Revista de Ciencias Humanas y Sociales
© 2022. Universidad del Zulia
ISSN 1012-1587/ ISSNe: 2477-9385
Depósito legal pp. 198402ZU45
Portada: Dándole
Artista: Rodrigo Pirela
Medidas: 25 x 30 cm
Técnica: Acrílico sobre tela
Año: 2012
Año 38, Especial No.29 (2022): 7-13
ISSN 1012-1587/ISSNe: 2477-9385
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.7498563
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
EDITORIAL
Los contextos de la incertidumbre: ¿entornos VUCA o entornos
BANI? Hacia una
episteme
de las ciencias sociales
Quiero referirme en esta oportunidad al problema de la
incertidumbre que crecientemente viene ganando espacios en los ámbitos
del estatuto epistemológico de las ciencias sociales. En especial, se
destaca uno de los aspectos de la epistemología de las ciencias gerenciales
o de la gerencia de las organizaciones, como se le quiera llamar. Se trata
de los entornos BANI, como se le llama ahora a la cuestión de la
incertidumbre al nivel de las actividades de las organizaciones o de las
instituciones gubernamentales, que sustituye, en un sentido teórico, pero
también en el sentido de la praxis de la gerencia, el concepto de entornos
VUCA, también referido al mismo concepto de incertidumbre, pero
desde otros ámbitos epistémicos para su consideración, puesto que se
observa que en la medida que la sociedad se enfrenta a los grandes retos y
desafíos propios de la naturaleza que cambia a la velocidad que marca el
tacómetro de la organicidad de la vida institucional y organizacional, nos
deja claro que se deben atender los elementos que constituyen esos
momentos críticos, vividos por la sociedad, para enfrentar con éxito la
incertidumbre que se transforma en acto voluptuoso por negativo a lo
interno de las organizaciones y de la sociedad misma.
Más allá del origen de los rminos, lo cual dejo a los lectores e
investigadores a su libre elección indagarlos y precisarlos, la cuestión
central que quiero destacar es si estamos atravesando como civilización
por los momentos descritos conceptualmente por esos dos tipos de
creaciones lingüísticas por intermedio de sus acrónimos en lengua inglesa.
Independientemente de su significado, quiero destacar que ambos
términos están referidos a situaciones extremas de incertidumbre, pues el
medio dentro del cual se desenvuelven las instituciones tiene, como
características, estar revestido de nódulos o puntos de observación a
través de los cuales poder desplegar apreciaciones o miradas escrutadoras
hacia la realidad social, y de allí a las organizaciones en particular, junto
con el entorno que las circunda, cuestión que la mayoría de las veces se
aprecia de manera difusa. Y es allí donde está justamente el detalle de
toda esta cuestión, discutida además a la saciedad en ámbitos de las
ciencias sociales, en especial, como formando parte de los elementos de
incertidumbre que trae consigo la acción humana.
Con relación a los entornos VUCA, que puede decirse data en su
aplicación desde el comienzo de la Guerra Fría, pues se generó, desde sus
inicios, como consecuencia de la incertidumbre producida por la
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confrontación ideológica de los dos bloques militares más poderos del
mundo, una vez concluida la Segunda Guerra Mundial. Ello trajo tras de
sí, un ambiente hostil a la diplomacia global que puso en vilo a la misma
civilización pocos años después de haber concluido aquella conflagración.
La crisis de los misiles en 1962 fue el culmen de episodios previos de
escarceos y amenazas mutuas entre los bloques, justamente basados en la
posesión de armas de destrucción masiva mediante el uso de tecnología
nuclear, ensayada a la saciedad por ambos bandos del lido conflicto.
Pienso que la humanidad estuvo en ese momento al borde de la
extinción, si no hubiese sido por la habilidad y astucia de los grandes
hombres involucrados en dicho episodio (remito al lector a la Historia de
la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Fría).
Los entornos VUCA, cuya aplicación data del período señalado en
el párrafo anterior, se caracterizan por revestir a las organizaciones de
estrategias para superar la situación de crisis debida a la incertidumbre de
los ambientes que rodean a dichas organizaciones. Son cuatro sus
elementos: volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Sin
embargo, hay que decir que los sistemas que se describen y operan en un
mundo de incertidumbres, ya fueron descritos por la filosofía en general
desde la antigüedad clásica (Heráclito escribió pasajes con su doctrina de
la guerra y la del cambio; ver en Sandoval, 2018), y por las teorías de la
complejidad, que en especial, modernamente se destaca desde la
epistemología de la complejidad de Morin (2005), además de la teoría de
sistema (Bertalanfy y Luhman son la referencia; ver en Martínez-
Miguélez, 2005). En ese sentido, interpretando los elementos
fundamentales de la realidad, descrito por la filosofía citada, se aprecia
que los sistemas inestables, que por definición son complejos, como todo
sistema, tienden a transformarse producto de la energía propia y del
entorno; pero también a desaparecer, como consecuencia de la volatilidad
de sus partes, en especial, aquellas que no resisten los embates del medio
dentro del cual operan.
El ejemplo que citamos en este especial punto de la reflexión, nos
viene de nuestra memoria infantil, de cuando nos divertíamos en el patio
de la casa con hermanos y amigos, algunos de estos ya idos de este
mundo terrenal y otros de quienes ya no tengo noticias, y otros más de
quienes recibimos gratas impresiones por sus logros; pero de cuyos
momentos de todos ellos nos vienen gratos recuerdos de aquella época
lejana floreada de momentos felices, como por ejemplo, jugar con objetos
y juguetes de poca elaboración, otros de gran trabajo para su confección,
pero en general, todos con los cuales obteníamos grandes momentos de
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divertimento. Recuerdo el juego del trompo, que es un trozo de madera
torneada en forma de cuasi cono y de estructura maciza, con una punta
de metal duro. Este se jugaba enrollando una cuerda desde su punta más
fina hacia el lado s grueso, y se lanzaba con la punta fina hacia arriba
para luego halar la cuerda, lo que permitía dar un giro de arriba abajo,
imprimiendo con ello gran velocidad de giro (velocidad de torque, como
se le dice a este momentum en la física), lo cual ocurría físicamente en su
punta de metal.
Pues bien, este tipo de movimiento constituye un sistema
temporal, en el cual, por supuesto, el niño forma parte de él, dada su
intervención para iniciar el movimiento; pero también, en su giro, el
trompo puede ser entorpecido por la acción del mismo niño que lo puso
a girar (o de otro niño, para impedir que su oponente ganara). De esta
forma, se constituye un sistema que podríamos denominar sistema finito
bajo amenaza, puesto que su existencia en el tiempo no solo es corta, sino
ínfima, en cuanto tal sistema, debido a las amenazas de interrupción
intempestiva. En este sentido, al trompo girando como sistema finito lo
amenaza un entorno que es volátil, pues no sabemos qué circunstancia
durante su giro puede forzarlo a romper el equilibrio que lo sostiene
“bailando” con la misma fuerza con la que fue lanzado. El giro del
trompo es amenazado por la volatilidad del entorno conformada por los
jugadores y el medio, la incertidumbre de su duración como sistema, la
complejidad que lo constituye (un trozo sólido de madera, una punta de
metal, una cuerda larga, la acción de enrollarlo y lanzarlo al giro, la
superficie donde gira, los niños a su alrededor, etc.), pero también, la
ambigüedad de su movimiento (provocada por los vaivenes producidos
por la velocidad de giro, los obstáculos de la superficie, su torque inicial,
etc.).
Este sistema del trompo, finito por definición, se detendrá en
algún momento, pues la fricción de la superficie ha que se ralentice
hasta detenerse. Por ello, también está conformado por una estructura
cuya composición posee toda la complejidad para ser tal sistema finito,
no sin antes poseer una característica determinada como sistema: la
incertidumbre de su permanencia como sistema, pues se desintegrará
como conjunto al detenerse definitivamente, dejando de ser sistema en
cuanto tal: su existencia es incierta y finita, aunque no se sabe su tiempo
de duración (la estrategia consistía justamente en imprimirle más fuerza
de torque para que este pudiera permanecer mucho más tiempo; mi
hermano, un año menor, siempre fue mejor que yo en este juego). Y es
ello lo que define también su complejidad como sistema, por lo que
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interpretar cuándo se conforma como sistema, pasando de mero objeto
estático a objeto dinámico finito, permite a su vez determinarlo como objeto
incierto pero divertido (la diversión consiste en imprimirle fuerza suficiente
para su mayor duración temporal). El trompo girando, es un sistema como el
que amenazan los entornos VUCA, o BANI, según se vea.
Al igual que el trompo, las fuerzas del entorno de una organización
operan de tal forma que introducen elementos de incertidumbre en general
para llevar a cabo su giro empresarial. Recibe la energía de sus fundadores y
socios para comenzar su giro, con un entorno que se transforma en amenaza
cada vez que se interrumpe la energía que la alimenta. Y cada vez tenemos
los entornos conformados por una mayor incertidumbre; de allí, el cambio de
nomenclatura descriptiva de la realidad de las organizaciones y de los
sistemas complejos (todos los sistemas son complejos pero conformados por
singularidades que a su vez son complejas) (HAWKING, 2022a; Morin,
2005). Afectada por los entornos VUCA, volátiles en sentido ontológico, la
sociedad está experimentando en sus estructuras en cuanto sostenedoras del
sentido gregario, la desintegración de sus elementos de tal manera que la
hacen cambiar de entornos volátiles a entornos quebradizos, fragmentados,
tanto, que es posible que pase de un estado, tal como se ha descrito, a otro
estado de mayor inestabilidad, cuestión que se describe a través de los
entornos BANI.
Estos últimos, son un elemento que las ciencias de las organizaciones
están mirando para resolver los grandes problemas que vienen generando las
circunstancias de excesiva volatilidad de los sistemas complejos en esta era de
tecnociencia, coronavirus y confrontación bélica. Es decir, de excesiva
incertidumbre, pues todas estas definiciones se enraízan en la incertidumbre
que recubre las acciones humanas y las incertezas del conocimiento acerca de
la realidad física y humana que la componen. Ya los entornos no son
volátiles; s que eso, la realidad del medio dentro del cual se despliegan es,
más bien, de naturaleza débil; es decir, tan carentes de fuerza que se quiebran
ante el menor golpe de energía recibido de su contexto externo. De allí que
sea definido este momentum como “quebradizo” (brittle, que es la palabra que
le da comienzo al acrónimo respectivo con su letra inicial). Pero además de
quebradizos, los sistemas organizacionales hoy se describen en otro nivel de
incertidumbre, causado por elementos personales de quienes están al frente
del giro empresarial u organizacional.
Entonces, las organizaciones y la sociedad en su conjunto como
sistema no solo están revestidas de energía exterior, sino de las fuerzas
internas que son las que sostienen el sistema así conformado, siendo
también, de vital importancia, los elementos personales traducidos en
motivacionales; estos, es decir, los elementos personales, son aquellos
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quienes tienen bajo su responsabilidad y dirección o giro, en sentido
general, la materialidad y la energía de la organización. Ontológicamente,
vemos así un sistema que es conformado por energía externa y energía
interna; o, como lo planteamos en su oportunidad (Villalobos, 2010),
toda organización, y todo sistema, están conformados por un contexto
interno y un contexto externo, mediados por un elemento transportador
de la energía en los dos sentidos mencionados, siendo este elemento de
carácter humano o personal; este sirve de vaso comunicante de la energía
de la cual se nutre el sistema organizacional conformado. Pues bien, si
este elemento vector entra en estados psicológicos no favorables al giro
social u organizacional, el sistema entra en declive, pudiendo incluso,
desaparecer como sistema, transformándose en uno nuevo, o
integrándose sus partes a otro sistema, o simplemente desaparecer.
Este es el punto central de esta editorial; es decir, los elementos
que conforman los estados de incertidumbre en toda organización social
y que son definidos bajo los acrónimos mencionados. Como en el juego
del trompo de nuestras mocedades, los sistemas finitos que conformamos
con la aspiración de que su duración sea prolongada en el tiempo, se ven
afectados por las energías extrañas a sus sistemas, las cuales, siempre,
tenderán a separarlo, diseccionarlo, fragmentarlo, incluso detenerlo, tanto
desde el punto de vista físico, como desde el punto de vista psíquico.
Desde el punto de psicológico o personal, los sistemas pueden entrar en
barreras mentales de sus directores, gerentes o líderes, que lo ponen bajo
amenaza, y desde el punto de vista físico, entrar en rompimiento de su
estructura ontológica conformada por los materiales de los cuales está
hecho y de la energía que lo mueven. Por esta razón, los entornos VUCA
transitaron a entornos BANI.
La ansiedad provocada por el estado de incertidumbre por el que
se ve amenazada la entidad del sistema, se debe justamente a la
percepción de destrucción o de desaparición que pende sobre su cabeza
como Espada de Damocles, puesto que los vaivenes provocados por las
reducciones y aumentos de la energía que la alimentan resienten su
sistema reproductivo, causando con ello la peor de las crisis con la que
pueda enfrentarse el sistema así conformado. Los entornos BANI son el
nivel más alto de incertidumbre a los que se pueden enfrentar los
sistemas organizacional y social. El siglo XXI ha sido una era de
tempestades energéticas en el mundo social y en el de las organizaciones,
poniendo bajo amenaza su existencia.
Por las razones anteriores, desde una perspectiva epistemológica,
el positivismo científico con el que persistimos en conocer los elementos
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de estos sistemas, no solo se sigue haciendo obsoleto, sino que se
transforma en impedimento epistémico, puesto que la dinámica que
conforma los sistemas no se corresponde con la concepción ontológica y
epistemológica en la que se sustenta el positivismo. Su lógica es lineal, y,
por tanto, no es posible conocer en profundidad sus elementos para
hacer con ello ciencia de las organizaciones.
El positivismo como paradigma epistémico sigue siendo poco útil
para conocer la realidad física de los fenómenos sociales, mucho menos
para conocer la realidad psíquica de la naturaleza humana. La lógica de
este método epistémico se basa en la realidad no-dinámica, por lo que sus
consecuencias como ciencia nos darán resultados poco provechosos para
comprender y explicar los fenómenos que acontecen alrededor de las
energías que alimentan los sistemas (aunque muchas veces estos
resultados pueden ser contradictorios con la misma realidad que explica).
Las singularidades que la física define solo se dan en el entendido que
persisten como sistemas, cuestión que aplica a todo cuanto existe en el
Universo (Hawking, 2022b). Una organización o cualquier sistema social
no es nunca una singularidad, de manera que pretender estudiarla con
una lógica lineal estaremos destinados al fracaso epistemológico.
Los entornos VUCA y BANI son un vivo ejemplo a las
organizaciones y a la sociedad, lo que son el caos y la incertidumbre que
la física describe como propios de los fenómenos del Universo. Estos
entornos convertidos en aparato epistemológico son la prueba de que el
positivismo no hace mucha congruencia con las definiciones que
encarnan; ambos están marcados por la incertidumbre, aunque sea
definida o caracterizada de distinta manera. Estos, al ser fenómenos
complejos, y corresponder a las explicaciones que se dan acerca de los
sistemas organizacionales y sociales, ameritan de un abordaje complejo y
sistémico, por ser a su vez compleja y sistémicas las amenazas a su
duración en el tiempo. Como en nuestro juego de la niñez, las
organizaciones y la sociedad se ven amenazadas por las energías que
conforman sus sistemas, solo que, a diferencia del trompo, en la sociedad
y las organizaciones, se nos va la vida, porque en ellas y por ellas
transitamos efímeramente.
Dr. José Vicente Villalobos-Antúnez / Editor Jefe Revista Opción
ORCID:http://orcid.org/0000-0002-3406-5000
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REFERENCIAS
HAWKING, Stephen (2022a). Brevísima historia del tiempo. Editorial
Crítica, Barcelona (España).
HAWKING, Stephen (2022b). El universo en una cáscara de nuez.
Editorial Crítica, Barcelona (España).
MARTÍNEZ-MIGUÉLEZ, Miguel (2005). El paradigma emergente.
Hacia una nueva teoría de la racionalidad científica. Editorial
Trillas, México. D.F. (México).
MORIN, Edgar (2005). Introducción al pensamiento complejo.
Editorial Gedisa, Barcelona (España)
MCINTIRE, Alasdair. (1984). Tras la virtud. Editorial Crítica, Madrid
(España).
SANDOVAL, Carlos (2018). 20 filósofos visitan su empresa. Penguin
Random House Grupo Editorial, Santiago (Chile).
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