Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXX, No. 4, Octubre - Diciembre
2024. pp. 123-143
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E:
2477-9431
Como
citar: Estrada, J. L., y Mateos, M. D. L. (2024). Producción científica de los
investigadores en México: Alcances y limitaciones para la publicación en
revistas internacionales. Revista De Ciencias Sociales, XXX(4),
123-143.
Producción
científica de los investigadores en México: Alcances y limitaciones para la
publicación en revistas internacionales
Estrada Rodríguez, José Luis*
Mateos
Espejel, María de Lourdes**
Resumen
La producción
científica de investigadores de México está supeditada a una serie de dinámicas
institucionales, económicas y editoriales que obstaculizan las oportunidades
para visibilizarla internacionalmente y cumplir con la evaluación que exigen
organismos como el Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras. Por
esta razón, el objetivo del artículo es analizar los alcances y limitaciones
que enfrenta la academia en su labor investigativa. Mediante un estudio
cuantitativo, de alcance descriptivo, utilizando la técnica de encuesta y una
muestra por conveniencia, se aplicaron 5.500 cuestionarios entre mayo de 2021 y
mayo de 2022, de los cuales 260 fueron respondidos por investigadores de los 32
estados del país, pertenecientes al Sistema de investigadores. Los resultados muestran que la producción
científica está limitada por la cantidad de horas de clase, cargas
administrativas, así como falta de recursos económicos para desarrollar
metodologías sofisticadas y cubrir los costos que demandan, en ocasiones,
revistas indexadas de acceso abierto. Se concluye que estas limitaciones
obstaculizan la visibilidad de la investigación mexicana a nivel internacional,
constituyéndose en impedimento para cumplir con ese sistema de evaluación. Se
propone considerar criterios que permitan evaluar la calidad de la producción
científica, más allá de la indización en bases de datos de prestigio.
Palabras clave: Producción científica; investigadores
mexicanos; productividad científica; revistas indexadas; visibilidad.
Scientific production
of researchers in Mexico: Scope and limitations for publication in
international journals
Abstract
The scientific
production of Mexican researchers is subject to a series of institutional,
economic and editorial dynamics that hinder the opportunities to make it
visible internationally and comply with the evaluation required by
organizations such as the National System of Researchers. For this reason, the
objective of the article is to analyze the scope and limitations that academia
faces in its research work. Through a quantitative study, descriptive in scope,
using the survey technique and a convenience sample, 5,500 questionnaires were
applied between May 2021 and May 2022, of which 260 were answered by
researchers from the 32 states of the country, belonging to the System of
Researchers. The results show that scientific production is limited by the
number of class hours, administrative burdens, as well as a lack of economic
resources to develop sophisticated methodologies and cover the costs that open
access indexed journals sometimes demand. It is concluded that these
limitations hinder the visibility of Mexican research at an international
level, constituting an impediment to complying with this evaluation system. It
is proposed to consider criteria that allow the evaluation of the quality of
scientific production, beyond indexing in prestigious databases.
Keywords: Scientific
production; Mexican researchers; scientific productivity; indexed journals;
visibility.
Introducción
El
desarrollo de la investigación científica tiene como objetivo impulsar los
avances económico, social y político de una nación (Suárez-Amaya, Rodríguez-Altamirano
y Ganga, 2022; Fuster-Guillén et al., 2023); pero también contribuir a la mejora en la calidad de
vida de sus habitantes, a partir de la divulgación y desarrollo de las
investigaciones que se producen en las universidades y centros de investigación
(Ganga et al., 2020). El reto para los científicos está en poder disminuir la
inequidad, desigualdad y pobreza a través de sus hallazgos; pero también
promueve el impulso de la industria, así como la tecnología.
En ese sentido, la producción
científica tiene dos vías: La producción del conocimiento y el desarrollo de
inventos, prototipos y proyectos de investigación para incidir en la sociedad,
por lo cual los investigadores de las universidades públicas y privadas están
sujetos a cumplir con sus metas en cuanto a la publicación de sus
investigaciones, divulgar sus proyectos y dar a conocer a la sociedad los
descubrimientos científicos para seguir gozando de su empleo.
Bajo este contexto, la
alternancia electoral en México con el arribo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO)
en 2018 como presidente de la República Mexicana implicó una modificación en el
paradigma de la investigación(1). Cambios y transformaciones se han
impulsado para dar un énfasis en la incidencia social, el modelo de Pentahélice(2)
en la producción científica y el rediseño en la ley que regula la investigación
científica en el país.
Por lo cual, los
científicos mexicanos, investigadores y profesores de las universidades se
encuentran ante un reto de producción científica que requiere un análisis y
discusión, a partir de los datos que existen, sobre cómo se construye el
conocimiento en México y cuáles son sus alcances y limitaciones.
En ese contexto histórico, se
puede señalar que para abatir el rezago educativo y tecnológico con el nuevo
gobierno de AMLO que se ha autodenominado de la Cuarta Transformación, se
planteó el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECTI)
2021-2024 (Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías [CONAHCYT], 2021a),
que establece el acceso universal de la ciencia y sus aplicaciones, así como
oportunidades para todos en la contribución de la actividad científica.
De igual forma, el PECTI
reconoce la oportunidad de fomentar no solo en los científicos, la posibilidad
de innovar y promover la comunicación de la ciencia y la divulgación de los
conocimientos tradicionales. Dentro del PECTI que regirá, se describe que:
La generación de
conocimiento científico se pervierte cuando se le orienta en exclusiva a la
gestación de resultados con valor de mercado, tal y como ha estado aconteciendo
debido a la imposición de la lógica neoliberal en el ámbito
científico-tecnológico y en su entorno educativo. (CONAHCYT, 2021a, p. 13)
Desde esta perspectiva, las
prioridades para impulsar un plan de restructuración estratégica del Consejo
Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (CONAHCYT) incluyen una
“redefinición” de los criterios de evaluación del quehacer científico, lo que
implicaría cambios en los mecanismos de rendición de cuentas del trabajo
financiado con fondos públicos. Los investigadores son reconocidos por el
CONACYT, por medio del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que en 2024
cambió su nombre a Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras (SNII)
con una visión de género. Agrupa a los científicos, reconoce su labor, así como
su trayectoria académica a partir de un estímulo económico sujeto a evaluación
y que los investigadores suscritos presenten publicaciones, libros, patentes y
productos científicos.
Por ello, ante la
resignificación del papel que tienen los científicos en la sociedad, con el
rediseño de la investigación en México, es preciso conocer el contexto
histórico, así como los estudios realizados al respecto. Existen varios
trabajos que abordan esta problemática. Por ejemplo, Sandoval-Romero y
Larivière (2020) sostienen que el sistema de evaluación del SNII ha favorecido
la publicación en revistas internacionales, principalmente indexadas en Web of Science y Scopus, sobre las bases de carácter nacional que no se encuentran
en estas indexaciones.
Esta situación provoca que
en las universidades se conforme una élite académica integrada por
investigadores de bastante antigüedad que, a diferencia de investigadores
recién o medianamente incorporados, poseen mayor acceso a infraestructura,
estudiantes, laboratorios y asistentes de investigación.
Por su parte,
González-Brambila y Veloso (2007) encontraron que, en México, los
investigadores con mayor nivel dentro del SNII están más interesados por
producir en mayor cantidad. De esta forma, los autores establecieron que la
edad está relacionada con la cantidad de producción científica. Aun esto no
significa que exista mayor preocupación por el impacto de las publicaciones, lo
cual está relacionado con el Efecto Mathew en la ciencia (Merton, 1968), el cual
consiste en la acumulación del reconocimiento por las contribuciones que
realizan científicos de bastante reputación y la retención de ese
reconocimiento para investigadores que todavía no han generado su propia marca.
Otra forma de avanzar en el
desarrollo de la ciencia es a través de los inventos, la producción de patentes,
donde tampoco destaca el país. Millán y Meza (2015), sostienen que la capacidad
de invención en los científicos mexicanos es baja. En su estudio realizado de
2003 a 2012, encontraron que aun los investigadores que están ubicados en las
áreas con mayor oportunidad para producir patentes, como el caso de ingenierías,
carecen de producción, puesto que apenas el 3,44% cuenta con alguna patente. A
pesar de que este trabajo se realizó hace más de una década, las condiciones no
han sufrido grandes cambios.
Terrazas-Santamaría (2024),
en una investigación sobre las tendencias tecnológicas post-COVID en México,
indica que entre 2020 y 2021 las solicitudes de patentes decrecieron en un 57%
con relación a 2018. Por esta razón, no es de extrañar que, en 2023, el Índice
Mundial de Innovación (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual [OMPI])
ubica a México en el lugar 58 de 132 países. De hecho, la posición es aún más
baja en cuanto a la producción de innovaciones por parte de las instituciones,
donde México está en la posición 111, es decir, en el cuarto cuartil, donde se
encuentran las últimas posiciones (p.100 a 132).
De esta forma, el presente
texto tiene como objetivo general analizar los alcances y limitaciones que
enfrenta la academia en su labor investigativa. Para definir esta labor, el
fundamento teórico de este trabajo parte de los elementos conceptuales y
operativos que marca el SNII para la evaluación de investigadores e investigadoras
en México, así como de una revisión de la literatura sobre los tipos de
actividad académica y la producción de artículos en el país.
Respecto a las
consideraciones metodológicas, se utiliza un diseño no experimental, de corte
cuantitativo, y alcance descriptivo. Se emplea la técnica de encuesta y una
muestra por conveniencia. Se enviaron, vía correo electrónico, 5.500
cuestionarios entre mayo de 2021 y mayo de 2022. De este total, se obtuvieron
260 respuestas por investigadores de los 32 estados del país, pertenecientes al
SNI. Esta estrategia metodológica contribuye a obtener resultados descriptivos
que versan sobre limitaciones referentes hacia la falta de financiamiento,
escasez de tiempo exclusivo para la investigación y un fuerte sometimiento a las
prácticas hegemónicas de control hacia la ciencia.
1. Fundamentación
teórica
El SNII se creó en 1984, por Acuerdo
Presidencial como una política del Estado mexicano para incentivar y promover la
investigación en el país, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 26
de julio de 1984. A través del CONACYT, fundado en 1970, se utilizó un
instrumento de política pública, como el SNI, para incentivar a los
investigadores por medio de un estímulo económico y de prestigio para su
permanencia en las Instituciones de Educación Superior (IES), porque también es
un criterio para ser contratados y contratadas al operar como un mecanismo de
filtro y control.
En sus inicios, esta política de atención a
la ciencia tenía como objetivo repatriar a los investigadores que habían
estudiado en el extranjero y evitar la fuga de cerebros; dado que las
universidades tenían pocos estímulos y salarios que no eran competitivos. Así
funcionó con el objetivo de reconocer a los investigadores de tiempo completo,
dedicados a la docencia e investigación, para impulsar el campo de la ciencia y
la tecnología; pero también actuó este estímulo como una acción afirmativa para
paliar los bajos salarios de los profesores en las universidades.
Con el paso del tiempo, específicamente desde
2020, dicho incentivo se convirtió en parte de su salario y actuó como un
mecanismo de control hacia los investigadores, que, so pena de salir del
padrón, buscaron producir artículos, libros y participar en congresos para
evidenciar su producción científica, aunque no existiera evidencia del impacto
en la sociedad. Esta situación se generó, sobre todo, a partir del Programa
S191-Sistema Nacional de Investigadores, que tuvo como objetivos: Reconocer, como
resultado de la evaluación, la calidad de la investigación científica y
tecnológica que se producen en el país o por mexicanos en el extranjero, así
como evaluar la calidad, producción, trascendencia e impacto del trabajo de los
investigadores que deben ingresar y permanecer en el SNII (CONAHCYT, 2024a).
Además del apoyo económico que reciben los
investigadores que logran entrar a este sistema meritorio; que inició en 1984
con 1.386 investigadores e investigadoras (Rodríguez, 2016) y que hasta la
última actualización del padrón de beneficiarios correspondiente al año 2022
(CONAHCYT, 2022a) contaba con 36.625 dentro del SNII. Para pertenecer al SNII
es necesario realizar una solicitud y mostrar productos académicos de calidad:
Artículos científicos, libros, capítulos de libro, dirección de tesis, horas de
clase, divulgación y contribución al crecimiento académico de la institución.
En el SNII existen cuatro niveles: Candidato,
nivel 1, nivel 2 y nivel 3. El nivel depende de la cantidad que se acredite en
cuanto a actividades de fortalecimiento y consolidación de la comunidad
humanística, científica, tecnológica y de innovación; así como actividades o
contenidos de promoción del acceso universal al conocimiento y sus beneficios
sociales. Además de los puntos anteriores, el nivel 3 debe acreditar el
liderazgo nacional e internacional por la trascendencia de su obra y avance en
el estado del conocimiento, tal y como puede observarse en la Tabla 1. Es
importante mencionar que cada nivel, a su vez, debe acreditar criterios
cualitativos de mayor especificidad(3).
Tabla 1
Mínimo
de productos a acreditar por nivel en el SNII con perfil en investigación de
ciencia básica y de frontera
Nivel |
Cantidad de actividades
para el fortalecimiento y consolidación de la comunidad, humanística,
científica, tecnológica y de innovación |
Cantidad de actividades o
contenidos de promoción del acceso universal al conocimiento y sus beneficios
sociales |
Candidato |
1 |
1 |
1 |
2 |
2 |
2 |
4 |
4 |
3 |
4 |
4 |
Fuente:
Elaboración propia, 2024 con información del CONAHCYT (2023).
En ese sentido, los artículos científicos
adquieren un peso relevante para la evaluación de pares dentro del SNII, porque
se privilegia la publicación en revistas indexadas que pertenecen a las
revistas de Acceso por Paga o de Acceso Abierto, pero con altas cuotas de
proceso de artículos. El Article
Processing Charge [APC] es una tarifa de procesamiento de artículos
científicos que cobran a los autores por estar en las revistas con un factor de
impacto que mide el alcance de los lectores y la incidencia en las redes de
conocimiento científico.
Por ejemplo, publicar en la revista Nature
cuesta aproximadamente 2 mil dólares, unos 40 mil pesos mexicanos, que no es ni
siquiera el sueldo que recibe cualquier investigador de una universidad pública
al mes(4). Esta situación es importante de considerar porque los
estímulos a la investigación que brindan instancias como la Secretaría de
Educación Pública (SEP) a través del Programa para el Desarrollo Profesional
Docente (PRODEP) (Acuerdo
número 23/12/23), indican que el apoyo
para gastos de publicación alcanza hasta por un monto máximo de 1.256,14
dólares por artículo o bien 25.000 pesos mexicanos.
Por ello, existen movimientos y plataformas a
favor de la ciencia abierta como la Declaración de Evaluación de Investigación (DORA)(5) y Almetrics[6],
que promueve otras formas de difusión del conocimiento (Repiso, Castillo-Esparcia y
Torres-Salinas, 2019; Almetrics, 2023) para
evitar este control de la investigación a nivel mundial y que contribuye, en el
caso de México, a que los científicos estén limitados en participar por falta
de presupuesto.
Desde 1984, el CONACYT promovió también la
creación de becas para estudiantes de maestría y doctorado (CONAHCYT, 2024a).
Se impulsó la creación de posgrados de calidad bajo la vigilancia estricta de
sus índices de titulación, eficiencia terminal, intercambios académicos y otros
criterios que garantizaban que los estudiantes dedicaran tiempo completo a su
formación mediante el Sistema Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC), creado
en 1991. Este esquema se ha modificado y se anunció, en 2021, la creación del
Sistema Nacional de Posgrados (SNP), que renueva las políticas de asignación de
becas y el funcionamiento de los posgrados en las universidades públicas y
privadas. Existen 2 mil 435 posgrados adscritos (CONAHCYT, 2021b).
Al igual que con el SNII, la formación e
instrucción académica en el nivel posgrado plantea más que un proceso de
enseñanza-aprendizaje, garantizar la incidencia social de los estudiantes de
posgrado. Asimismo, la estrategia del CONAHCYT es ponderar los principios de
pertinencia científica y social, equidad de género y no discriminación. La
crítica hacia el PNPC estriba en que se priorizó la visión productivista y la
competencia; el centralismo y la evaluación cuantitativa de los programas (CONAHCYT,
2021b).
En este proceso de cambio en las políticas
hacia la ciencia, se plantea impulsar la soberanía científica y tecnológica de
México, para hacer frente a las desigualdades, inequidades y retos que tiene el
país en materia de producción científica. Producto del Primer Foro Nacional de
Posgrados, se construyó esta nueva propuesta hacia una ciencia con sentido y
compromiso social (CONAHCYT, 2019).
El segundo Foro se orientó hacia la
vinculación entre el sector social, empresarial, institucional y académico (El
Vanguardista.com, 2020); en tanto en el Tercer Foro (CONAHCYT, 2021c) se
alcanzó el objetivo de realizar una retrospectiva del PNPC para establecer los
cambios a realizar en el PNPC, la evaluación por pares, la formación de redes
de colaboración y producción de conocimiento entre instituciones, la producción
académica de calidad con pertinencia social, ampliación de comités de pares con
actores del contexto, ética de la investigación e innovación en procesos de
formación.
Sobre la evaluación de la investigación en
México, Sánchez (2010) sostiene que se puede dividir en dos: a) De carácter
académico, que involucra la impartición de clases, tutoría, mentoría y otros
productos de formación profesional como cursos y actividades vinculadas a la
productividad en el aula; y, b) De evaluación del desempeño en la
investigación, donde están los proyectos financiados, la acreditación de
programas académicos, elaboración de libros y artículos científicos, evaluación
de pares y otros.
El amplio debate y discusión sobre qué es lo
que debe privilegiarse en la evaluación de los profesores investigadores lleva
a alinear el trabajo de los investigadores hacia la producción que exige el
SNII. Esto también produce una abierta discusión sobre las estrategias del actual
gobierno en torno a la ciencia. Incluso autores como Reyes-Galindo (2023),
plantean que se ha desestabilizado la investigación en México ante los cambios
crecientes, y promovido un modelo de “gobernanza científica populista”.
De tal forma que el estudio de las variables
que inciden en la investigación en México es altamente pertinente. Sobre los
costos que implica mantenerse en el SNII, Paniagua (2016) afirma que muchos de
los investigadores deben pagar a las revistas científicas para poder difundir
sus trabajos. Esto implica que no todos los investigadores tienen solvencia o
pueden invertir.
En una encuesta realizada por Paniagua
(2016), se tomó como base a 700 investigadores hispanoamericanos y se encontró
que el 78% había publicado en una revista indexada al menos una vez en su
carrera; el 15% aceptó haber pagado a una revista que publicara su trabajo; así
como el 41% de estos investigadores absorbió el costo de difundir su
investigación, el porcentaje restante publicó en revistas de acceso abierto sin
costo.
Con respecto a esta práctica dentro de las
comunidades científicas, los encuestados reconocieron en un 33% estar de
acuerdo con esta práctica, puesto que se asumen costos en la publicación de las
revistas arbitradas como revisión de pares, publicación, cuestiones
administrativas, recursos digitales, entre otros. Empero, el 67% de los
investigadores se mostró en contra de este costo (Paniagua, 2016); pues las
grandes empresas editoriales cobran sus servicios como bases de datos a las
universidades e incluso a los lectores.
Paradójicamente, un investigador que publica
en las grandes revistas indexadas, clasificadas de Acceso Abierto Oro u
Golden Open Access de editoriales como Sage, Springer y Emerald Insight, por ejemplo, incluso
debe pagar para poder leer su investigación; lo cual impide uno de los
principales objetivos: Difundir la investigación.
Esta situación se agrava aún más ante las
prácticas académicas hegemónicas (Meriläine et al., 2008) que enfrentan investigadores de países de habla no
inglesa, puesto que deben construir y mantener una formación discursiva
hegemónica al ser parte de las prácticas que imponen organizaciones editoriales
de origen angloamericano. Estas políticas científicas impuestas repercuten en
el rango de aceptación de los artículos de investigación.
2. Metodología
Para realizar un diagnóstico sobre las condiciones de los investigadores
en México, se aplicó como metodología un enfoque cuantitativo de alcance
descriptivo con una encuesta transversal en el periodo de mayo de 2021 a mayo
de 2022; las respuestas enviadas por investigadores de los 32 estados del país
se decodificaron en la plataforma electrónica Question Pro. Así mismo, se realizó un análisis cualitativo a
partir de un proceso inductivo derivado de 260 comentarios realizados en la
encuesta.
La encuesta estuvo conformada por 29 ítems
con opciones de respuesta en escala Likert
y opción múltiple. La pandemia de Covid-19 en todo el mundo entre los años 2021
y 2022 representó un espacio riesgoso para la realización del trabajo de campo.
De esta manera, aunque existieron obstáculos para aplicar la metodología de la
encuesta, se enviaron 5.500 mensajes por correo electrónico, personalizados con
la encuesta durante los meses de mayo 2021 a mayo 2022. De esta cantidad, 1.308
investigadores visualizaron la encuesta en la plataforma, 373 la iniciaron, 113
la abandonaron, y 260 la concluyeron, cifra que corresponde a una tasa de
finalización del 69,7%. De esta forma, la muestra de la presente investigación
es n=260.
El objeto de estudio fue constituido por investigadores activos en el
SNII en los niveles de Candidato, 1, 2, y 3, así como pertenecientes a una de
las siguientes áreas de conocimiento: Física; Matemáticas y Ciencias de la
Tierra; Biología y Química; Medicina y Ciencias de la Salud; Humanidades y
Ciencias de la Conducta; Ciencias Sociales; Ciencias de la Agricultura;
Agropecuarias; Forestales y Ecosistemas; Ingenierías; y, Desarrollo
Tecnológico.
La principal limitación de este trabajo fue la falta de una
sistematización en los datos obtenidos del CONACYT, que desde 2023 cambió a
CONAHCYT; es decir, Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología, que
para 2025 cambia a Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación
(SECIHTI). Al iniciar la aplicación de la encuesta en mayo de 2021, la base de
datos obtenida de la página del SNII no contemplaba el área interdisciplinaria,
por lo cual no formó parte de la presente investigación.
3. Resultados y discusión
La investigación en México está limitada por actividades y compromisos
que no necesariamente están orientados al desarrollo de su productividad
científica. Si bien no es una condición, la adscripción a una institución
educativa o centro de investigación resulta fundamental para ejercer la labor
investigativa. Esta situación representa que la publicación de artículos,
libros o la conformación de redes de investigación no sean las únicas
actividades que deban cumplir las y los investigadores para generar
conocimiento y ser parte de la comunidad científica.
En la Tabla 2, se muestra una descripción completa de los integrantes de
la muestra utilizada para la presente investigación, donde destaca que el 64,50%
corresponde al género masculino. Asimismo, de este grupo el 53,23% está relacionado
con el nivel 1 y 22,18% a las ciencias sociales.
Tabla 2
Descripción
de la muestra de la presente investigación
Característica |
Porcentaje |
Género |
|
Femenino |
35,11 |
Masculino |
64,50 |
Prefirió no indicarlo |
0,38 |
Total |
100 |
Nivel en el Sistema
Nacional de Investigadores |
|
Candidato |
23,19 |
Nivel 1 |
53,23 |
Nivel 2 |
17,49 |
Nivel 3 |
6,08 |
Total |
100 |
Área de conocimiento |
|
Ciencias Sociales |
22,18 |
Físico Matemáticas y Ciencias de la Tierra |
20,68 |
Humanidades y Ciencias de la Conducta |
18,8 |
Ingenierías |
13,91 |
Biología y Química |
10,53 |
Biotecnología y Ciencias Agropecuarias |
9,77 |
Medicina y Ciencias de la Salud |
4,14 |
Total |
100 |
Fuente: Elaboración propia, 2024
con información de la encuesta.
El estudio se focaliza en México, por contar con un sistema de
evaluación que impacta en las oportunidades de crecimiento y permanencia de los
investigadores en las Instituciones de Educación Superior. De esta forma, el
presente documento reporta una investigación sobre los investigadores mexicanos
adscritos al SNII. Las principales variables se encuentran representadas en los
gráficos resultantes de las 260 encuestas respondidas por los investigadores.
En el Gráfico I, se visualiza que en México 59% de investigadores
dedican entre dos y seis horas diarias a actividades exclusivas de la investigación.
De este porcentaje, 30% dedica entre 2 y 4 horas y 29% entre 4 y 6 horas dentro
de su jornada laboral, la cual es de ocho horas de acuerdo con la Ley Federal
del Trabajo. Este tiempo está en sintonía con el reglamentado en algunos países
de Europa, como es el caso de Portugal, país en el que instituciones como la
Fundación para la Ciencia y la Tecnología, indican que un investigador
principal debe dedicar no menos de 2.8 horas de su tiempo para realizar un
proyecto dentro de una jornada laboral de ocho horas (Autoridade para as
Condições do Trabalho [ACT], 2022).
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Gráfico I: Tiempo que destinan los investigadores en un día
El caso de países como Estados Unidos de Norte América, Alemania y Reino
Unido, brinda un parámetro del tiempo que se puede dedicar a la investigación
como parte del trabajo de un investigador. En promedio, el tiempo invertido en
la investigación en los países mencionados oscila entre las 10 y 12 horas
semanales. Por ejemplo, en la también llamada Unión Americana, 38,46% de los
investigadores destinan 60 horas a la semana (cinco días laborales), y un 9%
llegan a invertir más de 80 horas (Powell, 2016). En Noruega y Alemania (Teichler y Höhle, 2013), los académicos de nivel senior destinan a la investigación un promedio
de 52 horas a la semana; mientras que en el Galo (Kinman y Wray, 2013), 41% de
los profesores de tiempo completo designan 50 horas a la semana a labores
investigativas.
Si estos tiempos se comparan con el tiempo que los investigadores invierten
en México, es posible sugerir que este es reducido. Y esto sucede por la serie
de actividades que debe realizar un investigador para generar un producto
científico, tal y como se observa en el Gráfico II.
Fuente: Elaboración propia, 2024
Gráfico II: Actividades que restan mayor
tiempo para incrementar la producción científica
El 38,17% de los investigadores mexicanos
encuestados califica que la actividad que resta mayor tiempo para incrementar
la producción científica es la impartición de clases, seguido de los trámites
institucionales con un 23,43%. Estos resultados son apoyados por Bergeron (2007),
quien en un estudio anterior encontró que el exceso de clases reduce el tiempo
y la energía para desarrollar su producción científica, lo que significa que, a
mayor carga de materias, menor número de publicaciones; debido al tiempo
requerido para las actividades de clase, tales como la preparación, juntas
académicas, calificación de exámenes y asesoría de trabajos (Miller, Taylor y Bedeian, 2011).
Así mismo, es importante destacar que las
redes científicas; es decir, el tipo de colegas con los que se relaciona un
investigador son importantes en términos de la oportunidad para estimular el
pensamiento creativo, refinar ideas de investigación y construir una
retroalimentación colectiva (Gersick, Dutton y Bartunek, 2000). Por tanto, los colegas son importantes fuentes de información al
disminuir costos de transacción, tales como financiamientos, oportunidades de
colaboración, tendencias metodológicas o acceso a bases de datos (De Janasz y
Sullivan, 2004).
Estas investigaciones apoyan uno de los
resultados del presente trabajo. Como puede observarse en el Gráfico III, la
escasa red de contactos, aunque aparece en tercer lugar de las limitaciones
para alcanzar el número ideal de publicaciones (8,01%), se constituye como una
limitante a destacar debido a su presencia en la literatura (Bergeron, 2007).
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Gráfico III: Principales limitantes para alcanzar el número
ideal de publicaciones
En esta investigación, siete de cada 10
investigadores consideran que seis publicaciones o más son el número ideal que
se debe publicar en un periodo de dos años. No obstante, 47,33% considera que
el tiempo para investigar sigue siendo una de las principales limitantes que
prevalecen para alcanzar el número antes mencionado, aspecto que concuerda con
Guillén-Chávez et al. (2022), quienes, en una investigación cualitativa con
investigadores de Chile, España y Estados Unidos, establecieron que este factor
representa una de las principales limitantes para el desarrollo de productos
científicos.
De igual forma, se sugiere que los
investigadores, además de tener una fuerte carga de trabajo por las labores
administrativas y académicas, también se enfrentan a la falta de recursos
humanos, los cuales difícilmente pueden incorporarse a proyectos de
investigación por la falta de financiamiento, tal y como lo indica el 31,3% de
investigadores (ver Gráfico III). Esta última limitante impide que los
investigadores puedan publicar y cumplir uno de los indicadores con mayor peso
de la evaluación que se realiza en México por parte de CONACYT (Sánchez, 2010).
En 2023, el CONAHCYT publicó parámetros de
referencia para la evaluación del SNII para determinar el número de artículos,
libros y capítulos necesarios para obtener este reconocimiento. Los parámetros
se representaron por percentiles Q1, Q2 y Q3, siendo el último el más alto.
Así, que un investigador, que, por ejemplo, pertenezca al área de Medicina y
Ciencias de la Salud y busque mantener o alcanzar el nombramiento del SNII en
Nivel 2, mínimamente debe ubicarse en el percentil Q1, lo que representa que
debe publicar 11 artículos indexados en un periodo de tres años. En su caso, si
busca posicionarse en el percentil Q3, debe publicar 25 artículos y dos
capítulos de libro en el mismo periodo de tiempo, lo cual resulta indispensable
de cubrir si se busca ser parte de los investigadores con altos perfiles dentro
de la comunidad científica mexicana.
Se sugiere que la falta de recursos
económicos que se menciona en esta investigación emerge de finanzas débiles en
áreas como la innovación, la ciencia y la tecnología en México, lo cual
determina un entorno en el que las instituciones y los investigadores deben
luchar contra las dificultades de los escasos recursos (Góngora, 2021).
En 2020, los indicadores de la Red Iberoamericana
de Ciencia y Tecnología (RICYT) mostraron que la relación del Producto Interno
Bruto (PIB) per cápita en México y las publicaciones de ciencia y tecnología en
Scopus correspondió al 0,44%,
porcentaje que se puede considerar bajo al contrastarse con países
desarrollados como Canadá, donde el porcentaje fue del 0,78%. En este sentido,
la falta de recursos económicos es una limitante de carácter presupuestal que
obstaculiza el desarrollo de actividades que implican una serie de costos, como
es adquirir materiales y tecnología para trabajos experimentales, cubrir
servicios de traducción, sufragar viáticos para el trabajo de campo, comprar softwares informáticos para análisis de
datos, entre otros.
En continuidad con la problemática que
expresan los investigadores sobre los recursos financieros, en el Gráfico IV,
se observa que el 54,02% manifestó que las instituciones educativas nunca brindan
apoyo económico para los costos de publicación, lo cual es resultado de los
presupuestos limitados de las instituciones a las que están adscritos los
investigadores (Góngora, 2021). Esta situación no es exclusiva de México, sino
también de América Latina, donde las instituciones de educación superior, en
específico las públicas, están atenidas a la asignación de recursos por parte
del Estado, aspecto que posiblemente influye negativamente en la publicación de
artículos de investigación (Dáher, Panunzio y Hernández, 2018).
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Gráfico IV: Frecuencia de apoyo institucional para costos de
publicación
La adversidad económica se sitúa como una
limitante que se manifiesta de forma recurrente por parte de los investigadores.
Y si bien un 38,70% y un 7,28% refieren que casi siempre y siempre recibe apoyo
para los costos de publicación de este conjunto (ver Gráfico IV), solo un
18,22% indicó que recibe un 100% de apoyo. Esto sugiere que el apoyo financiero
que llegan a recibir los investigadores en pocas ocasiones cubre su costo
total, porque el apoyo que llegan a recibir es parcial; es decir, el apoyo que
recibe únicamente alcanza a cubrir una parte del costo de la publicación.
Por ejemplo, Huanca-Arohuanca (2022) comenta
que publicar en revistas indexadas en bases de datos como Scopus o Web of Science
se convierte en una necesidad para cubrir el número de publicaciones que
determina el SNII, aunque los costos puedan alcanzar hasta los 2.000 dólares
americanos (Yuen, Muquit y
Whitfield, 2019).
Los criterios específicos de las convocatorias del SNII (CONAHCYT, 2022b)
indican que, para aspirar o mantenerse, es necesaria la publicación de
artículos en revistas situadas en el Journal
of Citation Reports (JCR) dentro de rangos de 0.25 o mayor e igual a 1,
además de ubicarse dentro de SCIMAGO
entre los cuartiles Q1 y Q2, como es el caso de las áreas de Física,
Matemáticas y Ciencias de la Tierra, Biología y Química, Medicina y Ciencias de
la Salud e Ingenierías. En tanto que en áreas como Ciencias de la Conducta y la
Educación, Humanidades y Ciencias Sociales, los criterios especifican la
publicación de artículos en revistas emplazadas en índices de carácter
internacional con alta reputación, aunque no necesariamente en JCR.
Asimismo, en los criterios se registra que las publicaciones deben
contar con citas en Academia.edu, Google Académico, Research Gate, Scopus y Web of Science. Por esta razón, es
comprensible que el 36,26% de los investigadores hayan publicado entre 1 y 5
artículos en revistas indizadas en Scopus
y Web of Science, puesto que muestra
el cumplimiento de los criterios antes descritos (ver Gráfico V). Sin embargo,
el porcentaje disminuye a 12,98% y 9,92% dentro de los rangos de 5 a 10 y de 10
a 15 publicaciones, respectivamente, lo cual sugiere mayor dificultad para
incrementar la producción científica cuando la cantidad es mayor o igual a 5.
Esto indica que es necesario estudiar con mayor precisión las prácticas de
trabajo de los investigadores, como es identificar si pertenecen a redes de
investigación que les permitan trabajar en equipo.
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Gráfico V: Publicaciones indexadas en Scopus o Web of Science
No obstante, destaca que el 30,15% ha logrado más de 15 artículos
indizados en las bases bibliográficas mencionadas a lo largo de su trayectoria.
Ante esto, el siguiente apartado describe las características que posee este
porcentaje que se diferencia del 69,85% restante.
Del total de investigadores encuestados (n=260), se consideraron 78
respuestas que señalaron haber realizado más de 15 publicaciones en Scopus y Web of Science. Se eliminó una respuesta, debido a que el nivel
señalado correspondió a Candidato, distinción que solo puede brindarse una vez
y que indica que el investigador está en proceso de consolidación. Destaca que
el 24,35% del Nivel 1 y el 15,38% del Nivel 2 indican que “nunca” han recibido
un apoyo financiero para cubrir costos de publicación, tal como se observa en
el Gráfico VI.
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Gráfico VI: Apoyo financiero para costos de publicación para investigadores
con más de 15 publicaciones en Scopus o Web of Science
Lo anterior indica que el financiamiento es una limitante que refleja la
desventaja que existe frente a países desarrollados, como es el caso de España,
donde las instituciones universitarias invierten entre 25 y 3 millones de euros
anuales en editoriales científicas como Elsevier,
Wiley, Springer y American Chemical
Society, con el propósito de generar publicaciones y consultar artículos
científicos (Sánchez y Sánchez, 2023). Si se considera que 24,35% de los
investigadores con Nivel 1, que han generado 15 o más publicaciones en bases de
datos de prestigio, nunca han recibido financiamiento y apenas el 2,56% con
Nivel 2 siempre recibe apoyo, concuerda con la noción de que los investigadores
llevan a cabo su labor, con una presión autoimpuesta por mantener su posición
dentro del SNII, sorteando la falta de estabilidad laboral y crisis económicas
constantes (Jiménez, 2019).
En la perspectiva cualitativa, se tomaron en cuenta 260 comentarios
derivados de la pregunta abierta sobre los principales obstáculos para publicar
en revistas internacionales. A partir de un enfoque inductivo se generó una
codificación abierta y axial (Strauss y Corbin, 2016) en el software Atlas.Ti v. 22 para agrupar los
comentarios y generar categorías de análisis. Para esta investigación se consideraron tres categorías: Falta de apoyo
institucional, falta de tiempo para investigar y sometimiento a
prácticas académicas hegemónicas.
Las experiencias de los investigadores para generar publicaciones han
estado definidas por la falta de apoyo institucional (ver Figura I), en
específico de las instituciones de adscripción. Está limitante, a su vez, se
subdivide en categorías relacionadas con una infraestructura que permita
generar resultados de investigadores de países desarrollados, y que son
exigidos en las revistas que poseen un alto factor de impacto, tal y como lo
expresan los siguientes encuestados: “Es difícil obtener buenos datos que
compitan con una infraestructura analítica de países del primer mundo”
(Investigador 1); y, “falta de disponibilidad de laboratorios para generar
datos experimentales de la calidad requerida en revistas” (Investigador 2).
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Figura I: Categoría 1: Falta
de apoyo institucional
Por otra parte, destaca la falta de financiamiento para la recolección y
acceso a bases de datos y conformación de muestras significativas. La
investigación realizada en México difícilmente puede competir con las
realizadas en países de primer mundo. En su propia voz, los investigadores
mencionan que existe “falta de financiamiento [institucional o federal] para
estudios de grandes muestras, que permitan ser competitivos” (Investigador 3);
y que “se necesita más infraestructura científica para poder corroborar los
resultados de las investigaciones” (Investigador 4).
Y aunque publicar es sinónimo de productividad, estabilidad dentro de su
institución y continuidad dentro del SNII, existen situaciones que son cada vez
más difíciles de sostener ante la proliferación de revistas de acceso abierto,
denominadas Open Access Gold, que cobran altos costos de publicación.
Por esta razón, los investigadores en ocasiones deben invertir su propio
salario: “Sin apoyo institucional para acceder a dichas revistas” (Investigador
5).
Los investigadores en México describen que carecen de tiempo suficiente
para investigar (ver Figura II) a causa de una burocracia administrativa y
académica. Esta categoría, sugiere que la experiencia que viven los
investigadores por seguir las normas y procesos institucionales (Muñoz, 2019)
resulta altamente significativa y preocupante. De forma simultánea enfrentan
una sobrecarga de trabajo por las horas de docencia, asesoramiento de tesis,
calificación de proyectos y exámenes, tutorías, programación semestral del
contenido de materias, evaluación de indicadores, planeación curricular, entre
otras. Tal y como menciona uno de los encuestados: “Actividades académicas no
relacionadas con la investigación complican el desarrollo de la misma, y reduce
el tiempo que un profesor dedica solo a la investigación” (Investigador 6).
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Figura II: Categoría 2: Falta
de tiempo para la investigación
La publicación en revistas internacionales, con un alto factor de
impacto, está limitada por prácticas académicas hegemónicas (Meriläinen et al., 2008), como se muestra en la
Figura III, que sugieren una preferencia por investigaciones de países de
primer mundo. Los investigadores coinciden en que este tipo de revistas
rechazan temas de carácter local por la falta de conocimiento e interés en el
contexto nacional: “Temas que son de relevancia nacional, no lo son para la
comunidad internacional” (investigador 7). Además de una excesiva rigurosidad
en los procesos de arbitraje, en ciertas áreas del SNII: “Dentro del área de
ingenierías, la revisión es muy estricta y aunado a que algunas revistas van
incrementando su factor de impacto” (Investigador 8).
Fuente: Elaboración propia, 2024.
Figura III: Categoría 3: Sometimiento a
prácticas académicas hegemónicas
Esto sucede a menudo con investigaciones que se encuentran fuera del
circuito de la dominación hegemónica. Meriläinen et al. (2008), en su investigación sobre la colaboración de
investigadores noruegos e ingleses, encontraron que las revistas daban
preferencia a investigaciones desarrolladas en países periféricos, pero
gestionadas por los países dominantes. Así mismo, la falta de conocimiento del
idioma inglés y la necesidad de traducir los artículos a este idioma responden
a un imperialismo lingüístico (Tom-Lawyer y Thomas, 2019), que brinda
continuidad a la supremacía de los países desarrollados, tal y como lo expresa
uno de los encuestados: “En el caso de las revistas de habla inglesa se
requiere un manejo amplio del lenguaje o destinar recursos para una revisión de
la gramática” (investigador 9).
Conclusiones
El contexto que viven los
investigadores en México es complicado, debido a la serie de limitantes a
vencer para cumplir con los requerimientos del sistema de evaluación del SNII y
fortalecer la permanencia dentro de las instituciones de adscripción. Las
realidades indicadas en las gráficas y el análisis cualitativo sugieren que el
tiempo dedicado a la investigación es una variable que impacta en la
posibilidad de generar productos científicos de calidad; puesto que la
impartición de clases y la burocracia académica obligan a los investigadores a
desatender actividades enfocadas a la investigación. Se desatienden espacios
para la lectura, participación en eventos académicos e incluso la recolección
de datos y adquisición de habilidades técnicas y metodológicas para la
innovación en sus proyectos.
En este sentido, el poco tiempo
que se llega a destinar a labores de investigación termina siendo reducido
frente al tiempo que ocupan investigadores de países de primer mundo, por lo
cual comprender esta situación del contexto mexicano podría incidir en políticas
compensatorias y apoyos a los investigadores en este proceso de fortalecimiento
de sus capacidades.
Por otra parte, la falta de
apoyo económico tanto para la investigación como para la publicación, es
resultado de las finanzas débiles del Estado, las cuales provocan que los
investigadores lleguen a invertir sus propios sueldos para publicar un
artículo, libro o capítulo de libro. Aunque, en ocasiones, este esfuerzo parece
no ser suficiente frente a la falta de redes de contacto y la existencia de prácticas
académicas hegemónicas de las editoriales de prestigio internacional, las
cuales exigen altos costos de publicación, sobre todo para los artículos de
acceso abierto, también denominados Open
Access; manuscritos traducidos al idioma inglés; largos tiempos de
respuesta y uso de metodologías que integren una infraestructura equiparable a
la que poseen los países del primer mundo. Por lo tanto, impulsar la ciencia
abierta es una tarea que permitirá incidir en la divulgación de la ciencia y el
trabajo de los investigadores.
Considerando las limitaciones
que viven los investigadores tanto para realizar investigación como para
publicarlas, es posible advertir que estos últimos no se encuentran ajustados a
las condiciones en las que los investigadores ejercen sus actividades. Por esta
razón, se hace necesario tomar en cuenta criterios que permitan evaluar la
calidad de la producción científica más allá de la indización en bases de datos
de prestigio. Indicadores alternativos como las Almetrics permitirían considerar los niveles de citación a través
de redes sociales como Twitter o Mendeley, las cuales han demostrado que,
a diferencia de Web of Science,
brindan mayor cobertura de las citaciones.
La propuesta del CONAHCYT, para
construir un espacio de incidencia social en las investigaciones de los
científicos, es muy apropiada, por lo cual podría ser un mecanismo que
garantice la equidad e igualdad en la ciencia, en atención a la vinculación que
se logre entre los científicos y la sociedad. Porque no solo se trata de las
publicaciones que realizan los investigadores, sino también de la reputación
que cada uno de los científicos logra construir en su trayectoria académica,
las redes de vinculación, el financiamiento de otras entidades e instituciones,
así como de los aportes a la sociedad que logra desarrollar.
Por lo tanto, con el análisis
de las variables que inciden en la producción de artículos científicos, se
puede comprender en este ejercicio; las áreas de oportunidad que pueden
desarrollarse en materia científica en el país y reconfigurar el sistema de
investigadores hacia una métrica más cercana a la realidad. Por lo tanto, el
papel del Estado debe ser fomentar e incentivar el trabajo conjunto entre
gobierno, instituciones y científicos.
Notas
1 El
9 de mayo de 2023 entró en vigor la Ley General en materia de humanidades,
ciencias, tecnologías e innovación (Diario Oficial de la Federación, 2023), la
cual especifica “un cambio de paradigma en la incidencia de las y los
investigadores, a través de su actividad científica, en todos los campos del
conocimiento” (p. 9). En esta ley, se integra a las humanidades, por lo que se
nombra al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT).
2 Se refiere al modelo
mexicano de innovación que busca la coordinación virtuosa y armónica de los
cinco sectores del sistema de innovación en México: Academia, sociedad,
ambiente, empresa y gobierno (Dirección Adjunta de Desarrollo Tecnológico,
Vinculación e Innovación [DADTVI], 2024).
3 La especificidad de los criterios
de evaluación (CONAHCYT,
2024b), se puede consultar en la
siguiente dirección electrónica: https://conahcyt.mx/wp-content/uploads/sni/marco_legal/criterios/Criterios_Especificos_de_Evaluacion.pdf
4 El salario promedio de un investigador en el área
de ciencias sociales, por ejemplo, en 2024 fue de 355 dólares o bien 7.088
pesos mexicanos mensuales por trabajar alrededor de 37,1 horas semanales (Data
México, 2024).
5 Se refiere a las
siglas en inglés de Declaration on Research Assesment (DORA): https://sfdora.org/about-dora/
6 Plataforma que
rastrea una diversidad de sitios en Internet,
incluyendo redes sociales, para identificar las conversaciones sobre productos
de investigación científica (https://www.altmetric.com/).
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* Posdoctorado en Ciencias Políticas y
Sociales. Doctor en Ciencias Sociales.
Maestría en Ciencias Sociales. Profesor-Investigador en la Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla, Puebla, México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores e
Investigadoras (SNII), nivel 2. E-mail:
jluis.estrada@correo.buap.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0003-0088-2157
** Doctora en Planeación Estratégica y
Dirección de la Tecnología. Magister en Administración. Profesora-Investigadora
en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, Puebla, México. Miembro
del Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras SNII-C. E-mail: marialourdesesther.mateos@upaep.mx ORCID: https://orcid.org/0000-0002-6969-7841
Recibido: 2024-06-14 · Aceptado:
2024-09-01