Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXVII, No. 3, Julio - Septiembre 2021. pp.
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Revisión del uso de la videoconferencia en atención
de salud mental en el contexto hispanohablante
Prieto-Fidalgo, Ángel*
Díaz-Ruiz, Carolina**
Catalán-Vega, Marcos Antonio***
Duque, Aránzazu****
Resumen
Las intervenciones en salud mental mediante
videoconferencia han adquirido cada vez más relevancia. Sin embargo, el corpus
científico parece aún poco desarrollado. Así, el objetivo de la presente
revisión es recoger la evidencia disponible acerca de la utilización de la
videoconferencia en la atención psicológica y psiquiátrica en el contexto
hispanohablante. Mediante un cuidadoso proceso de búsqueda, se examinaron los
estudios científicos centrados en la intervención por videoconferencia. De los
1.569 estudios analizados 30 cumplieron los criterios para el análisis de
tipología y de ellos 7 se incluyen en la revisión. Se analizaron los hallazgos
de los estudios encontrados utilizando seis criterios básicos: Cantidad de
información, adherencia al tratamiento, alianza terapéutica, barreras
geográficas, satisfacción de los pacientes y respuesta al tratamiento. Los
resultados arrojados por los estudios reflejaron datos positivos de la
videoconferencia en los seis criterios evaluados. Así, se concluye que los
estudios apuntan a la conveniencia del uso de la videoconferencia en la
atención en salud mental. Sin embargo, debido al reducido número de estudios
desarrollados en contexto hispanohablante y la disparidad en cuanto a criterios
y metodologías empleadas entre éstos, las conclusiones deben considerarse
preliminares. Se arrojan algunas recomendaciones para futuras investigaciones.
Palabras clave: Telepsiquiatría; telepsicología; videoconferencia;
terapia en línea; salud mental.
Review of the use of videoconferencing in mental health care in the
Spanish-speaking context
Abstract
Mental health interventions via
videoconferencing have become increasingly relevant. However, the scientific
corpus still seems to be underdeveloped. Therefore, the aim of the present
review is to gather the available evidence on the use of videoconferencing in
psychological and psychiatric care in the Spanish-speaking context. Through a
careful search process, scientific studies focused on videoconferencing
intervention were examined. Of the 1.569 studies analyzed, 30 met the criteria
for typology analysis and 7 of them are included in the review. The findings of
the studies found were analyzed using six basic criteria: Amount of
information, adherence to treatment, therapeutic alliance, geographical
barriers, patient satisfaction and response to treatment. The results of the
studies showed positive data on videoconferencing in the six criteria evaluated.
It is concluded that the studies point to the usefulness of videoconferencing
in mental health care. However, due to the small number of studies conducted in
a Spanish-speaking context and the disparity in the criteria and methodologies
used among them, the conclusions should be considered preliminary. Some
recommendations for future research are made.
Keywords:
Telepsychiatry; telepsychology; videoconference; online therapy; mental health.
Introducción
Las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) se han insertado en
diferentes áreas de la vida cotidiana, lo cual ha impactado de forma notable en
los modos de vivir y relacionarse en la sociedad actual; por lo cual es ineludible contar con competencias en conocimientos y habilidades
en el uso de internet con el
fin de poder acceder a entornos
y ambientes en los cuales se promuevan interacciones y experiencias de
interconexión (Delgado, Gutiérrez y Ochoa, 2020; Varguillas
y Bravo, 2020). Así, la introducción de
las TIC se ha convertido en un imperativo en casi todos los sectores,
incluyendo el ámbito de la salud (Bujnowska-Fedak y Pirogowicz, 2014). Esto ha dado lugar a la emergencia de
la telesalud definida por la Organización Mundial de la Salud como:
El empleo de información y tecnologías de
comunicación para un mejor control de la salud. Por ejemplo, para el
tratamiento de determinados pacientes, el fomento de la investigación, la
creación de herramientas para la educación de estudiantes, para monitorear
diversas enfermedades, y en fin, para la supervisión de la salud pública. (World
Health Organization, 2004, p.153)
La
utilización de la tecnología ha crecido enormemente dando lugar a diferentes
subdisciplinas como la telepsicología o la telepsiquiatría que, a pesar de que
se engloban dentro del paraguas de la telesalud y parten del acceso a la salud
desde la distancia, tienen el matiz de que la atención recibida es en el
contexto específico que abarcan, pudiendo realizarse de manera tanto síncrona
(como videoconferencias, llamadas y videollamadas) como asíncrona (correo
electrónico, webs y blogs de autoayuda, publicaciones en
redes sociales). La importancia de estos nuevos campos se puede ver en el hecho
de que el uso y acceso de las tecnologías que permiten conectar con internet es muy similar entre usuarios
de salud mental y población general (Ennis,
et al., 2012).
Aunque
la psicología puede aplicarse en otros terrenos fuera de la psicoterapia como,
por ejemplo, actos psicoeducativos, preventivos o aplicados, usualmente tanto
la telepsicología como la telepsiquiatría han sido asociadas principalmente con
la videoconferencia (Nelson y Bui,
2010; Nelson, Bui y Velasquez, 2011)
y enfocadas a la atención en salud mental. Cabe pensar, que esta asociación se
debe a que esta tecnología es la que más se acerca a la simulación de una
consulta tradicional. A diferencia de otras tecnologías, la videoconferencia es
síncrona, permite ver y escuchar, y no requiere más que un ordenador o smartphone con acceso a internet. En este contexto la
videoconferencia cumple el fin de proveer y brindar acceso a la evaluación y/o
tratamiento de los trastornos mentales.
La aplicación de la
videoconferencia con propósito de proveer atención en salud mental ha suscitado
dudas en cuanto a su idoneidad y validez (Soto-Pérez, et al., 2010; Barnett,
2019; Hilty, et al., 2019; Stoll, Müller y Trachsel, 2020).
Entre los principales factores por los que se cuestiona la intervención por
este medio, destacan la falta de investigaciones, la carencia de un marco de
competencias digitales aplicado al ámbito clínico que forme a profesionales
para llevar a cabo su labor en el ámbito digital (Hilty, et al., 2018) o diversos prejuicios sobre la efectividad de
la intervención por videoconferencia (Soto-Pérez, et al., 2010).
Algunas de estas dudas suscitadas
han sido superadas a través de distintos estudios internacionales,
principalmente aquellas relativas a la eficacia y relación terapéutica. Las
revisiones sistemáticas llevadas a cabo en este ámbito recogen principalmente
estudios de Canadá, Estados Unidos, Australia y Escocia (Backhaus, et al.,
2012; Simpson y Reid, 2014; Rees y Maclaine, 2015; Berryhill, et al., 2019; Orlando, Beard y Kumar,
2019). En términos generales, las revisiones parecen mostrar una alta
satisfacción con la modalidad por videoconferencia (Backhaus, et al., 2012;
Orlando, et al., 2019;) y no encontrar diferencias claras con la modalidad
presencial en la efectividad (Backhaus, et al., 2012; Rees y Maclaine, 2015; Berryhill,
et al., 2019) ni en la alianza terapéutica (Backhaus, et al., 2012; Simpson y
Reid, 2014), al menos en formato individual.
Debido a que las consultas tanto
de telepsicología como de telepsiquiatría se proponen como una posible manera
de reducir los problemas de distancia geográfica o dificultades de acceso a
ciertas locaciones (Nelson y Bui, 2010), así como la escasez de profesionales
especializados en lugares remotos o adaptarse a trastornos que requieran, al
menos inicialmente, una intervención desde el domicilio (Bouchard, et al.,
2004), se posibilita el tratamiento mental a la población mediante
videoconferencia. Sin embargo, poco se conoce del funcionamiento de la
telepsicología y telepsiquiatría en el contexto de los países
hispanohablantes.
Además, el marco legal, formativo
y profesionalizante, a pesar de la creciente demanda por los servicios de
atención a la salud mental en la modalidad online,
es aún muy escaso. Prueba de ello, es que el Consejo General de Colegios
Oficiales de Psicólogos de España, no establece pautas para dicha práctica hasta
el año 2017 (Ramos, et al., 2017) y, hoy en día, no existe ninguna regulación
normativa para la aplicación de la telesalud. Es con la llegada del brote de
enfermedad por coronavirus (COVID-19) a inicios de 2020, que muchos colegios de
psicólogos y otras organizaciones reguladoras, consideran la puesta en marcha
de las consultas en línea como método válido para la atención de la población.
Pero ¿qué conocimiento se dispone sobre el funcionamiento de la teleterapia
mediante videoconferencia en el contexto hispanohablante? y ¿qué lagunas
existen en el conocimiento de los efectos de dicha intervención?
Ciertamente, parece que poco se
ha escrito y desarrollado en el contexto hispanohablante, en lo que al uso de
la videoconferencia para atención psicológica y psiquiátrica se refiere. Tanto
las pautas a seguir como la viabilidad o eficacia de una tecnología, pudiera
funcionar de forma diferencial según contexto cultural e idiomático. Con el fin
de esclarecer estas cuestiones, en este artículo, se elabora una revisión de
los estudios empíricos sobre la intervención en salud mental mediante
videoconferencia que den cuenta de su desarrollo a nivel hispanohablante.
Por tanto, teniendo en cuenta lo
dicho anteriormente, el objetivo del presente trabajo es realizar una revisión
de la evidencia disponible acerca de la intervención psicológica o psiquiátrica
mediante la utilización de la videoconferencia en países hispanohablantes. De
forma más específica, se pretende determinar si la videoconferencia puede ser
utilizada con garantías como medio de la atención en salud mental, centrando el
análisis en seis criterios básicos: Cantidad de información, adherencia al
tratamiento, alianza terapéutica, barreras geográficas, satisfacción de los
pacientes y eficacia del tratamiento.
Cabe destacar, que no existe
actualmente ningún trabajo de revisión de este tipo, publicado en lengua castellana. Así, la
presente revisión es uno de los primeros estudios centrados en el análisis de
la atención psicológica en línea, mediante videoconferencia a nivel
hispanohablante.
1. Metodología
1.1. Estrategia de búsqueda
La búsqueda bibliográfica se llevó a cabo en el mes de
septiembre de 2020 a través de las bases de
datos Scielo, PubMed y PsycInfo. En PubMed, se buscaron aquellos artículos
en los cuales los conceptos estuviesen en los campos relativos a materias. En
el resto de bases de datos se combinó la búsqueda por materias (en los casos
que fue posible) con la de texto libre.
En PubMed:
((("Videoconferencing"[Mesh]) OR "Remote Consultation"[Mesh]))
AND ((("Psychology"[Mesh]) OR "psychology" [Subheading]) OR
"Psychiatry"[Mesh])
En PsycInfo: (MA (Videoconferencing
OR Remote Consultation) AND MA (Psychology OR Psychiatry)) OR (videoconf* AND
Psychology) OR (videoconf* AND psicologia).
En Scielo: (videoconference
or videoconferencia) and (psychology or psychiatry or (mental health) or
psicologia or psiquiatria or (salud mental)).
En general, se consideró que, estrategias en campo libre
y que utilizasen truncamientos como video, no eran apropiadas, pues el número
de resultados superaban los 40.000 sin que, aparentemente, fuesen relevantes.
La dificultad del análisis de este volumen de resultados supone una limitación
en el estudio. Se asumió desde el principio la elección de unas palabras clave,
no descartando otras posibilidades, sino atendiendo a la falta de revisiones
previas en este contexto hispanohablante.
1.2. Procedimiento y criterios de
elección
El primer paso fue revisar la
autoría del conjunto de artículos resultante de la búsqueda a través de las
bases de datos. Para el primer filtro, se seleccionaron todos aquellos
documentos en los que al menos uno de los autores estuviera asociado a una
institución perteneciente a un país hispanohablante (península ibérica y
Latinoamérica). En total se encontraron 44 artículos, de los 1.569 iniciales,
cuyos autores estaban asociados a una institución iberoamericana.
Se aplicó un segundo filtro para
el estudio de la tipología de las publicaciones, seleccionándose todas aquellas
que estudiasen la videoconferencia en el área de la psicología o psiquiatría.
Una vez aplicados estos criterios se excluyeron 14 artículos, 7 de ellos, por
no tener relación con la psicología ni psiquiatría; y, otros 7, porque el
objetivo del estudio no incluía la videoconferencia. De los 30 estudios que
cumplieron los criterios, se realizó un análisis de tipología con el fin de
clasificarlos en base a su campo de estudio y metodología empleada.
Por último, y de cara a la
revisión de la evidencia disponible sobre la atención psicológica y/o
psiquiátrica mediante videoconferencia, se aplicó un tercer filtro en el que se
seleccionaron aquellos artículos que: A) fueran estudios empíricos y B)
emplearan la videoconferencia para la atención psicológica y/o psiquiátrica. En
total fueron incluidos 7 artículos para la revisión (ver Figura I).
Fuente: Elaboración
propia, 2021
Figura I: Diagrama
de flujo de los artículos a revisar y aquellos en los que se analiza la
tipología
Con el objetivo de que cada
artículo fuera al menos revisado por dos investigadores, tres revisores
especializados en el área revisaron al menos dos tercios de los artículos.
Siguiendo los pasos ya comentados, los revisores tuvieron que etiquetar en tres
categorías: A) exclusión de la tipología y revisión, cuando no cumple ningún
criterio; B) exclusión de la revisión e inclusión en tipología, cuando cumple
los criterios del segundo, pero no los del tercer filtro; C) inclusión en
revisión, cuando cumple todos los criterios. La fiabilidad interjueces entre
los tres revisores medida con el estadístico Kappa osciló entre 0,79 y 0,93. No obstante, todos los artículos
fueron analizados al menos por dos personas y las discrepancias evaluadas por
un tercer revisor imparcial.
En lo que respecta a la
extracción y análisis de los resultados, se empleó una metodología de tipo
cualitativo. Para ello se realizó una síntesis de las principales
características y resultados de los 7 estudios revisados (ver Cuadro 1), que
posteriormente, se han organizado por criterios para facilitar el análisis
conjunto de la información y la elaboración de conclusiones.
Cuadro
1
Tabla
resumen de los artículos analizados en la presente revisión
Autores, año |
Objetivos |
Metodología |
Resultados |
Martínez, et al. (2014) |
Evaluar
la efectividad de un programa basado en videoconferencia para aumentar la
calidad de vida a través de la relación con pares. |
Diseño. Estudio cuasiexperimental pre-post con grupo
control en lista de espera. Participantes.
45 participantes con enfermedades neuromusculares (24 grupo experimental
y 21 control) con asignación por conveniencia. Variable Independiente. Tipo de intervención, presencial o por
videoconferencia. Variables
dependientes. Resultados clínicos: WHO-DAS II, SF36, SIP. Satisfacción: entrevista
semiestructurada. Intervención:
grupal con cuatro meses y medio de duración, con 7 sesiones con dos semanas
de intervalo basada en TCC (psicoeducación, reducción de estrés,
reestructuración cognitiva, tareas de casa). Tecnología. Skype con formación previa según conocimientos en el
manejo de la herramienta. |
Satisfacción. El 85% de los participantes
reportaron un alto nivel de satisfacción con la videoconferencia, un 83%
volvería a participar en proyectos con videoconfernecia. |
De Las Cuevas, et al. (2003) |
Evaluar
el servicio de telepsiquiatría desarrollado por el Servicio Canario de Salud
en términos de aceptación de usuario y satisfacción |
Diseño. Estudio descriptivo que examina la utilización
del servicio de telepsiquiatria en El Hierro. Participantes. 40 pacientes derivados servicio psiquiátrico
ambulatorio con diversos trastornos. Incidencias:
diario de incidencias. Satisfacción:
cuestionario de satisfacción. |
Cantidad de información. Profesional pudo recabar
la misma información que en el modelo presencial. El 90% de los participantes
de acuerdo en presentar la misma información que en persona. |
Osma, Crespo y Castellano (2016) |
Evaluar
la adecuación del uso de videoconferencia en un caso de Trastorno Explosivo
Intermitente mediante un estudio de caso único. |
Diseño: Intervención por videoconferencia de caso único
con medidas pre-post. Participante. Hombre
español de 33 años viviendo en china con trastorno explosivo intermitente. Variable independiente. Evolución
frente a intervención. Variables
dependientes. Resultados clínicos: entrevista con la pareja, emotional
self-record, STAI, BDI, NEO-PI-R, ASI, RSE. Satisfacción: CSQ-8. Intervención.
20 sesiones (3 de evaluación) de 60-70 minutos con TCC multicomponente (TCCM)
con componentes de reducción del arousal, psicoeducación, análisis funcional
de episodios agresivos, control de estímulos, aumento de las emociones
positivas, prevención de recaídas, entre otros. Tecnología: Skype |
Adherencia al tratamiento. Alta presencia por
videoconferencia |
De Las Cuevas, et al. (2006) |
Conocer
la eficacia del servicio de telepsiquiatría |
Diseño. Estudio controlado aleatorizado. Participantes. 140 pacientes (70 en
videoconferfencia y 70 presencial). Balanceo por diagnóstico (CIE-10). Mismo
psiquiatra en todas las consultas. Variable
independiente. Modalidad consulta psiquiátrica, presencial o
videoconferencia. Variables dependientes.
CIDI (entrevista diagnóstica según CIE-10), SCl-90R y CGI. Intervención. 8 sesiones mínimo (30
mins) durante 24 semanas. Tratamiento psicofarmacológico y TCC. Tecnología. Polycom como software de
videoconferencia. |
Adherencia terapéutica. 4 abandonos en
videoconferencia frente 6 del tratamiento presencial. |
Hungerbuehler et al. (2016) |
Evaluar
la efectividad y la viabilidad del tratamiento en el hogar para la depresión
leve a través de consultas psiquiátricas por videoconferencia. |
Diseño. Estudio controlado aleatorizado. Participantes. 107 adultos con
depresión leve. Variable independiente
Tipo de tratamiento, por videconferencia y cara a cara (53 videoconferencia y
54 cara a cara). Variables
dependientes. Resultados clínicos:
HDRS-17, MHI-38, evolución de la medicación y recaídas. Adherencia al tratamiento. Asistencia
a citas y abandonos. Satisfacción.
CSQ-8. Alianza terapéutica: WAI-S
y MMAS-4. Intervención. Consultas
mensuales de aproximadamente 20 minutos basadas psicoeducación, seguimiento
de medicación y asesoramiento y seguimiento a los 6 y a los 12 meses. Tecnología. Skype. |
Resultados clínicos. Disminución de la
gravedad de la depresión y mejora del estado de salud mental a los 12 meses
en los dos grupos. Hubo interacción entre el tratamiento y el tiempo relación
con la severidad de la depresión. |
Barrera-Valencia, et al. (2017) |
Determinar
la costo-efectividad de un modelo de telepsiquiatría sincrónico frente a otro
asincrónico en pacientes con síntomas de depresión internados en un centro de
privación de libertad. |
Diseño. Estudio cuasiexperimental pre-post. Participantes. 106 presos internos
con síntomas de depresión. Variable
independiente. Tratamiento telemático sincrónico (videoconferencia) vs
asincrónico (correo electrónico mediante plataforma tecnológica). Resultados clínicos: HDRS. Costes: tiempo de atención. Intervención. Modalidad asincrónica: entrevista y evaluación en la cárcel por
un médico general + psiquiatra para emisión de un concepto final de
diagnóstico y tratamiento mediante plataforma tecnológica corroborado por el
médico general también mediante plataforma tecnológica con establecimiento
del tratamiento farmacológico en su caso y cita de seguimiento según
correspondiera. Modalidad sincrónica:
atención directa por el psiquiatra a través de videoconferencia con
establecimiento de tratamiento farmacológico si se requería y la cita de
seguimiento según correspondiera. |
Resultados clínicos. Ambos tratamientos son
efectivos en mejorar los síntomas de depresión; sin embargo, los valores en
la escala HDRS fueron más bajos tras el tratamiento para la modalidad
asincrónica. |
Escudero, et al. (2018) |
Mostrar
la aplicación de la TCC-CT por videoconferencia con una víctima directa de un
atentado terrorista que sufre TEPT y otros trastornos psicológicos comórbidos
a largo plazo y analizar la efectividad o utilidad clínica de la TCC-CT por
videoconferencia. |
Diseño. Estudio de caso único con medidas pre-post. Participantes. Paciente con síntomas
de TEPT, víctima de un atentado terrorista en 1987 a manos de la banda
terrorista ETA. Variable independiente.
Programa de TCC-CT de García-Vera y Sanz (Moreno et al., 2017) para víctimas
del terrorismo con trastornos aplicada exclusivamente mediante
videoconferencia. Tipo de
intervención. 36 sesiones semanales de terapia de: exposición prolongada
en imaginación y en vivo a los recuerdos traumáticos y a otros estímulos
ansiógenos; técnicas de control de la ansiedad; técnicas de reestructuración
cognitiva; programación de actividades agradables; psicoeducación sobre las
reacciones al trauma o al duelo y su normalización; técnicas de prevención de
recaídas; técnicas de creación de una nueva narrativa vital; y entrenamiento
en habilidades sociales y en solución de problemas sociales, con seguimiento
al mes, a los 3 y a los 6 meses. Resultados
clínicos: Entrevista clínica SCID-I-VC para el diagnóstico del TEPT.
Sintomatología depresiva (BDI-II), ansiosa (BAI), de estrés postraumático
(PCL-S), de duelo complicado (IDC), de inadaptación (EI) y preocupaciones
patológicas (PSWQ). Tecnología.
Ordenadores equipados con cámaras web mediante Skype. |
Resultados clínicos. Tratamiento muy efectivo
en todos los índices de porcentaje de datos no solapados (PND). Indicadores
de cambios (Jacobson y Truax, 1991) clínicamente significativos para la
sintomatología de depresión (BDI-II), ansiedad (BAI) y de TEPT (PCL-S), en
los seguimientos a 1, 3 y 6 meses. A nivel cualitativo, se refiere una
mejoría sustancial en diferentes términos: reactivación conductual,
enfrentarse a lugares concurridos, reducción de la activación fisiológica al
hablar sobre el atentado, reducción de la evitación, así como de las
conductas de seguridad, reducción de las obsesiones y compulsiones, aumento
de las actividades sociales, reducción de la medicación psiquiátrica. Según
el terapeuta dejó de cumplir los criterios diagnósticos. |
Nota:
GC=
Grupo control; GE= grupo experimental; ES= estadísticamente significativo; TCC=
Terapia Cognitivo Conductual.
Fuente: Elaboración
propia, 2021.
Finalmente, para evaluar el
riesgo de sesgo de los estudios se atendió tanto al número de sujetos de la
muestra; a la aleatorización de los mismos (sesgo de selección); a las pérdidas
durante el seguimiento y el manejo de estas en el análisis de los datos (sesgo
de deserción); al cegamiento de los evaluadores de resultado (sesgo de
detección); así como a los instrumentos de evaluación empleados
2. Resultados y discusión
Los resultados se organizan del
siguiente modo: En primer lugar, se detalla la tipología de estudios
encontrados y el ámbito de aplicación. A continuación, se presentan los
principales resultados ofrecidos por los 7 artículos, organizados en base a
varios criterios básicos: Cantidad de información, adherencia al tratamiento,
alianza terapéutica, barreras geográficas, satisfacción de los pacientes y
respuesta al tratamiento. Por último, se recogen los resultados en relación con
otro aspecto relevante, como es el tipo de tecnología utilizada en los
estudios.
2.1. Tipología y ámbito de
aplicación de los estudios
A través de la estrategia de
búsqueda previamente detallada, se localizaron 7 estudios que constituyen la
totalidad de los trabajos empíricos disponibles hasta el momento de la búsqueda
y que utilizan la videoconferencia para la intervención psicológica o
psiquiátrica en el contexto iberoamericano. Entre ellos se encuentran 2
estudios de caso único, 4 estudios cuasiexperimentales y 1 estudio descriptivo.
Asimismo, cabe destacar otros 23
estudios que, a pesar de utilizar videoconferencia, no lo hacen en el contexto
de la atención psicológica o psiquiátrica. Entre ellos, 15 estudios empíricos,
de los cuales 12 versan sobre psicología organizacional y de grupos, 2 sobre
apoyo social entre iguales y 1 sobre psicología de la educación. Los estudios
restantes se componen de 4 revisiones de la literatura, 3 cartas al editor y 1
tesis (ver Tabla 1).
Tabla
1
Clasificación
del análisis de tipología de los estudios sobre videoconferencia en países
iberoamericanos
Clasificación |
n |
Idioma |
|||||
|
|
|
Ing |
Esp |
Por |
||
|
En revisión (n=7) Empíricos
que emplean la videoconferencia |
|
|
|
|
||
|
|
Estudio
de caso único |
2 |
1 |
1 |
- |
|
|
|
Estudio
cuasiexperimental |
4 |
3 |
1 |
- |
|
|
|
Estudio
descriptivo |
1 |
1 |
- |
- |
|
|
|
|
|
|
|
||
|
Estudio de tipología (n=23) No
emplean la videoconferencia para atención psicológica ni psiquiátrica |
||||||
|
|
Revisión
de la literatura |
4 |
1 |
2 |
1 |
|
|
|
Tesis |
1 |
1 |
- |
- |
|
|
|
Cartas
al director |
3 |
3 |
- |
- |
|
|
|
Estudio
empírico (n=15) |
|
|
|
|
|
|
|
Ámbito
psicología de las organizaciones o psicología de los grupos |
12 |
5 |
7 |
- |
|
|
|
Psicología
de la educación |
1 |
1 |
- |
- |
|
|
|
Aumento
de redes de apoyo social (contacto entre enfermos) |
2 |
2 |
- |
- |
|
Nota. n= se
refiere al número de publicaciones de categorías de último nivel. El número de
publicaciones para aquellos grupos que incluyen más categorías han sido
especificados entre paréntesis. Ing= Inglés; Esp= Español; Por= Portugués.
Fuente: Elaboración
propia, 2021.
Por tanto, se puede apreciar que
la investigación basada en la evidencia empírica en el contexto hispanohablante
proporcionado en este trabajo, presenta un claro vacío respecto al ámbito de la
psicoterapia mediante videoconferencia.
En cuanto al riesgo de sesgo, las
principales amenazas a la validez encontradas hacen referencia a la posible
presencia de sesgos de selección (en algunos estudios que ocultan método de
asignación a los grupos o carecen de aleatorización), de sesgos de detección introducidos
por el evaluador (no son ciegos en ciertos estudios o no utilizan métodos de
evaluación objetivos estandarizados), y de sesgos de deserción referidos a la
mortandad experimental (la mayoría de estudios no mencionan si hubo pérdidas).
2.2. Cantidad de información
La cantidad de información que la
videoconferencia permite obtener del paciente, el cual es fundamental, debido a
que una de las condiciones necesarias para llevar a cabo un tratamiento, sea online o presencial, es precisamente
contar con garantías de obtener información completa del cliente y su contexto
(De La Torre y Pardo, 2018).
El único estudio que analiza este
aspecto (De Las Cuevas, et al., 2003) reporta que el profesional que llevó a
cabo las consultas pudo recabar la misma información que por el medio
presencial tradicional. Además, cuando se preguntó a los pacientes sobre este
aspecto, el 90% estuvo de acuerdo en presentar la misma información que en
persona. Así, tanto el profesional como los pacientes están de acuerdo en afirmar
que la cantidad de información, recogida y proporcionada respectivamente, es la
misma respecto a la que podría extraerse mediante la atención presencial
tradicional.
Es importante plantear que, más
allá de la cantidad de datos, la calidad de los mismos es asimismo relevante en
la medida en que su veracidad determinará la existencia de una base sólida para
la evaluación del caso sobre la cual construir el diagnóstico, tratamiento y
posterior seguimiento. De hecho, se recomienda que el profesional adapte, no
sólo sus habilidades de comunicación, sino también sus instrumentos de
evaluación, empleando preferentemente aquellos que ya hayan sido adaptados al
formato online (De La Torre y Pardo,
2018).
2.3. Adherencia al tratamiento
Otro aspecto que constituye un
pilar básico para que una intervención psicológica sea efectiva, es la
adherencia al tratamiento (Roca, et al., 2011). El problema es que ninguna
estrategia de medición única se ha considerado óptima, siendo la combinación de
métodos la mejor aproximación a la medición del comportamiento de adherencia
(Roca y Monzón, 2009).
Uno de los indicadores utilizados
por los estudios revisados que tienen en cuenta ese aspecto es el cumplimiento
de las citas, el cual incluye la asistencia a las sesiones y el cumplimiento de
horarios. Osma, et al. (2016), reportan un alto cumplimiento de las citas,
mientras que otros autores encuentran incluso una mayor adherencia terapéutica
del formato de videoconferencia en comparación con el formato cara a cara (De Las
Cuevas, et al., 2006; Hungerbuehler, et al., 2016).
Otro indicador empleado es la
tasa de abandonos, obteniendo los estudios de De Las Cuevas, et al. (2006) y Hungerbuehler,
et al. (2016), quienes observan una mayor tasa de abandono en el grupo
presencial, registrando además Hungerbuehler, et al. (2016), una menor
tendencia al cumplimiento de las citas también en el grupo cara a cara. En este
sentido, parece que la tasa de abandonos en los primeros meses es cuando la
intervención se hace presencialmente, lo que sugiere que la videoconferencia
podría ser en cierto modo un medio para enganchar al paciente desde el inicio
(Hungerbuehler, et al., 2016).
2.4. Alianza terapéutica
La alianza terapéutica está muy
relacionada con el anterior criterio, puesto que la solidez de la relación
terapéutica profesional-paciente, puede determinar en parte la adhesión del
paciente al tratamiento. En general, en los estudios revisados, la relación
terapéutica con el profesional es considerada como positiva (De Las Cuevas, et
al., 2003: Hungerbuehler, et al., 2016; Osma, et al., 2016). Así, la mayoría de
los pacientes se sienten cómodos en la interacción con el profesional (De Las
Cuevas, et al., 2003), llegando a observar un aumento significativo durante los
12 meses de tratamiento (Hungerbuehler, et al., 2016), igualando al grupo con
tratamiento cara a cara en aspectos comunicativos (Osma, et al., 2016).
Otros estudios fuera del entorno
latino van en la misma línea. En concreto, la revisión llevada a cabo por
Simpson y Reid (2014), concluyó que la alianza terapéutica sería equivalente en
el formato presencial y a distancia. Por el contrario, esta misma revisión
reportó que dos estudios que realizaron terapia en grupo, encontraron una
alianza terapéutica mayor en el formato presencial. Lo anterior, podría
significar un funcionamiento diferencial de la alianza terapéutica entre un
formato individual y grupal.
2.5. Barreras geográficas
Se ha planteado que la
videoconferencia podría llegar a ser una buena solución frente a la modalidad
presencial, al permitir la superación de las limitaciones espaciales. Así,
entre los artículos revisados se hacen evidentes las dificultades de acceso de
los pacientes a la psicoterapia presencial, ya sea debido a la movilidad
reducida del grupo de pacientes (Martínez, et al., 2014), a la residencia en un
país extranjero en el que el idioma hablado no es el mismo que el del país de
origen (Osma, et al., 2016), a la necesidad de un profesional especializado en
una patología concreta (Martínez, et al., 2014), o al alto coste económico o
temporal para acceder al espacio físico de la consulta presencial (De Las
Cuevas, et al., 2003).
Osma, et al. (2016), señalan como
principal inconveniente, una mayor inversión de tiempo al tener que entrar en
mayor detalle con el paciente acerca de las condiciones de la intervención
(condiciones de conexión, método de pago o confidencialidad). Por el contrario,
el paciente de dicho estudio destaca la flexibilidad, la comodidad y el ahorro
de tiempo, como una gran ventaja del uso de la videoconferencia para la
atención mental. En la misma línea, De Las Cuevas, et al. (2003) señalan que el
100% de los participantes estuvo totalmente de acuerdo en preferir recibir la
terapia por videoconferencia que tener que esperar más tiempo o tener que
desplazarse para recibir terapia presencial.
Se sabe que la tecnología,
contribuye a la extensión de la universalidad y la equidad en cuanto al
aprovechamiento de los recursos en salud. Por ejemplo, la revisión de Simpson y
Reid (2014), señala que la videoconferencia podría ser la única opción viable
de acceso a la psicoterapia en usuarios que viven en zonas rurales o remotas.
Asimismo, es evidente la reducción de los costes que esto implica a través del
ahorro de tiempo en la práctica asistencial, pues se evitan desplazamientos a
las instituciones sanitarias muchas veces innecesarios (Martínez, et al., 2017;
Demichelis, Correa y Bertone, 2018).
Así, las intervenciones
sanitarias, basadas en las nuevas tecnologías, han demostrado generar
beneficios económicos para las instituciones de la salud. De hecho, una de las
razones por las que aboga por impulsar el uso de la telesalud es precisamente
la insostenibilidad de los costes de la atención tradicional en salud, colocando
de manifiesto la necesidad de utilizar nuevas herramientas en la práctica
asistencial (Wright, et al., 2011).
2.6. Satisfacción de los
pacientes
Los estudios que analizan la
satisfacción y aceptabilidad de los usuarios, destacan resultados positivos en
la medida en que los pacientes están satisfechos con la tecnología con la que
se ha llevado a cabo la psicoterapia. Así, en general, la experiencia global de
la videoconferencia es como mínimo algo satisfactoria (De Las Cuevas, et al.,
2003) hasta excelente (De Las Cuevas, et al., 2003; Martínez, et al., 2014;
Osma, et al., 2016).
Incluso, se contemplan, en
algunos casos, la posibilidad de volver a utilizar dicho medio en futuras
ocasiones (De Las Cuevas, et al., 2003; Martínez, et al., 2014). De forma más
concreta, los pacientes plantean como algo o muy probable, la recomendación del
sistema de videoconferencia a otras personas y el hecho de volver a utilizarlo
en otra sesión (De Las Cuevas et al., 2003) o en futuros proyectos de
videoconferencia (Martínez, et al., 2014). Asimismo, algo muy relevante del
estudio de De Las Cuevas, et al. (2003) es que, tras la experiencia con la
terapia en línea, una gran mayoría de participantes la prefiere frente a la
presencial.
En cuanto al ambiente y
configuración física del sistema, aunque los pacientes suelen estar satisfechos
con la facilidad de uso (De Las Cuevas, et al., 2003), los aspectos que menor
satisfacción producen, son precisamente los relacionados con los problemas
técnicos asociados al propio sistema telemático, como la calidad de audio y
video, por ejemplo (De Las Cuevas, et al., 2003; Osma, et al., 2016).
Otras revisiones, en la misma
línea (Barkhaus, et al., 2012; Simpson y Reid, 2014),
han encontrado una alta satisfacción entre los pacientes, pero también la
presencia de ciertos problemas técnicos puntuales (Barkhaus, et al., 2012).
Asimismo, han destacado la ausencia de diferencias en la satisfacción entre la
psicoterapia presencial y la llevada a cabo por videoconferencia (Barkhaus, et
al., 2012; Simpson y Reid, 2014). Sin embargo, los estudios recogidos en estas
revisiones no se llevaron a cabo en países latinos, lo que hace difícil y
arriesgada la generalización de estos últimos resultados en pacientes de este
grupo de países.
2.7. Respuesta al tratamiento
Martínez, et al. (2014), utiliza
como indicadores de éxito el nivel de discapacidad, los cambios
comportamentales relacionados a la salud, y, por último, el estado mental y
físico (a través de 8 dimensiones: Funcionamiento físico, rol físico, dolor
corporal, salud general, vitalidad, funcionamiento social, rol emocional y
salud mental). Concluyen que, el programa basado en la videoconferencia permite
mejorar aspectos psicosociales, con una reducción del nivel subjetivo de
discapacidad, así como una mejora de la calidad de vida en personas con
enfermedades neuromusculares.
Por su parte, De Las Cuevas, et
al. (2006) utilizan las escalas SRCL-90R: Test
de los 90 Síntomas (con tres subescalas: Índice de Gravedad Global, Índice de
Malestar Positivo y Total de Síntomas Positivos) y CGI (Impresión Clínica
Global) en usuarios de consulta de atención psiquiátrica ambulatoria,
encontrando una mejoría significativa en ambas escalas tanto en el grupo por
videoconferencia como presencial, aunque no encuentran diferencias entre ambos
medios.
En la misma línea, Hungerbuehler, et al.
(2016) observan una disminución de la gravedad de la depresión, utilizando la
Escala de Evaluación para la Depresión de Hamilton (HDRS); y una mejora del
estado de salud mental, medida a través del Inventario de Salud Mental (MHI-38)
a los 12 meses en ambos grupos. Por su parte, Barrera-Valencia,
et al. (2017),
utilizando también la HDRS informan que en general el tratamiento telemático es
efectivo en la mejora de los síntomas de depresión.
Por último, Escudero,
et al. (2018)
encuentran el tratamiento muy efectivo, utilizando para su evaluación los
índices de porcentaje no solapados, siendo estos equivalentes al 100% así como
los indicadores de cambios clínicamente significativos de Jacobson y Truax aplicados
para la sintomatología de depresión (BDI-II), ansiedad (BAI) y de TEPT (PCL-S).
Por tanto, de los 7 artículos
revisados, 6 trabajos han evaluado los resultados clínicos mediante
videoconferencia, encontrando resultados clínicos efectivos o incluso muy
efectivos. Sin embargo, tan solo dos han comparado la eficacia de la
intervención mediante videoconferencia con un formato presencial, no
encontrando diferencias significativas. Por otra parte, la mayoría de los
estudios de tres revisiones analizadas concluyen que el formato por
videoconferencia es igual de eficaz que el formato presencial en diferentes
casos clínicos y tipos de intervenciones (Backhaus,
et al., 2012; De Bitencourt, et al., 2016; Berryhill, et al., 2019). Sin
embargo, los datos analizados por De Bitencourt, et al. (2016) en
intervenciones psicodinámicas, no dejan claro que este tipo de intervenciones
sean útiles en casos severos.
En relación con esta variable de
respuesta al tratamiento, es fundamental revisar el concepto de efectividad o
utilidad clínica de las intervenciones, el cual implica tres aspectos clave: i)
Generalización: Reproducibilidad de los resultados obtenidos con el método de
trabajo, los sujetos y los terapeutas
“experimentales” en condiciones artificiales en la práctica clínica real; ii)
Viabilidad: Aceptabilidad de la intervención por parte de los clientes (coste,
malestar, duración, efectos secundarios, entre otros), probabilidad de
cumplimiento, facilidad de difusión entre los profesionales; y iii) Eficiencia:
Relación costes/beneficios para el cliente y para la sociedad (Bados, García y
Fusté, 2002).
La viabilidad se puede relacionar
con la factibilidad; es decir, el grado en el que es posible llevar a cabo una
determinada intervención de forma satisfactoria en un ámbito dado (Karsh, 2004;
Proctor, et al., 2011). Así, en el contexto de las intervenciones en línea, la
factibilidad estaría estrechamente unida a la viabilidad de la implementación
de la videoconferencia como recurso tecnológico para proveer de atención
psicológica y psiquiátrica. Por ello, la evaluación o análisis de este concepto
resulta fundamental.
De hecho, varias revisiones
sistemáticas realizadas en una franja de 8 años con carácter internacional
(Backhaus, et al., 2012; Stoll, et al., 2020), muestran, por un lado, evidencia
respecto a que la videoconferencia es factible en diferentes formatos y tipos
de psicoterapia; si bien, por otro lado, recomiendan mayor investigación por
las reticencias que presenta, mayormente debidas a que los profesionales no
reciben formación en su uso aplicado.
Asimismo, cabe matizar que la
factibilidad puede divergir notablemente en función de diferentes factores como
por ejemplo el tipo de intervención, el contexto social, el nivel educativo, el
nivel económico o de infraestructuras. En el presente trabajo, aunque los
estudios revisados en general encuentran resultados positivos en el uso de la
videoconferencia en atención mental, la factibilidad no es medida directamente
por los criterios considerados, lo cual constituye una limitación destacable para
determinar la viabilidad de esta tecnología.
2.8. Tecnología empleada por los
estudios
Otro aspecto relevante es la
tecnología empleada respecto a la cual no todos los estudios aportan suficiente
información. Así, de los 7 trabajos, 2 estudios no reportan la tecnología
empleada para el abordaje psiquiátrico por videoconferencia (De Las Cuevas, et
al., 2003; Barrera-Valencia, et al., 2017), 4 estudios eligen como software SKYPE® (Martínez, et al., 2014;
Osma, et al., 2016; Hungerbuehler, et al., 2016, Escudero, et al., 2018) y el
último estudio emplea el sistema Polycom® (De Las Cuevas, et al., 2006).
Desde los inicios hasta la
actualidad, año 2020, tanto la tecnología existente como la infraestructura en
telecomunicaciones, ha dado un giro gigantesco. Por ello, algunas de las
limitaciones o fallos técnicos que se podrían estar dando en épocas pasadas
pueden no ser un inconveniente en la actualidad. De hecho, hoy en día se ha
podido mejorar notablemente la conexión y la calidad de imagen, además de la mayor
seguridad ofrecida por esta tecnología, junto con el mayor número de
herramientas destinadas al uso específico de teleconsulta.
Sin embargo, entre los estudios
incluidos en la presente revisión, el sistema más ampliamente utilizado es Skype, el cual no está específicamente
desarrollado para esta práctica. Por ejemplo, la necesidad de registro del
usuario de Skype o Hangouts (Gasparini, et al., 2013) haría
de este medio una tecnología poco recomendable para su uso en telesalud.
Máxime, al existir plataformas específicamente diseñadas íntegramente para tal
fin como, por ejemplo: PsicoReg (Soluciones tecnológicas en salud [Sotecsa], 2021), We Doctor (We Doctor
Global Care SL, 2021), y Doxy.me (2021).
Respecto a esta cuestión, desde
el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (2018) se recomienda tener en cuenta una serie de
puntos críticos que contemplan no sólo las propias medidas de seguridad al
inicio del tratamiento, sino también la consideración de su aplicabilidad a lo
largo de la intervención y, en el caso de que fuese necesario en función del
tipo de tratamiento o contexto, la posibilidad de introducir medidas
adicionales.
Asimismo, son importantes los
mecanismos de identificación y notificación inmediata de violaciones de
seguridad de los datos, así como la previsión de medidas de reacción. También
hay que prever la Evaluación de Impacto en aquellos tratamientos que lo
requieran, así como la posible necesidad de nombrar un Delegado de Protección
de Datos (DPD) y todos los mecanismos para su selección adecuada y designación.
Conclusiones
En el presente trabajo se ha
realizado una revisión exploratoria con el objetivo de reunir la evidencia
disponible sobre el uso de la videoconferencia en el ámbito de la salud mental
en países hispanohablantes. A pesar de las limitaciones como el escaso número
de estudios encontrados y los posibles sesgos asociado a una disminución de la
rigurosidad metodológica de los estudios incluidos, este trabajo supone un
primer intento de resumir la evidencia científica acerca de la utilización de
la videoconferencia en la atención de salud mental, con el aliciente de ser la
única que hace este análisis en lengua española dentro del contexto
latinoamericano.
Cabe señalar, que los datos
recogidos en esta revisión son de carácter preliminar, principalmente debido a los
siguientes motivos: (i) La amplia mayoría de los estudios analizados se llevan
a cabo en España, lo que no permite llegar a las mismas conclusiones para
Latinoamérica por las posibles diferencias culturales; (ii) el número de
artículos publicados es especialmente reducido, por lo que no permite
generalizar muchos de los aspectos tratados que podrían divergir según el
diagnóstico del paciente o tipo de encuadre terapéutico; (iii) algunos
artículos no proveen datos acerca de la tecnología empleada o ésta está
desfasada y, por lo tanto, no aporta datos válidos para el momento actual; y, (iv)
los estudios no utilizan sistemáticamente los mismos criterios para determinar
la efectividad clínica.
Las limitaciones ya citadas, especialmente
las referidas al reducido número de artículos y la calidad metodológica de los
trabajos encontrados, son un reflejo de un campo aún poco desarrollado en el
contexto hispanohablante. Futuros estudios deberían centrar su esfuerzo en la
mejora de la metodología aplicada. Algunas recomendaciones podrían ser las
siguientes: (i) Emplear métodos estandarizados para la evaluación de la
adherencia y alianza terapéutica; (ii) emplear grupos control con los que poder
realizar la comparativa pertinente entre el formato online y presencial; (iii) detallar las tecnologías empleadas, la
velocidad de conexión, así como los dispositivos con los que se conectan; y, (iv)
en ensayos controlados aleatorizados seguir normativa estandarizada en la
comunicación de los resultados como por ejemplo la guía CONSORT (Consort Group, 2010).
A pesar de las limitaciones
anteriores, el principal aporte del presente trabajo, además de recoger la
tipología de estudios y su ámbito de aplicación, es visibilizar el estado en el
que se encuentra la evidencia científica sobre el modo en el que el uso de la
videoconferencia como medio de comunicación, puede influir en la cantidad de
información recogida de los usuarios, la adherencia al tratamiento de éstos
últimos, los costos en términos de tiempo invertido, la satisfacción de los
usuarios, la alianza terapéutica y los resultados clínicos.
Puede concluirse con relativa
certeza que la modalidad online, como
mínimo, supera las barreras espaciales propias de la modalidad presencial
además de mejorar los síntomas clínicos en determinados diagnósticos
psicológicos y aporta ciertas ventajas respecto a la modalidad presencial, lo
cual va en la línea de los hallazgos generados por otros estudios de revisión
llevados a cabo en otros países.
A lo anterior, hay que añadir la
situación provocada por el COVID-19 que ha generado un cambio en la forma en
que las personas se relacionan, lo cual confiere aún más fuerza a la
videoconferencia como un formato prometedor cuya introducción se hace necesaria
en determinadas intervenciones clínicas con un tipo de trastornos y pacientes
determinados. Además, el acceso físico a los servicios, de por sí complejo y
dificultoso en muchos países y entornos sociales, se ha complicado aún más en
el contexto de la pandemia del COVID-19 (Nievas y García,
2020).
No obstante, más allá de la
situación de confinamiento provocada por el COVID-19, la atención mediante
videoconferencia en salud mental se presenta como una herramienta de gran
potencial para realizar ciertas intervenciones clínicas que cumplan con las
necesidades del paciente y rompan con algunas de las desventajas, como la falta
de disponibilidad de especialistas próximos o las dificultades en movilidad
entre otras, que pueden aparecer al intervenir en modalidad presencial.
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* Maestría en
Metodología de las Ciencias del Comportamiento y Salud. Graduado en Psicología.
Investigador predoctoral en la Universidad de Deusto, Bilbao, España. Grupo de
Investigación Deusto Stress Research. Miembro de la Organización de Salud
Mental Digital Cibersalud. E-mail: a.prieto@deusto.es
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3259-2886
**
Maestría en Psicoanálisis y Filosofía de la Cultura. Maestría en
Psicopedagogía Clínica. Licenciada en Psicología Miembro de la Organización de
Salud Mental Digital Cibersalud. E-mail:
carolinadiaz.info@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0138-6788
*** Licenciado en
Documentación. Bibliotecario en el Parc Sanitari Sant Joan de Déu. E-mail: ma.catalan@pssjd.org ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1011-666X
**** Doctora en
Neurociencias. Maestría en Neurociencias Básicas y Aplicadas. Licenciada en
Psicología. Profesora Investigadora de la Universidad Internacional de
Valencia, España. Grupo de investigación Psicología y Calidad de Vida de la
Universidad Internacional de Valencia. Miembro de la Organización de Salud
Mental Digital Cibersalud. E-mail: aranzazu.duque@campusviu.es
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4661-3665
Recibido: 2021-03-28 · Aceptado: 2020-06-16