Revista de Filosofía
Vol. 41, Nº110, 2024-4, (Oct-Dic) pp. 92-102
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
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(CC BY-NC-SA 4.0)
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El can Cerbero del capitalismo:
espectáculo (ballena) antropocéntrico (caballo) fronterizo
(elefante)
Una lectura crítica en clave cinematográfica
The Cerberus of capitalism:
spectacle (whale) anthropocentric (horse) border (elephant)
A critical reading in cinematographic key
Luis Ángel Campillos Morón
ORCID: https://orcid.org/0009-0007-0015-2775
Universidad de La Rioja - Dpto. Ciencias Humanas
Logroño España
luis-angel.campillos@unirioja.es
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.14812125
Resumen:
En el presente artculo presentaremos una crtica contra el Sistema capitalista a partir de
tres fotogramas que extraeremos de tres pelculas diferentes: Las armonas de
Werckmeister (2000) y El caballo de Turn (2011) de Bela Tarr y Un elefante sentado y
quieto (2018) de Hu Bo. De cada una de las pelculas referenciadas tomaremos un animal
que simbolizar un concepto. A su vez, estos tres animales (ballena, caballo y elefante, que,
respectivamente, nos hablarn de espectculo, antropocentrismo y fronteras) conformarn
la trada de cabezas del can Cerbero, protector del Sistema, en su papel de Hades. Nuestra
crtica se basa en la filosofa de Spinoza y la lectura de Deleuze, que formulan el antagonismo
entre potencia-alegre y triste-Poder, destacando el concepto de conatus que nos servir de
criterio de juicio.
Palabras clave: capitalismo; ballena; caballo; elefante.
_______________________________
Recibido 15-10-2024 Aceptado 10-12-2024
Abstract:
In this paper we will present a critique against the Capitalist System based on three stills
that we will extract from three different films: Werckmeister's Harmonies (2000) and The
Turin Horse (2011) by Bela Tarr and An Elephant Sitting Still (2018) by Hu Bo. From each
of the referenced films we will take an animal that will symbolize a concept. In turn, these
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three animals (whale, horse and elephant, which, respectively, will tell us about spectacle,
anthropocentrism and borders) will make up the triad of heads of the can Cerberus,
protector of the System, in his role as Hades. Our critique is based on Spinoza's philosophy
and Deleuze's reading, which formulate the antagonism between potency-joy and sadness-
power, highlighting the concept of conatus that will serve as a criterion of judgment.
Keywords: capitalism; whale; horse; elephant
1. Introducción
Nos proponemos realizar una lectura sobre tres pilares del modelo socio-económico
y político que impera hoy en día y que, desgraciadamente, lleva haciéndolo ya demasiados
siglos. Bajo este aparentemente brillante sistema de producción capitalista, que se presenta
como el mejor de los mundos posibles o como el fin de la historia (Fukuyama, 2015), cuyos
mayores logros apuntan hacia un uso de la tecnología que nos ayuda a vivir mejor y que nos
ofrece múltiples opciones de ocio, hacia un supuesto estado de bienestar y otros tantos
subterfugiossubyacen inveteradas injusticias. Basaremos nuestra crítica en tres imágenes,
concretamente, en tres fotogramas de tres películas diferentes. Estas imágenes nos
conducirán a tres animales. A su vez, cada animal nos hablará de un concepto fundamental
sobre el que emerge mayestático el Sistema (escribámoslo con mayúscula para denotar así
su carácter autoritario-impositivo).
De la filmografía del húngaro Bela Tarr elegiremos dos películas. Extraeremos la
ballena de Las armonías de Werckmeister (2000) y, precisamente, el caballo, de El caballo
de Turín (2011). Por otra parte, analizaremos el elefante que también aparece en el tulo de
la única película del director chino Hu Bo: Un elefante sentado y quieto (2018). Por tanto,
ballena, caballo y elefante conformarán nuestro bestiario. Tres fotogramas, uno de cada
película, ilustrarán los antedichos conceptos. Sin necesidad de explicar con detalle lo que
acontece en cada una de las películas, los animales hablarán por solos. Ese es nuestro
objetivo, hacerles hablar, pero no de la forma programada en la que suelen hacerlo, sino
tratar de que digan lo que ocultan. Inyectémosles, pues, el suero de la verdad.
A partir de la ballena daremos cuenta del carácter espectacular del capitalismo,
basándonos, sobre todo, en la crítica de Guy Debord que, a pesar del tiempo transcurrido
(publicada a finales de los años sesenta del siglo pasado), continúa plenamente operativa.
Con el caballo, retomando el famoso episodio de la vida del filósofo Friedrich Nietzsche,
donde se ancla la película El caballo de Turín, criticaremos el antropocentrismo (esto es, un
matizado antropocentrismo: europeo, blanco y varón), un modelo impuesto por cierto modo
de ser humano que, al situarse como centro (fundamento), minusvalora y utiliza como mero
objeto (mercantil) al resto del mundo, es decir, todo lo que no sea Él. Y, finalmente, gracias
al elefante de Hu Bo, hablaremos de las fronteras, de la proliferación de fronteras que
despliega el Sistema para continuar imperando, de las dificultades que genera para que
podamos construir otros mundos, de ah que la afirmación “otro mundo es posible” nos
resulte (casi) utópica. En suma, el problema fundamental al que nos enfrentamos es el
ocultamiento de ese otros, y no sólo el ocultamiento sino el uso interesado de los otros por
parte del Sistema exclusivamente para lavar Su imagen.
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Espectáculo (ballena) antropocéntrico (caballo) fronterizo (elefante), he ahí la tríada,
la triple cabeza del can Cerbero que sustenta a la vez que resguarda el Sistema capitalista
actual en su papel de Hades, un inframundo que, gracias a sus insistentes eslóganes
publicitarios, se nos presenta como libertador, amable, límpido y salvífico. Sin embargo, nos
ciega con su Luz mientras oculta las sombras y proscribe otras luces, esto es, otras formas
de vida que atentaan contra la primacía de Su Modelo. Estas otras formas de vida resisten
enarbolando feminismos, decolonialismos, antirracismos siempre plurales, abiertos,
críticos y autocríticos, para no incurrir en los mismos errores contra los que luchan.
En este punto, para tratar de evitar la feroz crítica que está a punto de recibir, el
Sistema emitiría su letanía hipnótica, como en el famoso inicio de la película Europa (Lars
Von Trier, 1991). El principal propósito del Sistema es mantenernos en su tren. Debemos
seguir en la vía, en el Camino. En la antedicha película, mientras escuchamos la narcótica
voz de Max von Sydow, sólo vemos los raíles iluminados por el tren. Ahí debemos vivir, entre
esos barrotes. No hay afuera de las vías, o si lo hay, debemos verlo desde el tren.
Desobedeceremos, obviamente, para poder disponer de cierta lejanía, de una separación que
nos permita observar con mayor profundidad. Trayendo a colación otra película que ilustra
lo antedicho (el significado etimológico de crítica -krinein- en cuanto separarse para obtener
mayor amplitud de visión), eso es lo que ocurre al final de Parásitos (Bong Joon-Ho, 2019):
para encontrar a su padre, el hijo debe alejarse de su zona de confort, buscar un lugar
separado. Acaba subiendo a lo alto de una montaña (como el famoso cuadro Caminante
sobre un mar de nubes de Caspar David Friedrich), a las afueras de la ciudad, y ahí es donde
logra su propósito: descubrir dónde está su padre.
Por ende, no nos dejaremos hipnotizar por el mensaje de la ballena (cuales cantos de
la sirena que debe evitar Ulises), un mensaje amable sobre el que subyace siempre un
susurro suave que nos dice “compra; además, trataremos de ver al caballo, y no sólo la
imagen que el Sistema quiere que veamos del caballo; y, por último, desvelaremos los
elefantes, las fronteras, muchas veces invisibles pero no por ello menos efectivas.
2. La impotencia que genera el Poder
Debemos explicar la base conceptual sobre la que descansa nuestra crítica, en el
fondo, similar a la que se desprende de las citadas películas. Sobre la base de la filosofía de
Gilles Deleuze, tomemos un importante concepto de la filosofía de Baruch Spinoza, el
conatus, que nos servirá como criterio de juicio. Si no existe conatus o es reducido, nos
hallaremos en un sistema que conlleva una jerarquía vertical, lo que venimos denominando
Sistema. El conatus es la perseverancia en la comunicación de las relaciones” (Deleuze,
2019, p. 149). Como vemos, se trata de un perseverar, pero no de cualquier perseverar. La
clave es la apertura, la “comunicación”, las “relaciones”, que leemos en la cita anterior. El
conatus comporta relaciones horizontales, verdaderamente democráticas, no limita ni
determina a priori, no esconde intereses particulares (idiotas
1
, según su etimología). El
1
Juan Manuel Aragüés (2023) enfrenta lo idion y lo koinon, es decir, lo idiota y lo comunitario,
respectivamente. El idiota es quien se encierra, el ser egoísta que sólo se preocupa por sí mismo, aquel que ya
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conatus no genera un Poder, con mayúscula, que se impone, sino una realización constante
de la potencia, de compartir lo que podemos, de querer seguir pudiendo, de no someternos
ante dictados que mermen nuestra capacidad de acción. “Hay personas que son tan
impotentes… Son esos los peligrosos. Son esos los que toman el poder” (Deleuze, 2019, p.
249). Tanto la ballena como el caballo como el elefante conllevan impotencia, no nos
permiten vivir de otro modo, o, al menos, eso intentan. Nos inyectan anti-conatus, nos
convierten en seres tristes, nos roban la vida
2
. Los individuos sometidos al sistema, súbditos,
que obedecen, que se encuentran por debajo (sub) lo que se les dice (dito), no conforman
comunidades libres, no pueden hacerlo, porque su participación política siempre va a
depender de las concesiones del Sistema. Esto es la tristeza de acuerdo con Spinoza (2011).
Por contraposición, el conatus hace pervivir la alegría, en relación directa con el despliegue
de la potencia. “El conatus es el esfuerzo por experimentar alegría, aumentar la potencia de
acción” (Ibid., p. 123). Así que nos encontramos ante una lucha entre dos antagonistas, el
Poder del Sistema, por un lado, y el conatus de los seres que rehúsan renegar de sus
potenciales, por otro.
3. Ballena-Espectáculo
El mundo-no-ya-mundo, este mundo cuadriculado, vive en la autocelebración
patética que todava se denomina ‘Espectculo’ [] El Espectáculo reduce la consciencia a
una pasividad anestésica (Tiqqun, 2014, p. 29).
En la película Las armonías de Werckmeister (Bela Tarr, 2000), la irrupción de la
ballena supone todo un acontecimiento. Los efervescentes conflictos políticos que acontecen
en la localidad parecen desvanecerse. Todo el mundo se dirige a la plaza para ver a la ballena
misteriosa que se encuentra dentro de un camión. Y aquí un apunte significativo: hay que
pagar para contemplarla. Para el capitalismo todo es un potencial producto de venta, todo
deviene mercancía
3
, esa es la máxima.
criticaba Pericles en su famoso discurso fúnebre. El capitalismo hace prevalecer el prefijo auto, esto es,
individuos encerrados en mismos. Estos individuos no conforman comunidades, pues la comunidad
comporta participación directa, abierta, horizontal, sin fronteras establecidas de antemano.
2
Aquí se incardina el concepto necropolítica que formula Mbembe (2011). En palabras de Gibrn (1990): “Pero
vosotros, hijos del espacio, vosotros, los inquietos en medio del reposo, no seréis capturados ni domados.
Vuestra casa no ser un ancla, sino un mstil […] No habitaréis tumbas construidas por los muertos para los
vivos (pp. 45-46). El Poder nos absorbe la vida, como alertaba Artaud cuando afirmaba que Dios le robaba los
órganos: “De all los gritos de Artaud: ‘¡Se ha robado mi cuerpo’” (Deleuze, 2017, p. 209).
3
“En la actual era del capitalismo de consumo, la mercanca deviene mundo y éste se reduce a lo mercantil: la
conversión de la mercanca en mundo, que es también la conversión del mundo en mercanca” (Debord, 2012,
p. 69).
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Imagen 1. Fotograma extraído de la película Las armonías de Werckmeister
Fijémonos en el ojo de la ballena. Véase a la izquierda de la imagen, hacia el centro.
Entre la penumbra, enfrente se encuentra el visitante, protagonista de la película. Se trata
de un ojo abierto, un ojo que hipnotiza. ¿Qué sentido tiene la ballena? Más que sentido
4
,
posee una función básica: deshacer las comunidades, los compromisos políticos, las luchas
obreras. De esa forma evita riesgos, corrientes subversivas que puedan destruir el Modelo
que debe defender la ballena en su papel de cabeza del can Cerbero. Sin embargo, el aspecto
brillante, casi inmaterial (la ballena ¿muerta? parece viva, no se corrompe) se basa en la
materialidad de los medios, como estudia Yussi Parikka (2021), quien llega a relacionar la
molesta mota de polvo de una pantalla de un dispositivo digital con otra mota de polvo, pero
esta perteneciente al pulmón de un minero que extrae el aluminio, elemento que sirve para
que las pantallas luzcan tan brillantes e impolutas. “La noción de ‘polvo’ nos transporta los
pulmones de los mineros y trabajadores chinos subcontratados para fabricar los
componentes de los medios digitales en zonas económicas económicas especiales” (Parikka,
2021, p. 166). Por ende, aunque se presente como ideal o virtual, la mercancía es real, en
tanto necesariamente material, se compone de ciertos minerales y otros elementos que
provienen del trabajo realizado por ciertas personas que participan del proceso de
producción y distribución. Sin embargo, ya lo sabemos, el consumidor recibe en su domicilio
su producto protegido convenientemente en una caja, limpio y listo para ser estrenado. Lo
que haya ocurrido en el proceso de producción y distribución queda en el olvido, es más,
debe quedar en el olvido.
Además de ocultar estos procesos subterráneos, la mercancía nos une, pero de una
forma muy precisa, une para separarnos: el espectáculo se presenta como la sociedad
misma y, a la vez, como una parte de la sociedad y como un instrumento de unificación
(Debord, 2012, p. 38). En la película, la ballena parece unir, supone un llamamiento, una
suerte de tradición. La gente se acerca a la plaza para verla. Ha llegado el camión con la
ballena, todo un acontecimiento atractivo. Sin embargo, bajo esa unión se esconde una
separación fundamental. La ballena -recordemos- acalla la participación política: la gente
no va a la plaza para hablar, para conversar, para construir comunidad… sólo acuden allí
para observar. Si el ágora es el lugar central de la pólis griega, “ese centro, precisamente por
ser el depositario del kratos común, es un espacio crata” (Ezquerra, 2009, p. 23). Como
4
Pues el sentido se produce, no está dado, determinado de antemano de una vez por todas, como nos hizo ver
Deleuze (2010).
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explica Ezquerra, el espacio del ágora es un espacio vacío, alse va para construir, para
conformar las normas, no existe un poder pre-establecido. Este modelo (antagónico) es el
de los reyes persas, figuras centrales que se imponen y acallan otras posibilidades. Sin
embargo, el centro de la pólis, lo que la dota de sentido, lo que la hace ser pólis, es, al mismo
tiempo, la ausencia de pólis: aquello que la niega: el cháos(Ibid., p. 32). En suma:
Frente a las monarquías orientales para las que esas relaciones son de
dominación unidireccional, asimétrica, vertical (de arriba abajo) de uno respecto a todos,
la pólis griega organiza el espacio político como un plexo de relaciones simétricas y
reversibles de todos con todos en torno a un centro (Ibid., p. 23).
Bajo el imperio del Sistema, se pierde la intensidad diferencial, la participación
política está sometida a una reglamentación previa, los axiomas intocables. En el caso del
imperio persa, la palabra del rey es la palabra de Dios; en el caso del capitalismo, la tiranía
del capital…
El salto es significativo: la ballena opera un proceso de individualización. De esta
forma, las personas también pueden devenir mercancías. Cada individuo se revestirá de su
burbuja
5
(Sloterdijk, 2003a, 2003b, 2006), al igual que el producto en su caja. Allí
encontrael resguardo, su seguridad, así como su libertad, una libertad concedida, una
libertad-limosna, una mera dádiva del Sistema. El ser humano es libre (de comprar todo lo
que quiera), luego en verdad es esclavo. Así pues, a causa de la ballena espectacular, las
comunidades trocan sumas de individuos (atómicos), meros espectadores, consumidores.
En definitiva, agentes pasivos que obedecen (delegando sus potenciales) y permanecen fieles
a los dictados del Sistema.
4. Caballo-Antropocentrismo
Retomando el famoso episodio
6
de la vida del filósofo Friedrich Nietzsche, donde se
ancla la película El caballo de Turín
7
(Bela Tarr, 2011), el ser humano se fija en el centro
(esto es, básicamente, un matizado antropocentrismo: europeo, blanco y varón), como
fundamento, como ser superior, jerárquicamente superior. Un ser humano civilizado y
racional impone sus modelos socio-económicos con el consiguiente olvido de la ecología al
instrumentalizar todo recurso natural del planeta, incluidos, obviamente, otros animales y
otros seres humanos que no entran en las categorías antedichas, seres que se toman a priori
como inferiores (indios, negros, mujeres, colonias del imperio, etc.), que no poseen el mismo
status de sujetos sino que suelen ser rebajados a objetos, y obviamente, integrando a la
ballena del punto anterior, a objetos de mercancía. Véase el fotograma. De nuevo nos
encontramos ante un ojo.
5
En lugar de la expresión, de la participación en la construcción del mundo, el ser humano anhela un espacio
interior controlado donde resguardarse de los peligros de lo desconocido. “Toda solidaridad es una formación
de esferas, es decir, una creación de espacio interior”
5
. (Sloterdijk, 2003a, p.23). Se trata de una solidaridad en
la que no existe contacto físico, una solidaridad ideal, inmaterial, que se fundamenta en la solidez del
individualismo.
6
En 1889, Nietzsche se abraza a un caballo que estaba siendo maltratado por su cochero. A partir de ese suceso,
perderá la razón hasta su muerte en 1900.
7
Léase el excelente comentario que le dedica Ramón Andrés en Pensar y no caer (2018, pp. 195-220).
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Imagen 2. Fotograma extraído de la película El caballo de Turín
Si el ojo de la ballena miraba de una forma extática e hipnótica, el ojo del caballo
aparece opaco. Refleja la luz pero no dirige su mirada hacia ningún lugar. Este caballo es
víctima del antropocentrismo. Este caballo simboliza lo otro, los desposeídos, excluidos, las
colonizadas, esclavas… de un sistema impuesto por cierto Modelo de ser humano,
insistimos. Este ojo, por mucho que vea y que pueda ver, no posee luz propia, no dispone de
la capacidad de participar en la sociedad (de aquella -pretendida- isegoría ateniense).
Atendiendo a la etimología (per-sonare), este caballo no es una persona, su voz no puede
expresarse, sonar ni resonar, es acallado, desplazado, utilizado, discriminado: “el ‘otro’
siempre es ‘representado’ o ‘inventado’ de acuerdo con los sórdidos intereses de Occidente”
(Viveiros de Castro, 2010, p. 15). No obstante, presentábamos este caballo como la segunda
cabeza de Cerbero: ¿por qué? He aquí la vuelta de tuerca, el truco de magia del Sistema que
juega con las víctimas, las utiliza, las convierte en productos de mercado. Así lava su imagen,
como la ONU con diferentes ONG’s o como los bancos con sus obras sociales o tantos otros
ejemplos semejantes. El caballo, que presentaba a lo otro excluido, es utilizado por el
Sistema para representar a lo otro excluido. Nótese el significativo cambio: de presentarlo a
representarlo. El caballo no existe como tal, jamás se presenta, sólo es representado. ¿Por
quién? Obviamente, por el Sistema
8
que habla por él para continuar acallándole. Así, lo otro
se convierte en algo abstracto, como, por ejemplo, los Derechos Humanos que tanto criticaba
Deleuze: papeles mojados, castillos en el aire, más y más metafísica occidental esencialista
e idealista: la metafsica occidental es verdaderamente la fons et origo de todos los
colonialismos” (Ibid., p. 20).
En definitiva, si la ballena nos hipnotizaba y nos insertaba a todos en el redil del
centro comercial, el caballo nos muestra una imagen de la pobre gente que no puede venir a
comprar, y a la que hay que ayudar para que pueda hacerlo. Sigamos con la tercera y última
cabeza de Cerbero, demos paso al elefante.
8
“El poder es la forma acabada de la representación: ya no representa nada ni a nadie ms que a s mismo”
(Baudrillard, 2021, p. 72).
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5. Elefante-Frontera
El elefante ilustrará las fronteras. Como referíamos supra, tomamos el concepto
elefante de la única película de Hu Bo (Un elefante sentado y quieto
9
, 2018), quien acabó
suicidándose a los veintinueve os ante la insistencia de la productora para que redujese el
metraje de la película (que dura casi cuatro horas) a la mitad. Al contrario que en el caso de
la ballena (la mercancía se muestra siempre brillante y pulcra) o el caballo (el ser humano
que impera emerge orgulloso e incluso parece dejar espacio para los otros, aunque ya
sabemos que no es más que una careta, que siempre es Él mismo aunque se disfrace de
otros), ahora no vamos a ver al elefante. Al final de la película, el protagonista escapa del
lugar en el que vive, toma un autobús para huir y no regresar jamás, con la intención de
cambiar de vida. Pero el autobús debe parar en medio de la noche, en medio de la carretera,
porque, al parecer, hay un elefante que obstruye la vía. El mensaje es el siguiente: no hay
adonde ir, no existe refugio, otro mundo no es posible. El capitalismo lo invade todo. No hay
salida. Lamentablemente, la única salida posible parece que sea el suicidio, como ejemplifica
Hu Bo con su triste final. Sin embargo, desde una filosofía de la potencia, de la alegría vital
comunitaria, el suicidio jamás es una opción.
Imagen 3. Fotograma extraído de la película Un elefante sentado y quieto
En el fotograma podemos apreciar ese momento final. El autobús se detiene, algunos
pasajeros bajan para ver qué ocurre. Hay un elefante sentado y quieto en medio de la
carretera. No lo vemos. Pero sí lo oímos. Así termina la película, con el atronador sonido del
elefante. Al igual ocurre con las fronteras, muchas se ven (como los desgraciados muros que
matan y hacen sangrar a la mismísima Tierra), pero otras muchas no. Ejemplos de estas
fronteras virtuales (pero no por ello menos operativas) son las categorías, las etiquetas
10
(aparentemente neutrales) con las que clasificamos (y juzgamos) a los seres. Como afirma
9
“La inmensa ópera prima póstuma de Hu Bo fragmenta el punto de vista para seguir durante un da a varios
personajes interconectados por un incidente violento que pone en alerta sus vidas. Unas vidas ya de por nada
sencillas en una sociedad corrupta, repleta de individuos egoístas, crimen organizado y la explotación de unos
a otros como forma de supervivencia”.
[Consultado en <https://www.cinemaldito.com/lo-mejor-de-2018-por-ramon-rey/>].
10
Véase el bullying, entre otros. Etiquetar a alguien para infravalorarlo: sea el inmigrante, el pobre, la gorda,
el guarro, el retrasado y un lamentable etcétera.
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Mbembe (2016), por ejemplo, la categoría de raza es condición necesaria para el racismo (al
menos para el racismo institucionalizo y necrosado en la sociedad occidental). Las fronteras
son armas que fabrica el Sistema para continuar con esa dinámica atomista,
individualizadora, imbricándose en este punto el elefante con la ballena. El Sistema muta y
se actualiza (aparentemente) pero pervive gracias a un axioma fundamental: su primacía.
Hoy en día todo vale siempre y cuando el capitalismo no peligre. Por ello, el control y la
clasificación (funciones de las fronteras) devienen cruciales. En última instancia, las
fronteras son los límites de las definiciones: según su etimología, de-finir es introducir entre
límites (fines). Esos fines son los muros que apresan a ciertos seres que cumplen las
condiciones preestablecidas. El elefante de la película de Hu Bo supone la frontera final, el
profundo significado de la frontera. Puedes pasar de un país a otropero no puedes estar
en ningún país, nos hace saber el elefante; puedes comprar más o menos pero necesitas
dinero, insiste el elefante; puedes… De nuevo aparece aquí la lucha Poder vs potencia.
Nuestra libertad se fundamenta en esa fatua magnanimidad del Sistema, somos libres
gracias
11
a Él, podemos hacer muchas cosas, pero no todas. He ahí el elefante, la última
frontera, quien nos prohíbe escapar, quien nos obliga a vivir dentro del modelo impuesto,
quien trata de evitar por todos los medios que pensemos en que otro mundo es posible, ya
que, supuestamente, el Sistema es necesario. Sin embargo, Su Poder nos convierte en
impotentes.
Regresando una vez más al fotograma anterior, reparemos en la luz: la humilde luz
estelar del autobús que no puede avanzar sobre la negra noche Solar del capitalismo, un
Sistema -entre otros posibles, no olvidemos- que une para separar (ballena), que excluye
para incluir (caballo) y que no admite otros mundos (elefante).
6. Conclusiones
El mensaje de estas tres películas, sintetizado en los tres fotogramas estudiados, nos
muestra que la sociedad no es una mera suma (extensa) de individuos. O bien, si pensamos
así la sociedad, se trata de algo mutilado, mermado, depotenciado por algún Poder que
establece su primacía. El ser humano como individuo indivisible atómico (idiota) es uno de
los axiomas que fundamentan el capitalismo. Por tanto, construir políticas comunitarias
(intensivas) comportará deshacer esas técnicas del yo (Foucault, 2012, 2014) con las que el
Poder nos va conformando para perpetuar su Orden.
Reflexionando sobre esta tríada de conceptos (el espectáculo, el antropocentrismo y
las fronteras) podemos construir otros modos de ser que generarán otras políticas harto
diferentes de la que operan dentro del Sistema. Sobre esta línea constructiva se encuentran
diferentes propuestas, siempre plurales, como las de Hakim Bey (2014), Viveiros de Castro
(2010) junto con Danowsky (2019), Bruno Latour (2019, 2023), Donna Haraway (2019),
Tiqqun (2014) y otros tantos colectivos que pretender construir mundos otros, políticas
horizontales inclusivas, verdaderamente comunitarias. En una palabra, regresando al marco
11
Baudrillard también nos alerta ante estas paradojas. La violencia de hoy en da es “una violencia que,
paradójicamente -una vez más regresamos sobre esta figura- se expresa como antiviolencia, se exhibe como el
cúmulo de las bondades de un sistema que solo quiere el bienestar de todos…” (Baudrillard, 2021, p. 28).
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de las filosofías de Spinoza y Deleuze, pretenden conservar su potencia, perseverar, no
renegar del conatus.
A través de nuestra lectura, obviamente, no podemos destruir el Hades, pero hemos
tratado de desvelar algunas de sus estrategias políticas, o, por lo menos, gracias a las
películas de Bela Tarr y Hu Bo, visualizar esas tres cabezas de su guardián, el can Cerbero:
la espectacular ballena, el antropocéntrico caballo y el elefante frontera. Así que, cuando
vayan andando por la acera de una calle comercial, deténganse ante el escaparate de una
tienda. ¿No las ven? Son las ballenas de Bela Tarr. Sigan caminando y atraviesen el puente.
¿No los ven? No, seguramente no. Debajo del puente están dormitando entre mantas y
cartones los caballos de Bela Tarr. Pero un poco más adelante, los vemos, de otra manera,
representados en un cartel publicitario que nos anima a mejorar el mundo con un donativo.
Sigan, sigan caminando. Regresen a su casa. Colóquense frente a la puerta de su
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vivienda.
¿Lo ven? Es el elefante de Hu Bo.
Referencias
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Resolvamos el enigma, por si alguien se queda con la duda: aquí aludimos a la propiedad privada como
axioma del capitalismo, como última frontera, como algo que se presenta como absolutamente necesario. No
está de s volver al famoso fragmento de Rousseau en su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre
los hombres: “El primer hombre a quien, cercando un terreno, se lo ocurrió decir esto es mío y halló gentes
bastante simples para creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil. Cuántos crímenes, guerras,
asesinatos; cuántas miserias y horrores habría evitado al nero humano aquel que hubiese gritado a sus
semejantes, arrancando las estacas de la cerca o cubriendo el foso: «¡Guardaos de escuchar a este impostor;
estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra de nadie!» Pero parece que ya entonces las cosas
habían llegado al punto de no poder seguir más como estaban, pues la idea de propiedad, dependiendo de muchas, otras
ideas anteriores que sólo pudieron nacer sucesivamente, no se formó de un golpe en el espíritu humano; fueron necesarios
ciertos progresos, adquirir ciertos conocimientos y cierta industria, transmitirlos y aumentarlos de época en época, antes
de llegar a ese último límite del estado natural. Tomemos, pues, las cosas desde más lejos y procuremos reunir en su solo
punto de vista y en su orden más natural esa lenta sucesión de acontecimientos y conocimientos”.
Consultado en < https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/discurso-sobre-el-origen-de-la-desigualdad-entre-los-
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REVISTA DE FILOSOFÍA
110 - 2024 - 4 OCTUBRE - DICIEMBRE
Esta revista fue editada en formato digital y publicada en DICIEMBRE de 202 4
por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
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