Revista de Ciencias Humanas y Sociales
© 2022. Universidad del Zulia
ISSN 1012-1587/ ISSNe: 2477-9385
Depósito legal pp. 198402ZU45
Portada: Dándole
Artista: Rodrigo Pirela
Medidas: 25 x 30 cm
Técnica: Acrílico sobre tela
Año: 2012
Año 38, Especial No. 29 (2022): 396-416
ISSN 1012-1587/ISSNe: 2477-9385
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.7498979
Recibido: 11-07-2022 •Aceptado: 22-07-2022
Violencia de género en soportes digitales
Josefina Rodríguez González
Universidad Autónoma de Zacatecas, México.
ORCID: 0000-0002-6520-1343
josefinarg@uaz.edu.mx
Lizeth Rodríguez González
Universidad Autónoma de Zacatecas, México.
ORCID: 0000-0002-6170-6918
lizethrg@uaz.edu.mx
Resumen
El objetivo del presente trabajo es identificar los principales tipos
de violencia de género y la clasificación que se ha establecido
teóricamente conforme la agresión de que se trate, mediante una
investigación documental y estadística que permita tener un panorama en
México de este fenómeno emergente que surge a raíz de los avances en
las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), describiendo
aspectos sobre el impacto que éstas acciones tienen en la población
afectada, quiénes son los principales víctimas y agresores por género, la
frecuencia con que surgen y cuáles son las acciones de prevención que
pueden implementarse.
Palabras clave: Violencia de género; redes sociales; soportes
digitales.
Gender violence in digital supports
Abstract
The objective of this work is to identify the principal types of
gender violence and the classification that has been theoretically
established according to the aggression in question through documentary
and statistical research that allows an overview of this emerging
phenomenon in Mexico that arises as a result of the advances in
Information and Communication Technologies, describing aspects of the
impact that these actions have on the affected population, who the main
victims and aggressors are by gender, the frequency with which they arise
and what preventative actions can be implemented.
Keywords: gender violence; social networks; digital media.
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1. INTRODUCCIÓN
Las revoluciones tecnológicas que el ser humano ha desarrollado a
lo largo de su historia, traen consigo un impacto en la sociedad donde se
emplean, este aspecto es visible en el actual paradigma del
informacionalismo como lo denomina CASTELLS (2004), haciendo
posible nuevas formas de comunicación y socialización de manera
inmediata entre usuarios, a través de diversos dispositivos como celulares,
computadoras y tabletas, gracias a la popularidad y variedad de soportes
digitales que existen en la actualidad.
En el caso de México, durante los últimos años se ha desarrollado
un crecimiento exponencial de los usuarios de internet, pasando de 20.2
millones en 2006 a 88.6 millones al 2021, lo que representa al 75.6% de la
población de 6 años o más (ASOCIACIÓN MEXICANA DE
INTERNET, 2018 y 2022). Este factor ha sido importante para el uso y
apropiación de diversos soportes digitales como medio para la
comunicación, socialización y búsqueda de información en la población,
algunos de sus efectos sociales es su empleo como medio de agresión y
acoso hacia otra u otras personas. Para 2020, el 21% de la población de
12 años y más usuaria de internet ha vivido ciberacoso durante los
últimos 12 meses, la frecuencia más alta se da en mujeres (22.5%) y en
menor medida en hombres (19.3%). La población entre los 12 a 29 años
son quienes más sufren acoso mediante internet, seguido de los adultos
de 30 a 39 años, este fenómeno disminuye proporcionalmente en
usuarios de 40 años en adelante (INEGI, 2020).
Entre las acciones de acoso en línea hacia los hombres, las
principales cifras son el “contacto mediante identidades falsas” (37.1%) y
“recibir mensajes ofensivos” (36.9%), ambos aspectos también
prevalecen hacia las mujeres con un 33.4% y 32.8% respectivamente, a lo
que se suma “las insinuaciones o propuestas sexuales” (35.9%), con un
rango muy superior a los hombres (15%) (ver Tabla 1).
Tabla 1. Tipo de ciberacoso por género
Tipo de ciberacoso
Hombres
Mujeres
Contacto mediante identidades falsas
37.1 %
33.4 %
Mensajes ofensivos
36.9 %
32.8 %
Llamadas ofensivas
23.7 %
20.50 %
Provocaciones para reaccionar de forma negativa
22.5 %
19.3 %
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Suplantación de identidad
17.8 %
17.1 %
Recibir contenido sexual
15.7 %
31.3 %
Rastreo de cuentas o sitios web
15.4 %
17.3 %
Insinuaciones o propuesta sexuales
15 %
35.9 %
Criticas por apariencia o clase social
14.6 %
16.4 %
Publicación de información personal
12.1 %
11.9 %
Fuente: INEGI, 2020 p.40
Las Entidades de la República Mexicana que presentan mayor
prevalencia de ciberacoso está encabezada por Colima (27.4 %), le sigue
Tabasco (26.9 %), Zacatecas y Tlaxcala (ambas con 26.4%), continua
Quintana Roo (25.7%) y finalmente Campeche (25%). Por género, en el
caso de los hombres es Zacatecas (26.5%), Quintana Roo (25.1%),
Michoacán (24.8 %) y Guanajuato (24.4%) donde más se presenta. Los
porcentajes para las mujeres son más altos, en orden de prevalencia esta
Tabasco (30.6%), seguido de Colima (28.3%), Morelos (28.4 %), Tlaxcala
(28 %) y Baja California Sur (27.2%) (INEGI, 2020).
Respecto a quiénes son las o los principales agresores en línea, las
cifras se inclinan hacia los hombres. Las mujeres que identifican a un
hombre como el responsable del ciberacoso es del 53.2%, en una
proporción más alta está el ciberacoso de hombre (víctima) a hombre
(ciberacosador) con un 59.4%. En el caso de las mujeres, los ataques
mujer-mujer representa el 18.6% y mujeres ciberacosadoras a hombres es
de 13.7% (INEGI 2020).
La violencia en línea es un fenómeno en crecimiento, del cual,
existen una serie de variantes y formas de agresión. Este escenario es
propicio para indagar teóricamente las manifestaciones de violencia de
género que se presentan en distintos soportes digitales como las redes
sociales, identificar los principales tipos de violencia, conocer aspectos
sobre el impacto en la población afectada, quiénes son los y las
principales víctimas y agresores; y cuáles son las acciones de prevención
que pueden implementarse.
2. TIPOS DE VIOLENCIA EN SOPORTES DIGITALES
La revisión de bibliografía sobre diversas investigaciones de género
realizadas a partir del objetivo planteado para este trabajo, permitieron
identificar una variedad de conceptos que se han establecido para
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nombrar las manifestaciones de violencia de género que surgen en los
soportes digitales, principalmente en plataformas de redes sociales y
Servicios de Mensajes Cortos (Short Message Service o SMS por sus
siglas en inglés), pero que pueden ser tangibles en otros espacios como
foros de chat, grupos de discusión, wikis, correo electrónico entre otros.
Algunas de estas prácticas están más localizadas hacia un género, ya sea
los hombres o las mujeres, aunque no se puede decir que sean exclusivas
de un grupo u otro. Los términos que fueron localizados con mayor
frecuencia dentro de la bibliografía son los siguientes:
• Ciberacoso/Ciberbullying
• Ciberviolencia de género
• Cibercontrol o control virtual
• Cibermisoginia
• Ciberviolencia Simbólica
• Grooming
• Ciberodio
• Sexting
• Shaming
• Stalked
Para comprender las características que implican cada uno de estos
términos, a continuación, se realiza una definición, integrando algunos
ejemplos que permitan mostrar los rasgos de este tipo de prácticas que se
desarrollan mediante soportes digitales en internet.
Ciberacoso. Es el concepto que se emplea para describir
teóricamente las agresiones en internet, el cual, también es nombrado
como acoso cibernético, bullying electrónico, acoso online, violencia digital,
e-bullying. Debido a la diversidad de “términos para mencionar este
fenómeno… gran parte de la comunidad científica acuerda denominarlo
ciberbullying (CALMAESTRA, 2011 como se cita en LANZILLOTTI,
2012, p. 210). En la bibliografía podemos encontrar distintas
definiciones, como puede observarse a continuación:
1) Supone una “intromisión de naturaleza repetitiva en la vida
íntima de una persona, utilizando para ello medios electrónicos,
fundamentalmente internet y teléfonos celulares. Se presenta de forma
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encubierta porque las víctimas son atacadas a través de redes sociales o de
las TIC sin otro objetivo que infligir maltratos y denigraciones” (INEGI,
2015, p.3).
2) Para SMITH “es una agresión intencional por parte de un grupo
o un individuo, usando formas electrónicas de contacto repetidas veces
contra una víctima que no puede defenderse fácilmente por sí misma”
(IMDF, 2016, p.11).
3) La Organización de Naciones Unidas lo define como un
comportamiento violento en línea que va dese el acoso en línea y el
agravio público, hasta el deseo de infligir daño físico, incluidos los ataques
sexuales, los asesinatos y los suicidios inducidos (UNESCO, 2015, p.2).
4) Son actos de acoso, hostigamiento, amenazas, insultos, mensajes
de odio, vulneración de datos o información privada realizados mediane
el uso de las tecnologías. Además de la difusión de imágenes, audios o
videos -reales o simulados- del contenido íntimo y sexual de una persona
sin su consentimiento (PROCURADURÍA GENERAL DEL
CONSUMIDOR, 2021).
Las agresiones mediadas por computadora poseen características
especiales como “mayor posibilidad de anonimato, mayor audiencia en
los espectadores y una mayor dificultad [de la víctima] para escapar,
debido al alto impacto y la inmediatez de las TIC” (SORIANO, 2018,
p.1), factores que han promovido la impunidad de quienes realizan este
tipo de actos, protegiéndose en algunas de las ocasiones con perfiles
falsos. Retomando a SMITH (2006, como se cita en INEGI, 2015), los
medios a través de los cuales se desarrolla el ciberacoso en internet son
los mensajes de texto, llamadas telefónicas, fotografías, vídeos, correo
electrónico, sesiones de chat, programas de mensajería instantánea y
páginas web.
Los estudios han mostrado que el acoso virtual genera daños y
perjuicios en la salud mental y física de las personas que lo han padecido.
En México, hasta 2015 no existía tipificación como delito penal para este
tipo de actos (INEGI, 2015), en la actualidad son 28 entidades las que
han aprobado normas, gracias al impulso de la activista Olimpia Corral
Melo, quien fue víctima y promovió la regulación de la violencia digital en
nuestro país a través de la Ley Olimpia (PROCURADURÍA FEDERAL
DEL CONSUMIDOR, 2021). Los tipos de ciberviolencia según
BARRERA y RODRÍGUEZ (2017, p.30 y 31.) son los siguientes:
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1. Violar la intimidad, que consiste en filtración de imágenes
íntimas sin consentimiento.
2. Sembrar rumores falsos y difamar con el propósito de dañar su
reputación o avergonzarla.
3. Crear perfiles falsos y/o usurpar la identidad.
4. Denigrar a la persona, a través de mensajes para humillar o
ridiculizar, lo que incluye filmar actos de violencia en donde se les
golpea, agrede, grita o persigue.
5. Acechar o espiar la actividad virtual de una persona con
diferentes fines.
6. Acosar y amenazar mediante diferentes medios y formas con el
fin de intimidación que pueda escalar a violencia física, sexual o
letal.
En el caso de las mujeres, el ciberacoso ha generado serias
consecuencias, que van desde un daño moral y en casos graves hasta el
suicidio, por citar un ejemplo, está la joven modelo Australiana Amy
Dolly de 14 años, el rosto de una célebre marca de sombreros, quien se
quita la vida el 3 de enero de 2018 como una medida para escapar del
ciberbullying, conmocionando a la comunidad australiana (INFOBAE,
2018). Lo más grave de estos hechos, es que no solo se afecta a la persona
atacada; existen casos, que posterior al suicidio de la víctima, el agresor o
agresores continúan hostigando a su familia, como lo sucedido con
Brandy Vela de 18 años, una adolescente de Texas, quien se suicidó frente
a sus padres dándose un tiro en la cabeza, como una salida al ciberacoso
de que fue víctima. Posterior a su funeral:
Alguien abrió una página en su nombre… minutos después
cuatro personas o quizás las mismas personas publicaron
mensajes diciendo… “eres una cobarde” y “deberías de
haberlo hecho hace mucho tiempo”. Uno de los mensajes
muestra a Brandy sonriendo con las palabras “mi cara
cuando te disparas frente a tu familia” (HASSAN, 2016).
En la actualidad hay más suicidios por ciberacoso que por acoso
tradicional, revela un estudio de la Universidad Internacional de Valencia,
entre las causas que pueden impulsar esta estadística, es la diferencia entre
lo que involucra el acoso tradicional (intencionalidad, repetición y
desequilibrio de poder) y el ciberacoso, donde la repetición ya no implica
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una agresión asilada, sino que puede ocasionase de forma constante y
de manera repetitiva hacia una persona (MILENIO, 2017), basta que
una persona suba una imagen indeseada a una red social y se exhiba,
esta podrá reproducirse una y otra vez, haciendo posible que se
compartida una y otra vez, así mismo “los comentarios abusivos que
la puedan acompañar…[los] roles adoptados en el ciberacoso no están
claros, se debate que, si la persona que reenvía un comentario o hace
un post sobre la publicación, se debería considerar como agresor o
solo como ayudante o reforzador” (ORJUELA et al., 2014, p.22).
Es importante mencionar que el ciberacoso comprende los
distintos tipos de agresiones de internet, pero que debido a la gran
variedad que existen y a sus características, a dado paso a las variantes
que a continuación se describen, y las cuales, forman parte de los
términos más empleados dentro de la bibliografía, aunque cabe
resaltar que existen muchos más y van apareciendo nuevas formas de
agresión, esto debido a herramientas o aplicaciones que surgen o bien
por la creatividad de los propios atacantes.
Ciberviolencia de género. Este término se entiende como violencia
virtual con el uso de tecnologías como medio para causar daño. Para
el caso de las mujeres, este tipo de violencia
Está suponiendo nuevas formas de violencia
reproducidas en digital, con las mismas características en
su raíz de desigualdad y sexismo, pero en nuevos
formatos o con la facilidad de reproducción que
permiten las nuevas tecnologías. La posibilidad de
realizar contactos, insultos, y humillaciones públicas a
través de las TIC y la facilidad de mecanismos de control
de la conexión “o último estado online” … ésta se puede
expresar por parte de parejas, exparejas, personas
conocidas o personas desconocidas (ESTÉBANEZ Y
VÁZQUEZ, 2013, p.7).
Según ESTÉBANEZ Y VÁZQUEZ (2013) de la ciberviolencia
de género se desprenden diferentes manifestaciones de violencia como
el cibercontrol, el ciberacoso, la cibermisoginia y la ciberviolencia
simbólica, presentando rasgos distintivos de estos tipos de violencia
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mediada por computadora, a continuación, se analiza cada uno de
estos términos.
Cibercontrol o control virtual. Son acciones de violencia que se ejercen
sobre el control y vigilancia de las actividades que una persona puede
realizar en internet. Este tipo de manifestaciones se da cuando se vigila de
manera continua las actividades que realizan la pareja, a través de sus
estados en redes sociales, los comentarios que hace, sus fotos que
comparte, quienes son sus amistades o amigos que tiene o solicitando
enviar su localización para saber en dónde esta, “también se puede
manifestar en el acto de exigir explicaciones sobre sus comentarios, fotos
o amistades, exigir la contraseña de sus redes sociales o e-mails disfrazado
en un acto de confianza, prohibir el uso de las redes sociales o prohibir
tener ciertas amistades en las mismas” (ESTÉBANEZ Y VÁZQUEZ,
2013, pp.7 y 8).
En la actualidad, las redes sociales son empleadas entre otras
cosas, para ejercer control sobre la pareja, y lo pueden realizar
indistintamente hombres o mujeres, algunos datos que nos reflejan este
fenómeno, es el estudio realizado en España donde el 30% de los
adolescentes encuestados afirman haber ejercido control en la “forma de
vestir o salir de sus parejas a través de los teléfonos celulares, vía
WhatsApp. Mientras 21.5% de mujeres afirmaron estar controladas por
sus parejas y otro 60% se dijo haber sido víctima del machismo a través
del móvil” (IMDF, 2016, pp.21 y 22).
Cibermisoginia. Se entiende como “el insulto virtualizado que
mediante la generalización, trata de reproducir odio hacia las mujeres”
(ESTÉBANEZ Y VÁZQUEZ, 2013, p.8). Es común localizar actos de
cibermisoginia en distintas redes sociales, tal es el caso de Twitter,
considerada como "la principal plataforma para los hashtags y campañas
de odio (#Putipobreza, #Putiesposa, #Pobrezafilia) y también la red que
cuenta con el mayor contenido pornográfico comparado frente a
Facebook” (IMDF, 2016, p.25), este fenómeno se da gracias al intercambio
continuo de información y la apertura que tiene esta red social, donde la
mayoría de los perfiles son públicos.
Para medir las formas de insulto virtualizado hacia las mujeres, el
Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (IMDF) realizó en 2016 un
análisis cuantitativo en Twitter sobre conversaciones, agrupando e
integrando diversos términos para conocer la prevalencia de ciertas
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palabras de misoginia que surgen en la red. En la Imagen 1, se pueden
observar los resultados obtenidos de las combinaciones hechas de la
palabra “putas”.
Imagen 1. Nube de conversaciones de “Putas”
Fuente: IMDF, 2016 p.28.
Los resultados muestran que la palabra “puta” es usada de manera
despectiva y ofensiva para referirse generalmente a las mujeres. Algunos
contenidos asociados a esta nube de palabras logran popularizarse en la
red haciéndose virales, ya sea como un acto de condena o una venganza
entre parejas o amigas. Como ejemplo se cita el caso de #LadyCarolina,
quien fue víctima en redes sociales tras la difusión de un video grabado
por una de sus invitadas en su despedida de soltera y compartido vía
internet.
En las redes le pusieron el apodo de “LadyCuernos” y, se
encargaron de burlarse y criticar la actitud de la joven con
fuertes palabras como “prostituta”. Otras personas
festejaban lo que le pasó: “por pendeja y tener amigas que
la graben”. Hubo también comentarios, los menos, que la
defendieron, indicando que los hombres lo hacen siempre y
no por eso merecen ser condenados (IMDF, 2016, pp.31 y
32).
Este ejemplo muestra que en ocasiones son las mismas mujeres
quienes realizan actos de cibermisogina en su contra, sin embargo, “ellos
reconocen que tampoco están libres de las agresiones a través de
comentarios como: “puto”, “marica”, “tienes el pito chico”, “afeminado”
(IMDF, 2016, p.53).
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Ciberviolencia Simbólica. Se emplea para referirse a la “representación
de las mujeres como objeto sexual a través de contenidos virtuales”
(ESTÉBANEZ Y VÁZQUEZ, 2013, p.8). El tema no es nuevo, ya que
los medios de comunicación tradicionales han estereotipado a la mujer
como objeto sexual; en internet sucede lo mismo, las formas de
manifestación pueden ser diversas, ya sea en texto, imagen o videos,
propagando estereotipos y violencia simbólica sobre el cuerpo de las
mujeres principalmente a través de diversos soportes digitales como las
redes sociales o los SMS.
Grooming. Se enfoca en las acciones que se realizan mediante
internet para el “acoso ejercido por un adulto hacia un menor con el
propósito de establecer una relación de control emocional y de abuso
sexual (IMDF, 2016, p.11). Estos actos pueden “comprender delitos de
corrupción y prostitución infantil, abusos sexuales, o embaucar al menor
para que le facilite material pornográfico o le muestre imágenes
pornográficas en las que se represente o aparezca dicho menor”
(SALMERÓN et al., 2015, p.17). Existen casos donde el Grooming se ha
realizado por menores de edad hacia menores de edad. El ganar la
confianza del menor es el arma principal que utilizan los abusadores. En
la GUÍA CLÍNICA DEL CIBERACOSO PARA PROFESIONALES
DE LA SALUD (2015) establecen las siguientes fases:
1) Fase de inicio de la amistad. Hace referencia a la toma de contacto
con el menor de edad para conocer sus gustos, preferencias y crear una
relación de amistad con el objeto de alcanzar la confianza del posible
afectado. En este proceso, el acosador puede optar por una falsa
identidad para resultar atractivo al menor (edad similar, buen parecido
físico, gustos similares, etc.); es decir, lleva a cabo una estrategia
preconcebida con el fin de ganarse su confianza.
2) Fase de relación. La fase de formación de la relación incluye con
frecuencia confesiones personales e íntimas entre el menor y el acosador.
De esta forma, se consolida la confianza obtenida del menor y se
profundiza en información sobre su vida, sus gustos y costumbres. En
ocasiones, en el transcurso de dicha relación el acosador consigue que el
menor acceda a peticiones de naturaleza sexual, como la grabación de
imágenes y vídeos a través de la cámara web o envío de fotografías a
través del teléfono.
3) Fase de inicio del abuso. Si el menor no accede o no sigue
accediendo a sus pretensiones sexuales, el acosador comienza la
extorsión, que suele consistir en amenazar con difundir públicamente las
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confesiones realizadas o las imágenes explícitas capturadas. Ante esta
presión, el niño o niña puede verse coaccionado y acceder a las demandas
del acosador, llegando incluso a contactarse físicamente con él.
Muchas acciones de Grooming no inician en internet, sino que se
dan en relaciones cara a cara entre conocidos o familiares, otras veces,
este es el primer contacto que luego se traslada a la red para que el
pederasta consiga su objetivo. Para evitar abusos en los menores, es
importante que los niños conozcan de estos peligros y cómo prevenirlos.
Ciberodio. También conocido como discurso de odio en línea, se les
consideran a las acciones que hacen “uso de las redes sociales de Internet
para propagar expresiones de odio y violencia… el discurso de odio es
considerado violatorio de los derechos humanos, no importa si se
produce online o a través de manifestaciones en escenarios tradicionales
(offline)” (HERNÁNDEZ Y MÁRMOL, 2017, p.51). Este tipo de actos,
pueden llegar a tener mayor resonancia en soportes digitales como las
redes sociales, debido a la rapidez de propagación de la información
mediante internet, multiplicando el daño que pueden causar. Estudios han
mostrado la prevalencia de “un odio viral y de discriminación contra las
personas por su orientación sexual, origen étnico, religión y/o hacia
personas con discapacidad” (IMDF, 2016, p.60).
Las mujeres no escapan de este tipo de agresiones, basta con
adentrarse en Twitter para encontrar hashtags que incitan a discursos
discriminatorios contra la mujer como #MujerMuertaMujerPerfecta o
#GolpeaAUnaMujer. Por citar un ejemplo, está el caso de Ana Gabriela
Guevara medallista olímpica y Senadora de la república, quien:
Después de haber [sido] agredida físicamente por varios
sujetos en un percance carretero, recibió una andanada de
insultos y agresiones a través de las redes sociales, poniendo
de manifiesto el trasfondo de odio y las incitaciones de odio
generadas por grupos de trolls, a través de “memes” y
hashtags (IMDF, 2016, p.20).
Los trolls, son los acosadores quienes regularmente están detrás de
las agresiones y provocaciones en contra de una persona o marca, ya sea
de manera intencional o por imitación, cobijándose del anonimato para
actuar de manera individual o colectiva en actos de hostigamiento o de
amenazas. Según el Instituto de las MUJERES DEL DISTRITO
FEDERAL (2016) las plataformas de redes sociales son “herramientas
que facilitan el acoso y el hostigamiento sexual gracias al anonimato de
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miles de cuentas falsas que crean los agresores. Las amenazas pueden ir
desde el deseo de agraviar a la víctima públicamente hasta el deseo de
infringir daño físico o ataques sexuales” (IMDF, 2016, p.60).
Sexting. Se entiende como “la difusión o publicación de imágenes o
videos de tipo sexual producidos por el propio remitente, principalmente
a través del teléfono móvil (SALMERÓN, et al., 2015, p.47). Es una
palabra inglesa donde se contraen el término sex y texting, “describe a una
práctica que se da entre dos personas que se envían mensajes, fotografías
o videos con contenido sexual, protagonizados [generalmente] por ellos
mismos a través de celulares” (CLARIN.COM, 2017), los mensajes
pueden ser eróticos o pornográficos, esta es una práctica de moda en la
actualidad entre jóvenes. Las imágenes enviadas por las parejas, se
vuelven un arma en contra del otro, una de “cada 10 personas implicadas
en una ruptura sentimental amenazó con publicar online una foto
reveladora de su expareja y el 60% cumplió con dicha amenaza
(PANTALLASAMIGAS.NET, 2013).
Según las estadísticas, más de la mitad de las mujeres manifiestan
haber sido acosadas sexualmente en Internet, ya que han “recibido
imágenes o contenido sexual por parte de desconocidos y/o conocidos
vía mensaje privado en sus cuentas de redes sociales” (IMDF, 2016, p.52).
Para LASÉN Y GÓMEZ (2009, como se cita en ESTÉBANEZ, 2013),
parte de la identidad de los jóvenes en línea, es mostrar fotografías de
ellos y amigos buscando reconocimiento, hoy en día es frecuente la
exposición de fotografías en entornos privados como el baño o el
dormitorio, “los desnudos o imágenes eróticas o la necesidad de
exhibicionismo y petición de reconocimiento (¿Te gusta mi foto?),
constituyen en muchos casos intentos por reconciliarse con el propio
cuerpo y la propia apariencia a través de la mirada del otro” (p.2).
Una variante del sexting, se asocia a una nueva forma de
prostitución juvenil los “packs”, fotografías sexuales o eróticas que son
tomadas regularmente por quien las envía, el cambio radica en que ahora
se pasa del envío de fotografías a su pareja a venderlas mediante redes
sociales, “esta práctica la están realizando estudiantes de secundaria y
preparatoria, que cobran a sus mismos compañeros de escuela las
fotografías desnudas o semi desnudas que se toman con su teléfono
celular y las envían por WhatsApp” (VanguardiaMx, 2019), como lo
ocurrido en Monclova, Coahuila, donde un grupo de jóvenes vendieron
su “packs” (fotografías y videos) ente 20 y 50 pesos.
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Shaming. Su traducción en español “avergonzar”. Dentro de la
literatura se localizaron diferentes acepciones del término, el primero se
asocia a las “amenazas de exponer imágenes íntimas personales” (IMDF,
2016, p.12), otros autores la definen como “una forma cercana al
vigilantismo en internet en la que el objeto/sujeto es humillado
públicamente a través de la pantalla” (HERNÁNDEZ Y MÁRMOL,
2017, p.57).
Una de las variantes del shaming es el shaming body, que se refiere al
“cuerpo avergonzado” o sentir vergüenza por alguna parte del mismo,
particularmente cuando se padece de sobrepeso u obesidad, o no se
cumple con los estándares de belleza establecidos por la sociedad actual”
(ORTIZ, 2017). Este fenómeno se ha focalizado en algunas mujeres,
sobre todo en celebridades para hacer resaltar defectos o subiendo
fotografías poco favorecedoras de las personas con fases como “esta
gorda”, “tiene celulitis”. Un caso notorio es el de Alexa Moreno,
competidora de gimnasia en la Olimpiada de Rio 2016, quien fue objeto
de burlas y comentarios sexistas por su aspecto físico (IMDF, 2016).
El shaming body también se da hacia cualquier persona por parte de
amigos o conocidos en redes sociales donde se manifiestan críticas,
agresiones o burlas. Estos actos atentan directamente contra la autoestima
y el autoconcepto de la persona, pudiendo ocasionarle caer en depresión,
ansiedad e incluso, en situaciones graves hasta el suicidio (ORTIZ, 2017).
Stalked. Es una práctica que se da a menudo entre parejas para
“acechar o espiar a una persona” (IMDF, 2016, p.12). El término
proviene de la palabra en inglés stalker que tiene como significado
acechador o acosador, la acción de stalkear se refiere a la práctica de
vigilar las publicaciones y acciones que realizan otros usuarios
principalmente en las redes sociales, tales como revisar sus fotografías, los
comentarios o los perfiles donde es mencionado, regularmente se
ejecutan a través de la cuenta de otro amigo o mediante perfiles falsos que
permitan guardar el anonimato de la persona que está espiando.
En una encuesta realizada por McAfee mostró que el 56% de las
parejas han espiado el perfil en redes sociales e incluso las cuentas
bancarias de sus parejas, el 48.8% ha revisado el correo electrónico. En
este caso, los hombres son más proclives que las mujeres a revisar y
vigilar a sus parejas y exparejas, incluso a las exparejas de sus actuales
novios (PANTALLASAMIGAS.NET, 2013). Los riesgos que supone el
stalkeo como medio para obtener información de otra persona, ha
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favorecido para el robo de identidad o el secuestro, en este sentido, es
importante cuidar aspectos como no compartir ubicaciones, información
personal o fotografías (INSTITUTO TECNOLÓGICO SUPERIOR DE
TAMAZUNCHALE, s/f).
3. ACCIONES DE PREVENCIÓN
La violencia en línea como una problemática social que va en
crecimiento, requiere de propuestas de acción, planes preventivos y leyes
que sancionen a los responsables. Sensibilizar, educar, investigar,
fomentar una cultura de protección de datos y la participación del sector
público y privado, son factores centrales que pueden ayudar a mitigar este
fenómeno (IMDF, 2016). Para la sensibilización y la comunicación, los
materiales informativos como recursos didácticos y multimedia
(fotografías, artículos, links de apoyo, audio, fotogalería, entre otros) a
través de campañas de comunicación en línea, puede servir como un
medio para informar, educar y orientar a la población sobre los diversos
tipos de violencia digital.
Para prevenir la violencia en línea, educar en “aspectos de
seguridad, privacidad, protección de los derechos de las personas, es algo
que se debe de enseñar desde la infancia” (INSTITUTO NACIONAL
DE TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN, 2012), una labor que
no solo le compete a la escuela, sino que debe iniciar en casa, es
obligación de los padres estar educados sobre el tema, para guiar a sus
hijos sobre los peligros que pueden suceder en internet y cómo
prevenirlos. A lo anterior, se suma la necesidad de la participación de
“instituciones privadas, colectivos, organizaciones sociales y activistas
online, para prevenir la violación sistemática de los derechos” (IMDF,
2016, p.55) de mujeres y hombres, niños y niñas mediante soportes
digitales. En este conjunto, se encuentran las empresas que prestan un
servicio mediante internet, las cuales, “deben mantener una
infraestructura… responsable, y contar con prácticas de atención al
cliente… desarrollo de soluciones técnicas y promover la diligencia
debida y el deber de informar sobre los abusos [cometidos]” (UNESCO,
2015, p. 5), contribuyendo con las autoridades.
Entre los elementos a cuidar como usuario de internet para
prevenir la violencia en línea y la identidad en la web, están los siguientes:
Identidad digital. En las interacciones en internet es importante
cuidar los datos personales, “cuanta más información sensible difundas
Violencia de género en soportes digitales 410
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
sobre ti -especialmente las imágenes comprometidas- más vulnerable
serás. Recuerda que no se tiene control sobre lo que se pública a través de
Internet y que alguien podría utilizarlo en el futuro para perjudicarte”
(SALMERÓN et al., 2015, p.115), es importante “no dar nuestros datos
personales, si no se está seguro del destinatario o si se considera que no
son necesarios” (INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍAS DE
LA COMUNICACIÓN, 2012, p.111). Las claves de acceso a cuentas y
sitios en línea son privadas, en este sentido, la recomendación es “no
compartir las contraseñas con nadie para proteger la intimidad y la
privacidad; cuanto más difícil sea recordar una contraseña más difícil será
comprometerla, esto evitará suplantación de identidad falsa
(SALMERÓN et al., 2015, p.47).
Netetiqueta. Internet no es un medio para insultar a la gente. En el
ciberespacio como en la vida diaria, existen reglas de comportamiento
(netetiqueta) que se deben seguir y tener en cuenta cuando interactuamos,
por ejemplo: no escribir en mayúsculas (debido a que esto equivale a
gritar), no publicar datos falsos, ni palabras ofensivas, evitar
provocaciones e insultar a otros usuarios, aun cuando se “reciban correos
ofensivos y lesivos no es recomendable entrar en una dinámica de
contestación y envío repetido de mensajes, ya que puede dar lugar a
luchas en línea que podrían concluir en acoso y hostigamiento repetido
contra un sujeto” (SALMERÓN et al., 2015, p.46).
Comentarios e información. Se debe ser responsable y cuidar lo que se
comenta en los soportes digitales, sobre todo cuando no se tiene
constancia de la veracidad de lo que otros publican, esparcir rumores o
información, solo ayuda para propagarlas, reforzando ideas que pueden
dañar la reputación de otras personas, provocar difamación
(SALMERÓN, et al., 2015) y en casos más graves hasta el suicidio. Por
otra parte, ser conscientes de que mucha de la información que circula en
internet puede ser cuestionable o contener información falsa.
No responder a las provocaciones y chantajes. Una forma de romper con
la dinámica de agresión mediante internet es no responder a la
provocación, ya que el objetivo del agresor es “llamar la atención para
ganar estatus. Si ignorar al acosador no funciona puedes probar a
comunicar la situación al agresor y decirle que pare, pero para ello, es
necesario que te sientas preparado para transmitir el mensaje de forma
respetuosa y firme, no de manera enojada o agresiva” (SALMERÓN et
al., 2015, p.115). En el caso de los chantajes, no ceder en ningún caso
“puesto que ello supone aumentar la posición de fuerza del chantajista,
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dotándole de un mayor número de elementos como pueden ser
nuevas imágenes o videos eróticos o pornográficos (INSTITUTO
NACIONAL DE TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN,
2012, p.114).
Informar a la familia o amigos cercanos. Es recomendable que la
familia (padres, hermanos) o algún conocido cercano, tengan
conocimiento de las relaciones personales en línea, con quién se habla
y si se entabla conversaciones con desconocidos, además de
informarles, cuando existan situaciones incomodas o molestas,
provocadas por personas con las cuales se interactúa en internet, por
ejemplo, si alguien te pide enviar fotos comprometedoras o tener
alguna cita a escondidas sin que la familia se entere, “dado que en la
red no todo es lo que parece, debe evitarse confiar inmediatamente de
un desconocido/a ya que puede no ser quién dice ser (SALMERÓN
et al., 2015, p.46), esto ayudará a ser menos vulnerables ante una
situación de extorsión, acoso en línea e incluso abuso físico.
Bloquear, guardar evidencias del acoso y denunciar. En el caso de
violencia en línea, una de las primeras acciones a realizar, es alejarse y
tomar distancia del o los acosadores, una manera es bloquearlos para
“impedir que tenga contacto directo con la víctima, no sin antes
guardar los mensajes, capturas de pantalla y otras evidencias de acoso
por si resultan necesarias en un futuro para denunciarlo”
(SALMERÓN et al., 2015, p.116) en las instancias correspondientes y,
finalmente denunciar el perfil del o los responsables dentro de la
plataforma o red social.
En caso de ser agredido a través de medios digitales, la
recomendación es hablar del problema con alguien de confianza, “al
principio puede que pienses que puedes arreglártelas tú solo o que
decírselo a alguien no solucionará nada, pero hablar sobre el problema
te resultará de gran ayuda. No esperes a sentirte realmente mal, busca
alguien en quien confíes y si este no parece entenderte prueba con
otro” (SALMERÓN et al., 2015, p.116) amigo o familiar.
Seguridad y spam. Los equipos que sean empleados para
comunicarse o conectarse a internet como celulares, tabletas y
computadoras, deben estar protegidos mínimo con “un antivirus y un
filtro de contenidos para ayudar en el control de la información a la
que acceden [sobre todo] los niños… [junto con ello] no se deben
Violencia de género en soportes digitales 412
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
contestar a mensajes extraños, ni a los que adjuntan ficheros que
desconoces su origen, obviando abrirlos” (INSTITUTO NACIONAL
DE TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN, 2012, p.114), una
forma para evitar robo de información o daño en lo equipos es evitar
abrir enlaces, mensajes o correos electrónicos publicitarios de fuentes
desconocidas. Siempre se debe estar alerta y no depositar confianza
ciega en los sistemas, plataformas y aplicaciones, hay que ser
cuidadoso en los permisos que se otorgan.
4. CONCLUSIONES
Lo desarrollado en este artículo, nos muestra los riesgos que
pueden generar las plataformas digitales y el internet cuando no se
conoce el alcances e implicaciones que los actos en línea pueden llegar
a provocar, muestra la importancia de saber no solo crear una cuenta
de correo electrónico o perfil en redes sociales, mecanismos realmente
sencillos por lo intuitivo de la tecnología. Desde el momento en que
se compra una computadora o un celular, es importante conocer
cómo proteger la identidad en la red, tener cuidado de la veracidad de
la información, ser prudente en los comentarios para no esparcir
rumores falsos, no responder a las provocaciones y chantajes,
informar siempre a la familia y amigos de nuevos contactos mediante
internet; en el caso de ser agredido bloquear al o los responsables
guardar evidencias y denunciar.
Como en las relaciones cara a cara existen reglas, internet tiene
las suyas, ignorarlas puede llevar a serias consecuencias. Es importante
hacer conciencia que la línea divisoria entre lo virtual y lo real es muy
delgada y, que nuestras acciones en internet tienen repercusiones
directas. Lo que se sube a la red, se queda, permanece y se hace
público, alguien desde cualquier lugar podrá verlo, segundos o años
después de que se haya publicado.
En contra parte, los soportes digitales son una fuente potencial
para la educación, la información y la sensibilización en contra de la
violencia de género. Como sociedad debemos trabajar para romper
estereotipos, crear una cultura de respeto y aprovechar las bondades
que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación para
informar a la población y prevenir acciones de violencia virtual y
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física. Finalmente es importante denunciar este tipo de actos y que los
gobiernos implementen políticas públicas que ayuden a regular a las o
los responsables del daño.
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Violencia de género en soportes digitales 416
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
BIODATA DE AUTORES
Josefina Rodríguez González. Doctora en Ciencias Sociales y
Humanidades. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y
reconocimiento como Perfil PRODEP (Programa para el Desarrollo
Profesional Docente), es responsable del Cuerpo Académico
Consolidado UAZ-184 “Estudios sobre Educación, Sociedad, Cultura y
Comunicación”, Par evaluadora del Comité de Administración y Gestión
Institucional de los Comités Interinstitucionales de Evaluación de la
Educación Superior (CIEES). Entre las líneas de investigación que
desarrolla están las TIC aplicadas a los procesos educativos, la educación
ambiental y comunidades virtuales. Es Docente-Investigadora de tiempo
completo de base en la Maestría en Educación y Desarrollo Profesional
Docente de la Universidad Autónoma de Zacatecas, México.
Lizeth Rodríguez González. Doctora en Ciencias Sociales y
Humanidades por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, cuenta
con reconocimiento Perfil PRODEP (Programa para el Desarrollo
Profesional Docente), es miembro del SNI (Sistema Nacional de
Investigadores) en el nivel Candidata e integrante del Cuerpo Académico
UAZ-CA-247 “Educación Digital y Espacios de Aprendizaje”. Es
Docente-Investigadora de tiempo completo de base en el Programa de
Maestría en Tecnología Informática Educativa de la Universidad
Autónoma de Zacatecas. Es autora de dos libros y distintos artículos
publicados en revistas arbitradas e indexadas, ha contribuido como
dictaminadora en revistas nacionales e internacionales.
UNIVERSIDAD
DEL ZULIA
Revista de Ciencias Humanas y Sociales
Año 38, Especial N° 29 (2022)
Esta revista fue editada en formato digital por el personal de la Oficina de
Publicaciones Científicas de la Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del
Zulia. Maracaibo - Venezuela
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