
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. 3ª época. Año 15, N° 43, 2024
Isabel Enma Guerra - Torres et al // Marketing digital y emprendimiento con alimentos saludables, 199-219
DOI
: https://doi.org/10.46925//rdluz.43.13
todos los colores), ácidos grasos monoinsaturados (aguacate, semillas, aceites vegetales),
carbohidratos complejo (leguminosas, harinas y cereales integrales altos en fibra), proteínas de
alta calidad (carnes bajas en grasa, huevo, quesos y pescados) y alimentos ricos en probióticos
(estos son microorganismos vivos presentes en ciertos alimentos como yogurt, kéfir, entre
otros, que ejercen acciones beneficiosas sobre el sistema inmunitario). Una adecuada
hidratación durante el día también es indispensable (LIseti, 2012).
El sistema inmunológico, protección natural del cuerpo contra las infecciones, se ve
reforzado con el consumo de alimentos funcionales y con hábitos saludables para el cuidado de
la salud (ISIN, 2020); por ejemplo, una dieta balanceada y rica en frutas y verduras.
Los alimentos funcionales son los que contienen algún nutriente o sustancia que, además
de nutrir, proporcionan un efecto beneficioso para la salud y, por tanto, una mejor calidad de
vida. Es importante indicar que no son suplementos dietéticos (Montse, 2015).
Los alimentos funcionales deben cumplir algunos requisitos fundamentales para su
denominación, desarrollo y comercialización, que están regulados por la Unión Europea en el
Reglamento (CE) Nº 1924/2006 del Parlamento Europeo 2006, relativo a las declaraciones
nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos. Pueden actuar a varios niveles; por
ejemplo, modifican y equilibran la microflora del colon; crean inmunidad a ciertos agentes
patógenos y regulan el tránsito intestinal; aportan pro y prebióticos. La EFSA (Autoridad
Europea de Seguridad Alimentaria) reconoce que algunas vitaminas o minerales (cobre, folato,
hierro, selenio, zinc o vitaminas A, B6, B12, C y D, entre otros) participan en el correcto
funcionamiento del sistema inmunitario (Parlamento Europeo, 2006).
La Vitamina C, aumenta la producción de interferón (con acción especialmente antivírica).
Necesaria para formar colágeno (contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra
las infecciones). La Vitamina A, juega un papel esencial en las infecciones y en el
mantenimiento de la integridad de la superficie de las mucosas (barreras naturales contra las
infecciones).
La investigación científica aporta datos sobre el beneficio del consumo cotidiano de
alimentos con antioxidantes, sobre todo de frutas y verduras, y la protección que pueden
proporcionar para prevenir los riesgos de padecimientos, aunque se reitera que se requieren
más estudios (Coronado, 2015).