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Investigación Clínica Vol. 63(3): 2022
formas atípicas de presentación, así como el
mayor porcentaje de lesiones en áreas geni-
tales, perianal y peribucal, frecuentemente
sin extensión a otras zonas y de aparición an-
terior a la adenopatía, la fiebre, el malestar
y otros síntomas asociados 2. También se ha
diagnosticado la infección en casos asinto-
máticos.
Este nuevo brote reafirma la necesidad
de conocer mejor la dinámica de la transmi-
sión, inclusive se está tratando de dilucidar
cambios genómicos que pudiesen estar mo-
dificando el fenotipo, la transmisibilidad y
la virulencia. Es de vital importancia hacer
un buen diagnóstico clínico diferencial con
enfermedades vesículopustulosas, como la
varicela, el molusco contagioso, las lesiones
herpéticas, la sífilis y el impétigo. La linfoa-
denopatía en fase prodrómica y la ubicación
predominante en cara y extremidades con
expansión centrífuga de las lesiones, son de
considerable ayuda, tomando en cuenta las
formas atípicas de presentación. El diagnós-
tico confirmatorio por técnicas moleculares,
cultivo celular o técnicas serológicas no es
accesible a todas las poblaciones.
A pesar de que las epidemias y morta-
lidad causadas por virus son históricas, el
avance de las terapias antivirales ha sido
lento; aunque los progresos son mucho más
notables en las últimas décadas. Los tra-
tamientos antirretrovirales para el control
de la infección por VIH y los tratamientos
curativos para Hepatitis C, son ejemplos
exitosos de ello. De igual manera las te-
rapias antivirales basadas en anticuerpos
monoclonales han sido determinantes en
el tratamiento y control de las infecciones
virales. En el caso de la viruela del mono,
se han usado antivirales como tecovirimat
, cidofovir y su profarmaco derivado, brin-
cidofovir, al igual que las inmunoglobulinas
vacunales endovenosas (VIGIV), su utiliza-
ción tanto para terapias pre como postex-
posición, está solamente disponible como
reserva estratégica nacional en muy pocos
países y son usadas solo bajo protocolos de
ensayos controlados 3.
Aunque es una enfermedad autolimitada
en la mayoría de los casos, el rango de mor-
talidad es amplio, entre 0 y 10% y depende no
solo del estado inmunológico del paciente sino
de la atención óptima de los casos. El falleci-
miento ocurre, en la mayoría de los casos, por
infección sobreagregada de las lesiones y suce-
de primordialmente en los países más pobres y
con menor acceso a buenos sistemas de salud.
No hay vacunas diseñadas específica-
mente para proteger contra la viruela sími-
ca. Las vacunas que se están considerando
para su uso en grupos vulnerables, son las va-
cunas basadas en el virus vaccinia, desarrolla-
das para prevenir la viruela. La ACAM2000,
una vacuna atenuada, era la única disponi-
ble, pero con importantes efectos adversos
asociados. A partir de 2019 se autorizó la
Jynneos (Imvamune) con virus modificados
no replicantes, la cual se considera más se-
gura. No obstante, no está considerada aún
la vacunación en forma global, solo en gru-
pos prioritarios como personal de laborato-
rios de investigación de orthopoxvirus, tra-
bajadores de salud de alto riesgo y contactos
cercanos de casos confirmados.
Se hace necesario mayor aporte para la
investigación y la prevención de enfermedades
infecciosas, aunque estén limitadas o afecten
principalmente a los países más empobreci-
dos, recordemos siempre, que los cambios en
cualquier nación, pueden afectar al mundo
entero. Actuar de manera rápida y proactiva
será crucial para contenerlas. Debemos ase-
gurarnos de aprender de las epidemias ante-
riores y las recientes, como la de COVID-194,
y compartir los recursos disponibles de ma-
nera temprana y rápida será la clave del éxi-
to. La viruela del mono ha estado presente
durante muchos años, ya es el momento de
abordar las enfermedades reemergentes con
un enfoque global para evitar emergencias de
salud pública de importancia internacional y
el desarrollo de nuevas pandemias.
Yraima Larreal
ORCID: 0000-0003-0862-9842