INTERACCIÓN Y PERSPECTIVA
Revista de Trabajo Social
ISSN 2244-808X ~ Dep. Legal pp 201002Z43506
RECENSIÓN
PÁEZ S. GUSTAVO A. (2024)
Violencia interpersonal
y autoinfligida en el estado
Mérida. Una mirada en el umbral
del siglo XX
Primera edición digital
Sello Editorial Publicaciones
del Vicerrectorado Académico
de la Universidad de Los Andes.
Colección Textos Universitarios,
pp. 454
ISBN: 978-980-11-2163-3
Ana María Castellano
Licenciada en Trabajo Social. Magíster en Educación. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora titu-
lar y emérita de la Universidad del Zulia (LUZ). Investigadora del Centro de Investigaciones de Tra-
bajo Social de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de LUZ y coordinadora del Observatorio
Venezolano de Violencia, sede Zulia. Autora de libros, capítulos de libros y de artículos científicos.
E-mail: castellano.anamaria@gmail.com; ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4198-4424.
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Violencia interpersonal y autoinfligida en el estado Mérida. Una mirada en el umbral del
siglo XXI, es una obra escrita bajo la coordinación editorial de Gustavo A. Páez S., quien
es reconocido por su trayectoria como docente de pre y postgrado en la Universidad de
Los Andes (ULA), por su coordinación en el Observatorio Venezolano de Violencia-Región
Mérida (OVV-Mérida). Es investigador del Laboratorio de Ciencias Sociales (LACSO), inves-
tigador invitado del Centro de Estudios Regionales de la Universidad Católica Andrés Bello
extensión Guayana. Sus líneas de investigación se centran en estudiar el comportamiento
temporal y espacial de la mortalidad diferencial en Venezuela, así como de la violencia in-
terpersonal y autoinfligida en el país con énfasis en el estado Mérida. Ha publicado diver-
sos artículos científicos en revistas indexadas tanto a nivel nacional como internacional. Es
autor del libro titulado: Demografía. Indicadores y principales métodos (2018), así como de
varios capítulos publicados en libros vinculados con la temática de la violencia: Los nuevos
rostros de la violencia (2019); y Tanatopolítica en Venezuela (2022). En otros, además de
ser autor de varios capítulos, ha fungido como revisor-editor: Violencia contra la niñez y la
juventud en Venezuela (2023); Cuando ellas agreden (2023); y La gobernanza criminal y el
Estado (2023). El autor es geógrafo, magíster en Ordenación del Territorio y Ambiente y es-
pecialista en Análisis Demográfico. En el año 2013, el Vicerrectorado Académico de la ULA le
confirió la Condecoración: “Dr. Rafael Chuecos Poggioli” en su 3ra Clase, por trayectoria do-
cente y de investigación, además, ha recibido reconocimientos del Programa del Estímulo al
Investigador e Innovador (PEII) del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología (ONCTI)
(2013- 2014 y 2015-2016); del PEII ULA (2013-2014, 2015-2016 y 2017-2018) y del Programa Es-
tímulo a la Docencia Universitaria “Dr. Mariano Picón Salas” (PED) (2017-2018 y 2020-2021).
Su equipo está conformado por: Yhimaina J. Urbina T., Karina Rondón, Adelfo Solarte, Nilsa
Gulfo y Jesús Boada.
El autor aborda temas sensibles, como la violencia interpersonal y la violencia autoin-
fligida. Esto revela el compromiso de Gustavo Páez, quien ha asumido con rigurosidad el
desarrollo de procesos de investigación, que implican no solo un trabajo en conjunto, sino
una serie de riesgos, al exponer sus resultados, muchas veces incómodos. Al anclarnos de
forma consciente en la lectura de esta obra, se observa que el autor asume con total com-
promiso sus planteamientos.
El estudio se concentra en el estado Mérida. No obstante, los resultados se discuten, a
partir del contexto nacional. Es decir, se ubican en un país que se levanta y se duerme cada
día en medio de una crisis humanitaria compleja, la cual trastoca la vida de quienes habitan
este territorio, donde florecen los apegos, se siembran los sueños, se sufre cada día y se
teme ser una víctima o una estadística más, producto de la violencia.
En este estudio no encontramos frialdad ni datos desencajados. Hallamos, eso sí, dis-
cursos hilvanados por un solo propósito: mostrar al país estadísticas e interpretaciones que
tienen rostros marcados por la violencia. También, en las páginas de este libro, la esperanza,
en medio del dolor y de tanto silencio, revelan la necesidad de abrir espacios para la discu-
sión y la reflexión en el umbral del siglo XXI.
El enfoque que sostiene los planteamientos es el de la posible transdisciplinariedad,
desde la cual se integran diversas miradas y se cohesionan los saberes. En medio de las con-
tradicciones y los disensos, se desenmascaran, tanto la maraña de causas como las diversas
manifestaciones de la violencia.
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El libro comienza con un prólogo sentido, elaborado probablemente en medio de ter-
tulias académicas, café, lecturas, salidas o puestas del sol: alimentos para la inspiración de
Roberto Briceño León, quien interpreta esta obra como la síntesis de un compromiso de
muchas voces, que, en 2005, llevó a profesores, investigadores y directivos de diversas uni-
versidades nacionales públicas y privadas, a crear el Observatorio Venezolano de Violencia
(OVV) en el país. En especial, el OVV de la Universidad de Los Andes ha jugado un papel
importante para develar la violencia que se vive en el estado Mérida. Con esta antesala nos
adentramos a una lectura de realidades complejas.
El libro se divide en tres partes. La primera se titula Violencia interpersonal: cifras, esti-
maciones y casos emblemáticos. El autor diserta sobre la diversidad de la violencia. Al inicio
de esta sección, el lector se encuentra con la definición de violencia interpersonal. Además,
se aclaran las fuentes y los procedimientos utilizados para el análisis e interpretación de la
realidad. Resalta en esta parte, un enfoque cuantitativo, rico en datos; que al ser interpre-
tados permiten comprender la grave situación de violencia que vive el estado Mérida. Se
manejan las tasas de muertes violentas ubicadas en un hilo temporal que abarca básica-
mente desde 2018 hasta 2022. Se presenta un conjunto de análisis que parte de los espacios
nacional, regional, municipal y parroquial. Se abordan delitos como los homicidios, muertes
por intervención policial, robos, violencia contra niños, niñas y adolescentes. También se
muestra “el rostro femenino de la violencia”.
En la parte II, titulada Violencia autoinfligida: cifras y estimaciones, el autor explica la
ocurrencia y frecuencia de los suicidios en la entidad y al respecto señala que “En Mérida,
desde la década de los años 70, esta causa de muerte comenzó a cobrar importancia en
cuanto a su ocurrencia y frecuencia” (Páez, 2024: 190). Ante esta realidad abrumadora, pre-
ocupante y que demanda atención, el autor se plantea abordar la problemática asumiendo
dos enfoques: cuantitativo y cualitativo. Se dedica, junto a su equipo de investigadores, a
observar la evolución histórica de la ocurrencia y frecuencia de los suicidios en Mérida y
compararlos con otros estados del país. De igual forma, hace énfasis en la estimación de su
tendencia.
Esta investigación resultó un reto para Gustavo Páez, pues “ni para Venezuela ni para
el estado Mérida, se cuenta con proyecciones vigentes que hayan sido ajustadas a los cam-
bios demográficos sucedidos en los últimos años” (Páez, 2024: 193). Así que la responsabi-
lidad fue mayor, los esfuerzos se duplicaron para poder manejar con precisión la realidad
investigada. A pesar de este obstáculo, después de una profunda revisión de los datos dis-
ponibles y otros construidos, a partir de la investigación, se puede señalar que todo apunta
a que efectivamente Mérida ocupa el primer lugar en el país, en cuanto a suicidios se refie-
re. De allí, su interés por estudiarlo, pues es evidente que es un problema que atenta contra
vidas humanas y deja secuelas en las familias, vecinos y en la sociedad. Su recrudecimiento,
según el autor, se fundamenta en la crisis que vive el país: “inseguridad alimentaria en la
población, aumento de la inflación, subempleo, deterioro de las condiciones laborales, en-
tre otras desmejoras económicas, incremento de la inseguridad ciudadana y la violencia,
ascenso de las tasas de mortalidad infantil y mortalidad en general, deterioro profundo de
la salud de las personas y del sistema de salud pública, pobreza creciente, deficiencia en la
cobertura y calidad de los servicios públicos, migración forzada hacia el exterior” (Páez,
2024: 193). Esto puede generar sentimientos y pensamientos negativos; así como un es-
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tado indeseado de depresión. Al lado de esto, se encuentra la falta de herramientas para
controlar los estados de desesperación e incertidumbre que se enfrentan en un país donde
todo se torna más difícil. Se muestra que los hombres merideños, de mediana y de tercera
edad son quienes más cometen suicidios, haciendo uso, principalmente, del método de
ahorcamiento y envenenamiento. Esto puede deberse a la manera como ellos abordan sus
problemas, entre otros factores de índole social y económico. Para el autor, es preocupante
que en los últimos años se haya detectado un incremento de la participación femenina en el
cometimiento de suicidios. Como un aporte importante, la obra muestra una tabla referida
a: Señales, indicios y comportamientos de potenciales conductas suicidas (Páez, 2024: 252), la
cual brinda la posibilidad de predecirlos y evitarlos. Este instrumento es un recurso impor-
tante para poner a salvo a familiares, vecinos y amigos. Por supuesto, esta tarea exige un
proceso de observación sistemático para detectar y evaluar, a tiempo, esos indicadores.
En esta segunda parte, los lectores encuentran información relevante sobre el suicidio,
la violencia autoinfligida en tiempos de crisis humanitaria y pandemia por Covid-19 (2020-
2022). El autor también se dedica a estudiar este tipo de violencia en niños, niñas y adoles-
centes venezolanos.
Gustavo Páez en su condición de geógrafo, demógrafo y de magíster en Ordenación
del Territorio y Ambiente nos muestra la violencia autoinfligida, a partir del uso de la carto-
grafía que le permite ubicar y analizar el problema en las diferentes parroquias y sectores
de la ciudad de Mérida. De esta manera, nos muestra la configuración espacial urbana de
las muertes por suicidio.
La tercera parte: “Impactos demográficos derivados de la violencia estructural”, nos
permite reflexionar sobre lo que acontece en Mérida, en lo que concierne a los efectos de
la violencia estructural que experimentan quienes habitan Venezuela. Como bien señala
en esta sección: “Lo cierto es que es muy probable que esta situación de emergencia haya
ocasionado efectos sobre las tasas de mortalidad de Mérida, llevándolas a incrementarse y,
por ende, a retroceder la esperanza de vida en la entidad” (Páez, 2024: 403).
Para cerrar, Gustavo Páez, centra su mirada el tema referido a la “Mortalidad infantil
en Venezuela: 30 años de retroceso” y demuestra que “Después de cerca de ocho décadas
de descenso, la tasa de mortalidad infantil en Venezuela, en el último quinquenio (2015-
2020), ha elevado sus valores a luz de una profunda emergencia humanitaria compleja. Esto
representa un retroceso en el indicador de unos 30 años y una pérdida de muchos logros
alcanzados en la batalla contra las diferentes causas de muerte que diezmaban la población
infantil en el país” (Páez, 2024: 442).
El compromiso de Gustavo Páez y su equipo de trabajo, con Venezuela y con el estado
Mérida es mayúsculo. Es un esfuerzo, que, sin dudas, se hace desde la individualidad hasta
alcanzar un Nosotros: universidades, investigadores, oenegés, instituciones interesadas en
el bienestar y en la vida de los venezolanos. Pero, sobre todo, es una responsabilidad que
debería alcanzar a las políticas públicas; así como inclinarse hacia la prevención de la violen-
cia interpersonal y autoinfligida, la superación de la crisis humanitaria compleja y apostar
por una convivencia de paz, en plena libertad y respeto de los derechos de los venezolanos.
La protección del ser humano y el reclamo por la justicia social sostienen la obra, que Gus-
tavo Páez y su equipo desarrollaron.
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Para el final, he dejado la profunda y sencilla dedicatoria con la cual nos da la bienve-
nida Gustavo: “A mi esposa Karina y a mi hija Valeria, mis dos grandes fuentes de inspiración”
(Páez, 2024). A través de estas palabras, el investigador muestra su compromiso con su
núcleo de afectos más cercano, y si leemos entre líneas, encontramos que en ella resalta el
respeto hacia las familias y todos los niños y niñas del país. Su bienestar constituye el centro
de los esfuerzos investigativos de este equipo, que ante todo se propone mostrar una dura
realidad, con el propósito de intentar prevenir la violencia interpersonal y la violencia auto-
infligida. Como sabemos, transversalmente sus consecuencias nos marcan a todos.
No se puede cerrar esta reseña, sin antes brindar un sentido reconocimiento a los fa-
miliares de Gustavo Páez y de su equipo. Ellos han estado a su lado y han tejido estas líneas
indirectamente: con sus esperas pacientes, con sus besos recargándose por horas, con su
disposición a acompañar enmudecidos en las noches de cansancio, y también en esos días
cuando las cosas no salieron como los investigadores lo esperaban. Ellos, también han esta-
do presentes en esos momentos de logros relacionados con la consecución de los resulta-
dos de esta investigación, expresados en 454 páginas.
Los investigadores tienen la plena conciencia, que además de sus esfuerzos, de su de-
dicación y de su rigurosidad, los abrazos y la comprensión ofrecida por padres, madres,
esposas, esposos, hijos, hijas, novias, novios, tías, abuelos, los impulsaron a seguir. Saben
también que contaron con el apoyo de la ULA, del OVV, de LACSO, de la editorial, de los es-
tudiantes, de los entrevistados y de los múltiples autores citados. Muchos otros, ofrecieron
su ayuda; aunque sus nombres quedarán en el anonimato, nuestros reconocimientos los
alcanzan. Sus aportes lograron que este libro pudiera concretarse exitosamente, en medio
de un andar en zigzag.
En fin, es una obra científica, sentida y escrita por Gustavo Páez, con el apoyo de su
grupo de investigadores pertenecientes a la Universidad de Los Andes y al Observatorio
Venezolano de Violencia. Todos han unido sus voces y han roto “el augusto silencio de los
páramos con un grito de admiración”; así como lo hizo Caribay, en la célebre obra de Tulio
Febres Cordero: “Las Cinco Águilas Blancas” (1895). Y, aunque la realidad es abrumadora,
es necesario mostrarla, asidos de la esperanza de que alguna vez--otra vez--los niños, niñas
y adolescentes de Mérida y del resto del país volverán a jugar como Caribay: “como el vien-
to con las flores y los árboles”, seguros y con una esperanza de vida aceptable.