Revista de Ciencias Sociales (RCS)

Vol. XXX, No. 4, Octubre - Diciembre 2024. pp. 504-521

FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431

Como citar: Borgucci, E. (2024). Transición al socialismo en Venezuela como discurso. Revista De Ciencias Sociales, XXX(4), 504-521.

Transición al socialismo en Venezuela como discurso

Borgucci, Emmanuel*

Resumen

En este trabajo se intenta mostrar que mucho de lo escrito en Venezuela acerca del Socialismo del Siglo XXI son reflexiones que surgieron del reconocimiento de textos acerca de lo que pudieran ser los posibles nuevos derroteros del socialismo real. Así, el corpus estuvo constituido por tres obras: Las de Mészáros (2008; 2010); y, Giordani (2009). Luego se procedió a establecer sus modos de reconocimiento, la identificación de las condiciones de producción y la exposición de algunas premisas constitutivas extraídas de esos reconocimientos. Se concluye que algunas de las premisas constitutivas de los reconocimientos acerca de la transición venezolana al socialismo no es más que propuestas de “necesidad” y que su puesta en marcha se sustenta en una adaptación de los hechos políticos, culturales, sociales o económicos a un determinado tipo de valores “socialistas” no contrastados históricamente.

Palabras clave: Transición al socialismo; sistema del capital; discurso; orden reproductivo social alternativo; efectos de reconocimiento.

* Doctor en Ciencias Sociales. Profesor de la Catedra Macroeconomía del Crecimiento de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. E-mail: eborgucci@yahoo.com ORCID: https://orcid.org/000-0002-4078-006X

Recibido: 2024-06-12 · Aceptado: 2024-08-28

Transition to socialism in Venezuela as a discourse

Abstract

This paper attempts to show that much of what has been written in Venezuela about 21st Century Socialism is a reflection that arose from the recognition of texts about what could be the possible new paths of real socialism. Thus, the corpus consisted of three works: Mészáros (2008; 2010); and Giordani (2009). Then, the methods of recognition were established, the conditions of production were identified and some constitutive premises extracted from these recognitions were presented. It is concluded that some of the constitutive premises of the recognitions about the Venezuelan transition to socialism are nothing more than proposals of “need” and that their implementation is based on an adaptation of political, cultural, social or economic facts to a certain type of “socialist” values that have not been historically contrasted.

Keywords: Transition to socialism; capital system; discourse; alternative social reproductive order; recognition effects.

Introducción

El siglo XX ha mostrado que las ideas marxistas de transición del modo de producción capitalista al socialismo y posteriormente al modo de producción comunista, han sido objeto de acalorada polémica. En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels (2009), consideran que:

El primer paso de la revolución obrera es la constitución del proletariado en clase dominante (…). El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con mayor rapidez posible la suma de fuerzas productivas. (p. 93-94)

Más claro es el siguiente párrafo extraído de la Crítica del Programa de Gotha:

Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el periodo de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este periodo corresponde también un periodo político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura del proletariado. (Marx, 1971, p. 38)

En el siglo XX, hay quienes creen que el “socialismo” pueda ofrecer nuevas bases y vías para esa transición. Por ejemplo:

Mientras exista “pobreza” el socialismo seguirá siendo una esperanza para los pueblos, y su justificación por alcanzar por alcanzar un mundo más justo, libre, democrático y sustantivamente diferente continuará como una aspiración para los que menos tienen, o para los que sólo tienen que perder como es la libertad de ser una fuerza de trabajo que no pasa de considerarla el sistema vigente más allá de ser meramente una mera mercancía. (Giordani, 2013, p. 11)

Más aún, la transición al “socialismo” se sigue asumiendo como una “necesidad histórica” (Faría, 2013), debido a que las “fuerzas productivas” (P) entran en conflicto con las “relaciones sociales de producción” (Q). Es decir, que el avance de (P) implica apodícticamente el cambio de (Q) o PàQ. Según, por ejemplo, Hegel concebía que la interpretación filosófica de la historia se basara en la búsqueda de una racionalidad de fondo y asomar un propósito hacia el cual los acontecimientos se dirigían. Para Walsh (2006): “Una filosofía de la historia en este sentido especial significa, como pareciera evidente, un tratamiento especulativo de los hechos históricos en detalle, y en cuanto tal pertenecería a la metafísica y no a la teoría del conocimiento” (p. 143).

En una sociedad como la venezolana donde la idea de proletariado no dio pie para plantear una transición al socialismo en el sentido marxista(1), en Venezuela se dio hasta finales del siglo XX un proceso que Lenin (2021), describió así:

En la Europa de 1871, el proletariado no constituía la mayoría de la población en ningún país del continente. La revolución “popular” que arrastrara efectivamente a la mayoría al movimiento no podía ser tal sino abarcando tanto al proletariado como al campesinado. Ambas clases formaban entonces el “pueblo”. A ambas clases las une el ser oprimidas, expoliadas, explotadas por la “máquina burocrático-militar del Estado. (p. 87)

Desde otra perspectiva, Dietrich (2007), basándose en ideas de “la escuela de Escocia” y la “escuela de Bremen”, propone superar lo que él denomina como “proyecto histórico” (p. 61). Este nuevo proyecto se basaría en el principio de equivalencia, en que el valor (tiempo de trabajo socialmente necesario) sería igual al precio y así lograr satisfacer las necesidades sin mercado (Bedarfsdeckungswirthschaft o economía de satisfacción de necesidades). Desde el punto de vista político propone sustituir la democracia representativa por la participativa y la creación de un hombre nuevo.

En el caso venezolano tanto el proletariado como el campesinado no eran el grueso del “pueblo”. La economía venezolana es una economía basada principalmente en la actividad extractiva, intensiva en capital, que exporta un gran volumen de lo que extrae (petróleo, hierro, carbón, bauxita, entre otros productos) a relativamente buenos precios (aunque fluctuantes) y que esas actividades son propiedad del Estado. Por otra parte, lo que sí existe es una gran cantidad de empleados tanto en el sector público como privado en principalmente actividades comerciales, administración pública y servicios de todo tipo. Es decir, con el proletariado venezolano en sentido marxista no se puede hacer una transición al llamado socialismo productivo.

Dada la realidad de Venezuela, la transición se representa como paso de un capitalismo rentístico – petrolero- a un socialismo productivo (Giordani, 2013). Por tanto, en esta nueva construcción de la idea de desarrollo económico o de las “fuerzas productivas” venezolanas, se necesitaba construir otros actores y argumentos. En este sentido, es útil lo que expone Biardeau (2007):

Un fantasma recorre desde la profundidad de las raíces nacional-popular al mundo entero: es el socialismo del siglo XXI. No se trata de la ideología de una clase-sujeto de la historia, ni el dogma de una vanguardia de aparato, se trata de algo más complejo y multiforme, se trata del horizonte socialista del “sujeto” popular, nacional y revolucionario. Pero ¿de cuál sujeto? Se trata de la construcción de una nueva identidad social, política y cultural para la izquierda anticapitalista, que asume la crisis de la idea de sujeto dominante en la modernidad occidental. Ni el individualismo-posesivo ni el sujeto-clase, tal vez, se acercan en la multiplicidad de singularidades en movimiento que protagoniza “una revolución contra el capital”. (p. 117)

En este trabajo se expone, que mucho de lo escrito acerca de la transición del modo de producción capitalista al socialista en Venezuela conocida como transición del “capitalismo petrolero al socialismo productivo venezolano” (Giordani, 2013), surge como reconocimientos de los aportes de István Mészáros.

La justificación de la selección tanto de Mészáros, autor empleado por Giordani para enunciar su propuesta de transición, radica en que es uno de los teóricos que más se ha dedicado a promover y poner en circulación una idea de socialismo desmarcado del modelo empleado por la Unión Soviética y de las llamadas democracias populares de Europa Oriental que fue el modelo de planificación imperativa. Por su parte, Giordani (2009), consideró como válidos los supuestos de Mészáros (2008; 2010) para que formaran parte del “Socialismo del Siglo XXI” desde el punto de vista económico. Por eso, en la obra de Giordani se aprecian efectos de reconocimiento prácticamente de manera explícita, presentados como una forma novedosa de implementar el socialismo en una nación del Tercer Mundo.

1. Discurso y procesos de transición económico-social

Las personas y las instituciones, cuando ejecutan procesos comunicacionales, conciben y producen información; en general realizan prácticas discursivas. En consecuencia, el estudio del discurso además de abordar el problema de su justificación, busca dar cuenta de formaciones y estrategias discursivas (Foucault, 2002; Vial-Gallardo et al., 2022), producto de prácticas y ordenes institucionales de discurso producidas por actores sociales con competencia en sus respectivas áreas de interés.

Lo anterior hace necesario abordar el lenguaje como una herramienta. Esta es la propuesta de Wittgenstein (2021). Él criticó el uso del lenguaje ostensivo. Para este autor, cuando una persona nombraba una cosa y actuaba en consecuencia, ocurría el acto de señalarla pronunciando determinados sonidos o haciendo gestos, entre otros. La repetición de tal operación, permitía determinar la correspondencia entre las cosas, los signos. En palabras del autor: “Las palabras del lenguaje nombran objetos- las oraciones son combinaciones de esas denominaciones” (p. 17).

Wittgenstein (2021), empleó la metáfora del juego para dar cuenta que en un dominio circunscrito existen ciertas reglas (juegos de lenguaje) en donde se presentan unas combinaciones entre lenguaje y acciones que forman parte de una forma de vida. En los apartados numerados 19 y 23 de las Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein pone de relieve que: “imaginar un lenguaje significa imaginar una forma de vida” (p. 31) “y la expresión “juego del lenguaje” debe poner de relieve aquí que hablar el lenguaje forma parte de una actividad o de una forma de vida” (p. 39). Con “formas de vida” se refiere a que los actores sociales que se interrelacionan tienen sus intereses, sus afectos, sus valores, sus símbolos, sus condicionamientos o su cultura.

Es decir, la relación lenguaje-experiencia proviene de regularidades establecidas por las formas de vida o, desde la perspectiva de Bourdieu (1999; 2001; 2009) del habitus y del campus. Así, las ideas tendrán una estructura y circularán de acuerdo a determinada forma de vida de los actores usuarios del lenguaje.

Sin embargo, el lenguaje, además de ser un medio de representación o descripción de acontecimientos, es un medio para expresar una conducta. John Austin denominó al primer tipo de enunciados como “enunciados constatativos” o que se ajustan a aquello que describen; mientras que a los segundos los denominó “performativos” o enunciados que cuando se profieren implica una acción vinculada con un verbo performativo (Lozano, Peña-Marín y Abril, 2004)(2).

Cuando se aborda la idea de transición de un modo de producción a otro como discurso, se hace énfasis en las dimensiones semántica y pragmática. Desde la perspectiva de Widdowson (1983), el discurso es una cadena de actos de habla(3) en los que se producen enunciados coherentemente relacionados para cumplir un propósito comunicativo en determinado texto. Así, la idea de transición de un determinado capitalismo, como el que se anuncia se desarrolla en Venezuela, para un socialismo propuesto y caracterizado también de determinada forma, es un conjunto de cadenas de actos de habla que tienen la finalidad, entre otras cosas, de promover la transformación del sistema económico basado, por ejemplo, en el factor capital hacia un sistema económico colectivo basado, por ejemplo, en el trabajo.

El análisis textual en el caso de la escritura plantea el problema del soporte (texto manuscrito o impreso) y la obligación de satisfacer los criterios de cohesión; coherencia (Van Dijk, 1980); de causalidad lineal presente en una secuencia de frases (Lozano et al, 1999); de adecuación semántica entre las proposiciones de la secuencia textual (Niño, 2002); intencionalidad (se busca un determinado efecto sobre los actores sociales), aceptabilidad (los actores sociales esperan interpretar un texto que se adhiera a los intereses que representa en determinado campo), intertextualidad (relaciones que un texto establece con otros textos o la presencia de un texto dentro de otro), situacionalidad (la relevancia del texto con relación al contexto de enunciación), entre otros.

Desde la dimensión pragmática, el discurso se caracteriza por la propiedad de imprimirle una fuerza ilocutiva (intención comunicativa) a los actos de habla y a la totalidad del discurso en el contexto social. En términos de Van Dijk (1980), la pragmática: “Se ocupa de las condiciones bajo las que las manifestaciones lingüísticas son aceptables, apropiadas y oportunas” (p. 80-81). Esta afirmación es corroborada unos años más tarde por Escandel (1999), en el sentido de que la pragmática es el estudio de las condiciones que afectan el empleo de un enunciado concreto por parte del hablante concreto en una situación comunicativa especifica, así como de su interpretación por parte del destinatario.

La enunciación de los discursos relacionados con procesos de transición social en general y de transición económica en lo particular involucra a los actores sociales locales, nacionales y/o transnacionales que lo emiten; los actores sociales a quienes está dirigido el discurso, el contexto verbal utilizado, los medios de divulgación (libros, congresos, seminarios, cursos), y el lugar (dentro o fuera de Venezuela).

2. Metodología

2.1. Generalidades

La circulación de ideas políticas, filosóficas o económicas administrativa por parte de actores locales, nacionales y transnacionales puede adquirir la forma de enunciados legítimamente relacionados, denominados formaciones discursivas (Foucault, 2002)(4). La puesta en texto de enunciados relacionados implica un conjunto de estrategias y de reglas de formación discursiva que aseguren su estabilidad.

Lo anterior plantea el estudio de las prácticas sociales de los actores como productores de sentido, los textos que utilizan como soporte junto a los procesos mediante los cuales se hace posible la circulación –en determinados contextos de una manera no espontánea (Costa y Mozejko, 2001) –, y su apropiación por diversos actores, más allá de los límites fijados por quienes los emitieron inicialmente.

El abordaje de las producciones discursivas centrado en sus productores, remite a quién habla y desde dónde lo hace. Los productores pueden abarcar organizaciones localizadas en el territorio nacional o fuera de él. También pueden ser personas agrupadas en instituciones públicas o privadas sin fines de lucro; instituciones con fines de lucro; organismos creadores de opinión pública (instituciones de producción de discursos) (Bourdieu, 2006), empresas (corporaciones multinacionales) u organismos difusores de ideas, políticas o intereses económicos y políticos.

Por otra parte, el lugar desde donde se habla remite al conjunto de relaciones que operan dentro de una dinámica determinada con competencia para la acción (Costa y Mozejko, 2001), o desde un determinado campo (Bourdieu, 2009; 2011).

Para Costa y Mozejko (2001), las trayectorias de los actores sociales dependen del carácter de las relaciones de interdependencia y los recursos de partida acumulados. Tales van redefiniendo en el tiempo el sentido pensable, accesible o permisible del uso de las capacidades de relación. Por otra parte, se van generando criterios lógicos (argumentaciones), semánticos (significados) y prácticos (comprensión y aplicación sencilla de cierto tipo de argumentaciones y representaciones frente a otros tipos), ajustables a las percepciones de determinados actores sociales, establecidas como factibles y viables.

El texto por su parte, como lo expresa Ricoeur (2002), es: “Discurso fijado por la escritura” (p. 127). Por lo tanto, el texto es el habla fijada por la escritura, bajo la forma de: Grafismo o registro; y como el habla es antes que el texto, se puede establecer aquello que el autor quiso decir. En consecuencia, los textos pueden ser analizados para identificar las representaciones y el sentido que los convierte en una herramienta eficaz de circulación y reconocimiento.

El propio Ricoeur (2002), advirtió acerca de las diferencias presentadas entre lo que es un acto de diálogo y un acto de lectura. A pesar de que hay una presencia lector y escritor en un determinado contexto, el acto de lectura no se considera un diálogo, debido a que existe una separación entre escribir y leer. Según este autor, el lector está ausente de la escritura y el escritor está ausente de la lectura. Sin embargo, la eficacia del acto de lectura se debe a la relación referencial (se dice algo sobre lo expresado en proposiciones) entre lenguaje y subjetividades.

Lo anterior, es lo que permite introducir la diferencia, por una parte, entre análisis textual y análisis del discurso y, por otra, la diferencia entre “producción” y “reconocimiento”. Según Mato (1991), el análisis textual “implica limitar el análisis semiológico al objeto “texto”, renunciando analizar las condiciones en que éste es “producido” y “reconocido”” (p. 162).

Por otra parte, Mato (1991) afirma que toda “producción” de discurso implica un “reconocimiento”. Esta perspectiva se basa en la de Verón (2009)(5), quien establece la relación entre los discursos, sus condiciones de producción (restricciones de generación de un discurso) y sus condiciones de reconocimiento (determinaciones que definen las restricciones de la recepción de un discurso. Las condiciones de producción y las de reconocimiento según este autor, están relacionados con las “gramáticas de producción” (reglas de generación de reglas de lectura) y las “gramáticas de reconocimiento” (reglas de reconocimiento). A su vez, esas gramáticas describen operaciones de asignación de sentido(6) en las materias significantes.

Las operaciones de producción y reconocimiento se reproducen por la existencia de “marcas” de la materia significante que le es propia (por ejemplo, la economía trabaja sobre la materia significante de la disciplina o el oficio de la economía). Cuando se puede especificar las relaciones entre las condiciones de producción y reconocimiento con las marcas, entonces se está en presencia de las “huellas” en un conjunto u otro de condiciones.

Para Verón (2009), la distancia entre las condiciones de producción y las de reconocimiento son variables y sus diferencias son las que hacen posible dar cuenta de la circulación de los discursos. Esto ocurre especialmente cuando las gramáticas de producción originan unos efectos de sentido, pero que poco sirven para dar cuenta de las gramáticas de reconocimiento, lo cual sólo es posible entender a la luz de la historia de los textos (red de discursos entrelazados).

Al precisar el contexto donde se presentan las condiciones de producción y de reconocimiento de los discursos acerca de la transición al socialismo en Venezuela, se debe precisar su ubicación dentro del campo político (Bourdieu, 2009), y dentro de un orden institucional del discurso (Foucault, 2002).

En el primer caso, hace referencia a los espacios de juego históricamente constituidos. En Venezuela, esos espacios de juego corresponden a instituciones y prácticas políticas anteriores y posteriores a la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en general dentro del llamado “Socialismo del Siglo XXI”.

En el segundo caso, dentro del campo se establecen lo que Foucault (2005) denominó como “procedimientos de exclusión” (especialmente la palabra prohibida y la voluntad de verdad) y los “procedimientos internos” o “principios de clasificación, de ordenación, de distribución, como si se tratase en este caso de dominar otra dimensión del discurso: aquella de lo que acontece y del azar” (p. 25).

2.2. El corpus empleado

El corpus de texto sometido a análisis para esta investigación está constituido por: “La transición venezolana al socialismo” (Giordani, 2013), y el libro titulado: Más allá del Capital. Hacia una teoría de la transición (Mészáros, 2010).

La selección de este corpus responde a que los actores nacionales involucrados en la producción y circulación de discursos, que estudian y aportan soluciones a los problemas de funcionamiento de un determinado “modo de producción”, tienen una importancia significativa en el campo político venezolano desde el mismo momento en que se sancionó la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, su intento de reforma en 2007 y la convocatoria a otra Asamblea Nacional Constituyente en 2016.

Siguiendo a Mato (1991), la principal limitación que se impone al análisis de los textos del corpus propuesto consiste en que no se debe esperar que de los textos utilizados en el análisis surjan verdades definitivas o el “verdadero” sentido. En cambio, se busca: “Entrar por el análisis en el juego del significante, en la escritura, en las relaciones de sentido de un conjunto textual” (p. 162).

Por otra parte, no es posible reconstruir las circunstancias históricas concretas que actuaron como condiciones de producción de los discursos que constituyen el corpus sometido a estudio. Tal reconstrucción es parcial y está sujeta a la existencia y accesibilidad de documentos.

2.3. Esquema de análisis del corpus utilizado

En el análisis de los textos del corpus se siguió el siguiente esquema:

a. Se seleccionaron conjuntos textuales existentes y accesibles para el análisis considerado de referencia en el interior de la “red intertextual” (Verón, 2009): La transición venezolana al socialismo (Giordani, 2013) y el libro titulado: Más allá del Capital. Hacia una teoría de la transición (Mészáros, 2010) y El Desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo del siglo XXI (Mészáros, 2008).

b. Se analizaron textos considerados como primigenios de La transición venezolana al socialismo (Giordani, 2013). Básicamente Más allá del Capital. Hacia una teoría de la transición (Mészáros, 2010) y El Desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo del siglo XXI (Mészáros, 2008), que empleó para construir su propuesta de transición.

c. Se hizo un primer corte para exponer el texto considerado de reconocimiento de esos textos fundacionales que, en este caso es: “La transición venezolana al socialismo” (Giordani, 2013).

d. Establecer la relación entre los modos de “reconocimiento” en La transición venezolana al socialismo (Giordani, 2013) con relación al texto de Más allá del Capital. Hacia una teoría de la transición (Mészáros, 2010).

e. Identificación de las condiciones de producción (históricas, situacionales o coyunturales) de este efecto de reconocimiento (Verón, 2009). Esto es importante, puesto que este reconocimiento es el que permite derivar que se produjo un efecto de sentido.

f. Posteriormente, se formularon algunas premisas constitutivas de los discursos sobre la transición al llamado “Socialismo productivo venezolano”.

3. Resultados y discusión

3.1. Las propuestas de Mészáros

Todo análisis sobre la principal obra de Mészáros referente a su análisis del capitalismo, debe partir del legado hegeliano. En ese sentido expuso: 1) Se consideraba que la obra de Hegel, en términos de metodología dialéctica, se estaba convirtiendo en una apología de la hegemonía prusiana; y, 2) al vincular economía con la filosofía especulativa de la historia, Hegel incorporó las ideas de Adam Smith, que fueron ideas del sistema de negocios llamado capitalista.

En consecuencia, la crítica a Hegel de parte de Mészáros (2010) se centró en el: “Eternizado orden metabólico social del capital- tenía que ser sometido a una crítica radical, como premisa práctica objetiva del nuevo razonamiento histórico, inevitable, pero en modo alguno por siempre impositiva” (p. 7).

De acuerdo a lo antes expuesto, el desarrollo de una conciencia histórica “genuina” para Mészáros (2010), basado en la concepción de la filosofía de la historia marxista contemplaría tres cosas: 1) Los agentes de cambio social; 2) al cambio social como proceso acumulativo; y, 3) la dialéctica entre lo particular y lo universal: La relación entre dar cuenta del hecho histórico y las fuerzas que dan sentido en última instancia al movimiento de la sociedad a lo largo del tiempo.

Mészáros (2010), en su crítica a Hegel se niega a aceptar que el destino de la razón es el sistema capitalista:

Así, la “absolutamente inalterable” dominación colonial del mundo por Europa había de ser declarada nada menos que el “destino de la Razón” mismo. (…). Naturalmente, esa era la manera de Hegel decir; “¡No hay alternativa!”. La pregunta, sin embargo, es: ¿realmente estamos destinados a vivir para siempre bajo el conjuro del sistema del capital global glorificado en la concepción hegeliana? (p. 17-18)

Llama la atención que Mészáros (2010), tenga que aceptar que la lógica del capital que criticó en los países occidentales se manifestó en la Unión Soviética.

Una vez que el sistema soviético desapareció en Rusia y en Europa del Este, queda, según Mészáros (2010): Un sistema de “capital globalmente dominante”. Este sistema se caracteriza por:

1) Ser un “modo de control metabólico social definitivamente incontrolable” (p. 58).

2) Es un marco totalizador del control de factores materiales y humanos en el sentido de su “viabilidad productiva”.

3) El sistema somete todas las demás esferas de la sociedad.

4) Lo que el autor denomina como “libre escogencia económica” se traduce en “libre escogencia política”: La “democracia multipartidista”.

5) “Debe tener una estructura de mando históricamente única, y apropiada para sus funciones principales” (p. 61).

6) La sociedad debe estar dividida en clases inconciliables, con una división del trabajo técnica/funcional y bajo la presencia de un Estado (remedial) que asegure un control político y los logros productivos del sistema de capital.

7) El sistema debe tender hacia la expansión sobre la base de la acumulación y transitando crisis coyunturales y sistémicas.

8) La existencia en el “capitalismo avanzado” del “estado benefactor”, concebido sobre la base de la eficiencia económica.

9) Se plantea las siguientes separaciones: Producción-control, producción-consumo y producción-circulación.

10) El sistema tiene la necesidad ideológica de producir “racionalizaciones mistificadoras” tales como “saludable competencia” o “soberanía del consumidor” (p. 74).

11) El mercado, “es el regulador general no solo suficiente, sino ideal del proceso metabólico social” (p. 88).

12) Para este autor, el modo de reproducción metabólica dominante depende de una serie de mediaciones de primer y segundo orden (la familia nuclear, los medios de producción alienados, el mercado mundial, o el dinero).

Para Mészáros (2010), el poder del capital opera bajo lo que considera: “Una auténtica opresión” (p. 189). En este sentido, se hace eco de los planteamientos de Marx en los “Manuscritos económicos y filosóficos de 1844”, los “Manuscritos de 1861-63” en los siguientes términos:

1) El análisis del tipo de relación en el proceso de trabajo y de valorización.

2) La productividad como compulsión para producir más plustrabajo.

3) “Más aún, el capital es también productivo, al absorber dentro de él y apropiarse de los poderes productivos del trabajo social, las fuerzas sociales de la producción en general” (p. 194) (tomado de los “Manuscritos de 1861-63”).

4) Así, la ley del valor: “Aparece como impuesta por los capitalistas el uno para el otro y sobre los obreros -y por ende aparece como una ley del capital que opera tanto ante el capital como ante el trabajo” (p. 194) (tomado de los “Manuscritos de 1861-63”).

5) el autor acepta con Marx en los Grundrisse que el sistema de capital se expande mediante la “creación histórica” (p. 265) de necesidades sociales, mediante el intercambio.

Finalmente, desde el punto de vista de la transición, Mészáros (2010) se interrogó acerca de la compatibilidad de una teoría de la transición en el pensamiento de Marx. Según el autor: “Es tarea de una teoría de la transición articular las inquietudes específicas del proceso social de desarrollo, identificando con precisión sus limitaciones temporales, en el amplio marco de los principios más englobadores que guían la evaluación de cada detalle” (p. 589).

Pero Mészáros (2010), tuvo que reconocer que la proclamación de la validez general de una teoría, en este caso el marxismo, cuando en realidad tiene una validez limitada, exige la justificación de sus proposiciones sobre todo si se expone como sustento de un cambio fundamental. El no considerar esto puede agotar la apologética y condenar a la teoría a la “desorientación, desilusión y hasta el cinismo” (p. 590).

Analizando la propuesta de Karl Marx, Mészáros (2010), apeló a los Grundrisse para exponer la idea de profundización teórica y revisión constante de la teoría y expone con las palabras de Marx su programa teórico:

Es necesario desarrollar con exactitud el concepto de capital, puesto que se trata del concepto fundamental de la economía moderna, así como el capital mismo de que su concepto es la imagen reflejada, abstracta, constituye el basamento de la sociedad burguesa. La formulación precisa de las presuposiciones básicas de la relación debe sacar a relucir todas las contradicciones de la producción burguesa, así como del límite hacia donde se dirige al sobrepasar sus propios límites. (p. 590)

En conclusión, la transición al socialismo en el esquema de Mészáros (2010) parte de que al capital se le presenta un conjunto decreciente de alternativas para su subsistencia:

1) El tamaño cada vez menor del mundo controlado directamente por el capital privado en el siglo XX.

2) La magnitud de recursos requeridos para el desplazamiento de sus contradicciones, dentro de los apremios de una retribución ominosamente decreciente.

3) La saturación, en lento surgimiento, del marco global de la producción de capital rentable.

4) Las dificultades crónicas confrontadas y generadas por la creciente recaudación de impuestos necesarios para mantener en existencia a los sectores parásitos del capital, a expensas de sus partes productivas.

5) El notorio debilitamiento de la fuerza ideológica de las instituciones manipuladoras (que originalmente fueron establecidas bajo la circunstancia de la expansión económica de la postguerra y su hermano gemelo: El “Estado benefactor”) en tiempos de recesión y creciente “desempleo estructural”.

3.2. La transición venezolana al socialismo como texto de reconocimiento

En el texto del libro: La transición venezolana al socialismo, Giordani (2013) establece una serie de reconocimientos a los planteamientos de István Mészáros en Más allá del Capital. Hacia una teoría de la transición (Mészáros, 2010) y El Desafío y la carga del tiempo histórico. El socialismo del siglo XXI (Mészáros, 2008).

En el estudio de la realidad venezolana, el autor plantea un esquema temporal por etapas para dar cuenta del tránsito de la sociedad venezolana hacia lo que se denomina como socialismo. Para Giordani (2013), su esquema de transición ocurre en un país: 1) Dependiente de la renta petrolera; 2) que sufre un agotamiento de su modelo de acumulación; 3) el Estado como institución que representa el pacto básico de dominación; 4) expuesta a la denominada globalización entendida como internacionalización del capital; y, 5) en donde la mayoría de la población se encuentra aislada de “la supuesta corriente renovadora” (p. 21).

La transición tiene cuatro etapas. Un primer reconocimiento explícito se tiene en la siguiente cita: “La transición que plantea Mészáros la consideramos como un primer nivel, el más esencial. Se trata de una transición desde la sociedad donde prevalece la lógica del capital a otra donde el trabajo tenga la supremacía” (Giordani, 2013, p. 17).

Posteriormente Giordani (2013), realiza otro reconocimiento explícito a la obra de Mészáros: “Un segundo nivel de análisis de la transición, ubicado en el ámbito anterior, se da en el paso eventual de una sociedad capitalista a otra post-capitalista como plantea Mészáros que se intentó durante la experiencia soviética” (p. 18).

El autor expone un tercer nivel que consiste en el proceso de cambiar las formas de mediación política entre el gobierno y la población. Así: “La transformación se da entre formas de dominación política, preservando las relaciones entre el Estado y economía. Este tercer nivel lo ejemplificamos en el caso venezolano con lo ocurrido en 1958” (Giordani, 2013, p. 19).

Finalmente: “En un cuarto nivel de la transición ubicamos, al máximo nivel de concreción, lo que podríamos denominar como cambios funcionales, paso de un estado a otro donde no se modifiquen las relaciones esenciales del sistema social en consideración” (Giordani, 2013, p. 20).

Una vez establecido este esquema analítico de transición, el autor se preguntó ¿Cuán posible sería la implantación de una propuesta socialista de carácter hegemónico? Al responder a esa interrogante, propone que la transición debe realizarse dentro de una hipótesis emergente, y en ese sentido, apela directamente a Mészáros:

Se trata en fin de pasar de lo local y concreto hacia lo global. En esa dirección se mueve el pensamiento y la proposición que hace el autor varias veces aludido, István Mészáros en su obra Beyond Capital, cuando intenta formular unos elementos para la transformación de tipo socialista. (Giordani, 2013, p. 31)

El paso del dominio del capital al dominio del trabajo, según Giordani (2013), bajo la premisa de Marx: “De cada cual, según sus capacidades; a cada, cual según sus necesidades” (Marx, 1971, p. 24), es una situación que nada tiene que ver con la realidad en los momentos en que Giordani escribió su libro. No obstante, este autor, basado en Mészáros propuso una serie de “objetivos emancipadores socialistas” (Giordani, 2013, p. 58) tales como: 1) Trabajo con significado; 2) igualdad sustancial; 3) la distribución autodeterminada; y, 4) el debilitamiento gradual del Estado. Con relación al último objetivo planteado, basándose nuevamente en Mészáros, Giordani (2013), planteó la solidaridad y la planificación versus el mercado. En esto hace un reconocimiento explícito de Mészáros en los siguientes términos:

Depende de la coordinación voluntaria de sus actividades productivas y distributivas por quienes tienen que realizar los objetivos previstos conscientemente. Así la planificación genuina es inconcebible sin una toma de decisiones democrática sustantiva desde abajo mediante la cual se hagan factibles tanto la coordinación lateral como la integración englobadora de las prácticas reproductivas. Y viceversa. Porque sin el ejercicio conscientemente planificado y globalizadoramente coordinado de sus energías y aptitudes creadoras, todo cuanto se diga acerca de la toma de decisiones democráticas por los individuos son palabras vanas. Tan solo ambas en conjunto pueden definir los requerimientos elementales de la alternativa hegemónica socialista al orden metabólico social del capital. (Giordani, 2013, p. 60)

Desde el punto de vista económico, Giordani (2013) propuso la sustitución del “capitalismo petrolero” por el “socialismo productivo”. Esa sustitución implicaría una:

Transición que tiene en cuenta el insuficiente desarrollo de las fuerzas productivas nacionales propias de un capitalismo subdesarrollado que ha caracterizado al país en el último siglo desde la aparición del petróleo. La caracterización de un rentismo petrolero asociado a la presencia de un sistema productivo capitalista donde la extracción de plustrabajo se da por vía económica al igual que cualquier sistema capitalista, debe buscar superar las contradicciones que lo caracterizan como son las de no poder superar aquellas que configuran la crisis estructural del capital. (p. 77)

Cuando el autor hace alusión del rentismo petrolero basado de la lógica del capital. Por lo tanto, el autor hace nuevamente un reconocimiento explícito de las propuestas de Mészáros, puesto que su socialismo implica erradicar, arrancar o eliminar el capital del proceso social.

3.3. Reflexiones sobre socialismo en Venezuela y el “Desafío del Tiempo” de Mészáros

Una vez planteada la transición al socialismo por medio de la sustitución de la lógica del capital por la del trabajo, con el paso del capitalismo petrolero al socialismo productivo, Giordani (2013), presentó cuáles debían ser los desafíos de su socialismo. En este sentido, acude nuevamente a István Mészáros, pero esta vez realizando efectos de reconocimiento de su obra: El Desafío y la carga del tiempo histórico. El Socialismo en el Siglo XXI (Mészáros, 2008).

En el capítulo 9: El socialismo del siglo XXI, Mészáros (2008) plantea lo que denominó como: “Los principales objetivos y características de la transformación socialista necesaria, como principios orientadores” (p. 249). Estos objetivos y características son asumidos por Giordani (2013), lo cual implica un reconocimiento explícito. En el siguiente Cuadro 1, se muestra el “principio orientador” de Mészáros, su idea principal y el reconocimiento que hace Giordani (2013) de los principios de: Irreversibilidad, participación, igualdad sustantiva, planificación, crecimiento cualitativo en la utilización, lo nacional y lo internacional, alternativa al parlamentarismo y la educación.

Cuadro 1

Principios orientadores de Mészáros reconocidos por Giordani

Propuesta de Mészáros

Reconocimiento de Giordani

El autor habla de que las iniciativas de reforma social se han visto frustradas por lo que él llamó como “desigualdad estructural y que ha convertido el desarrollo social en una especie de fatalidad de la naturaleza. El autor sostiene que se deben elaborar correctivos y dispositivos de seguridad para hacer que un potencial nuevo orden sea irreversible” (Mészáros, 2008, p. 251).

En síntesis, Mészáros plantea la cuestión en términos de “socialismo o barbarie” (p. 252) y por eso plantea la total erradicación del capital.

La superación de la lógica del capital por la del trabajo como proceso irreversible.

Según Mészáros (2008), para que el proceso sea realmente irreversible es necesaria la plena participación de los productores asociados en la toma de decisiones en todos los niveles del control político, cultural y económico: “Porque es la única manera como las grandes masas del pueblo pueden adquirir una posición firme perdurable en su sociedad e identificarse verdaderamente con los objetivos y las modalidades de la reproducción de las condiciones de su existencia social, decidido no solamente a defenderlas de todos los intentos restauradores sino también a ampliar sus potencialidades positivas” (p. 253).

“Especie de productores que suplanten la racionalidad extractiva del trabajo y cuyo germen son las empresas de producción social, dedicadas a la producción de bienes y servicios en las cuales el trabajo tiene significado propio, no alienada y autentico, no existe división social y jerárquica del trabajo, la riqueza social es distribuida de manera autodeterminada; son entidades autosustentables, con igualdad sustantiva entre sus integrantes y están basados en la planificación participativa y protagónica” (Giordani, 2013, p. 49-50).

Para Mészáros (2008), el orden social del capital solo habla de una igualdad formal, que está estructurado de una manera profundamente injusta (p. 257-258). Este orden es difícil de erradicar por la llamada “cultura de la desigualdad sustantiva” y por eso el autor rechaza la llamada “igualdad de oportunidades y expresa: “A la larga la única alternativa defendible en este particular es una sociedad en la cual los productores asociados pueden identificarse sin reservas con los objetivos y requerimientos humanistamente gratificadores para su reproducción de sus condiciones de existencia y eso solo es posible sobre la base de la igualdad sustantiva” (p. 261).

“Como condición absoluta de sostenibilidad” (Giordani, 2013, p. 97).

Para Mészáros (2008), la planificación en su sentido más amplio constituye un integrante esencial del modo socialista de control metabólico. El autor crítico lo que denomina como la “cuantificación fetichista” (p. 263), olvidándose de los aspectos cualitativos. Es decir, “el capital subordina el valor de uso al valor de cambio, así como del tiempo con significado humano” (p. 268). De igual manera, el autor critica lo que denomina como las “violaciones burocráticas de la planificación en las sociedades postcapitalistas” (p. 269), especialmente en la Unión Soviética.

La planificación y la necesaria superación del abuso del tiempo por parte de la lógica del capital: “La planificación en su sentido pleno del término es un rasgo esencial del control metabólico social socialista, tanto en su impacto inmediato como en el lejano tiempo histórico futuro. (…). En este contexto plantearse una genuina planificación comprensiva que muestre las contradicciones y peligros realmente existentes es un reto a la construcción de la sociedad socialista” (Giordani, 2013, p. 98).

Para Mészáros (2008), la hegemonía del capital engendró valores de uso para quienes lo poseen y para quienes no lo poseen. En consecuencia, debe cambiar de manos. Así, los valores de cambio se dan primero que los de uso y expresa: “Si queremos crear un orden reproductivo social económicamente viable y también históricamente sustentable a largo plazo, en necesario alterar radicalmente las determinaciones internas autocontradictorias del orden establecido, que imponen el implacable sometimiento de la necesidad y el uso humano a la alienante necesidad de expansión del capital” (p. 274) y culmina diciendo: “Cualidades con significado humano inseparables de la necesidad” (p. 280).

“El quinto se refiere a la necesidad de revertir las relaciones mercantiles que condicionan el logro de los valores de uso para satisfacer necesidades humanas a las del valor de cambio orientadas por una acumulación del capital” (Giordani, 2013, p. 99).

En este punto Mészáros (2008), expresa: “Así, la estrategia del internacionalismo positivo significa reemplazar al absolutamente injusto – e irremediablemente conflictual- principio estructurante de los “microcosmos” reproductivos del capital (las empresas productoras y distribuidoras específicas que constituyen el “macrocosmos” abarcador del sistema), por una alternativa completamente cooperativa” (p. 299).

En este punto, el autor se refiere a: “La superación de la cuestión nacional versus el proceso de internacionalización que vive el sistema capitalista (Giordani, 2013, p. 100).

“La necesaria alternativa al parlamentarismo está estrechamente vinculada con la cuestión de la participación real. A primera vista, la diferencia principal es que ya, que la participación plena constituye un principio regulador absolutamente fundamental y permanente de las interrelaciones sociales- independientemente de lo avanzada y de lo distante que este la forma de la sociedad socialista- la necesidad de producir una alternativa estratégicamente sustentable al parlamentarismo es inmediata e ineludible” (Mészáros, 2008, p. 308).

“La necesaria reunificación de la esfera política y la reproducción de tipo material que pasa por la superación de la vía parlamentaria la cual se ha constituido en un espacio privilegiado para el reformismo socialdemócrata, fuera del campo de acción de la lógica del capital en su sentido extraparlamentario, de ahí de vitalizar las asambleas constituyentes, realidad del orden establecido” (Giordani, 2013, p.102).

“El papel de la educación es crucial en este respecto. Porque, por una parte, es necesario poner a la luz- mediante el poder desmitificador de la educación socialista- el carácter apologético de la cultura por tanto tiempo establecida de la desigualdad sustantiva, en todas sus formas, a fin de poner más cercana la realización de la única relación humana permanentemente sustentable de la igualdad sustantiva en el orden global históricamente cambiante. Y por otra parte la intervención positiva de la educación en la construcción de las vías para contrarrestar exitosamente la dominación global del capital, mediante el establecimiento de las formas de solidaridad socialista organizacionalmente viables…” (Mészáros, 2008, p. 354).

“El octavo reto planteado por Mészáros se refiere a la educación como aquella actividad que enfrentan los individuos en sus históricas circunstancias orientado al cambio radical estructural abierto en el tiempo, no como una mera utopía social ideal, pero si como conciencia verdadera de los retos que se le presentan a los individuos como la conciencia socialista del desarrollo en curso de la historia en su presente vivido y el de las posibilidades de la transformación posible” (Giordani, 2013, p. 105).

Fuente: Elaboración propia, a partir de Mészáros (2008); y, Giordani (2013).

3.4. Algunas premisas discursivas de la transición venezolana al socialismo

Tanto Giordani, como Mészáros parten de las siguientes premisas en la transición del control metabólico del capital al orden de reproductivo social alternativo:

1. El sistema capitalista es el “sistema del capital” (Mészáros, 2008), que es un “orden metabólico social”. Aquí, el adjetivo metabólico es la metáfora que asumen los dos autores citados para significar el proceso en que un conjunto de materiales y energía obtenidos por la relación dialéctica hombre-naturaleza se convierten en valores económicos, que circulan en una serie de conductos que se traducen en flujos que vinculan a los diferentes agentes económicos y actores sociales dentro de un sistema económico particular y un sistema social en general. Esos procesos implican un conjunto de relaciones a lo largo del tiempo de tipo cultural y social que caracterizan las relaciones de propiedad, de producción, de distribución y de generación de condiciones de reproducción del sistema económico, en particular, para garantizar su viabilidad en el tiempo.

2. Ese “orden metabólico social”, basado en la hegemonía de la lógica del capital ha sido una poderosa fuente de “succión” del plustrabajo y en consecuencia es un orden generador de desigualdades, alienación y en definitiva de degradación y pobreza en los lugares donde ha ejercido su hegemonía.

3. Por ser un orden metabólico calificado como perverso, debe ser abolido. En ese sentido, Mészáros (2008) expresa:

Lo que es preciso abolir no es nada más la sociedad capitalista clásica, sino el dominio del capital como tal. [Al respecto, el autor antes mencionado va más lejos:] (…) el ejemplo soviético demuestra que no basta con expropiar a los expropiadores: hay que extirpar de raíz la dominación del trabajo sobre la cual descansa el dominio del capital. (p. 18)

Es decir, se considera moralmente aceptable la expropiación de los medios de producción y se excluye toda posibilidad de un sistema de economía mixta al estilo de la socialdemocracia, por cuanto más temprano que tarde conduce al “neoliberalismo” (Mészáros, 2008, p. 19).

4. De acuerdo al punto anterior, la única alternativa al subdesarrollo o la pobreza material de las sociedades es el socialismo, especialmente el de Mészáros (2008) o el de Giordani (2013).

5. También se asume la idea de que ya no es el proletariado la “clase vanguardia”. Obviamente, como se demostró más arriba para Venezuela y quizá muchas naciones subdesarrolladas, el proletariado es una minoría. En tal sentido, el grupo social de “vanguardia” podrá ser primordialmente los “pobres” sujetos a la “lógica del capital”. Lo anterior, también implica que independiente del Estado, de las relaciones sociales, de producción con relación a las fuerzas productivas, se justificará la necesidad de un cambio al socialismo.

6. La transición al “socialismo” en el mundo occidental o en Venezuela, se asume como una “necesidad histórica”. Es decir, se asume que la transición es un cambio de los mecanismos de participación, los valores, normas, reglas e instituciones de forma apodíctica y excluyente al menos de actores tales como la socialdemocracia o los partidos considerados como burgueses.

3.5. Algunas reflexiones para concluir

En el estudio de los efectos de reconocimiento de la obra de István Mészáros (2008); y (2010), por parte de Giordani (2013), se observa lo siguiente:

a. Se presenta al socialismo como un estado de cosas que siempre debe surgir en las sociedades con grandes padecimientos independientemente del estado de desarrollo de sus fuerzas productivas. En este sentido, ambos autores hacen una nota de reconocimiento de Marx y Engels (1974), en donde afirman que el comunismo es el “movimiento real que anula y supera al sistema de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente” (p. 37)(7). En este sentido, Mészáros y Giordani, al igual que los fundadores de materialismo dialéctico, presentan el proceso social y su “cambio” como algo apartado de la teoría, como algo “prefabricado” (Kelsen, 1982, p. 179), cuando en realidad la observación de los fenómenos de la sociedad se hace desde determinada teoría (Toulmin, 1967; Hanson, 1972), lo que se conoce como materialismo histórico, que es una concepción de la historia que se contrapone, por ejemplo, a los planteamientos de Friedrich Wilhelm Hegel.

b. Sin embargo, a pesar que el proceso social se presenta como aparentemente aislado de teoría, en aspectos como la jurisprudencia, según Kelsen (1955):

Marxian “science” in general, and Marxian science of law in particular, is indeed characterized by the fact that it takes its stand upon the point of view of the worker class, hostile to the class of capitalist, for it is consciously and intentionally built up as an instrument in the fight of worker class against the capitalist class. (p. 74)

Algo que en el socialismo propuesto por Giordani (2013) es una posibilidad, pero no sería una hostilidad desde el proletariado, sino desde el gobierno, puesto que el proletariado en Venezuela es realmente una minoría.

c. No obstante, a diferencia de Marx y Engels, Mészáros y Giordani, en algún momento se apartan del contenido “científico” que proclama el marxismo y prescriben que la salida del capitalismo y en concreto del modelo venezolano es el socialismo que denomina, Giordani (2013), como “productivo”. Es decir, se pasa de una aparente lógica de la descripción, del dar cuenta de fenómenos sociales (el de establecer leyes inexorables, estrictas), a establecer más afirmaciones de carácter prescriptivo y sugerir leyes de carácter no estricto e interferibles (Diez y Moulines, 2008).

d. Un aspecto curioso de las propuestas de Giordani (2013), cuando habla de “socialismo productivo”, es que se supone que el sistema económico socialista en sí es productivo, que enfatiza la elaboración de productos. Es decir, predicar el “socialismo productivo” es una redundancia, pero que reconoce que hay sociedades que no han llegado al estado de desarrollo de fuerzas productivas para pasar, por ejemplo, de la agricultura a la transformación industrial. En otras palabras, implícitamente, se admite que hay sociedades que son contraejemplo, a posteriori, de lo que plantea el materialismo histórico; sin embargo, se sigue promoviendo “el socialismo” como etapa superior a la economía capitalista, apelando a afirmaciones moralistas o quizá más grave, prescribiendo lo que la realidad debe hacer para asumir el “socialismo”.

e. Tanto Mészáros (2008); (2010); como Giordani (2013), no se percataron de tres cosas: 1) Que Marx tuvo que reconocer que en el corto plazo los precios están determinados por la oferta y la demanda y en consecuencia que podrían desviarse de la “cantidad de trabajo socialmente necesaria”; 2) en el largo plazo el precio de una mercancía se puede desviar sistemáticamente de su valor-trabajo dado a las diferentes intensidades de capital constante que asumen las empresas (el problema de la transformación) (Sweezy, 1942; Samuelson, 1971; Baumol, Samuelson y Morishima, 1974); y, 3) Marx no precisó lo que son los bienes de subsistencia que permitirían reproducir a la fuerza de trabajo, se aclaró si son medios físicos de subsistencia o normas de consumo de aceptación social.

f. Por otra parte, el hecho de que estos autores no hayan propuesto una teoría marxista del dinero diferente a la de Marx, basada en Tooke y Newmarch (2011), significa que en este sentido, en el sistema económico de Mészáros-Giordani seguirá la separación entre precio y valor. Es decir, no se hace ningún avance sustancial en el tema del valor y el dinero, siguen siendo anticuantitativistas.

g. Finalmente, No solamente desdeñan los aportes que en el “socialismo real” y en particular el de la Unión Soviética y sus aliados han hecho a la historia de los hechos económicos, sino que también desdeñan los aportes del “socialismo de mercado”. En este sentido, Mészáros-Giordani no se ocuparon de la crítica del primer intento de una generalización teórica de las experiencias de la economía soviética con la obra de José Stalin “Problemas Económicos del Socialismo en la URSS” (Lange, 1976); o de los aportes de autores tales como: Ward (1958); Kornai y Liptak (1962; 1965); Bergson (1967); y, Vanek (1970).

Conclusiones

En resumen, se puede plausiblemente exponer que los reconocimientos discursivos realizados tanto por Mészáros, como por Giordani, no desembocan en una mejora de carácter teórico-práctico de los aportes de los autores por ellos estudiados. En su lugar, se hacen propuestas con nombres llamativos de políticas públicas, pero sin un contenido concreto y efectivo.

Por otra parte, tampoco elaboraron una propuesta viable para resolver el “problema de la transformación”, sino que la política económica y en concreto la política monetaria adoptada en, por ejemplo, Venezuela, derivó en una especie de “nuevo charlatismo” (Kant, 1994), en donde se acepta que el sistema de moneda de curso legal es preferible al sistema de dinero-mercancía y en donde la expansión de las empresas que darán origen al “socialismo productivo” podrán financiarse con recursos que el propio gobierno emite.

Por tanto, esos reconocimientos han desembocado en un abandono progresivo y tácito de las principales ideas económicas del marxismo clásico, pero también del llamado “socialismo de mercado” y se ha evolucionado hacia un tipo de políticas públicas de: Reparto de subsidios, programas de asistencia social y de nacionalizaciones del aparato productivo. Todo lo anterior con cargo al gasto público basado en la renta petrolera, endeudamiento y emisión monetaria. Las consecuencias de estas políticas en la práctica se han traducido en volatilidad en el crecimiento económico, aceleración sin precedentes de la inflación y una gestión fiscal insostenible.

Notas

1En el Manifiesto Comunista, Marx y Engels (2009), la sentencia sobre la primacía del proletariado es clara: “De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía, solo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria” (p. 77).

2 Para Searle (1994), en la concepción de los actos de habla de John Austin, el lenguaje también sirve para aseverar y preguntar, ordenar y suplicar; pero también diagnosticar, interpretar, degradar, perdonar, prometer, apostar, dar garantías, bautizar, protestar, dar la bienvenida, repudiar, referir, presuponer o postular, entre otras tantas acciones más.

3 Cuando se asume que el discurso es una cadena de actos de habla (Niño, 2002), se está de acuerdo con Van Dijk (1980), que un discurso es un macroacto de habla que resulta de la realización de una secuencia de actos de habla linealmente conectados.

4 Para Foucault (2002), las reglas de formación discursiva parten de la delimitación de las superficies de emergencia del objeto, su delimitación y su tipología, y debe tomar en consideración las relaciones económico-sociales de los acontecimientos puestos en el texto. Por su parte, las estrategias implementadas en un discurso toman en consideración los puntos de ruptura de los acontecimientos (puntos de difracción), los puntos de compatibilidad con otros acontecimientos, los puntos de equivalencia con objetos que condensan objetivos diferentes, sus puntos de enganche, o la constelación discursiva a la que pertenecen. La estabilidad discursiva depende, según este autor de: La competencia discursiva y “las formas de dispersión anónimas”; esto último, principalmente por medio de métodos de transferencia de un campo de aplicación a otros (de lo económico a lo político) o de métodos de redistribución.

5 Para Verón (2009), las prácticas sociales determinan la producción del sentido y estas, a su vez, son “el fundamento de lo que corrientemente se llama las representaciones sociales” (p. 126). El texto de Mato (1991), se basa en un ensayo de Eliseo Verón que el mencionado autor obtuvo como fotocopia en la que no constaban ni fecha ni lugar de publicación, por lo que, en su artículo de 1991, el de Eliseo Verón, aparece identificado sólo por su título “La Semiosis social” y la indicación “fotocopia, s. f., s. i”.

6 Según Balestrini (2009), es el producto de las prácticas sociales y está relacionado, por una parte, con la dirección de las conductas de los actores sociales y por otra, con una lógica o sistema de representaciones (valores, códigos, registros, lenguajes) y que garantiza la reproducción de las condiciones existentes de las prácticas sociales.

7 Esa premisa es: “Debemos comenzar señalando que la primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de toda historia, es que los hombres se hallen, para “hacer historia”, en condiciones de poder vivir” (Marx y Engels, 1974, p. 28). Es decir, la producción de medios indispensables para satisfacer sus necesidades

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