Revista de Ciencias Sociales (RCS)
Vol. XXXI, Número Especial 11, enero-junio 2025. pp. 589-599
FCES - LUZ ● ISSN: 1315-9518 ● ISSN-E: 2477-9431
Como citar: Aaron, L. M., López, J. D. R., y Chinchia Álvarez, A. (2025). Del analfabetismo funcional a la alfabetización crítica: Incidencias sobre el adulto mayor. Revista De Ciencias Sociales, XXXI(Número Especial 11), 589-599.
Del analfabetismo funcional a la alfabetización crítica: Incidencias sobre el adulto mayor
Aaron Zubiria, Lili María*
López Contreras, Janeka del Rosario**
Chinchia Álvarez, Argelia***
Resumen
El analfabetismo es un problema multidimensional, que afecta las capacidades de los individuos y de la comunidad, reflejando la ineficiencia de las políticas sociales. En virtud de lo anterior, el artículo analiza la evolución del concepto analfabetismo funcional hasta llegar a la alfabetización crítica, con un enfoque liberador y centrado en la humanización de los individuos. La investigación se desarrolla bajo los lineamientos del paradigma cualitativo, utilizando el método de exploración documental. Entre los principales hallazgos se destacan las distintas formas de asumir el analfabetismo y los programas de alfabetización, centrados inicialmente en la lectura, escritura y cálculo básico, pasando por la alfabetización tradicional de adultos, con un enfoque centrado más hacia los individuos, hasta llegar a la educación liberadora, que emplaza a la transformación de los escenarios sociales, respetando la cultura, la experiencia y la tradición en la que se desenvuelven los alfabetizandos. Se concluye que la alfabetización crítica trasciende la adquisición de habilidades memorísticas, convirtiéndose en un proceso de humanización continua, de participación social y de expresión de los derechos humanos.
Palabras clave: Analfabetismo; alfabetización; educación de adultos; pedagogía crítica; transformación social.
* Magister en Gerencia de Proyectos de Investigación y Desarrollo. Especialista en Sistemas de Calidad y Auditorías de Servicios de Salud. Trabajadora Social. Docente Ocasional Tiempo Completo de la Facultad Ciencias Sociales y Humanas en la Universidad de La Guajira (Uniguajira), Villanueva, La Guajira, Colombia. E-mail: lmariaaron@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4105-0541
** Doctora en Humanidades mención Educación. Magister en Gerencia del Talento Humano. Magister en Familia e Intervención Familiar. Especialista en Gerencia de los Recursos en Salud. Trabajadora Social. Docente de Planta de la Facultad Ciencias Sociales y Humanas en la Universidad de La Guajira (Uniguajira), Villanueva, La Guajira, Colombia. E-mail: jrlcontreras@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7689-8166
*** Magister en Gerencia de Recursos Humanos. Trabajadora Social. Docente Ocasional Tiempo Completo de la Facultad Ciencias Sociales y Humanas en la Universidad de La Guajira (Uniguajira), Riohacha, La Guajira, Colombia. E-mail: achinchia@uniguajira.edu.co ORCID: https://orcid.org/0009-0008-8708-1806
Recibido: 2024-12-31 • Aceptado: 2025-03-19
From functional illiteracy to critical literacy: Impacts on older adults
Abstract
Illiteracy is a multidimensional problem that affects the capabilities of individuals and communities, reflecting the inefficiency of social policies. Based on the above, this article analyzes the evolution of the concept of functional illiteracy to critical literacy, with a liberating approach focused on the humanization of individuals. The research is conducted under the guidelines of the qualitative paradigm, using the documentary exploration method. Among the main findings are the different ways of addressing illiteracy and literacy programs, initially focused on reading, writing, and basic arithmetic, moving through traditional adult literacy, with a more individual-centered approach, to liberatory education, which calls for the transformation of social settings, respecting the culture, experience, and tradition in which those learning to read and write operate. It is concluded that critical literacy transcends the acquisition of rote skills, becoming a process of ongoing humanization, social participation, and the expression of human rights.
Keywords: Illiteracy; literacy; adult education; critical pedagogy; social transformation.
Introducción
El tema de la atención al adulto mayor ha venido en crecimiento en los últimos tiempos, considerando diversas aristas y multitud de problemáticas. Estudios recientes en esta materia resaltan la relevancia de aproximar al adulto mayor hacia las tecnologías, con el fin de que estos puedan adquirir las habilidades necesarias para su implementación en la vida diaria y como fortalecimiento a los procesos cognitivos y a la alfabetización digital (Supanta-Paucay y Díaz-Ramírez, 2020). Asimismo, se ha destacado la relevancia de la inclusión del adulto mayor en las estructuras organizacionales, como fuente de experiencia e indispensable para alcanzar metas y objetivos, siendo sinónimo de empoderamiento y de cambio en la concepción y visión del adulto mayor (Reséndez et al., 2023).
En lo tocante al tema de la alfabetización, se ha hecho énfasis en los desafíos que presenta la academia para subvertir este problema, así como en la necesidad de afrontar las lenguas extranjeras como nuevo mecanismo necesario para la alfabetización (Castañeda, 2024). De igual forma, se destaca la necesidad del conocimiento contextual y geográfico, del deterioro de la vida y del sistema ecológico, como nuevas formas de complementar la alfabetización y la concienciación del adulto mayor (Santiago, 2024).
Por otra parte, sigue presentándose como un desafío y como un quiebre al derecho humano a la educación inclusiva (Delgado et al., 2022; Díaz-León et al., 2024), que afecta a gran parte de la población, principalmente a los adultos mayores, que enfrentan barreras adicionales y desplazamiento de las condiciones dignas de su desenvolvimiento en la sociedad, afectando su capacidad crítica, restringiendo la conexión con el entorno y la posibilidad de la transformación social. En virtud de lo anterior, esta investigación analiza la evolución del analfabetismo funcional hasta llegar a la alfabetización crítica, que presenta un enfoque liberador y centrado en la humanización de los individuos, especialmente en el adulto mayor.
De esta manera, se hace un reconocimiento a las formas de alfabetización no alienadas ni alienantes, que procuran las mejoras de los individuos, centrados en la pedagogía del diálogo, del constructivismo (Sánchez-Chero et al., 2024), sirviendo de potencial elemento de integración social. Es así como la investigación centra especial atención en tres aspectos fundamentales: El analfabetismo funcional, la alfabetización tradicional de adultos y la alfabetización crítica.
1. Metodología
El diseño de investigación se enmarca en el paradigma cualitativo, orientado hacia el descubrimiento, comprensión y explicación profunda de la realidad. De acuerdo con Ramírez-Elías y Arbesú-García (2019), la investigación cualitativa se centra en los significados y acciones realizadas, constituyendo un campo que amalgama diversas disciplinas y áreas de conocimiento. Se fundamenta en un enfoque interpretativo de la realidad, lo que significa que los resultados se conectan con lo observado, generando una interpretación propia del objeto de conocimiento.
Este tipo de investigación se enfoca en la interpretación de fenómenos a través de apreciaciones personales, obtenidas mediante la confrontación de criterios de diversas fuentes bibliográficas. En este sentido, la investigación se sustenta en la técnica de exploración documental, la cual se dedica a recopilar, seleccionar y catalogar información de documentos, libros, revistas y otros materiales bibliográficos pertinentes.
Para la selección de información, se utilizaron repositorios académicos de reconocido prestigio, tales como Scopus, Scielo, Dialnet, RevicyhLUZ, Google Académico. La búsqueda incluyó palabras clave como analfabetismo, alfabetización, alfabetización funcional y alfabetización crítica. Una vez recopilada la información, las fuentes se seleccionaron según su pertinencia y relevancia para el proceso de investigación, resultando en el artículo presentado.
Asimismo, se incorporan los postulados teóricos de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y los constructos teóricos esenciales de la pedagogía crítica de Paulo Freire, lo que deja en evidencia la capacidad liberadora de la alfabetización y la posibilidad de coordinar acciones políticas antihegemónicas, en procura de mejoras en la calidad de vida de los individuos (Soto et al., 2021).
2. Resultados y discusión
2.1. Analfabetismo funcional
El analfabetismo es un concepto complejo y multidimensional; abarca las capacidades individuales, pero también la ineficiencia política y la de pauperización de la vida, que lleva a las comunidades a este estado. Tradicionalmente, los grados de analfabetismo solían medirse de acuerdo con la carencia de los individuos para identificar, interpretar, entender, comunicar y calcular, utilizando textos escritos o impresos, tanto en una educación formal como no formal.
Con el paso del tiempo, se aceptó que el analfabetismo provoca estados de vulnerabilidad en el adulto mayor, puesto que, impide un adecuado desenvolvimiento en los entornos sociales, que requieren capacidades mínimas de alfabetización para afrontar la cotidianidad. Por ende, el analfabetismo es consecuencia de la violación a los derechos humanos, de ampliación de las desigualdades sociales, que impide a los individuos conectar el saber con el trabajo, la cultura y la ciudadanía. Se trata de un problema social, cuyos efectos trascienden lo individual y se convierte en un problema colectivo (Aarón et al., 2022).
Por esta razón, las inquietudes en torno al analfabetismo tuvieron sus orígenes en la década de los años treinta del siglo XX, cuando en Estados Unidos se percibió cierta incapacidad de los individuos de hacer frente a las exigencias cotidianas, referidas al acto de leer, escribir y calcular, lo que dejaba en evidencia que un gran número de individuos adultos no había tenido acceso a la educación formal o al menos a sus primeros tres años. Empero, las exigencias para medir esta problemática tuvieron su evolución, al llegar a señalarse la necesidad de que todo individuo debía escolarizarse, concluir la primaria o completar seis años de escolaridad, sino era considerado un analfabeto funcional (Fregoso-Peralta y Aguilar-González, 2013).
De este modo, se ha definido el analfabetismo funcional como la carencia de un individuo para hacer uso de habilidades de lectura, escritura y cálculo de manera efectiva, que pueda ser aplicado a su entorno y realidad social, pudiendo ser empleadas a lo largo de su vida. No sólo se trata de reproducir sonidos, letras o números, sino de aplicarlos a entornos prácticos y significativos.
En concordancia con lo anterior, la UNESCO afirma que la alfabetización se ha convertido en un derecho humano y un medio requerido para el progreso individual y colectivo. Esta ha sido una tarea asumida por este organismo internacional desde el año 1949, cuando Jaime Torres Bodet, señaló la importancia de la erradicación del analfabetismo, siendo esta una forma moderna de esclavitud, que niega a los individuos el acceso a la libertad y a la igualdad de oportunidades materiales (Markelova, 2021).
En este período postguerra, el analfabetismo se convirtió en un tema central para la UNESCO, puesto que, en la década de su fundación, casi la mitad de la población adulta a nivel global era analfabeta, con acentuación en diversas regiones, como Malawi, donde la tasa de analfabetismo superaba el 90% e incluso, en regiones céntricas de Europa, esta realidad era innegable. De esta manera, en el año 1959 se amplía la definición de alfabetización a la capacidad de leer con discernimiento y escribir de forma breve y sencilla, aspectos vinculados a su vida diaria (UNESCO, 1959).
Más adelante, en el año 1965, este organismo vuelve a reformular la visión tradicional de la alfabetización, indicando que, para considerar alfabetizada a una persona, esta necesita poseer los conocimientos elementales que le permitan emprender actividades que le vinculen a un grupo o comunidad determinada, poseyendo el dominio suficiente de la lectura, escritura y matemática, para que sus conocimientos sean de provecho social (George, 2019). El enfoque de la UNESCO estuvo vinculado a la formulación de proyectos, con inversión cuantiosa en recursos humanos y tecnologías de punta, asumiendo que el analfabetismo no era sólo no saber leer y escribir, sino la falta de habilidad para aplicar dichos conocimientos a la vida práctica, contribuyendo a la resolución de conflictos sociales.
Para la década de los años sesenta, la UNESCO asume la alfabetización como la adquisición de conocimientos teóricos y prácticos, que permiten emprender actividades para el progreso individual y comunitario, que incluye el dominio de la escritura, la lectura, la aritmética y la articulación de dichos conocimientos con las problemáticas locales. En esta definición inicial aportada por la UNESCO, se deja ver la notable influencia que tiene el contexto sobre la alfabetización de adultos, considerando que más que una alfabetización elemental, se persigue una alfabetización funcional.
Sin embargo, las formas de catalogar el analfabetismo han evolucionado en el tiempo, respondiendo a los diversos niveles de dificultad y de adquisición de la competencia en lectura y escritura. Esta medición ha sido realizada por diversos organismos internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre otros, que contemplan la definición de analfabetismo y su contraparte, la alfabetización, es necesario integrar nuevas dimensiones, los desafíos sociales, económicos y los impactos que estos generan sobre la población, especialmente sobre los adultos, que mantienen mayores índices de exclusión para la alfabetización.
Entendido así, el concepto de alfabetización evoluciona desde los inicios de la UNESCO a la década de los años sesenta, cuando, por medio de la Conferencia de Teherán, se introdujeron variables adicionales al concepto de alfabetización, ligándose al concepto de desarrollo y de educación permanente. Sin embargo, el desarrollo perseguido se alineaba a los intereses emergentes del capitalismo, lo que derivó en diversos problemas y debates significativos, al afirmar que este enfoque estaba centrado en los objetivos económicos y podría descuidar otros aspectos integrales del desarrollo humano (Infante y Letelier, 2013).
De esta manera, nacen los programas colaborativos en entidades específicas, como Italia, Irán, Nicaragua, Afganistán, entre otros, la tasa de analfabetismo en adultos había descendido, además de propiciar el acceso a la escolarización formal, siendo un avance significativo, con importantes logros desde la década de los años noventa del siglo XX, hasta el año 2016, aproximadamente. Empero, en la actualidad aproximadamente 63 millones de adultos no saben leer ni escribir, hecho que es agudizado dentro de la población femenina.
En términos porcentuales, casi el 50% de la población de jóvenes y adultos carece de conocimientos básicos de alfabetización o matemáticas. En África Subsahariana, un 27% de la población es analfabeta; mientras que, en Asia Oriental, el 10% y en África Septentrional, el 9%. En América Latina y el Caribe, estos índices son significativamente más bajos, con un 4% de la población que carece de alfabetización (UNESCO, 2025).
Si bien esta realidad se presenta en todas las edades, los efectos del analfabetismo sobre la población adulta son variados, siendo el principal de ellos el crecimiento de las desigualdades sociales, lo que obliga a esfuerzos conjuntos para el desarrollo de políticas públicas que garanticen la alfabetización a los sectores vulnerables. Por tanto, la lucha contra el analfabetismo es una tarea continuada, de colaboración e interacción de los organismos internacionales y de los organismos locales, que emplaza a devolver a la educación un rol activo en el desarrollo de los pueblos.
2.2. Alfabetización tradicional de adultos
La alfabetización tradicional es definida por Peña (2016), como la enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura, enfocada en un modelo conductista, cuyo método era alfabético; en otras palabras, el docente comienza por enseñar las letras y la construcción de sílabas que podían darse para formular palabras, siendo un proceso lento, especialmente para personas adultas que, además de la alfabetización, llevaban a cabo diversas actividades. En este orden de ideas, la comprensión de la realidad, de lo leído y de lo escrito era ajeno a la enseñanza; no se pregunta, no se interpela, no se entra en contacto dialógico entre docente, educando y el entorno social, sino que la educación y la alfabetización se convertían en un acto memorístico, efímero, de repetición, de adiestramiento para la prevalencia de patrones sociales.
Lo anterior, representa una visión instrumental de la alfabetización, que exigía cumplir con cierto tiempo en grados académicos para llegar a ser catalogado como alfabetizado. Si bien los Estados presentaban los proyectos de alfabetización como una necesidad social, los mismos no contaban con una visión de igualdad, de dignificación de la condición humana, no se alineaban a la visión de los derechos humanos, sino que se constituía en instrumento de opresión.
En la perspectiva de Flores-Davis (2016), la alfabetización de adultos es una práctica de convivencia, que va en doble dirección, donde el educador y educando aprenden recíprocamente. Esto hace que la alfabetización se comprenda más allá de los límites de los lineamientos del alfabetismo funcional. Por ende, se ha de reconocer la dimensión epistemológica, axiológica y antropológica de la alfabetización, puesto que, educar a personas adultas contempla la interrelación con la cultura, sus intereses, experiencias y apegos emocionales.
Al respecto, se toman en consideración los conocimientos previos, los intereses, los ritmos de aprendizaje, resaltando la relevancia del vocabulario y de los signos utilizados para la escritura. Como puede apreciarse, esta perspectiva contempla las diferencias entre la alfabetización de adultos y la alfabetización tradicional infantil, al conectar los intereses y necesidades con el acto de leer y escribir. No obstante, se reconoce la existencia, en cierta medida, de condicionamiento epistemológicos y políticos que centran el proceso de alfabetización en los intereses fijados por las políticas educativas.
Si bien se reconoce la relevancia de la formalidad y de la academia, las personas adultas, principalmente el adulto mayor, prefiere un proceso de alfabetización dialógico, centrado en la palabra, en la conversación, en la oralidad, en el encuentro con la cultura y con la alteridad, donde la toma de decisiones con respecto al propio aprendizaje es fundamental. De esta manera, se define la relación entre el educador y el educando, como un proceso de co-construcción del conocimiento, donde prevalece el respeto, la equidad y la autonomía cognitiva (Flores-Davis, 2016).
En síntesis, este proceso de construcción de conocimientos dista de los enfoques tradicionales, convirtiéndose en un proceso liberador y de transformación social (Pastor, 2022). Funge como un acto de co-construcción de conocimientos y de ampliación de las posibilidades de convivencia. Al adecuarse a los intereses y ritmos de los educandos, fomenta una actitud dialógica, inclusiva y de interconexión unos con otros, lo que promueve la autonomía cognitiva, fijando las pautas para una educación humanizada.
2.3. Alfabetización crítica
La alfabetización es un proceso social, cuya influencia es determinante para el desarrollo del conocimiento. Se comprende como un derecho inalienable, que sólo puede alcanzarse por medio de la participación democrática activa, lo que significa el encuentro del analfabeto con la oralidad y la lengua escrita.
En la posición de Contín (2011), la alfabetización adopta múltiples significados y diversas posturas de acuerdo con la ideología política presente. Se encuentra arraigada a la cosmovisión y a la percepción educativa que predomina en el entorno. En consecuencia, la alfabetización tiene un carácter intrínsecamente social, que puede ser aprovechado para la liberación de los educandos o para perpetuar las relaciones de poder.
Lo que no puede omitirse, es que la alfabetización es un proceso histórico, ubicado en un tiempo determinado, donde el analfabeto tiene la posibilidad de entrar en contacto con distintas prácticas sociales, beneficiosas o alienantes. Por esta razón, la pedagogía crítica, insta a asumir un camino liberador, transformador, haciendo uso de los recursos disponibles para que, más allá de los textos, el alfabetizando pueda reconocer su lugar dentro del entramado social.
Para Martínez et al. (2014), de las concepciones tradicionales de analfabetismo funcional, han surgido una serie de planteamientos y estrategias que tienen como fin promocionar la articulación de la lengua escrita y la lectura con la cultura de los pueblos. Esta iniciativa tiene sus raíces en 1958, cuando la UNESCO señaló que los procesos de alfabetización debían conectar las habilidades básicas de lectura, escritura y matemáticas a distintos escenarios sociales.
No obstante, el desarrollo de los planes de alfabetización continuó llevándose a cabo mediante procesos alienantes y enajenantes, que reducían el acto de leer y escribir a la memorización de grafías y de sonidos, sin considerar la aprehensión de los contextos sociales. Es así que la alfabetización ha sufrido importantes transformaciones, que van desde la posibilidad de responder al qué o simplificar la alfabetización a la lectura, escritura y matemática, pasando por el para qué, que denota una intención ontológica de encuentro con la realidad, hasta llegar al quién, que contempla al individuo, sus necesidades, contexto social, desarrollo histórico, convirtiendo todo su contexto en vínculos determinantes para que el leer, escribir y realizar operaciones matemáticas tengan sentido crítico (Martínez et al., 2014).
Estas premisas sirvieron de base para la pedagogía crítica, cuyo máximo representante fue el filósofo brasileño Paulo Freire (1921-1997), en cuyos postulados teóricos definía la educación como un proyecto político, cuya finalidad era solventar las necesidades reales y tangibles de las clases oprimidas. Como tal, establece una crítica a la concepción bancaria del saber, a los condicionamientos de opresión y de alienación de la alfabetización de adultos, que responde a ideologías excluyentes, pensadas para dar continuidad al orden social establecido (Alvarado, 2024).
La propuesta de Freire tiende hacia la transformación de las estructuras sociales, mediante una educación pensada para la libertad, para el diálogo crítico, para el encuentro de los educandos con lo social y lo comunitario, como un proceso activo de empoderamiento, de emancipación plena, incluyente y humanizadora. En esencia, procura redefinir al hombre y con ello superar las contradicciones impuestas por la sociedad, sin dejar de lado la relevancia del encuentro entre los individuos, el entorno y la palabra (Suárez, 2023).
Dentro de la pedagogía crítica de Freire (2009), la alfabetización de adultos es determinante para el progreso social, puesto que es una forma clara de generar bienestar, calidad de vida y de otorgar capacidad crítica para afrontar el mundo y la vida. Al respecto, considera que el analfabetismo es un problema humano, que no puede ser afrontado de forma alienante; es decir, como una enfermedad que tiene que ser erradicada, sino como un fenómeno social que distancia al pueblo de su realidad histórica y afecta negativamente su desenvolvimiento, alejándole del ejercicio pleno de sus derechos.
El analfabetismo no es una condición que se dé por libre elección, sino por una serie de circunstancias políticas, sociales, culturales, que han desplazado al hombre del derecho a la educación. En medio de una cultura letrada, el analfabeto no tuvo la posibilidad de aprender a leer y escribir, como una negación al derecho a la educación, como una imposición que mantiene domesticada a la sociedad, lejos del cuestionamiento de sus condiciones de vida. Empero, contempla Freire (2009), la tradición oral de una serie de comunidades y de pueblos, han presentado resistencia a la alfabetización; puesto que las formas alienantes de presentarla han sido restrictivas, lo que hace que las comunidades se aparten de la posibilidad de subvertir los niveles de analfabetismo,
La alfabetización no se trata de depositar palabras, sílabas y letras en los adultos, sino enseñar a construir la palabra, que se conecta con lo ontológico y epistemológico, con la capacidad de reconstruir la sociedad desde sus dimensiones históricas. Como tal, las palabras pierden cualquier significado mágico, sin significado ni contenido para el analfabeto, que distorsiona su conexión con el mundo, dando un sentido mesiánico al proceso de alfabetización, cuya finalidad es la salvación de tal vergonzosa enfermedad
En este proceso, el alfabetizando se distancia de este repudio social y se convierte en constructor de su propio conocimiento, de su realidad, de las interacciones que surgen con la alteridad; de esta manera, la resolución al analfabetismo es un tema humanístico, de liberación de la concepción bancaria de la educación y de los instrumentos domesticadores de la educación. Freire (2005), enfatiza que los modos tradicionales de alfabetización, así como los textos de instrucción se constituyen en elementos de opresión y de marginación social, pues no contemplan la experiencia existencial del adulto.
En este proceso, los analfabetos adultos son obligados a adoptar una actitud de docilidad y de sumisión sin que la educación entre en contacto con la realidad, de manera que son convertidos en seres pasivos y dóciles, recibiendo insumos epistemológicos alienantes de la cual, en la perspectiva de Freire, no puede resultar ninguna instrumentación para la transformación ontológica de la realidad. Con ello, la pedagogía crítica introduce un cuestionamiento al significado del proceso de alfabetización, puesto que, para el analfabeto adulto, constituido esencialmente por la clase trabajadora, las formas tradicionales de enseñanza no conducen a la ruptura con las tensiones suscitadas por el entorno social.
En tal sentido, se da una desconexión con lo ontológico, con lo existencial, con la realidad fenoménica de los educandos, lo que significa una negación al derecho a la educación crítica, como elemento transformador de la sociedad. Como resultado, la alfabetización de adultos presenta un falso humanismo, que mantiene en posición de sujeción a las masas sociales, al asumir que la enseñanza es una dádiva, pero que se encuentra alejada y en desconexión con los procesos históricos, políticos y sociales.
Es así como la alfabetización no se sustenta solo en procedimientos mecánicos, en la memorización silábica, sino que parte de una concepción crítica del mundo, de una conexión con los derechos sociales y de una visualización de una realidad que ha de ser transformada, lo que significa que la negación de la alfabetización al adulto, es sinónimo de negación de los derechos humanos, de la libertad de expresar y comunicar libremente sus palabras. El acto de aprender a leer y a escribir, no es repetición, es acto de comunicación ontológica de los asuntos humanos, de interconexión con la alteridad y de identificación con los procesos políticos de su nación.
Se trata de un proceso de humanización, que requiere de esfuerzos políticos, económicos y sociales. Sólo así el analfabeto puede entrar en contacto con la palabra, reflexionar en ella, reconociendo que el dominio de la lectura y de la escritura no es un privilegio, sino un derecho humano fundamental, que incluye a toda persona por igual. Como puede apreciarse, la alfabetización pasa a ser un tema de derechos sociales, de conquista de la palabra, entendida como la racionalidad que hace indivisible la reflexión de la praxis social.
Lo anterior sólo puede lograrse cuando la alfabetización entra en contacto con la palabra generadora, con el universo vocabular del analfabeto. A partir de esto, los educandos pueden entrar en diálogo con la palabra, haciendo que esta se problematice y pueda ser abordada más allá de su importancia fonética o de los sonidos y grafías que se produzcan. Significa un tema de libertad y de elección, de conocer aquellas palabras que pueden definir el entorno.
Problematizar la palabra es un acto epistemológico, ontológico y político; es un acto creador sobre el que se fundamenta la pedagogía crítica; puesto que comunicar la palabra es un derecho humano, no un acto individual, lo que facilita el diálogo entre actores sociales. Con ello, la palabra es objetivada, no sólo considerada por sus sonidos, de modo que el analfabeto explote su capacidad crítica y ejercite el derecho a decir y pronunciar su palabra, la cual entra en contacto con la realidad, concienciado de la relación que existe entre estos.
La alfabetización insta al analfabeto a descubrirse como un ser de quehacer, de tarea, de trabajo. Conocer significa entrar en contacto con el mundo, saber cómo operan las estructuras sociales, de modo que sus labores cotidianas se convierten en experiencias culturales que se suman al proceso de alfabetización. A través de la postura crítica del alfabetismo, el hombre se libera del acto domesticador de aprender a leer y a escribir, de la alienación, descubriendo nuevas formas de insertarse en su realidad.
Lo anterior reafirma que la alfabetización es el paso previo para que los ciudadanos analfabetos se inserten en la sociedad con pleno conocimiento de sus derechos, sin temores, permitiéndoles expresar sus pensamientos libremente y dotándolos de la capacidad de crear continuamente en libertad. En este contexto, la alfabetización tiene un carácter auténticamente humano, que procura la integración del individuo en su entorno social, lo que resulta en la recuperación de la palabra por los alfabetizados.
Esto remite a un proceso de confianza, donde el alfabetizando recobra su valor y su dignidad en el acto educativo, de modo que quienes ejercen labores docentes las realicen como un acto de humanización, de expresión de libertad y de diálogo permanente con la condición humana. Se reconoce la dignidad implícita en los individuos, por lo que las estrategias educativas se orientan hacia la valoración de lo humano, de la promoción de valores tales como el diálogo, la solidaridad y la escucha (Soto et al., 2021).
La relevancia de esta visión educativa radica en su alcance más allá de la transmisión de conocimientos, siendo promotora del empoderamiento y la autonomía de los educandos, fungiendo como cuestionamiento permanente a las estructuras de poder y las desigualdades estructurales. De esta manera, se convierte en agente de cambio, de pensamiento crítico y de inclusión. Se conecta con la realidad, vinculando los aprendizajes con la experiencia y el contexto social, haciendo de la educación un acto significativo, aplicable y humanizador, en el cual cada persona es reconocida como parte de este proceso.
Conclusiones
Esta investigación destaca la transición de la visión tradicional del analfabetismo hacia un enfoque crítico y liberador, marcado por la influencia del pensamiento de Paulo Freire. Como premisa central se destaca que la alfabetización no consiste en la simple enseñanza de lectura, escritura y cálculo elemental, sino que integra los conocimientos prácticos, la experiencia, la cultura y la autonomía de los individuos, para poder participar activamente en la sociedad.
Al respecto, se da un paso de la concepción funcional del analfabetismo, confrontando con la necesidad de afrontar los escenarios cambiantes, constituyéndose la propuesta alfabetizadora como un elemento de transformación de la realidad, específicamente de los adultos mayores, limitados por diversas barreras impuestas por la sociedad. Por este motivo, se destaca la pertinencia actual de la alfabetización crítica, como una propuesta antropológica humanizante, que brinda la oportunidad al adulto mayor de empoderarse y de transformar su realidad, enfatizando en la necesidad de diálogo y de encuentro entre actores sociales y educativos.
Sin perder de vista el valor intrínseco de las campañas de alfabetización llevadas a cabo a nivel global, se hace un llamado a romper con las limitaciones impuesta por la alfabetización tradicional, considerando prioritario atender el contexto de desigualdad y de exclusión social, resultado de políticas públicas inadecuadas. Sólo así se podrá dar paso a una educación significativa, relevante y contextualizado, que reconoce el valor de los individuos, de la experiencia y de la cultura.
En atención a lo anterior, se destaca que una de las principales limitaciones de esta investigación es la implementación práctica en distintas comunidades; sin embargo, esto también deriva en la posibilidad de ampliar la investigación hacia otros horizontes, hacia el ejercicio de la alfabetización crítica propuesta por Freire, considerando enfoques epistemológicos más amplios, como la acción participante, de donde podrían surgir nuevas líneas de investigación y tecnologías apropiadas para la alfabetización de adultos. Entre las posibles investigaciones futuras, se destaca la necesidad de la alfabetización digital, la adecuación tecnológica, la alfabetización desde las experiencias de vida del adulto mayor, desde la pedagogía constructivista, entre otros aspectos, cuyo fin es devolverles la dignidad.
En cuanto a las posibles líneas de investigación a desarrollar, es crucial explorar cómo las tecnologías digitales pueden integrarse en los programas de alfabetización crítica para adultos mayores. Investigaciones futuras podrían examinar la efectividad de diversas herramientas digitales y plataformas en la enseñanza de habilidades de alfabetización, evaluando cómo estas tecnologías pueden adaptarse para ser accesibles y relevantes para los adultos mayores. Además, se necesita más investigación sobre las experiencias y percepciones de los adultos mayores en relación con la alfabetización crítica, incluyendo estudios cualitativos que capten sus voces y perspectivas únicas.
Otra área prometedora de investigación es el desarrollo de modelos pedagógicos que combinen la alfabetización funcional y crítica, buscando un equilibrio que maximice los beneficios de ambos enfoques. Finalmente, es esencial investigar las políticas públicas y los marcos legales que apoyen la alfabetización de adultos mayores, identificando las mejores prácticas y formulando recomendaciones para una implementación efectiva y equitativa.
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