Género y trabajo en tiempos del COVID-19: una mirada desde la interseccionalidad
Tello de la Torre, Claudia1
Vargas Villamizar, Óscar Hernán2
1 Dra. en Economía, Universidad de Barcelona-España. Maestra en Economía, Universidad de Barcelona-España. Maestría en Gobierno y Asuntos Públicos, FLACSO-México. Investigadora Cátedra-CONACYT, Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial, CentroGeo-México. Email: ctello@centrogeo.edu.mx
2 M.Sc. in Business and Economics (Lund University, Suecia). Magíster en ingeniería industrial (Universidad de los Andes). Cum Laude en Ingeniería Industrial (Universidad Industrial de Santander). Coordinador de International Business, Universidad El Bosque – Colombia. Correo electrónico: ovargasvi@unbosque.edu.co. ORCID: 0000-0002-2704-5722.
Ante el escenario que se vive debido a la pandemia del COVID-19, vale la pena preguntarse, ¿cómo este fenómeno atípico influirá en nuestras relaciones sociales, en especial, en aquellas asociadas con nuestro entorno familiar y nuestra interpretación de las dinámicas de género?
En la actualidad, los debates teóricos e internacionales han traído a la mesa el análisis de la interseccionalidad de la desigualdad, entendida como la forma en que las relaciones inequitativas permean la sociedad y legitiman las situaciones de injusticia. El debate sobre la desigualdad es esencial en nuestros tiempos para comprender las implicaciones presentes y futuras en las dinámicas entre género, familia y sociedad; que requieren un abordaje a través de enfoques conceptuales, metodologías y esquemas que involucren el trabajo conjunto de una alta variedad de disciplinas, relaciones, acciones y prácticas que contribuyan con múltiples ejes de comprensión de las problemáticas y ofrezcan propuestas de acción para su inserción en la agenda pública, aunque sin dejar de lado que el desbalance en las relaciones de género no son la única razón que causa desigualdad (McCall 2005; Lombardo y Verloo, 2009; Choo y Ferree, 2010).
La importancia de incluir el enfoque de género en las discusiones sobre esta contingencia se refleja en la afirmación contundente de la revista The Lancet (The gendered dimensions of COVID-19, 2020): hombres y mujeres son afectados por el COVID-19, pero la biología y las normas de género han moldeado la carga de esta enfermedad. Mientras los hombres se están viendo afectados por las comorbilidades exacerbadas por comportamientos asociados a hábitos “masculinos” como beber y fumar, la mujer se ha visto perjudicada por el aumento del riesgo de sufrir actos de violencia, y por la inequidad en la distribución de las responsabilidades del cuidado familiar.
La crisis del coronavirus ha aumentado la carga asociada al trabajo no remunerado, el cual, tal como lo plantea la CEPAL (Measuring the impact of COVID-19, 2020), es llevado a cabo en mayor medida por la mujer, y actualmente se ha incrementado debido al cierre de las escuelas y al mayor número de personas que requiere cuidados especiales.
En consecuencia, desde el enfoque de género, el tiempo se vuelve un recurso estratégico, donde su uso efectivo se distribuye de forma desigual (ONU Mujeres, 2018), lo que se traduce en la reducción del acceso de las mujeres a participar en el mercado laboral, y además, perpetúa la baja valoración social dada a los trabajos relacionados con el cuidado familiar, tal como lo plantea Belén Sanz Luque, representante de ONU Mujeres en México:
En estos días, aquellas mujeres empleadas en el sector formal y que tienen hijas o hijos se debaten entre una o más de las siguientes tareas: su empleo (si aún lo conservan), el cuidado infantil, la educación en el hogar, el cuidado de personas mayores y el trabajo doméstico. Los hogares encabezados por una mujer son particularmente vulnerables (Citada en ONU MUJERES, 2020).
Los sistemas de cuidado en las sociedades en desarrollo recaen en redes informales más que en esquemas de corresponsabilidad social y en la provisión de servicios públicos y privados accesibles y pertinentes; siendo una obligación asumida principalmente por mujeres, lo que limita sus posibilidades de empoderamiento en múltiples dimensiones (Elson, 2017; UN Women, 2018).
En comparación a otras recesiones mundiales, Alon, Doepke, Olmstead-Rumsey y Tertilt (2020) consideran que esta situación irregular, que implica un distanciamiento social, afecta más a sectores que cuentan con mayor porcentaje de empleo femenino, tal como el trabajo sanitario que, según Anita Bhathia, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres en México (citada en ONU Mujeres, 2020), se estima es ejercido en un 67% por la fuerza laboral femenina. Esto se relaciona con lo identificado por Wenham, Smith y Morgan (2020) respecto al aumento del riesgo de infección para la mujer debido a sus roles predominantes como cuidadora informal y trabajadora de la salud, tal como se observó durante la epidemia del ébola entre 2014 y 2016.
Por otra parte, las medidas restrictivas a la movilidad y al aparato productivo, según Mazza, Marano, Lai y Sani (2020: 1), han afectado la estructura de las familias, que viven situaciones sociales y psicológicas complejas, aumentando los niveles de estrés y miedo, y generando la acumulación de microtraumas en sus miembros. Igualmente, el aislamiento geoespacial influye en condiciones adicionales al aumento del trabajo no remunerado, tales como la exposición a la violencia intrafamiliar y las dificultades de retornar a las actividades laborales (World Bank, 2012).
La situación atípica causada por la cuarentena y las restricciones a la movilidad han provocado mayores tensiones al interior del núcleo familiar, generando un ambiente emocional complejo, en el que tampoco debe ignorarse la interpretación desde la visión de género. Por ejemplo, el estudio cualitativo desarrollado por Thelwall y Thelwall (2020) de 3.038.026 tuits publicados en mayo de 2020 acerca de la pandemia y la ansiedad que esta genera, identifica que los hombres tienen mayor tendencia a acudir a la metáfora de la “guerra” en contra del coronavirus y a discutir sobre decisiones políticas, mientras que las mujeres opinan más sobre los efectos de la pandemia, en especial, en temáticas de educación, salud y familia.
Lo anterior refuerza la idea que, para contar con una sociedad más justa e inclusiva, es necesario que en esta pandemia sean consideradas, tal como lo proponen Wenham et al. (2020: 846), las necesidades físicas, culturales, sanitarias y de seguridad, en forma diferenciada para hombres y mujeres; lo que puede convertirse en una oportunidad para comprender mejor las relaciones sociales desde una perspectiva interseccional.
En virtud de lo señalado, esta experiencia podría apalancar cambios positivos en la concepción del equilibrio vida - trabajo: Alon et al. (2020; 2) plantean que algunas empresas ahora son más conscientes de las exigencias del cuidado infantil, por lo que han respondido a través de horarios más flexibles y teletrabajo, siendo medidas que podrían persistir después de la emergencia. Asimismo, Alon et al. (2020: 17) exponen que los padres, debido a las restricciones de movilidad y pérdida de empleos, se han convertido en proveedores del cuidado infantil y guía escolar, e incluso ha aumentado con ellos el número de suministradores primarios; lo que puede influir positivamente en el cambio de las normas sociales, en beneficio de la distribución equitativa de tareas.
El empoderamiento implica un proceso de transición que habilite a las mujeres a elegir entre distintas alternativas estratégicas para su vida, mediante mecanismos de negociación, intercambio y toma de decisiones en el plano personal, relacional y en el entorno (Kabeer 1999, VeneKlasen y Miller 2002, OXFAM 2017). Ante este escenario, los temas abordados en este número de la Revista Venezolana de Gerencia reflexionan acerca de problemáticas estructurales de la realidad latinoamericana, que son una expresión de la vulnerabilidad social y, probablemente, se incrementarán ante un fenómeno emergente como el planteado por el COVID-19, por lo que es indispensable el debate académico para explorar diferentes enfoques que visibilicen y atiendan la reducción de desigualdades en diversos contextos.
En la parte inicial de este número se tratan diversas temáticas vinculadas con inmigración, modelos familiares, bienestar laboral, desarrollo humano, ciudadanía ambiental, turismo sostenible, gobierno corporativo, aprendizaje estudiantil, entre otros, que serán componentes primordiales dentro de las conversaciones actuales; y posteriormente se discuten los retos planteados por el COVID-19 para el ejercicio de la gerencia, y los desafíos que todos afrontaremos en el plano personal y profesional, siendo una invitación para (re) pensar sobre los nuevos escenarios que viviremos a partir del 2020 y que masivamente hemos acordado denominar como “nueva normalidad”.
Referencias bibliográficas
Alon, T. M., Doepke, M., Olmstead-Rumsey, J. & Tertilt, M. (2020). The Impact of COVID-19 on gender equality. National Bureau of Economic Research Working Paper 26947. https://www.nber.org/papers/w26947
Choo, H. Y. & Ferree, M. M. (2010). Practicing intersectionality in sociological research: A critical analysis of inclusions, interactions, and institutions in the study of inequalities. Sociological theory, 28(2), 129-149
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (2020). Measuring the Impact of COVID-19 with a view of reactivation (Special Report N°2). Naciones Unidas. https://www.cepal.org/en/publications/45477-measuring-impact-covid-19-view-reactivation
Elson, D. (2017). Recognize, reduce, and redistribute unpaid care work: how to close the gender gap. In New Labor Forum, 26(2), pp. 52-61.
Kabeer, N. (1999) Resources, Agency, Achievements: Reflections on the Measurement of Women’s Empowerment. Development and Change, 30(1999), 435-464.
Lombardo, E., & Verloo, M. (2009). Stretching gender equality to other inequalities: Political intersectionality in European gender equality policies. In E. Lombardo, P. Meier & M. Verloo (Eds.), The Discursive Politics of Gender Equality (pp. 88-105). UK: Routledge. https://doi.org/10.4324/9780203881330
Mazza, M., Marano, G., Lai, C. Janari, L. & Sani. G. (2020). Danger in danger: Interpersonal violence during COVID-19 quarantine. Psychiatry Research. 289. 1-3. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113046
McCall, L. (2005). The Complexity of Intersectionality. Signs: Journal of Women in Culture and Society, 30(3), 1771-1800.
ONU MUJERES (2020). Las mujeres y el COVID-19: Cinco acciones que los gobiernos pueden adoptar sin demoras. https://www.unwomen.org/es/news/stories/2020/3/news-women-and-covid-19-governments-actions-by-ded-bhatia
Oxfam. (2017). Oxfam’s Conceptual Framework on Women’s Economic Empowerment. Recuperado de https://policy-practice.oxfam.org.uk/publications/oxfams-conceptual-framework-on womenseconomic-empowerment-620269
The gendered dimensions of COVID-19 (2020). The Lancet, 395(10231), 1168. DOI: https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30823-0
Thelwall, M. & Thelwall, S. (2020). Covid-19 Tweeting in English: Gender Differences. Cornell University. https://arxiv.org/abs/2003.11090
UN Women (2018, mayo). Promoting Women’s Economic Empowerment: Recognizing and Investing in The Care Economy. Issue paper. Recuperado de https://docs.euromedwomen.foundation/files/ermwf-documents/8098_4.193.promotingwomen%E2%80%99seconomicempowerment-recognizingandinvestinginthecareeconomy.pdf
VeneKlasen, L. & Miller V. (2002). Power and empowerment. In L. VeneKlasen (Ed.), A New Weave of Power, People & Politics: The Action Guide for Advocacy and Citizen Participation, (pg. 39-58). DOI: https://doi.org/10.3362/9781780444208.019
Wenham, C., Smith, J. & Morgan, R. (2020). Covid-19: the gendered impacts of the outbreak. The Lancet. 395(10227). 846-848. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(20)30526-2
World Bank (2012). World Development Report 2013: Jobs. Washington, DC: World Bank.Recuperado de https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/11843