographic method, participant observation and interviews as the main techniques. As participants we had 14 Venezuelans, 08 Colombians and 02 tourists, to whom structured and semi-structured interviews were applied. The main result is the fact that the social representations around intercultural relations between Venezuelans and Colombians are loaded with stigmatized meanings, as a result of the flow of Venezuelan migrants to Colombia, which affects their work environment, stay and integration into the host society. It is concluded that, in the opinion of the interviewees, in the context of the stigmatized representations that have marked the interaction process, intercultural relations of integration, tolerance and marginalization are maintained both between Colombians and Venezuelans, as well as among Venezuelan migrants themselves.

Keywords: immigration; social representations; identity; cultural redefinition;, interculturality

Introducción

El proceso migratorio de venezolanos en Bogotá – Colombia visto como producto de una crisis en Venezuela, se intensificó desde 2012 hasta la actualidad, sin embargo en esta investigación, abarcamos dicho proceso, en el auge del incremento de las masas de migrantes, entre 2016 y 2023, lo que nos lleva a establecer inicialmente dos grupos de migrantes, por un lado aquellos que llegaron antes del 2016 y los que llegaron entre 2016 y 2023, siendo este segundo grupo de inmigrantes venezolanos los que interesan a esta investigación, y que actualmente hacen vida laboral en una de las arterias viales más concurridas de la capital colombiana, en la cual manifiestan diversos tipos de arte, junto con los autóctonos colombianos.

Para argumentar los criterios de construcción de estos dos grupos de migrantes, es necesario considerar que, desde la década del 2000, diversidad de ciudadanos venezolanos tomaron la decisión de emigrar de su país de origen, por factores personales, por lo general debido a que estaban en desacuerdo con las políticas de estado desarrolladas por la gestión gubernamental de turno en dicha nación. (Martínez Casadiegos, 2015). En este mismo sentido, diversos países sirven de destino a la migración de venezolanos, quienes por lo general salían del territorio venezolano con propuestas laborales y por consiguiente con documentación pertinente para dicho proceso. Lo anterior, que podía ser considerado como un flujo migratorio dentro de los estándares aceptables desde el punto de vista de la cantidad de personas en movilización, comienza a aumentar para 2012, aunque no de manera alarmante. (Delgado y Abellana, 2009).

Para 2012 el país bolivariano da indicios de un evidente estado de crisis social, cultural, económica y política, en el cual los nacionales venezolanos comienzan a ver vulnerados diferentes aspectos de su cotidianidad, la inflación comienza a ser alarmante, desabastecimiento de productos de la cesta básica, al igual que los índices de violencia, devaluación de la moneda, y sanciones de gobiernos extranjeros y factores asociados a esto, (Vargas Ribas, 2018), lo que al contrario de mejorar comienza a agudizarse con el pasar de los años, de manera tal, que masas de nacionales venezolanos en general deciden abandonar dicho territorio, buscando eludir las condiciones precarias del país, intensificándose de esta manera la tasa de emigración venezolana (Bermúdez, et al. 2018).

En este punto histórico, comienza una amplia oleada migratoria de venezolanos hacia variedad de destinos, Australia, España, Canadá y Estados Unidos (Estrada, 2019), esto genera que se estipule evaluar -por lo general-, el perfil profesional de los anteriores al igual que las divisas de las que podrían o no disponer, mostrando y ofreciendo ideales de vida atractivos para los posibles inmigrantes, -sociales, económicos, profesionales y personales- (Freitez, 2014), posteriormente debido a costes de traslado, documentación pertinente, declinaciones de visas, entre otras imposibilidades, las masas de nacionales venezolanos modifican su rumbo a destinos más cercanos, tales como Panamá, Chile, Ecuador y algunas Islas del caribe, entre otros destinos que brindan a los nacionales venezolanos, -quienes ya venían cargados de suficientes elementos de expulsión de su país de destino-, amplios factores de atracción, (Bermúdez, et al. 2018). Migraciones masivas, que incidieron en que parte de los entes migratorios de los países destino establecieran nuevas políticas migratorias para el ingreso de ciudadanos venezolanos, buscando reducir las masas de ingreso. (BBC mundo, 2018).

Seguidamente, aerolíneas nacionales e internacionales dejan de operar en Venezuela, (Di Stasio, 2017) la moneda nacional comienza a devaluarse, la inflación a aumentar, los costos se incrementan, la inseguridad recrudece, las medidas coercitivas desde EEUU y Europa comienza a afectar el país y los trámites pertinentes para documentos personales imprescindibles para el proceso migratorio como pasaportes, partidas de nacimiento, apostillas, entre otros, comienzan a estar fuera del alcance del venezolano promedio (Pedicini, 2018 y Malavé, 2019), de tal manera que, en búsqueda de una solución, los nacionales venezolanos toman como destino Colombia, no obstante, durante el proceso ya descrito, la migración hacia dicho destino, aunque no era nueva, venía desarrollándose, pero no de una manera vertiginosa, como empezaría a ser entre 2015 y 2016.

Es por ello que la presente investigación se enfoca en cómo se elaboran, desarrollan y mantienen las relaciones interculturales de los inmigrantes que llegan al territorio colombiano en la segunda etapa (2016-2023) marcada por condiciones socioeconómicas más apremiantes con los que habían llegado en los primeros años (antes de 2016) al inicio de la crisis venezolana, en su nueva realidad cultural, en un proceso en el cual se han construido y reconstruido las representaciones sociales que tanto venezolanos como colombianos tienen sobre sí mismos y sobre los nuevos migrantes, situación que los ha llevado a redefinir mediante continuidades parte de los patrones culturales que les han sido conferidos por su cultura y que les son propios, esto a causa de la necesidad de integrarse.

Esta investigación ha sido desarrollada desde una perspectiva antropológica donde se aplicó el método etnográfico, observando cómo se desenvuelven día a día los sujetos de estudio en la carrera séptima, tomando en cuenta de tal manera sus vivencias diarias, continuidades y sus percepciones, permitiendo así registrar no solo el discurso del inmigrante venezolano y percepción de los investigadores, sino también la perspectiva del autóctono colombiano.

Se presenta un recuento de la problemática en cuestión, buscando introducir al lector a la realidad del estudio de las migraciones, más específicamente en las cotidianidades desarrolladas en la carrera séptima, por los inmigrantes venezolanos y aquellos que hacen parte de su nuevo entorno, teniendo en consideración diversos aspectos que han sido parte del proceso migratorio de los anteriores, desde el momento de salir del lugar de origen hasta su momento de inserción al destino. Hay que resaltar que, aunque efectivamente en nuestra investigación nos centramos de manera específica en los inmigrantes ubicados en la carrera séptima de Bogotá, continuamente podremos hacer menciones generalizadas -de los inmigrantes venezolanos-, para de esta manera explicar aspectos generales que repercuten de manera específica en nuestro contexto de estudio.

Teoría y Método

Para el desarrollo del estudio, teóricamente se partió de la noción de representaciones abordadas desde la perspectiva antropológica, para ello se consideraron los aportes de Banchs (2000), quien al hacer una revisión de diferentes teóricos realiza contribuciones significativas para entender las representaciones sociales como proceso y como producto, lo que permite abordar las formas de construcción de estas. Lo que nos permite engranar loa planteamientos de Villarroel quien señala que “las representaciones sociales son modalidades específicas del conocimiento del sentido común, que se construyen en los intercambios de la vida cotidiana” (2007, 34), así como los de Urbina & Ovalles, para quienes “las representaciones sociales permiten la construcción e interpretación de la realidad a partir de una visión común dada por la percepción, orientando las prácticas y acciones de los grupos y conglomerados humanos” (2017, 6).

De igual manera, se considera lo planteado por Amodio, quien postula un argumento para articular la controversia entre representaciones colectivas y sociales, afirmando que estas siempre tienen esas dos cualidades en tanto “pertenecen al mundo de la cultura, lo más simple y explicativo es definirlas como «culturales», en cuanto procesos productores de sentido, en sus variadas formas, que permiten interpretar la experiencia social e individual” (2006, 29)

Estos autores, entre otros, permitieron configurar una concepción de las representaciones y de sus procesos de construcción para el abordaje de la realidad en estudio, según la cual las representaciones refieren a las construcciones y significados que los individuos crean y comparten en su interacción diaria, y que les ayudan a entender el mundo y a relacionarse con los demás, centradas en las interpretaciones individuales y colectivas de la realidad social, concepción teórica a partir de la cual fue posible identificar los componentes y categorías a indagar con los participantes de la investigación.

Por otra parte, pero en coherencia con la anterior, se abordó lo relacionado con las migraciones como fenómeno sociocultural, asumiendo y ensamblando los planteamientos de Fabregat (2001) quien define la migración a partir de los factores de atracción de la sociedad que recibe a la población migrante, con los de Malavé (1988) quien se centra en los factores de expulsión. Así mismo, se consideran los planteamientos de Solís-Gallegos (2004), quien postula la concepción de “adaptación” desde la cultura de origen a la cultura de acogida y establece elementos o aspectos culturales y de la vida cotidiana que entran en juego en ese proceso de adaptación. Mientras que Follert (2016), se centra en explicar los procesos de segregación cultural e inclusión productiva para presentar los diferentes tipos de relaciones interculturales (interacción, asimilación, separación y marginación) que pueden ocurrir en los procesos migratorios entre los que el mismo autor denomina sociedad “mayoritaria” y “nativa” frente a los nuevos residentes, es decir, los inmigrantes.

Con las contribuciones de estos autores fue posible establecer las categorías referidas a la migración, tales como los factores de expulsión – atracción, redes sociales de apoyo, etapas de adaptación, tipología de relaciones y choque cultural. Como elementos centrales para explicar el proceso social de salida del país de origen, llegada e inserción en la sociedad de acogida.

Desde la perspectiva epistemológica se consideró un parámetro descriptivo e interpretativo. Con metodología etnográfica, asumiendo los planteamientos de Alarcón (2015), para quien la etnografía no se limita a recopilar información, no puede conformarse con describir de manera superficial lo cultural, va más allá de una simple acumulación de datos, ya que implica un enfoque de investigación con una serie de acciones en el campo para luego elaborar teóricamente un informe escrito; en este sentido la etnografía provee las herramientas, técnicas, estrategias e instrumentos, necesarios para analizar e interpretar los fenómenos sociales y la complejidad de la experiencia en la vida de los sujetos.

Las técnicas de recolección de datos fueron la observación participante y las entrevistas estructuradas y semiestructuradas, los participantes o informantes clave estuvieron constituidos por 14 venezolanos (10 trabajadores y 04 transeúntes), 08 colombianos (04 trabajadores y 04 transeúntes) y 02 turistas.

Resultados

Para el desarrollo de los resultados se ha seguido una secuencia que implica etapas del proceso migratorio, aunque esto no envuelve el hecho de que estas etapas sean lineales. De manera que, para poder abordar cómo ha incidido el proceso migratorio en las representaciones sociales de los inmigrantes en su estadía e integración a la sociedad colombiana, se parte por conocer cómo se ha dado el mismo; los diversos trasfondos que este ha tenido, para luego adentrarnos en la realidad de los sujetos participes y de aquellos factores que les han llevado tanto a tomar la decisión de salir de su lugar de origen, como la elección de Colombia, y específicamente Bogotá, como destino, sus primeros desenvolvimientos como nuevos miembros del entorno y los motivos por los cuales se han establecido -nuestros sujetos de estudio-, laboralmente en la carrera séptima de la capital colombiana.

1. Factores de salida del lugar de origen y de atracción hacia el destino.

En el desarrollo de la introducción se ha efectuado una síntesis del contexto migratorio venezolano, señalando que antes del 2016, las vías y condiciones de migración implicaban contar con ofertas de trabajo, con documentación y recursos para asentarse en los lugares de destino, pero que a partir del 2016 estas condiciones cambian, tal como lo expone el Informante 1, transeúnte venezolano:

Cuando yo me vine aquí había venezolanos e incluso se escuchaba en Barinas a la gente hablando de venirse, pero la mayoría hablaba de Aruba, Panamá, Chile y España, para acá agarramos un grupo que no teníamos para justificar la entrada en esos países que para ese momento eran 500 dólares que fue lo que hizo mucho venezolano loco por salir de allá, sin tanto gasto. (agosto, 2019).

La afirmación realizada por este informante constituye un ejemplo de lo expresado, en diversas conversaciones con los venezolanos que participaron como informantes claves en el estudio, el trabajo de campo realizado con los venezolanos en la carrera séptima de Bogotá permite afirmar que los nacionales venezolanos más que evaluar la situación social, económica o política de la nación colombiana o plantearse objetivos concretos para partir de su país de origen de una manera organizada; comienzan un proceso migratorio en el cual contaban como únicos factores de atracción la facilidad en el traslado, lenguaje, cercanía, posibilidad económica y de eludir los entes de migración al ingresar por trochas1 (Martínez Casadiegos, 2015), así como el posible apoyo de redes sociales.

Esta interacción entre los factores de atracción de Colombia y los factores de expulsión de Venezuela, referidos al incremento de la crisis socioeconómica, generó un aumento continuo y en corto tiempo de migración, donde los ciudadanos venezolanos por lo general llegan a territorio colombiano, buscando movilizarse hasta la capital del país.

2. Narrativas en proceso: germinan las representaciones sociales estigmatizadas hacia los inmigrantes.

La sociedad de la capital colombiana acogió a los inmigrantes venezolanos en sus calles, casas, negocios, empresas. Según resultados de nuestras entrevistas y trabajo de campo, más de la mitad de estos inmigrantes venezolanos, podían llegar y establecerse en cualquier empleo, haciendo la salvedad que nos centramos en evaluar a nacionales venezolanos que permanecían en Colombia desde el 2016.

Para ese momento, aunque los inmigrantes venezolanos estuviesen en condición de turistas, los nacionales colombianos, dueños de negocios como restaurantes, salones de belleza, hospitales, empresas, entre otros, no consideraban –según el discurso de los entrevistados- irregular emplearlos, debido a que los entes de seguridad o gubernamentales no le daban importancia o seguimiento a este hecho, esto podemos evidenciarlo en el comentario de la Informante 2, transeúnte venezolana:

Cuando yo llegue, cambiaba de trabajo como de ropa. No me gustaba y de una lo dejaba y conseguía en otro lado. Ahora no me imagino buscando trabajo… no quiero ni pensar en meter hojas de vida, por tanta xenofobia; tanto venezolano aquí y lo duro que se ha puesto conseguir trabajo. (junio de 2022).

Sin embargo, es importante destacar que en esa situación se encontraban como indocumentados, con lo cual no podían optar a beneficios de ley, siendo muy pobre el requerimiento de documentos para emplearles, basado en una hoja de vida, con información en la mayoría de los casos no respaldada, sintiéndose –aunque un poco resaltado en la gastronomía, jerga, costumbres– en muy pequeña medida las diferencias culturales entre ambos nacionales, ya que las relaciones se desarrollaban en mayor medida en el ámbito laboral.

Este hecho, puede ser vinculado a la cantidad de migrantes presentes en la ciudad capital, pues antes de 2016, la suma de nacionales venezolanos en Bogotá no trascendía la cifra de 70.000 inmigrantes establecidos, los que estaban caracterizados por ser personas con un nivel académico medio, licenciados, técnicos, o bachilleres, por lo general regulares en territorio colombiano (Martínez Casadiegos, 2015), situación que para finales de 2016 y principios de 2017, comienza a verse alterada.

La tendencia entre quienes llegaron después de 2016 es a presentar características socioculturales diferentes a los que se habían establecido previamente, (Vargas Ribas, 2018), sobre quienes ya se habían elaborado ciertas representaciones sociales, que comienzan a verse modificadas, cuando la capital colombiana comienza a recibir en su suelo, diversidad de venezolanos, ya que, al no tenerse un control migratorio, todo aquel nacional venezolano que decide entrar a territorio colombiano podía hacerlo por trochas evitando los entes de migración de Colombia; -justificados socialmente al no tener pasaporte, volviéndose esto una actividad regular o frecuente-, lo que dio pie a diversidad de actividades por parte de un sector de dichos ciudadanos en suelo colombiano (Castillo, et al. 2019), quienes sin contar con formación o preparación en un oficio en particular pudieron al momento de tomar la decisión de emigrar hacerlo con la intención de dedicarse a actividades productivas no legales o simplemente ya en suelo colombiano, decidieron tomar esta ruta. Estos planteamientos se corroboran con las afirmaciones realizadas por uno de los informantes claves de nacionalidad colombiana:

El problema aquí con los venezolanos es que los primeros vinieron a trabajar y sabían trabajar; pero ahora no. Ahora vienen a ver que consiguen; como hacen la trampa, a quien engañan, no hay que darles papaya. (Informante 8, mayo 2022)

El incremento de los inmigrantes inicia un alarmante eco de preocupación tanto por la sociedad colombiana como en los entes migratorios, el gobierno y autoridades colombianas, ante la presencia de los vecinos, ahora residentes (Castillo, et al. 2019), en este punto se genera un proceso de estigmatización hacia los venezolanos migrantes. En los medios televisivos como los noticieros, comienzan a mostrar de forma continua reportajes de venezolanos antisociales, prostitutas, indigentes, entre otros, generándose de este modo, problemas de socialización y de relaciones entre los dos grupos, esto fomenta así, una visión estereotipada y estigmatizada con respecto al otro; de la misma manera diversos entes gubernamentales y la sociedad en general comienzan a sentirse expuestos ante los mismos.

De esta forma, emergen diversidad de representaciones humillantes, sobre todo cuando estos inmigrantes comienzan a competir con el ciudadano colombiano promedio por puestos laborales (Castillo, et al. 2019), mercado que no se encontraba listo para afrontar tal situación, al estar las tasas de empleo en Colombia ya saturadas antes de dicha ola migratoria y la situación socioeconómica colombiana apenas preparada para la subsistencia de sus nacionales.2 (Vallejo, 2019). Comenzando los nuevos inmigrantes, en este punto, a ser percibidos como una amenaza progresiva para la estabilidad social del país.

En este sentido, comienza a darse pie a un cambio del panorama de la inserción social y de las relaciones interculturales de ciudadanos de nacionalidad venezolana en el entorno cotidiano del colombiano, no sólo por el incremento “excesivo” de masas de inmigrantes, de la inseguridad, violencia, prostitución, sino por la competencia de la mano de obra no calificada, ya que los inmigrantes en cuestión, al no contar con un perfil profesional o documentación colombiana, comenzaban a solicitar empleos de cualquier tipo, insertándose en la realidad de competencia laboral del nativo bogotano, ahora en grandes masas. Por ende, citamos a la transeúnte colombiana:

Antes los venezolanos venían organizados o con propuestas… como se vino el esposo de mi hermana o a montar empresas o algo. Ahora no; ya no se vienen esos que uno conocía, ahora vienen y se venden hasta por 15 mil pesos al día devaluando el trabajo y ahora por eso hay más desempleo para uno el colombiano o no quieren pagar bien, simplemente buscan un venezolano (Informante 7, colombiano, diciembre, de 2021).

Vale señalar, que el bogotano, en un alto porcentaje, no cuenta con estudios superiores, -ya que la educación en Colombia puede considerarse poco accesible para los mismos- (Quintero, 2019), se ve obligado luego de graduarse de educación media a insertarse en el mercado laboral, en cualquier área, por tal la competencia entre nacionales colombianos por la mano de obra no calificada ya estaba limitada antes de la llegada de los vecinos nacionales; que, sin embargo, entre 2015 y 2016, aunque el ingreso fue numeroso, no fue alarmante- los capitalinos podían compartir medianamente y contar con las tasas de empleo tanto con nacionales venezolanos como con colombianos de otros departamentos.

Por tanto, con el ingreso de venezolanos a territorio colombiano, que comienza a registrarse para inicios de 2017 la percepción sobre una posible equidad en la competencia por las plaza de empleo comienza a modificarse; ya que aunque en la feria de empleo, –elaborada tradicionalmente cada año en la capital colombiana– realizada para 2016 no se registró un aumento significativo de solicitudes, para 2017 se mostró una evidente alteración, que para 2018 ya se consideraba preocupante, y para febrero de 2019 comenzaba a ser vista como un estado de anomalía social, cuando tomas aéreas captan la dimensión física de individuos aplicantes, evidenciando posteriormente que un amplio porcentaje de los anteriores, eran de nacionalidad venezolana-.

Mi cuñada me dijo que habría una feria de empleo en la plaza de los artesanos… chama, cuando yo llegue, las colas no podían ser. Yo me fui, me sentí raro; me dio pena, porque se escuchaban puros venezolanos y los colombianos tenían muy mala cara, ya después salió en las noticias” (Informante 3, venezolano, febrero, 2020).

Esta situación también se refleja en la afirmaciones y argumentos que exponen algunos de los entrevistados colombianos:

“Una cosa era aceptarlos e incluirlos en nuestra ciudad hace unos años atrás… pero después se vinieron todos. Yo creo que en Venezuela ya no queda gente. Entonces tampoco… aquí tampoco podemos cargar con tanto(Informante 9, colombiano, febrero, 2020

“Los que llegaron primero bienvenidos… pero ya, no más. Ya son demasiados. Mire que en la feria del empleo fue que vinimos como a reaccionar”. (Informante 7, colombiano, diciembre 2021)

“Nosotros no podemos tirarnos a espaldas la situación de Venezuela. Claro, unos que se vinieran a trabajar aquí bien, ¿pero tantos?” (Informante 11, colombiano, febrero, 2020).

De esta manera queda en evidencia, tanto a través de la observación como de las entrevistas realizadas en el trabajo de campo, que germinan las representaciones sociales estigmatizadas hacia los inmigrantes, ocurriendo estas como un proceso, en los términos planteados por Banchs (2000) donde las informaciones que circulan en la realidad, interactúan con la vivencia de los individuos, migrantes venezolanos y nacionales colombiano, que se encuentran en relación, provocando su procesamiento y transformación, pasando de esos inicialmente bienvenidos a la confrontación con una realidad en la que generan problemas, abriendo el camino para nuevas formas de creencias y valores, y en consecuencia comportamientos que modifican la realidad objetiva.

3. Mecanismo de inserción y participación: redes sociales de apoyo y documentación legal en el proceso migratorio.

En el proceso migratorio, es importante señalar un factor esencial para su desarrollo, la presencia de redes sociales de apoyo, las cuales comienzan incluso antes del mismo hecho de migración; tal como se ha denotado, se presentaban los casos de ciudadanos venezolanos, que cuando comienzan a evaluar la posibilidad de salir del país, no tienen un destino determinado, no cuentan con divisas, documentos o diversos elementos necesarios para emigrar, aquí comienza la actuación de dichas redes. Cuando los ciudadanos aún residentes en Venezuela comienzan a percibir que aquellos inmigrantes ubicados en Bogotá envían remesas a sus familiares, exhiben haber mejorado su estilo de vida, hacen visitas a su nación y exponen poder desarrollarse económicamente. Entonces, comienzan a promover, aunque sea de manera involuntaria una situación atractiva para aquellos que aún no han salido de su tierra. Al respecto, una informante expresó

mi prima, la que me recibió, llegaba de visita, ella tenía aquí cuando eso 3 años, y viajaba como 2 veces al año… llegaba con ropa, con plata y toda diva… obviamente uno en esa crisis quiere lo mismo (Informante 4, venezolana, diciembre, 2021).

Desde esta perspectiva se registraron casos en los cuales los nacionales venezolanos no tenían ni siquiera la intención de querer salir del país, pero cuando parte de los familiares o miembros de su círculos de amistades que han emigrado, comienzan a hablar de su condición de inmigrantes, por lo general con discursos positivos sobre el país de destino, la economía, estilo de vida, capacidad de ahorro; e incluso les ofrecen apoyo en caso de decidir emigrar, han provocado, según sus propias palabras la intenciones de migrar, por lo que se toma de la decisión, posterior organización y ejecución de la acción. Presentándose situaciones en las cuales la organización de la migración se da aceleradamente, de manera que, al migrar lo hacen sin documentos, sin el dinero necesario para incluir estadía, sin empleos visualizados o un orden específico para el proceso.

Luego de tomada la decisión y ya establecidos los inmigrantes en la capital colombiana, comienzan su proceso de estadía, el cual inicia en la búsqueda de residencia. En este sentido, las redes sociales de apoyo juegan un rol determinante, cuando gran parte de los inmigrantes antes de salir de su lugar de origen cuentan con el apoyo -por lo general- de otros venezolanos ubicados en Bogotá o en su defecto con familiares, amigos o conocidos en dicha capital, quienes pudieron orientarles de diferentes maneras, posiblemente recibiéndoles donde estos residían o ubicándoles residencia.

Es necesario hacer un apartado para mencionar, que la población de la capital colombiana –como el resto del país- está dividida por estratos socioeconómicos, comprendidos entre el uno y el seis, variando esto entre habitantes que reciben subsidios en servicios como gas, agua y electricidad, y quienes pagan facturas más elevadas para alcanzar una equidad en el pago (Zapata, 2018); de tal manera que así como varían los servicios según los estratos, sucede con los alquileres de vivienda, observándose que en lugares como Usaquén –zona norte- un apartamento de 2 habitaciones puede contar con un precio estimado de alquiler de tres millones de pesos por mes, mientras que en Soacha –zona al sur de la capital- un lugar con las mismas características no trasciende los ochocientos mil pesos; de esta manera en nuestra investigación pudimos notar que la mayoría de nuestros entrevistados residen en lugares de estratos bajos o a las afueras de Bogotá, quienes a su vez argumentan que la masa significativa de venezolanos radican en dichos sectores.

Volviendo a la idea de las redes sociales de apoyo, estas también se activan como guías en la adaptación inicial de los inmigrantes, en nuestras entrevistas y observaciones resaltan como “orientadores”, inicialmente de la ciudad, -ya que nuestros sujetos de investigación en su mayoría no conocían la capital colombiana-; en la cual miembros de dichas redes han brindado su apoyo incluso en las búsquedas de empleo, han servido de herramienta de diversas maneras; recomendado a los nuevos inmigrantes, indicándoles posibles sitios donde pueden ser contratados y sirviéndoles de guías así de diferentes maneras. Tal como lo expresa el informante 1, venezolano.

De no ser por un primo, que fue el que me animó a venirme, me hubiese devuelto así sea caminando. Él me recibió, me llevó a entrevistas, me enseñó cómo moverme en la calle e incluso me recomendó en la empresa donde trabajo ahorita (noviembre, 2021).

De esta manera, los entrevistados exponen haber contado con diferentes conocidos que les sirvieron de apoyo, mencionan como miembros de dichas redes a otros inmigrantes venezolanos, incluyendo un sector de estos que, contando con familiares colombianos, estos no les han servido de apoyo.

En los que se desenvuelven en la carrera séptima, se presentó también un grupo que expone contar con redes de apoyo que les han servido como guía, pero con quienes no han tenido suerte para ubicarse en empleos fijos por diversos motivos, exponen que sus conocidos no cuentan con empleos fijos, y por ende no les han podido recomendar, alegando que esto se debe a que no cuentan con la documentación pertinente.

Como parte de la observación participante se ha evidenciado que hasta el 2016 los trámites como cédula de ciudadanía colombiana, visas o permisos de trabajo no eran muy comunes para el venezolano migrante, el primer documento mencionado es gestionable por parte de venezolanos con padres colombianos, el siguiente tiene un coste elevado fuera de otros requisitos de difícil acceso para el venezolano promedio, desde la perspectiva económica. El permiso de trabajo ha contado con jornadas para su expedición, aunque inicialmente se les exigía un sello de turista en el pasaporte venezolano, también se contó con una jornada para la solicitud del mismo dirigida a todos aquellos nacionales venezolanos en condición irregular; sin embargo, desde la última jornada de expedición de permisos de trabajo se estimaba aún un aproximado de 47.960 inmigrantes en condición irregular en Bogotá3.

A partir de 2017 la situación cambia y se genera desde el gobierno un plan para legalizar a los venezolanos, con el Permiso Especial de Permanencia (PEP) que luego en el 2021 pasa a ser Permiso por Protección Temporal (PPT) vigente por 10 años. (Migración Colombia, 2021). Hasta hoy se mantienen jornadas para obtener este instrumento legal para estar en Colombia. De modo que, mientras aquellos inmigrantes venezolanos no regularicen su situación migratoria, no cuentan con la posibilidad de insertarse en el sistema laboral formal de Colombia que, aunque no se encuentre netamente receptivo, está menos congestionado que el sistema informal de dicho país. Así pues, resulta evidente como la documentación pertinente es un relevante punto de partida para comprender la situación del nacional venezolano en su proceso como inmigrante.

4. Proceso de asentamiento en la capital colombiana.

Ya establecidos en Bogotá, los inmigrantes deben atravesar diversas etapas, donde evidenciamos inicialmente el choque cultural, ya que estos aunque puedan hacerse a la idea de que saldrán de su lugar de origen y que Colombia es otro país alterno al propio, generalmente se prepararon para una cultura diferente pero similar”, podemos explicar lo siguiente tras el comentario de uno de nuestros entrevistados yo pensé que aquí era igual; pero frío, porque los colombianos se parecían a uno en Venezuela… pero no, la gente aquí es otra –risas- (Informante 5, venezolano, octubre de 2023); el comentario anterior refleja cómo parte de los inmigrantes venezolanos al escoger Bogotá como destino, idealizan una sociedad similar a la propia, influenciados probablemente por aquellos colombianos con quienes pudieron tener contacto en su país de origen.

Posteriormente, al ellos comenzar a relacionarse con los autóctonos colombianos -bogotanos y nacionales colombianos en general- , comienzan una etapa de ajuste cultural, dejando atrás algunos patrones que han considerado suyos durante su vida, apropiándose, por necesidad de nuevos hábitos, costumbres, comidas, vestimentas, entre otras características, lo que posteriormente se va agudizando, conllevando a cuestionamientos de aquello que fue considerado pertinente y propio, modificando parte de esto, ya más que por necesidad, muchas veces por costumbre.

Sin embargo, lo anterior no debe interpretarse como que el individuo al trasladarse de un contexto, buscando ser parte de otro, deja de identificarse con su realidad cultural y contexto pasado, rompiendo el hilo conductor de su experiencia identitaria (Santana, 2013), sino que este tiene más bien la posibilidad de desenvolverse en ambos entornos culturales. Una especia de borderline cultural. Esta situación de estar en el filo del límite entre una cultura y otra hace que no encaje del todo en los patrones de la sociedad de acogida y que sea percibido como un extraño, a pesar de las coincidencias culturales, que debe ser excluido y discriminado.

El sacudida cultural resulta inevitable, y aunque su variabilidad resulta subjetiva entre individuos, es reconocido por todos, pues al ser parte de un colectivo cargado de representaciones sociales y significados culturales propios, el impacto de encontrarse con otro colectivo con sus imaginarios y, al que deben adaptarse para integrarse, genera impacto el cual puede llegar inclusive a desorientarles temporalmente; uno de los entrevistados dio fe de que esa era su segunda vez en Bogotá, ya que en su primer viaje estuvo durante un mes y al no poder lidiar con ciertas diferencias, extrañar su ciudad y tejido sociocultural, se devolvió a Venezuela, pero retornó nuevamente a Bogotá, tras la agudización de su situación socioeconómica en su país, teniendo que amoldarse al nuevo entorno.

Otra dinámica que han atravesado los nuevos inmigrantes ha sido el encontrarse con una sociedad cargada de representaciones sociales estigmatizadas en relación con su presencia, al vincularse los inmigrantes con los autóctonos, cargados de imaginarios negativos hacia el venezolano, los hace susceptibles de discriminación y rechazo. Es así que, como modo de protección, encontrándose así con una realidad para la cual podrían no estar preparados, el inmigrante tiene las opciones de: asimilarse, apropiarse de lo cultural o aislarse. Las representaciones sociales que estos manejen sobre el entorno y la sociedad de acogida resultan determinantes en tal decisión; podemos señalar que parte de nuestros entrevistados exponen tener dos percepciones totalmente diferentes sobre los nacionales colombianos, una que ubican de aquellos que llegaron a ser inmigrantes en Venezuela y otra sobre los residentes en Bogotá.

De esta forma la percepción sobre los primeros, la elaboraron en un proceso donde los nacionales venezolanos serían anfitriones en su país y los colombianos ajenos al entorno, quienes -tal como describen en las entrevistas- para poder integrarse a la nueva sociedad, mantuvieron una postura de diálogo intercultural, siendo así receptivos al entorno que les acoge, mientras que la postura de los mismos como anfitriones variaría, debido al cambio de roles ubicándose en una posición jerarca en la que buscan en sentido contrario determinar los roles de los nuevos inmigrantes en un entorno que les es propio y donde los nacionales venezolanos son extraños. A lo que expresa el Informante 5, venezolano, que labora como artista en la carrera séptima Allá los colombianos eran agradables, vivían invitando a uno para acá… y aquí tratan a uno como un delincuente, claro que no son los mismos, que diferencia es ser uno el que recibe gente. (octubre, 2023)

La situación descrita en el párrafo anterior remite a los planteamientos realizados por Solís Gallegos (2004) quien expone en su investigación, el hecho de que los autóctonos del país que ha recibido a los inmigrantes buscan determinar el desarrollo social de estos en el entorno, generando una matriz de representaciones según la cual se establecen pautas sobre lo permitido-electivo-prohibido a realizar por dichos inmigrantes, en este sentido la interacción venezolano –colombiano no muestra, a juicio de los venezolanos, las mismas cualidades en tierra colombiana que en tierra venezolana, en tanto el lugar cultural– territorial de los individuos involucrados no es el mismo.

Sin embargo, una parte de los entrevistados atribuye dichas características a los nacionales colombianos propios de Bogotá, considerando que aunque efectivamente los colombianos en general pudieran asumir actitudes diferentes tras el mencionado cambio de roles, -cómo se caracterizaban en Venezuela y cómo lo hacen en suelo colombiano-, los bogotanos como tal no son los que hicieron parte de la oleada migratoria hacia Venezuela y efectivamente son los que mayor peso juegan al momento de intentar determinarles en el nuevo entorno; sosteniendo seguidamente que aquellos miembros de otros departamentos -que también hacen vida como inmigrantes internos en Bogotá-, mantienen una postura de diálogo -la mayoría de estos-, atribuyéndoles características que consideran positivas, creando de ésta manera representaciones sociales parceladas en torno a la sociedad colombiana.

De igual manera, es posible interpretar los planteamientos realizados por los entrevistados como un recorrido de la integración a la marginación, a partir de los cuatro tipos de relaciones, que son propuestos en el modelo categórico de Berry (2003) e implementados por Ferrer, Palaciom, Hoyos & Madariaga (2014) y Follert (2016), donde se esboza la integración, en la cual ambas sociedades mantienen una comunicación constante y desligada de alteridades; una de asimilación, en la misma, aunque la fluidez de interacción no es igual a la antes descrita, ambos nacionales, mantienen un diálogo abierto; de separación, donde el proceso de interacción se ve meramente limitado a un sentido de indiferencia, terminando con las relaciones de marginación, donde la sociedad receptora atribuye a la sociedad inmigrante una alteridad absoluta, generando estigmatizaciones y diversos estereotipos, que mantienen bajo categorías negativas a dicha sociedad, distanciándoles de cierta manera.

En este mismo sentido, es necesario señalar que los nacionales venezolanos en su condición de inmigrantes también participan en la determinación del curso de sus relaciones; de tal manera nos atrevemos a organizar la postura de los anteriores en tres tipos de relaciones, cargadas -al igual que las de los autóctonos colombianos-, de representaciones sociales. Haciendo mención inicialmente a la relación de interacción, donde los inmigrantes venezolanos se encuentran abiertos al diálogo con la cultura de acogida, creando vínculos y manteniendo relaciones cotidianas con todo aquel que permita la fluidez de las mismas; posteriormente, consideramos un tipo de relaciones que nos atrevemos a denominar de tolerancia, en las cuales la fluidez de las mismas serán determinadas meramente por la necesidad de adaptación a la nueva sociedad en la cual la interacción resultaría un elemento imprescindible; cerrando así con las relaciones de marginación, en las cuales los inmigrantes deciden aislarse de la sociedad de acogida, generalmente determinados por representaciones sociales, donde la percepción estigmatizada de la sociedad autóctona sobre el inmigrante, juega un papel fundamental, en la toma de dicha decisión.

Conclusiones

Lo expuesto hasta ahora, deja evidencia de diferentes aspectos, comenzamos exponiendo los factores de expulsión y atracción, siendo que prevalecen los factores de expulsión en nuestros sujetos de estudio, ya que como es evidente, la situación crítica del país bolivariano ha sido el elemento desencadenante en la decisión de migrar del nacional venezolano; los factores de atracción, aunque tienen peso en dicha decisión, no se presentan como significativos en los discursos de los entrevistado, de tal manera que la “necesidad” de salir de Venezuela, lleva al inmigrante venezolano, a tomar Colombia y más específicamente Bogotá como destino, por las circunstancias ya expuestas, en los cuales se manifiesta que no es por los beneficios que brinde el país, -sin dejar de lado la posibilidad de motivos que puedan resultar atractivos para los inmigrantes-, sin embargo, tras los discursos de nuestros sujetos de estudio, resulta evidente que en la toma de decisión de emigrar, las expectativas dirigidas hacia Colombia no fueron tan determinantes como la idea de salir de Venezuela; lo que puede implicar también una debilidad identiraria, pertenencia o entusiasmo de ser parte de la misma. En síntesis, los factores de movilidad territorial de los nacionales venezolanos resultan por lo general los mismos, mientras que los de atracción, varían, en nuestros sujetos de estudio por ciertas imposibilidades para dirigirse a otros destinos.

Por su parte, las redes sociales de apoyo resultan un factor relevante en el proceso migratorio, que podría considerarse como elemento integrante del fenómeno de atracción; presentando dos caras, primero aquella en la que los nacionales venezolanos al notar que individuos radicados en Bogotá pueden enviar remesas al mismo tiempo que mantienen discursos de crecimiento personal sobre dicho destino, estos comienzan a considerarle horizonte, como también, la posible “invitación”, por parte de nacionales venezolanos a recibirles, ayudarles y de esta manera tentarles a considerar Bogotá como ruta para una mejoría a su estabilidad social, económica y personal.

Continuamos así, resaltando como la evolución del proceso migratorio ha contribuido a la elaboración de representaciones que han determinado el rumbo de las relaciones y prácticas interculturales entre autóctonos e inmigrantes; inicialmente la estadía de dichos inmigrantes se ha visto cargada de variedad de estereotipos, muchas veces a causa de la falta del diálogo intercultural simétrico, donde la sociedad receptora pasa de mantener una postura receptiva ante la nueva sociedad, a considerar a los nuevos inmigrantes como una migración negativa, al alterar el orden público y el bienestar colectivo del colombiano, proceso en el cual diversos medios como las redes sociales, noticieros y prensa en general juegan un rol determinante al destacar y reiterar sucesos e información relacionada con acciones negativas de los migrantes venezolanos, así mismo las acciones por parte de un sector de los migrantes no pueden ser omitidas.

Sin embargo, los miembros de ambas sociedades al verse en un mismo entorno, indudablemente han creado vínculos, aunque las representaciones estigmatizadas hacen parte de sus cotidianidades, estos significados sociales han concretado diversas relaciones y prácticas interculturales, que al mismo tiempo han dado pie a representaciones positivas, por denominarlas de alguna manera, por tal aquellos nacionales colombianos receptivos a los nuevos inmigrantes, al relacionarse con estos, han permitido un proceso más abierto de convergencia. En consecuencia, no desvirtuamos las relaciones construidas entre bogotanos, antioqueños y miembros de otros departamentos con venezolanos.

Resulta evidente que la sociedad venezolana entre sus miembros mantiene a la vez relaciones de marginación y tolerancia, aunque la relación de integración entre estos es mayor, el factor de marginación resulta alarmante, manteniéndose en la misma escala hacia miembros de la costa colombiana, donde podemos resaltar diferentes discursos referentes a este hecho. “uno tiene que conocer a la gente de aquí, si uno llega y se junta con más venezolanos se estanca” (Informante 6, venezolano), “yo quiero mi país y a mi gente, pero a veces lo dejan a uno mal, por eso es mejor juntarse con colombianos”(Informante 12, venezolano), evidenciándose nuevamente las cargas de estigmatizaciones sociales, esta vez presentes entre la sociedad inmigrante hacía sus mismos compatriotas.

Todo lo antes expuesto, refleja evidentemente la incidencia del proceso migratorio en las representaciones sociales elaboradas por los inmigrantes venezolanos, donde al verse cargados de variedad de significados, han alterado de manera evidente su proceso de asentamiento en la capital colombiana, lo que efectivamente ha tenido peso en el proceso de relaciones interculturales que estos han elaborado en su estadía en la carrera séptima, que posteriormente ha podido inferir en la integración de los mismos al nuevo contexto

Evidenciándose así, que la carga de estigmatizaciones sociales por parte de la sociedad colombiana hacia los nuevos inmigrantes, no inciden únicamente en la sociedad autóctona, sino también entre los nacionales venezolanos, en las representaciones sociales en torno a dichos inmigrantes tras su proceso migratorio han elaborado significados sociales en ambos grupos, en consecuencia los colombianos bien pueden reproducir ideales estigmatizados respecto al “otro”, evocando sobre estos una alteridad parcial o absoluta, pero al mismo tiempo, los mismos inmigrantes han creado y reproducido representaciones estereotipadas, hacia sus compatriotas, evidenciándose así una sensación de separación entre un sector de éstos, intensificándose así la estigmatización del contexto.

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1 Caminos ilegales y de difícil acceso

2 Comentario del expresidente colombiano, Andrés Pastrana. Entrevista a Diario El tiempo. 2018

3 Registro administrativo de migrantes venezolanos, 2018; cifras publicadas por migración Colombia a través de un análisis de verificaciones migratorias.