Responsabilidad social
empresarial en el Ecuador: Abordaje desde la Agenda 2030*
Ormaza Andrade, Jorge**
Ochoa Crespo, Juan***
Ramírez Valarezo, Fabián****
Quevedo Vázquez, Jorge*****
Resumen
La Agenda 2030 y sus objetivos
de desarrollo sostenible, así como también la responsabilidad social
empresarial, buscan el cambio de paradigma que conduzca a un progreso
sostenible en los ámbitos, social, económico y ambiental. Esto implica un
compromiso donde actores como el Estado, comunidad civil, academia, empresas públicas
y privadas, juegan un rol fundamental. El objetivo de esta investigación es
describir la responsabilidad social empresarial en Ecuador a partir de la
Agenda 2030. El artículo se desarrolló desde el paradigma cualitativo utilizando
la revisión documental, teórica y jurídica. Como resultado, en Ecuador existe
un interés acentuado de las empresas hacia el cumplimiento de la responsabilidad
social, encaminando acciones cónsonas con el desarrollo sostenible y los
objetivos de desarrollo declarados a nivel mundial. A pesar de ello, se
requiere de mayor socialización y empoderamiento de la normativa contemplada en
la Agenda 2030, para evitar el incumplimiento cabal de sus objetivos. Se
concluye, que la responsabilidad social empresarial en Ecuador, responde a los
Objetivos de Desarrollo Sustentables y aporta elementos significativos para las
dimensiones económicas, políticas, sociales, ambientales y éticas de las
empresas, quienes deben asumirlas como ejes transversales de su sistema de
gestión; lo cual permitirá potenciar el desarrollo del país.
Palabras clave: Responsabilidad
social empresarial; desarrollo sostenible; Agenda 2030; sustentabilidad
empresarial; Ecuador.
Corporate social responsibility in Ecuador: Approach from the 2030
Agenda
Abstract
The 2030 Agenda and its sustainable development goals, as well as
corporate social responsibility, seek a paradigm shift that will lead to
sustainable progress in the social, economic and environmental fields. This
implies a commitment where actors such as the State, civil community, academia,
public and private companies, play a fundamental role. The objective of this
research is to describe corporate social responsibility in Ecuador from the
2030 Agenda. The article was developed from the qualitative paradigm using the
documentary, theoretical and legal review. As a result, in Ecuador there is a
heightened interest of companies towards the fulfillment of social
responsibility, directing actions consistent with sustainable development and
the declared development objectives worldwide. Despite this, greater
socialization and empowerment of the regulations contemplated in the 2030
Agenda are required, to avoid the complete non-fulfillment of its objectives.
It is concluded that corporate social responsibility in Ecuador responds to the
Sustainable Development Goals and provides significant elements for the
economic, political, social, environmental and ethical dimensions of companies,
who must assume them as crosscutting axes of their management system; which will
promote the development of the country.
Keywords: Corporate social responsibility;
sustainable development; 2030 Agenda; business sustainability; Ecuador.
Introducción
La Agenda 2030 para
el Desarrollo Sostenible, fue aprobada en septiembre de 2015 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, la firmaron 193 Estados y se convirtió en la
guía o la hoja de ruta para el trabajo de los países en beneficio de una nueva
visión y proyección de empresas socialmente responsables hasta el año 2030.
La responsabilidad
social es un modelo aplicable a todo tipo de organización, en cualquier
actividad o país, para valorar y comparar su contribución al desarrollo
sostenible. Por todo esto, las instituciones, en todos los niveles deben tener
dentro de sus objetivos fundamentales la gestión de la responsabilidad, dando
respuesta a los entornos donde funcionan.
La nueva visión del
siglo XXI, la dinamización de la economía de las naciones debido a la globalización,
las novísimas tendencias de producción, han hecho que los países se
concienticen por las formas tradicionales de transformación de la materia prima
(tanto en empresas del sector público como del privado), de manera que observen
la necesidad de reinventar sus estructuras productivas, en búsqueda de una producción
más limpia, basadas en las concepciones y preceptos teóricos de responsabilidad social empresarial (RSE).
Ecuador ante esta
realidad, debe alinearse a la nueva visión transformadora, hacia el cambio de
la matriz productiva que conduce al establecimiento de políticas públicas que
vayan encaminadas hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental, en
sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y con las dimensiones
que de igual manera son estudiadas por la responsabilidad social empresarial. Existe
una relación simbiótica entre la responsabilidad social empresarial y los
contenidos expresados en la Agenda 2030, en razón de ello, Ecuador debe alinear
sus objetivos estratégicos hacia la Agenda 2030 y la consecución sus objetivos;
como nación.
En ese sentido, Ecuador
tiene la oportunidad de validar temáticas con alto nivel de impacto,
priorizando las necesidades del país, como la reducción de la desigualdad en
todas sus dimensiones, el crecimiento económico inclusivo con trabajo decente
para todos, ciudades sostenibles, entre otros. Todo ello, se debe concatenar
con la comprensión de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) contenidos
en la Agenda 2030 para de esta manera, estudiar y exponer los medios, con la
finalidad de alcanzar una nueva dimensión del desarrollo desde la
sustentabilidad económica, social y ambiental.
Los ODS, se
constituyen en instrumentos de planificación para los países, en el ámbito
internacional, nacional, regional y local. Asimismo, la Agenda 2030 tiene una
visión a largo plazo y, se concreta en un apoyo para cada país en su camino
hacia un desarrollo sostenible y sustentable, que sea inclusivo y conforme con
el medio ambiente. En este sentido, es necesario, que Ecuador establezca
políticas públicas, y jerarquice prioridades en su planificación presupuestaria,
a la vez que incluya elementos relacionados con el cumplimiento de los ODS,
vinculados hacia la RSE.
Es imprescindible
para el cumplimiento de los conceptos y teorías expuestos explícitamente en la responsabilidad
social empresarial y en la ambiciosa y visionaria Agenda 2030, la vinculación efectiva
de los sectores de la sociedad y del Estado para su materialización. En otras
palabras, es tarea del Gobierno, la comunidad, la academia y el sector privado
a emplearla como una herramienta para la generación de sociedades inclusivas y justas,
al servicio de la sociedad, que no busquen el desarrollo a corto plazo, sino
que generen un progreso futuro en beneficio de las generaciones venideras.
Bajo las
consideraciones antes mencionadas, se ha planteado como objetivo de la presente
investigación describir la responsabilidad social empresarial en Ecuador a
partir de la Agenda 2030, a través de una investigación con enfoque cualitativo
utilizando la metodología de revisión documental, teórica y jurídica de las
variables objeto de estudio. Se realiza en primera instancia un abordaje de
algunas posiciones y teorías que fundamentan la responsabilidad social empresarial;
seguidamente una revisión de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo
Sostenible en el Ecuador.
1. Responsabilidad Social Empresarial: Aspectos teóricos
Vives y Peinado-Vara
(2011), manifiestan cómo la Responsabilidad Social en Latinoamérica ha sufrido
una evolución, desde la filantropía empresarial más tradicional, pasando por la
ciudadanía corporativa hasta llegar a los comportamientos responsables, como
parte de la estrategia empresarial desde la óptica de América Latina.
Diversos autores tanto
en la edad moderna (Bowen, 1953; Frederick, 1960; McGuire, 1963; Davis, 1967; Preston
y Post, 1981; Caroll, 1999) como en la contemporánea (Rincón, Caridad y Salazar, 2017; Núñez, et al, 2019; Schwalb
y García-Arrizabalaga, 2019; Rojas, et al, 2019; Mendoza, Jaramillo y López, 2020),
evidencian que existen diversos conceptos, teorías y concepciones sobre
Responsabilidad Social Empresarial; así como también autores con diversas
perspectivas descriptivas, empíricas, normativas legales e instrumentales.
En la edad moderna
Bowen (1953) considerado el padre de la Responsabilidad Social Empresarial, estableció
los cimientos de esta práctica de gestión. Como pionero en el análisis de la
relación empresa y sociedad, define por primera vez, la RSE, con la finalidad
de que fuera aceptada de manera voluntaria por parte de los empresarios. La
idea de Bowen era disminuir en el largo plazo problemas económicos, con una
mayor posibilidad de alcanzar los objetivos de una organización empresarial. Es
decir, el autor abiertamente muestra el camino que deben seguir las empresas al
utilizar las pautas esenciales de la RSE en la búsqueda de un crecimiento
económico a futuro.
Para Frederick (1960),
la RSE significa vigilancia del trabajo del sistema económico por parte de los
empresarios, de manera que se satisfagan intereses y necesidades del público
objetivo. Esto encierra a su vez, que la economía de la organización debe
dirigirse de tal manera, que la producción y la distribución mejoren el
bienestar socio-económico general. La responsabilidad social implica una posición
pública respecto a los factores humanos y económicos de la sociedad, y la
voluntad de ver que estos sean utilizados para fines sociales amplios, y no
sólo a favor de los intereses reducidamente limitados de las personas y las
empresas privadas.
Por su parte, Davis
(1967) enfatiza que la decisión sobre la práctica de una acción de
responsabilidad social, es incesantemente del hombre de negocio, concibiendo a
la empresa como establecimiento, que solamente generaliza la orientación
cultural, organización política e intereses especiales. El autor afirma que las
decisiones tomadas por los hombres de negocio, llevando en cuenta su responsabilidad
social, puede ser justificada a largo plazo, por un complicado proceso que
tiene una buena probabilidad que al final posibilite el retorno a la inversión.
Bowen (1953), al expresar
que el análisis de la RSE radica en la relación empresa y sociedad; coincide
con la postura de Frederick (1960) en que la aplicación de los conceptos de
RSE, dan como resultado la disminución de los problemas económicos.
La RSE con relación a
los recursos humanos y económicos, no deben ser únicamente para beneficio de
las empresas privadas, sino también superar la visión de servicio del sector
público, quien debe asumirla y trabajar en superar las expectativas de la
sociedad desde instancias de gobierno. A estos preceptos, plantea Davis (1967),
que las prácticas de RSE deben tener una orientación cultural y organización
política, en otras palabras, la misma debe ser favorable tanto a empresas públicas,
como privadas.
Al respecto, sostiene
Cueto (2014), que en la RSE debe predominar la aplicación voluntaria,
progresiva y mayoritaria en empresas del sector privado; se extiende en menor
medida al sector público, dado que su cumplimiento va más allá de sus labores,
trascendiendo al reconocimiento de la sociedad como principal contralor. Para Valecillo
y Gutiérrez (2016), la responsabilidad social no solo es de grandes empresas,
sino también de la gestión pública, puesto que éstas, por tener tal naturaleza,
llevan implícito el desarrollo de los paradigmas admitidos por la
responsabilidad social de las empresas privadas. En ese sentido, se puede trascender
“también a Instituciones Públicas, y generar cambios sociales y políticos” (Romero,
2010, p.459).
En el análisis de los
discursos teóricos de Bowen (1953), Frederick (1960), y Davis (1967), se colige
que la RSE es un constructo de connotación imprescindible para el mejoramiento
continuo de los planes y programas a nivel de Gobierno, empresas del sector
público y privado, sin importar su tamaño; pues, el desarrollo social,
económico, ecológico y ético debe concebirse en contexto genéricos, sin
distinción de empresas, en favor de la sociedad en la cual se desenvuelven.
En función del
análisis realizado, plantea McGuire (1963) que la responsabilidad social, se deduce
como una cuestión inherente a la actividad empresarial; la empresa no sólo
tiene obligaciones económicas y legales, sino también debe asumir responsabilidad
con la sociedad, ampliando la visión de los aspectos y compromisos meramente
internos, asociados con áreas específicas de la organización. En palabras de
Caroll (1999), la responsabilidad social de las empresas vislumbra la atención
sobre las expectativas que, en los campos económico, legal, ético y
discrecional, tiene la sociedad frente a las organizaciones en un determinado
momento.
Por otra parte,
Preston y Post (1981) ha planteado el término responsabilidad pública,
eligiendo el término “público” en vez del “social”; buscando resaltar la
importancia del ámbito público y de las relaciones que este tiene en la vida y
en la sociedad. Las empresas deben asumir las consecuencias de sus acciones,
pero no están obligadas a resolver todos los problemas de la sociedad. Solo son
responsables en las áreas relacionadas con su actividad e interés.
Desde la perspectiva
de Kliksberg (2013), la agenda de la responsabilidad social en la actualidad se
asocia con ocho grandes temas: Cuidado del personal, balance de género, buen
gobierno corporativo, consumidores conscientes, medio ambiente, la cadena de
producción, empresas familiarmente responsables y el voluntariado corporativo.
De lo anterior, la
responsabilidad social empresarial, es un tema que debe ser abarcado por todas
las organizaciones, sin importar su tamaño (grande, mediana o pequeña), o su
actividad comercial. Asimismo, ha originado una tendencia en el desarrollo sostenible,
buscando como concepto generar soluciones de manera global, a los impactos
negativos que está produciendo la globalización (Camacho, 2015).
Desde un plano
contemporáneo, la RSE se constituye en base fundamental para el desarrollo de
las sociedades actuales (Núñez, et al, 2019). Las actividades de RSE son un deber
importante para la supervivencia estratégica y sostenible de las empresas
(Rojas, et al, 2019), por lo que debe asumirse como una temática que en los
últimos años ha adquirido notoriedad (Gaete, 2011), pues en el contexto empresarial
moderno de operaciones globales, las organizaciones están cambiando el enfoque
de actuación frente a las problemáticas sociales de su entorno directo e
indirecto (Cogollo y Ruiz, 2019). Al respecto, sostienen Mendoza, et al. (2020)
que:
Las organizaciones
se proponen como desafío una satisfacción simultanea entre ellas y la sociedad;
es decir, se promueve el desarrollo individual y el bien común, a través de la
satisfacción de las necesidades sociales de sus integrantes y las de los
miembros de su comunidad. (p.96)
De igual manera plantean
Cogollo y Ruiz (2019), que la sostenibilidad, se constituye en un factor clave
para la ejecución de mejoras en las organizaciones por medio del enfoque del
Triple Balance, que engloba las dimensiones económica, social y ambiental, según
los autores, la idea es efectuar cambios con el fin de aumentar el impacto del
desarrollo sostenible a nivel global. En ese sentido, sostienen Rincón, et al.
(2017), que estos tres vectores “condicionan la inserción en los mercados de manera
competitiva sostenidamente en pro del desarrollo sostenible de organizaciones y
mercados de cara a una economía del bienestar” (p.49).
En el ámbito social,
se orienta a generar mejoras en la calidad de vida, salud y educación; en el
ámbito económico, pretende el crecimiento equitativo sin perjudicar los
recursos medio ambientales; y, en el ámbito ambiental, se concentra en utilizar
energía renovable y el cuidado constante de la naturaleza, preservando los ecosistemas
en los cuales opera y de los cuales se beneficia.
Precisa Cueto (2014),
que la RSE es un modelo que se aplica a todas las organizaciones del mundo, con
el propósito de valorar y comparar su contribución al desarrollo sostenible. Así
la responsabilidad social empresarial, a través del tiempo ha evolucionado,
ampliando la visión de concebir la organización desde su óptica interna; esta
va más allá, incluyendo perspectivas que superan lo económico, y que hacen de
ella, una práctica que exige comportamientos en otros ámbitos de actuación como
el ambiental y el social.
En función de ello,
al asumirla como práctica empresarial, se debe velar por garantizar un
equilibrio entre las tres dimensiones antes mencionadas, de manera que se
contribuya a la sustentabilidad no solo organizacional, sino también a nivel de
los ecosistemas con los que se interactúa y de la sociedad en general,
superando visiones locales y apostando por cambios en los países y del mundo. Apuntar
a operaciones empresariales sustentables en lo económico, social y ambiental,
puesto que “al considerar a los sistemas ecológicos y el desarrollo
sustentable, en los procesos productivos, las empresas se verán enormemente
beneficiadas, al obtener ventajas comparativas y competitivas que las diferenciarán,
potenciarán y proyectarán nacional e internacionalmente” (Díaz, 2019, p.145).
Por lo manifestado en
acápites anteriores, la RSE debe ser vista como una herramienta de gestión
empresarial, cuyo concepto en el tiempo se ha transformado. Debe ser estudiada
desde un enfoque sostenible, y en relación directa con los ODS. América Latina,
ha despertado con respecto a la RSE, a pesar de que otras regiones del mundo se
encuentran por delante ante el rezago que vive a nivel de su desarrollo
económico. En la mayoría de los casos, las empresas que destacan son las más
grandes, y entre éstas sobresalen las que reciben instrucciones de su casa
matriz. Las pymes, llevan a cabo prácticas
responsables de forma natural (por su cercanía a los grupos de interés, a las
comunidades y a los problemas sociales y ambientales de las mismas), pero lo
asumen de forma poco sistemática. En general, existen elementos que hacen que
la RSE evolucione más lento de lo que sería deseable.
2. Lineamientos
esenciales para la Responsabilidad Social Empresarial
Luego de revisada de
manera concreta aspectos puntuales sobre visión moderna y contemporánea de la
responsabilidad social, se procede a la revisión de lineamientos mundiales,
aplicables en el sector público y privado, que conducen al desarrollo de
prácticas y programas responsables desde las tres dimensiones antes precisadas.
Se revisan los
preceptos del Libro Verde de la Unión Europea, las normas ISO 26000, el Global
Reporting Iniatitive (GRI), las Normas SGE 21 (Sistema de gestión ética y
socialmente responsable), Global Compact (UNGLOBAL), con la idea de profundizar
en la explicación de información ligada a la RSE.
2.1. Libro Verde: Lineamientos para la responsabilidad social
La RSE, como eje
decisivo de este nuevo marco de relaciones empresa-sociedad, toma impulso en el
contexto europeo a partir de la publicación en 2001 del Libro Verde de la responsabilidad
social de las empresas. Se referencia un documento de la Comisión Europea que desea
situar este concepto en el centro de una nueva estrategia de desarrollo
empresarial para el futuro. Desde entonces se han multiplicado las firmas, las
entidades privadas, las instituciones públicas y las organizaciones civiles,
interesadas en promover y llevar a la práctica distintas fórmulas y vías para
la implementación del compromiso social de la empresa. También se ha ido
incrementando poco a poco el conocimiento y el interés de la opinión pública
por este enfoque, así como la investigación académica sobre RSE.
El libro Verde de la Unión Europea, establece el
compromiso de fomentar las dimensiones de la responsabilidad social, no sólo en
lo interno sino también a nivel externo, es decir, se busca “la
integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones
sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con
sus interlocutores” (Comisión de las Comunidades
Europeas, 2001, p.7). Crea un aporte fundamental en
el momento en que las empresas logren de manera eficaz, ética y ecológica, productos
y servicios sustentables que los consumidores necesitan y desean.
Las empresas deben
establecer relaciones duraderas con sus consumidores, centrando toda su
organización en la comprensión de lo que estos desean y ofreciéndoles calidad,
seguridad, fiabilidad y servicios superiores, con el fin de que obtengan
mayores beneficios. Además, es importante colocar en práctica el principio
según el cual los productos se diseñan pensando en que puedan ser utilizados por
el mayor número de personas posibles, incluidos los consumidores afectados por
una discapacidad (Comisión de las Comunidades Europeas, 2001).
En el libro Verde de la Comisión de las Comunidades Europeas (2001), se manifiesta que: “Ser
socialmente responsable no significa cumplir plenamente con las obligaciones
jurídicas, sino también ir más allá de su cumplimiento, invirtiendo “más” en el
capital humano, el entorno y las relaciones con los interlocutores” (p.7), que
si bien su fomento ha correspondido a algunas grandes empresas y sociedades
multinacionales, esta es importante en todo tipo de organizaciones y sectores
de actividad sustentable.
Es indudable la
contribución del Libro Verde para la fundamentación de la RSE en el nuevo
contexto y relación entre los organismos empresariales y la sociedad. La RSE es
el centro de una nueva estrategia de desarrollo empresarial para el futuro;
bajo estas consideraciones las entidades privadas y públicas, y las
organizaciones civiles interesadas en promover y llevar a la práctica distintas
fórmulas y vías para la implementación del compromiso social de la empresa,
deben incorporar en sus estrategias a la RSE como herramienta para alcanzar el
desarrollo sustentable y sostenible con una visión holística.
El paradigma de RSE implica un trabajo
gradual, progresivo, sostenible y sustentable en el tiempo que se asume en
función de materializar las obligaciones que las organizaciones tienen con la
sociedad, y no solo las de orden económico y legal, sino también aquellas que
generen impactos favorables en ella. Una organización socialmente responsable,
hace lo correcto porque piensa que tiene la responsabilidad ética para hacerlo
(Robbins y Coulter, 2010).
2.2. ISO 26000: Criterios y definiciones para las
empresas
Los siguientes
principios de la ISO 26000 (Organización Internacional de Normalización [ISO], 2010),
contribuyen a normalizar criterios y definiciones de responsabilidad social y
evaluar los impactos económicos, sociales, ambientales y humanos de todas las
empresas: Rendición de cuentas, transparencia, comportamiento ético, respeto a
los intereses de las partes interesadas, respeto a la legalidad, normativas
internacionales de comportamiento, y respeto a los derechos humanos.
Así también, una
pequeña y mediana empresa puede basar su trabajo en siete áreas fundamentales para
crear una estrategia de gestión más eficaz y eficiente: Gobernanza de la
organización, derechos humanos, prácticas laborales, medio ambiente, prácticas
justas de operación, asuntos de consumidores, participación activa en la
comunidad, desarrollo de la misma (ISO, 2010).
Para Argandoña e Isea
(2011), la RSE a través de la ISO 26000 “proporciona principios fundamentales y aspectos
conexos con las formas de actuar consecuente, ética y responsablemente con
todos los stakeholders de la empresa, aumentando valor a la misma y llevándole
a la sostenibilidad sin importar el tamaño” (p.7), orientado a todo tipo
de organización publica y privadas.
En Ecuador el Instituto
Ecuatoriano de Normalización (INEN), en el año 2010 incorpora entre sus planes
de acción los fundamentos expresados en la norma ISO 26000 para efectos de
prácticas de Responsabilidad Social Empresarial; la misma tiene como propósito
la sinergia entre empresa (pública o privada) y sociedad; en otras palabras,
las organizaciones empresariales deben buscar la satisfacción de las
necesidades de los grupos de interés, sin la afección del medio ambiente. En el
Ecuador la RSE ha impactado de manera positiva, pero aun así hay empresas que
no la están aplicando de manera eficiente o no están completamente familiarizadas
con las normas o guías que hay en la actualidad (Brito, 2018).
En la línea del
conocimiento abordada en este artículo los autores como Bowen (1953); McGuire
(1963); Preston y Post (1981); Caroll (1999); Argandoña e Isea (2011);
Kliksberg (2013); Camacho (2015); Rincón, et al. (2017); Núñez, et al. (2019);
Schwalb y García-Arrizabalaga (2019); Rojas, et al. (2019); el Libro Verde, la
norma ISO 26000, por nombrar algunos, concuerdan que la RSE debe incorporarse
en las dimensiones social, ecológica, ambiental, y ética; y aglutinan al
constructo RSE el cuidado personal, el balance de género, buen gobierno
corporativo, una visión futurista de desarrollo sostenible.
En la ruta de la
complementariedad de las afirmaciones antes descritas, resulta interesante este
estudio porque se abre una brecha en el conocimiento de la relación simbiótica
entre la RSE y los Objetivos de Desarrrollo Sostenible estipulados en la Agenda
2030.
3. Agenda 2030: Objetivos de Desarrollo
Sostenible
En Ecuador, el
Consorcio Ecuatoriano para la Responsabilidad Social Empresarial (CERES, 2012)
ha generado una socialización participativa sobre el paradigma de RSE. En la
misma línea la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (SENPLADES,
2017), en coordinación con algunos Ministerios, diseñó el Plan Nacional de
Desarrollo 2017-2021 - Toda una Vida, que asume, entre sus objetivos, promover
la sostenibilidad ambiental, fortificar el sistema económico social y solidario
e incitar a la transformación de la matriz productiva. Aspectos importantes que
deberían ser analizados y estudiados desde la Agenda 2030.
La Agenda 2030, con
sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), 169 metas y 232 indicadores,
fue aprobada en septiembre de 2015; presenta una visión ambiciosa del desarrollo
sostenible e integra sus dimensiones económica, social y ambiental (Naciones
Unidas, 2015). La misma, establece lineamientos transformadores, que coloca la
igualdad y dignidad de las personas en el centro, y llama a cambiar el estilo
de desarrollo, respetando el medio ambiente. Es un compromiso universal
adquirido tanto por países desarrollados como en crecimiento, en el marco de
una alianza mundial reforzada, que toma en cuenta los medios de implementación
para realizar el cambio y la prevención de desastres por eventos naturales
extremos, así como la mitigación y adaptación al cambio climático (Comisión
Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2019).
El Estado debe ser el
primer interesado en buscar los mecanismos necesarios y suficientes para
implementar los ODS contemplados en la Agenda 2030, como complemento a las políticas
y acciones del Gobierno. Las organizaciones empresariales pueden aportar
significativamente con la consecución de los ODS a través de la implementación
de acciones de Responsabilidad Social Empresarial, éstas deben encauzar sus
estrategias a dichos objetivos; buscando aquellos que sean significativos e
importantes para las mismas.
4.
Responsabilidad Social Empresarial en Ecuador: Plan Toda una Vida 2017 – 2021
El proyecto Ecuador
2030, creado por el Comité Empresarial Ecuatoriano, tiene como fin establecer
los escenarios para implementar en el país la denominada “Cuarta Revolución Industrial”,
expandiendo estrategias en concordancia con los ODS. Se trata de emprender las
bases para transformar a Ecuador en una nación moderna e innovadora, país próspero
y con grandes posibilidades para las futuras generaciones, tal y como se
muestra en la Figura I.
Fuente:
Elaboración propia, 2019, a partir de Naciones Unidas (2015).
Figura
I: Responsabilidad
Social Empresarial del Ecuador y la Agenda 2030
En la Figura I, se
identifica la relación sine qua non
entre los preceptos de la RSE, regidos por la Constitución de la República del
Ecuador 2008 (Asamblea Nacional Constituyente de Ecuador, 2011), el Plan Nacional
de Desarrollo 2017-2021 - Toda una Vida (SENPLADES, 2017) y los Objetivos de
Desarrollo Sostenible inmersos en la Agenda 2030 (Naciones Unidas, 2015). Es
necesario destacar que de los 17 objetivos contemplados en la Agenda 2030, para
fines de la presente investigación se abordarán solo 8 de ellos, considerando
los planteamientos de los autores en lo que respecta a la ejecución y
desarrollo de RSE en el país. Estos ODS, son: 1. Fin de la Pobreza; 2. Hambre
Cero; 6 Agua limpia y saneamiento; 7 energía asequible y no contaminante; 8.
Trabajo decente y crecimiento económico; 11 Ciudades y comunidades sostenibles;
12. Producción y consumo responsables; 16. Paz, justica e instituciones sólidas.
Al respecto, los
autores Kowszyk, et al. (2019) manifiestan que el avance de los países de
América Latina y el Caribe (ALC), con la contribución de una serie de
documentos y acuerdos internacionales, han permitido un progreso sostenido en
las políticas públicas que abordan los temas de la sostenibilidad en las
organizaciones, y en especial, en el sector empresarial.
En lo que respecta a
la idea de los Planes Nacionales de Acción, estos se orientan a consolidar la
información plasmada en diversos programas y políticas de Ecuador, de manera que
se incentive a las empresas a avanzar hacia la unificación de la
Responsabilidad Social Empresarial en sus modelos de negocios. Al referenciar
la Comisión Europea, esta indica que los Planes Nacionales de Acción de las
naciones del mundo, se constituyan en un mecanismo para el avance voluntario de
las empresas en combinación con un marco regulatorio, lo que se ha difundido como
un enfoque smart mix.
La “Estrategia
Renovada de la Unión Europea sobre Responsabilidad Social de las Empresas” (Comisión
Europea, 2011), es fundamentalmente relevante; al considerar la RSE en el Plan
Nacional de Derechos Humanos y Empresa, como alternativos y complementarios a
los Planes Nacionales de Acción de RSE.
De gran importancia
es también la publicación de los “Principios de Empresas y Derechos Humanos”
(Naciones Unidas, 2011), cuyo objetivo es prevenir impactos negativos
relacionados a las actividades empresariales. En 2015, se suman los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030 (Naciones Unidas, 2015), que de
manera trasversal promueven las alianzas entre gobiernos, el sector empresarial
y la sociedad civil, para un desarrollo sostenible y eficaz.
Desde la perspectiva de
Kowszyk, et al. (2019), el avance de los países de América Latina y el Caribe
(ALC) en temas de sustentabilidad y RSE ha sido progresivo, y uno de los
principales logros en los últimos años, es la inclusión en las políticas públicas.
Sin embargo, la región está aún en una fase de experimentación en estos temas,
particularmente en lo que respecta a la elaboración de leyes, reglamentos y
mecanismos de incentivos.
El estudio sobre la
situación de la RSE en Ecuador, basado en la Carta Magna del Ecuador publicada
en 2008, y en el Plan Nacional de Desarrollo 2017-2021 “Toda una Vida”, implica
avalar que la comunidad civil no se encuentre separada de la sociedad, y que
sus derechos primordiales sean consolidados.
En las siguientes Figuras
se muestran las interconexiones entre aspectos legales, normativos de la RSE en
el marco de la Agenda 2030. En ese sentido, evidencian la relación directa
entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los diferentes artículos expresados
en la Carta Suprema del Ecuador de 2008, los objetivos del Plan Nacional de
Desarrollo Toda una Vida y las dimensiones de la Responsabilidad Social
Empresarial.
De antemano, se
infiere que existe una estrecha congruencia entre las leyes, normas ecuatorianas
y los ODS, razón por la cual, se asevera que la Agenda 2030 debe ser el camino
a seguir en la planificación pública por parte del Estado, y la hoja de ruta
por donde deben transitar las empresas públicas y privadas del país.
Con respecto al
primer objetivo considerado de la Agenda 2030, que se refiere al fin de la
pobreza (ver Figura II), se puede apreciar que la dimensión social de la
Responsabilidad Empresarial se alinea al Plan Nacional de Desarrollo (PND)
2017-2021, “Toda una Vida”, cuyo eje central es la erradicación de la pobreza y
la garantía de una vida plena para esta y las generaciones venideras.
Fuente:
Elaboración propia, 2019.
Figura
II: Interconexión
ODS 1, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
De acuerdo con Lalama
y Bravo (2019): “La pobreza, la marginación, la exclusión social, son
diferentes situaciones de índole social que afectan severamente a gran parte de
la población” (p.14). Al respecto, el PND 2017-2021 muestra que:
La pobreza
no es fruto de escasez de recursos o de la mala suerte, es el reflejo de la
desigualdad extrema, de las estructuras de poder económicas nacionales y
globales, de la falta de justicia social, de la exclusión y de la negación de
derechos. (SENPLADES, 2017, p.13)
Para mitigar y
eliminar estas condiciones adversas, Ecuador busca, a través de este Plan, ser
un país donde todas las personas, especialmente las más pobres tengan una vivienda
digna, que los niños y las niñas no sufran desnutrición, que los jóvenes
accedan a la educación superior de calidad, suprimir la violencia contra las
mujeres, garantizar los derechos de la naturaleza (SENPLADES, 2017).
En cuanto al objetivo
relacionado con Hambre Cero, se observa en la Figura III, que el desarrollo sostenible
de un país está atado a la seguridad alimentaria que es el resultado de la
disponibilidad y acceso de alimentos para toda la población. Es decir, que el
ODS 2 está vinculado a las buenas prácticas de RSE mediante las dimensiones
social y ambiental.
Fuente:
Elaboración propia,
2019.
Figura
III: Interconexión
ODS 2, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
Asimismo, en Ecuador el
ODS número 6, referido al agua limpia y el saneamiento, que se visualiza en la
Figura IV, constituye un reto gigantesco. En este país, no existe un porcentaje
adecuado de lugares que dispongan de agua potable apta para el consumo, así
como tampoco se dispone de información precisa sobre obras de saneamiento
ambiental. El Estado debe trabajar incansablemente, sobre el cumplimiento de
este ODS, y establecer alianzas estratégicas con el sector público y privado,
de manera que, mediante la aplicación de la RSE, se consoliden esfuerzos para
acercarse al cumplimiento de este ODS, esencial y básico para las naciones del
mundo.
Fuente: Elaboración propia, 2019.
Figura
IV: Interconexión ODS 6, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
En la Figura V, se
puede apreciar la interconexión correspondiente al ODS 7 referido a la energía
asequible y no contaminante, así el Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE, 2019), relaciona la dimensión
ambiental de la RSE, con acciones de buenas prácticas ambientales que deben
incorporarse en la Planificación del Estado, la autorización expresa de la
deducción impositiva (Autorización Ambiental), a través del Acuerdo Ministerial
número 027, mecanismo diseñado para acceder al incentivo económico otorgado por
el Código de la Producción, para la deducción adicional del 100% de la
depreciación de máquinas, equipos y tecnologías, destinadas a la implementación
de mecanismo de producción más limpia, generación de energía de fuente
renovable (solar, eólica o similares) o a la reducción del impacto ambiental de
la actividad productiva, y a la reducción de emisores de gases de efecto
invernadero.
Fuente:
Elaboración propia,
2019.
Figura
V: Interconexión
ODS 7, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
Al respecto, el Ministerio
del Ambiente del Ecuador (MAE, 2014), con el propósito de “incentivar al sector
público y privado, a emplear nuevas y mejores prácticas productivas y de
servicios, desarrolló ‘Punto Verde’ como una herramienta para fomentar la
competitividad del sector industrial y de servicios, comprometiéndolos con la protección
y conservación del ambiente” (p.1).
Asimismo, este
Ministerio, con su Programa de Reparación Ambiental y Social (RAS); tiene como
objetivo gestionar las consecuencias ambientales y sociales provocadas por el
desarrollo de actividades económicas como la petrolera y la minería. De igual
manera, es el organismo encargado de la autorización para el cumplimiento de
proyectos de alto riesgo medioambiental, instituyendo las exigencias y
circunstancias que son mandatorias en su cumplimiento.
En relación al ODS 8,
trabajo decente y crecimiento económico, se muestra en la Figura VI, que en
Ecuador se instituyó una coalición público-privada coordinada desde el
Ministerio de Relaciones Laborales (Ministerio del Trabajo, 2007). Desde el
comienzo de este proyecto, se viene implementando una estrategia nacional contra
la erradicación del trabajo infantil, a esta causa, se suma el Ministerio de
Coordinación de Desarrollo Social (MCDS), y
el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) (2011) y presentan
el análisis, la estructura institucional, y la evolución histórica del trabajo
infantil en Ecuador, de igual forma realizan un análisis costo-beneficio de la
erradicación del trabajo infantil, junto con un mapa actualizado de su
incidencia y no asistencia escolar a nivel cantonal. Para poder hacer ese mapa,
se utilizó como base de datos al Registro Social del MCDS.
Fuente:
Elaboración propia,
2019.
Figura
VI: Interconexión ODS 8, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
La investigación
muestra que el país ha realizado importantes avances en la creación de un marco
normativo que regule lo relacionado con el trabajo infantil, así como en la
suscripción de acuerdos internacionales que conducen a su erradicación. El
análisis del costo y de los beneficios que implicaría su erradicación muestra
que, para la sociedad en su conjunto, los beneficios serán mayores a los costos.
Es decir que, además de ser la eliminación del trabajo infantil un tema de
derechos consagrados en la estructura normativa y en los acuerdos
internacionales, incluso desde una visión netamente economicista, la misma
resultaría beneficiosa para el país.
En la misma ruta en
Ecuador, el Ministerio de Industria y Productividad (2016) genera la política
Hace Bien y Hace Mejor, que ha sido creada como una iniciativa que pretende
reconocer a las empresas ecuatorianas comprometidas con el cumplimiento de las
cuatro éticas empresariales: 1) con los trabajadores, 2) con la comunidad, 3)
con el estado, y 4) con el medio ambiente; estas son promovidas por el Gobierno
Nacional y generan incentivos para las empresas y compañías que incorporan
buenas prácticas de RSE.
Las acciones involucradas
con la RSE, se enmarcan en el Objetivo 8 de Desarrollo Sostenible, se orienta a
promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo
pleno y productivo, así como el trabajo decente para todos; de igual manera,
con la meta 8.8 del mismo objetivo en el cual señala la protección de los
derechos laborales de los trabajadores (Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2017).
De igual manera, los derechos
económicos, sociales y culturales, se fundamentan en la igualdad y en consecuencia
el ser humano le exige al Estado que cumpla con ciertas obligaciones de dar y
hacer. Entre estos derechos figuran el derecho al trabajo, a unas condiciones
de trabajo justas y favorables, a un salario justo, a la seguridad social, a
una alimentación, vestuario y albergue, a un nivel de vida adecuado, a la
salud, a la protección económica por discapacidad, entre otros.
En lo que respecta al
ODS 11, referido a ciudades y comunidades sostenibles, apreciable en la Figura
VII, es de resaltar que el proyecto HABITAT III, realizó el Índice de
Prosperidad Urbana (CPI), documento contentivo del análisis de los niveles de
prosperidad de las ciudades del Ecuador, de acuerdo a 6 dimensiones como son: Productividad,
infraestructura, calidad de vida, equidad e inclusión social, sostenibilidad
ambiental y gobernanza y legislación (Centro de Investigación Sobre Política Pública y
Territorio [CITE FLACSO Ecuador], 2017).
Fuente:
Elaboración propia,
2019.
Figura
VII: Interconexión
ODS 11, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
Conjuntamente, ciudades
grandes como Quito y Guayaquil, demuestran que sus primordiales desafíos son la
sostenibilidad ambiental, estas mismas situaciones se exhiben en las ciudades de
la Amazonía y en promedio, todos los cantones analizados presentan a la
sostenibilidad ambiental como su puntaje más bajo (CITE-FLACSO Ecuador, 2016).
Este estudio permite conocer el desarrollo de las ciudades desde varias dimensiones
de la RSE como son la social, ambiental que no solamente sea un desarrollo con
fines de productividad y economía, sino más bien alineados a los ODS y a la
RSE.
En este orden ideas,
avanzando con el ODS número 12, centrado en garantizar modalidades de consumo y
producción sostenibles, representando un aporte fundamental para los Gobiernos,
empresas públicas y privadas, los mismos deben estar atentos a sus acciones,
basarse en los conceptos así como definiciones de los ODS y estrictamente
coordinados con las teorías de RSE. El objetivo 12 manifiesta que el consumo y
la producción sostenibles radican en el fomento y utilización eficiente de los
recursos; así como también la construcción de infraestructuras sostenibles y
facilitar el acceso a los servicios básicos, empleos ecológicos y decentes, y
una mejor calidad de vida para toda la sociedad (ver Figura VIII).
Fuente:
Elaboración propia,
2019.
Figura
VIII: Interconexión ODS 12, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
La consecución en el
cumplimiento de planes de desarrollo, reducir los futuros costos económicos,
ambientales y sociales, aumentar la competitividad económica y reducir la
pobreza; por lo manifestado se deduce que el objetivo 12 contemplado en la
Agenda 2030 está integrado estrictamente con las dimensiones social, ambiental
y ecológica de la RSE.
Finalmente, en lo que
respecta al ODS de la Agenda 2030 que trata sobre la paz, justicia e instituciones
sólidas, se puede visualizar en la Figura IX, que uno de los principales
inconvenientes que viven los países de América Latina y precisamente Ecuador es
la corrupción, en el país se han dado casos de enriquecimiento ilícito de
funcionarios públicos, entre otros aspectos vinculados con actos inicuos.
Fuente:
Elaboración propia,
2019.
Figura
IX: Interconexión
ODS 16, la Constitución, Plan Toda una Vida y la RSE
En los países
Latinoamericanos, los Gobiernos han visto la necesidad de incluir en sus
adquisiciones, el concepto de compras públicas que beneficia a empresas micro,
pequeñas y medianas, para que puedan contratar con el Estado; asimismo,
privilegia a todas las empresas, sin depender de su tamaño, que respeten
criterios y normas ambientales y que incorporen prácticas socialmente
responsables. Al respecto, en Ecuador se ha generado el Programa de Provisión
de Alimentos (PPA), que ofrece un canal de compra privilegiado de productos
alimenticios, elaborados por campesinos con formas ecológicas de producción
libre de químicos; es decir, una producción limpia, cuyo organismo responsable
es el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES, 2008).
Conclusiones
En la teoría se
esgrime un interés acentuado por la Responsabilidad Social Empresarial en
correspondencia con el desarrollo sostenible; este palpito se afianza en Ecuador
mediante la formalidad de política pública, enunciado en la visión del
compromiso social y del medioambiente a partir de las reformas en la
Constitución y las leyes aprobadas a partir de 2008 y ratificadas en el Plan
Nacional de Desarrollo Toda una Vida 2017 -2021; por el actual régimen.
La sostenibilidad
como estrategia estipulada en los ODS y la RSE busca empresas socialmente responsables,
es el camino que deben seguir las organizaciones para producir más y mejor,
preservando los derechos de las personas, verificando permanentemente sus
obligaciones legales y teniendo cuidado con el ambiente. La falta de
socialización y empoderamiento de los actores sociales y empresariales de la
normativa contemplada en la Agenda 2030, imposibilita el cumplimiento cabal de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Es indudable que, en Ecuador,
se ha conseguido de manera importante grandes logros vinculados con los ODS
propuestos en la Agenda 2030 así como en relación a las dimensiones de la RSE;
sin embargo, existe mucho camino por recorrer; es momento de concientizar a los
empresarios sobre los cambios que se deben afrontar desde la vigencia de la
Agenda 2030 en materia normativa y política pública; asimismo, un cúmulo de
oportunidades que se presentan.
Finalmente, el Estado
ecuatoriano, debe asumir el reto de tranversalizar todo el conocimiento y los
recursos necesarios para la materialización efectiva de la sociedad en la
inserción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en concordancia con los
preceptos de Responsabilidad Social Empresarial.
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* Esta investigación
presenta avances parciales del proyecto de tesis: “Gestión de la responsabilidad
social empresarial en Pymes ecuatorianas”, en el Doctorado en Ciencias Sociales,
mención Gerencia, de la Universidad del Zulia, Maracaibo - Venezuela.
** Doctor(c) en Ciencias Sociales
mención Gerencia. Magíster en Administración de Empresas (MBA), mención Recursos
Humanos y Marketing. Especialista en Docencia Universitaria. Docente en la
Universidad Católica de Cuenca, Ecuador. E-mail: jormaza@ucacue.edu.ec; ORCID: https://orcid.org/0000-0001-5449-1042
*** Magister en Gestión Empresarial.
Ingeniero Comercial. Docente y Director de Carrera de Contabilidad y Auditoría en
la Universidad Católica de Cuenca, Sede Azogues, Ecuador. E-mail:
jdochoac@ucacue.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0781-2020
**** Máster en Administración de Empresas. Especialista
en Docencia Universitaria. Docente en la Universidad Católica de Cuenca, Ecuador.
E-mail: framirezva@ucacue.edu.ec
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3437-2705
***** Máster en
Administración de Negocios. Economista. Docente en la Universidad Católica de
Cuenca, Ecuador. Jefatura de Posgrados. E-mail: joquevedov@ucacue.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1303-4835
Recibido: 2020-02-05 · Aceptado: 2020-05-11