Revista de Filosofía
Vol. 42, Nº112, 2025-2, (Abr-Jun) pp. 53-75
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
Esta obra se publica bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional
(CC BY-NC-SA 4.0)
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
Populismos democráticos, cultura política y el sentido de
responsabilidad según Hannah Arendt (Casos: Argentina-
Venezuela)
Camilo Vargas Machado1
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0993-358X
Universidad Cooperativa de Colombia
Salvador Cazzato Dávila2
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3255-6700
Universidad del Zulia - Venezuela
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.16537301
_______________________________
Recibido 15-03-2025 Aceptado 15-06-2025
Resumen
De acuerdo a las ciencias humanas y sociales los procesos sociales e históricos son
dinámicos, sobre todo en América Latina, los denominados populismos democráticos
(Ciencia política) tienen una presencia inobjetable en ésta. No obstante, un gobierno
caracterizado por ser populista tiene su validez propia, pero no siempre se encuentra
disociado de un sentido de responsabilidad relativo cuando se trata de las ofertas,
propuestas o promesas electorales que se ofrecen ante y durante el ejercicio de gobierno si
llegas al poder. Durante los períodos abordados: Argentina y Venezuela no se inscriben
como regímenes puramente populistas en momentos dados, Kirchner y Chávez -cada uno
con sus personalidades y mundos propios- muestran sus yo al mundo gracias a los papeles
políticos que les tocó jugar, con una demagogia moderada gobernaron alcanzando solo
determinados objetivos y propósitos que quedan expuestos al establecer un abordaje y un
enfoque más de fondo cuando se desglosan sistemáticamente las relativas eficacias con que
contextualmente se caracterizaron a inicios del siglo XXI. Puede inferirse que ambos -a sus
modos personales- fueron periodos de gobiernos semipopulistas, con oratorias subliminal e
1 Profesor tiempo completo e investigador de la Universidad Cooperativa de Colombia, miembro del Grupo de
Investigación UCCIDERGRUP. Doctor en Bioética por la Universidad Militar Nueva Granada (Bogotá).;
Magister en Ciencia Política, Paz e Integración de los Pueblos. Universidad Cooperativa de Colombia.
camilo.vargasma@campusucc.edu.co. Orcid: https://orcid.org/0000-0003-0993-358X
2 Doctor en ciencias políticas, historiador, epistemólogo, investigador activo y miembro de comités editoriales
de revistas científicas, asesor político en ejercicio, investigador responsable del Proyecto de investigación
adscrito al Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos (CEELA) titulado: Influencias de las redes
sociales y tecnológicas en las percepciones políticas globales. Profesor titular de la Escuela de Comunicación
Social y de Educación de la Universidad de Zulia, sede Maracaibo. salvadorcazzato@gmail.com.
https://orcid.org/0000-0003-3255-6700.
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ideológicas y un excesivo proselitismo partidista (Tanto para el peronismo como para la
revolución bolivariana). La base metodológica utilizada fue la del método de análisis crítico,
análisis político (populismo democrático) y el enfoque interpretativo del sentido de
responsabilidad atribuido a Hannah Arendt. Este abordaje analítico-interpretativo abre
brechas críticas en torno a los debates de las filosofías políticas que están destinadas a
replantear las disputas acerca de los populismos democráticos en América.
Palabras clave: Populismos democráticos, sentido de responsabilidad de Arendt, Néstor
Kirchner, Hugo Chávez y cultura política.
Abstract
According to the human and social sciences the social and historical processes are
dynamicals, especially in Latin America, the so-called democratic populisms (Political
Sciences) have an unobjectionable presence there. Nonetheless, a government characterized
for being populist have its own validity, but is not always dissociated of a relative sense of
responsibility when it comes to offers, proposals and electoral promises that are offered
before and throughout the government exercise when in power. Throughout the addressed
periods: Argentina and Venezuela are not registered as purely populists regimes at certain
moments, Kirchner and Chavez -each one of them with their personalities and own worlds-
show their own selfs to the world thanks to the political roles that they had to play, with a
moderate demagoguery they governed achieving only certain objectives and purposes that
are exposed when establishing a more in depth approach and focus when the relative
efficacies with which they were contextually characterized at the beginnings of the 21st
Century are systematically broken down. It can be inferred that both -in their personal ways-
were semi-populist government periods, with subliminal and ideological oratories and an
excessive partisan proselytism (either for the peronism and the bolivarian revolution). The
methodological basis used was the analytical-critical method, the political analysis
(democratic populism) and the interpretative approach of the sense of responsibility
attributed to Hannah Arendt. This interpretative-analytical approach opens critical gaps
around the debates of the political philosophies that are destined to reframe the disputes
about the democratic populisms in the American Continent.
Keywords: Democratic populisms; sense of responsibility of Arendt; Nestor Kirchner;
Hugo Chavez; political culture.
Introducción
Para abordar los procesos alusivos al populismo en naciones como Venezuela resulta
imperativo definir contextualmente lo que es populismo para América Latina primero, a lo
cual expone Carlos M. Vilas, (compilador), indicando que:
“En América Latina se denomina populismo al tipo de régimen o de movimiento
político que expresa una coincidencia inestable de intereses de sectores y
elementos subordinados de las clases dominantes y de fracciones emergentes,
sobre todo urbanas, de las clases populares. Este populismo enmarca el proceso
de incorporación de las clases populares a la vida política institucional...”
3
.
3
Vilas, C. (1995). La democratización fundamental. El populismo en América Latina. México, CONACULTA,
1995, 559 págs.
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Con respecto a América Latina esta definición es clásica y, por consiguiente,
generalizada a menudo a causa de sus probables aplicaciones en diferentes países de esas
regiones continentales. Carlos Vilas vincula dicha definición general de populismo con los
elementos, sectores e intereses de las clases dominantes siempre con la finalidad de
“incorporar” a las clases populares a estos procesos, pero de una manera falseada.
Intenta explicar Vilas que los sectores sociales de bajos recursos casi nunca “se
sienten incorporados” a la vida política institucional asevera. A menudo los sectores
desposeídos económicamente están o se sienten distantes de la mayoría de los objetivos que
el Estado propone en sus planes o programas de gobiernos americanistas.
Estas y otras variables deben contarse cuando se abordan las democracias en América
Latina según Vilas cuando, al fin y al cabo, se apoya en Mannheim. Insiste: “... siguiendo a
Mannheim, se denomina democratización fundamental [a lo que] desde mi punto de vista
es el rasgo y el efecto fundamental del populismo latinoamericano...”
4
.
Es por ello que cada populismo latinoamericano debe ser contextualizado
apropiadamente considerando las dimensiones y variables pertinentes de cada caso.
Venezuela no está exenta de estos elementos, por el contrario, la nación
latinoamericana si por algo se distingue es por sus características y propiedades atípicas
enmarcadas en el hipotético “juego democrático” del sistema político que la supedita. Este
país ha sido el target de la puesta en marcha de un populismo exacerbado y sistemático
como producto del auspicio de un líder político, cuyo renombre tuvo incidencia en algunos
países que se sumaron a modelos políticos de lineamientos socialistas o relativa izquierda.
El correspondiente socialismo del siglo XXI de Hugo Chávez.
1. Los modelos populistas de gobierno y el caso de Venezuela
Es necesario tener en importancia ciertos estudios de los tantos que existen sobre los
populismos en el mundo occidental, especialmente los provenientes de las ciencias y la
sociología política.
De acuerdo a Eugeniusz Górski en sus escritos “Mesianismos periféricos”
5
y “Algunas
variantes de populismo” prolonga a través de los mismos la premisa del polaco Andrzej
Walicki, para quien “…el populismo es un socialismo de orientación campesina que surge
por lo general en países económicamente atrasados y que sufren angustiosos problemas de
modernización”
6
.
Generalmente esta premisa sociohistórica aun contiene vigencia en algunos países de
América Latina y África, casos como el de Bolivia o Nicaragua nos remiten a ésta. Aun
cuando no siempre los espacios obedecen a estas variables o factores de atraso económico o
de persecución perenne por alcanzar un camino de modernización utópica para muchos.
4
Referenciado por Carlos Vilas, Ob. Cit., (1995), s/p..
5
GÓRSKI. E. (1994). Dependencia y originalidad de la filosofía en Latinoamérica y en la Europa del Este.
Trad. del inglés Jorge Padín Videla. México, CC y DEL (UNAM), 1994, pp. 117-195.
6
Walicki, A. (1930) referenciado por E. GÓRSKI, (1994).
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Al fin y al cabo, Venezuela hace parte de esa irregularidad sociohistórica que para el
polaco es una constante sociológica. Ésta se desmarca de esta afirmación si se tienen en
cuenta dos o tres rasgos que la distinguen en comparación con las naciones latinas
mencionadas.
Es imposible no señalar que los sistemas de Venezuela no son los de Bolivia, con la
llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 se apertura un capítulo aparte de la historia
contemporánea. Desde sus inicios en la arena política, el llanero de nacimiento esculpía su
narrativa con prefacios, anécdotas y aristas con fines de cumplir roles o propósitos de
marcado carácter populista, solo que las condiciones contextuales de Venezuela no se
ajustaban a los enfoques de Górski a partir de los clásicos análisis de Andrzej Walicki
7
.
Es de capital importancia citar la idea primaria de Walicki con la cual el populismo
como fenómeno social nos remite al “manipuleo de las masas en cuanto a intereses, anhelos,
expectativas y necesidades…”. Él asegura que estos innumerables intereses, anhelos etc. De
los pueblos son afirmados, pero no tienen garantía alguna ni ofrecen canales efectivos para
su gestión.
8
En la sociología histórica las nociones terminológicas de “pueblo/nación”
(1930/1994) conforman un universal ideológico o una definición abstracta hasta inocua a
veces.
El pueblo como noción es una mixtura, y Chávez lo había entendido básicamente
atribuyéndose el Socialismo del siglo XXI; con éste saboreaba esencialmente el néctar y la
pulpa populista de una mixtura encontrada en el pueblo.
El hecho de que Venezuela no fuese uno de estos pueblos “atrasados” la hace más
atractiva a los intereses de los estudiosos académicos. De manera que su entramado
socialista fue y sigue siendo una impronta ideológica y praxeológica que continua en el radar
de la cultura política del venezolano. Así pues, la variable de su riqueza de hidrocarburos le
permitió transcender con perfiles populistas de la mano de un socialismo enjuto, pero bien
mercadeado con una explanada hasta sudamericana y centroamericana.
El Socialismo del siglo XXI de Chávez connota el manipuleo de las masas
acompañado de uno de los mejores desempeños acometidos hasta los momentos políticos
actuales mejor vendidos, este movimiento personificado en su figura trascendió fronteras
en Sudamérica fue vendido y ofertado a las poblaciones históricas de estas regiones, el
mismo fue calando con ímpetu mientras Chávez estuvo vivo.
Este movimiento ideológico consiguió asidero en otras latitudes si se atiende la
premisa de los desaciertos y corrupciones cometidos por los regímenes de derecha y
ultraderecha que predominaban para la primera década del siglo.
Su consecuencia evidente era que estos errores históricos fuesen aprovechados por
movimientos sociales de resurgimiento, y la propuesta continental del venezolano cobraba
forma y fuerza en el Sur (figuras como Evo Morales, Dilma Roussef, Néstor Kirchner -su
7
Ibidem.
8
Ibidem, A. Walicki referido por E. Górski (1994).
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esposa-, José ‘Pepe’ Mujica y otros entraban con firmeza y proactivamente en el escenario
sudamericano).
Por tanto, la dinámica de la cultura política venezolana se intrincó por el camino de
lineamientos socialistas con matices populistas, el cual fue pensado, orquestado y ofertado
por ese líder de entonces, quien recorría América Latina entregando dadivas con su firme
narrativa mesiánica-salvacionista adscritas a un populismo exacerbado utilizando el
bolivarianismo como bandera continental de arrastre en un lapso dado, siempre que se
entienda que ha sido un fenómeno especialmente particular durante una decena de años
(2002-2012).
Hugo Chávez había iniciado desde ese año un periplo intenso de un tránsito histórico
al que ningún líder de Venezuela se había propuesto aventurándose por naciones que escasa
atención geopolítica se le había proporcionado en antecedentes oportunidades.
Para ese entonces, puede inducirse que se había constituido en un socialismo sui
generis que por medio de un populismo promulgado por la modalidad carismática
9
de un
actor principalque no tenia reparo en sostener que era el protagonista central de un
socialismo con peculiaridades autóctonas.
Asimismo, el significado de ser o mirarse como un actor principal de ese periplo
histórico encarnaba un sentido de responsabilidad propio
10
, aunque con matices
interpretativos mas filosóficos que sociológicos.
La visión social de una modalidad de populismo y cultura política: Caso
Venezuela
El populismo más que nunca hoy es y ha sido un fenómeno de expansión sin
precedentes desde la segunda mitad del Siglo XX. Esta tipología de populismo generalmente
se precisa en culturas políticas determinadas, en tanto Venezuela y Argentina no están
exentas de esta premisa o fenómeno sociológico.
Aníbal Romero en su texto
11
explicita cómo Venezuela ha sido un espacio atípico, con
un numero de riquezas minerales raramente comunes, así como de idiosincrasias distintas
a las conocidas en los variados países de América Latina. Ante una diversidad de un acervo
histórico que enriquece la cultura política dinamizándola por demás, no es fortuito que
Venezuela presente espacios propios de expresión social, político e ideológicos.
Desde mediados del siglo XX, nuestra cultura política es populista-demagógica, a
partir de 1936 con la muerte del viejo caudillo Juan V. Gómez y la llegada al poder del
ministro Eleazar López la dinámica general de la nación sufrió modificaciones de fondo al
permitir a los sectores sociales “relativas libertades y derechos políticos”. Con la presencia
de este General se aperturaron procesos sociales de modernización política a corto plazo,
por cuanto en la medida que se produjeron cambios abiertos: Surgimiento y formación de
partidos políticos de demarcadas doctrinas ideológicas; que con el tránsito histórico
9
Ibidem, (1994).
10
Posición y enfoque que será abordado a posteriori.
11
Romero, A. (1994). Decadencia y Crisis de la Democracia Venezolana, Caracas, Editorial Panapo. Venezuela.
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venezolano hasta 1959 (Derrocamiento del militar de oficio Marcos Pérez Jiménez)
emergieron sin desasociarse -plenamente- de los extremos -tanto de derecha o de la
izquierda diversa-.
En el presente siglo, un abanico de autores como G. Villarroel, Juan Carlos Rey,
Aníbal Romero, De la Torre, M. Mackelmann, M. Stanley, A. Chaparro y C. Galindo entre
tantos han profundizado en esta ventana temática alusiva al populismo. Por el momento se
abordará el populismo bajo enfoques de los 2 primeros pensadores.
De acuerdo con Gladys Villarroel:
“Según Rey (1980), la cultura política en Venezuela tiene un marcado carácter
populista. Este carácter deriva del hecho de que la modernización y desarrollo de la sociedad
fue resultado del surgimiento y consolidación de partidos y regímenes populistas. La base
social policlasista, característica de estos, hace necesaria la unificación de los diversos
sectores mediante ciertos procedimientos, entre los cuales figuran la ideología y la
estructuración de ciertos núcleos de significación”
12
.
Gracias a aportes académicos de Rey se han desarrollado múltiples trabajos referidos
al populismo latinoamericano y Venezuela, el proceso de modernización política en este caso
acobija la base social de un policlasismo regido por partidos de una diversidad política -
ideológica loable si se piensa acerca de la democratización en países como Venezuela,
Argentina y otros.
Pero el populismo posee por premisa aglutinar a determinados sectores sociales en
torno a la unidad de criterios que le convengan a quienes regenten el gobierno y el poder
político en un momento dado, si se analiza críticamente lo que el populismo como fenómeno
policlasista pueda afectar la cultura política de una nación. En tanto que el mencionado
fenómeno y sus actores utilicen adecuadamente los matices ideológicos o núcleos de
significación (insertos en los mecanismos seleccionados por éstos) categorizados por Juan
C. Rey la cultura política se inclina hacia sustantivos planos de un populismo social.
Por tanto, el carácter ideológico es fundamental porque en los regímenes populistas
los extremos ideológicos o doctrinarios pierden fuerza y cobertura, aglutinar los sectores
sociales es el quid del atractivo proceso de una cultura política nacional.
Lo cierto es que: “La ideología de un partido populista, afirma Rey, es
deliberadamente difusa, vaga y abstracta; de modo tal que los distintos grupos sociales
miembros de la coalición populista puedan, de acuerdo a sus intereses y a las coyunturas,
darle sentido y especificidad.”
13
.
Es por ello que una ideología no es consistente, se difumina, se disuelve en la
vaguedad, se torna difusa con el propósito de agrupar voluntades políticas diversas si esto
implica inexorablemente suavizar las directrices doctrinarias que los acerquen a la
radicalidad de los extremos ideológicos. Lejos de posibilitar una coalición política que le
12
Villarroel, G. (2013). DEMOCRACIA SIN CONSENSO: Los valores confrontados de la cultura política
venezolana, en la Revista Espacio Abierto. Revista de Sociología. Vol. 19 Nro. 4. Venezuela.
13
Ibidem
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convenga al gobierno populista que pretenda conservar o mantenerse en el poder del Estado
u otro.
El populismo tiende a generar mecanismos productores de dinámicas propias como
lo glosa Gladys Villarroel, los mecanismos pueden ser de una diversidad tal que puede
devenir en sistemas de complejidades de diversa índole, lo que importe realmente para los
actores sociopolíticos de turno es que tales mecanismos como el clientelismo, etc. alcancen
a generar una cultura política de matices acomodaticios, de conciliación y
coalición social que le permita mantenerse o coexistir en la cúspide el poder político.
Villarroel nos anota:
“La peculiar dinámica del populismo genera todo un complejo sistema de
acomodaciones utilitarias a través de diversos mecanismos: clientelismo burocrático;
políticas distributivas y proteccionistas; búsqueda insistente de conciliación y consenso y,
como parece ser el caso, corrupción generalizada. Estas acomodaciones instrumentales
caracterizan la cultura política populista.”
14
.
Luego ella señala como el proteccionismo estatal es primordial sin menospreciar, por
ejemplo, el mecanismo de los subsidios sociales que desemboca en entramados clientelares
que tienen por objeto el consenso y coalición de voluntades políticas de diversos sectores -
evitando confrontaciones estériles- en torno a los objetivos que el régimen populista se haya
propuesta de antemano. Dichas caracterizaciones son de importancia capital para entender
la aproximación sociológica-politológica centrada en la definición factible de un gobierno de
“populismo democrático” que Villarroel presta de Joaquín Marta Sosa
15
. Esta concepción
sociopolítica es vital para comprender que la existencia de una democracia puede darse y
dar cuenta de un fenómeno populista que es una impronta instrumental de carácter histórico
si se quiere juzgar críticamente lo que el trasfondo del populismo persigue con ahínco.
En palabras de Villarroel referenciando lo planteado por Aníbal Romero:
“La democracia no es, para los venezolanos, un valor en sí misma, sino que es juzgada
valiosa si permite a los diversos grupos sociales alcanzar sus fines. Además, arguye Romero,
los valores y creencias democráticas se combinan con un sistema de creencias mitológicas.
Para Romero, ni la libertad, ni la democracia forman parte de la "segunda naturaleza" del
venezolano. Por el contrario, el autoritarismo y la demagogia son componentes esenciales
de la cultura política. La cultura democrática del venezolano es un mito. El liderazgo político,
actúa demagógicamente reforzando la mentalidad rentista en dirigentes y dirigidos;
debilitando los cambios deseables en una cultura que se aboque a la búsqueda de opciones
alternativas”
16
.
En la medida que las naciones de América Latina se adentran profusamente en el
atardecer de los populismos democráticos se oscurecen algunos sentidos y caracteres para
dar paso a aristas, pautas, valores y creencias que pierden cohesión tendiente a lo plural y lo
libertario, pero gana una difusa cohesión ideológica no doctrinaria (no confrontativa o
14
Ibidem
15
Planteamiento prestado de Marta Sosa por Gladys Villarroel, (2013).
16
Villarroel referenciado a Romero, Ob. Cit. (2013).
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deliberativa) ni esquemáticamente filosófica. El populismo democrático también es una
impronta política que se ha reforzado (planteos de Marta Sosa y Romero), que en lugar de
ser democrática se abisma, más bien, en niveles discursivos carentes de contenidos
sustanciales que atenúa o disipa opciones o propuestas alternativas que no sean mas que de
mayor utilidad para los actores o grupúsculos adheridos al poder gubernamental,
económico, etc.
El populismo democrático anestesia a ciertos sectores sociales con el verbo
enamoradizo y escurridizo de sus ‘líderes carismáticos’, generando narrativas ambiguas
alrededor de la cultura democrática del venezolano, según Romero.
Cada sociedad latinoamericana -incluso la venezolana- “…genera su propia visión de
la realidad, de misma, de su historia y de sus fines últimos. Esta matriz de creencias,
imágenes, representaciones y valores se expresa en las conductas de los individuos, se
traduce en lo que piensan y sienten, y en aquellas prácticas que son aceptadas y trasmitidas
socialmente.”
17
.
Esta visión de misma, de crearse su propia historia: “Forman parte de la cultura
política y cohesionan el mundo político
18
. Puesto que se configura un mundo político
aglutinante que como consecuencia de este último adjetivo produce y reproduce: “…una
acomodación instrumental del venezolano a la democracia.”
19
.
Hace más de veinte años, el atractivo del líder venezolano Hugo Chávez personifica y
refrenda esta visión socio/populista que cohesionó un mundo político insuflándole vida a
una cultura política con historia propia.
El llanero Chávez se valió de la percepción errónea e incrédula sobre la democracia
del venezolano indicado tanto por Romero como Villarroel, se asesoró con preparadores
políticos, trazó sus estrategias de marketing político y midió junto a ellos la factibilidad de
los mecanismos a emplear.
A partir del mes de febrero de 2003
20
calculó, planificó y proyectó la gestión de una
Base de Misiones a ser puestas en marcha que atendiese a los sectores sociales mas
desatendidos de la población nacional.
Un entramado de ejes denominados Misiones (de la patria) fueron implementadas en
las distintas áreas básicas de la nación (Misión: Barrio Adentro (salud), Misión: Negra
Hipólita (social), Misiones educativas con nombres de proceres, figuras o eventos históricos
de Venezuela como: Vuelvan Caras, Ribas, Sucre, etc.) con la finalidad de brindar atención
efectiva a los problemas mas mediatos del contexto acotado.
En este sentido, con esta Base de Misiones se perseguía establecer los pasos y avances
primigenios alrededor de un sistema democrático; acompañada de matices preclaros que se
17
Ibidem.
18
Ídem.
19
Ídem.
20
Finalizando el Paro General-Petrolero incentivado por la oposición de ese entonces en el mes de diciembre
del 2002, año de convulsiones in crescendo que se produjeron en las capitales de los estados de la Republica
sobre todo (Marchas multitudinarias, vacío de poder, intento de golpes de Estado, planes de desestabilización
macroeconómica de diversa índole, etc.)
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corresponden con el conocido “populismo democrático”
21
, cuyas características están
alineadas a fin de reforzar los intereses de poder de un grupo de élite o de un líder único que
en ese instante se erigía (míticamente en nombre del Libertador Simón Bolívar).
Si bien mencionar a Hugo Chávez en una etapa dada resignificaba, a menudo,
connotando el ideario de Simón Bolívar, también lo es el caso que su régimen había
adquirido una forma democrática socio/populista, una gobernanza personalista que se
había instalado con la anuencia de la mayoría de los votantes venezolanos.
Innegablemente, luego durante los os 2003-2008 el régimen democrático
presidencialista de éste da cuenta de un marcado carácter socio/populista como es
constatable con los planes populares de las Misiones.
Ahora bien, por una parte, este gobernante popular se distó de la demagogia
cumpliendo con sus competencias y roles fundamentales atinentes al Poder Ejecutivo que él
presidia. Mas aun si se considera que pese el presidencialismo encarnado había demostrado,
sesgadamente, una dinámica de un sentido de responsabilidad que se requería en una etapa
crítica, producto del Paro General convocado por los sectores de oposición sindical y
empresarial encabezados por Carlos Ortega en 2002
22
.
La puesta en marcha de esta base nos plantea connotaciones de una responsabilidad
humana, social y política con el cual este agente de cambio social produjo beneficios con el
asesoramiento cabal de sus apoyos gubernamentales y equipo de gobierno, cuya efectividad
de sus planes nacionales es ocasionalmente observable en casos latinoamericanos.
No obstante, es vital tener presente que este accionar individual y en conjunto hace
parte de una etapa dinámica de gobierno que tenía por target la búsqueda de la reelección;
y ganar, a como fuese lugar, el Referéndum Revocatorio que llevó adelante en agosto del año
2004 la oposición radical con el que se pretendía revocar el mandato de un actor socialista,
pero responsable por necesidades apremiantes de lo político.
Así pues, la pérdida del Referéndum del 2004 conllevo una espiral de debacle para
los sectores opuestos a Chávez, que se decidieron por la abstención política en procesos
posteriores, perjudicándolos en exceso para los siguientes dos años. Él como actor
responsable de un cambio social evidenció un sentido pragmático de la política que trajo
consigo adeptos mancomunadamente y le ganó voluntades posibilitándose reflotar en aquel
escenario adverso de Golpe de Estado y otros eventos.
El Juicio a Adolf Eichmann, la postura y consideraciones del sentido crítico de
responsabilidad en Hannah Arendt
Los populismos en América Latina han sido, si se quiere, una cotidianidad, o al menos
un ejercicio alternativo cuando de periodos electorales se trata; Suramérica específicamente
21
Para N. Bobbio, M. Matteucci y G. Pasquino (1998) las democracias populistas pueden ser definidas de la
siguiente manera: “Son aquellas fórmulas políticas por las cuales el pueblo, considerado como conjunto social
homogéneo y como depositario exclusivo de valores positivos, específicos y permanentes, es fuente principal
de inspiración y objeto constante de referencia”. (p. 32).
22
Evento asociado al año convulsionado del 2002.
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ha sido una arena experimental para los gobiernos de características populistas, a lo que
pueden citarse casos como Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Venezuela y otros.
En este papel de trabajo nuestro objeto es replantear el enfoque socio-filosófico de los
sistemas populistas que se han cristalizado en esta área geográfica latitudinal.
Esta perspectiva de análisis consiste en considerar el sentido de responsabilidad que
conlleva cada agente, es decir, de cada individuo u hombre involucrado en sistemas
democráticos de rasgos enteramente populistas.
Para desarrollar este apartado crítico resultó una prioridad analítica contar con la
categoría de responsabilidad de Hannah Arendt y los aportes de María de los Ángeles
Cantero que se referencia posteriormente.
Hannah Arendt tuvo en su vida múltiples experiencias, pero una de la mas
significativas lo fue su convocatoria -en la ciudad de Jerusalén- a hacer parte de un macro
jurado acerca del Genocidio en los campos alemanes
23
.
En primera instancia, el sentido de responsabilidad para ella, es que éste era una
variación de énfasis en cuanto a los rasgos contextuales, responsabilidad no era una
constante inmutable a partir de su perspectiva filosófica. Puesto que los hombres o las
personas son agentes responsables de sí mismos que transitan en un entorno determinado;
pero no determinante.
Ontológicamente, para Arendt, la responsabilidad, por ser un rasgo definible de lo
que es o fue su condición humana, implica una necesidad imperativa: como la de pensar,
hablar y actuar por mismo en su ser. Al considerar la aproximación a estos tres ámbitos
inseparables de la condición humana los hombres develan su necesidad de expresarse
intangible, pero categóricamente inefable según fuese el caso.
Las personas piensan, hablan y actúan porque necesitan expresarse “en su mundo
que le es propio”, lo que eventualmente muestra lo que son humanamente, por lo que
Cantero presenta a la responsabilidad humana con un carácter “indefinible e inaferrable”
24
de quienes deben afrontar sus condiciones de humanidad, afrontar Su yo ante los
hombres”
25
.
Afrontar su yo responsable ante el resto de los humanos implica un reconocimiento de
carácter intangible que le es propio. No puede asirse, no puede aferrarse y menos aun
23
Dicho juicio a Adolf Eichmann en la capital de Jerusalén, marcó un antes y un después en su vida intelectual,
ya que la obligo a replantearse concepciones y acciones humanas desde enfoques de mayor profundidad critica.
Al asistir ella a este proceso judicial “viciado desde su mismo origen” a raíz de que la preselección se precipitó
en la selección de individuos o personas prejuiciosamente “antinacionales socialistas”, estuvo demarcada por
su orientación semita -de cultura judía básicamente-, siendo ella misma la representación del único voto
salvado que no inculpaba al militar-gendarme Adolf Eichmann, pese a las “presuntas pruebas irrefutables”
que fueron presentadas por los fiscales acusadores del Estado Israel.
24
Cantero, M. de los Á. (2024). El significado de la responsabilidad en el pensamiento de Hannah Arendt y
su proyección en el tiempo. En Revista de Filosofía: ARETÉ, v. XXXVI, 2, 2024 / e-ISSN 2223-3741.
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/arete
25
Arentd, H.en su conocido libro: Eichmann en Jerusalén. Un Informe de la Banalidad del Mal. (1963). Vicking
Press. EEUU.
Vargas, C.; Cazzato, S. Revista de Filosofía, Vol. 42, Nº112, 2025-2, (Abr-Jun) pp. 53-75 63
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definirse de primera. Es primordial inferir que para Arendt el alemán Adolf Eichmann
estaba involucrado en estas condiciones ontológicas-humanas; y no tenía que ser sojuzgado
de manera ‘prejuiciosa’ a la lógica racional de que se es culpable o no
Hacerse responsable de lo que se piensa, habla o actúa lo transforma (al hombre en su
devenir) en un agente de cambio, mostrar su yo diferente ante la percepción consciente de
los demás. Las inferencias a las cuales arribó la profesora Arendt de su participación en el
juicio de crímenes de lesa humanidad contra Eichmann en 1961 le fomentaron a la autora
una cautela analítica para el instante apremiante de emitir juicios prestos con solo dos
extremos preestablecidos.
La antedicha cautela analítica pone de relieve el qué y el cómo del pensamiento y de
las acciones acometidas por Adolf Eichmann en el ejercicio de sus funciones institucionales
del adscritas al III Reich; donde no plantea o responsabiliza necesariamente a éste; o en su
defecto, lo señale de vulnerar las “esferas de la humanidad”
26
mencionadas por Cantero en
su trabajo, porque ella enuncia acertadamente que: “Las acciones no pueden ser atribuidas
a sus agentes como sus dueños o sus padres porque no están enteramente en su poder y no
dependen de ellos desde el comienzo hasta el fin.”
27
.
Es aquí el adverbio ‘enteramente’ la clave semántica, la responsabilidad no recae
íntegramente en el agente, porque éste no siempre es autor y productor moral-ético de lo
que tangiblemente se produce en lo real. No siempre el agente en su individualidad es
responsable completamente de sus actos de habla o de sus actos en sí; inferencia de juicio
que la valió a Arendt el antejuicio y ser execrada por varios miembros de la comunidad judía
para ese entonces.
Asimismo, no siempre la lógica racional esta en su disponible validez para “enjuiciar
enteramente” a un personaje que se le atribuía diametralmente toda la responsabilidad,
cuando ella argüía que era, sobre todo un acto de prejuicio de antemano. Dentro de esa lógica
racional “…había que buscar a alguien a quien imputar”
28
a como diese lugar; la acción del
genocidio “cometido” por Eichmann solo recaía en su persona y en su condición humana
como tal.
Solo que Arendt lo analiza como un singular enfoque filosófico donde la lógica
intrínseca de “culparlo de todo”
29
-a él- por haber sido director de los campos de
concentración y exterminio durante la Segunda Guerra Mundial era un inequívoco. Por lo
que la autora no lo establecía como si fuese el único y singular autor o agente responsable
de los hechos de sangre o atrocidades acaecidas en estos campos, no había -de su parte-
intencionalidad tacita de buscar un culpable a como diese lugar; y menos aún si estos
hechos atroces implicaban que alguien “debía y tenía”
30
que pagar por las consecuencias
genocidas que Eichmann había ‘ordenado ejecutar’
31
.
26
Cantero, M., Ob. Cit., 2024.
27
Ídem.
28
Referencia gnoseológica-filosófica de Hannah Arentd, Ob. Cit., (1963).
29
Ídem.
30
Ídem.
31
Ibidem, (1963). Criterio analítico inferido a partir de la lectura crítica del mismo texto sobre el proceso de
juicio de Eichmann en Jerusalem.
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Lo que ciertamente cargaba con una argumentación leve y unilateral la cruenta y
mórbida realidad de las torturas y asesinatos en masa realizados por el aparato de
exterminio nazi. Un nivel argumentativo de esta naturaleza binaria no deja mucho espacio
a la interpretación de los hechos históricos como lo deja entrever Arendt en su texto
Eichmann en Jerusalén.
Es decir, la simpleza argumentativa y de enfoque sobre el bien y el mal, sobre
culpabilidad e inocencia en este episodio de su vida no le permitía atenuar el temperamento
acerca de la concepción o acepción de lo moral-ético que un fenómeno de genocidio de
magnitudes monumentales requería para su pensar crítico.
Asimismo, la autora Cantero acertadamente enuncia:
“Conforme con esta acepción, la idea de responsabilidad supone un sentido
unívoco y completamente previsible de la acción humana y que, por lo tanto,
es totalmente incompatible con el hecho de la pluralidad, conforme al cual las
acciones de los sujetos finitos se insertan en una red infinita de relaciones,
entrelazándose con las intenciones y los efectos de las acciones de los otros.
Por este motivo, las acciones humanas solo pueden ser comprendidas desde
la plurivocidad, la incertidumbre y la imprevisibilidad.”
32
.
De modo que la responsabilidad humana puede reconocerse en la plurivocidad, y de
haber una variedad de voces a considerar es un acto de habla o accionar atribuible a la
pluralidad humana, ella descarta contextualmente el sentido univoco y respuestas
previsibles de las dinámicas humanas vistas en su conjunto como totalidades humanas, y
no percibidas ni reconocidas en un solo agente por ser este la fisonomía reconocible, en un
contexto complejo así existe siempre un único autor material o intelectual “… sino que todas
las acciones son protagonizadas por un conjunto de actores que participan en el entramado
de una red infinita de relaciones”
33
.
El hecho de identificar a uno de los agentes responsables de hechos ominosos como
los ocurridos en Polonia y otros espacios de Europa, no significa que el actor sea siempre el
autor del hecho, sino que puede ser del cohecho en sí.
La perspectiva moral-ética de Arendt se había reorientado en su sentido esencial,
requería una comprensión gnoseológica en su actuar moral, pero también demarcado por el
ámbito de lo político que implicaba estar supeditado a un aparato opresor bien engranado
por motivos de raciocinio de discriminación supremacista.
Así pues, la existencia de un tribunal neutral ‘judío’ que tenga a cabalidad cumplir
con sus funciones tal y como debería ser no tendría por destino la tarea de prejuiciar,
sentenciar y condenar sin más al actor llevado a proceso (Eichmann)
34
; siendo más que un
autor un agente responsable señalado de delitos universales
35
, pero con implicaciones
32
Cantero, M. Ob. Cit., (2024).
33
Ibidem.
34
Confróntese la severa y rigurosa crítica de la pensadora al aludido juicio de Eichmann.
35
Ídem.
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insospechadas con respecto al resto del “Jurado seleccionado justamente”, exceptuando a la
pensadora.
Además, la lógica de la imputación y posterior condena, asimismo, implicaba una
culpabilidad en grado superlativo si se atienden los criterios, constitución y mecanismo de
selección del jurado ‘dispuesto’ a ser una sala condenatoria como Arendt llego a indicar.
Estos tres aspectos procesales son de suma importancia, estaban viciados desde el inicio,
según ella.
Vale decir que el tema sancionatorio estaba a la vuelta de la esquina, era un juicio que
‘debía’ estar fundamentado en la lógica del principio político de la justicia, donde la equidad
y previsibilidad del juicio debe prevalecer por parte del Jurado. La justicia como principio
universal debía sopesar el grado de responsabilidad social y política de éste en los hechos
irrefutables del genocidio judío.
Hannah Arendt desde ese momento entiende que el énfasis radica en el sentido de
responsabilidad individual manifestado en sus testimonios por el acusado, pero no podía
menos que mirar todas las aristas posibles del hecho, sin llegar o caer en la atracción de
diluir, disipar o desdibujar este sentido individual inmerso en una entidad o institución
represora de los Derechos Humanos.
De forma que la lógica de la justicia individual pierde contenido para Arendt cuando
escucha las respuestas y argumentaciones monótonas del acusado, pierde sentido político y
hasta social si se considera la posibilidad equívoca de que Eichmann no se mira ni se
expresa como parte del principio de individualidad, sino conforma un engranaje más del
efectivo aparato de los campos de concentración y de muerte instaurados por el
nacionalsocialismo empezada la Segunda Guerra Mundial.
Las acciones atroces llevadas a cabo por el alemán son, también, plurivocales,
dinámicas e imprevisibles en muchos sentidos como enuncia Cantero. De tal manera que un
‘actor’
36
no solo puede ser enfocado como un ejecutante individual, no puede ser ‘asimilado
como un ser aislado’, por lo que es un ser socio institucional también; sin que con ello se
aparte de su sentido de responsabilidad como actor responsable.
Para Arendt en palabras textuales de Cantero:
“…interpreta que el actor es todo hombre que, con su acción y su palabra inserta,
revela y expone su propio yo en el mundo y, de este modo, comprende la índole
de la responsabilidad del hombre real y concreto, es decir, de un ser finito y en
relación con los demás, conjugando la responsabilidad con la libertad sin
soberanía, la contingencia, la imprevisibilidad, la incertidumbre, la pluralidad y
la natalidad.”
37
.
De acuerdo al fragmento, un actor responsable se devela con su pensar, palabra y
acción, define las propiedades de su mundo y el del resto de sus congéneres, demuestra con
estos ámbitos humanos su realidad concreta como hombre, su sentido finito de
responsabilidad ‘en relación con los demás’, ofreciéndonos un carácter responsable con
36
Atrapa nuestra atención científica cómo interpreta la filósofa detenidamente este vocablo.
37
Cantero, M., Ob., Cit., (2024).
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‘libertad’, pero sin ‘soberanía’. Es decir, para la autora: un actor no es soberano en su
extensión total, aunque si es poseedor de dimensiones con voces contingentes,
imprevisibles, inciertas y plurales parafraseando a Cantero
38
.
En síntesis, un actor es responsable de estos tres ámbitos de desarrollo de lo humano
en la medida que se expresa en un tiempo y un lugar, inserto “su yo” en un contexto social
relativo, no determinante, que guarda correspondencia con lo reseñado al juicio en contra
de Adolf Eichmann en 1961.
Si se tiene en consideración los rasgos planteados, es difícil obviar la importancia
representativa del sentido de responsabilidad intangible y -ontológicamente- factible para
la judía Arendt, lo cual tampoco se encuentra completamente ajeno al caso de determinados
gobernantes o agentes políticos de ciertos regímenes democráticos que se pueden precisar
en Sudamérica.
De tal manera que, en razón de la premura del apartado, se hará mención solo a los
casos de Venezuela y Argentina a principios del presente Siglo XXI, que tuvo como
protagonistas a los agentes responsables de figuras de la talla de Néstor Kirchner y Hugo
Chávez.
Actores, los populismos democráticos y el sentido de responsabilidad de
Arendt
Es de vital importancia tener en consideración los planteamientos del apartado
anterior, por cuanto un actor también lo son los primeros gobernantes de un sistema político
democrático como es el caso que nos ocupa de Argentina y Venezuela.
Néstor Kirchner fue presidente de Argentina por un periodo gubernamental de 2003 a
2007, inscrito en la ideología peronista tal como su esposa Cristina Fernández de K. (Partido
Frente para la Victoria). Su doctrina política era básicamente socialista: redujo la pobreza a
través de subsidios y promovió empleos a nivel estatal disminuyendo el desempleo, pero
engrosando el clientelismo institucional público a grados ingentes, a través de un
contingente de subsidios estadales sostuvo su gobernabilidad y credibilidad política que le
gano adeptos, lo que le permitió relanzar el Partido Justicialista, del cual fue presidente
antes de su fallecimiento en 2010, incluso renovó la Corte Suprema Nacional y llevo adelante
con ahínco los juicios de lesa humanidad cometidos por muchos de los esbirros de
dictaduras como las de Jorge Videla en los años ‘70
39
.
Kirchner sería el actor socialista responsable de sus palabras y sus actos durante su
periodo de cuatro años, no fue el clásico actor populista como se cree. De su plan de gobierno
y de las promesas políticas ofertadas fueron cumplidas algunas de estas tareas esenciales
38
Ídem.
39
Lagos, Marta y Moreno, Alejandro (2024) son autores que han trabajado los grados y degradaciones
ocurridas en las democracias latinoamericanas. ¿Cómo los autoritarismos se enfatizan en unas naciones mas
que otras?, ¿Cuáles son sus causas y percepciones posteriores?, así como otras variables e interrogantes de
considerable peso para abordar las temáticas en cuanto a las mediciones de los autoritarismos en el Sur
Continente.
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con lo que no puede enmarcarse como un agente populista democrático. De hecho, canceló
casi toda la deuda pública externa de Argentina al Fondo Monetario Internacional en 2007.
A pesar de no haber concretado con todo lo ofrecido”, esencialmente logró parte de
sus tareas de gobierno con ayuda de su esposa Cristina Fernández de K.
Es prioritario entender que la demagogia es otra de las variables sociopolíticas que
deben manejarse al instante de procurar catalogar a una autoridad de un sistema político,
demagogia hubo de parte del argentino ante y durante su periodo de mandato.
No obstante, al cumplir éste con parte esencial de sus cometidos, Kirchner fue
previsible, redujo la incertidumbre, la demagogia no alcanzo niveles exagerados como el de
Carlos Menem su predecesor, su mandato y autoridad intangible fue poco perjudicada
debido a un modelo de gobernanza relativamente efectiva, o eficaz en pocos casos.
En relativo contraste con los actos de habla y pensamiento populista, este actor poseyó
un sentido de responsabilidad inusual, pero firme en sus convicciones si se le compara con
predecesores a su período. Con dichos actos le posibilitaron Alcanzar niveles de popularidad
-en presente y futuro- que favorecieron a su esposa, quien fue electa en el subsiguiente
periodo.
Argentina como sistema político ha devenido en singularidades propias, y este
presidente contribuyo aun más a un juego de poder demarcado por un discurso absurdo para
algunos y adecuado para otros; generando la polarización ideológica que lo ha caracterizado.
Su período encarnó un “discurso para el pueblo” con un populismo de un cuño
particular, al cual se adjuntaba un acento a las políticas públicas en base a subsidios y
subvenciones populares. La gestión social fue destinada a sectores bajos acarreando
percepciones políticas tildadas de lavadas de cabezasque le proveyeron militancias
ideológicas, casi doctrinarias en torno al peronismo, mismo que devino, luego, en el llamado
kirchnerismo
40
.
Hubo una estabilidad económica aceptable: liberó a la nación de vínculos subyugantes
con el F.M.I, parte de la población introyecto las medidas populistas que lo elevaron, pese a
la doble moral que ocupo el interés de quienes se le oponían. La militancia por este personaje
se incremento hasta el punto de catalogarse de kirchnerismo como un movimiento
sociopolítico que atrapo voluntades políticas perdidas.
Sin embargo, Néstor Kirchner, a nuestro entender, se inscribe y lo clasificamos como
un agente semi-responsable político y social “mirado” desde los parámetros conceptuales
expuestos por Arendt y Cantero. Puesto que un gobernante determinado (presidente, primer
ministro o no) es y llega a ser un actor humano responsable’
41
a partir de la concreción vital-
real de los tres ámbitos mencionados.
40
Este intelectual argentino Serra, P. (2019) redefine constantemente los rasgos de los populismos
reenfocándolos desde los modelos analíticos de Gino Germani, Murmis, J.C. Pontantiero y E. Laclau en su
libro El Populismo Argentino. En este libro osa el autor al repensar las distinciones entre peronismo y
kirchnerismo en esas etapas históricas.
41
Asociado a lo planteado por Arentd, H. (1963).
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Por ende, el desenvolvimiento de éste abarcó tres de los antedichos ámbitos, expresó a
través de su gobernanza su yo mundo, su mundo de vida político diferente a los conocidos,
se develo como un socialista que atendió –junto a su equipo- determinadas áreas
importantes de un ‘sistema democrático’.
Su mundo propio paso de ser intangible a un estado concreto de responsabilidad social
si se aborda con el pensamiento arendtiano desglosado en el artículo analizado por María
Cantero.
No ocurre del mismo modo con el fallecido Hugo Chávez (2013), quien con su
definición del socialismo del siglo XXI no cumplió medianamente con su contingente de
promesas que pueden catalogarse de demagógicas, muchas de ellas se quedarían en el papel
o en actos de habla que él manifestaba abiertamente mediante cadenas con duraciones
prolongadas de hasta siete horas continuas.
Argentina y Venezuela, pese a haber transitado por regímenes de corte socialista cada
uno de acuerdo a sus contextos que determinan sus diferencias, no pueden categorizarse de
maneras similares o compararse al margen de sus distinciones.
Argentina de la mano del peronista Kirchner, por ejemplo, no pudo controlar la
inflación -ubicada en cómputos-, el PIB no sobrepasó el 3% anual, el gasto publico -
entendido como gasto social- rebasó limites conocidos hasta entonces; sus alianzas
comerciales tanto con USA, Uruguay, Brasil como Venezuela le proporcionaron beneficios
que la mantuvieron a flote en la balanza de pagos; y poder manejar la gestión de políticas
publicas de subsidios que definió su gobernanza
42
.
Con los rasgos mencionados, creemos discernir críticamente que el actor de dicho
régimen socialista de esta nación supo operar con una demagogia moderada
43
, y, por ende,
con niveles de un populismo moderado a raíz de los logros obtenidos en cuanto a políticas
sociales y de atención destinadas a sectores desposeídos de aquella nación. Aun cuando los
desajustes financieros y económicos desbordaron y causaron mella de fondo en el ansiado
equilibrio macroeconómico comercial argentino.
Ahora bien, si hubo lugar para una narrativa demagógica moderada producto de un
comedido populismo dentro de una democracia socialista, acompañada de beneficios
sociales puntuales, es factible aseverar que el ‘actor presidencial’ y su equipo de gobierno
tuvieron un sentido de responsabilidad relativamente aceptable. De manera que este sentido
ontológico e intangible -gracias al enfoque de Arendt- incumbe una percepción política de
grado satisfactorio que incidió en la masa social que venía sufriendo los anteriores estragos
y desaciertos de Carlos Menem y predecesores.
La fórmula antecedente sería en la medida en que la narrativa electoral pasa por el
tamiz del sentido común y la conciencia política, conlleva proporcionalmente un importante
sentido de responsabilidad sociopolítica, la cual cobra fuerza en tanto las ramas de la
42
Estas son algunos de los indicadores macroeconómicos.
43
Acuñado por Serra, P. (2019).
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demagogia fueron podadas generándole un grado de autoritas fruto de la relativa
percepción de aceptación que se desprende de no provocar el ‘malestar de la política’.
En síntesis, el populismo democrático que se haya instalado en Argentina por el
kirchnerismo fue parco y moderado, su intensa gestión social con un gasto publico atendido
a través de los marcos de subsidios, etc.; a los sectores bajos de la escala social argentina
permite afirmar que no fue un modelo populista extensivo. Hubo una percepción política
‘favorable’ que benefició el continuismo peronista en el poder con su esposa luego.
En lo que respecta a Venezuela el populismo democrático tuvo similaridades, pero
mostró contrastes de forma y de fondo impresos por el actor responsable’: el exteniente
Hugo Chávez, quien se encargó de dirigir al país en el período elegido (2001-2006).
Lo primero a recalcar es la base económica y financiera con la que contó este líder
nato que se diferenció significativamente de los sistemas de gobiernos en los últimos 40
años
44
a la vez que el territorio venezolano tenía una ubicación privilegiada en el mapamundi
global cuando se da a conocer por la inmensidad de sus riquezas en hidrocarburos y
gasíferas, cuya explotación intensa de recursos le posibilito hacerse de una riqueza inusual
en el subcontinente americano.
Es fácil advertir que, desde un principio, este “outsider -como se le tilda en
politología- en su asunción al poder en 1999 introdujo cambios de forma y de fondo que se
destacaron por eludir la estructura burocrática-clientelar y saltar las bardas del Congreso de
la República para ejecutar los planes de gobierno apremiantes entonces. Uno de los rasgos
a distinguir lo era la burocracia y el clientelismo que agobiaban y perjudicaban la fluidez de
la relativa riqueza macroeconómica producto de la renta petrolera que diferenciaba el
contexto de este país.
El actor Chávez con sapiencia supo manipular la narrativa con un verbo vivaz,
agresivo y tenaz que le valió adeptos y opositores recalcitrantes con una fuerza inusitada,
que terminaron polarizando a la población de la nación acotada.
Durante el periodo abordado, sus niveles de populismo no se acrecentaron, por el
contrario, encontraron picos abajo debido a la puesta operativa y marcha de Macro planes
de gobierno de alto impacto social como, por ejemplo: El Plan Bolívar 2000, el cual lideró
sin rendir cuentas ni solicitar alguna autorización al Congreso vigente de esa etapa
finisecular en 1999.
Fue demostrativo que su osada política y su personalidad perspicaz le ganaron
adeptos con velocidad, su momento político no había llegado porque se aproximaba a él, a
pesar de había ganado las elecciones apenas unos meses antes.
Es decir, su propuesta de populismo mermó difícilmente, pero no como precavieron
las cupulas de poder (de los dos partidos tradicionales: Acción Democrática y Copei), pues
pensaron que el desgaste de Chávez era irremisible a raíz de la cantidad de promesas
electorales culpando a su locuacidad; las mismas quedarían en letra muerta o bien no se les
44
Hace alusión al lapso democrático de 1958 a 1999 que culminó con la asunción de Chávez al poder
republicano. Clasificada sesgadamente por Chávez como la “IV República”.
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cumpliría a los sectores bajos de la población convirtiéndolos de nuevo en convidados de
piedra’ de una gestión gubernamental más.
Las aproximaciones políticas con respecto a él y la erosión de su gobierno fueron
erráticas de parte de quienes encaraban al líder en ascenso. Se adelantaron en concluir que
con su resistencia desde el gobierno no iba a cumplir con el mundo de promesas, pero éstos
tampoco habían previsto que el Congreso de la nación tenían los días contados a causa de la
reforma constituyente que Chávez y su maquinaria partidista pusieron en marcha en la
extensión de los años 1999 y 2000.
Con esta Reforma General Constituyente y su aprobación electoral del pueblo
venezolano se recompusieron y reacomodaron todos los escenarios sociopolíticos de casi
todos los espacios institucionales de la nación.
En vista de que la erosión no se produjo, este outsider vio poco afectado el sentido de
responsabilidad política que en él recaía, la percepción negativa de su credibilidad de la
población no fue tal, Chávez llevo a cabo acciones imprevisibles, que no siempre podían ser
univocas propias de sujetos finitos “ceñidos e insertos en una red infinita de relaciones” que
se entrelazan sustancialmente parafraseando el análisis crítico que establece Cantero a
partir de Arendt
45
. Ya que las acciones humanas se inclinan por ser plurivocales, inciertas e
inadvertidos a menudo si se parte del enfoque plural de pensamiento arendtiano.
Es claro que esa red infinita de relaciones que se entretejen en torno al poder
presidencial y el afán de un líder dinámico que pretendía abarcar con suma avidez y
adelantar un conjunto de cambios sociales tanto de fondo como de forma para el Estado y la
sociedad venezolana.
En la medida que las dinámicas eran protagonizadas con su rostro al frente, el sentido
de responsabilidad humana adquiría otros matices como ‘una totalidad humana’ expondría
la pensadora judía. Bajo este sentido de responsabilidad sociopolítica se estaba urdiendo
relativamente un entramado de redes relacionales que sería intangible e infinitamente
indetectable en cuanto a las consecuencias ‘sociológicas y ontológicas previsibles’ que se
inducirían sobre el marco de la pluralidad humana venezolana.
Posteriormente, ese esfuerzo constituyente por hacerse de un entramado de
relaciones y factores de poder rendiría sus frutos políticos en un exiguo plazo.
Institucionalmente los poderes legislativos, ejecutivo y moral quedarían en manos del
tildado Polo Patriótico conducido por la intencionalidad e intereses sociales y personales del
venezolano.
Si alguien develaba su yo ante el mundo, su ontología responsable o pretendido sentido
responsable de lo político se representó en el actor de turno de entonces. No obstante, tal
sentido de responsabilidad no era determinista, fue afectado porque la dinámica política de
cambio se imponía. Chávez rebasando sus funciones gubernamentales ‘solicita’ al nuevo
Congreso o Asamblea la aprobación de 49 leyes habilitantes otorgándole poderes que
presentan sospechas de un régimen autócrata, como, en efecto, aconteció.
45
Cantero, M. Ob. CIT., (2024).
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Su tangible aprobación era de esperarse (noviembre del año 2001). Y sectores
económicos, gremiales entre otros lo afrontaron inusitadamente generando las primeras
confrontaciones de polarización que se acentuaron en el primer trimestre del 2002.
Marchas, paros y protestas masivas se colocaron en la agenda social venezolana
46
.
Seguidamente una guerra de verbos provocó una polarización ideológica imprevisible
y plurivocal que se tradujo en un desenlace que casi nadie pudo proyectar. El poder asociado
a la irresponsabilidad ontológica e intangible de este militar desencadenó una coyuntura
critica respaldada por los sucesos del 11 al 13 de abril del 2002, donde una marcha
multitudinaria fue repelida y atacada por los planes represivos de Chávez en cadena
televisiva.
Lo que llevo al desconocimiento de los altos mandos militares de las Fuerzas
Armadas de Venezuela promoviendo su renuncia en la madrugada, con la cual se aprovecha
ciertos sectores económicos colocando a un presidente de facto en la persona del empresario
Pedro Carmona Estanga, quien autoritariamente disuelve el Congreso Nacional y los
poderes instituidos hasta entonces. Escenario convulso que resultó en su deposición por la
fuerza al reaccionar algunos de los componentes militares contra este ex/abrupto jurídico-
institucional que era un golpe constitucional en sí.
Nuevamente, es fácil advertir que tanto el poder representado en Hugo Chávez como
la dinámica instituida por el empresario de turno conforman un sentido de
irresponsabilidad humana que detonaría acciones políticas y de seguridad nacional
intangibles con subsecuentes hechos nunca antes vistos en la historia de ese país.
Al ser restituido en el poder político se transforma en el actor gobernante sobre quien
ahora recaerán niveles de autoridad irresponsable que exigían ser subsanados
sustantivamente, a lo que el líder se abocó a pedir perdón y sobreseer a quienes “…lo habían
obligado a renunciar aquella madrugada”
47
.
Chávez había entendido que su sentido de responsabilidad debía ser más probo y
cabal, con acciones sociales concretas, negociando con los factores de poder que lo habían
destituido irresponsablemente, también, durante esa coyuntura crítica. El Estado había sido
trastocado desde sus raíces sistémicas si se entiende que el sentido de responsabilidad
sociopolítica de ambos actores irresponsables fue corroborado con las evidencias de los
hechos históricos someramente narrados en estos fragmentos.
En este orden, la polarización política que se desprendió de esto no se detuvo,
conllevando a un Paro General, so pena de que el líder restituido negociaba sin éxito. La
realización de este Paro “desangró las arcas de la nación”, obstáculo que fue superado
desmotivando a los sectores enfrentados al sector oficial de gobierno -a partir de febrero del
año 2003- cuando culmina
48
.
46
Lo descrito es una síntesis estrecha de los eventos compilados.
47
Tomado del texto de Martínez Meucci, M. (2018). Apaciguamiento. El referéndum revocatorio y la
consolidación de la revolución bolivariana. Editorial Alfa Digital, español, ciudad de Caracas Venezuela 512
págs.
48
Semejantemente es una síntesis condensada de los eventos acaecidos en ese momento.
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Es allí cuando Chávez recapacita, cuando decide gobernar con la plenitud de una
responsabilidad sociopolítica efectiva y eficaz si se quiere. De acuerdo con las decisiones de
lanzar la “colosal Base de Misiones” aludida, las cuales atenderían a los sectores sociales más
‘desamparados e inermes’
49
lustros atrás por actores de regímenes no revolucionarios” tal
como se les catalogaba desde la matriz oficialista.
Esta Base de Misiones obtuvo el éxito que tanto demandaba el actor mencionado
cubierto con un sentido de responsabilidad cívico raramente conseguido en los anales
históricos de Venezuela. Barrio Adentro, como algunas otras misiones sociales, permearon
muchos rincones de sus poblados rurales impactando en poblaciones olvidadas por los
regímenes bipartidistas (cúpulas) antes de la llegada del liderazgo polémico, semipopulista
y bolivariano.
Con ello, la revolución bolivariana se hacía sentir, y si bien procedía de una profunda
crisis financiera-comercial provocada por el Paro General acaecido durante casi tres meses
dejando las arcas del tesoro nacional en punto de quiebre’, el Estado hizo un préstamo
magno que junto a las escasas reservas internacionales le servirían de sostén para lanzar
responsablemente la antedicha Base de Misiones, cuyos efectos tangiblemente positivos
no demoraron en percibirse.
Podríamos detallar otros ejemplos concisos acerca de la percepción sociopolítica
positiva de entonces, pero merece la pena resaltar con este enfoque analítico arendtiano que
Chávez y su equipo de gobierno operaron cabalmente con una responsabilidad
socioeconómica que les posibilitó incidir en la matriz política de los sectores demarcados.
Su impacto se extendió oportunamente hasta el arribo del Referéndum Revocatorio
en agosto del 2004, considerando que su triunfo derivó en la estabilidad que necesitase
frente al escenario recalcitrante que se produjo desde el año 2001. Valiéndole, asimismo, la
victoria abrumadora obtenida en la siguiente elección del 2006.
A manera de cierre
Los regímenes socialistas de Argentina (Kirchner 2004-2008) y de Venezuela (Chávez
1999-2004) poseen rasgos ejemplares para poder explicar cómo se dinamizan los
categorizados populismos democráticos. Si bien ambos actores representaron modelos
populistas de gobernanza, es preciso enfatizar que las implicaciones populistas de nuestros
procesos particulares no tuvieron la hondura que determinados estudiosos les atribuyen.
Con su propia personalidad política, Kirchner y Chávez supieron maniobrar con
destreza las crisis que se les anteponían, fueron, en su momento, actores responsables que
dominaron con sentido común los escenarios adversos que les correspondieron.
En gran medida, realizaron importantes esfuerzos de planificación política pública
demostrando una facultad de gestión social que los discierne de otros gobernantes de
América Latina emprendiendo el desafiante Siglo XXI.
Es equivocado atribuir elementos negativos de plano a cada uno de ellos, sus sentidos
de responsabilidad, aunque distintos por razones de contextos históricos diferentes
49
Premisa referencial de los discursos de la Izquierda latinoamericana.
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pretendían, per se, unos objetivos que develan oportunidades políticas necesarias de
conseguirse.
Las culturas políticas, tanto de argentina como de Venezuela, aquejaban
históricamente las narrativas mesiánicas-salvacionistas: El peronismo y el bolivarianismo
con sus manejos narrativos subliminales arrastraron a las voluntades políticas de sistemas
políticos diferentes, pero con sustratos ideológicos-populistas similares entre sí.
A nuestro entender, gobernar en base a posturas y modelos populistas demanda
mayores grados de responsabilidades que establezcan sentidos de compromisos cónsonos
con los referidos dos primeros ámbitos de la humanidad: pensar y hablar en lo público.
Ambos gobernantes supieron interpretar sus ‘momentos políticos’, sacarle el mejor de
los provechos; como agentes políticos en escenarios distintos demostraron con sapiencia e
instinto de oportunidad obtener voluntades humanas entendidas como logros intangibles
con posibilidades ontológicas de aprecio o inclinación de sus percepciones hacia los
gobernantes de turno que buscaban dilatarse o perpetuarse en el poder; o trascender como
‘actores políticos’ en la posteridad.
Tanto el peronismo como el ‘chavismo’ han sido movimientos cargados y sesgados con
impresionantes dosis emocionales, de representaciones sociales que involucran
sensiblemente “a los de abajo”. Imprimen el poder de la palabra en la persuasión oratoria
o una elocuencia gestual, pero si éste tentadoramente se apoya en criterios de
responsabilidad política medianamente factibles como lo fueron en ambos; pues, no se
consiste totalmente en un reprochable populismo democrático si se considera el factor de
una buena administración destinada a la realidad social, confiriéndole de antemano una
validez ontológica-conceptual si se atienden los resultados factuales alcanzados por cada
uno en su momento
La afirmación conceptual de Villarroel acerca de la dinámica del populismo entendido
como la generación de “…todo un complejo sistema de acomodaciones utilitarias a través de
diversos mecanismos: clientelismo burocrático; políticas distributivas y
proteccionistas…Estas acomodaciones instrumentales caracterizan la cultura política
populista.”
50
, no necesariamente nos conducen indefectiblemente a una cultura meramente
populista en ambos casos.
Clasificar de reprochables populismos democráticos los casos de la Argentina de
Kirchner y de la Venezuela de Chávez, cada una contextualizada en su momento histórico
expuesto, no implica un determinismo claro dentro de las ciencias sociales o politológicas,
por cuanto contiene la relativa validez de criterios que no siempre operan con la rigurosidad
de los populismos clásicos conocidos.
Es digno destacar que ambos períodos -antes de asumir el poder político- hubo
demagogia política, elocuencia gestual en torno a promesas electorales y hasta proselitismos
exacerbados, no obstante, se materializaron solo algunos de los objetivos-promesas
50
Villarroel, G. Ob. Cit., (2013).
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ofrecidos lo que implica una reducción del carácter populista, no fueron regímenes
populistas en un sentido lato.
La presencia inobjetable de cierto sentido de responsabilidad sociopolítica gracias a las
actuaciones de los dos líderes estudiados, nos posibilita aseverar que los periodos de
gobiernos (Argentina 2004-2008 y Venezuela 1999-2004) que no fueron populismos
democráticos clásicos, fueron dinámicas de gobierno que ambiguamente se enmarcaban en
convertirse híbridamente entre sistemas semi/populistas de gobierno y desmarcarse de los
populismos clásicos como se les conoce.
Así pues, juegan papeles históricos fundamentales las pautas ideológicas de
pensamiento de Evita de Perón (y su esposo Juan Domingo Perón en el primero), y el de
Simón Bolívar en el segundo. Para Kirchner y Chávez no dejan de ser tangibles las oratorias
promisorias, el uso volátil de las demagogias subliminales, así como tampoco incumplir con
una parte de las ofertas electorales que se difundieron durante el calor elocuente del
discurso electoral-oficialista.
Finalmente, ambos “actores responsables” de sus dinámicas políticas personales se
muestran ontológicamente en sus mundos intangibles, su yo interno se muestra intangible,
pero se demuestra ontológico en las masas o sectores sociales que arrastran consigo, tras de
si la empresa subliminal de la oratoria’ cobra vigencia -con algunos logros
conseguidos- restándole matices etéreos o difusos a las promesas introductorias de la
demagogia contemporánea, permitiéndole ejercer o estrechar lazos a lo interno de sectores
poblacionales de las naciones que dirigían a inicios del Siglo XXI para cada uno de ellos.
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REVISTA DE FILOSOFÍA
11 2 - 2025 - 2 ABRIL - JUNIO
Esta revista fue editada en formato digital y publicada en JUNIO de 2025
por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
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