Innovación social: ¿Nueva cara de la
responsabilidad social? conceptualización crítica desde la perspectiva universitaria
Vargas-Merino, Jorge Alberto*
Resumen
Comprender la
innovación social es una tarea compleja, pluriconceptual y dinámica. Se puede evidenciar
el interés creciente en diferentes grupos, perspectivas y disciplinas, por
desentrañar su distinción teórica y conceptual, puesto que existe una amplia
variedad de definiciones que la califican de ambigua por su misma naturaleza
multidisciplinar ¿Se está frente a una nueva concepción de la responsabilidad
social? Por ello, este artículo busca analizar dilucidar y entender la
complejidad de la definición de la innovación social y el rol que esta estaría
forjándose desde la Universidad, mediante revisiones exploratorias que permitan
sintetizar la evidencia existente y aplicando criterios de evaluación de la
calidad de los documentos encontrados. Entre los resultados destaca que la
gestión de las empresas no se condice con la misión y visión de las mismas,
buscando sólo un incremento de su reputación con acciones paliativas. Se puede
concluir, que innovación social es un término difuso, ambiguo y multivariado,
sin embargo, existe consenso en cuanto a atención de necesidades sociales y ambientales
no cubiertas y su contribución a mejorar la calidad de vida, desde un enfoque
técnico así como aplicado, con soluciones proactivas y duraderas, demandando
participación de la universidad desde su quehacer medular: La investigación.
Palabras clave: Innovación social; responsabilidad
social; enfoque crítico; universidad; revisión teórica.
Social
Innovation: New Face of Social Responsibility? critical conceptualization from
the university perspective
Abstract
Understanding
social innovation is a complex, multi-conceptual and dynamic task. The growing
interest in different groups, perspectives and disciplines can be evidenced, to
unravel its theoretical and conceptual distinction, since there is a wide
variety of definitions that qualify it as ambiguous due to its very
multidisciplinary nature. social responsability? Therefore, this article seeks
to analyze, elucidate and understand the complexity of the definition of social
innovation and the role that this would be forging from the University, through
exploratory reviews that allow synthesizing the existing evidence and applying
criteria for evaluating the quality of the documents. found. Among the results,
it stands out that the management of the companies is not consistent with their
mission and vision, seeking only an increase in their reputation with
palliative actions. It can be concluded that social innovation is a diffuse,
ambiguous and multivariate term, however, there is consensus regarding the
attention to unmet social and environmental needs and its contribution to
improving the quality of life, from a technical as well as an applied approach,
with proactive and lasting solutions, demanding the participation of the
university from its core task: Research.
Keywords: Social
innovation; social responsibility; critical approach; university; theoretical
review.
Introducción
Hernández-Ascanio,
Tirado-Valencia y Ariza-Montes (2016), expresan que, a pesar de ser un elemento
terminológico en apogeo, la literatura científica en la actualidad carece de un
acuerdo formal del concepto de innovación social. Se está frente a un criterio
sumamente elástico, el cual puede ser expuesto desde variadas perspectivas
disciplinarias y distintos ámbitos.
Esta
acepción compleja del término se amplía con la existencia de innumerables
estudios que coexisten en la sociedad, tales como Mesthene (1970); Chambon,
David y Devevey (1982); Crozier y Friedberg (1993); Christensen, et al. (2006);
Echevarría (2008); Abreu (2011); Mendes, et al. (2012); Conejero y Redondo
(2016), quienes precisamente no hallan una definición estándar o única como en
otros campos o áreas del conocimiento, o comparada con la innovación clásica,
tampoco hay consenso respecto a su alcance ni a su aplicación; esto dificulta
que se instauren patrones sistematizados que posibiliten la investigación
científica exhaustiva.
Hernández-Ascanio,
et al. (2016), hacen referencia que ante un gran conjunto de problemas de
índole social y medioambiental que aquejan constantemente, y que son parte de
una sociedad donde sus principales actores se muestran indolentes y poco
accesibles a emprender soluciones que den como resultado impactos positivos
perdurables. Surge la necesidad de iniciar trabajos que propicien resultados
innovadores, a la par que representen atributos de tipo social.
En su
mayoría los resultados presentados sobre los conflictos sociales son pasajeros
y precarios. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), desde
el 2004 viene investigando sobre la innovación social, hallando varios ejemplos de cómo los Estados no les dan respuesta efectiva
a las necesidades de los individuos, puesto que suelen centrarse en procesos y
métodos tradicionales; y con el paso del tiempo se observa una acentuación de
las problemáticas en lugar de mitigarlas o eliminarlas (CEPAL, 2011); por lo consiguiente, se busca la incorporación
de innovadores, los cuales
estén encausados en la creación del valor social, con estrategias que puedan
ser replicables en diferentes escenarios y contextos, y a la vez sostenibles, con
su correspondiente orientación propendida hacia la igualdad e inclusión social
(Parada, Ganga y Rivera, 2017).
La
época actual que se está viviendo, está impregnada de diversos conflictos
económicos, sociales y ambientales que entorpecen el progreso de las
sociedades, indistinto del oficio en el cual se accione, se afronta enormes
desafíos, y ya no se trata de lo que se debería hacer, sino de lo que se debe
hacer en donde se interactúa. En este contexto, la innovación adquiere
importancia, no sólo en lo correspondiente a la generación de productos,
servicios y procesos que obtengan mejores cuotas de mercado y rentabilidad, sino
aquella que aporte o contribuya con el avance de las sociedades mediante innovaciones
sociales desde o dentro de la responsabilidad social empresarial (León,
Baptista y Contreras, 2012; Solis,
et al., 2021).
Las
empresas no han creado las características estructurales en las que asoma los
diversos problemas sociales, como la pobreza, y los eterniza, por ello su
responsabilidad social estará en función de la sociedad que las ha creado,
teniendo tres grandes líneas de actuación: Proteger, respetar y remediar (Inglada y Sastre, 2014). Sin embargo, es
importante plantearse la siguiente interrogante: ¿La innovación social es un
enfoque que puede solucionar los problemas que no ha podido remediar la
Responsabilidad social?
La
Innovación Social, se presenta como una alternativa de solución frente a estas
distintas problemáticas. Uno de los argumentos, según Inglada y Sastre (2014), del porqué los problemas actuales son agobiantes
y se han ido esparciendo de manera vertiginosa, es el hecho de que el tejido
empresarial se ha formado bajo el sistema capitalista, en el cual se busca como
fin supremo el incremento de las utilidades y los beneficios a corto plazo, sin
considerar a las personas, la sociedad y el medio ambiente, y se ha aplicado la
responsabilidad social empresarial, exclusivamente para asuntos de derechos
humanos, integración social y en algunas oportunidades para el cuidado del medio
ambiente.
Para
Villa (2014), los diferentes y complejos problemas actuales, hacen que los
habitantes de cualquier parte del mundo reflexionen si es necesario e importante
la reorganización de la manera de gobernar un país, la forma de comportarse de
las instituciones y la necesidad de retornar a la educación en valores más
humanos, más cívicos y solidarios.
El
incremento del intercambio entre las universidades y las partes interesadas, requiere
un tipo diferente de compromiso, es lo que se le conoce como la Tercera misión que
es la innovación social. Del mismo modo, la labor tradicional de la enseñanza y
la investigación, esta misión se focalizaría en la cooperación universitaria al
incremento del valor social.
Las
universidades, juegan un papel importantísimo como verdaderos especialistas de
la producción de conocimiento público, pueden proporcionar no sólo
conocimientos específicos sino también actuar como mediadoras entre los
diferentes campos de conocimiento, intereses y agendas que figuran en los proyectos
comunitarios entre diversos grupos de actores (Bellandi, Donati y Cataneo, 2021).
Según
Bellandi, et al. (2021), la participación de las Universidades en la gobernanza
de la innovación social es sustancial, puesto que tienen un compromiso público y
comunitario dentro de lo que significa los objetivos de esta tercera misión.
Para que exista una verdadera gobernanza de la innovación social, libre de conflictos
e inconvenientes, la sociedad civil, las empresas, el gobierno y los actores
académicos (cuádruple hélice), se propone un marco conceptual de identificación
de los nexos comunes, tenencia de estrategias compartidas, aplicación y aprendizaje
de reacciones; donde la Universidad es un actor central para comprender los mecanismos
de cada fase y con cada integrante de las asociaciones.
La
innovación social a partir de la Universidad, sería una forma de comprender el sentido
social del dinamismo universitario en favor del desarrollo personal, cívico-social,
político y cultural de las personas, las comunidades y los pueblos. Está ligada
con la oportuna competencia universitaria, arraigada en su misión y visión (Hernández, et al., 2018).
Se refiere
también, que las universidades deben centralizar sus esfuerzos en el desarrollo
de conocimientos y relaciones con proyectos de innovación social, que fortalezcan
los valores, normas, principios de integración, evolución y desarrollo de
nuevas relaciones en el contexto social (Hernández,
et al., 2018).
El
papel de la Universidad en el desarrollo económico es muy relevante y clave, no
sólo en la transferencia de conocimiento, sino como una labor con enfoque
comunitario general, y no hay duda de que dicha perspectiva está cobrando mucha
fuerza en diferentes universidades de Latinoamérica y el Mundo.
Según
Fossatti y Batista (2020), en Panamá no se fomenta de forma efectiva la
cooperación entre Universidad y Empresa, se percibe falta de estrategias y acuerdos
de colaboración para atacar los problemas sociales, se propone impulsar el
desarrollo de una economía basada en la innovación, donde las empresas y la
Universidad desarrollen investigación, desarrollo e innovación social.
Por
ello, la presente investigación tiene como objetivo central dilucidar y
entender la complejidad de la definición de la innovación social y el rol que
esta, estaría forjándose, desde la Universidad. Para ello, se desarrollan tres
puntos clave, la responsabilidad social desde un enfoque crítico, como un
camino hacia la innovación social, con dicha base se desarrollará en segundo
lugar la perspectiva de la innovación social, clarificando el verdadero
significado de esta, desde diferentes enfoques y perspectivas conceptuales de
variados autores y contextos. Con dicho recorrido conceptual y teórico, se
presentará el tercer punto: La innovación social desde la Universidad, el papel
que debe ejercer esta última, como actor clave de la sociedad; para finalmente,
llegar a conclusiones contundentes sobre el tema abordado.
1. La responsabilidad social: Enfoque crítico y un camino
hacia la innovación social
Según
Colpas, Taron y Fuentes (2019), refieren que se está en un periodo en el cual
todas las acciones realizadas tienen una consecuencia, sea esta directa o indirecta,
con mayor incidencia en el ámbito de la actividad económica y empresarial en la
que se genera una serie de efectos colaterales, que no llegan a ser las mejores
para la gran mayoría.
Por
esto, urge obtener una mejor relación entre los objetivos de crecimiento
económico y de progreso social, aunado a una actitud constante de cuidado, respeto
y protección del medio ambiente, es aquí, donde entra a tallar el desarrollo sustentable
brindando la visión de una sociedad más próspera y justa en la cual se promueva
un ambiente más limpio, seguro y sano para la comunidad.
Para
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2015), el sector privado cumple un
rol fundamental al momento de dar respuestas a los desafíos sociales, puesto
que en el sector público no se encuentra todo el conocimiento necesario para
determinar cuáles son las principales áreas de intervención y, por tanto, no
necesariamente sabe cómo diseñar políticas acordes, por la carencia de recursos
o de gestión eficiente.
La
cultura y los estilos de vida actuales son considerados insostenibles, y se
busca modificarlos hacia alternativas que compatibilicen con la calidad de vida
y la conservación ambiental. En la actualidad, el medio ambiente se halla
asistido por una gran cantidad de desechos no deseados, debido a que el modelo
actual de desarrollo exige grandes cantidades de recursos materiales que no se
controlan y que se utilizan irracionalmente, expresándose en una serie de componentes
no deseables que terminan contaminando al ambiente (Colpas, et al., 2019).
Aportar
hacia un desarrollo sostenible, es el objetivo de la responsabilidad social.
Las organizaciones, se encuentran sujetas a través de sus diferentes partes
interesadas a mayor escrutinio, por este motivo, el bienestar de la sociedad y
el medio ambiente se han convertido en el compromiso de una organización.
Al respecto,
Guillén, et al. (2020), refieren que con el desarrollo sostenible se busca recapacitar
y reacomodar la manera en que los seres humanos deben vivir en el planeta, cuidar
los recursos naturales y sobre todo los no renovables para enfrentar el futuro,
fortaleciendo a las nuevas generaciones.
Sánchez-González,
Gil-Saura y Ruiz-Molina (2020), indican que el desarrollo sostenible se define
como la satisfacción de las necesidades de la actual generación, sin afectar la
oportunidad de las futuras generaciones. Las empresas deben realizar acciones
permanentes para reducir el impacto de sus actividades en el medio ambiente y
en la sociedad en general, llegando a construir desarrollo sostenible.
Para Ormaza,
et al. (2020) la Responsabilidad Social (RS), es un modelo que puede ser
perfectamente aplicable a todo tipo de organización, sin mediar actividades o
países, que busca valorar y confrontar su aporte al desarrollo sostenible. Por todo
ello, toda organización debe tener como parte de sus objetivos estratégicos y
fundamentales la gestión de la RS, así podrán dar respuesta efectiva a los
entornos en donde operan.
Las
organizaciones, tienen como reto la satisfacción combinada o fusionada entre la
sociedad y ellas, se trata pues de promover el desarrollo personal y el bienestar
común, lográndose materializar con la satisfacción de las necesidades sociales
de los miembros de estas organizaciones como de la comunidad en general, a esto
se le llama acciones de responsabilidad social, y hay un interés fuerte en que
las organizaciones, independientemente de sus particularidades, desarrollen programas
que tengan impacto primero en sus áreas, y luego en cada uno de los miembros de
sus grupos de interés (Mendoza, Jaramillo y López, 2020).
¿Pero
qué es responsabilidad social empresarial? Arévalo y Moncada (2016), refieren
que la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) surge como un concepto para dar
solución a los diferentes problemas sociales y ambientales de la actualidad, el
cuál fue evolucionando desde lo que se denominó filantropía empresarial.
El comportamiento
de una organización en materia de responsabilidad social puede influir, entre
otras cosas, en la ventaja competitiva, reputación, la capacidad de atraer y
retener trabajadores o miembros, clientes y usuarios, el mantenimiento de la
moral, el compromiso y la productividad de los empleados, la percepción de los
inversores, propietarios, donantes, patrocinadores y la comunidad financiera, relaciones
con empresas, gobiernos, medios de comunicación, proveedores, pares, clientes y
la comunidad en la que opera.
León,
et al. (2012), indican que la RSE busca lograr la protección del entorno
natural y contribuir a mejorar la calidad de vida de los empleados, sus
familias, los clientes y demás grupos, para lograrlo concibe dos dimensiones,
una interna, que aborda la gestión del recurso humano, la salud, y la seguridad
del puesto de trabajo, la gestión del impacto ambiental y de los recursos naturales;
y una externa, concerniente a las comunidades locales, los socios comerciales,
los proveedores y los consumidores, derechos humanos, problemas ecológicos y
desarrollo sostenible.
Como
se pudo denotar de las anteriores aseveraciones, la RSE tiene un enfoque que se
puede calificar como reactivo, es decir, de mitigación frente a los daños causados
por la operatividad de cualquier organización. La RSE es una herramienta por
tanto que busca disminuir el impacto negativo que conllevan sus acciones, en un
mundo globalizado con tendencias consumistas devastadoras.
Sin
embargo, se puede resaltar la contribución de grandes empresas en América Latina,
que han beneficiado a muchas comunidades con programas y estrategias sociales,
considerando a la RSE como una estrategia para lograr una ventaja competitiva,
siempre y cuando se llegue al objetivo de beneficiar a toda la sociedad, pero
lamentablemente, existen casos empresariales en los que se implementa la RSE para
beneficios individuales, es decir, se realiza con fines de mejorar su imagen
corporativa o por hacer parecer que son actores proactivos frente a su
realidad. Por ello, América Latina se encuentra rezagada en estos abordajes, y
es ahí donde despierta la crítica hacia este modelo, dando el punto de partida
hacia otros enfoques más integrales.
Para evitarse
una serie de problemas, sobre todo financieros, extremadamente controversiales,
se afirma que las organizaciones que actúan bajo la RSE actúan pensando en
ganar corazones y mentes, sobre todo de aquellos líderes de la opinión pública.
Con el crecimiento de la noción de la RSE, el debate gira en torno a los roles
y motivaciones de las empresas cuando llevan acciones fuera del ámbito
comercial, se coloca en duda los logros sociales y económicos de esas acciones.
Se abre camino al escepticismo y la crítica de las verdaderas intenciones de
estas empresas (Alves, Reficco y Arroyo, 2014).
Cabe
la reflexión de si la RSE es suficiente como solución efectiva, puesto que se
debe comprender que tiene ciertas limitaciones en su contexto y funcionamiento,
comenzando por que su desarrollo se da de una manera voluntaria y no prioritaria,
lo que genera que muchos empresarios no se involucren en esta gestión de forma
preponderante. Así se establece en la
ISO 26000 (Chaloemvivatkit y Jaikengkit, 2020), que es la guía de
responsabilidad social y busca promover un entendimiento común de la misma, sin
embargo, esta no es una norma de sistema de gestión, no contiene requisitos y,
como tal, no puede utilizarse para la certificación.
Por
otra parte, es claro que el modelo de gestión empresarial actual se ha
construido bajo un esquema capitalista
donde aparecen con énfasis los conceptos de disminución de costes, acrecentar
las ventas, mayor utilidad, entre otras, y han dejado de lado la parte social y
ambiental, y son muy pocos los involucrados en esta tarea; por ello, se puede
afirmar que nada certifica que las generaciones venideras lleven consigo esta
misma ideología, denotando que la RSE podría no ejercerse como debería.
¿Realmente existe conciencia social?
A
todo lo anteriormente comentado, Arévalo y Moncada (2016) manifiestan que la
RSE se centra sobre todo en minimizar su impacto negativo, no en incluir la
generación de valor social positivo como parte medular de sus acciones. Es así
que surge una nueva necesidad de abordaje, y se tiene que plantear con el objetivo
claro y contundente de instaurar un valor social positivo desde la organización
para una sociedad sostenible, sin dejar de lado la concepción de que cualquier
organización busque y logre un beneficio económico. ¿Será la innovación social,
el enfoque que se requiere? ¿Es el enfoque “proactivo”, impulsador de cambios
reales y perdurables, que se necesita?
2. Perspectiva de la innovación social: Un recorrido
conceptual
Por
más que la innovación social sea un tema de creciente relevancia en el ámbito
académico actual, aún no se ha logrado una definición que sea aprobada por la
gran mayoría de los intelectuales de la materia. Definitivamente, el concepto de
innovación social aún debe ser desarrollado a profundidad para lograr una idea
que englobe todo lo concebido por este término. Hoy en día, las definiciones
del término en cuestión se basan meramente en el sector en el que se desarrolla,
ignorando sus características inherentes y elementos diferenciales, pero para
entender realmente que es la innovación social, esta no se puede desprender del
contexto cultural del cual emerge (Hernández, Tirado y Ariza, 2016).
Habiendo
dicho esto, se ha realizado un exhaustivo proceso de revisión, del cual se pudo
extraer definiciones relevantes de lo que es la innovación social. Al momento
de realizar la selección de los conceptos se utilizaron criterios de citación objetivos
y relevantes. Para obtener estas definiciones, se efectuó una revisión
bibliográfica a través de las principales bases de datos científicas, se utilizó
como palabra clave innovación social
en el idioma inglés y español por ser los ámbitos de mayor incidencia. A raíz
de esto, se obtuvieron un total de 22 definiciones destacables que serán
analizadas de forma crítica después de su presentación en el Cuadro 1.
Cuadro 1
Perspectivas del concepto de innovación social
Autor (es) |
Perspectivas
diversas del concepto de innovación social |
Westley y Antadze (2010) |
La innovación social es un proceso complicado de introducción de nuevos
productos, procesos o programas que modifican profundamente las rutinas
básicas, los recursos y los flujos de autoridad o las creencias del sistema
social en el que se desarrolla la innovación, aquellas innovaciones sociales
exitosas tienen durabilidad y amplio impacto. |
León, et al. (2012) |
Una innovación social puede ser un producto, proceso de producción o la
tecnología, como la innovación en general. También puede ser un principio,
una idea, una intervención o alguna combinación de ellos. |
Khutrakun (2013) |
La innovación social es un conjunto de actividades nuevas y socialmente
valiosas, que son iniciadas e implementadas por personas que viven en esa
área en particular. |
Cajaiba-Santana (2014) |
La innovación social toma forma cuando se establece una nueva idea, una
forma diferente de pensar y de actuar que cambia los paradigmas. Las
innovaciones sociales son nuevas prácticas sociales creadas a partir de
acciones colectivas, intencionales y orientadas a la consecución de
objetivos, dirigidas al cambio social a través de la reconfiguración de cómo
los objetivos sociales se logran. |
O'Byrne, et al. (2014) |
La innovación social se puede comprender como la implementación exitosa
de actividades, como ideas, prácticas u objetos, gracias a colaboraciones y
asociaciones, de manera que impacten positivamente a la sociedad al mejorar
la prestación de servicios públicos. |
Morales (2014) |
Considera tres elementos base de la innovación social: a) nuevas ideas,
b) necesidades sociales; c) cambio social (nuevas relaciones); refiriendo que
es el tercero el que puede ser de mayor ayuda para discernir que experiencias
pueden ser consideradas como tal. Políticas o acciones que tienen como meta
mejorar la situación de un grupo social en desventaja o aliviar ciertas
carencias son buenas para la sociedad, pero a menos que la participación de
los beneficiados sea activa, que haya un proceso de reflexión y cambios en
las relaciones, no puede considerarse como innovación social. En este
sentido, los términos relacionados: empresa social, economía social,
emprendedor social, se conjugan con el de innovación, y las políticas
públicas contienen una dimensión de innovación social cuando estos cambios
ocurren. |
Conrad (2015) |
La innovación social es entendida como la intención de lograr un cambio
social para hacer que las cosas sucedan en un mundo complejo. |
Tracey y Stott (2016) |
Innovación social es un término muy discutido, suele ser definido de
manera general como la creación e implementación de nuevas soluciones a
problemas que ocurren en la sociedad. |
Bittencourt y De Abreu
(2016) |
Refieren que la innovación social se define como un conjunto de ideas
novedosas (por ejemplo, productos, servicios o modelos de acción) que
satisfacen las necesidades humanas y suscitan nuevas relaciones sociales, no
solo para beneficiar a la sociedad sino también con el fin de mejorar su
capacidad de actuar. |
Bitencourt, et al. (2016) |
La innovación social es definida como la aparición de nuevos arreglos
sociales, organizativos y disposiciones institucionales o nuevos productos y
servicios diseñados para afrontar las aspiraciones, satisfacer las
necesidades o lograr la solución a consecuencia de un reto social. |
Phillips, Alexander y Lee
(2017) |
Los autores de acuerdo con los postulados de la OCDE en 2011, manifiestan
que la importancia de la innovación social se coloca de manifiesto en el cómo
dar respuesta a problemas y necesidades sociales no resueltas o
insuficientemente atendidos, y que el gobierno o el mercado comercial las
dirigen sin éxito, como identificar y suministrar nuevos productos, servicios
que mejoran la calidad de vida de las personas y comunidades; identificando e
implementando nueva mano de obra, procesos de integración del mercado, nuevas
competencias, puestos de trabajo, así como nuevas formas de participación en
el lugar de trabajo. |
Melamed-Varela, Blanco-Ariza, y
Rodríguez-Calderón (2018) |
La innovación social como el proceso orientado a la búsqueda, diseño e
implementación de alternativas que respondan a las problemáticas sociales de
forma novedosa y contribuyente al desarrollo socioeconómico en los
territorios, distinguiéndose por su originalidad, pertinencia y transformadora
de escenarios e ideas. Su despliegue del concepto implica dimensionar
factores como: el cambio frontal, los principios de gobernanza y los procesos
que orientan las estrategias operativas, siendo estos determinantes en el
alcance y la propuesta de valor que oferta apropiar la innovación social. |
Ahmed, Ashikuzzaman y Mahmud (2017) |
Definen la innovación social como la
creación y el uso de nuevas ideas sobre las personas y sus interacciones
dentro de un sistema social, las cuales también involucran la formación de
nuevos métodos y formas de interacción social. |
Unceta, Castro-Spila y García (2017) |
Para llevar a cabo una innovación social, las organizaciones deben poseer
al menos tres competencias claves: (a) interpretar un problema social (según
una perspectiva sobre las causas, y sus posibles efectos y alternativas); b)
asimilar/transformar la interpretación de acuerdo con un patrón interno de
conocimiento y experiencia, integrando este conocimiento en prototipos,
productos, servicios, métodos que proporcionen respuestas al problema que
buscamos. c) explotar los resultados obtenidos, es decir, experimentar y
transferir soluciones, y evaluar el impacto. |
Alves, De Souza y Da Silva
(2018) |
Se refiere que en general, la innovación social es una nueva respuesta a
una situación social insatisfactoria. La innovación social sostiene esto,
porque se refiere al bienestar de las personas y/o comunidades, definiéndose
a sí mismo como una acción o cambio duradero destinado a desarrollar a las
personas, los territorios o las personas, y negocios. La innovación social no
asume una forma particular, sino que puede ser de procedimiento,
organizacional o institucional; y van más allá de las tendencias temporales,
y con efectos que influyen en el desarrollo futuro de la sociedad. |
Silva y Pedroza (2018) |
La innovación social se caracteriza principalmente por la colaboración de
diversos actores, lo cual hace posible la obtención de un potencial con valor
más grande del capital social o región con el objetivo de satisfacer las
necesidades humanas y la generación de relaciones entre individuos y grupos
de diferentes espacios y escalas. |
Anechitei (2018) |
La innovación social es una nueva solución estructural a un problema
social, una que produce un cambio social en el sentido de una mejora de la
calidad de vida de las personas. En general, la innovación social es una
"nueva respuesta" a un problema social, situación considerada
insatisfactoria, situación que puede manifestarse en todos los sectores de la
economía y de la sociedad civil. La innovación social responde a esto porque
se ocupa del bienestar de las personas, individuos y/o comunidades. |
Unceta y Barandiarán (2019) |
La innovación social se puede entender como el resultado de nuevos
modelos de gobierno para facilitar la atención de problemas y necesidades de
la población que no están cubiertas. La innovación social puede afectar e
influir en las formas en que diseñamos y abordamos un problema social; por
tanto, aborda la regeneración de las facetas públicas, las políticas
públicas, gestión pública, la buena gobernanza y la política. |
Yesufu y Alajlani (2019) |
Se aplica el término "innovación social” a la transformación de la
sociedad a través de la creación de nuevos productos, servicios, gestión,
emprendimiento social, desarrollo del gobierno y del capital humano. Por
consiguiente, se está frente a nuevos productos, servicios, modelos,
mercados, procesos, etc. que satisfacen simultáneamente una necesidad social
de manera más eficaz que las soluciones existentes y generan capacidades
nuevas o mejoradas y relaciones y/o un mejor uso de los activos y recursos.
Por lo tanto, las innovaciones sociales son buenas para la sociedad y
aumentan su capacidad de acción. |
Asara (2019) |
La innovación social puede ser entendida como un grupo de procesos
cooperativos y prácticos que invitan a participar a los ciudadanos,
resultando en la creación de servicios públicos que respondan a necesidades
sociales materiales o inmateriales. |
Sampedro-Palacios y Pérez-Villar (2019) |
La innovación social aplica como herramienta en la cual se impulsa la
adquisición de una sociedad accesible e inclusiva a través de la creación y
modificación de productos y servicios con la finalidad de mejorar la vida de
las personas, así como su autonomía. |
Domínguez (2019) |
El marco de referencia de la innovación social, se encuentra en la
solución de problemas sociales a partir de nuevas relaciones o colaboraciones
entre diferentes actores, en los que se incluye la universidad; además,
independiente de si estos actores se dedican a la creación de políticas
públicas (Estado), generación de rentabilidad (empresas), atención y
cooperación para el desarrollo (ONG) o a la organización comunitaria (las
organizaciones de base), todos concuerdan en que las innovaciones sociales
abordan las necesidades a través del conocimiento y la generación de nuevas
soluciones tecnológicas, para mejorar las prácticas sociales u organizativas;
colaboran con la reducción de las desigualdades; y se centran en mejorar la
calidad de vida. |
Fuente: Elaboración propia,
La
innovación social suele ser presentada como un instrumento normativo que busca
resolver problemas en el ámbito social mediante la creación de nuevos servicios
o nuevos productos. Sin embargo, aquella definición limita incorrectamente el
campo de acción de la innovación social. Primero, porque una respuesta a un
problema social no es necesariamente una innovación social, puesto que incluso
las innovaciones técnicas o ingenieriles podrían resolver problemas sociales.
Segundo, porque propone la implicancia de algo tangible, es decir, la creación
de un producto o servicio, lo que es incoherente con la inmaterialidad, puesto
que las innovaciones sociales se manifiestan también en cambios de actitudes,
comportamiento, o percepciones, que dan lugar a nuevas prácticas sociales.
En
tercer lugar, el aspecto social de la innovación se relaciona a un cambio
social y este debe ser la característica principal puesta en evidencia,
recalcando que no se está sólo frente a cambios en la forma de actuar de los
agentes sociales y sus interacciones, sino también se habla de los cambios en
el entorno social. Es decir, el contexto en el que se llevan a cabo estas
acciones a través de la creación de nuevas instituciones y nuevos sistemas
sociales.
La
innovación social toma forma cuando se establece una nueva idea, una forma
diferente de pensar y de actuar que cambia los paradigmas. Las innovaciones
sociales son nuevas prácticas creadas a partir de acciones colectivas,
intencionales y orientadas a la consecución de objetivos, dirigidas al cambio
social a través de la reconfiguración de cómo los objetivos sociales se logran.
La
mayoría de las investigaciones sobre el tema están vinculadas al empresariado
con visión social o a iniciativas de política pública, que no consideran otros
factores de la innovación social. Sin embargo, Cajaiba-Santana (2014), presenta
un espectro más amplio de fuentes de innovación social, reconociendo que estas
pueden asumir su forma y ser difundidas a través del mercado (como nuevos
servicios, modelos de negocio, logística y conceptos de aplicación), así como
también, con factores tecnológicos y de infraestructura, redes sociales y
movimientos sociales, además, a través de directrices y apoyo gubernamentales,
entre otros tantos factores variables.
La
innovación social puede brindar diferentes tipos de resultados. Verbigracia,
puede tomar la forma de nuevas instituciones, movimientos sociales, nuevas
prácticas sociales, o diferentes estructuras de colaboración, pero
independientemente de la fuente de la innovación social, los conceptos de
acción social y cambio social, son fundamentales para su proceso.
Según
Cajaiba-Santana (2014), se necesita una visión más holística del fenómeno de la
innovación social, puesto que esta se ve influenciada tanto por los agentes
como por las estructuras sociales, refiriendo que la innovación social se basa
en acciones colectivas que tienen lugar dentro de un sistema social
determinado, y que se establecen por las instituciones compartidas, pero
también por la historia y la cultura, es decir, el contexto (histórico y
cultural) en el que se produce la innovación social es un factor muy
importante.
Como
se observa, los académicos coinciden en la mayor parte de los aspectos que
involucran una innovación social, demostrando que existe un consenso en cuanto
a la atención de las necesidades sociales y ambientales no cubiertas por
gobierno o el mercado y su contribución a mejorar la calidad de vida de los
grupos más vulnerables. Se trata de innovaciones que solucionan problemas
sociales de forma novedosa, eficaz, eficiente, sostenible, participativa e
incluso colaborativa.
Sin
embargo, también se observan en estos enfoques posturas opuestas. En un
extremo, se encuentran aquellos que consideran que sólo se puede llamar innovación
social a aquella idea que plantea únicamente beneficios para la sociedad y
excluye tajantemente un beneficio económico para la compañía. En el otro, están
las posturas que plantean la generación de valor económico de manera bilateral,
es decir, tanto para los productores como para la sociedad. En medio, se
encuentran los intelectuales que perciben a la innovación social como un
proceso evolutivo o que simplemente creen que todo problema social generará un
valor económico.
En
esencia, resaltan como aspectos reiterativos en estos enfoques, la atención a
las necesidades sociales de determinados grupos vulnerables, que no son eficaz
ni eficientemente atendidos por gobiernos o el mercado. Implica la sinergia que
puede producirse entre el sector público, el privado y sin fines de lucro. El
escenario ideal, es producir cambios en valores, actitudes y procesos, entre
otros, que contribuyan a un mayor bienestar de individuos, comunidades,
consumidores y productores.
Melamed-Varela,
et al. (2018), refieren que se debe catalogar a la innovación social en
niveles, de acuerdo a los objetivos y actores vinculados. Así en el nivel
incremental, el objetivo es mejorar las carencias o incompetencias a través de
productos y servicios. Mientras que, a nivel institucional se busca reorganizar
las estructuras enfatizando esfuerzos en los mercados y comunidades.
Finalmente, la innovación social disruptiva se desarrolla con el objetivo de
transformar paradigmas, especialmente aquellos que involucran políticas
públicas y movimientos sociales.
3. La innovación social desde la Universidad
Según
Salgado y Patera (2017), el motivo de ser de una universidad implica toda una
trayectoria de exploración dónde la verdad prima en la producción del conocimiento,
considerando también la licitud científica, la autenticidad sociocultural y la
disposición de poder comunicarse de una forma integrada sin apartar a la
persona como objeto, núcleo y razón de esta práctica.
La Universidad,
en ese sentido, se enfrenta ante un reto intenso de tener el compromiso de
instruir o preparar a estudiantes y catedráticos, generando de esta forma, una
ciudadanía crítica (base del juicio moral) y con iniciativa de producir cambios
aplicando la sensibilidad antropológica. Frente a ello, se condiciona la
siguiente interrogante: Si el conocimiento debiera ser el principal modelo de
sociedades, por consiguiente, ¿en qué medida la Universidad está ejecutando el
conocimiento y no sólo tener un enfoque informativo? Así mismo, si la «sociedad
del conocimiento» compromete un crecimiento y no implica de otros medios del
poder o del control, sino más bien que tenga una validación propia, ¿qué modelo
de conocimiento debe desarrollar la Universidad?
Las
instituciones de educación superior, están enfrentándose a nuevos desafíos, los
cuales generan en estas reformular su rol en relación a la creación, gestión y
divulgación de los nuevos conocimientos, de manera que las tareas de investigación
y de extensión, al igual que la transferencia, deben estar debidamente
vinculadas con la docencia, donde ambas partes puedan perfeccionarse
mutuamente. De acuerdo a lo planteando y de esa forma, la Universidad puede
cumplir las funciones que la nueva relación educación superior- sociedad le
exige (Fernández, 2014).
Ya se
ha sugerido que las universidades o institutos consideren los cambios
respectivos en su política de educación, de manera que contribuyan al
mejoramiento de la gobernabilidad y sobre todo para un beneficio mayor de
democracia en la sociedad, donde puedan plantearse estrategias a fin de mejorar
y disminuir la injusticia que se vive en esta sociedad, donde se evidencia
desigualdad en relación a la pobreza y marginalidad.
Dentro
de un Estado Social y Democrático, la Universidad debe ser canalizada a la
prestación de un servicio público de generación de conocimiento donde los
intereses generales de la ciudadanía, defender el bien común, funcionando como
un agente de cambio y mejora social deben ser considerados, ¿será que la
cultura empresarial está desorientando esa función natural con la creación de
universidades privadas?
Existen
muchas necesidades sociales, motivo por el cual la Universidad debe cubrirlas
priorizando así no sólo las demandas del mercado si no también su propia
función social, de manera que pueda consolidar un acuerdo en conjunto con la
sociedad. No sólo que se considere como un ente académico si no que esta actúe
dinámicamente para transformar la sociedad. En consecuencia, debe tener como
base la enfatización en el compromiso y responsabilidad social y la conexión
con sectores menos privilegiados (Díez, 2018).
Martínez
(2015) sostiene que, al hablar de innovación social, es mencionar que existe
todo un conjunto organizacional donde intervienen diferentes actores con el fin
de desarrollar e impulsar un desenlace ante los retos del entorno social y
global. Son manifestaciones y expresiones creativas (no sólo empresariales),
que indagan cómo reducir la pobreza y desigualdad social del país, de ahí la
importancia de la Universidad como socio activo estratégico.
Asimismo,
Villa (2014) señala que, para enfatizar la innovación social en la Universidad,
se deben considerar seis dimensiones: La primera, hace referencia a un diseño
curricular con enfoque social; la segunda, que el sistema organizacional sea
respuesta ante los procesos y fines de dicha innovación social; la tercera, que
la investigación, el desarrollo e innovación sea entendida como una mejora para
la sociedad; la cuarta, aceptar y ser partícipe de una responsabilidad
socio-ecológica, teniendo como base el desarrollo de un pensamiento crítico y
la práctica responsable de ella misma; la quinta, que la Universidad como tal
debe ser un referente y figura social, desarrollando proyectos y programas con
el interés de mejorar la calidad de vida de la sociedad; y la sexta, la
preparación de profesionales con liderazgo y competitividad en diferentes
niveles a fin de colaborar con otras instituciones y zonas.
Conclusiones
Existen
una serie de problemas sociales y ambientales que evolucionan a gran escala, en
un contexto donde los gobiernos actuales no cubren en su integridad dichos
fenómenos (por diferentes situaciones que no es materia de este artículo, pero
que da para su tratamiento en un futuro), percibiéndose la necesidad de recurrir
a la RSE, pero se ha visto que no resulta suficiente, debido a que no se
garantiza una ayuda invariable a las problemáticas latentes, su enfoque es
reactivo y de mitigación, más que de acciones innovadoras de largo alcance.
Todo
esto, se da también en un escenario donde la gestión de las empresas no se
condice con la misión y visión de las mismas, buscando sólo un incremento de su
reputación con acciones paliativas, que más parecen filantrópicas básicas, que
la contribución a un desarrollo óptimo y sostenible, desde lo económico, social
y ambiental.
Se
puede concluir, que el término de innovación social es difuso, ambiguo y
multivariado, aun así, existen intentos de llevar a cabo sistematizaciones de
las diferentes definiciones con el fin de establecer los elementos,
características, rasgos o variables comunes al fenómeno de la innovación
social. Lo que está
quedando claro, que existe un consenso en cuanto a la atención de las
necesidades sociales y ambientales no cubiertas por un gobierno o por el
mercado y también su contribución a mejorar la calidad de vida de los grupos
más vulnerables, desde un enfoque técnico y aplicado, fundamentado en los
recursos y capacidades necesarios para la práctica social, con un abordaje de
soluciones proactivo y de largo plazo.
Se
trata entonces de factores innovadores, que producen mejoras perdurables ante
las inefectividades del mercado, una reconfiguración de los modelos y
estructuras de gestión existentes, y la ruptura de paradigmas nada conducentes
a la mejora de la calidad de vida.
Existe
una demanda constante para que la Universidad se oriente hacia la
sostenibilidad y el desarrollo sostenible. Se le exige su participación y el
asumir un papel integral en la vida social, cultural, política, y en los
aspectos económicos de la sociedad, con soluciones innovadoras desde su papel
central, que es la investigación, pero con rostro social, para así lograr una
transformación realmente significativa, urgente y necesaria.
Como
futura línea de investigación, se debe abordar este tema de indagación con un
método empírico, para descubrir las implicancias de la innovación social en la
gestión universitaria, pretendiendo confirmar la intuición del autor acerca de
los efectos positivos de la innovación social sobre dicha gestión. En caso de
respuesta positiva, identificar cuáles son concretamente estos factores
determinantes que condicionan la innovación social, sería el segundo paso
imprescindible. Finalmente, elaborar un mapa de estos factores para hacer
emerger un modelo teórico que permita categorizarlas y servir de marco
metodológico y práctico en las universidades del Perú. Todo este abordaje se
debe dar mediante un análisis explicativo, con el uso de la estadística
inferencial, específicamente un modelo de ecuaciones estructurales.
Referencias bibliográficas
Abreu, J. L. (2011).
Innovación social: Conceptos y etapas, Daena, International Journal of Good
Conscience, 6(2), 134-148.
Ahmed, J. U., Ashikuzzaman, N. M., y Mahmud, A. S. M.
(2017). Social innovation in education: BRAC boat schools in Bangladesh. Journal of Global Entrepreneurship Research,
7(20). http://doi.org/10.1186/s40497-017-0077-z
Alves, A. C. A., De Souza, B., y Da Silva, J. C. L.
(2018). Social innovation and the promotion of local economic
development. Innovation & Management Review, 16(1), 55-71. http://doi.org/10.1108/INMR-10-2018-0074
Alves, M. A., Reficco, E., y Arroyo, J.
(2014). Perspectivas sobre la situación y proyección de
la responsabilidad social empresarial en américa latina. RAE Revista de
Administração de Empresas, 54(1),
10-11. https://doi.org/10.1590/S0034-759020140102
Anechitei, A-A. (2018). Social innovation through urban
regeneration - a local model. Review of
International Comparative Management, 19(3), 244-251. https://doi.org/10.24818/RMCI.2018.3.244
Arévalo,
Y. P., y Moncada, D. A. (2016). La innovación
social como un paso adelante de la responsabilidad social empresarial generalidades,
una visión de Bogotá (Tesis de pregrado). Universidad
de La Salle, Bogotá, Colombia.
Asara, V. (2019). The redefinition and co-production
of public services by urban movements: The Can Batlló social innovation in
Barcelona. Partecipazione
e Conflitto,
12(2), 539-565. https://doi.org/10.1285/i20356609v12i2p539
Banco Interamericano de Desarrollo – BID (2015). Innovación
social empresarial: Impulsando el emprendedurismo para el desarrollo social.
II Cumbre empresarial de las Américas. BID. https://publications.iadb.org/publications/spanish/document/Innovaci%C3%B3n-social-y-empresarial-Impulsando-el-emprendedurismo-para-el-desarrollo-social.pdf
Bellandi, M., Donati, L.,
y Cataneo, A. (2021). Social innovation governance and the role of
universities: Cases of quadruple helix partnerships in Italy. Technological
Forecasting and Social Change, 164, 120518. https://doi.org/10.1016/j.techfore.2020.120518
Bittencourt, B. D. L., y De Abreu, L. F. (2016). Social
innovation and development policies: the case of Land Exchange (Bolsa de Terras).
Revista
de Administração Pública, 50(5), 795-817. https://doi.org/10.1590/0034-7612151759
Bitencourt, C. C., Bittencourt, D. A., Barin, L., y
Raufflet, E. (2016). Introduction to special edition social innovation:
researching, defining and theorizing social innovation. RAM, Revista de Administração Mackenzie, 17(6). https://doi.org/10.1590/1678-69712016/administracao.v17n6p14-19
Cajaiba-Santana, G. (2014). Social
innovation: Moving the field forward. A conceptual framework. Technological
Forecasting and Social Change, 82(1),
42-51. https://doi.org/10.1016/j.techfore.2013.05.008
Chaloemvivatkit, N., y Jaikengkit, A-O. (2020). Applying
ISO 26000 and the sufficiency economy philosophy to measure the sustainability
of state owned enterprises in Thailand. International Journal of Innovation
and Sustainable Development, 14(3), 330-350. https://doi.org/10.1504/IJISD.2020.108055
Chambon, J-L., David,
A., y Devevey, J-M. (1982).
Les innovations sociales. Presses Universitaires de France.
Christensen, C. M,
Baumann, H., Ruggles, R., y Sadtler, T. M. (2006). Disruptive
innovation for social change. Harvard Business Review, 84(12), 94-101.
Colpas, F., Taron,
A., y Fuentes, L. (2019). Innovación social y sostenibilidad en América Latina:
Panorama actual. Revista
Espacios, 40(1), 1-9.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe -
CEPAL
(2011). Innovación social y desarrollo económico local. CEPAL https://www.cepal.org/es/publicaciones/6181-innovacion-social-desarrollo-economico-local
Conejero, E., y Redondo, J.
C. (2016). La innovación social desde el ámbito público: Conceptos,
experiencias y obstáculos. Gestión y Análisis de Políticas Públicas, Nueva
Época, (15), 23-42. https://doi.org/10.24965/gapp.v0i15.10310
Conrad, D. H. (2015). Education
and social innovation: The youth uncensored project- a case study of youth participatory
research and cultural democracy in action. Canadian
Journal of Education, 38(1), 1-25.
Crozier, M., y
Friedberg, E. (1993). Die zwänge kollektiven handelns. Über macht und organisation.
Frankfurt and Main: Verlag Anton Hain.
Díez, E. J. (2018). Universidad e investigación para el
bien común: La función social de la Universidad. Aula Abierta, 47(4), 395-402. https://doi.org/10.17811/rifie.47.4.2018.395-402
Domínguez, E. M. (2019). Innovación social: Nociones de organismos
multilaterales y concepciones universitarias. Revista Virtual Universidad Católica del Norte, (56), 72-88.
Echevarría, J. (2008). El
Manual de Oslo y la innovación social. ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura, 184(732), 609-618. https://doi.org/10.3989/arbor.2008.i732.210
Fernández, N. (2014). Universidad, sociedad y
conocimiento reflexiones para el debate. Avaliação:
Revista da Avaliação da Educação Superior, 19(3), 663-687. https://doi.org/10.1590/S1414-40772014000300008
Fossatti, A., y Batista,
D. (2020). University-company collaboration in panamá: A propossal for the
problem solutions in key sectors of the economy. Revista Venezolana
de Gerencia, 25(92), 1716-1740. https://doi.org/10.37960/rvg.v25i92.34291
Guillén,
J., Calle, J., Gavidia, A. M., y Vélez, A. G. (2020). Desarrollo sostenible:
Desde la mirada de preservación del medio ambiente colombiano. Revista de
Ciencias Sociales (Ve), XXVI(4), 293–307. https://doi.org/10.31876/rcs.v26i4.34664
Hernández-Ascanio, J., Tirado-Valencia, P., y Ariza-Montes,
A. (2016). El concepto de innovación social: Ámbitos, definiciones y alcances
teóricos. CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, (88),
165-199.
Hernandez, P. H., Virviescas, J., Martinez, J. L., y
Hernandez, H. (2018). Deontology and university social
responsibility: Foundations for social innovation in the post-conflict era. Universidad
de la Costa.
Inglada, M. E., y Sastre, J. M. (2014). Reflections on globalization, poverty and development: Impact
on social economy organization. REVESCO. Revista de Estudios Cooperativos,
(116), 160-179.
Khutrakun, A. (2013). Process and dynamics of social innovation:
Case studies of local initiatives in Northern Thailand. Japan
Social Innovation Journal, 3(1), 12-18. https://doi.org/10.12668/jsij.3.12
León, M. D. F., Baptista, M. V., y Contreras, H. (2012). La
innovación social en el contexto de la responsabilidad social empresarial. Forum Empresarial, 17(1), 31-63. https://doi.org/10.33801/fe.v17i1.3745
Martínez, M. C. (2015). La Innovación Social en la
Educación Superior de México. RIDE
Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo, 6(11)
637-653.
Melamed-Varela, E., Blanco-Ariza, A. B., y
Rodríguez-Calderón, G. R. (2018). Perspectivas de la innovación social: Su
revisión desde la responsabilidad en la gestión de organizaciones. En A. Beltrán,
R. Echeverry, C. Restrepo y A. Rodríguez (Comps.), Investigación en
Administración y su impacto en comunidades académicas internacionales (pp. 2742-2759). Fundación Universidad Externado de Colombia.
Mendes, A.,
Batista, A., Fernandes, L., Macedo, P., Pinto, F., Rebelo, L., Ribeiro, M.,
Ribeiro, R., Sottomayor, M., Tavares, M., y Verdelho, V. (2012). Barriers
to Social Innovation. A deliverable of the project: “The Theoretical, empirical
and policy foundations for building social innovation in Europe” (TEPSIE). European
Comission. https://www.researchgate.net/publication/299706323_Barriers_to_Social_Innovation_A_deliverable_of_the_project_The_theoretical_empirical_and_policy_foundations_for_building_social_innovation_in_Europe_TEPSIE
Mendoza,
D. L., Jaramillo, M. C., y López, D. D. (2020). Social
responsibility of the university of La Guajira with respect to indigenous
communities. Revista
de Ciencias Sociales (Ve), XXVI(2), 95-106.
https://doi.org/10.31876/rcs.v26i2.32426
Mesthene, E. G. (1970).
Technological change: Its impact on man and society. Harvard
University Press.
Morales, D. A. (2014). Innovación social y acción
colectiva, un estudio de caso: Ecoagricultores del Sur. Revista de Estudios Políticos, (33), 75-95. http://dx.doi.org/10.1016/S0185-1616(14)70277-X
O'Byrne, L., Miller, M., Douse, C., Venkatesh, R., y
Kapucu, N. (2014). Social innovation in the public sector: The case of Seoul
metropolitan government. Journal of Economic and Social Studies, 4(1), 53-71. https://doi.org/10.14706/JECOSS11414
Ormaza, J., Ochoa, J., Ramírez, F., y Quevedo, J. (2020). Responsabilidad
social empresarial en el Ecuador: Abordaje desde la Agenda 2030. Revista de Ciencias Sociales (Ve), XXVI(3), 175-193. https://doi.org/10.31876/rcs.v26i3.33241
Parada,
J. E., Ganga, F. A., y Rivera, Y. Y. (2017). Estado del arte de la innovación
social: una mirada a la perspectiva de Europa y Latinoamérica. Opción, 33(82), 563-587.
Phillips, W., Alexander, E. A., y Lee, H. (2017).
Going it alone won’t work! The relational imperative for social innovation in social
enterprises. Journal of Business Ethics, 156(2), 315-331. https://doi.org/10.1007/s10551-017-3608-1
Salgado, J. P., y Patera, S. (2017). Nuevos indicadores
de producción del conocimiento en la universidad, desde la impronta de una cultura
de evaluación propendida a la innovación social. El caso de la Universidad
Politécnica Salesiana, de Ecuador. Revista
Cubana de Educación Superior, 36(3), 116-136.
Sampedro-Palacios,
C. B., y Pérez-Villar, J. (2019). Innovación social como herramienta en la transformación
de una sociedad inclusiva. Accesibilidad e innovación social. Prospectiva, (28), 93-119. https://doi.org/10.25100/prts.v0i28.7218
Sánchez-González,
I., Gil-Saura, I., y Ruiz-Molina, M. E. (2020). Efectos del desarrollo sostenible percibido por el
consumidor. Una propuesta de modelo de hipermercados en Ecuador. Estudios Gerenciales, 36(154), 27-42. https://doi.org/10.18046/j.estger.2020.154.3470
Silva, M. L., y Pedroza, Á. R. (2018). Social
innovation: A social shared competence. Education
In The Knowledge Society (EKS), 19(2), 47-62.
Solis,
J. B., Neira, M. L., Ormaza, J. E., y Quevedo, J. O. (2021). Emprendimiento e
innovación: Dimensiones para el estudio de las MiPymes de Azogues-Ecuador. Revista
de Ciencias Sociales (Ve), XXVII(1), 315-333. https://doi.org/10.31876/rcs.v27i1.35318
Tracey, P., y Stott, N. (2016). Social innovation: A
window on alternative ways of organizing and innovating. Innovation: Organization
& Management, 19(1), 51-60. https://doi.org/10.1080/14479338.2016.1268924
Unceta, A., y Barandiarán, X. (2019). Social innovation
as an instrument for public innovation. Universia
Business Review, 61(1), 100-111.
Unceta, A., Castro-Spila, J., y García, J. (2017). The
three governances in social innovation. Innovation: The European Journal of Social Sciences, 30(4), 406-420. https://doi.org/10.1080/13511610.2017.1279537
Villa, A. (2014). La innovación social en el ámbito universitario:
una propuesta para su diagnóstico y desarrollo. RAES. Revista Argentina de Educación Superior, 6(8),
188-218.
Westley,
F., y Antadze, N. (2010). Making a difference: Strategies for scaling social
innovation for greater impact. The
Innovation Journal: The Public Sector Innovation Journal, 15(2), article 2.
Yesufu, L., y Alajlani, S. (2019). Measuring social
innovation for education and resource development in refugee camps: A conceptual
study. International Journal of Higher Education, 8(4), 208-220. https://doi.org/10.5430/ijhe.v8n4p208
* Doctorando en
Ciencias Administrativas por la UNMSM-Perú. Magíster en Economía. Magíster en
Administración. Licenciado en Administración. Docente Investigador en la Universidad Privada
del Norte, Perú. E-mail: jorgealbvarmer5@gmail.com; jorge.merino@upn.pe ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3084-8403.
Recibido: 2020-12-12 · Aceptado:
2021-03-02