Opción: Revista de Ciencias Humanas y Sociales.
Año 39 N° 101 / Mayo-Agosto 2023, pp. 13-34
Universidad del Zulia. Facultad Experimental de Ciencias
ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-9385
* Doctor en Gestión para la Creación Intelectual (UPTMKR), Magíster en Gerencia Empresarial (UFT),
y Especialista en Planificación Estratégica (IESA), economista (UC). Docente e investigador en la
Universidad Sur del Lago “Jesús María Semprum”, Santa Bárbara de Zulia, Venezuela, coordina-
dor del Grupo de Estudios Macroeconómicos y Sectoriales (GEMAS) en el Centro de Investigacio-
nes Administrativas, Contables y Económicas (CIACE). Contacto:
ferrerl@unesur.edu.ve
. ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-5801-5825
** Doctor en Gestión para la Creación Intelectual (UPTMKR), Magíster en Educación con mención en
Gestión Educativa (UBA) y en Pedagogía Alternativa (Convenio CIM, UPTMKR-UNATUR). Licenciado
en Educación por la Universidad de Los Andes (ULA), docente e investigador en la Universidad Poli-
técnica Territorial de Mérida “Kléber Ramírez”. ORCID:
https://orcid.org/0000-0003-3336-3599
.
Recibido: 02/11/2022 Aceptado: 05/03/2023
La historia oral: un desafío a los
mitos de la historia comúnmente
aceptados
Luis Guillermo Ferrer Alaña*, Tulio Enrique Carrillo Ramírez**
RESUMEN
El artículo identica los desafíos de la historia oral frente a los mitos de la historia
comúnmente aceptados. Se fundamenta en la Teoría de la Representaciones Sociales,
Moscovici (1979). Epistemológicamente se adscribe al enfoque Racionalista-Deduc-
tivista; metodológicamente corresponde a una investigación documental con diseño
bibliográco de fase única, descripción y análisis de los referentes teóricos para el uso
de la historia oral, a partir de ompson (1988), Fraser (1993) y Vilanova (1998). Se
devela la importancia de potenciar los archivos de historia oral como medio para elevar
el nivel historiográco y cultural de las naciones, como una medida de justicia hacia los
aspectos de la vida social, los cuales quedarían perdidos para la posteridad sin la existen-
cia de la oralidad.
Palabras clave: Historia oral, Actores sociales, Enfoque, Representaciones sociales,
Oral history: a challenge to the commonly
accepted myths of history
ABSTRACT
e article identies the challenges of oral history in the face of commonly accepted
myths of history. It is based on the eory of Social Representations, Moscovici (1979).
Epistemologically it adheres to the Rationalist-Deductivist approach; Methodologica-
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lly, it corresponds to documentary research with a single-phase bibliographic design,
description and analysis of the theoretical references for the use of oral history, based
on ompson (1988), Fraser (1993) and Vilanova (1998). e importance of promo-
ting oral history archives is revealed as a means to raise the historiographic and cultural
level of nations, also as a measure of justice towards aspects of social life, which would
be lost to posterity without the existence of the orality.
Keywords: Oral history, social actors, approach.
INTRODUCCIÓN
“En todos los encuentros, a través de los que buscamos otros
horizontes, la fuente oral es única y necesaria y responde a
un viejo anhelo: las mayorías salen del silencio y entran en
lo escrito de la historia.
Mercedes Vilanova, prólogo en La voz del pasado, la
historia oral de Paul ompson (1988).
La presente investigación responde a la pregunta ¿Cuáles son los desafíos que
enfrenta la historia oral frente a los mitos de la historia comúnmente aceptados?,
en este orden de ideas, dichos desafíos están relacionados con el propósito esen-
cial de la historia, lo que permite armar que la historia oral no es un instrumen-
to de cambio, sino un medio de transformación de la historia misma, donde los
actores de los espacios de poder son vistos como seres sociales en su cotidianidad
y de esta manera, el investigador se acerque más al proceso que se estudia, hasta
determinar el impacto que crea en la vida familiar y comunitaria.
La relevancia de la investigación radica en que el concepto de representaciones
sociales de la historia oral, constituye una forma de pensamiento social que surge
en un contexto de intercambios cotidianos de pensamientos y acciones sociales
entre los agentes de un grupo social, razón por la que hoy día constituye uno
de los enfoques clave para el estudio de los fenómenos sociales, a través de su
transformación, porque en el proceso de representación, los sujetos interpretan
la realidad y esa interpretación está mediada por los valores, religión, necesidades,
roles sociales, y otros aspectos socioculturales asociados al lenguaje y las prácticas
de un determinado grupo social.
Asimismo, refleja la diversidad de los agentes o actores y la pluralidad de sus
construcciones simbólicas, con las que promueve el pensamiento colectivo y la
reflexividad de los grupos humanos donde se asienta la necesidad de indagar,
otorgándole legitimidad a la oralidad como forma de comunicación, modalidad
de conservación de la memoria y lazo intergeneracional, a partir de los relatos
orales y testimonios, fuente de conocimiento cuya valoración tiene antecedentes
en las ciencias humanas y sociales en general y en la historia oral en particular.
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La historia oral: un desafío a los mitos de la historia comúnmente aceptados
1. LAS REPRESENTACIONES SOCIALES
La investigación centra su campo observacional en el enfoque estructural o
teoría del núcleo central de las representaciones sociales (RS) postulada por Ser-
ge Moscovici en 1979, cuya propuesta teórica esboza un planteamiento meto-
dológico transformador dentro del análisis del sentido común y de lo cotidiano,
el cual puede valorarse como una explicación útil para el estudio de la construc-
ción social de la realidad. Su aplicación, ha transitado del concepto a un desa-
rrollo de la teoría que ha permeado las ciencias humanas y sociales, al incorporar
una nueva unidad de enfoque que relaciona e integra lo individual y lo colectivo,
lo simbólico y lo social, el pensamiento y la acción.
Moscovici, en efecto, desarrolló conceptualmente el estudio de las RS a partir
de la noción de representaciones colectivas propuesta por Emile Durkheim en
el campo de la sociología, entendida como conceptos, categorías abstractas que
son producidas colectivamente y que forman el bagaje cultural de una sociedad.
Sin embargo, Durkheim no llegó a desarrollar en un sistema teórico la noción
de representaciones colectivas, sino que sentó el fundamento para su sucesiva
elaboración; siendo así como desde el campo de la psicología social, Moscovici y
sus seguidores lograron desarrollar el terreno teórico, conceptual y metodológi-
co en el estudio de las representaciones sociales (Jodelet, 1986).
El concepto de RS hoy día, constituye uno de los enfoques clave para el es-
tudio de los fenómenos sociales, por lo que su elaboración conceptual y formu-
lación teórica es relativamente reciente, en este sentido Moscovici, citado por
León (2002), dene las representaciones sociales como:
…sistemas cognitivos con una lógica y lenguaje propios (…) No represen-
tan simples opiniones, imágenes o actitudes en relación a algún objeto, sino
teorías y áreas de conocimiento para el descubrimiento y organización de
la realidad (…) Sistema de valores, ideas y prácticas con una doble función;
primero, establecer un orden que le permita a los individuos orientarse en
un mundo material y social y dominarlo; y segundo permitir la comunica-
ción entre los miembros de una comunidad al proveerlos con un código
para el intercambio social y para nombrar y clasicar sin ambigüedades as-
pectos de su mundo y de su historia individual y grupal (p. 369).
Indica asimismo el autor, que la teoría de las RS constituye una valiosa herra-
mienta dentro y fuera del ámbito de la psicología social porque ofrece un marco
explicativo acerca del comportamiento humano que no se circunscribe a las cir-
cunstancias particulares de la interacción, sino que trasciende al marco cultural
y a las estructuras sociales más amplias como, por ejemplo, las estructuras de
poder y de subordinación; igualmente, corresponde a un acto del pensamiento
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en el cual el sujeto se relaciona con un objeto y mediante diversos mecanismos
el objeto es sustituido por un símbolo; es decir, el objeto queda representado
simbólicamente en la mente del sujeto.
A decir de Jodelet (1986), la RS que sustituye no requiere concebir al objeto
representante como una mera adecuación del objeto representado, sino implica
la transformación o construcción, porque en el proceso de representación, los
sujetos interpretan la realidad y esa interpretación está mediada por los valores,
religión, necesidades, roles sociales, y otros aspectos socioculturales. Al interpre-
tar esa realidad, esta no se copia sino que se transforma y se construye, por tanto,
la representación asociada al lenguaje y a las prácticas sociales de determinado
grupo cultural; por lo que, aquí subyace uno de los aspectos fundamentales de
esta teoría y, es que las representaciones no sólo están en la subjetividad, sino en
la cultura, en la sociedad, en el mundo.
Figura 1. Denición de Representaciones Sociales
Fuente: Elaboración propia (2016), a partir de Moscovici (1979), Jodelet (1984) y León (2002).
En consecuencia, la información como las ideas que circulan en las comu-
nicaciones interpersonales y a través de los medios de comunicación, van mol-
deando y conformando los modos de pensar y actuar; mientras que las posicio-
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nes sociales, los valores, creencias y actitudes y otras categorías sociales, actúan
como principios organizadores de la representación del objeto social sin que se
trate sólo de las huellas que el pasado ha dejado en nuestro presente, sino de lo
que se ha producido precisamente para ser transmitido a generaciones sucesivas,
lo que emerge fundamentado en la necesidad de los hombres de familiarizarse
con los objetos nuevos del ambiente, en la medida en que estos cobran impor-
tancia dentro de los grupos sociales.
Con estos argumentos, las representaciones sociales se consideran una guía
de acción y marco de lectura de la realidad, sirven de enlace entre el saber y el
hacer, entre cognición y acción, entre sujeto y objeto, razón por la cual, surgen
en medio de esas interacciones y se erigen en una mediación signicativa, cuya
resultante les otorga alta relevancia para el abordaje de los problemas de la socie-
dad, ya sea usándolas como enfoque investigativo o como estrategia metodológi-
ca. Estas funciones claras del saber, permiten comprender y explicar la realidad,
adquirir conocimientos e integrarlos a un cuadro asimilable y comprensible para
el grupo social en cuestión.
2. LA VOZ DEL PASADO DE PAUL THOMPSON
Un substancial aporte ha sido la publicación de La voz del pasado de Paul
ompson en 1988, que contribuyó a consolidar los estudios de la historia oral
en el mundo hispanoparlante. Con este hecho, tomó conciencia la importancia
de potenciar los archivos de historia oral como un medio para elevar el nivel
historiográco y cultural español, también como una medida de justicia hacia
los aspectos de la vida social, los cuales quedarían perdidos para la posteridad sin
la existencia de la oralidad.
A criterio de ompson (ob. cit.), esta posición incorpora un elemento de
importancia para la valoración y manejo conjunto de la historia y la oralidad:
…involucra establecer un diálogo entre las fuentes escritas, acabadas y limi-
tadas y las fuentes orales abiertas y “vivas, porque unas y otras dan versiones
diferentes y, por lo mismo, se potencian y dinamizan entre sí. La palabra
hablada ilumina la escrita, relativizándola y dándole la perspectiva y el con-
torno humano adecuado. Y la documentación y la bibliografía son el so-
porte que hace inteligible y viable cualquier diálogo con interés histórico.
Además, al compaginar estas informaciones distintas, aparecen aspectos
inéditos y la historia que escribimos es más completa, más verídica (p. 10).
Análogamente, los actores sociales tratan de comprender por medio de la his-
toria, las dicultades y los cambios que experimenta su propia vida. Hechos como
la guerra, los avances tecnológicos o las migraciones generan transformaciones so-
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ciales que dinamizan el acontecer individual y colectivo, de manera que la histo-
ria familiar relacionada con estos hechos, proporciona al individuo un sentido de
proyección personal sobre lo acontecido, que incluso puede llegar a sobrevivirle.
Al vincular cada hecho con la historia local, se va generando un sentimien-
to de arraigo por el conocimiento de la historia personal y el aporte que esta
tuvo en la historia colectiva. Siendo estos, los argumentos que sirven a omp-
son para plantear que la comprensión de la historia social y política determina
cómo sobrevino el sistema social y político bajo el que viven y cómo las fuerzas y
conictos intervinieron y siguen interviniendo en esa evolución” (p. 10); con lo
cual, se proyecta que el desafío de la historia oral está en buena parte relacionado
con ese esencial propósito de la historia.
En este orden de ideas, para el autor, la historia oral no es necesariamente un
instrumento de cambio, sino un medio para transformar tanto el contenido como
el propósito de la historia, ya que puede usarse para cambiar tanto su enfoque
como para abrir nuevas áreas de investigación; además de romper barreras genera-
cionales e institucionales y, en “la escritura de la historia puede devolver a la gente
que hizo y vivió la historia un lugar central a través de sus propias palabras” (p. 11).
Es por ello que, desde el momento en que la vivencia de las personas es em-
pleada como materia prima, la historia cobra una nueva dimensión, al suminis-
trar una fuente de carácter muy similar al de la autobiografía, pero de mayor
trascendencia; razón por la cual ompson (1998), también admitió que:
Los historiadores orales pueden elegir a quien entrevistar y acerca de qué.
La entrevista puede también ocasionar el descubrimiento de documentos
escritos y fotografías que de otro modo no hubiesen sido localizados. Los
connes del mundo del erudito no llegan más allá de los consabidos vo-
lúmenes del viejo catálogo. Los historiadores orales pueden ponerse en el
lugar del editor: pensar que evidencia se necesita, buscarla y conseguirla
(p. 13).
El efecto crítico de esta aproximación, posibilita la evidencia desde una nueva
dirección, permite yuxtaponer las voces ociales e institucionales con la voz de
la gente común, lo cual contribuye a la reconstrucción más realista del pasado,
a pesar de lo complejo y multiforme que este pueda ser; por lo que, es meritorio
destacar que la historia oral permite recrear una mayor multiplicidad de puntos
de vista, en comparación con otras fuentes. La razón, otorga voz a los invisibili-
zados, lo que “hace posible un juicio mucho más equitativo (…) que propicia una
reconstrucción del pasado más realista y más justa, una alternativa a la interpre-
tación establecida” (ob. cit, p. 14), de manera que tiene implicaciones radicales
para el mensaje social de la historia en su conjunto.
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Inere ompson al respecto, que la historia oral implica un cambio de en-
foque para la mayor parte de los tipos de historia, donde los diversos actores
de los espacios de poder son vistos como seres sociales en su diario quehacer y
de esta manera, el investigador puede acercarse más al proceso que se estudia,
hasta determinar el impacto que crea en la vida familiar y comunitaria. Siendo
este, el rasgo más notable de la historia oral, un impacto transformador que esta
genera sobre la historia familiar, sin cuya evidencia poco puede llegar a conocer
el investigador sobre las redes que se entretejen entre los integrantes de un grupo
familiar y el contexto en el cual, se mueve cada uno de ellos.
Con base en las evidencias anteriores, los cambios de enfoque y la apertura
de nuevas áreas de investigación al reconocer los grupos humanos sustanciales
que han sido ignorados, se pone en marcha un proceso acumulativo de trans-
formación a través del cual, se enriquece y amplía la visión de la actividad his-
toriográca, al tiempo que cambia su mensaje social como consecuencia de la
naturaleza esencialmente creativa y cooperativa del método de la historia oral.
Esta es pues, la ventaja más resaltante: su exibilidad, su capacidad de concre-
tar una evidencia donde esta sea requerida al trabajar con otros; por lo que del
investigador se exige una serie de aptitudes y competencias, incluyendo cierta
comprensión de las relaciones humanas.
Dentro de este marco, la historia oral es una historia que se construye en
torno a la gente, introduce la vida en la historia, aspecto que le otorga am-
plitud a su aplicabilidad; en palabras de ompson “hace posibles los héroes
no solo entre los líderes, sino en la mayoría desconocida de la gente” (p. 29).
Tiene la particularidad de introducir la historia en la comunidad y la extrae de
ella, en este sentido representa un desafío a los mitos de la historia comúnmen-
te aceptados, y a los juicios autoritarios inherentes a su tradición, razón por la
cual aporta medios para una transformación radical del signicado social de
la historia.
Sin embargo, la historia oral hoy día advierte una experiencia creciente, don-
de los problemas del método y su interpretación han tenido una aceptación ge-
neralizada que produce entre sus practicantes un desplazamiento, ya no como el
valor fundamental del testimonio recordado, sino el carácter más preciso de la
evidencia, y la conciencia interior o el carácter subjetivo que lleva consigo. Esta
creciente visión consensuada en torno a la legitimidad de la oralidad como for-
ma de comunicación, modalidad de conservación de la memoria y lazo interge-
neracional, involucra considerar los relatos orales y los testimonios, como fuente
de conocimiento, cuya valoración tiene antecedentes en las ciencias humanas y
sociales en general y en la historia oral en particular.
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Es así como logra posicionarse y ganar un espacio en el sentido de ser consi-
derada fructífera para la recopilación de datos e información; sin dejar de consi-
derar que como herramienta metodológica, va ganando terreno en otros campos
disciplinares dónde no existía tradición en su uso, debido a la imposibilidad de
reconstruir ciertos acontecimientos por otras vías que no sea el propio relato,
su vinculación a la narrativa y al imaginario que cada cual, individual o colec-
tivamente, puede reconstruir, contribuyendo así a equilibrar la balanza entre el
tiempo, entre las estructuras y quienes les dan vida.
3. LA HISTORIA ORAL COMO HISTORIA DESDE ABAJO DE
RONALD FRASER
Por su parte Ronald Fraser (1993), historiador e hispanista, plantea el tér-
mino de fuentes orales como una técnica de investigación histórica con la que
se construye la historia desde abajo, es decir, donde el sujeto en su condición
de actor social primario, genera un conjunto de diálogos interconectados que
permiten reconstruir la cotidianidad, en la cual habla la gente sin voz histórica y
cuyas palabras develan la historia no contada de aquellos que no dejan constan-
cia de su vida.
A partir de esta consideración, la vivencia humana adquiere un rol prepon-
derante en los estudios historiográcos, al generar nuevos saberes gracias a la
creación de nuevas fuentes históricas de carácter colectivo, que se encuentran
limitadas en el tiempo por la vida de los testigos, pero que son casi inagotables
en su extensión, conduciendo a Fraser (ob. cit.) a plantear que:
Estas fuentes suelen ser creadas entre grupos sociales que han sido pri-
vados -o que no han tenido acceso a la posibilidad- de crear sus propias
fuentes: en general las clases o grupos no-hegemónicos. Ahora bien, estas
nuevas fuentes se diferencian de las fuentes tradicionales que los historia-
dores se han acostumbrado a utilizar en tres aspectos fundamentales. Por
una parte, son la creación conjunta del testigo y del historiador. Por otra,
están basadas en los recuerdos de aquél en forma de narración, y nalmen-
te tratan de la vivencia de una persona singular. En n de cuentas se trata
de lo que Alessandro Portelli, uno de los innovadores de esta técnica, ha
llamado, «el premio y la maldición de la Historia Oral: la subjetividad».
(p. 80)
Bajo este orden de ideas, el autor expresa que Portelli tomando en cuenta los
elementos a los que puede acceder el historiador, interpreta la subjetividad como
“la investigación de las formas culturales y los procesos mediante los cuales los
individuos expresan su sentido de sí mismos en la historia, así como también,
considera que “desde esta perspectiva, la subjetividad tiene sus propias leyes ob-
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jetivas, sus estructuras, sus mapas” y añade “sólo si el investigador reconoce la
subjetividad como tal, y lo separa de forma metodológica de la información fac-
tual y formas intermediarias, puede apreciarse la condición cognoscitiva de la
subjetividad”. (p. 81)
Indistintamente, Fraser incorpora en su discurso además de Portelli, las
apreciaciones paralelas de Luisa Passerini, profesora, investigadora e innovado-
ra italiana de la historia oral, de Ron Grele investigador de historia oral en la
Universidad de Columbia y Marie-Françoise Chanfrault-Duchet investigadora
francesa en la misma área. Sobre la base de la idea expuesta, Passerini toma la
conceptualización ampliada de la subjetividad a partir de tres puntos esenciales:
Primero las representaciones colectivas, concebidas como un cuerpo no nece-
sariamente sistematizado de creencias y mitos, que incluye la religión, actitudes
mentales y emocionales, visiones del mundo e identidades culturales encarnadas
en tradiciones escritas y orales. Segundo, las elecciones que hacen los individuos
o grupos como la familia para resolver asuntos cruciales de su vida, donde la
subjetividad surge como una racionalidad que no debe ser entendida como si
resultara sólo de un plan consciente y a priori, sino como una invención y un
ajuste a lo que sucede y a lo que es posible.
Por lo tanto, las elecciones pueden contener una mezcla entre decisiones a ni-
vel individual y colectivo, consciente e inconsciente, social y personal; y tercero,
percibe el entramado de lo privado y lo público que crea y mantiene las relacio-
nes sociales, como redes, grupos y subgrupos que forman parte de entidades más
largas: naciones, clases, partidos, entre otros aspectos. De manera que, tanto la
solidaridad social como los conictos de la vida cotidiana, constituyen expresio-
nes de la interacción de lo objetivo y lo subjetivo.
De Grele, asume que la nalidad de la subjetividad consiste en hacer que la
problemática ideológica del entrevistado se articule de forma consciente y así
revele su contexto cultural para transformar una historia particular en una na-
rración cultural; y de Marie-Françoise Chanfrault-Duchet, incorpora el relato
de vida como la representación de un sistema de signicaciones completo en sí
mismo, donde el deber del investigador es, ofrecer una descripción precisa de las
pautas estructurales de la narrativa, y analizar la problemática compleja social
que el entrevistado ha desarrollado en su relato de vida.
A partir de los supuestos anteriores, esta primera aproximación metodoló-
gica puede denominarse hermenéutica y no se trata de la recuperación de los
hechos, sino la signicación que tienen los mismos para un grupo social, de allí
que lo relevante es captar a través de la narración esta signicación, que valida la
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importancia de las fuentes orales, no tanto en la observación de los hechos, sino
en su desviación de ellos, por cuanto permite que la imaginación, el simbolismo
y el deseo emerjan, y éstos pueden ser tan importantes como narraciones factual-
mente ciertas establecidas según un planteamiento cronológico lineal.
Otra forma para el abordaje de la oralidad, según Fraser (ob. cit.), es la me-
todología etno-sociológica expuesta por Daniel Bertaux, sociólogo del Centre
d’Etudes des Mouvements Sociaux de París, e Isabelle Wiame historiadora fran-
cesa, quienes utilizan los relatos de vida con la nalidad de investigar las rela-
ciones, normas, así como también procesos que estructuran y mantienen la vida
social, las cuales restringen concretamente a los individuos así como sus familias
y pueden servir para que los actores individuales, mediante sus prácticas agrega-
das inuyan eventualmente sobre los procesos macrosociales, utilizando relatos
de la vida, que les lleven a inferir la existencia de procesos socioestructurales.
Atendiendo a las consideraciones expuestas, investigar la oralidad tiene tres
fases, la primera exploratoria, donde se recogen una serie de relatos de vida en
los cuales se espera encontrar algunas descripciones y temas constantes del gru-
po a investigar; una segunda fase analítica, en la cual se reexiona sobre estas
constantes, se prosigue con nuevos relatos de vida, hasta llegar a lo que Bertaux
llama el primer punto de saturación, cuando las entrevistas repiten, entre otras
cosas, los mismos temas. En este sentido la multiplicidad de hechos y narracio-
nes constituyen el medio por el que se validan los hechos investigados, teniendo
la seguridad de haber identicado un fenómeno y lo social, se expresa a través de
voces individuales.
La tercera fase, plantea Fraser, se inicia cuando una vez identicado el fenóme-
no, se intenta sistemáticamente destruirlo como modelo mediante más relatos
de vida que parten de otro punto de referencia para entrar en el mismo grupo; es
así como “los casos negativos, los que contradicen el modelo provisionalmente
saturado, contribuyen a la vez a la vericación del modelo y a su anamiento
o reconstrucción; el proceso acaba sólo cuando se ha llegado a una verdadera
saturación” (p. 83). Es esta la manera como el empleo de fuentes orales, concebi-
das bajo un enfoque epistemológico introspectivo-vivencial o sociohistoricista,
conducen las interpretaciones de los simbolismos socioculturales a través de los
cuales los actores de un determinado grupo social abordan la realidad.
Estas ideas y reexiones involucran la generación de conocimiento bajo pro-
puestas descriptivas convincentes de los procesos sociales estudiados, por lo que
la historia oral, lejos de ser un descubrimiento o invención, constituyen un acto
de comprensión, donde la ciencia se concibe como mecanismo de transforma-
ción y emancipación del ser humano, no como simple mecanismo de control
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del medio natural y social, por lo que se hace énfasis tanto en la noción de su-
jeto como de su realidad subjetiva. En efecto, las fuentes orales requieren de su
complementariedad con otras fuentes primarias y secundarias que pueden tener
relación con su campo de investigación; el entrevistador necesita poder situar
las experiencias relatadas dentro de su contexto socio-histórico para entender la
narración y formular preguntas válidas.
4. RELACIÓN ENTRE LA HISTORIA PRESENTE Y LA HISTORIA
ORAL DE MERCEDES VILANOVA
Sobre la base del planteamiento de Vilanova (1998), la historia oral es de-
nida como aquellas entrevistas realizadas con parámetros androcéntricos, cen-
tradas en temas factuales, con cuestionarios que interesan más al historiador que
al propio entrevistado, y en las que, lo importante no es el proceso interactivo
que se produce en el transcurso del diálogo, sino el de vaciar la memoria ajena
sin estar atentos a lo creativo del momento. No obstante, nuevas maneras de
hacer más imaginativas están surgiendo en las que el principio utópico no es la
diferencia necesaria para que la entrevista sea interesante, dado que la igualdad
que intenta disminuir los desequilibrios de poder, y en la que la situación de la
entrevista, se plantea como la de un aprendizaje mutuo donde se tienen en cuen-
ta los objetivos de los entrevistados.
A partir de estos preceptos entre la historia del tiempo presente y la historia
oral, hay tres grandes puntos de contacto: La urgencia de crear fuentes nuevas, la
necesidad de ayudar a construir la memoria que es la base del ocio historiográ-
co, así como también, de la importancia creciente de las imágenes. Es por ello que,
la ampliación del horizonte investigativo obliga a quienes ejercen esta función a
innovar en la manera de pensar, investigar y enseñar, al incorporar los nuevos sis-
temas de comunicación. Ello deriva también, en un cambio de perspectivas en la
manera de mirar, escuchar o escribir, donde el uso de nuevas tecnologías e innova-
ciones, permite considerar fuentes con ángulos de visión nunca antes imaginados.
A criterio de Vilanova (ob. cit.), lo más importante de la historia es, a n de
cuentas, lo que no se ve, de ahí que las innovaciones tecnológicas aplicadas a
los distintos escenarios humanos traen consigo múltiples signicados sociales
y personales, cuyo impacto suponen para las personas connotaciones afectivas,
culturales y espirituales, a través de las cuales, se plantean cuestiones cruciales
que una narración histórica no puede obviar. Tal es el caso de “la aceleración del
tiempo a que estamos sometidos que aleja las infancias y adolescencias de gene-
raciones sucesivas abriendo abismos intergeneracionales” (p. 62), ante lo que la
autora expone que:
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Este hecho está íntimamente ligado a la construcción de la memoria como
resistencia a cambios no deseados, o como alternativa en la que las viven-
cias del pasado permanecen como aquello que no queremos olvidar. La
reducción de espacios geográcos por la rapidez, casi inmediatez en los
sistemas de comunicación, contribuye a dar mayor énfasis a los tiempos
de la mente humana; entre otros motivos porque mucho de lo que ocurre
se produce en nuestro interior lo que hace indispensable el estudio de la
memoria de las personas individualizadas, de sus sentimientos y de las va-
loraciones de su propia historia a través de los llamados relatos de vida en
los que la construcción del tiempo ni es cronológica, ni lineal. (p. 62-63)
Vilanova concede igual importancia a los gestos e imágenes, a su criterio co-
munican aspectos vivenciales, en ocasiones, con mayor fuerza que las mismas
palabras. Por esta razón, la autora en su Historia del Tiempo Presente y las fuen-
tes orales, otorga cada vez mayor importancia a las imágenes y los gestos, cuya
representatividad determina el quehacer social. En este sentido plantea:
Lo fundamental para cualquier historiador es saber interpretar los docu-
mentos escritos de que dispone, las cifras que maneja, las imágenes que ob-
serva y las palabras que escucha, porque no todo vale lo mismo ni por lo
mismo. Si en el historiar no hay jerarquías. Sí hay el compromiso de estable-
cer explícitamente las prioridades, porque nuestro ocio obliga a desgajar y
denir el grano de la paja. Respecto a la historia que se escribe lo fundamen-
tal es su contenido o mensaje y en este aspecto no debería haber diferencias
entre la Historia del Tiempo Presente y la Historia Sin Adjetivos. (p. 64)
No obstante, al utilizar fuentes orales se amplían las posibilidades interpre-
tativas bajo la dimensión de los entrevistados, y facilita la explicitación de los
puntos de vista de aquellos lectores a los que se hace partícipe introduciéndoles
a través de un hilo conductor en el escenario sobre el que se trabaja. Esta acción
constituye sin duda, uno de los aspectos más enriquecedores del ocio historio-
gráco, es decir, la existencia de múltiples diferencias a las que se enfrenta el in-
vestigador histórico con los lectores, con las personas a quienes entrevista y entre
quienes se efectúa la entrevista. Por tal razón Vilanova (ob. cit.), considera que el
éxito del entrevistador radica en formular la mejor interpretación de la realidad
porque en denitiva historiar es eso y no otra cosa.
Aunado a esta situación, la autora expone que las fuentes orales deben ser
escuchadas “en estéreo como la música, con registros diferentes para cada oído.
Por un lado, escuchar lo que se nos dice y por otro oímos lo que no se nos dice
porque nuestros interlocutores no lo quieren compartir, porque no lo saben de-
cir, o porque no lo sabemos preguntar. Esta manera de escuchar y de saber pre-
guntar sobre las palabras y los silencios es especialmente útil cuando dialogamos
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La historia oral: un desafío a los mitos de la historia comúnmente aceptados
con personas que no están acostumbradas a ser entrevistadas, que es con quienes
la creación de las fuentes orales alcanza un mayor signicado, dado que su pre-
sencia es más escasa en las fuentes escritas en las que suelen quedar reducidas a
meros estadísticos o a la frialdad sociológica de los sondeos.
Bajo estos argumentos se establece una relación especialmente fecunda entre
las fuentes orales y la historia del tiempo presente, porque la historia trata de
diseñar o narrar las peripecias más signicativas de la humanidad, los aconteci-
mientos considerados decisivos. Mientras las fuentes orales aportan la explora-
ción de los silencios mayoritarios, que no tienen cabida en los textos, pueden dar
razón del porqué eso ocurre, y abordan las diferentes verdades: la verdad legal
o jurídica condensada en una sentencia que implica literalmente la libertad, la
muerte, la prisión o el deshonor; la verdad histórica sintetizada sencillamente
en un texto; la verdad artística plasmada, por ejemplo, en los lms o la verdad
personal concentrada en un relato de vida.
Ahora bien, la creación articial de un relato coherente de la propia biografía,
denominado historia de vida, es la convicción de que todos tenemos derecho al
relato autobiográco. La posibilidad arranca en la presunción de que las fuentes
orales son esencialmente democráticas; armación que hace Vilanova sin atisbo
de militancia, convencida por propia experiencia de la potencia de todo destino
personal convenientemente explorado, porque la autobiografía relaciona la vida
personal con la social; por lo tanto, en las historias de vida, se relaciona la memo-
ria con los cambios vividos.
Tales cambios proceden del discurso de lo vivido y las relaciones simbólicas,
de la realidad social vista como objetivo de investigación, provista de una nueva
hermenéutica que ayuda a explicar, comprender e interpretar el papel del actor
social, del sujeto, la subjetividad y el asunto de la contextualidad; lo que conlleva
a considerar la experiencia social, como el espacio donde el actor social, el in-
dividuo, vive los distintos procesos sociales y se inserta en los diferentes grupos
sociales o ejerce prácticas de cualquier carácter, sean reiterativas, revolucionarias,
cotidianas o extraordinarias.
Estos argumentos sirvieron a Vilanova para asumir la postura de Alessan-
dro Portelli, al reconocer cinco maneras de utilizar las fuentes orales en la pro-
ducción del texto escrito: Escribir una historia sin adjetivos; utilizar las fuentes
orales como una fuente auxiliar, sin casi citar a los testimonios; crear un diálogo
polifónico entre los entrevistados; recrear un diálogo entre las fuentes y el histo-
riador; nalmente editar las entrevistas y hacerlas preceder de una introducción
explicativa, donde cada una de estas maneras contribuye a desmiticar las inter-
pretaciones historiográcas.
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5. LOS CAMINOS EN LA ORALIDAD: UNA FUENTE VIVA Y ABIERTA
Las fuentes orales representan una fuente viva y abierta, a través de la cual se
puede potenciar la manera de hacer investigación, dado que permite visibilizar
actores, y con ello yuxtaponer voces ociales con la voz de la gente común, de
manera que al realizar entrevistas a informantes clave, se logra obtener la infor-
mación deseada para conrmar el hecho estudiado o llegar al conocimiento de
otras voces que pueden servir para ampliar o construir nuevas aristas de investi-
gación.
Deriva de la experiencia investigativa de los autores, que la utilización de la
entrevista, con la adopción de la historia de vida, su preminencia se hizo aun
mayor, de manera que este cambio de enfoque, contribuye a transformar tanto el
contenido como el propósito de su trabajo y le ha otorgado una visión más hu-
mana. Esto ha traído como consecuencia, el fortalecimiento investigativo, por
lo que desde el momento en que se incorporan las vivencias de las personas, el
estudio cobra una nueva dimensión, particulariza la dinámica, ya que genera una
historia oral que se construye en torno a la gente y su praxis humana.
En razón de lo expuesto, adoptar la oralidad como forma de comunicación,
para la conservación de la memoria y con ella la historia, genera un vínculo
intergeneracional, pues involucra considerar los relatos orales y testimonios
de abuelos, padres e hijos, como una fuente inestimable de conocimiento que
contribuye a formar una tríada de interés para el estudio de procesos histórico
contextualizados, donde el informante clave, dada su condición de actor social
primario, genera un conjunto de diálogos interconectados que coexisten duran-
te todo el proceso.
Cada una de las experiencias desarrolladas durante años, llevan consigo una
connotación importante, donde el discurso se ha visto fortalecido con la incor-
poración de la memoria y la oralidad, las cuales prevalecen como fuente para la
recopilación de datos e información con un alto componente subjetivo, lo que
ha llevado a generar productos de redacción académica y divulgación cientíca,
en los que se declara y valida su conveniencia y utilidad como método emergente
para abordar el estudio de lo social.
La subjetividad empero, destaca como propiedad de las percepciones, argu-
mentos y lenguajes basados en el punto de vista del sujeto, está inuenciada por
los intereses y deseos particulares del mismo, es asumida desde una perspectiva
histórico-cultural, abriendo camino a procesos que representan una forma di-
ferente de constituir lo real, bajo sistemas simbólicos, de signicación y sentido,
en los que, aparece constituida la propia experiencia humana, lo cual tiene una
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signicación diferente al considerar la historia diferenciada de cada sujeto y de
las propias diferencias culturales, que se expresan en formas diferentes dentro de
la subjetividad social.
Por lo tanto, hacer investigación con sentido humanista, involucra la posibi-
lidad cierta de generar teorías en el campo de las ciencias sociales y humanas, a
partir de lo subjetivo, lo que constituye un mecanismo idóneo para la construc-
ción de conocimiento socialmente pertinente, dentro del cual cobra sentido la
utilización de la historia de vida, como una metodología adecuada para el de-
sarrollo de estudios basados en las vivencias y experiencias del actor social y, la
posibilidad de transformarlos en constructos teóricos focalizados en el valor de
la palabra de sujetos que interactúan durante el proceso.
A partir de lo expuesto, se declara la creencia en lo subjetivo, destacando lo
armado por Ferrer (2016), acerca de la necesidad de hacer que la problemática
ideológica del entrevistado se articule de forma consciente con los argumentos
que sustentan la investigación, y así, revele su contexto cultural para transformar
una historia particular en una narración cultural. Consideración esta, donde la
vivencia humana adquiere un rol preponderante en los estudios historiográcos,
generando nuevos saberes gracias a la creación de nuevas fuentes históricas de
carácter colectivo, las cuales están limitadas en el tiempo por la vida de los testi-
gos, pero que son casi inagotables en su extensión.
Figura 1. Proceso para generación de teorías a partir de lo subjetivo.
Fuente: Ferrer (2016).
La oralidad, por tanto, circunscribe un amplio campo de aplicación para el
desarrollo de los estudios sociales, cuya aproximación metodológica es herme-
néutica y no se trata de orientar el discurso hacia la recuperación de los hechos,
sino la signicación que tienen los mismos para un grupo social, de allí que lo
relevante es captar a través de la narración esta signicación.
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6. METODOLOGÍA
La fundamentación epistemológica de una investigación cientíca, que per-
mita a los investigadores de las ciencias sociales y humanas realizar indagacio-
nes en este campo del saber, involucra considerar que el ser humano crea y vive
su cultura, la cual cambia en base a los hechos, descubrimientos e inventos que
producen conocimientos. De ahí que, el propio ser humano como actor social,
es el único que está en condiciones de validar sus progresos a través de la inves-
tigación como la actividad por excelencia productora de conocimiento, que él
mismo ha creado (Parra, 2005).
Bajo estas consideraciones, se destaca a lo expresado por Humberto Matura-
na, en el prefacio que hizo al texto de Riane Eisler (1991), El Cáliz y la Espada,
donde señala:
Si nadie puede reclamar para sí el acceso privilegiado al conocimiento de
una verdad trascendente, absoluta, y además universal precisamente por
ser trascendente y absoluta, nadie puede exigir al otro que haga lo que él
o ella dice so pena de ser negado bajo la acusación de ceguera, herejía, re-
beldía o error culpable. Más aún, si se acaba la exigencia desde la creencia
en la posesión de la verdad, se acaba la tolerancia que es una negación sus-
pendida temporalmente, y comienza el respeto. Ese cambio no es trivial.
Donde comienza el respeto al otro, o a lo otro, comienza la legitimidad
del otro, y se acaba la aceptación de las ideologías que justican su nega-
ción y legitiman su control. Donde comienza el respeto al otro comienza
la muerte de las losofías sociales y políticas que pretenden poder señalar
el curso inevitable de la historia o el orden socio-político justo desde una
verdad trascendente que valida el sometimiento de unos seres humanos a
otros bajo el argumento de que están equivocados. (p.13)
Con esta mirada y posicionamiento, se pretende destacar un esfuerzo dirigido
a elucidar los referentes teóricos en torno al debate memoria, historia y oralidad,
dado que los mismos constituyen una peculiar forma de ver el cosmos, la realidad
y al hombre, producto de un momento histórico, político, social, cultural en el
que encuentra su legitimación y en el que funciona como conglomerado. Bajo este
contexto y como todo proceso evolutivo humano, en cada etapa de su acontecer
surgen nuevos razonamientos, argumentos, así como nuevos de métodos para dar
cuenta de la realidad, los cuales divergen o coinciden en los cimientos mismos de la
relación lógica entre nociones y principios clave, que gobiernan todos los discursos
e imaginarios sociales en cada etapa civilizatoria de la humanidad.
En el mismo orden de ideas, es importante destacar a Padrón, quien en el
año 2008 aseveró, que en las universidades venezolanas existe una condición
institucionalizada respecto a la forma de hacer investigación, constituyéndose
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La historia oral: un desafío a los mitos de la historia comúnmente aceptados
esta tendencia en uno de los más fuertes obstáculos que obligan a repensar como
hacer investigación en las instituciones de educación superior del país, pues en
ellas se obvia por completo:
…que los patrones de trabajo investigativo dependen estrictamente de la
conguración cognitiva del investigador y de su sistema de convicciones
epistemológicas, todo lo cual diere de unos individuos a otros y, por tan-
to, es absurdo pretender imponer a unos individuos el sistema de trabajo
que es ajeno a su propia conguración cognitiva y a sus propias visiones
epistemológicas (p. 2).
Dentro de esta dinámica, hablar de conguración cognitiva involucra estilos
de pensamiento (Padrón 1998 y Rivero 2000), los cuales se activan sistemática-
mente frente a situaciones conducentes tanto al planteamiento como resolución
de problemas; de la misma manera, cuando se plantean y resuelven problemas
orientados bajo el mundo de la ciencia, se está en presencia de enfoques episte-
mológicos. Siendo que, constituyen “un sistema pre-teórico y universal de con-
vicciones en torno a la naturaleza del conocimiento y a sus vías válidas de pro-
ducción, el cual domina y encuadra todos los trabajos de un investigador” (ob.
cit.), que además generan distintos patrones metodológicos de investigación.
Deriva de lo expuesto, que la base de un enfoque epistemológico está en la noción
de estilo de pensamiento y si, a su vez, esta segunda noción tiene un fuerte apoyo teó-
rico y empírico, entonces “debemos considerar los enfoques epistemológicos como la
principal fuente de variaciones en el modo en que trabajan los investigadores y, más
allá de eso, debemos considerar tales variaciones como legítimos intentos de produc-
ción cientíca, sin descalicar a ninguno de ellos” (Padrón, 2008).
En este orden de ideas, las convicciones del investigador para el acceso y la
construcción del conocimiento se adscriben al enfoque Racionalista-Deducti-
vista, Padrón (1998, 2013), donde el mecanismo clave para la producción del
conocimiento lo constituye la razón. Siguiendo a Padrón (ob.cit.), bajo este en-
foque el producto del conocimiento cientíco se encuentra en:
El diseño de sistemas abstractos dotados de alto grado de universalidad que
imiten los procesos de generación y de comportamiento de una cierta rea-
lidad (…) los sistemas teóricos se basan en grandes conjeturas o suposicio-
nes arriesgadas acerca del modo en que una cierta realidad se genera y se
comporta. No es tan importante que un diseño teórico sea el el reejo de
un sector del mundo. Más importante es que imite esquetica y abstracta-
mente el sistema de hechos reales que pretende explicar, pero tampoco bajo
la referencia de cómo son las cosas objetivamente sino bajo la referencia de
cómo una sociedad en un cierto momento histórico es capaz de correlacio-
nar intersubjetivamente esa realidad con ese diseño teórico. (p. 4)
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A partir de las armaciones anteriores, el proceso investigativo surge de un
campo observacional general y abarcante, precisado en la teoría que proporciona
las bases para el abordaje del problema objeto de estudio, donde se evidencia la
existencia de una situación que requiere el tratamiento cientíco para proponer
una solución a través de un conjunto de argumentos encadenados expresados en
una teoría de carácter.
En este sentido, se partió de los argumentos teóricos sobre las representacio-
nes sociales, propuesta que esboza un planteamiento metodológico interesante y
renovador dentro del análisis del sentido común y de lo cotidiano, la cual puede
valorarse como una explicación útil en el estudio de la construcción social de la
realidad, al insertarse la descripción y análisis de los referentes teóricos en torno
al debate de la oralidad.
Desde el punto de vista metodológico, el estudio se ejecutó a través de una in-
vestigación documental, estructurada en torno a la localización, registro, análisis
e interpretación de fuentes bibliográcas, así como fuentes de carácter primario
o inédito, que permitieron hacer reexiones sobre la oralidad como herramienta
de utilización creciente, considerando las disputas entre perspectivas positivistas
y subjetivistas que reclaman para sí la potestad y la legitimidad para examinar y
dar cuenta del pasado (Crenzel, 2010). Su utilidad constituye una variación de la
investigación cientíca, dirigida al análisis de las diferentes posturas establecidas
por los referentes teóricos, que sustentan el debate de la oralidad, a los cuales
tuvieron acceso los investigadores.
En función de los objetivos planteados, tal y como exponen, Palella y Martins
(2006), como de Rojas (2011), la modalidad investigativa asumida, consideró fuen-
tes de investigación denominadas genéricamente como unidades conservatorias de
información, y se trata de personas, instituciones, documentos, cosas, bibliografías,
publicaciones, estados del arte, estados del conocimiento, tesis, bases de datos y fuen-
tes electrónicas; es decir una recopilación de información en diversas fuentes, funda-
mentalmente documentos, que fueron empleados para analizarlos como hechos en
sí mismos o cómo documentos que brindan información sobre otros hechos.
Para al abordaje de la investigación, fue seleccionado un diseño bibliográco,
siguiendo los aportes de Palella y Martins (2006), como de Srez (2007), sobre
el cual se planicó y ejecutó la búsqueda, localización, registro, análisis e interpre-
tación de fuentes bibliográcas de diversa índole. Su nivel, es el explicativo, con
el cual se busca indicar sobre los orígenes, causas y fundamentos de los referentes
teóricos, en los que la oralidad representa la expresión de lo antiguo, de lo que el ser
humano ha podido conocer, crear, construir y compartir a través de diversidad de
historias, informaciones y testimonios con diferentes grados de abilidad.
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La historia oral: un desafío a los mitos de la historia comúnmente aceptados
El diseño metodológico en función de los objetivos propuestos, se ejecutó en
una sola fase, dirigida a la descripción y análisis de los referentes teóricos para el
uso de la oralidad como sistema comunicativo asociado al contexto para la revi-
sión del pasado. Fase esta, que involucró el estudio y revisión de las apreciaciones
aportadas por ompson (1988), Fraser (1993) y Vilanova (1998).
5. DISCUSIÓN
Tabla 1. Matriz de análisis sobre referentes teóricos para el uso de la historia oral como
sistema comunicativo asociado al contexto para la revisión del pasado.
Referentes
teóricos
Referentes
conceptuales
de la oralidad
Referentes
sobre el
método
Elementos de
la oralidad
para preservar
el pasado
Resultado
Paul
ompson
(1988)
Medio para
transformar
tanto el
contenido como
el propósito de
la historia, que
puede usarse
para cambiar su
enfoque y abrir
nuevas áreas de
investigación.
Se fundamenta
en uso de la
historia de vida
y la entrevista a
profundidad
Diálogo entre las
fuentes escritas,
acabadas y
limitadas y las
fuentes orales
abiertas y vivas
Reconoce los
grupos humanos
que han sido
ignorados con lo
cual se enriquece
y amplía la visión
de la actividad
historiográca
Ronald
Fraser
(1993)
Técnica de
investigación
histórica con la
que se construye
la historia desde
abajo.
Hermenéutica y
la Etnografía
La subjetividad
estudiada
en tres fases:
Exploratoria,
Analítica y
Validación del
Modelo
Genera nuevos
saberes a partir
de nuevas fuentes
históricas de
carácter colectivo,
limitadas en el
tiempo por la vida
de los testigos
Mercedes
Vilanova
(1998)
Técnica que
aporta la
exploración de
los silencios
mayoritarios, que
no tienen cabida
en los textos, que
dan razón del
porqué ocurren,
y abordan
las diferentes
verdades que lo
circundan.
Emplea el relato
autobiográco,
concede igual
importancia a los
gestos e imágenes
Innovaciones
tecnológicas
con múltiples
signicados
sociales y
personales
Desmitica las
interpretaciones
historiográcas
Fuente: Elaboración propia (2023) a partir de ompson (1988), Fraser (1993), y Vilanova (1998).
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Se inicia este apartado con Paul ompson, con su voz del pasado, quien
establece un diálogo entre las fuentes escritas, acabadas, limitadas y las fuentes
orales abiertas y vivas, porque tanto unas como otras, dan versiones diferentes, se
potencian y dinamizan entre sí. Este hecho devela que la comprensión de la his-
toria sociopolítica determina cómo sobrevino el sistema social y político bajo el
que viven los actores sociales, así como las fuerzas y conictos que intervinieron
y siguen interviniendo en esa evolución; con lo cual se proyecta que el desafío
de la historia oral, está relacionado con el esencial propósito de la historia: una
historia que se construye en torno a la gente, que introduce la vida en la historia;
aspecto que le otorga amplitud a su aplicabilidad y hace posible el surgimiento
de héroes no solo entre los líderes, sino en la mayoría desconocida de la gente.
Con respecto a Ronald Fraser, en su historia oral como historia desde abajo,
considera que el sujeto en su condición de actor social, genera un conjunto de diá-
logos interconectados que permiten reconstruir la cotidianidad, dado que habla
la gente sin voz histórica, a partir de la cual la vivencia humana adquiere un rol
preponderante en los estudios historiográcos, pudiendo generar nuevos saberes
gracias a la creación de nuevas fuentes históricas de carácter colectivo. A a partir de
esta consideración de la vivencia humana, se adquiere un rol preponderante en los
estudios historiográcos generando nuevos saberes gracias a la creación de nuevas
fuentes históricas de carácter colectivo, las cuales están limitadas en el tiempo por
la vida de los testigos. Estas fuentes suelen ser creadas entre grupos sociales, en ge-
neral las clases o grupos no-hegemónicos, diferenciándose de las fuentes tradicio-
nales en tres aspectos fundamentales: primero, son la creación conjunta del testigo
y del historiador; segundo, están basadas en los recuerdos de aquél en forma de
narración, y tercero tratan de la vivencia de una persona singular.
Vilanova, por su parte, centra sus disertaciones entre la historia presente y
la historia oral, que surgen de entrevistas realizadas con parámetros androcén-
tricos, centradas en temas factuales, con cuestionarios que interesan más al his-
toriador que al propio entrevistado, y en las que lo importante no es el proceso
interactivo que se produce en el transcurso del diálogo, sino el vaciar la memoria
ajena sin estar atentos a lo creativo del momento.
Por esta razón, entre la historia del tiempo presente y la historia oral existen
tres grandes puntos de contacto: La urgencia de crear fuentes nuevas, la nece-
sidad de ayudar a construir la memoria que es la base del ocio historiográco,
y la importancia creciente de las imágenes. Resultado de ello, las fuentes orales
aportan la exploración de los silencios mayoritarios, que no tienen cabida en los
textos, dan razón del porqué eso ocurre, y abordan las diferentes verdades que
los circundan.
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La historia oral: un desafío a los mitos de la historia comúnmente aceptados
CONCLUSIONES
La historia oral, constituye un desafío a los mitos de la historia comúnmente
aceptados, la revisión de los referentes teóricos considerados, develan la toma de
conciencia sobre la importancia de potenciar los archivos de historia oral como un
medio para elevar el nivel historiográco y cultural de las naciones, en virtud de
emerger como una medida de justicia hacia los aspectos de la vida social, los cuales
quedarían perdidos para la posteridad sin la existencia de la oralidad; apreciación
esta, que pone en relieve la valoración y manejo conjunto entre historia y oralidad.
Dado que ambas se potencian y dinamizan entre sí, por lo que hablar de historia
oral es considerar un medio para transformar tanto el contenido como el propó-
sito de la historia. Este ha de usarse para cambiar tanto su enfoque como el de
abrir nuevas áreas y líneas de investigación, con las que se puedan romper barreras
generacionales e institucionales. Igualmente, en la escritura de la historia pueda
devolverse a la gente que hizo y vivió la historia, un lugar central a través de sus pro-
pias palabras. Es por ello que, desde el momento en que la vivencia de las personas
es empleada como materia prima, la historia cobra una nueva dimensión, permite
yuxtaponer las voces ociales e institucionales con la voz de la gente común, pues-
to que contribuye a la reconstrucción más realista del pasado.
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