Perspectivas del desarrollo social y rural en
México
García Sandoval, Jesús Roberto*
Aldape Ballesteros, Luis Alberto**
Esquivel, Francisco Alonso***
Resumen
El desarrollo rural
en México en pleno siglo XXI es todavía una deuda que se tiene con las poblaciones
de las zonas rurales; sin duda alguna la atención y el progreso en estas zonas es
una necesidad prioritaria para mejorar la calidad de vida de sus habitantes,
los cuales son considerados como grupos vulnerables con carencias de servicios
básicos. El estudio plantea identificar las perspectivas del desarrollo social en
las zonas rurales de México específicamente en el noreste del Estado de
Tamaulipas; considerando aspectos como la participación del gobierno, la salud,
la equidad de género, migración, entre otros. La metodología utilizada se refiere
a un estudio exploratorio descriptivo de tipo mixto. Entre los resultados más
notables se encuentran la falta de seguridad en las zonas rurales; los
programas de apoyo de tipo gubernamental no impactan en la calidad de vida de
las personas. Además, el aspecto cultural es la principal barrera para el
desarrollo de la mujer en los diversos aspectos de la vida. Se concluye que, las
políticas públicas, establecidas por los diversos ordenes de Gobiernos, ya sea
federal, estatal o municipal en México, con la finalidad de generar bienestar y
desarrollo en las zonas rurales, se encuentran desarticuladas.
Palabras clave: Zonas rurales; seguridad
social; calidad de vida; pobreza; desarrollo.
Prospects for social and rural development in Mexico
Abstract
Rural
development in Mexico in the XXI century is still a debt that is owed to the
populations of rural areas; undoubtedly care and progress in these areas is a
priority need to improve the quality of life of its inhabitants, who are
considered vulnerable groups with lack of basic services. The study aims to
identify the prospects for social development in rural Mexico specifically in
the northeast of the State of Tamaulipas; considering aspects such as
government participation, health, gender equity, migration, among others. The
methodology used refers to a descriptive exploratory study of mixed type. Among
the most notable results are the lack of security in rural areas; Government-type
support programs do not impact people's quality of life. Furthermore, the
cultural aspect is the main barrier to the development of women in the various
aspects of life. It is concluded that public policies, established by the
various orders of governments, whether federal, state or municipal in Mexico,
in order to generate well-being and development in rural areas, are disjointed.
Keywords:
Rural areas; social security; quality of life; poverty; developing.
Introducción
En la segunda década
del siglo XXI es difícil imaginar que en países de Latinoamérica coexistan
regiones con una calidad de vida donde carezcan de acceso a los servicios básicos de agua potable, drenaje, salud,
educación, energía eléctrica, seguridad, espacios para el desarrollo de
actividades físico-deportivas, entre otros. Es difícil admitir que el lugar de
nacimiento de una persona límite su desarrollo, teniendo que migrar en la
búsqueda de la mejora de oportunidades de vida; tal es el caso de Centroamérica,
con un contexto social que conlleva una calidad de vida con carencias y falta
de oportunidades como lo son violencia, inseguridad desastres naturales, plagas
en cultivos, falta de atención y ausencia de apoyos por los gobiernos en cuanto
a educación y desarrollo social. En los últimos meses del 2019 las caravanas de
migrantes de ciudadanos centroamericanos en su tránsito por México se han incrementado
para llegar a su destino Estados Unidos de América (Guillén, Menéndez y Moreira,
2019; Canales, Fuentes y De León, 2019; Gutiérrez, et al., 2020).
En este sentido, la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO,
2018a), indica que es más común ver estas causas estructurales de privaciones antes
mencionadas, en el sector rural; estás necesidades se incrementan entre más pequeña
es una población en esa zona. Sin embargo, las carencias mencionadas en el
párrafo previo referidas a países centroamericanos, no son ajenas al contexto
mexicano; es desalentador observar que en la periferia de las zonas urbanas
tanto de México como en diversos países existan estas necesidades que frenan el
desarrollo de los que ahí habitan, siendo más grave esta problemática en las
zonas rurales.
En el caso de México,
según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2019), todas
aquellas zonas geográficas que se consideran rurales son las que tienen menos
de 2.500 habitantes en su comunidad y sus características económicas, sociales
y culturales, se encuentran establecidas y ligadas al sector agropecuario. Las
zonas rurales, son parte trascendental en la economía de México, es el sector
que provee alimentos e insumos naturales en corto y largo plazo, para la
subsistencia de las grandes urbes.
La Organización
Internacional del Trabajo (OIT, 2016), plantea que la privación de servicios
públicos frena el desarrollo personal de los habitantes de las zonas rurales;
la pobreza o pobreza extrema en las comunidades distingue varios aspectos como
lo son la falta de servicios básicos, por ejemplo: Agua potable, luz eléctrica,
drenaje, seguridad, salud, rezago educativo, entre otros. Estas necesidades sociales
inciden para que los habitantes dentro de las comunidades no desarrollen su
potencial social, económico, u otros, lo cual trae como consecuencia una limitante
posibilidad de progresar en el campo laboral o modificar su estilo y/o calidad
de vida. Así lo sostienen Ramos, Sepúlveda-Aguirre y Garcés (2019), al
manifestar que “las carencias en la satisfacción de las necesidades básicas de
cada individuo, trae impactos relevantes en el estilo de vida de los habitantes”
(p.41).
El
desarrollo rural debe considerar una relación de concordancia entre crecimiento
económico y bienestar de las comunidades; debe involucrar el esfuerzo de
diversos agentes económicos, sociales y políticos para poder transformar el contexto
y lograr aumentar las capacidades productivas, y por lo tanto, una correlación
entre el ingreso, riqueza y calidad de vida; favoreciendo con oportunidades de
desarrollo a la población. El declarar un desarrollo en las zonas rurales se
hace necesario afrontar las realidades de este contexto y evitar erróneamente
que se considere el primer precepto que es el de crecimiento económico como
desarrollo rural; este criterio implica mejor educación, servicios de salud, igualdad
de oportunidades, valores sociales y ecológicos, entre otros.
La
falta de conocimiento respecto a los programas sociales en las áreas rurales
como: Financiamiento, becas para estudiar, subsidios a ciertos rubros
económicos, apoyos a las micro y pequeña empresa, entre otros tantos apoyos o
servicios que se brindan, para ofrecer una mejor calidad de vida y
oportunidades de desarrollo a las zonas rurales, en la mayoría de las ocasiones
no llegan a su destino, ya sea por la falta de gestión o por desconocimiento de
los programas por parte de sus habitantes. Esto limita aún más la situación de
precariedad o estancamiento. Lo anterior se sostiene con lo que al respecto la FAO
(2018b) subraya, que el proceso para adquirir el apoyo a estos programas
sociales es altamente burocrático y con poca difusión, lo cual en ocasiones
hace que las personas decidan no acceder a estos o se queden a la mitad del
proceso.
En
el caso de México, políticas públicas y programas de apoyo como subsidios en la
adquisición y venta de productos, han estado presentes en los quehaceres de los
diversos gobiernos en zonas rurales; sin embargo, se percibe la desarticulación
o correspondencia entre distribución, crecimiento productivo, estancamiento,
pobreza y rezago en los medios rurales (Gómez y Tacuba, 2017).
Desde
esta perspectiva y tomando en consideración las nociones presentadas, se asume en
este trabajo identificar las perspectivas del desarrollo
social y rural en México, específicamente en el noreste del Estado de Tamaulipas.
Este estudio fue de tipo exploratorio y descriptivo, no experimental (Hernández,
Fernández y Baptista, 2014).
En ese sentido, se desarrolló
en tres momentos; el primero, donde se realizó la revisión documental para
establecer la fundamentación teórica y tener conocimiento sobre aspectos
estudiados referente al contexto rural, en cuanto a lo social, cultural y económico.
Una segunda etapa, donde se realizó el trabajo de campo en tres comunidades
rurales que corresponden al municipio de Matamoros, Valle Hermoso y Río Bravo
Tamaulipas, para recabar la información de primera mano a través de la aplicación
de encuestas y entrevistas. La muestra fue de tipo no probabilística, entrevistándose
un total de 75 personas que oscilan desde los 18 a los 62 años. Finalmente, en
una tercera etapa se analizó y discutieron los hallazgos encontrados.
1. Contexto
rural para jóvenes en zonas rurales
Uno de los mayores
retos para los jóvenes dentro de las comunidades rurales es la inserción a un
trabajo digno en las zonas donde habitan, la mayoría de
los trabajos agrícolas son transitorios y por consiguiente las ocupaciones
también; es muy común que en las zonas rurales se presente el subempleo y
el empleo temporal, careciendo de una seguridad laboral. Ante esto los jóvenes
e hijos de agricultores están ingresando en su mayoría a empleos no agrícolas,
migrando de sus lugares de origen hacia la ciudad, para poder estudiar e incorporarse
en otras labores distintas a las agropecuarias en las grandes ciudades.
Por su parte, los
jóvenes que no pueden salir de sus comunidades les es difícil contar con un
empleo decente y bien remunerado, pasando a formar parte de las estadísticas de
obreros de las empresas maquiladoras nacionales y trasnacionales que se
encuentran en zonas urbanas o semi urbanas. Sí esta falta de oportunidades es
un problema para jóvenes varones, lo es aún más para las mujeres, las cuales tienen
menos posibilidades de ingresar al trabajo agrario reduciendo las oportunidades
de desarrollo. Respecto a esta situación, el Centro de Estudios para el Desarrollo
Rural y Sustentable y la Soberanía Alimentaria en México (CEDRSSA, 2014)
refiere que en el medio rural 18% de las mujeres no recibe ingreso y que el 31%
percibe hasta un salario mínimo, además gran parte de las mujeres están inmersas
dentro del trabajo en el hogar, que no es considerado como productivo así que
no es reconocido, ni remunerado.
Como señalan Díaz y
Fernández (2017), en investigaciones realizadas en Colombia, se puede observar
que la ocupación laboral de los jóvenes rurales está marcada por el sexo de
estos, se indica que el 63,4% de los hombres se dedican a actividades agrícolas
y ganaderas, en cambio en el caso de las mujeres solo el 36,6% están inmersas
en trabajos de este tipo. En su mayoría las mujeres se encuentran desarrollándose
en actividades no agrarias. Algo similar sucede en el México rural, donde los
trabajos específicamente en éstas zonas, son ocupados por hombres en un 50,3%; las
mujeres por su parte, se dedican a tareas como comercio o la industria
manufacturera, solo un pequeño porcentaje de estas se encuentra dentro de las
labores agrarias.
El papel de las
mujeres en todas las comunidades siempre ha sido de vital importancia, durante
los últimos años se han dado diversos movimientos que han buscado la paridad de
hombres y mujeres, así como también la lucha por una igualdad de derechos y
oportunidades. A pesar de todo esto, continúan existiendo rezagos para las
mujeres en las comunidades rurales; hoy en día, prevalecen desigualdades de
género en el interior de las familias, donde no hay tanta libertad para las
mujeres en cuanto a sus acciones y decisiones, las excesivas cargas de trabajo
doméstico y otras tareas del hogar, no posibilitan que las mujeres se
incorporen a los mercados de trabajo y de hacerlo no es en condiciones
favorables para su desarrollo (López y Rojas, 2017).
En este mismo sentido
y relacionado a la cuestión cultural, esposos y/o padres de familia, no
autorizan, prohíben o limitan que su esposa o hijas se incorporen a un sector
laboral productivo, permaneciendo en el ámbito doméstico; esto trae consigo que
las mujeres acepten empleo mal pagados y eventuales, para no descuidar así sus
obligaciones en el ámbito familiar; en las zonas rurales los roles entre hombres
y mujeres aún se encuentran muy marcados. Todo esto viene a frenar su desarrollo
personal y profesional. Las condiciones han mejorado notablemente en los
últimos años sin embargo aún hay mucho que hacer dentro de las comunidades
rurales.
2. La seguridad social en el contexto rural
Respecto a
las necesidades y servicios, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH)
señala que todas las personas tienen derecho a una vida apropiada, familia,
salud, diversión, alimentación sana, vestido, vivienda digna, asistencia médica,
a un seguro por desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez, entre otros beneficios
sociales. Esta realidad no siempre es así, en algunos casos como en las zonas
rurales el contexto es completamente diferente (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, 1948). En este
sentido, declaraciones realizadas por la FAO (2018b) destaca que dentro de las
comunidades rurales existen mayores rezagos, puesto que no siempre se tiene
acceso a la educación, en algunos casos las viviendas son de piso de tierra, se
puede carecer de energía eléctrica, sin acceso al agua potable y en algunos casos
aún utilizan leña o carbón para cocinar.
Otro aspecto relevante
dentro de las zonas rurales, es la falta de seguridad social; la FAO (2016a),
manifiesta que el trabajo agrícola suele ser informal y en situaciones
precarias ponen en peligro la vida del trabajador, a comparación de los jóvenes
rurales que están en un empleo formal no agrícola, que les permite recibir un
mayor ingreso por su trabajo, disfrutando de contrato que le otorga derechos a
una mejora seguridad social.
Los salarios en las zonas
rurales se encuentran por debajo de los trabajadores de zonas urbanas, los
ingresos que estos perciben no les permiten satisfacer sus necesidades básicas,
son los salarios bajos para los trabajadores que en la mayoría de las ocasiones
no se basan en el salario establecido por ley. La seguridad social va más allá
de esto, son largas jornadas laborales, una mala organización laboral, baja
posibilidad de asociación, fallas en las normas de seguridad y de salud, falta
de protección laboral y prestaciones de ley (Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social [CONEVAL], 2017).
Al respecto, la Organización
Internacional del Trabajo (OIT, 2016), refiere que en México la mayoría de los
jóvenes que se desarrollan en actividades agrícolas, no cuentan con acceso a
una seguridad social. Analizando el caso de otros países como Argentina, la
situación no cambia mucho, puesto que en las provincias de Mendoza, Santa Fe y
Misiones, el porcentaje de trabajadores informales es del 98%. Lo que deja
claro las carencias y la relevancia que a estas características estructurales
le otorgan los gobiernos latinoamericanos.
La falta de difusión de
diversos programas sociales, de salud y seguridad, entre otros en las zonas rurales,
colabora a que se presenten enfermedades que aquejan en las zonas urbanas, pero
con un impacto significativo por el desconocimiento de causas y consecuencias.
En las zonas rurales, la obesidad y desnutrición afectan a adultos, jóvenes y
niños, ante esto la FAO (2018b) manifiesta que en la población masculina la
obesidad y sobrepeso de las zonas rurales, en el caso de México, estuvo en
aumento en el 2016. En el caso de las mujeres también se presentó un incremento.
De acuerdo con esto la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino
(ENSANUT MC) asegura que, en las zonas rurales de México, hay una prevalencia
de sobrepeso y obesidad incrementándose de 5,8% para las mujeres mayores de 20
años, y 6,4% en los hombres adultos; además de que una gran parte de personas
diabéticas se encuentran en la zona sur de este país (Instituto Nacional de Salud Pública, 2016).
3. Actividades de ocio en zonas rurales
En cuanto al
desarrollo de actividades de ocio y descanso, en la DUDH se establece
que todas las personas tienen derecho al descanso, a disfrutar su tiempo en actividades
sanas y vacaciones periódicas con goce de sueldo (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos, 1948).
En las comunidades rurales los jóvenes o sociedad en general, disponen de
espacios limitados que les permitan desarrollar actividades recreativas o de
esparcimiento, es difícil para ellos poder gozar de un tiempo libre, que le consienta
ejercitarse física y mentalmente; hecho que a veces por sus horarios de
trabajo, falta de recursos económicos y otras responsabilidades no les es
posible acceder a estas prácticas. Las actividades de ocio en las zonas rurales,
tienen una oferta limitada de espacios de esparcimiento y diversión, a
comparación de las zonas urbanas, lo cual es propiciado por la despoblación que
suele haber en las comunidades rurales y el fuerte envejecimiento que existe en
los habitantes. Salir de la comunidad es complicado para la mayoría de los
jóvenes (Rebollo, 2003).
Por su parte, una investigación realizada en San Luis
Potosí, México reveló que los jóvenes no pueden acceder a actividades
recreativas dado que pasan mucho de su tiempo en sus actividades laborales,
mientras que las principales actividades de ocio o diversión, es ver
televisión, bailes organizados en la comunidad, ferias cuando llegan las
festividades patronales de la comunidad (Rivera, 2012).
4. Contexto rural en Tamaulipas, México
El estado de Tamaulipas, es
una entidad federativa situada al Noreste de México, el Estado consta de 43 municipios
y es frontera de México con Estados Unidos de Norteamérica. Exclusivamente el 12%
de su población habita en zonas rurales, en contraste con otras entidades
federativas de México, donde este tipo de población es más representativa como
lo son: Chiapas con un 51% de su población rural; Guerrero 42%; Zacatecas 41% y
San Luis Potosí con el 36%, respectivamente. Las principales actividades económicas
del Estado de Tamaulipas que se relacionan con el sector rural son la
agricultura, ganadería y pesca. Asimismo, Tamaulipas se encuentra entre los
primeros 10 lugares a nivel nacional en cuanto a las aportaciones del sector
agropecuario al PBI en México.
En cuanto a la alimentación
de los pobladores en las zonas rurales de Tamaulipas, un 6,5% solo ingiere
alimentos una vez al día, mientras que un 61,3% ingiere las 3 comidas
recomendadas. Entre los alimentos que se consumen más frecuentemente están el
pollo, carne, huevo, leche, tortillas, frijoles, arroz, frutas, verduras; el
alimento de menor consumo es el pescado. Sobre la alimentación en las zonas
rurales el CONEVAL (2014), menciona que el problema de alimentación afecta
mayormente a la población indígena y rural del país, así como aquellos hogares
que viven en marginación.
En el año 2012, un 30,9% de
la población rural en México sufría de carencia alimentaria. Asimismo, la ENSANUT
MC (Instituto Nacional de Salud Pública, 2016) realizada en México menciona
que dentro de las comunidades rurales el consumo de leguminosas y de agua fue más
elevado que en las zonas rurales, dado que en estas comunidades es más fácil
acceder a estos. Más de la mitad de la población señaló la falta de recursos
para adquirir frutas y verduras.
En relación a la salud,
dentro de las zonas rurales del noreste de Tamaulipas un 16,1% sufren
enfermedades respiratorias como asma y tos; un 22,6% padecen padecimientos
gastrointestinales como dolor de estómago, colitis y gastritis. La enfermedad
más frecuente dentro de los hogares de las zonas rurales en Tamaulipas son la
diabetes con un porcentaje de 32,3% presentándose mayormente en hombres que en
mujeres.
La ENSANUT MC (Instituto Nacional de Salud Pública, 2016), señaló que en cuanto a la diabetes
el diagnóstico previo fue más frecuente en las mujeres de las localidades
urbanas con un 10,5%, mientras que en las comunidades rurales con un 9,5%. De
manera inversa, los hombres en la localidad urbana tuvieron un menor porcentaje
de diagnóstico de diabetes con un 8,2% y en las zonas rurales con un 8,9%.
Con respecto al sobrepeso y
la desnutrición, la FAO (2018b) señala que en la población masculina adulta en
las zonas rurales el sobrepeso y la obesidad aumentó, de 61,1% en 2012 a 67,5%
en 2016. Para el caso de mujeres pasó de 68,9% a 74,7% durante el mismo
periodo. En el caso de la desnutrición crónica en menores de cinco años en
zonas rurales fue de 20,9% contra un 11,1% en zonas urbanas. En cuanto a la
hipertensión arterial como problema de salud, en la zona rural de Tamaulipas
los datos son muy similares a la ENSANUT MC (Instituto
Nacional de Salud Pública,
2016) donde se distingue que solo el 3,2% de las mujeres en su mayoría sufre de
este padecimiento y la prevalencia de hipertensión arterial en adultos de 20 o
más años fue del 12%. Los programas de salud o servicios médicos donde están afiliados
principalmente las familias de las zonas rurales en Tamaulipas son el IMSS y
Seguro popular-INSABI-.
Izcara, Andrade y Chavarría
(2012), expresa en cuanto a las oportunidades laborales y escolares para hombres
y mujeres, que en las áreas rurales se percibe una brecha que no parece
acortarse. Las ofertas de trabajo están muy masculinizadas y en la mayoría de
los casos las mujeres se encuentran con una escasez de oportunidades de trabajo
a las cuales incorporarse. Cabe señalar, que el 87,1% de la población rural en
Tamaulipas tiene una percepción sobre igualdad de oportunidades para hombres y
mujeres en sus comunidades, sin embargo, los oficios o trabajos que desempeñan
las integrantes de su familia generalmente son fuera de su comunidad, siendo
constantes los trabajos dentro de empresas maquiladoras de la región y en las
labores domésticas.
De igual manera, la
migración es un fenómeno de desplazamiento de personas ya sea dentro o fuera de
su país de origen, sin importar el factor, motivo o fin por el cual la llevo a
cabo (FAO, 2016b; Guillén, et al., 2019; Gutiérrez, et al., 2020).
En el
caso de una migración interna en México, la mayor parte de los migrantes
nacionales se consideran de los siguientes estados: Veracruz, San Luis Potosí y
Oaxaca. Ante esta dinámica de migración, durante 2005 a 2010 alrededor de 113.953
migrantes se han quedado a vivir en Tamaulipas México (Sáenz y García, 2017).
Actualmente este fenómeno
ha ido en aumento dentro de las zonas rurales por diversos motivos, sin
embargo, el que se considera más prioritario es la subsistencia de los hogares.
La FAO (2016b), refiere diversas causas que provocan dicho desplazamiento entre
las que se encuentran: La pobreza rural y la inseguridad alimentaria, otra de
las causas es la falta de empleo y las oportunidades de generación de ingresos,
desigualdad, acceso limitado a la protección social, un agotamiento de los
recursos naturales y por último la inseguridad en el caso de México. Estos
factores entre otros inciden para que las familias rurales tengan que abandonar
sus comunidades de origen en búsqueda de una mejor calidad de vida a otras zonas
o países; esto a su vez trae consigo un despoblamiento de las zonas rurales,
así como la pérdida de mano de obra que no permite un desarrollo óptimo en las
actividades agrícolas dentro de las comunidades.
Según el último informe mundial de migración
de la Organización Internacional del Trabajo (2020), Estados Unidos de América
sigue siendo en la actualidad el principal receptor de migrantes, con más de 50
millones, de los cuales se estima que 11.9 millones de personas declararon
haber nacido en México. El Estado de Tamaulipas México, el cual al ubicarse en
la frontera con los Estados Unidos de América (EUA), se vuelve uno de los
estados con mayor flujo de inmigrantes que buscan llegar a los EUA; una gran
cantidad de estos migrantes lamentablemente no llega a su destino final, por lo
que decide quedarse en el norte del Estado de Tamaulipas.
Se dice que la migración
debería ser una elección no una necesidad, en las áreas rurales de la zona
noreste del estado de Tamaulipas el 19,4% o al menos un miembro de la familia, tuvo
que emigrar en cierto momento a otra ciudad o país por cuestiones de
inseguridad, empleo o mejora económica de la familia.
Por otra parte, con
relación a la identidad y cultura en la comunidad dentro de las zonas rurales,
Rivera (2012) menciona que ante el fenómeno de la globalización y otras situaciones,
muchos de los jóvenes que aún viven en espacios rurales donde se siguen llevando
a cabo actividades agrícolas, tienen aspiraciones, gustos y expectativas fuera
de su comunidad. La influencia urbana dentro de las comunidades rurales ha
hecho que los jóvenes hagan una nueva perspectiva de sus valores, expectativas
e identidades. La educación recibida, perspectivas laborales y su desarrollo
personal están orientados a contextos fuera de su comunidad local rural.
Izcara, et al. (2012), manifiesta
que la religión es una parte fundamental de la cultura de las zonas rurales, el
concepto de fiesta está muy ligada a la religiosidad, recibir los sacramentos es
parte importante de la cultura. Durante los últimos años se ha recuperado
dentro de las zonas rurales ciertos ritos, tradiciones y expresiones populares
como fiestas y celebraciones que expresan más la identidad local.
En las zonas rurales del
noreste de Tamaulipas un 67,7% desconoce saber quiénes eran las personas que
fundaron su comunidad y un 48,4% no participa en las actividades que se llevan
a cabo dentro de sus comunidades e igualmente en la toma de decisiones para la
comunidad; un 54,8% no participaba porque no toman en cuenta sus opiniones. Esta
referencia es significativa, para no mostrar interés o no sentirse
identificados con sus comunidades o como se mencionaba anteriormente, sus
aspiraciones se encuentren fuera de su comunidad.
Entre las costumbres y
tradiciones más representativas de las comunidades destacan las posadas, día de
muertos, bailes; mientras que sobre los platillos típicos destacaron los tamales,
tacos, pollo de rancho y guisado de puerco.
Por otro lado, la Secretaria
de Educación de Tamaulipas (SET, 2017) indica que la situación de violencia en
el Estado por grupos delincuenciales afecta principalmente a los jóvenes y
adolescentes, señala que 16,8% de los jóvenes experimentan mucho o algo de
violencia entre compañeros de escuela, 7,5% del maestro y 12,4% en su barrio o
escuela. Aunado a esto, Tamaulipas tiene la tasa más alta en cuanto a
homicidios juveniles.
En referencia a los datos obtenidos
en el presente estudio sobre percepción de seguridad, en la investigación
realizada en las zonas rurales del noreste de Tamaulipas, un 60,6% se siente
seguro dentro de su comunidad, en comparación a este dato un 52,3% señaló haber
avistado bandas violentas. Con relación a la seguridad solo un 12,9% señaló que
dentro de su comunidad contaban con el servicio que resguarde su integridad, lo
que manifiesta que las zonas rurales son un blanco fácil para el crimen
organizado y otras situaciones violentas, que ponen en riesgo la vida de los
ciudadanos que ahí habitan.
Conclusión
La
problemática expuesta en el presente estudio refleja que las
políticas públicas, establecidas por los diversos ordenes de Gobiernos ya sea
federal, estatal o municipal en México para generar bienestar y desarrollo en
las zonas rurales, se encuentran en primera instancia desarticuladas y
politizadas. Los resultados de la población con pobreza extrema y moderada en
las zonas rurales son del 55,3% a nivel nacional; mientras que en el caso del
Noreste de Tamaulipas en zonas rurales los resultados de pobreza en su
población puntúan un 8,3% (CONEVAL, 2018).
Los programas de apoyo para mejorar la producción agropecuaria en Tamaulipas,
no se encuentran asociados con bienestar para la población en las zonas rurales;
regularmente estos programas los acaparan los habitantes que pertenecen a
partidos políticos hegemónicos en las comunidades y en productores que han abarcado
las tierras de cultivo.
En los
últimos 10 años la situación de pobreza en las zonas rurales de Tamaulipas
disminuyo aproximadamente 7,2%; no obstante, a pesar de estos datos se obtienen
elementos muy puntuales relacionados a las condiciones de esta población, la
cual requiere atención prioritaria en diversos aspectos básicos como lo es la
seguridad pública; la población en zonas rurales está desprotegida y
atemorizada por los grupos del crimen organizado, que constantemente se
trasladan por estas zonas. El temor a emprender un negocio está siempre latente
por las extorsiones que se puedan presentar, empero, la falta de oportunidades
de desarrollo y espacios de atención integral en los jóvenes, hace que estos
grupos delincuenciales se abastezcan de habitantes principalmente en estas
zonas.
Los
problemas de salud se han incrementado en las zonas rurales en los últimos 40
años, la pandemia de la obesidad y por consecuencia las enfermedades
relacionadas a ella, como la hipertensión y diabetes, no solo es un problema de
zonas urbanas; es una realidad en las comunidades rurales, incrementándose año
con año esta problemática de salud. En los últimos meses el Estado de
Tamaulipas rechazo el servicio de salud que ofrece el gobierno federal para la
población que no cuenta con servicios médicos como el del seguro social, sin embargo,
ofrece un servicio de salud el cual no está claro para la mayoría de la población.
En la
sociedad mexicana el rol de la mujer se está transformado y encuentra cada vez
más igualdad en su desarrollo, sin embargo, en las zonas rurales es más lento
este cambio cultural. En este estudio se distingue que se subestima el papel
que juega la mujer en Tamaulipas, subrayando que las mismas tienen menos
oportunidad de desarrollo que los hombres, siendo confinadas a sus localidades,
realizando principalmente trabajos domésticos no remunerados y empleándose como
obreras en la industria maquiladora. Los hombres por su parte, migran a
localidades urbanas o a Estados Unidos para poder aportar económicamente a sus familias.
Por último,
el problema de pobreza y falta de oportunidades en zonas rurales es una realidad
invisible para los responsables de los diversos ordenes de gobiernos. Las evidencias
señalan en este sentido, que es un reto extraordinario el que se tiene que
asumir para contribuir a la mejora de calidad de vida para los habitantes de
está zonas.
Finalmente,
se hace necesario la apertura de líneas de investigación en zonas rurales en el
Estado de Tamaulipas, que colaboren en proporcionar información a organizaciones
sociales, educativas y gubernamentales sobre la realidad del contexto, con el objetivo
de identificar necesidades estructurales, pero sobre todo áreas de
oportunidades y desarrollo.
Referencias
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* Doctor en Aprendizaje
y Cognición. Profesor de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas,
México. E-mail: jrgarcia@docentes.uat.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000- 0003-3770-1620
** Magister en Docencia en Educación
Superior. Profesor de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas,
México. E-mail: laldape@docentes.uat.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0001-7904-648X
*** Doctor en Educación.
Profesor de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, México. E-mail: aesquivel@docentes.uat.edu.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0002-4985-570X
Recibido: 2020-03-21 · Aceptado: 2020-06-09