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Impacto de las infecciones por HBV y HCV en Venezuela
En nuestra casuística de poco más de 12.400 pacientes (1998 a 2022), HCV y HBV fueron
responsables del 15% y 7% de las causas de enfermedad hepática respectivamente, de la misma
manera 24% y 7% de las etiologías subyacentes de cirrosis. Igualmente, de un total de 257
pacientes vistos con hepatocarcinoma, HCV fue responsable en 73 y HBV en 36 pacientes
respectivamente (1, 2).
Hepatitis B
Dos drogas son las actualmente indicadas en el manejo de la infección por HBV, Entecavir y
Tenofovir, esta última en sus dos presentaciones (DF y AF)(3).
Ambas producen supresión sostenida de la replicación viral (indetectabilidad de la viremia del
HBV), pero sin lograr la erradicación viral debido a la presencia de una forma intermediaria del
virus a nivel del núcleo del hepatocito conocida como cccDNA. (DNA circular covalentemente
cerrado)
Actualmente se maneja la posibilidad de curación funcional del HBV, sobre la base de desarrollo de
nuevas drogas que actúan sobre el antígeno viral y procesos de inmunomodulación, pero la
verdadera curación completa solo se podrá lograr cuando se desarrollen fármacos que actúen
sobre el cccDNA.
De tal manera, la terapia antiviral contra el HBV debe ser mantenida a largo plazo (o de por vida),
con la excepción de la poco común circunstancia en la cual se lograse seroconversión del antígeno
e (HBeAg) en pacientes portadores de virus salvaje (HBeAg positivo previo a la terapia) o
seroconversión del antígeno de superficie (HBsAg) en portadores de variantes del pre:core-core
(HBeAg negativo previo a la terapia.
Hepatitis C
Desde su introducción en el año 2014, se han dispuesto de múltiples antivirales de acción directa,
mas actualmente se utilizan drogas de acción pangenotípica que se presentan en “combos” de dos
a tres fármacos en una sola tableta, siendo los mismos (2-4):
● Sofosbuvir + Velpatasvir
● Sofosbuvir + Velpatasvir + Voxilaprevir (reservado para fallas a tratamiento)
● Grazoprevir + Elbasvir
El uso de estos DAAs se asocia a porcentajes de curación superiores al 96% luego de un curso de
tratamiento que en la mayor parte de los casos es de 12 semanas y con una prácticamente
ausencia de efectos adversos, por lo cual una vez logrado este objetivo, la droga puede ser
suspendida, con la salvedad de que en pacientes con enfermedad hepática avanzada se debe
hacer seguimiento para despistaje de hepatocarcinoma.