Revista de Filosofía
Vol. 41, Nº107, 2024-1, (Ene-Mar) pp. 162-171
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
Esta obra se publica bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
(CC BY-NC-SA 4.0)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Reflexiones ético filosóficas sobre la ciencia y tecnociencia
Ethical and Philosophical Reflections on Science and Technoscience
Iván Patricio Ríos-Sangucho
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6953-1553
Unidad Educativa Fiscal 24 de Mayo
Quito-Ecuador
ivan.rios@educacion.gob.ec
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.11183324
Resumen
En la actualidad, el debate sobre el avance de la tecnociencia en el desarrollo de la sociedad
es necesario, si se toma en cuenta que la tecnología ha sobrepasado a la humanidad. No
obstante, reducir el problema acerca del progreso tecnocientífico y su influencia en la
sociedad a ámbitos netamente cientificistas, es restarle valor a una reflexión que invita al
mundo a pensar sobre un futuro, inminentemente, sin humanidad, postura que caracteriza
al siglo XXI. En este contexto, el siguiente trabajo busca reflexionar sobre la relación entre
ciencia-filosofía-técnica y ética, sus límites y aproximaciones, en función de la denominada
tecnociencia. La pregunta que guía este estudio es: ¿Cuáles son los aspectos éticos y
axiológicos que condicionan la ciencia y la tecnociencia en la actualidad? Se concluye que la
tecnociencia ha forjado una nueva forma de concebir el mundo, un espacio que circunda
entre lo racional y lo artificial, ya que la nueva configuración de lo humano tiende de un
péndulo que va de la máquina a lo artificial.
Palabras clave: Ética, ciencia, tecnociencia, ser humano
_______________________________
Recibido 27-11-2023 Aceptado 15-02-2024
Abstract
At present, the debate on the progress of technoscience in the development of society is
necessary, if we take into account that technology has surpassed humanity. However, to
reduce the problem of techno-scientific progress and its influence on society to purely
scientistic spheres is to detract from a reflection that invites the world to think about a
future, imminently, without humanity, a posture that characterizes the 21st century. In this
context, the following work seeks to reflect on the relationship between science-philosophy-
technology and ethics, its limits and approaches, in terms of the so-called technoscience.
The question that guides this study is: What are the ethical and axiological aspects that
condition science and technoscience today? It is concluded that technoscience has forged a
new way of conceiving the world, a space between the rational and the artificial, since the
new configuration of the human tends towards a pendulum that goes from the machine to
the artificial.
Keywords: Ethics, science, technoscience, human being
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1. Introducción
Comprender las implicaciones filosóficas de la tecnociencia en la actualidad ha sido
un trabajo complejo, que requiere superar sus propios límites. Fronteras impuestas por la
ciencia, que desde una tradición empírica mecanicista redujo al ser humano a un engranaje
más de la gran máquina tecno capitalista que prometía orden, desarrollo y progreso para la
humanidad.
Este desarrollo cientificista, producto de la filosofía del XVII y comprometida con la
industrialización capitalista, fue el inició de una gran ciencia, basada en la racionalización
tecnológica de corte pragmático e impulsada por las ciencias empíricas, denominada,
actualmente, tecnociencia.
En la actualidad, el debate sobre el avance de la tecnociencia en el desarrollo de la
sociedad es necesario, si se toma en cuenta que la tecnología ha sobrepasado a la humanidad.
No obstante, reducir el problema acerca del progreso tecnocientífico y su influencia en la
sociedad a ámbitos netamente cientificistas, es restarle valor a una reflexión que invita al
mundo a pensar sobre un futuro, inminentemente, sin humanidad, postura que caracteriza
al siglo XXI.
La transhumanización, las concepciones ontológicas de lo humano y lo no humano
en función de la tecnología, la inteligencia artificial y específicamente la tecnociencia como
propuesta praxeológica de la ciencia son algunos ejemplos que han puesto en jaque la visión
antropocéntrica clásica que regía y regulaba a la humanidad a lo largo de su devenir
histórico.
Según Artigas
1
, Echeverría
2
y Mitcham
3
: el adelanto tecnocientífico invita no solo a la
comunidad científica, sino, también a la no científica, a reflexionar sobre el impacto del
avance tecnológico y científico en la vida de los seres humanos y no humanos y hace hincapié
en que este debate sobrepasa el diálogo unidireccional cientificista para instalarse en una
discusión que afecta no solo lo científico sino lo político, lo económico, lo social y lo cultural,
pues es desde esa estructura donde se gesta el pasado, presente y futuro de la humanidad.
En este contexto, el siguiente trabajo busca reflexionar sobre la relación entre ciencia-
filosofía-técnica y ética, sus límites y aproximaciones, en función de la denominada
tecnociencia. La pregunta que guía este estudio es: ¿Cuáles son los aspectos éticos y
axiológicos que condicionan la ciencia y la tecnociencia en la actualidad?
En este sentido, esta investigación se desarrolla en el campo de la ética de la
tecnociencia. El estudio tiene un enfoque cualitativo fundamentado en la revisión y análisis
bibliográfico de conceptos relacionados al tema
1
Artigas, M. (2009). Filosofía de la Ciencia. Pamplona, España: EUNSA
2
Echeverría. (2017). El arte de innovar: naturalezas, lenguajes, sociedades. Madrid: Plaza y Valdés
Editores. https://n9.cl/ui7ck
3
Mitcham, C. (1989). ¿Qué es la filosofía de la tecnología? Barcelona: Anthropos. Promat, S. Coop. Ltda.
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Finalmente, el estudio se organiza en tres momentos. En el primero, se establece los
fundamentos epistemológicos de la tecnociencia. En el segundo, se muestran los valores
constitutivos de la ciencia y tecnociencia. Finalmente, en el tercero, se presentan los aspectos
axiológicos y éticos que orientan las transformaciones tecno-científicas.
2. De la ciencia a la tecnociencia
Tradicionalmente, se ha comprendido a la ciencia como un conocimiento objetivo,
reproductible y aplicable. No existe ciencia sin estos tres elementos, de hecho, cualquier otro
tipo de saber simplemente se lo define como seudociencia. De ahí que saber no
necesariamente implique conocer. Conocer, por lo tanto, desde esta mirada, es adentrarse
de manera profunda, con la utilización de todos los sentidos, en el objeto de estudio. En
palabras de Chalmers:
la ciencia se basa en lo que podemos ver, oír, tocar, etc. Las opiniones y preferencias
personales y las imaginaciones especulativas no tienen cabida en la ciencia. La ciencia
es objetiva. El conocimiento científico es conocimiento fiable porque es conocimiento
objetivamente probado.
4
Esta concepción tradicional de ciencia se fundamenta en la rigurosidad de un
conocimiento objetivo que se aparta de las opiniones e imaginaciones que nada tienen que
ver con la ciencia, así, la objetividad diferencia la ciencia de la no ciencia.
Ahora bien, esta idea acerca de la ciencia, actualmente, está ligada con el devenir de
la cultura humana y, por lo tanto, con el desarrollo multi e interdisciplinar de la ciencia, ya
no es posible hablar de la ciencia en singular, sino, de la ciencia en plural, según Mario Bunge
“la ciencia se ha convertido en el eje de la cultura contemporánea [...] La ciencia es hoy un
objeto de estudio de varias disciplinas, cuya unión constituye la ciencia de las ciencias.
5
Bunge menciona que la ciencia se ha transformado en el objeto de estudio de
diferentes disciplinas, como “son la epistemología o filosofía de la ciencia, la historia de la
ciencia, la psicología de la ciencia, la sociología de la ciencia, la politología de la ciencia, y
acaso alguna más [] la epistemología, que es también la más antigua de todas ellas”.
6
Por
lo tanto, la ciencia no solo es condición de las ciencias empíricas sino también de las ciencias
humanas y sociales.
Con relación a la epistemología o filosofía de la ciencia Bunge señala que esta solo es
útil si cumple con ciertas condiciones, una de ellas es que se ocupa de problemas filosóficos
que se presentan de hecho en el curso de la investigación científica o en la reflexión acerca
de los problemas, métodos y teorías de la ciencia, en lugar de problemitas fantasma”.
7
De
ahí, el papel de lo objetivo en la certificación de lo científico como elemento que diferencia
saber, ciencia y seudociencia.
No obstante, esta relación entre epistemología y ciencia, plantea un problema aún
más complejo, la escisión entre ciencia y filosofía. Si bien es cierto, por un lado, se puede
4
Chalmers, A. (1990) ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Una valoración de la naturaleza y el estatuto de la
ciencia y sus métodos. México, Editores Siglo XXI, p. 11
5
Bunge, M. (2004). Epistemología. México DF, Editores Siglo XXI, p.17
6
Ibídem, p.17
7
Ibídem, p.29
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afirmar que no existe ciencia sin epistemología, por otro lado, también es cierto que no existe
ciencia sin filosofía. Pues ambas proceden del mismo tronco común del conocimiento. Dicha
división se dio a partir de la revolución científica que devino del paso de la edad media a la
moderna. Esto debido al auge de las ciencias experimentales frente a la metafísica y teología
que eran las disciplinas que desde la antigüedad explicaban el orden natural de las cosas.
Según Artigas “la ciencia experimental moderna supone que existe un orden natural
estable que puede ser conocido por nosotros. Este supuesto es una condición necesaria para
la existencia y el ulterior progreso de la ciencia”
8
y este progreso implicaba que todo
conocimiento, incluso el filosófico debía ser comprobable.
Comprobable en la medida de su accesibilidad al fenómeno a estudiar. Por tal motivo,
las ciencias experimentales como la física, química y biología pasan a tomar la batuta del
discurso cientificista moderno.
El mecanicismo cartesiano fundamentado en la matematización de la realidad,
proveniente de los siglos XVI y XVII, provocaron una obsesión por la medición y la
cuantificación, hasta el punto de no admitir cualquier otro conocimiento que no se encuentre
bajo el parámetro positivista que fue el punto de inflexión entre ciencia moderna y
contemporánea. Así, la filosofía quedo delimitada en el rango de saber especulativo.
Sin embargo, como lo señala Artigas eso, en la actualidad, dista mucho de la realidad
que acontece el devenir del mundo. Artigas considera que no existe ciencia fuera de los
límites de la cultura, por lo tanto, la ciencia al ser una producción humana, está supeditada
y expuesta a la conciencia subjetiva de quienes detentan el poder: económico, político o
industrial
9
.
Y si como advierte Artigas “vivimos en una civilización científica”
10
acaso: ¿el ser
humano ya no necesita reflexionar sobre las posibles implicaciones humanas a las que
estamos sujetos a causa de la ciencia? ¿Lo humano y lo no humano se yuxtaponen en un
mundo dominado por los intereses científicos? ¿la ciencia es objetiva y a la vez ética? ¿pensar
la ciencia desde categoría morales es hablar de ética? O ¿la ética esta por fuera de la ciencia?
3. El valor de la tecnociencia
Según Artigas: “la ciencia tiene un carácter ético”
11
, ya que está en una constante
búsqueda por la verdad, y la verdad por misma ya es un valor ético que hace de la ciencia
un instrumento de la verdad.
12
No obstante, este valor ético ha sido viciado por elementos
provenientes de ideologías economicistas, corporativistas y militares que responden a
intereses políticos y utilitaristas.
Según Mitcham “la ciencia es un tipo de conocimiento expresado por medio de ideas
y teorías. Del mismo modo, la filosofía está vinculada con la ciencia mediante ideas y
8
Artigas, M. (2009). Filosofía de la Ciencia, p. 34
9
Ibídem.
10
Ibídem, p. 14
11
Ibídem, p. 275
12
Ibídem.
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teorías”,
13
de tal manera que, de la mano con el desarrollo de la ciencia, la ética ha devenido
en una serie de campos que buscan de alguna manera limitar el avance de la ciencia.
Mitcham señala algunos ámbitos en función a la relación entre ciencia, filosofía y
ética, por ejemplo, ética nuclear, ambiental, biomédica, ética profesional de la ingeniería,
entre otras. Todas ellas enfocadas a delimitar el campo de acción de la ciencia, sin embargo,
con los avances de esta, su campo, en la actualidad, se ve reducido al ámbito tecnocientífico.
No obstante, es enfático al afirmar que “la filosofía no es ni ciencia ni tecnología”.
14
Eso no
significa que no puedan ser reflexionadas desde y a partir de esta.
De hecho, bajo la premisa antes señalada, aparece el concepto de responsabilidad,
como un valor indispensable en el desarrollo, ya no solo de la ciencia, sino de la tecnología
como elemento pragmático de la primera. Esto como producto de las varias catástrofes
producidas por el hombre. Por ejemplo, la segunda guerra mundial, toda una
instrumentación para eliminar a la raza humana so pretexto del poder armamentístico, y la
paz fueron piezas claves para el desarrollo de una ciencia y tecnología con responsabilidad
científica y social.
15
No obstante, como se ha manifestado con insistencia en este estudio, la ciencia por
tradición, para ser considerada como tal, ha sido enmarcada en el plano de lo objetivo. Todo
aquello que no se encuentra dentro de este rasgo distintivo queda excluido de la perspectiva
científica.
16
En este contexto, Artigas se formula la siguiente inquietud: ¿se puede reducir la
objetividad científica al nivel analítico?
17
Artigas afirma “la objetividad científica es un valor ético porque representa un modo
concreto de buscar la verdad, y la búsqueda de la verdad es un valor ético fundamental en la
vida humana”.
18
Los valores como una actividad humana invitan a repensar el desarrollo de la
humanidad, el progreso tecno científico. Ya que esta última es una actividad netamente
humana producto de la racionalidad. No obstante, si bien es cierto como lo señala Mitcham,
hay que diferenciar filosofía, ciencia y tecnología, también es cierto, que es solo a partir de
la filosofía y la ética que se pueden poner límites a actividades que vayan en desmedro de la
misma humanidad.
Existen valores constitutivos de la ciencia que afectan a la tecnología, su objetividad
e instrumentalización, ambos de corte epistemológico, pero también hay otros valores de
orden pragmático. Estos en particular buscan satisfacer las necesidades de los seres
humanos, de ahí que la responsabilidad científica y social se vincule con la ética, pero no la
ética utilitarista, sino aquella que defiende y pone en jaque aquellas cuestiones que
sobrepasan los interés económicos, políticos y corporativistas y que a lo largo de la historia
han afectado al planeta.
13
Mitcham, C. (1989). ¿Qué es la filosofía de la tecnología?,p. 99
14
Ibídem, p. 127
15
Ibídem, pp. 141-142
16
Artigas, M. (2009). Filosofía de la Ciencia, p. 276
17
Ibídem, p. 276
18
Ibídem, p. 276
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4. Implicaciones y tensiones axiológicas y éticas de la tecnociencia
En la actualidad, la reflexión sobre las implicaciones y tensiones axiológicas y éticas
que acarrea el desarrollo tecnocientífico son necesarias, si se toma en cuenta que la
tecnología ha sobrepasado a la humanidad.
La transhumanización, la inteligencia artificial, la clonación de órganos y en
particular la tecnociencia como propuesta praxeológica de la ciencia, entre otros, son
situaciones que invitan a repensar la vieja tradición antropocéntrica en la cual el ser humano
era el centro del mundo. Solo por ejemplificar la magnitud de esta problemática, el adelanto
tecnocientífico ha generado discusión no solo en el ámbito científico, sino también en
ámbitos políticos, económicos, sociales y culturales.
19
20
21
El problema clásico de la filosofía relacionado a ¿qué es más importante cuerpo o
alma? ha generado dilemas no solo de tipo existenciales, sino también deontológicos. Las
implicaciones morales sobre prácticas científicas como la clonación de seres vivos o de
órganos para mejorar las condiciones de vida de la humanidad han llevado a planos, por
ejemplo, el religioso a arremeter contra la ciencia. Esto debido a que se pone en tela de duda
la existencia de Dios, discusión que tuvo su impulso en la edad media. Ahora bien, el papel
del ser humano ha sobrepasado estos aspectos de corte místico para pasar a un plano ético
político.
La tecnociencia ha forjado una nueva forma de concebir mundo, un espacio que
circunda entre lo racional y lo artificial. Característica inapelable de la contemporaneidad
mundana fundamentada en la ciencia y la tecnología. Ya no basta con la sinapsis cerebral
que llevo al ser humano al avance de la técnica y la ciencia, ahora es necesario cerebros
digitales-bancos de datos- que no solo almacenen la información generada por la humanidad
en sus miles de años de evolución-involución, sino que eternizan, justamente, su ser y estar
en el mundo.
El ciborg, el ciber espacio, el cuerpo virtual, la inteligencia artificial, entre otras, son
las nuevas formas de pensar la humanidad desde la no humanidad. El hibrido entre
humano/máquina es una muestra de los nuevos seres del siglo XXI.
Esta naturalización de lo humano/no humano artificial es el ejemplo de la superación
de la clásica visión antropocéntrico que jerarquizaba la humanidad por encima del resto
especies. Ahora son características de lo humano: la máquina y lo artificial.
Esta metamorfosis pone en duda incluso en valor real del cuerpo. Según Aguilar los
posts humanos “personas con una capacidad física, intelectual y psicológica sin precedentes,
autoprogramables, autoconfigurables, potencialmente inmortales, ilimitados”
22
serían los
19
Artigas, M. (2009). Filosofía de la Ciencia.
20
Echeverría. (2017). El arte de innovar: naturalezas, lenguajes, sociedades.
21
Mitcham, C. (1989). ¿Qué es la filosofía de la tecnología?
22
Aguilar, T. (2008). Ontología Cyborg. Barcelona: Gedisa, p 68. https://n9.cl/xncduo
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que definirían al nuevo sujeto histórico alejado de las viejas configuraciones humanas que
tenían como eje al sujeto cognoscente.
Asimismo, Aguilar señala que la característica de este nuevo sujeto radica en la idea
de que cada vez más acorta la brecha entre sujeto-objeto. Alienando de esta manera la clásica
dicotomía entre cuerpo y alma (pensamiento).
23
Esta visión actual del sujeto-máquina-artificial invita a repensar el papel de lo
humano y su relación con la sociedad. Esta relación entre lo humano y lo artificial debe
comprenderse desde sus implicaciones ontológicas. Según Vaccardi en la actualidad la
filosofía debe replantear la noción de cuerpo humano como una especie de artefacto, un
ente tanto técnico como natural. Es esta crisis ontológica lo que nos está llevando, quizás, a
un tercer giro: la abolición de la “naturaleza”, lo humano” y lo “artificial” como categorías
ontológicas coherentes, consistentes y deseables.
24
De esta manera, la “crisis ontológica” se ve superada por la practicidad cientificista y
los beneficios hacia los seres humanos. Según Zuna y Giraldo “el problema se vuelve
profundo cuando la tecnología toca la esencia misma del ser humano: manipular,
transgredir la naturaleza humana, es suplantar la esencia misma del ser humano”.
25
La
inteligencia racional como esencia del ser humano se ve envuelto en un dilema en el cual, ya
no se puede pensar más allá de la inteligencia artificial.
Aunque desde la mirada del transhumanismo, la inteligencia artificial ha superado
cualquier limite que sometía a la corporalidad humana, es un necesario mencionar que para
que suceda una yuxtaposición del ser humano por un ser artificial, este último debería
desarrollar habilidades específicas que solo los seres humanos son capaces de realizar. De
hecho, la inteligencia artificial debería estar en el plano de inteligencia fuerte, es decir, ser
capaz de generar autonomía e independencia cognitiva.
26
Esta tecnología aún no se ha
desarrollado a los niveles esperados y solo ha llegado por el momento en la inteligencia débil.
Una especie de mimesis del ser humano.
No obstante, esta problemática hasta aquí expuesta invita a pensar ¿hasta qué punto
el desarrollo de las nuevas transformaciones tecnológicas debe ser normadas? Para
Echeverría la tecnociencia en los últimos tiempos ha planteado nuevos debates en función
de su aplicabilidad e impacto en el mundo humano y no humano.
27
La ciencia y tecnociencia
plantean tensiones éticas y axiológicas que el ser humano, como ser humano, debe resolver.
De ahí la necesidad de hablar de éticas en plural.
Echeverría considera que el debate sobre las implicaciones axiológicas y éticas sucede
porque desde la misma comunidad científica, el desarrollo tecnológico y científico se ha visto
envuelto en generalizaciones deontológicas.
28
Es decir, en tomar toda la complejidad a la
23
Ibídem.
24
Vaccari, A. (2010). Vida, técnica y naturaleza en el pensamiento de Gilbert Simondon. Revista
Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, p. 3. https://n9.cl/0e2dr
25
Zuna, K, Giraldo, C, Barreto, C, Bolaños, R y Colangeno, P. (2019). Implicaciones antropológicas y
filosóficas de la tecnociencia. Editorial Universitaria Abya-Yala. Quito-Ecuador, p. 37.
26
Tillería Aqueveque, L. (2022). Transhumanismo e inteligencia artificial: el problema de un límite
ontológico. Griot: Revista de Filosofia, vol. 22, núm. 1, pp. 59-67. https://doi.org/10.31977/grirfi.v22i1.2539
27
Echeverría. (2003). El principio de responsabilidad: ensayo de una axiología para la tecnociencia. Isegoría,
29, 125-137. https://n9.cl/kd9ql
28
Ibídem.
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que está expuesta la tecnociencia desde una solo visión reguladora, sin destacar sus
especificidades, de ahí que se planté el problema desde una mirada axiológica que
comprenda el rol de la tecnociencia en la vida misma.
Asimismo, esta valoración axiológica sobre las implicaciones y tensiones que desata
el debate tecnocientífico, debe estar reconfigurado en la idea de responsabilidad. Valor que
según Echeverría sobrepasa el ámbito de la ética y se instala en lo político
29
, es decir, que la
responsabilidad no se limita a hacer una lectura somera del problema, sino que busca
desvelar aquellas fisuras que el desarrollo tecnocientífico deja en el devenir histórico de la
humanidad. Ya sea de manera positiva o negativa.
30
En otras palabras, no solo cuestionar
el impacto de la tecnología en la vida humana es suficiente, sino interpelar la racionalidad
tecnocientífica que afecta la estructura de la organización social.
Según Barreto siguiendo la propuesta de Echeverría:
El ideal de este nuevo modelo moral y axiológico implica que la ética ha de tomar la
delantera ofreciendo criterios explicativos que fundamenten, tanto la responsabilidad
del individuo, como los posibles y convenientes horizontes a ser construidos, primero
como ideales, y luego como realidad en nuestra sociedad.
31
Esta ética del respeto como lo señala Esquirol en diálogo con Barreto debe considerar
que:
la ética del respeto o de la mirada atenta no es una ética s de este tipo, ni
corresponde ni delimita un nuevo campo, sino que es una propuesta que debería
preceder a todas ellas y que, en el mejor de los casos, podrá ser desarrollada luego por
cada ética sectorial en su área específica.
32
Esta ética sectorial es necesariamente política. Comprende que cualquier avance
tecnocientífico afecta a la humanidad, a la naturaleza y al mundo en general. De ahí, la
importancia de la ética del respeto que es común a todas las éticas, ya que sitúa al problema
desde la perspectiva de los afectados y lo ubica como parte del devenir histórico de la
humanidad.
Asimismo, cuestiona la idea de ser humano como artefacto. Según Vaccari La técnica
no puede ser comprendida fuera del mundo humano; es una expresión de su modo de
relación en el mundo. Este mundo humano, a su vez, no puede ser comprendido sin lo
viviente y su carga virtual.
33
Por lo tanto, esta interrelación cuerpo/pensamiento,
máquina/virtualidad, solamente, es un proceso de la evolución del hombre. Un proceso
como tal que se encuentra en las fronteras de la reflexión ético filosófica.
29
Ibídem.
30
Echeverría. (2017). El arte de innovar: naturalezas, lenguajes, sociedades.
31
Echeverria, J. (2015). Ética y racionalidad tecnológica a partir de Ramón Queraltó. Argumentos de Razón
Técnica: Revista Española de Ciencia, Tecnología y Sociedad, y Filosofía de La Tecnología, 18, 1537, como
se citó en Barreto- Calle, C. (2019): “El principio de responsabilidad como referente de un nuevo modelo
ético para la tecnociencia”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales, párr. 14.. https://n9.cl/xxzhjp
32
Esquirol, J. M. (2006). El respeto o la mirada atenta: una ética para la era de la ciencia y la tecnología (2a.
ed.). Barcelona, ES: Editorial Gedisa, como se citó en p. Barreto- Calle, C. (2019): “El principio de
responsabilidad como referente de un nuevo modelo ético para la tecnociencia”, Revista Caribeña de Ciencias
Sociales, párr. 14.. https://n9.cl/xxzhjp
33
Vaccari, A. (2010). Vida, técnica y naturaleza en el pensamiento de Gilbert Simondon, p.9
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No obstante, hay que tomar en cuenta las palabras de Echeverría cuando afirma que
la filosofía muere, por lo tanto, para evitar su muerte es necesita innovarse, ya que la
innovación es anterior a la filosofía, tecnología y ciencia.
34
Esta innovación tecnología invita
a la filosofía a replantear los beneficios y limitaciones del avance tecnocientífico. Pues, es
solo desde la comprensión de la innovación que la filosofía puede trazar una lectura crítica
al problema ético político que acarrea la cuestión tecnocientífica.
5. Conclusiones
En resumen, la relación y escisión entre ciencia-filosofía-técnica y ética tiene como
punto nodal la ruptura entre filosofía y ciencia, como dos caminos distintos para entender
la realidad mundana en la cual circunda el ser humano.
La naturalización de los hechos y acontecimientos en el devenir histórico y la
obtención de respuestas fidedignas e irrefutables ante los sentidos del ser humano, hicieron
de la ciencia el instrumento idóneo para determinar qué es y que no es verdad. Y esta a su
vez incidió directamente en el desarrollo de la técnica y la tecnología como actividades
propias de la ciencia.
No obstante, con el desarrollo de estas actividades: ciencia y tecnología, el ser
humano vio necesario repensar hacia donde iban estas producciones humanas. La ética,
como hemos visto, ha sido ese elemento articulador que hace de estas dos actividades tan
necesarias como cuestionables para la vida humana.
Asimismo, sobre las implicaciones axiológicas y éticas presentes en las
transformaciones tecnológicas y su impacto en el desarrollo humano, desde la mirada ético
filosófica de pensadores de la tecnociencia, estas deben estar articuladas por el principio de
responsabilidad. Para esta postura, primero se debe considerar la existencia de una
pluralidad de éticas, y no solo de una ética en singular, y segundo estas éticas a su vez tienen
que estar regentadas por el respeto.
El desarrollo de la tecnociencia debe ir de la mano con una política fundamentada en
una ética del respeto que tome en cuenta la otredad humana y no humana como seres que
forjan y forman parte del acontecimiento.
Cada área de conocimiento tecnocientífico debe ser considerada, desde una
perspectiva axiológica, que tome en cuenta sus especificidades. La aplicación de imperativos,
característicos de la racionalidad moral, impiden destacar el impacto real que se presentan
con los avances tecnocientíficos.
La intersubjetividad, subjetividad y objetividad que caracterizan a las comunidades
científicas deben permitirles replantear su accionar desde una mirada ética-axiológica. La
frágil línea entre el sujeto y objeto, es mínima y cada vez más hace repensar a la humanidad
el rumbo de su historia.
Los avances tecnocientíficos muestran como necesario, cada vez más, una profunda
reflexión ético político sobre cuál es el futuro del ser humano en un mundo donde la línea
34
Echeverría. (2017). El arte de innovar: naturalezas, lenguajes, sociedades.
Ríos, I. Revista de Filosofía, Vol. 41, Nº107, 2024-1, (Ene-Mar) pp. 162-171 171
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela. ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
entre lo real y lo artificial se interconectan en una especio de metamorfosis del hombre
máquina.
Finalmente, el salto de lo humano a lo no humano, del hombre maquina al hombre
artificial invita a replantearnos cuestiones ontológicas relacionadas a la finitud del ser.
Claramente, en la actualidad, la dualidad cuerpo/alma se han puesto en tela de duda. Solo
cabe preguntarse: ¿Cuál será el papel real que juegue el ser humano una vez que se haya
delegado a lo artificial el problema de la vida?