Turismo rural en
Crucita-Ecuador: Una mirada desde la fortaleza del género
Bumbila
García, Bibian Bibeca*
Resumen
En la actualidad, un
grupo de investigaciones en todo el mundo se enfocan en el esbozo de
estrategias para el desarrollo del turismo como eje potenciador de las
economías. En ese sentido, la presente
investigación se direcciona en realizar un análisis sobre un proyecto de
turismo en el espacio rural con enfoque de género y que potencie el desarrollo
comunitario, en la parroquia Crucita, perteneciente al Cantón Portoviejo,
provincia ecuatoriana de Manabí-Ecuador.
El estudio a nivel metodológico parte de un enfoque postpositivista, con el
paradigma interpretativo. El análisis de la disquisición realizada revela que
aun cuando en Crucita se aprecian avances en cuanto a la resiliencia y
autonomía femenina, sin embargo, persisten elementos propios de una cultura
patriarcal y machista que dificultan su visibilización, es decir, el no querer
concebir totalmente la presencia de la mujer como figura relevante en las
labores relacionadas con la gastronomía y en otros sectores de la economía, que
en ciertos momentos la limitan en su pleno desarrollo en la sociedad. Se concluye,
que de modo general, se reconoce la importancia de implementar en la localidad
iniciativas donde la mujer promocione sus talentos dentro del área de la
gastronomía, propiciando así su participación social.
Palabras clave: Turismo rural; desarrollo
comunitario; gastronomía; enfoque de género; Crucita-Ecuador.
Rural tourism in Crucita-Ecuador: A look from the strength of the gender
Abstract
Currently, a group of researches around the
world are focused on the outlining of strategies for the development of tourism
as a driving force behind economies. In this sense, this research is aimed at
carrying out an analysis on a tourism project in rural areas with a gender
perspective and that promotes community development, in the Crucita parish,
belonging to the Portoviejo Canton, Ecuadorian province of Manabí-Ecuador. The
study at the methodological level starts from a postpositivist approach, with
the interpretive paradigm. The analysis of the disquisition carried out reveals
that even when Crucita shows progress in terms of female resilience and
autonomy, however, elements of a patriarchal and macho culture persist that
make it difficult to make visible, that is, not wanting to fully conceive of
the presence of women as a relevant figure in work related to gastronomy and in
other sectors of the economy, which at certain times limit their full
development in society. It is concluded that, in a general way, the importance
of implementing initiatives in the locality where women promote their talents
within the gastronomy area is recognized, thus promoting their social
participation.
Keywords: Rural
tourism; community development; gastronomy; Gender approach; Crucita-Ecuador.
Introducción
En la actualidad, un grupo de investigaciones en todo el
mundo se enfocan en el esbozo de estrategias para el desarrollo del turismo
como eje potenciador de las economías.
Resulta que, sin llegar a cauces ostentosos, es posible sustentar que la también
llamada industria del ocio, o sin humo, desempeña un papel esencial para el
desarrollo y la dinamización del tejido socioeconómico de las naciones.
No en
vano, el turismo internacional tuvo un crecimiento del
4% registrado en el primer trimestre de 2019, según lo promulgado en
la última edición del Barómetro OMT de Turismo Mundial, elaborado por la
Organización Mundial del Turismo (OMT, 2019), denominado ese año, del “Empleo,
habilidades y trabajo” tras reconocer la capacidad del sector para generar más
y mejores empleos incluyentes; las cifras señalan que el turismo provee una de
cada diez plazas de trabajo en todo el mundo; así también representa el 10% del
PIB mundial; lo que demuestra el aporte positivo al desarrollo; sin embargo, se
requiere afianzar compromisos entre los países para continuar con el
crecimiento de la actividad turística de forma sostenible.
Ecuador,
no se encuentra ajeno a estas realidades, al sobresalir como uno de los
referentes en la región, al recibir millones de turistas anualmente, seducidos
por la extensa riqueza natural y cultural del país, que acumula destinos
heterogéneamente diversos, entre sitios históricos, espacios rurales o zonas de
costas, sol y playa, en distintas regiones.
Las regiones turísticas, pueden ser inscritas en el concepto más amplio
de la economía, de allí, que se le considere al turismo una industria, porque
bien utilizados los atractivos que un país tiene con su naturaleza, espacios de
esparcimiento, sitios históricos, los cuales se muestran con orgullo por ser
parte de esa nación, generan un ingreso importante bien sea para la localidad,
la región o el país, manifestando Pelegrín, et al. (2020), que están caracterizadas:
Por el predominio de este tipo de actividad, a la cual
se dirigen los mayores esfuerzos, tanto de las relaciones que se establecen
entre las diversas fuerzas productivas, como los intereses del sistema
determinado por las relaciones de producción establecidas. (p.232)
En tal
sentido, esta industria turística permite resaltar lo bonito, atractivo de una
localidad, a veces patrimonio nacional, pero no solo eso es lo importante, sino
que se convierte en un punto específico para el desarrollo local, sostenible y
sustentable en algunos casos, porque la gente aprovecha esas maravillas de la
naturaleza, esa cultura y costumbre del lugar, para generar ingresos que a su
vez se convierten en empleos para los lugareños y reinvertir en el espacio
turístico.
Es
cierto que el turismo, es una actividad temporal para algunos lugares y depende
de la mercadotecnia para hacer de ese lugar un espacio frecuentado, por lo
cual, muchas personas han pensado en esto como parte de sus actividades
específicas cuando es temporada de vacaciones, fines de semana larga, o eventos
culturales que permiten resaltar esa zona.
Aunado
a este punto importante del turismo, que se convierte en un gran reto,
aparejado al desarrollo turístico del país, está el diseño de proyectos que
asuman las cuestiones referentes a la igualdad de género y que consideren, a la
par de un desarrollo local sostenible, la necesidad de incorporar a las
mujeres, muy especialmente las que habitan en esas regiones, como protagonistas
de ese crecimiento y con igualdad de derechos, oportunidades, remuneración y
acceso a las actividades propias del sector; por lo cual, Pérez, et al. (2020) manifiestan que es necesario
“realizar una gestión sostenible del destino tanto por las administraciones
públicas como por los gestores privados” (p.20).
Urge
entonces, visualizar en qué medida puede hablarse de un turismo rural basado en
relaciones desiguales, a partir del estudio exhaustivo de los fenómenos que
suceden en esos espacios y de qué manera las mujeres se ven beneficiadas o no
de la obtención de ganancias, tomando en consideración el funcionamiento a lo
interno de muchas familias, donde el hombre zanja a su voluntad la repartición
de los dividendos recibidos.
No
obstante, como paradoja distintiva se observan las políticas implementadas por
el Estado para la consecución de la igualdad de género y el respeto a la
diversidad, así se dispone, entre otros estatutos, en el
artículo 11, numeral 2 de la Constitución de
la República del Ecuador 2008 (Asamblea Nacional, 2011),
que ahonda en la no discriminación por razones de sexo, recalcando las mismas
oportunidades para la mujer que para el hombre, en el campo del respeto
laboral, haciéndose énfasis que lo que puede hacer bien uno lo puede hacer
también el otro, es decir, que la actividad no está detallada por género, como
lo es en este caso, el turismo.
Asimismo, se
visibiliza el interés por la incorporación de la perspectiva de género como vía
expedita para desmontar lascivos rezagos machistas, transmitidos de generación en
generación, que sin dudas dan paso a la conformación de patrones de conducta
que atentan contra el desarrollo íntegro de la mujer con su aportación en
proyectos de desarrollo y al auge del turismo como fuerza emergente.
En el
presente estudio, amparado en el paradigma interpretativo, se parte entonces de
pensar en la acción comunitaria desde el género, por lo cual, se propone
realizar un diagnóstico de la situación de la parroquia Crucita, perteneciente
al cantón Portoviejo, ubicado en la provincia de Manabí, Ecuador; con el propósito
de establecer las directrices fundamentales a tomar en consideración para el
encauzamiento de un proyecto de turismo en el espacio rural con enfoque de
género, que potencie el desarrollo local. Se toma la posición de Trejo, Llaven y Pérez (2015), cuando asumen una
definición de la web sobre enfoque de género que:
Considera las diferentes oportunidades que tienen los
hombres y las mujeres, las interrelaciones existentes entre ellos y los
distintos papeles que socialmente se les asignan. Todas estas cuestiones
influyen en el logro de las metas, las políticas y los planes de los organismos
nacionales e internacionales y por lo tanto, repercuten en el proceso de
desarrollo de la sociedad. (p.6)
Expresándose
lo anterior, porque en el campo del turismo, como en cualquier otro, la mujer
puede realizar sus actividades como proyecto propio, según sus competencias,
buscando que su trabajo se convierta en algo formal y aceptado con el mismo
rigor que si lo hiciera un hombre, porque tienen las mismas oportunidades y capacidades.
Para
tan ambicioso objetivo, resulta esencial entender que, si bien existe un
proyecto de desarrollo cantonal, cimentado en la filosofía
del Buen Vivir, los mecanismos para alcanzar sus objetivos, obvian lo referente
a las problemáticas de género, lo cual, sin proponérselo, multiplican y
afianzan la exclusión social, producto de la adopción de criterios heredados de
una cultura patriarcal y machista, asentada durante siglos en las zonas rurales
de Ecuador y de la región latinoamericana de modo general, donde la actividad
laboral de la mujer se considera apenas un complemento de la del hombre.
Con
base en la explicación, se parte del escenario investigado, Crucita, un
balneario turístico, ubicado geográficamente en el Valle del Río Portoviejo, en
la costa de la provincia de Manabí. La parroquia poseía en el 2010 más de
14.050 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo
(INEC, 2010), ratificándose en el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial
(PDOT) de la Parroquia Crucita (Secretaría
Nacional de Planificación y Desarrollo [SENPLADES], 2015), que es la más
poblada del cantón. Llama la atención, que las propias cifras indican que la
cantidad de hombres era superior a la de mujeres (7.184 por 6.866), y cerca del
73% de las féminas se encontraban dentro de la población inactiva desde el
punto de vista laboral (no tienen trabajo formal y tampoco están buscándolo).
Una vez expuestos los
elementos anteriores, emerge una idea central a investigar: La necesidad de
promover proyectos turísticos centrados en la equidad de género, donde se
aprovechen las potencialidades del territorio, cuyos resultados se reviertan en
beneficios para todos los actores de la comunidad. De ahí surge la pregunta: ¿Qué aspectos posee el
desarrollo local a través del turismo en el espacio rural de la parroquia
Crucita, Portoviejo, desde una perspectiva de género?
Asimismo, se
persiguen los siguientes objetivos: De manera general, analizar la situación de la parroquia Crucita, del cantón
Portoviejo, provincia ecuatoriana de Manabí, para fundamentar un proyecto de
turismo en el espacio rural con enfoque de género con el cual se potencie el
desarrollo comunitario. Este propósito se apoya en dos objetivos específicos: 1) Determinar
los fundamentos sociológicos de las articulaciones entre turismo en el espacio
rural, género y desarrollo comunitario en la parroquia Crucita; 2) constatar la
importancia del esbozo de proyectos de desarrollo cimentados en el turismo y
con enfoque de género en la parroquia Crucita.
Con base en el
planteamiento expuesto, en el presente artículo se propone, un análisis de
estas temáticas, tomando en consideración el posible impacto de un proyecto
verdaderamente inclusivo y las posibilidades de la imbricación en él de la
gastronomía como actividad fundamental, considerando a la mujer el eje central
de esta actividad turística.
1.
Turismo, desarrollo local y género: La visión teórica
El término desarrollo
local, puede apreciarse desde diversas perspectivas y a partir de multiplicidad
de criterios. Precisamente, esas perspectivas varían entre visiones meramente
teóricas hasta otras que lo asumen a través de iniciativas propias para su
fomento. Segrelles (2015), opina que se caracteriza por estar constituido por
sistemas locales de actores,
pero no se debe a la localización del desarrollo en un lugar determinado, por
tanto, “las acciones de desarrollo pueden ser caracterizadas como desarrollo
local cuando generan o refuerzan dinámicas sistémicas de escala local” (p.1), de
esta configuración se asume el rol activo del territorio, cuyo origen se debe a
la pertenencia de los actores.
El desarrollo local
es, ciertamente, un medio de transformación de la economía y la sociedad de
esos espacios, que repercute directamente en una mejor calidad de vida para sus
habitantes. Puede entenderse ese desarrollo, a partir de su importancia como
impulso de la economía, agente de dinamismo en la sociedad, y creador de
espacios laborales y riqueza destinadas a satisfacer las necesidades de
lugareños. Resulta imprescindible la sinergia, entre los actores para el
florecimiento de los proyectos que se coloquen en marcha, lo cual, entraña
modificaciones conductuales y de proceder de las entidades, los grupos y las
personas de modo general.
Mencionan Verdesoto y
Ardaya (2011), que “una forma de entender el desarrollo local y territorial
de un país consiste en apelar a los desequilibrios económicos del territorio
como clave analítica y de la política pública” (p.142); por ello, no se puede
negar las diferencias de renta entre las regiones, provincias y cantones, pero
a pesar de eso, no puede dejarse anclar el desarrollo local y territorial en la
búsqueda de igualdad con respecto a los subsidios, las asignaciones
discrecionales, las compensaciones, condenando a los territorios a una
reproducción con relación asistida por la nación y no una incorporación
ciudadana de los territorios a los factores de la nación, de la sociedad y del
Estado, así como al mercado nacional.
No cabe duda que
para lograr el desarrollo local, territorial, es necesaria la participación
social y ciudadana, responsable y comprometida de los lugareños, quienes desde
su espacio pueden construir así como acumular el capital social y simbólico, identidad territorial, robusteciendo con su
trabajo la institucionalidad local, donde se produce con sentido solidario para
el bienestar local y del país en general aprovechándose las bondades de
Crucita, con sus playas atractivas.
Al respecto,
Formichella (2004) considera que el desarrollo
local, cimentado en el turismo, es dinámico e integrador y debe presentársele especial
atención a líneas de desarrollo enfocadas en sus elementos económicos,
ambientales, sociales, culturales, políticos y tecnológicos. Precisamente entre
el potencial de desarrollo, se hace factible el fomento del turismo como factor
de peso, para lo cual se utilizan de manera oportuna todos los recursos
presentes en el territorio.
Además de la
potenciación de la participación social, con el desarrollo local, debe promoverse
la formación de organizaciones intermedias para la provisión de servicios
públicos y la conformación de empresas de pequeña escala, basadas en demandas
genuinas y modos de producción sostenibles y sustentables, tomando en cuenta la
necesidad de proponer soluciones al problema desde
lo local, se puedan plantear soluciones a problemas globales, como proceso
endógeno de cambio estructural para propiciar el empoderamiento de la sociedad
local, a través de la descentralización política y la devolución de poderes a
las autoridades locales.
Pero para lograrlo es importante saberlo
hacer, y es aquí donde la formación de la ciudadanía es necesaria de manera que
puedan hacerse garantes de que no se produzca una total separación entre
objetivos de crecimiento económico y límites del desarrollo humano. Para ello,
las universidades están en el compromiso de generar programas de especialización,
maestría, doctorado que doten a sus participantes de las competencias sobre
desarrollo en los territorios y las dinámicas que lo permiten, con la finalidad
de que planteen estrategias y brinden soluciones a las necesidades, problemas y
aspiraciones de cada localidad, de forma que se intervenga estratégicamente.
Por otra parte, el desarrollo local
difiere, según las particularidades de cada país y las sui géneris
maneras como funcionen las sociedades, aunque de modo general, toma como eje
fundamental al ser humano y los propósitos colectivos. De modo que, requiere la
participación de todos por igual para su aseguramiento.
1.1. Nociones sobre
el desarrollo humano: Perspectivas desde lo local
Reflexionar sobre los paradigmas del desarrollo desde el punto
de vista sociológico, y de los referentes teóricos que signan su
conceptualización, resulta esencial para la comprensión integral de ese
fenómeno. Es preciso partir de los preceptos de Pacheco, Carrera y Almeida (2011),
quienes destacan como aspectos inherentes a la concepción de proyectos
turísticos enfocados hacia el desarrollo “evaluar
indicadores socio-culturales, económicos-financieros, ambientales y turísticos,
aspectos inherentes a la actividad turística y de importancia para identificar
fortalezas y debilidades de las comunidades que puedan ser mejoradas” (p.44). Al respecto,
Monge y Macías (2016) sostienen que existe el
Desarrollo Local Integrado el cual:
Hace
especial hincapié en la combinación de todas las potencialidades existentes en
la zona. En este modelo, se intenta minimizar la utilización de tecnologías
externas, poniendo especial énfasis en la movilización y el desarrollo de los
recursos humanos y en la consecución de un acceso más equitativo a los medios de
producción y a una más justa distribución de la renta. (p.229)
En ese sentido, hacen énfasis los autores precitados en la importancia de considerar al recurso humano de ese
espacio, para poder generar desde lo endógeno, el bienestar de la comunidad, mediante
el establecimiento de actividades económicas y socioculturales, utilizando
fundamentalmente sus propios recursos humanos y materiales, donde la iniciativa
privada adquiere un papel preponderante, por lo que se requieren nuevas
fórmulas de colaboración empresarial y de participación social, que serán los
mismos protagonistas del proyecto, quienes buscaran esa colaboración y
alianzas.
No obstante, resulta preciso señalar que desarrollo
humano debe entenderse más allá de las superfluas ideas que lo asumen solo a
través de estadísticas como ingreso per cápita, pues comprende una serie de
procesos que además de crecimiento y productividad, incluyen también la
sustentabilidad, participación, equidad de género, la etnicidad, entre otras
categorías. Al respecto, consideran Tezanos, et al. (2013) que:
El desarrollo humano
es un proceso de progreso forjado por las personas, y que beneficia a las
personas, las políticas de desarrollo humano (nacionales e internacionales)
deben diseñarse de manera participa (empoderando a las personas), y sus
beneficios deben distribuirse de manera equitativa (sin distinción de
nacionalidad, sexo, etnia, edad, religión, o condición física o mental),
abordando con justicia los potenciales conflictos que surgen en una comunidad
(la humana) en constante crecimiento, pero que habita en una planeta finito y
compartido. (p.12)
Como se entiende, el desarrollo humano abarca muchos aspectos
tomando en cuenta la posibilidad de cualquier persona según sus conocimientos y
habilidades de empoderarse para lograr algo determinado, que en este caso,
sería un proyecto turístico en Crucita. Lo
cierto es que, el desarrollo ha sido visualizado históricamente desde disímiles
enfoques, y perspectivas. Resulta preciso destacar, que analíticamente deviene un
concepto complejo y con matiz multidimensional. El Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD, 2006),
insiste en que:
Sus dimensiones constitutivas son: la económica:
referida a la creación, acumulación y distribución de riqueza, la economía
sustentable, y el bienestar común. La social y cultural: referida a la calidad
de vida, a la equidad, a la identidad cultural y a la integración social. La
territorial: referida al territorio como agente del desarrollo; construcción de
territorios prósperos, democráticos e integrados. La ambiental: referida a los
recursos naturales y a la sustentabilidad de los modelos de desarrollo
adoptados en el mediano y largo plazo. La política: referida a la
gobernabilidad del territorio y a la definición de un proyecto colectivo específico,
autónomo y sustentado en los propios actores locales. (p.13)
Un análisis exhaustivo de las ideas antes expuestas,
lleva a concordar con el PNUD (2006), cuando lo visualiza como la manera de
ampliar las oportunidades del ser humano, las cuales son infinitas con
modificación en el tiempo, pero que propicia tres aspectos esenciales como son
el disfrutar de una vida prolongada y saludable; adquirir conocimientos y tener
acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida digno, sabiéndose
que se trabaja por algo y para algo, lo cual le da fortaleza.
Por otra parte, resulta imprescindible comprender las
barreras propias entre los fundamentos relativos al desarrollo comunitario y
local, pues coexistir en el mismo espacio geográfico, no se traduce
inexorablemente en relaciones sociales cuyo propósito esencial sea alcanzar
determinado desarrollo. Sobre esto, Alonso, Riera y Rivero (2013) explican que:
El término comunidad, aunque pueda designar
correctamente el vínculo realmente existente entre personas del lugar (en
términos estructurales), no significa que tales vínculos tengan el desarrollo
pleno que hoy resulta posible y necesario dentro de la lógica de proyectos
sociales emancipadores. (p.1)
Emana entonces como soporte primordial de la presente
investigación, la comprensión de la importancia de las relaciones sociales e
interacciones que suceden en el seno de determinado territorio para un
verdadero desarrollo local, como es Crucita, siendo imprescindible los vínculos
entre los actores de la comunidad y la participación de estos en todos los
procesos.
1.2. El
turismo como potenciador del desarrollo local
Cuando se habla de
turismo, se está refiriendo a la actividad de personas que visitan y disfrutan
de los lugares más importantes de una región, mencionando Zambrano, Alejo y
Zambrano (2019) que “el turismo es toda actividad asociada a las personas y sus
motivaciones: El ocio, el descanso y el deseo de descubrir nuevos lugares” (p.201);
por ello, la Organización Mundial del Turismo (2019) plantea que es posible comprenderlo como un fenómeno social, cultural
y económico, vinculado con el movimiento de personas a sitios fuera de su lugar
de residencia habitual por razones personales, de ocio, comerciales o de otra
índole.
Al turismo se representa como esa
acción de estar en un lugar que no es su casa, y solo la visita de manera
temporal. En este sentido, los atractivos que pueden cautivar al visitante,
pueden ser muy diversos como las zonas, bienes, tradiciones y acontecimientos, que
por sus particularidades o ubicación constituyen objetos de interés. A su vez,
como fenómeno comprende un sinnúmero de actividades adicionales, y su carácter
transversal está dado por la manera en que su propio desarrollo influye también
en otras esferas y negocios.
Al respecto del turismo rural, este
irrumpe como elemento esencial para la presente investigación, de allí que como
lo mencionan Millán, Morales y Pérez (2014), es
oportuno entenderlo como instrumento para alcanzar el desarrollo en zonas signadas
por un marcado desequilibrio económico. Lo
expuesto implica entender que si es un lugar visitado en épocas del año, y la
economía está basada en la producción que se desarrolla con la visita de los
turistas, siempre es necesario asumir proyectos que le permitan mantenerse
dinámica y permanentemente en producción, de manera que se beneficie la zona y
repercuta en el progreso de la región y del país, pues si bien el sector está considerado como fuente de
desarrollo y crecimiento económico en esos espacios, de igual manera puede
multiplicar la desigualdad. Explica García (2016):
Muchos de los
programas de turismo comunitario tienen una repercusión mínima o nula sobre las
prácticas locales de uso de recursos, mejoran solo modestamente los ingresos
familiares y dependen excesivamente de ayudas externas no solo a corto, sino
también a largo plazo, y a veces indefinidamente. (p.611)
Respecto a las características que
particularizan al turismo rural, según Millán, et al. (2014), se
encuentran que puede devenir en elemento de estabilización socio-demográfica,
al impedir el éxodo de población de zonas rurales a urbanas, produciendo a su
vez, una disminución del desempleo en aquellas ciudades con alta migración
rural. Asimismo, no depende de la estacionalidad que marca al sector; provoca pluriactividad en la población de las áreas rurales; y
en muchas ocasiones, trae consigo el aliciente y parte de la inversión
necesaria para la creación de infraestructuras requeridas para el desarrollo de
otras actividades económicas. Para Flores y
Barroso (2012):
En una sociedad
desarrollada donde se producen cambios en la economía las zonas rurales buscan
alternativas que reduzcan la excesiva dependencia de las actividades agrícolas
y ganaderas y que, al mismo tiempo, permitan adaptar sus estructuras
productivas a las exigencias de esta nueva sociedad del ocio y del tiempo libre.
(p.62)
En ese sentido, se considera que las opciones
productivas de las cuales disponen las administraciones locales permitan lograr
la reconversión económica, posiblemente, donde el turismo es una de las que más
éxito pueden tener, tomándose en cuenta los elementos positivos, aunque en la
actualidad, se estén visibilizando problemas para el desarrollo del turismo
rural.
Por lo tanto, la idea de turismo en el espacio rural de por sí no aporta un campo
conceptual verdaderamente nítido. Es por ello, que resulta posible distinguir
entre turismo rural y turismo en el espacio rural, porque según De Oliveira, et
al. (2014) el turismo rural, es aquel que tiene a lo
rural como medio para generarse, en cambio aquel que se desarrolla en el
espacio rural, se caracteriza por no encontrarse relacionado directamente con
la visita a senderos o la actividad agropecuaria, aunque tenga lugar en un
espacio rural, sino que se llevan a cabo otras actividades.
Sin
embargo, lo importante es que si se toman esos espacios rurales, con su
cultura, costumbres y actividades de agricultura, ganadería, pesca, sus playas,
montañas, los sitios históricos, patrimonios
nacionales o mundiales, permitiendo las posibles intervenciones de la
administración pública, sea comunitaria, nacional y regional, se puede favorecer
el desarrollo turístico de estas zonas, generándose la contribución de la
oferta turística nacional y regional, basada en el turismo de sol y playa, como
es el caso de Crucita.
De modo general, cada vez con mayor fuerza se relaciona el desarrollo
local con el turismo, por las grandes oportunidades que presenta, como trabajo
dinámico de la misma gente del lugar, cuyas actividades deben aplicarse como
motor de desarrollo, por lo cual, su reto como actividad económica es lograr la
motivación primordial en la población local para la participación eficaz en ese
proceso.
1.3. Enfoque de género: Perspectivas de participación de
la mujer en el turismo rural y los proyectos de desarrollo
Dentro de las ideas del estudio, es pertinente
exponer que el Instituto Internacional de Investigación y
Capacitación para la Promoción de la Mujer (INSTRAW, 2006), asume el género como los distintos roles, actitudes,
comportamientos, valores, poder relativo e influencia, que la sociedad asigna a
ambos sexos de forma diferenciada. Esta idea lleva por el camino de entender el
género como construcción simbólica, que va más allá de lo biológico, deviene estructuras
asentadas durante años en las mentes, como interpretación cultural de lo que
significa ser hombre o mujer en la sociedad.
Las desigualdades de
género existentes en América Latina, han sido definidas por numerosos estudios
como aspecto a considerar para el esbozo de iniciativas que fomenten un
crecimiento local, tomando en cuenta entre tantas, la característica de
machismo que condiciona la actuación del hombre sobre la mujer y que ésta en lugar
de evitarlo, lo resalta más, al darle poder al otro, sin entender que ella si
puede llevar a cabo proyectos, porque tiene las capacidades para hacerlo.
Entonces, ¿Es
posible acoplar un enfoque de género a los proyectos de desarrollo local cimentados
en el turismo?; al respecto, expresa Serrano (2012) que el enfoque de género, lo
sustenta enmarcado en los postulados de expertos, “es que propone y permite el
análisis profundo de las relaciones sociales entre hombres y mujeres, con el
fin de esclarecer las diferencias e inequidades en salud que están vinculadas al
género” (p.4). Por lo tanto, visualizar el desarrollo local desde el género,
posibilita el análisis profundo, no solo de la problemática de la mujer, sino
de las disímiles desigualdades que subsisten pero que analizando las fortalezas
posibles, permite grandes oportunidades, explicando Ferguson (2010) que el
género:
En las políticas de turismo se beneficiara de un debate más abierto y
honesto sobre el tipo de “empoderamiento” deseable y factible. A juzgar por los
indicios mostrados, el empoderamiento económico a través del trabajo en el
turismo no tiende a incidir de manera significativa en las relaciones de poder
que subyace a una relativa mejora de las condiciones económicas. (p.133)
De
allí, que mantener un debate abierto sobre la participación de un proyecto
turístico dirigido por mujeres, permitirá que las cuestiones de género y las políticas
de turismo acerca de esto, propiciarían la oportunidad de reconsiderar los
valores y los procesos, por cuanto las ideas que aporta el feminismo tienen un
importante papel en este sentido, y ofrecen el potencial para una reformulación
de los debates sobre las políticas a colocar en marcha y agilizar un cambio social
transformador.
Manifiestan Pérez y Fuller (2015), que
incorporar estas nociones a propuestas que tomen como base el turismo, resulta,
más que posible, necesario, pues precisamente los estigmas de capacidades y
actitudes respecto al género, son los que sitúan a las mujeres en funciones
ligadas a la reproducción social, mientras los hombres son vistos como gerentes
o cabezas de empresa.
En razón de lo
expuesto clarifica entonces, que contemplar un verdadero enfoque de género en
un proyecto, implica necesariamente romper con los cánones machistas heredados
de generación en generación, donde se reproducen las acostumbradas relaciones de poder
entre uno y otro sexo. Señala Rodríguez (2011), que “en muchos aspectos de
la vida se mantienen abierta y sutilmente, el modelo social, cultural y
familiar del poder masculino y la subordinación de la dependencia femenina” (p.4).
En las iniciativas
de turismo en el espacio rural en América Latina, puede hablarse de una brecha
de género, donde las relaciones hombre-mujer ocurren de manera desigual, en la
que uno y otro, por lo general, se ocupan de tareas diferentes. Manifiestan Pérez y Fuller (2015), que
sumar un enfoque de género a los proyectos, sin dudas influye en la autonomía,
independencia económica, y posicionamiento de las féminas respecto a sus
parejas, refiriéndose la autonomía desde su visión más abarcadora, aquella en
la cual la mujer es partícipe también de los análisis de las agendas de
desarrollo con base a sus derechos.
El turismo
rural, según la World Tourism
Organization (WTO, 2004) puede constituir una manera válida de promover
la equidad de género, debido a las amplias posibilidades de empleo que proveen
para grandes cantidades de mujeres en comparación con otras esferas, a la par
que fomenta la creación de nuevos negocios de pequeña y mediana proporción.
Así, la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2002), considera que
podría hablarse de independencia financiera de las mujeres como medio para el
mejoramiento de sus niveles de vida y autoestima, siendo resilientes en lo que
desean.
El término
resiliencia, emerge como fundamental también para poder entender el fenómeno a
cabalidad. Al analizarse este tema exhaustivamente, sin dudas se afirma que se
destaca por su carácter multidisciplinar. Oriol-Bosch (2012), explica que en el ámbito
de las ciencias de la vida, se entiende como “la
adaptación de la persona para vencer los obstáculos, las amenazas, permitiéndole
vivir y desarrollarse positivamente o superarse, venciendo el estrés o las
adversidades que se le presenten
para afrontar desafíos, impulsando el desarrollo positivo” (p.77).
Por
ello, una
postura resiliente, sería esencial para las mujeres al enfrentarse con su verdadera
autonomía, a pesar de lo complejo y adverso de un contexto social patriarcal y
sexista, coincidiendo con Oriol-Bosch (2012), porque se puede establecer el
vínculo entre autonomía, género y resiliencia, considerado, según los propios
autores como la condición que expresa los disímiles mecanismos de adaptabilidad
tanto de las personas como de los grupos sociales, se desdoblan también de
formas diversas para enfrentar retos, amenazas y adversidades.
2. Metodología
Para el desarrollo del
presente artículo como parte de la investigación, se asumió el enfoque
interpretativo, con tipo fenomenológico, etnográfico, al situarse en el espacio
geográfico, para a través de entrevistas, conocer y analizar la situación
de la parroquia Crucita, del cantón Portoviejo, provincia ecuatoriana de
Manabí, para fundamentar un proyecto de turismo en el espacio rural con enfoque
de género que potencie el desarrollo local.
La obtención de información
acerca del estudio, se logró con los informantes clave, hombres y mujeres de la
localidad cuyo criterio de selección fueron: Ejecutan actividad gastronómica familiar; aquellos
donde se observa que el hombre realiza la función pública en espacios que
tienen presencia de féminas. Las
técnicas cualitativas empleadas fueron la entrevista estructurada y en
profundidad, así como la observación directa del fenómeno. Para interpretar los
hechos se empleó como método, el análisis de contenido.
3.
Resultados y discusión
Como
parte del estudio, se identificó el espacio, indicándose que Crucita cuenta con
60 restaurantes que forman parte de un negocio familiar, de ellos 25 se
encuentran ubicados en la zona del malecón, que recepcionan la mayor cantidad
de visitantes y, por ende, obtienen mayores ingresos. Los demás restaurantes
(35), se sitúan entre las calles transversales, la avenida principal y comunas.
Estos son menos visitados por los huéspedes de los hostales ubicados en esa
área, aunque poseen una venta más estable en horario nocturno.
A
través de los métodos y técnicas descritos anteriormente, se pudo constatar que
la gastronomía constituye la principal fuente de ingreso de la población de
Crucita, pues el 50% de sus habitantes se dedica a esa labor como parte de la actividad
turística. No obstante, constituye precisamente una de las manifestaciones más palmarias
de la inequidad de género, pues la mujer elabora los alimentos, pero su papel
se limita a la cocina, mientras el hombre se muestra como guía y dueño del negocio.
Lo anterior se refuerza en el marco de la realidad de la mujer que habita en
los espacios rurales, donde la influencia machista se encuentra más arraigada.
Varios
testimonios obtenidos en las entrevistas dan cuenta de roles subordinados de
las mujeres y de su presencia en labores etiquetadas como femeninas,
considerándolas para actividades de limpieza, esa ha sido la costumbre en el
lugar, y por ello, lo ven como un medio aceptable para obtener sus ingresos
propios. Esto concuerda con la posición de Ferguson (2010), quien considera que
el empleo en el sector
turístico está marcadamente estructurado en función del género; las
desigualdades globales favorecen una oferta de trabajadoras receptoras de muy
bajos salarios. Tal
como lo menciona una de las mujeres entrevistadas:
Hay un
grupo de mujeres, tengo entendido, que ellas se han organizado como asociación
de limpieza, se van a hacer limpieza en los hoteles, restaurantes, en casas, no
solo dentro de la parroquia, sino que se van afuera también de la parroquia, en
el área ya de la ciudad a trabajar también donde las llamen, entonces la mujer
ya no se queda en casa, ya la mujer es parte de emprender, sí, de producir
exactamente. (Entrevistada 1)
Ante
esas dinámicas, resulta necesario potenciar el turismo y posicionar en la
gastronomía como eje fundamental para el desarrollo local, lo cual debe hacerse
desde actividades sociales más integradoras, que faciliten la participación de
la mujer. En cuanto a la autonomía, vista desde el enfoque de género, en las
entrevistas realizadas se evidencian síntomas de actitudes resilientes, en
medio de un contexto adverso desde el punto de vista del desarrollo de la mujer,
al querer demostrar sus habilidades culinarias como medio de trabajo. Coincide lo
anterior con Oriol-Bosch (2012), en cuanto a que la
resiliencia social depende de la confianza mutua y de la fortaleza de los
vínculos en el grupo y expresa su capacidad de absorber las presiones y
estabilizarse rápidamente. Así
lo explica una de las entrevistadas:
La mujer está incursionando en diferentes áreas, aquí hay algunos grupos de
mujeres que visceran el pescado, que trabajan para la pesca; hay otro grupo de
mujer [es] que trabaja en el área turística, hay otro grupo de mujeres que
trabajan en un grupo que se llama Santa Marta: ellas cuidan a niños, trabajan
para las guarderías, trabajan en los CNH, en los Sí bebé. Hay también otro
grupo de mujeres que hacen catering de Crucita. La mujer hoy en día aquí en
nuestra parroquia, en el área rural, está incursionando en muchas cosas, está
emprendiendo. (Entrevistada 2)
En las
informaciones recogidas, se pudo apreciar que, aun cuando se perciben cambios
en la comunidad, todavía son sensibles de transformación, aspectos como los
cánones que le asignan a la mujer la total responsabilidad del hogar, y por
eso, muchas trabajan en el cuidado de los hijos de otros, porque es una
actividad que saben hacer, considerándola un medio efectivo de producir ingresos.
Así se deduce de la siguiente opinión:
Sí así es, la mujer se ha liberado hoy en día, sí porque ellas tienen la
oportunidad de sus niños dejarlos en las guarderías. Entonces la mujer ya no se
queda en casa se va a trabajar y pertenecen a algunas organizaciones y dentro
de las organizaciones ellas están agrupadas para ejercer ciertos trabajos. (Entrevistada
3)
Una de
las entrevistadas manifestó su deseo y el de otras mujeres de la localidad, “de
montar un restaurante con la comida propia del lugar”, a lo que se le preguntó
cuáles eran los obstáculos, respondiendo: “Además, de necesitarse mucho dinero,
tenemos que luchar con nuestros maridos porque ellos piensan que nosotras no
estamos preparadas para eso”. Destaca que existe una marcada desigualdad de
género, a pesar de estar las mujeres, por lo menos una mayoría, dispuestas a
trabajar y a tener su propio negocio, en función de sus habilidades culinarias,
la mayor oposición la encuentran en sus maridos, situación que deben vencer.
Exponen
Trejo, et al., (2015), en cuanto a que esta diferenciación se debe a la educación,
la sociedad y la familia, las cuales han trasmitido valores, costumbres,
estereotipos, prejuicios y roles sobre lo que supuestamente "debe
desempeñar" cada género, de manera socialmente impuesta, aunque varían de
una cultura a otra y de una a otra época que esté viviendo una sociedad,
cuestión que en esta localidad está muy marcada.
Por
otra parte, en varias entrevistas se constató que los hombres desconocían los
elementos propios del concepto de autonomía o les resultaba indiferente, pues
aseguraban que eran autónomos “per se”, muestra del machismo aun
intrínseco en la parroquia y en la región en general, al considerar al hombre
como el único capaz de realizar los trabajos importantes. Uno de ellos expresó:
Los trabajos de Crucita son para nosotros los hombres, pescamos, servimos
de guías a turistas extranjeros, les brindamos nuestra comida y mostramos lo
que hacemos. Nuestras mujeres hacen la comida pero ellas están en la cocina y
realmente (así lo dijo), nosotros quedamos bien ante los visitantes y ellas no
se muestran. (Entrevistado hombre 1)
Otro hombre de Crucita al ser entrevistado, mostró
una actitud de gerente, reconociendo las oportunidades que el sector le ofrece,
coincidiendo esto con la posición de Monge y Macías
(2016), en cuanto a la
participación y la coordinación de gobiernos locales y otras instituciones
sociales que comienzan a hacerse imprescindibles para lograr el cambio, y se
produzca un compromiso real de la comunidad en el proceso de transformación
local con sus playas y su comida. Al
preguntarle que hacían ellos y que les correspondía a las mujeres, explicó:
Mis compañeros y yo tenemos como un equipo de trabajo, cuando llega la
temporada alta que llegan turistas de aquí de Ecuador y de otras partes del
mundo, nos distribuimos para servir de guías turísticos y mostrarles los
lugares más bonitos de Crucita, y a las mujeres les toca cocinar, para eso
están ellas. Eso sí, la comida que hacen es muy sabrosa y los visitantes quedan
muy contentos y satisfechos. (Entrevistado Hombre 2)
Al preguntarle a uno de los hombres entrevistados si
tenían un proyecto turístico para Crucita, respondió: ”Queremos hacer algo
bueno, estamos programándolo pero estamos en la búsqueda de asesoría porque vemos
que este lugar es muy visitado, y queremos que lo que hagamos quede para acá,
pero se necesita dinero, hay que invertir”, lo cual indica el interés de ellos
por desarrollar un turismo más programado, tal como debe ser y como explican
Pérez, et al., (2020) que la percepción emocional, en relación con el patrimonio histórico
visitado, se traduce en valoraciones significativamente distintas con respecto
a los recursos turísticos del destino, de allí que deba tomarse en cuenta al
tipo de turista que los visita, así como la necesidad de brindarle los
servicios para que se sientan atraídos y agradados.
Estas entrevistas a la luz de los expertos en el
área de desarrollo local, indican la posibilidad de producir en el espacio,
concordando con Flores y Barroso (2012); así como con Loor, Plaza y Medina (2021), para quienes dentro de los factores de oferta se
encuentra la actividad turística la cual comienza a ser considerada una
alternativa que puede permitir una cierta recuperación socioeconómica ante la
crisis de las zonas rurales.
De modo general, es posible arribar a importantes
resultados a través del análisis de Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades
(DAFO) (ver Figura I), como vehículo para realizar el diagnóstico de la
situación de la parroquia Crucita, dirigido hacia las cuestiones relativas al
enfoque de género, los retos y posibilidades que presenta la puesta en
funcionamiento de un proyecto que tenga en cuenta la equidad entre ambos sexos.
Se obtuvo el diagnóstico de la situación pudiéndose
detectar que según el DAFO realizado, existen grandes oportunidades para el
desarrollo turístico local en Crucita con la posición de las mujeres, quienes a
pesar de ser un sector disminuido en su valor por la cultura que prevalece,
muestran una marcada tendencia a propiciar el crecimiento económico local, con
posibilidades de empleo específicamente en la gastronomía, además, de estar
interesadas en desarrollar sus planes de tener restaurantes y bebida que
caracteriza la comunidad.
Fuente:
Elaboración propia, 2020.
Figura
I:
Análisis DAFO sobre la implementación de proyectos de
desarrollo local en Crucita, cimentados en el turismo y con enfoque de género
Este
interés resiliente de muchas mujeres de Crucita, evidencia posibilidades de
realizar sus propios negocios que a la par de contribuir con el crecimiento del
lugar, permite la estructuración de esa playa con nuevos empleos y
oportunidades. No obstante, deben vencer la oposición que encuentran en sus
maridos y hombres de la localidad, como principio de acción para lograr lo que
necesitan y quieren.
Conclusiones
En
el presente artículo se trataron cuestiones referentes al desarrollo local y el
turismo rural desde un enfoque de género, por darle gran relevancia al papel de
la mujer como motor dinámico del turismo en Crucita, Ecuador, y a partir de lo
anterior, se pudo obtener una visión más integral del fenómeno y aprehender
también nociones relativas a la resiliencia y la autonomía femenina.
Al
analizar el diagnóstico de la parroquia Crucita, se evidencia que es una
comunidad que muestra avances en lo referente a las cuestiones de género, desde
el punto de vista de la autoestima y autonomía de la mujer, lo cual se
manifiesta,
en una red de cooperación y participación en torno a proyectos colectivos y en la deconstrucción de cánones
patriarcales trasmitidos de una generación a otra, por solo mencionar algunos
ejemplos. Por ello, resultan necesarios cambios para lograr la verdadera
equidad, y una muestra fehaciente de ello es la actividad gastronómica.
Se
expresa además, que el crecimiento del turismo en el espacio rural, deviene
elemento esencial para fomentar el desarrollo local y si se diseñan
correctamente proyectos a tal efecto y que tengan en cuenta una perspectiva de
género, será posible entonces contribuir desde disímiles maneras a la autonomía
femenina, que junto a la resiliencia se articulan en el entorno rural de Crucita en Ecuador.
De modo general, se
reconoce la importancia de implementar en la localidad iniciativas donde la
mujer promocione sus talentos dentro del área de la gastronomía, propiciando así
su participación social al considerar las características propias del ambiente
rural, donde las actitudes conservadoras y los rezagos sexistas resultan aún más
fuertes que en la ciudad.
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* Doctorante
en Ciencias Sociológicas. Desarrollo Social Comunitario (Cuba). Doctora en
Ciencias de la Educación mención Pedagogía. Magister en Gerencia y Liderazgo Educacional.
Licenciada en Ciencias de la Educación, especialidad Psicología y Orientación Vocacional.
Docente Titular
a Tiempo Completo de la Universidad Técnica de Manabí, Ecuador. E-mail:
bibian.bumbila@utm.edu.ec
ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8928-3219
Recibido: 2020-12-09 · Aceptado: 2021-02-26