Gestión del
conocimiento en Instituciones de Educación Superior: Caracterización desde una
reflexión teórica*
Escorcia Guzmán, Jey**
Barros Arrieta, David***
Resumen
La gestión del
conocimiento se ha convertido en un tema de interés para académicos y profesionales,
quienes reconocen su impacto positivo sobre el rendimiento de todo tipo de
organizaciones, dentro de las que se incluyen las Instituciones
de Educación Superior, sin embargo, estas presentan unas condiciones
particulares que deben considerarse. Por tal razón, este artículo tiene como
objetivo caracterizar la gestión del conocimiento en estas instituciones a
partir de una reflexión teórica. El estudio consiste en una revisión
bibliográfica de diseño cualitativo, aplicando la técnica de análisis e
interpretación de contenidos a documentos de carácter científicos, hallados en diversas
bases de datos. Los resultados revelan que la gestión del conocimiento es un
proceso que adquiere gran relevancia para las Instituciones de Educación
Superior en su esfuerzo por desarrollar exitosamente sus funciones sustantivas,
no obstante, existen algunas dificultades que limitan su proceso de
implementación. Para contribuir a superar estos desafíos, se propone un modelo
de gestión del conocimiento compuesto por 4 fases: identificación, creación,
distribución y medición; adaptado adecuadamente al funcionamiento de estas organizaciones.
Se concluye que, la gestión del conocimiento es una tarea pendiente para estas,
pero el modelo propuesto puede ser un punto de partida para alcanzar resultados
significativos.
Palaras clave: Conocimiento;
gestión del conocimiento; Instituciones de Educación Superior; TIC; aprendizaje.
Knowledge management in Higher Education Institutions:
Characterization from a theoretical reflection
Abstract
Knowledge management has become a topic of interest for academics and
professionals, who recognize its positive impact on the performance of all
kinds of organizations, including Higher Education Institutions, however, these
present conditions individuals to be considered. For this reason, this article
aims to characterize knowledge management in these institutions based on
theoretical reflection. The study consists of a bibliographic review of qualitative
design, applying the technique of content analysis and interpretation to
scientific documents, found in various databases. The results reveal that
knowledge management is a process that acquires great relevance for Higher
Education Institutions in their effort to successfully develop their substantive
functions, however, there are some difficulties that limit their implementation
process. To help overcome these challenges, a knowledge management model is
proposed consisting of 4 phases: identification, creation, distribution and
measurement; adequately adapted to the operation of these organizations. It is
concluded that knowledge management is a pending task for them, but the
proposed model can be a starting point to achieve significant results.
Keywords: Knowledge; knowledge management; Higher Education Institutions; ICT; learning.
Introducción
La gestión del conocimiento es un proceso sistémico que permite convertir
las experiencias de los empleados en aprendizajes, que son transferidos a los
demás trabajadores con el propósito de apropiarlos y alcanzar así los objetivos
corporativos (Nonaka y Takeuchi, 1995). Es la disciplina encargada de diseñar e
implementar modelos de gestión que permiten identificar, capturar y compartir
el conocimiento entre los miembros de la organización, impulsando la creación
de valor y generación de ventajas competitivas (Pérez-Montorio, 2016).
El estudio sobre la gestión del conocimiento en las organizaciones no es
un concepto nuevo, sin embargo, durante los últimos años se ha convertido en un
área importante dentro de la gestión empresarial, que ha despertado el interés
de profesionales y académicos, dando lugar al desarrollo de múltiples
investigaciones en torno a dicha variable (Martins, et al., 2019; Pinzón,
Maldonado y Marín, 2019). Al revisar investigaciones previas, es posible
identificar consenso en la literatura sobre el enfoque colaborativo e integrado
que adquiere la gestión del conocimiento, para crear, capturar, organizar, acceder
y utilizar el capital intelectual como estrategia para garantizar la sostenibilidad
en el largo plazo (Prusak, 2014; Al Saifi, 2015; Hussinki, et al., 2017).
De esta manera, se identifica una relación positiva entre la gestión del
conocimiento y la generación de ventajas competitivas sostenibles (Bernal-Torres,
et al., 2016; Rabeea, Nassar y Khalid, 2019), dando lugar a que todo tipo de organizaciones,
sin importar su naturaleza, centren su atención en la gestión del capital
intelectual como mecanismo para alcanzar el éxito empresarial, más aún si se
tiene en cuenta las nuevas dinámicas y exigencias del entorno en el siglo XXI
(Gaviria-Marin, Merigó y Baier-Fuentes, 2019).
En el caso de las Instituciones de Educación
Superior (IES), la creación y transmisión de conocimiento se orienta más hacia
la ciencia y la universalidad por medio de la investigación científica, por tal
razón, su misión de crear y difundir conocimiento está dominada por el entendimiento
explícito (Xu, et al., 2018). Este tipo de organizaciones, como centros del
saber, se caracterizan por producir, difundir y aplicar conocimientos, a través
de las investigaciones realizadas en múltiples disciplinas por profesores,
estudiantes y administrativos, que luego se materializan en artículos,
capítulos de libros, conferencias, consultorías, tutorías y spin-off,
que pueden ser aplicados para generar la transformación social del entorno
(Fabre, 2005; Lozano, Ochoa y Restrepo, 2012).
Al igual que en el contexto empresarial, las IES
también se ven inmersas en un entorno altamente complejo caracterizado por la
competencia local e internacional; los desafíos financieros y no financieros
que enfrentan este tipo de organizaciones; los efectos de los cambios
políticos, sociales y económicos; los nuevos requerimientos del mercado laboral
que exigen reformas a la calidad educativa, entre otros (Arouet, 2009; Gairín,
Muñoz y Rodríguez, 2009; García-Guiliany, et al., 2017; Rabeea, et al., 2019).
Por lo anterior, la gestión del conocimiento
adquiere importancia en las IES en la medida que contribuye a mejorar la
gestión interna, promueve la innovación mediante la transferencia de conocimiento,
fortalece la cultura de experiencias entre profesores, investigadores y
estudiantes, promueve la actualización continua y el desarrollo de habilidades
y competencias, e influye significativamente en la toma de decisiones por parte
del equipo directivo; permitiendo alcanzar un nivel superior de calidad que
genera mayor valor organizacional (Butnariu y Milosan, 2012; Marouf y Agarwal,
2016; Rodríguez-Ponce y Pedraja-Rejas, 2016).
En este orden de ideas se evidencia que la variable
emerge como un factor importante dentro del contexto de estudio, no sólo por el
aporte al mejoramiento institucional, sino también por el estrecho vínculo que
presentan con la ciencia, generación y transmisión de conocimiento,
materializados principalmente a través del conocimiento explícito (Xu, et al.,
2018). Es a partir de estas particularidades que el presente artículo tiene
como objetivo caracterizar la gestión del conocimiento en Instituciones de
Educación Superior desde una reflexión teórica realizada a partir de una
revisión de literatura. Para lograr el precitado objetivo, inicialmente se
realiza un abordaje conceptual de la variable, luego se analiza la gestión del
conocimiento en Instituciones de Educación Superior, así como también sus
principales desafíos, y finalmente se plantean algunas conclusiones.
En este sentido, el estudio consiste en una revisión
bibliográfica, de diseño cualitativo e interpretativo (Rojas, 2011), que busca
caracterizar la gestión del conocimiento en Instituciones de Educación
Superior. El análisis de realiza a partir de la revisión de documentos tipo
artículos, tesis, libros, documentos oficiales e institucionales y otros textos
de carácter científico, consultados en diversas bases de datos como: ScienceDirect,
Scopus, Redalyc, Google Scholar, Dialnet, entre otros. En total se conformó una
base de 64 documentos, los cuales fueron analizados mediante una matriz de
contenido procesada en el programa de Excel, versión 2016. De cada texto se extrajeron los párrafos o
frases que tenían relación con las variables abordadas en la investigación,
luego fueron organizados en la matriz, lo que facilitó la lectura lineal y
transversal de la teoría.
Los anteriores procesos permitieron organizar
estratégicamente la información, dando lugar a un mapeo de teorías y conceptos.
Después de tener la matriz con toda la información organizada, se utilizó la
selección o apartado crítico, con la finalidad de escoger los aportes más
significativos respecto al tema abordado. Finalmente, se acudió a la
interpretación hermenéutica para generar cohesión entre la información
seleccionada y así consolidar el documento final.
1. Abordaje conceptual a la gestión del conocimiento
La gestión del conocimiento, ha sido estudiada a través de los años por
diversos autores y en diferentes disciplinas, pero aún no existe un consenso o
una definición universal sobre la variable (Gaviria-Marin, et al., 2019).
Nonaka y Takeuchi (1995), la definen como la capacidad que tienen las organizaciones
para crear nuevas sapiencias a través de la conversión del conocimiento tácito
y explícito, transfiriéndolo e incorporándolo en todos los procesos de la
organización. Estos autores propusieron un modelo de creación del conocimiento,
tomando como base las dimensiones de conocimiento explícito y tácito expuesto
por Polanyi (1967). Las experiencias de los individuos, representan una
contribución importante a los conocimientos en los equipos establecidos dentro
de la organización, debido a que se intercambian y actualizan los aprendizajes
entre los empleados para que luego sean codificados en la empresa (Sedighi, et
al., 2017).
Por otra parte, Bueno (2003) afirma que la gestión del conocimiento es la
función que planifica, coordina y controla los flujos de conocimiento, que se
producen en relación con sus actividades y su entorno con el fin de crear unas
competencias esenciales. Isaac, Herremans y Nazari (2017), lo consideran como
un proceso organizacional que busca la combinación sinérgica del tratamiento de
datos e información, a través de las capacidades de las tecnologías de
información y las de creatividad, innovación, trabajo en equipo y visión
compartida de los seres humanos.
Para Rodríguez-Ponce y Pedraja-rejas (2016), es un conjunto de procesos sistemáticos
centrados en la eficacia y eficiencia, que permiten a las organizaciones crear,
almacenar, transferir y aplicar conocimientos y a su vez desarrollar ventajas
competitivas. Visto desde otra perspectiva, Jennex (2007) lo define como la
práctica de aplicar selectivamente el conocimiento de experiencias anteriores a
las actividades de toma de decisiones actuales o futuras.
Revisando estas definiciones, se evidencia la importancia de la gestión
del conocimiento en las organizaciones, más aún en la actualidad donde el
conocimiento se ha convertido en el principal recurso para incrementar la
productividad dentro de las empresas por encima de la maquinaria (Tzortzaki y Mihiotis,
2014; Pinzón, et al., 2019). Teniendo en cuenta que el desempeño de la organización
influye directamente sobre el desempeño financiero (Pérez y Pérez, 2004; Bernal-Torres,
et al., 2016; Giampaoli, Ciambotti y Bontis, 2017), la gestión del conocimiento
es vista como herramienta o recurso estratégico que permite a las organizaciones
proteger su competitividad (Probst, Romhardt y Raub, 2001), al mismo tiempo que
impulsa la innovación gracias a la creación y transferencia de nuevo conocimiento
que se materializa en productos, servicios y sistemas (Nonaka y Takeuchi, 1995;
Gonzalvez, Castañeda e Ibarra, 2014).
El objetivo primordial de la gestión del conocimiento es la
administración de las experiencias y cogniciones que poseen los individuos, con
la intención de capturarla y compartirla y de este modo garantizar la
permanencia de la información en toda la organización, sin verse afectado por
la ausencia o retiro de personal (Nonaka y Takeuchi, 1995). Asimismo, establece
la cultura de crear comunidades de buenas prácticas, formación, aprendizaje e
incrementa el capital humano, relacional y estructural; además, sirve para
incrementar la comunicación y generar ventajas competitivas sostenibles que les
permite diferenciarse en el mercado (Probst, et al., 2001; Rodríguez-Ponce y
Pedraja-Rejas, 2016; Linder, et al., 2016; Hellebrandt, Heine y Schmitt, 2018).
Uno de los factores clave de éxito en la gestión del conocimiento, es
crear una cultura orientada al aprendizaje, que se adapte al modelo que la
organización desee implementar. No obstante, es fundamental contar con una
infraestructura tecnológica adecuada para que el proceso de implementación sea
más sencillo; por tal razón, las Tecnologías de la Información y las
Comunicaciones (TIC), son transversales en los procesos de creación,
transferencia y acumulación de la información explícita (Gonzalvez,
et al., 2014).
Desde otra perspectiva, autores como Echeverri, Lozada y Arias (2018),
resaltan la importancia de crear espacios de trabajo donde se puedan socializar
los diferentes conocimientos de los empleados e impulsar la productividad, la
cultura de la innovación y el aprendizaje continuo. Así, como establece Drucker
(2007), los empleados, como actores fundamentales del desempeño de la organización,
adquieren vital importancia en las fases del proceso de implementación. Del
mismo modo, Sveiby (1997) considera que los activos intangibles son importantes
y deben medirse a través de las dimensiones del capital humano, estructural y
relacional, para generar valor en la compañía; por tal razón, se recomienda que
las empresas deben cada día trabajar en las capacidades y habilidades de los
empleados para aumentar los activos intangibles y por ende la competitividad (Cuesta,
2011; García, Barros-Arrieta y Valle-Ospino, 2018).
Dentro de la teoría de la gestión del conocimiento es importante destacar
que se han generado diferentes modelos desde múltiples autores, como Nonaka y
Takeuchi (1995); Sveiby (1997); Probst, et al. (2001); Bueno (2003); Linder, et
al. (2016). De estos se resalta la espiral del conocimiento, la cual se ha
conocido como un modelo referente, que consta de 4 fases.
1) Socialización (de tácito a tácito): Es un proceso donde se adquieren conocimientos
tácitos de otros individuos, se comparten entre ellos experiencias y
pensamientos; esta actividad permite potencializar el capital humano de quienes
interactúan en esta fase (Nonaka y Takeuchi, 1995).
2) Externalización (de tácito a explícito): Es
la fase importante para la creación; por lo tanto, los nuevos conocimientos
tácitos generados de las anteriores experiencias se convierten en conceptos
explícitos para que sean comprensibles para las organizaciones e individuos. Cabe
resaltar, que este proceso se realiza en dos actividades, la primera por
metáforas, donde se reconocen las contradicciones con el fin de confirmar o
descubrir nuevos conceptos; y la segunda por medio de analogías, donde se realizan
las asociaciones del pensamiento racional de los individuos con el fin de
establecer soluciones (Nonaka y Takeuchi, 1995).
3) Combinación (de explícito a explícito): Es la parte del proceso que sintetiza los nuevos
conocimientos explícitos, por lo tanto, se captura e integra el reciente
aprendizaje sustancial mediante la recopilación, reflexión y síntesis.
Involucra dos actividades, la primera, consiste en la elaboración de
documentos, artículos, planos, informes, minutas, manuales, entre otros; y la
segunda, se relaciona con las herramientas TIC que permiten el almacenamiento y
transferencia para toda la organización (Nonaka y Takeuchi, 1995; Gonzalvez, et
al., 2014).
4) Internalización (de explícito a tácito): En esta fase los empleados amplían el aprendizaje
tácito a partir del acceso a los conocimientos explícitos que se encuentran
almacenados en las herramientas TIC, al utilizarlo e incorporarlo se convierte en
propio de cada colaborador (Nonaka y Takeuchi, 1995; Gonzalvez, et al., 2014).
Asimismo, Probst, et al. (2001) propusieron un
modelo de gestión del conocimiento constituido por 8 fases (identificación,
adquisición, desarrollo, compartición, utilización, retención, evaluación y
cumplimiento de los objetivos estratégicos), que ayuda a mejorar las capacidades
organizativas a través del conocimiento individual y colectivo de la
organización.
En este sentido, Linder, et al. (2016) simplificaron
el modelo propuesto por Probst, et al. (2001) en 4 fases: Adquisición,
análisis, distribución y uso del conocimiento; que son elementos importantes
que unen los objetivos de cada área de la organización para crear estrategias,
que codifica nuevos conocimientos basados en las quejas y fallos que se generan
en la producción de productos, procesos y servicios. Al respecto, implementaron
actividades basadas en aprendizajes de fracasos, que incluyen indicadores de
detección de información de quejas y filtros para seleccionar los errores
pertinentes. En la segunda fase, se realiza un estudio holístico de la
selección de la información del proceso anterior, para determinar si contienen
el conocimiento para las futuras innovaciones en productos, procesos y
servicios, para distribuirlo y usarlo al largo plazo (Hellebrandt, et al.,
2018).
Partiendo del anterior recorrido teórico, este estudio
establece que la gestión del conocimiento es un proceso sistemático de identificación,
creación, y distribución del conocimiento, que permite planificar las
diferentes actividades que se deben desarrollar para convertir los distintos
aprendizajes empíricos en explícitos, que pueden ser almacenados y transferidos
a través de distintas herramientas tecnológicas (TIC), y cuya medición se
realiza mediante indicadores de capital humano, estructural y relacional.
2. Gestión del conocimiento en Instituciones de Educación
Superior
Las Instituciones de Educación Superior (IES), se ven enfrentadas a los constantes
cambios de una economía globalizada que es dinámica y exige evolucionar al mismo
ritmo como se mueve el entorno (Puspita, et al., 2018). Para hacer frente a
esta situación, las IES deben enfocarse en generar conocimientos, creatividad e
innovación, los cuales constituyen elementos esenciales para lograr el éxito en
este tipo de instituciones (Cranfield y Taylor, 2008; Morgan y Llinás, 2017; Veer-Ranjeawon
y Rowley, 2019). Frente a
esta situación la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (Organization for
Economic Co-operation and Development [OECD], 2009) afirma:
La Educación Superior impulsa y es impulsada por
la globalización. La educación superior forma a los trabajadores altamente
cualificados y contribuye a la base de investigación y a la capacidad de
innovación que determinan la competitividad en la economía mundial basada en el
conocimiento. Facilita colaboración internacional e intercambio intercultural.
Flujos transfronterizos de ideas, los estudiantes, el profesorado y la
financiación, junto con el desarrollo de la información y la comunicación tecnología,
están cambiando el entorno en el que las instituciones de educación superior
funcionan. La cooperación y la competencia se intensifican simultáneamente en
el marco de la creciente influencia de las fuerzas del mercado y la aparición
de nuevos actores. (p.13)
Con la finalidad de responder a los cambios internacionales las universidades deben de contribuir al aumento de la calidad de todos sus colaboradores, en busca de fomentar la creación de nuevos conocimientos, que a su vez se convertirán en la fuerza de trabajo para la innovación. Los nuevos cambios, exigen que las Instituciones de Educación Superior adopten programas que generen innovación (Veer-Ranjeawon y Rowley, 2019).
Por tal razón, la investigación es la fuente de creación de conocimiento en las universidades y es transversal en las funciones de docencia y extensión, por lo que se transfiere nuevos aprendizajes entre profesores y estudiantes; en primera instancia los docentes preparan sus clases con la producción científica, utilizando artículos científicos, capítulos de libros y reseñas, por lo cual se asocia con la función docencia (Morgan y Llinás, 2017). Lo segundo, Huggins, Johnston y Steffenson (2008) agregan que los proyectos de investigación permiten la relación del sector empresarial y el entorno social con las universidades, estableciendo la creación de Spin-off cuya importancia radica en el desarrollo de nuevas tecnologías, creación de empleo de calidad, capacidad de generar un alto valor añadido en la actividad económica y la aportación al desarrollo regional, que potencializa la función de extensión.
Lo anterior es importante en la gestión del conocimiento, debido a que la creación y transferencia de los aprendizajes son consideradas como clave en el negocio del conocimiento, por lo tanto, buscan tener ventajas competitivas y sostenibles en las Instituciones de Educación Superior (Leung, et al., 2015). Con el fin de brindar un mejor servicio, este tipo de organizaciones buscan ser excelentes en formación científica, tecnología, humanística y generar conocimientos aplicables por medio de sus funciones de docencia, investigación y extensión (Lozano, et al., 2012).
La gestión del conocimiento adquiere importancia en las IES, principalmente en las fases de creación, intercambio y transferencia del conocimiento, al permitirles reestructurar y fortalecer sus funciones (Cranfield y Taylor, 2008; Karpov, 2017). Sin embargo, a pesar de su importancia, investigaciones previas en varios países en el mundo, han demostrado que este tipo de organizaciones no tienen una estrategia clara de gestión del conocimiento, lo que les impide alcanzar mejoras significativas en sus procesos (Veer-Ranjeawon y Rowley, 2019). Las universidades son consideradas como empresas diferenciadas por su producto intangible, por lo tanto, pueden aplicarse todos los conceptos y principios de la gestión del conocimiento, aun mas, siendo estas las que generan conocimiento por naturaleza (Volegzhanina, et al., 2017).
A partir de lo anterior, este estudio propone un modelo de gestión del conocimiento para las IES (ver Figura I), que parte de la función de investigación y se integra con las de docencia y extensión, a través de 4 fases importantes: Identificación, creación, distribución y medición, del conocimiento.
Fuente: Elaboración
propia, 2020.
Figura I:
Propuesta de modelo de gestión del conocimiento en IES
Inicialmente el modelo, parte de la función de investigación por medio
de la fase identificación del conocimiento, la cual consiste en visibilizar los
aprendizajes mediante dos actividades, fuentes internas y externas (Probst, et al., 2001). La primera, consiste en
realizar análisis bibliométrico que permitan identificar los grupos y líneas de
investigación, líderes e investigadores y número de publicación por área o Departamentos.
La segunda, se refiere a las redes externas de cooperación de expertos en la cual
hacen parte los grupos, investigadores, docentes y administrativos (Patiño-Vanegas,
et al., 2020).
El segundo proceso es la creación (ver Figura I), una vez identificado
los individuos con sus diferentes conocimientos tácito y explícito realizado
por un análisis bibliométrico, se procede a realizar la actividad 1: Aprendizaje
individual, para absorber los diferentes conocimientos almacenado en los
cerebros de las personas y en los diferentes procesos (Fullwood, Rowley y
Delbridge, 2013).
Para adquirir las experiencias y habilidades de los docentes,
investigadores y administrativos se realizan actividades que se encuentran
establecidas en la fase de socialización como las encuestas, entrevistas y
grupos focales (Nonaka y Takeuchi, 1995; Almudallal, Muktar y Bakri, 2016; Veer-Ranjeawon
y Rowley, 2019). Entre otras labores importantes destaca instaurar acciones
comunicativas, entre estas se encuentran las comunidades de práctica, contar
historias y el caso de las narrativas digitales, que es
tendencia en el proceso de transferencia de aprendizajes, y estas conllevan al
uso de las herramientas tecnológicas SharePoint que incluyen actividades
dentro del proceso como las redes sociales: Flickr, Facebook y Youtube
(Leung, et al., 2015; Correa-Díaz, Benjumea-Arias y Valencia-Arias, 2019; Hermann-Acosta
y Pérez, 2019).
La segunda actividad en el proceso de creación es el aprendizaje
colectivo, en consecuencia del párrafo anterior, las Instituciones de Educación
Superior crean diferentes grupos de investigación, académicos y administrativos,
con el fin de planificar reuniones periódicas para establecer actividades que
permitan ordenar, clasificar, retroalimentar y documentar los conocimientos
relevantes. Como resultado de estas acciones se producen artículos, trabajos
científicos y documentos administrativos (Nonaka y Takeuchi, 1995; Gonzalvez,
et al., 2014).
La siguiente etapa corresponde a la distribución de los aprendizajes
explícitos, a través de artículos, trabajos científicos y documentos
administrativo, que deben ser almacenado por las diferentes herramientas TIC
como, por ejemplo, plataformas digitales como SharePoint que permite el
trabajo colaborativo y transfiere aprendizajes académicos, investigativos y del
personal que se encuentra en las oficinas (Rambe y Mbeo, 2017); otras de las herramientas
son los repositorios y las bases de datos científicas como son Scopus, Web
of Science y IEEE (Semertzaki, 2011); así como también la intranet;
y herramientas de gestión de aprendizaje como Moodle (Hakiman, Munadi y Ernawati, 2019).
Finalmente, la etapa
de medición del conocimiento vinculado con indicadores como
el capital humano, estructural y relacional (Bueno, 2003). Las dimensiones evalúan la
experticia de los expertos y las herramientas e infraestructura tecnológica que
poseen los departamentos para el desarrollo de la producción científica y que
conllevan a establecer relaciones con el Estado y el sector productivo, para realizar
convenios colaborativos en beneficio de la sociedad.
3. Desafíos de la gestión
del conocimiento en Instituciones de Educación Superior
A lo largo de todo el
documento se ha resaltado que la gestión del conocimiento constituye un proceso
crucial dentro del funcionamiento de cualquier tipo de organización, sin
importar el sector donde ésta lleve a cabo sus actividades (Gaviria-Marin, et al., 2019). En el
caso particular de las IES, dicha gestión se convierte en una fuente generadora
de ventajas competitivas sostenibles, que son indispensables para sobresalir en
este sector tan complejo (Hakiman, et al., 2019);
sin embargo, llevar a la práctica estos procesos no ha sido una tarea fácil
para este tipo de instituciones, especialmente porque se presentan algunas
dificultades de tipo organizacional y tecnológico, que limitan el logro de
resultados significativos en este aspecto (Acevedo-Correa, et al., 2019).
Algunas limitaciones
se relacionan con la captura del conocimiento, debido a que gran cantidad de información
generada en las IES permanece como literatura gris al no ser almacenados
formalmente, aun cuando ésta podría ser útil para otros miembros de la
comunidad académica si se codificara en repositorios abiertos (Namdev, 2015). A
esto podría sumarse la carencia de una cultura de transferencia de conocimiento,
que propicie espacios físicos y/o virtuales donde los estudiantes tengan la
oportunidad de almacenar, consultar y divulgar el conocimiento generado en sus
trabajos académicos (Al-Jedaiah, 2020).
Otras de las
dificultades que presentan las IES, es que los departamentos de investigación
no cuentan con la infraestructura y el capital humano adecuado para la
generación de nuevos conocimientos, además de los poco estímulos que se
destinan para los investigadores como recompensa a su esfuerzo para incrementar
la producción científica (Rueda-Barrios y Rodenes-Adam, 2016). Así mismo, se da
el caso donde el egoísmo y la soberbia de muchos investigadores, propician el
acaparamiento del conocimiento, impidiendo su transferencia en beneficio de las
institución (Cheng, Ho y Lau, 2009). Si los empleados no están dispuestos a
compartir y transmitir el conocimiento a través de la organización, los
esfuerzos en gestión del conocimiento serán en vano (Goh y Sandhu, 2013;
Al-Kurdi, El-haddadeh y Eldabi, 2018).
La carencia de una
infraestructura tecnológica adecuada, es otra de las limitantes para la gestión
del conocimiento en las IES, esto en vista que las tecnologías de la
información y las comunicaciones son un recurso indispensable dentro de este
proceso (Gonzalvez, et al., 2014; Acevedo-Correa,
et al., 2019). En algunas instituciones las bibliotecas no cuentan con las plataformas tecnológicas idóneas que
les permitan articular los conocimientos generados por la comunidad académica,
generando inconvenientes al momento de socializar los diferentes conocimientos
desarrollados (De bem, Coelho y Dandolini, 2016). Del mismo modo, se identifica
que falta promover espacios y plataformas virtuales, donde toda la comunidad académica
pueda interactuar en torno al conocimiento que se genera en la institución
(Al-Kurdi, et al., 2018).
Para superar todos
estos desafíos, es necesario que los rectores y directivos de las IES sean los
primeros en apropiarse de la estrategia de gestión del conocimiento y estén
dispuestos a implementarla en toda la estructura organizacional, y alinearla a
los objetivos institucionales. Son los directivos quienes desde la posición de
liderazgo, deben establecer las condiciones para gestionar adecuadamente el
conocimiento en cada una de las funciones sustantivas de la institución (Veer y
Rowley, 2017).
En ese sentido, con
la finalidad de fortalecer las etapas de identificación, creación y
distribución del conocimiento, se sugiere que las IES desarrollen espacios
físicos y/o virtuales, donde los estudiantes puedan almacenar y compartir el
conocimiento generado en las aulas de clase. En el quehacer académico los
estudiantes desarrollan proyectos, trabajos investigativos, ensayos y otros
tipos de documentos, que pueden ser aprovechados por otros miembros de la
institución y/o actores del sector externo que puedan dar aplicabilidad real a
esa información. Según Leung,
et al. (2015), estas acciones generarían un impacto positivo en los estudiantes,
porque una de las cosas que desean es que sus trabajos académicos puedan ser
almacenados, compartidos y discutidos en espacios de aprendizaje físico o
virtuales.
Por otro lado, para
contrarrestar las problemáticas existentes en la esfera de investigación, las
IES deben destinar mayores aportaciones a fortalecer el recurso humano y
tecnológico al servicio de esta función sustantiva. Además, se necesitan
diseñar estructuras de estímulos para motivar a los investigadores en la
creación de nuevo conocimiento y vincularse en la implementación del proceso. Los
estímulos pueden ser de tipo financiero, pero también social, puesto que muchos
investigadores desean contribuir con la solución de problemáticas sociales
mediante su trabajo (Lorio, Labory y Rentocchini, 2017). Asimismo, existe el
desafío de eliminar las barreras de egoísmo entre los investigadores y
propiciar un ambiente donde el conocimiento y experiencia se transfiera de
forma natural (Cheng, et al.,
2009).
Por último, las IES
tienen el reto de mejorar su infraestructura tecnológica para ponerla al servicio
de los procesos de identificación, creación, distribución y medición del
conocimiento. Estudiantes, docentes y administrativos, requieren de la
disponibilidad y uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones
para involucrarse activamente con la gestión del conocimiento. Frente a este
aspecto, Toro y Joshi (2013)
afirman que las IES tienen a su disposición múltiples recursos tecnológicos,
tales como intranet, blogs, herramientas
de gestión de aprendizaje como moodle, wikis, sesión de chats,
foros de discusión, repositorios, bases de datos, redes académicas, Microsoft
Apps, Dropbox, Google Docs, Mindmeister, Google
Apps, entre otros recursos, que acompañados con la capacitación,
interacción y aprendizaje en línea, pueden facilitar el proceso de gestión del
conocimiento en las funciones de docencia, investigación y extensión (Gairín,
et al., 2009; Hakiman, et al., 2019).
Conclusiones
La
revisión de literatura llevada a cabo en este estudio mostró la gran
importancia otorgada por los investigadores a la gestión del conocimiento en el
plano organizacional. En la actualidad, el conocimiento se ha convertido en uno
de los recursos más valiosos para las organizaciones, y en el caso de las
Instituciones de Educación Superior, que son generadoras de conocimiento por
naturaleza, este aspecto adquiere mayor importancia si se tiene en cuenta el
entorno competitivo en el que operan este tipo de organizaciones.
Desde
las funciones sustantivas de docencia, investigación y extensión, las IES están
generando y transmitiendo conocimiento a sus estudiantes, docentes,
investigadores, administrativos, sector público, privado, y otros grupos de
interés, que se hace necesario gestionarlo de manera adecuada para obtener resultados
significativos en su rendimiento institucional. Hoy en día, las tecnologías de
la información y las comunicaciones se han convertido en una herramienta clave
para facilitar estos procesos de gestión del conocimiento al interior de las
IES, abriéndoles la oportunidad de generar impactos no solo a nivel regional,
sino también a nivel nacional e internacional.
A
través del abordaje conceptual de la variable, este estudio propone que la
gestión del conocimiento se compone de 4 fases fundamentales: Identificación,
creación, distribución y medición, las cuales se adaptan exitosamente a la
realidad de las IES, y fueron la base para elaborar el modelo de gestión del
conocimiento propuesto en esta reflexión teórica. En la primera fase del modelo,
está el proceso de identificación que implica visibilizar los aprendizajes en
fuentes internas y externas; luego está la fase de creación del conocimiento,
generada a partir del aprendizaje individual y colectivo; la tercera fase es la
distribución, donde se transmite el conocimiento con el apoyo de las TIC; y,
por último, la fase de medición, vinculada con indicadores como el capital humano, estructural y relacional.
A
pesar de todas las oportunidades que ofrece la gestión del conocimiento, la
revisión de la literatura evidenció que las IES presentan una serie de
dificultades que limitan la ejecución de este proceso, como por ejemplo, fallas
en la gestión de los líderes, poca disponibilidad de recursos para la
generación, almacenamiento y distribución del conocimiento, limitada
infraestructura tecnológica, carencia de una cultura de la transferencia de
conocimientos, incluso hasta la presencia de egoísmo y soberbia de muchos
investigadores al momento de compartir sus experiencias. Todos estos aspectos
constituyen desafíos importantes que requieren ser superados si se desea tener
éxito en el proceso de implementación.
En
definitiva, el estudio muestra la gestión del conocimiento como una herramienta
estratégica para las IES, dentro de su objetivo de generar ventajas competitivas
sostenibles en sus funciones de docencia, investigación y extensión, sin
embargo, el proceso de implementación puede no tener éxito si no se generan las
condiciones requeridas para ello. Por eso, este estudio propuso un modelo
adaptado a las necesidades de las IES con la finalidad de promover la
implementación de la gestión del conocimiento en este tipo de organizaciones.
El modelo representa un punto de partida, para que futuras investigaciones
analicen los escenarios que allí se proponen y de manera conjunta se pueda
llegar a resultados significativos en torno al tema.
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* El artículo se deriva de la tesis de maestría en Administración intitulada: “Gestión del conocimiento en los departamentos de investigación de las Instituciones de Educación Superior de Barranquilla”; desarrollado en la Universidad de la Costa (CUC – Colombia).
**
Maestrante en Administración. Contador Público. Docente Investigador de la
Universidad de la Costa (CUC), Colombia. Adscrito al Grupo de Investigación en
Contabilidad, Administración y Economía (GICADE). E-mail: jescorci8@cuc.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6233-2287
***
Maestrante en Administración. Profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales.
Docente Investigador de la Universidad de la Costa (CUC), Colombia. Adscrito al
Grupo de Investigación Innomarket del programa de Mercadeo y Publicidad. E-mail:
dbarros4@cucedu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3034-2007
Recibido:
2020-02-27 · Aceptado: 2020-05-16