Revista de Ciencias
Sociales (RCS)
Vol. XXX, No. 2,
Abril - Junio 2024. pp. 332-345
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Solís, C., Espinel, J., Aguilar, D., y
Sandoval, V. (2024). Función desarrolladora humanista de los docentes
universitarios. Revista De Ciencias Sociales, XXX(2), 332-345.
Función desarrolladora humanista
de los docentes universitarios
Solís Ríos, Cecilia*
Espinel Guadalupe, Johana**
Aguilar Pita, Diana***
Sandoval Tamayo, Verónica****
Resumen
En el contexto de
transformaciones sociales y tecnológicas contemporáneas, el rol de los docentes
universitarios en la promoción de una pedagogía humanista adquiere una
importancia fundamental. Este estudio aborda el análisis de las funciones
desarrolladoras humanistas ejercidas por docentes universitarios, enfocándose
en cómo estas contribuyen al desarrollo integral de los estudiantes. A estos
fines, se ha empleado una metodología cualitativa y explicativa, se realizó una
revisión bibliográfica documental, fundamentada en criterios de inclusión y
exclusión, a objeto de seleccionar fuentes académicas relevantes. Los hallazgos
revelan la existencia de prácticas pedagógicas clave y estructuras organizativas
que fomentan el desarrollo integral del estudiante, ello enfatiza la
importancia de la gestión docente, la formación continua, los valores éticos y
el rol modelador del docente. Estas dimensiones subrayan la integración de
habilidades críticas y adaptabilidad a cambios socioculturales como relevante
para elevar la calidad educativa. Se concluye que los docentes universitarios
son clave como facilitadores del conocimiento y defensores de una educación
humanista, enriquecida con ética y sensibilidad social, lo que demanda su
constante actualización y compromiso ético para guiar a los estudiantes hacia
un desarrollo integral y una Educación Superior de calidad.
Palabras clave: Función
desarrolladora; humanismo; docentes universitarios; gestión docente; identidad
profesional.
Humanistic developmental function of university
teachers
Abstract
In the context of
contemporary social and technological transformations, the role of university
teachers in promoting a humanistic pedagogy acquires fundamental importance. This
study addresses the analysis of the humanistic developmental functions
exercised by university teachers, focusing on how these contribute to the
comprehensive development of students. For these purposes, a qualitative and
explanatory methodology has been used, a documentary bibliographic review was
carried out, based on inclusion and exclusion criteria, in order to select
relevant academic sources. The findings reveal the existence of key pedagogical
practices and organizational structures that promote the integral development
of the student, this emphasizes the importance of teaching management,
continuous training, ethical values and the modeling role of the teacher. These
dimensions highlight the integration of critical skills and adaptability to sociocultural
changes as relevant to raising educational quality. It is concluded that
university teachers are key as facilitators of knowledge and defenders of a
humanistic education, enriched with ethics and social sensitivity, which
demands their constant updating and ethical commitment to guide students
towards comprehensive development and quality Higher Education.
Keywords: Developer
function; humanism; university teachers; teaching management; professional
identity.
Introducción
En el contexto de la sociedad
contemporánea, marcada por un ritmo acelerado y una profunda influencia
tecnológica, el ámbito educativo se enfrenta a retos multifacéticos (Brunetti et al., 2020; Moreira-Choez, Zambrano-Acosta y
López-Padrón, 2023).
La imperiosa necesidad de adaptar el sistema educativo a las exigencias
actuales emerge como un imperativo para asegurar el acceso universal a la
educación, promover el bienestar y fomentar el desarrollo dentro de un marco de
valores éticos que incluyen el respeto y la salvaguarda de la dignidad humana (Kioupi y Voulvoulis, 2019).
Este enfoque implica la adopción de una perspectiva holística, constructiva y
transformadora, basada en principios de justicia, integridad e inclusión, con
el objetivo de fomentar la concienciación individual (Jiménez,
2019).
Desde esta perspectiva,
el proceso educativo se orienta hacia la enseñanza y el aprendizaje,
comprometidos con la transmisión de conocimientos que contribuyen
significativamente a la formación de ciudadanos productivos, dotados de valores
y capaces de ejercer la autonomía (Schachter y Rich, 2011). Esta
formación se dirige a proveer las herramientas necesarias para la toma de
decisiones informadas y el aporte de soluciones a los problemas sociales.
Al alinear estas
prácticas con los principios democráticos, como los promovidos por la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), se busca afianzar los conceptos de libertad, justicia y paz como
pilares de los derechos humanos, desde una perspectiva tanto intelectual como
moral y ética (Bueno
y García, 2023). Se pretende, así, facilitar el
desarrollo humano desde un enfoque multidimensional humanista, porque contribuye
a la mejora sustancial de la calidad de vida (Kim, Wagner
y Jin, 2021).
La educación, por ende,
desempeña un rol crucial en la consolidación de valores y la cultura nacional, puesto
que prepara a los individuos para el avance del conocimiento científico (Sahlberg, 2007). Las Instituciones de Educación
Superior (IES) deben adoptar modelos pedagógicos transformadores que potencien
la formación de los estudiantes, en post de fomentar una visión amplia,
creativa, reflexiva y crítica (Figueiró, Neutzling
y Lessa, 2022).
En este escenario, la
universidad asume una misión orientadora que facilita la formación intelectual
y humanista, lo cual permite el acceso al saber universal mediante el
desarrollo de la inteligencia, la adquisición de disciplina y habilidades
específicas en diversas áreas formativas (Findsen,
2018). Esto conlleva a que los conocimientos se vinculen con la
resolución de problemas reales de la sociedad, a través de la participación en
diálogos interdisciplinarios que promuevan el conocimiento y la cultura, esto
último dan lugar al surgimiento de individuos cultos, sensibles y comprometidos
con su contexto sociohistórico (Athié,
2018; Zambrano y Ruso, 2018; Zambrano et al., 2023).
La referida orientación
abre un abanico de posibilidades para los docentes, permitiéndoles adoptar una
actuación pedagógica centrada en los problemas sociales contemporáneos (Pinargote-Macías et al., 2022). Esto añade valor al
proceso educativo, puesto que tales situaciones se abordan con racionalidad, porque
otorgan autonomía y convierte a los educadores en agentes de cambio que
favorecen el desarrollo de capacidades intelectuales y, por ende, optimizan su
labor docente (Álvarez-García et al., 2021).
Es fundamental destacar
que el papel de los profesores universitarios trasciende la mera enseñanza de
contenidos curriculares (Harris, Mishra
y Koehler, 2009). Su
trabajo implica un compromiso con el desarrollo cognitivo y personal de los
estudiantes, apoyado por una vocación de servicio. Esto requiere una
integración de elementos humanistas en los métodos pedagógicos para equilibrar
el conocimiento académico con el crecimiento personal y, así, establecer
conexiones significativas. Sin embargo, se observa que el enfoque humanista se
limita a estrategias de aula y no se extiende a programas institucionales, lo
que indica lagunas en la formación humanizadora (Bascopé,
Perasso y Reiss, 2019).
Por tanto, es
imperativo que el docente evolucione en su práctica social y en la
transferencia de conocimientos, de modo que tenga aprestamiento para enfrentar
los nuevos desafíos pedagógicos, mediante la enseñanza de un saber científico
cognitivo y consciente, caracterizado por la promoción de habilidades
profesionales que incluyen autonomía, transparencia y responsabilidad (Kluge, 2014; Palacios-Sánchez et al., 2023).
A partir de las
reflexiones previas, emerge la necesidad de profundizar en el entendimiento de
la función desarrolladora humanista que ejercen los docentes universitarios. En
este sentido, la pregunta de investigación que guía este estudio se formula de
la siguiente manera: ¿Cuáles son las funciones desarrolladoras humanista que
cumplen los docentes universitarios en el contexto de la Educación Superior? Para
abordar esta cuestión, se establece como objetivo
principal analizar las funciones desarrolladoras humanista ejercidas por los
docentes universitarios, enfocándose en cómo estas contribuyen al desarrollo
integral de los estudiantes.
1.
La educación dentro del enfoque humanista
La esencia de la
corriente filosófica denominada humanismo data del ideario de Platón, el cual destaca
los valores del ser humano como disciplina para adquirir la sabiduría del conocimiento
y obtener bienestar en forma sencilla, porque su fin se enfocaba en la
felicidad mientras se resaltaban las virtudes (Schweid,
2019). Todo ello podía lograrse siempre y cuando se reconociera al
entorno, se respete a las demás personas y con ello, sentir la libertad y la
armonía (Melé, 2016).
En la etapa
renacentista, a esta corriente se le asumía como una corriente espiritual, cuyo
valor supremo descansaba en el ser humano, que en unidad con la fuente divina
integraba pensamiento, acción, intelectualidad, ética y política (Saavedra y López, 2022).
En ese contexto, Aronowitz (2015) afirmaba que el humanismo se caracterizaba
por ubicar al hombre como valor principal ante la vida, por ser éste el centro histórico
y cultural en el que el mundo evoluciona material y espiritualmente. En
consecuencia, el papel de la ciencia para estudiarlo trasciende a lo que es
políticamente ético (Sterling, 2020).
Con respecto al enfoque humanista en educación, para Gregersen y Mercer (2021), ésta
se relaciona con la percepción de la realidad, tanto concreta como imaginada.
Este enfoque resalta un carácter emancipador que conduce hacia la autonomía del
pensamiento, lo que imprime un valor ético y democrático.
Dentro de este marco, se enfatiza el desarrollo personal, que aboga por
la potenciación de habilidades blandas, incluidas en ellas la inteligencia
emocional, el pensamiento crítico, la capacidad de liderazgo, la resiliencia y
la gestión eficiente del cambio. Esta ampliación de competencias se fundamenta
en la teoría del capital humano, alineada con el enfoque humanista. Es
relevante señalar que las raíces de este enfoque provienen de las propuestas de
Bildung, quien promueve el autocultivo intelectual de los individuos (Deng, 2018).
Estos elementos tienen la capacidad de influir en la trayectoria
profesional de los estudiantes y fortalecer la labor educativa del docente,
quien se posiciona como un modelo ejemplar, al fomentar la reciprocidad entre
enseñanza y aprendizaje a través de la incorporación de valores éticos y
morales. La educación, por tanto, debe extenderse más allá de la adquisición de
habilidades técnicas para enfocarse en la transformación consciente de los
individuos (Vincent, Denson
y Ward, 2015). Esto se logra mediante la integración de valores
cultivados a través de componentes lúdicos y estéticos. Asimismo, se promueve
la adopción del paradigma humanista que enfatiza el bienestar de los
estudiantes como su principal preocupación (Dyck,
2020).
En el caso de las universidades, el humanismo es reconocido por su
finalidad, la cual se fundamenta en orientar los procesos formativos hacia una
sociedad justa, donde los ciudadanos que se titulen sean profesionales capaces
de llevar relaciones sanas y transformadoras de realidades adversas; en otras
palabras, aplicar lo aprendido en la universidad en la vida cotidiana para favorecer
su realización integral como ser humano formado en una institución, cuya
esencia deriva del paradigma humanista (Sesento,
2021).
1.1. Sobre la educación humanista en Latinoamérica
La comprensión y
valoración de la naturaleza humana en la construcción del pensamiento
latinoamericano tiene profundas raíces históricas que se remontan a la época
colonial, tal como se puede apreciar en la cosmovisión de las culturas
autóctonas, que situaban al ser humano en el centro de su esquema de
entendimiento del mundo (Guilherme
y Dietz, 2015). Sin embargo, la irrupción de los paradigmas
europeos, con la imposición de la religión católica durante el periodo
colonial, marcó una inflexión en la percepción y construcción de la esencia
humana en el pensamiento latinoamericano, lo que ha provocado una disrupción
socio-cultural con profundas implicancias (Perry,
2021).
La huella que este
cambio paradigmático dejó en la historia de Latinoamérica se ve marcada por el
sufrimiento, la explotación, la esclavitud y las injusticias sociales. Así,
este contexto socio-histórico adverso dio lugar a la formación de una identidad
colectiva compleja, forjada en el caldo de cultivo de las luchas por la
liberación y resistencia a la opresión y el despojo (Juárez,
2023).
Este proceso de
resistencia y lucha social ha sido un factor determinante en el surgimiento de
ideologías y propuestas que abogan por la resistencia a las desigualdades,
además de plantear alternativas educativas que buscan redefinir la educación y
su propósito en la sociedad. A lo largo del tiempo, han surgido perspectivas
educativas que promueven una concepción humanista, caracterizada por el fomento
de una conciencia social más humanizada, para reconocer, hacer valer la
dignidad y la potencialidad de cada individuo y promover una sociedad más justa
y equitativa (Aloni, 2013).
Las recientes
orientaciones en la pedagogía, enfocadas en el desarrollo integral del ser humano,
resaltan una marcada inclinación hacia la promoción de los derechos humanos, la
inclusión social, la igualdad de género y la celebración de la diversidad
cultural. La esencia de este enfoque humanista en la educación, radica en su
objetivo de cultivar ciudadanos críticos y reflexivos, firmemente comprometidos
con la transformación social y la creación de un entorno más equitativo (Díaz,
Angarita y Berrocal, 2022).
En el contexto de América Latina, este desarrollo en la educación humanista no
solo puede ser visto como una respuesta adaptativa a circunstancias históricas
complejas y desafiantes, sino también como una manifestación de una aspiración
colectiva hacia la superación y emancipación social.
En el caso de Ecuador,
dada la complejidad de la contemporaneidad en el país, es imperativo considerar
la formación axiológica e integral del profesorado universitario como una
premisa de primer orden. Durante su proceso de profesionalización, los docentes
deben adquirir no solamente competencias cognitivas, sino también habilidades
que fomenten en el alumnado un pensamiento crítico, reflexivo y dialógico,
adecuadamente situado en el marco sociohistórico vigente (Cevallos et al., 2023; Moreira-Choz et al., 2023).
Esta formación conlleva un conocimiento holístico y axiológicamente
enriquecido. Sin embargo, estudios recientes evidencian un notable vacío
antropológico en el desempeño de ciertos docentes, lo que entorpece la
adquisición de dichas competencias (Ricke, 2019).
1.2.
El docente humanista
El enfoque humanista en la educación, que enfatiza dimensiones como la
sensibilidad, ciudadanía, ética, habilidades intelectuales y afectividad, se
manifiesta de manera transversal e integrada. Este enfoque busca cultivar en
los estudiantes una autonomía y creatividad intrínsecas (DeRobertis y Bland,
2020). En ese contexto, el docente con una orientación humanista dedica un
esfuerzo significativo a su papel orientador, descarta cualquier forma de
violencia y, en cambio, favorece un ambiente donde los estudiantes puedan
presentar propuestas directamente relacionadas con sus aprendizajes. Este
ambiente se caracteriza por ser libre de autoritarismos y violencia; lejos de
caer en la anarquía, el educador humanista promueve un ambiente democrático,
centrado en inculcar valores de justicia social (Boontinand, 2023).
El deber de los docentes es transmitir el conocimiento mediante el
proceso de enseñanza y aprendizaje. Por consiguiente, es menester que se
actualicen de manera constante para mejorar aptitudes y habilidades que les
ofrecerá mejor destreza de sus técnicas pedagógicas por ser agentes impulsores
del cambio y la transformación. A ese tenor, el desarrollo de actitudes con
sentido humanista se considera relevante para el desarrollo psicosocial,
cultural e intelectual de los alumnos (Khatib,
Sarem y Hamidi, 2013;
Durkin, 2014).
Durante el proceso educativo, el docente identifica requerimientos de
aprendizaje que, en ocasiones, pueden estar vinculados a desafíos de carácter familiar
o personal. Ante esta incertidumbre, el educador puede adoptar un rol pasivo,
activo o, si es pertinente, intervenir directamente, con el fin de salvaguardar
el bienestar físico y emocional del estudiante. Tales grados de interacción
refuerzan su orientación pedagógica imbuida de un enfoque humanista (DeRobertis y Bland, 2020).
En este contexto, la labor docente se caracteriza por dimensiones tales
como la creatividad en la acción, el razonamiento crítico, el compromiso ético
y la sensibilidad social. Estas configuraciones tienen el objetivo de empoderar
a los estudiantes, permitiéndoles desempeñarse como profesionales íntegros en
la sociedad. A través de este enfoque, se aspira a reducir desigualdades,
puesto que, al contrastar las teorías adquiridas con la realidad, los
estudiantes pueden adoptar y promulgar un enfoque humanístico, reflejo de su
formación universitaria (Yazdani
y Murad, 2015; Pacheco, 2021).
2. Metodología
La metodología
implementada en esta investigación se fundamentó en un enfoque cualitativo,
explicativo, centrado en una revisión bibliográfica documental. Este enfoque
permitió profundizar en la comprensión de la función desarrolladora humanista
ejercida por los docentes universitarios, para abordar la temática desde una
perspectiva analítica y crítica, basada en el estudio de textos y documentos
académicos relevantes.
Para garantizar la
pertinencia y calidad de la información recolectada, se establecieron criterios
de inclusión y exclusión rigurosos. Los criterios de inclusión, se diseñaron
para seleccionar documentos que aportaran evidencia directa sobre las prácticas
pedagógicas humanistas en el contexto universitario, en este marco, se han incluido
artículos de investigación, libros, informes de políticas educativas, y
documentos normativos, que ofrecieran perspectivas teóricas o empíricas sobre
el tema. Se priorizaron fuentes publicadas en los últimos diez años para
asegurar la actualidad de los datos, aunque se consideraron trabajos clásicos
fundamentales para la comprensión teórica del enfoque humanista en educación.
Por otra parte, los
criterios de exclusión se aplicaron para descartar aquellas fuentes que no
cumplían con los estándares académicos requeridos, como documentos sin revisión
por pares, opiniones no fundamentadas o estudios que, aunque relacionados con
la educación, no abordaban específicamente el enfoque humanista o la función
desarrolladora de los docentes. También se excluyeron aquellos trabajos que,
pese a su relevancia temática, estaban desactualizados o no aportaban
información significativa para el objetivo de investigación planteado.
La estrategia de
búsqueda de información se realizó mediante bases de datos académicas
reconocidas y bibliotecas universitarias, para esto se ha empleado
combinaciones de palabras clave relacionadas con la pedagogía humanista,
función docente desarrolladora, y educación universitaria, entre otras. Esta
búsqueda se complementó con el método de bola de nieve, lo que comportó la revisión
de las referencias citadas en los documentos iniciales para identificar otras
fuentes relevantes.
Una vez recopilados los
documentos seleccionados, se sometieron a un proceso de análisis cualitativo de
contenido. Este análisis implicó la lectura crítica de los textos, la
identificación de temas centrales relacionados con la función desarrolladora humanista
de los docentes universitarios, y la categorización de la información para
facilitar su síntesis y discusión. Se prestó especial atención a las
definiciones conceptuales, las prácticas pedagógicas descritas, los resultados
de investigaciones empíricas y las recomendaciones de políticas educativas
vinculadas al enfoque humanista en la educación superior.
Este enfoque
metodológico proporcionó una base sólida para comprender la complejidad y las
diversas dimensiones de la función desarrolladora humanista de los docentes
universitarios, lo que ha permitido una interpretación rica y matizada de las
prácticas pedagógicas que fomentan el desarrollo integral de los estudiantes en
el ámbito universitario.
3. Resultados y discusión
En
el transcurso de esta investigación, se ha realizado un análisis exhaustivo
para identificar y comprender las diversas dimensiones que caracterizan la
función desarrolladora humanista de los docentes universitarios. Este análisis
se ha centrado en explorar cómo esta función se manifiesta a través de diversas
prácticas pedagógicas y estructuras organizativas, dentro del ámbito de la Educación
Superior. A partir de una meticulosa revisión bibliográfica documental, se han
delineado varias categorías medulares que subyacen a esta función, cada una
abordando distintos aspectos de la práctica educativa y su impacto, tanto en el
desarrollo estudiantil como en el proceso de enseñanza-aprendizaje en su
conjunto.
Estas
categorías se han identificado como fundamentales para comprender la complejidad
de la labor docente bajo un prisma humanista, lo cual ha revelado no solo la
importancia de la gestión educativa y la formación continua del profesorado,
sino también el valor de los principios axiológicos en la educación y el papel
modelador del docente en el proceso cognitivo y ético de los estudiantes.
Estos
hallazgos reflejan un esfuerzo por integrar el desarrollo de habilidades
críticas, la promoción de valores y la adaptabilidad a los cambios
socioculturales, y ha destacado la relevancia de una educación que trasciende
la mera transmisión de conocimientos para enfocarse en la formación integral
del ser humano. A continuación, se presenta el Cuadro 1, el cual resume los
principales hallazgos de esta investigación, en busca de ofrecer una perspectiva
detallada de las áreas clave identificadas.
Cuadro 1
Categorías medulares
subyacentes en la función desarrolladora humanista de los docentes
universitarios
Categoría |
Descripción |
Referencias |
Gestión
de la docencia |
Procesos que delinean
el plano operativo de la dirección educativa, donde se destaca la necesidad
de programas internos que promuevan el desarrollo del pensamiento crítico, la
promulgación de valores y el estudio de figuras patrióticas. Enfatiza en el
estudiante como actor social clave. |
Marshall et al.,
2011; Cardoso et al., 2019 |
Formación
permanente |
Necesidad de
actualización continua en aspectos conceptuales y tecnológicos para evitar
falencias pedagógicas y dinamizar la cotidianidad educativa, para promover la
integración del comportamiento ético y la adaptabilidad a cambios sociales. |
Alexander, 2014 |
Eje
axiológico |
Principios y valores
transversales al currículo, fundamentados en la moral y la deontología ética,
para desarrollar y practicar la justicia y la paz, ello ha enfatizado la importancia
de promover prácticas responsables y valores fundamentales en la praxis
docente. |
Sagner-Tapia, 2018 |
Docente
modelador |
Uso de la figura del
docente para estimular el proceso cognoscitivo y sensibilidad de los
estudiantes, a modo de evitar prácticas autoritarias e impositivas mediante
la mayéutica socrática, el diálogo y el debate, en post de promover un
aprendizaje holístico y responsable socialmente. |
Brown y Humphreys,
2006 |
Fuente: Elaboración propia, 2024.
3.1. Gestión de la
docencia
Esta sección aborda los
procesos que delinean el plano operativo de la dirección educativa en el ámbito
de la Educación Superior (Marshall et al., 2011).
Aunque las directrices de estas instituciones provienen, en gran medida, del Estado
y existe un imperativo en su cumplimiento, es evidente que las actividades
propuestas en el marco normativo no han sido adecuadas para promover un
desarrollo educativo plenamente humanista.
Dada esta perspectiva,
resulta imperativo establecer programas en las instituciones educativas (Cardoso et al., 2019). Estos programas deberían
conformar una comisión dedicada a la planificación y monitoreo de estrategias
efectivas que prioricen el desarrollo del pensamiento crítico, la promulgación
de valores y el estudio de los logros de figuras patrióticas destacadas. Este
enfoque no solo fortalecería el reconocimiento de deberes y derechos de los
ciudadanos en formación, sino que también respondería adecuadamente a las
demandas del contexto sociohistórico. Al poner énfasis en el estudiante como un
actor social clave, es posible alcanzar estos objetivos sin contravenir las
normativas vigentes.
3.2.
Formación permanente
Los resultados develan
la necesidad perentoria de establecer una estructura académica-administrativa dedicada
a revisar los planes establecidos, hacer propuestas, planificar nuevas
acciones, ajustar los cambios pertinentes, crear redes formativas, a efectos de
evitar falencias pedagógicas en cuanto al desarrollo del currículo social y con
ello poder formar constantemente a los docentes para que en sus rutinas
didácticas incluyan todo aquello que exigen las transformaciones sociales.
Para ello, ha de ser
necesario la actualización continua no solo en los aspectos conceptuales, sino
también tecnológicos sin que por ello se pierda lo humano (Cano y Ordoñez, 2021; Pirela, Pérez y Pardo, 2022; Romero, Oruna y Sánchez, 2023; Moreira-Choez et al., 2024).
Estas acciones contribuirían al proceso pedagógico claramente en beneficio de
los estudiantes y también de la labor educativa del docente, dado que dentro
del compromiso adquirido cumple también funciones que se adhieren al desarrollo
humano, el propio y el de su alumnado. Con tales actividades, la cotidianidad
se dinamiza, se fortalece la preparación de las personas ante la vida, se asimilan
nuevas cuestiones epistemológicas, se construyen ideas, se reconstruye lo
actitudinal y procedimental, no se limita a la comunicación de contenidos, sino
que lo trasciende.
Con relación a esta
categoría subyacente, Alexander (2014)
argumenta que la formación ha trascendido los modelos pragmáticos e
instrumentalistas. En lugar de limitarse a la transmisión de conocimientos
científicos, la formación ahora también enfatiza la integración del
comportamiento ético. Esta perspectiva refleja una evolución significativa en
el contenido de los procesos formativos del profesorado. La adaptabilidad a los
cambios emerge como un factor clave que influencia la modelación de los
estudiantes concurrentemente con su formación interprofesional. Esta
adaptabilidad es esencial para asegurar el dominio de fundamentos, la
contextualización sociocultural, la autonomía en el aprendizaje y, por lo
tanto, la calidad educativa.
3.3.
Eje axiológico
Describe los principios
y valores que deben predominar durante el hecho pedagógico, los cuales pueden
desarrollarse en forma transversal al currículo dentro de las asignaturas, no
como un plan de estudio oculto sino más bien en forma explícita, empleado como
soporte de dirección formativa de los estudiantes, que posibilite la inserción
de elementos que son básicos en la vida de los ciudadanos en la mejora de sus
actitudes; por consiguiente, es retribuido en la calidad académica e
institucional y en la sociedad.
Este eje, debe fundamentarse
en la filosofía de la moral y en la deontología ética, que sensibilice sobre la
importancia de la justicia y la paz como base para viabilizar el
desenvolvimiento y desarrollo psicosocial y profesional de los estudiantes, que
al internalizarlos los hacen propios y parte de su esencia humana, por lo que
no se quedan únicamente en el plano formativo, sino que se llevan a la práctica
diaria con la ejecución de contundentes acciones que posibiliten su plenitud y
en atención a los pilares de la educación, que son aprender a conocer, hacer,
ser y convivir.
En el contexto de este
eje temático, Sagner-Tapia (2018) destaca la importancia de promover prácticas
responsables en la praxis docente a través de la dimensión axiológica. Esto se
traduce en la necesidad de establecer relaciones interpersonales y colectivas
saludables, en las cuales primen valores fundamentales como la ética,
solidaridad, el respeto, compañerismo, la empatía y colaboración.
El verdadero despliegue
de estos valores no es meramente retórico, sino que demanda un profundo proceso
de sensibilización y auto-reflexión. Esta introspección lleva a la emergencia
de una conciencia social aguda y a la adopción de corresponsabilidades en la
formación de ciudadanos. Estos ciudadanos, al ser inculcados con tales valores,
se caracterizan por tener sensibilidades y conductas orientadas hacia el
bienestar colectivo, la paz y la justicia.
3.4.
Docente modelador
Constituye la
utilización de la figura del docente para estimular el proceso cognoscitivo de
los estudiantes, trabajar la sensibilidad, moldear el comportamiento, llamar a
la reflexión, obtener pensamiento crítico, ser participativo, colaborador,
empático y solidario, en correspondencia con los estilos de aprendizaje con los
que se identifiquen para desarrollar la estructura mental en la que el
aprendizaje se efectúa. Todo ello
implica la adopción de una actitud pedagógica dinámica que evite limitarse a la
transferencia del conocimiento.
Por tal motivo, debe replantearse
la práctica profesional con elementos novedosos que inviten a la obtención del
aprendizaje en forma holística, a modo de poder integrar el saber científico
con los valores que permitan la comprensión de la sensibilidad humana en su rol
académico, lo que incluye además responsabilidad social, al educar con vocación
de servicio, al honrar su compromiso en la formación de ciudadanos íntegros,
especializados profesionalmente, pero con conocimientos integrales vinculado a lo
humano y lo social.
Lo importante de este
proceso, es evitar que se desarrolle la práctica pedagógica en forma autoritaria,
impositiva y tradicionalista, sino más bien aplicando la mayéutica socrática y
el diálogo, problematizar, hacer intercambios y debates, para que los
estudiantes puedan desarrollar cognitivamente su pensamiento crítico y manifestar
sus opiniones en forma libre y autónoma dentro del respeto, sin que éstas les
sean segadas, lo cual es un elemento motivador que regula el aprendizaje,
transmite el conocimiento, transforma al sujeto y a la sociedad, dada la
influencia que se le atribuye al ejercicio docente.
La identidad
profesional, según
Brown y Humphreys (2006), se forja a través de
eliminar cualquier supremacía sobre los demás. Contrario a lo que se podría
pensar, esto no equivale a la pérdida de control sobre el aula. El educador,
como líder que guía los procesos pedagógicos, tiene la responsabilidad de
compartir su conocimiento en un entorno armonioso. Este ambiente debe ser
inclusivo, a modo de reconocer y valorar las singularidades, creencias, los
juicios, las opiniones y culturas de cada individuo.
Por consiguiente, es
imperativo proporcionar libertad de acción y, por supuesto, de pensamiento. Sin
embargo, el líder debe actuar como moderador, y rechazar las manifestaciones de
comportamientos disruptivos, en post de demostrar que se puede logar el autocontrol
y, adicionalmente, esto sirve como modelo a seguir en términos de conducta.
Conclusiones
Los docentes
universitarios en su quehacer diario son los facilitadores del conocimiento.
Adicionalmente, se configuran como los impulsores del aspecto cognitivos y
también de lo humano, lo que quiere decir que su función no se limita a la
transferencia de contenidos curriculares, sino que también, los efectos de la
convivencia, la interacción, las formas de desarrollarse, han propiciado el
aprovechamiento de estos espacios para inculcar valores e influenciar
positivamente en los estudiantes.
Dentro de ese marco de
acciones, los intercambios comunicativos que se derivan de las horas de clase,
pueden servir como escenario para infundir elementos incidentes en el comportamiento
humano en forma modélica. De allí que, al interpretar la información recabada,
surjan como categorías medulares subyacentes, cuatro aspectos importantes como
lo son la gestión de la docencia, la formación permanente, el eje axiológico y
el docente modelador, las cuales se constituyen como los significados que se le
han atribuido a la función docente para saber si su desarrollo es orientado
hacia el humanismo.
En la primera de ellas,
se menciona que, en el plano práctico, se debe gestionar en forma más operativa
y visible la educación humanista porque no basta con que se contemple en los
aspectos de orden jurídico y normativo, sino que se haga tangible educar bajo
este enfoque que mucho aporta para la sensibilización de los estudiantes en
torno a los problemas sociales.
En la segunda
categoría, surge la formación permanente como una necesidad, dado que, a pesar
que los docentes tienen sus propios principios y valores, éstos incurren en
prácticas pedagógicas en las que utilizan pocas estrategias adecuadas para
llevar a cabo una educación de carácter humanista y en ese sentido, es menester
que se actualice constantemente en ese tipo de capacitación y como recordatorio
del deber ser.
Al hacer referencia a
la tercera categoría, el eje axiológico, el mismo se muestra como un aspecto
central, a partir del cual se debe ejecutar el currículo, por tal motivo, el
docente siempre ha de tomar en cuenta el componente que inmiscuya a los valores
de la ética, moral, sensibilidad, creatividad, solidaridad, el compromiso, la responsabilidad,
y colaboración para que sea regularizado el uso deontológico en la conducta
estudiantil.
En la cuarta categoría,
el docente modelador como mediador y orientador de los saberes formales, cumple
con múltiples funciones en el aspecto desarrollador de la personalidad como
agente que propicia el conocimiento y también la transformación humana, con el
objeto de lograr con ello pulir el perfil del profesional egresado de la
institución.
De
lo emergido, se puede comprender que el compromiso del docente debe girar en
torno a la asunción de una identidad profesional con la más alta ética, cuya
posición le permite cumplir con su misión educativa y orientadora de los
principios y valores necesarios que ennoblezcan al profesional y lo completen
como un ser humano con capacidades, así como emociones sanas.
Por último, debe
señalarse que a pesar de que las IES cumplen con el deber dispuesto en la
normativa que regula la educación como es de ley, deben hacer hincapié en el
aprestamiento de sus docentes en cuanto al tema humanista, para que en las
unidades curriculares se ejecuten estrategias didácticas enmarcadas en ese
enfoque; y, obtengan mejor desempeño en cuanto a lo procedimental en la mejora
actitudinal de sus estudiantes a tenor de alcanzar con ello el logro de generar
la mejora de la calidad educativa.
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* Magister en Orientación y
Educación Familiar. Psicóloga Clínica Educativa. Docente en la Universidad
Estatal de Milagro, Milagro, Ecuador. E-mail: csolisr3@unemi.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1433-3530
**
Doctoranda de
Psicología en la Universidad de Salamanca, Salamanca, España. Magister en Diseño Curricular.
Psicóloga Industrial. Docente en la Universidad Estatal de Milagro, Milagro, Ecuador.
E-mail:
jespinelg@unemi.edu.ec ORCID:
https://orcid.org/0000-0002-4867-2215
*** Magister en Orientación
Educativa Vocacional y Profesional. Psicóloga Educativa y Orientadora
Vocacional. Docente en la Universidad Estatal de Milagro, Milagro, Ecuador.
E-mail: daguilarp@unemi.edu.ec
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0503-0001
**** Magister en Coaching
Nutricional. Licenciada en Nutrición. Docente en la Universidad Estatal de
Milagro, Milagro, Ecuador. E-mail: vsandovalt@unemi.edu.ec ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3695-8486
Recibido:
2023-11-26 · Aceptado:
2024-02-13