Universidad del Zulia (LUZ)
Revista Venezolana de Gerencia (RVG)
Año 29 No. Especial 11, 2024, 170-183
enero-junio
ISSN 1315-9984 / e-ISSN 2477-9423
Como citar: Cruz, C., López, J. Y., Hernández, R.
B., y Sepúlveda, J. (2024). Empoderamiento, feminismo comunitario y buen vivir
en mujeres del Programa Sembrando Vida. Revista Venezolana De Gerencia, 29(Especial 11), 170-183. https://doi.org/10.52080/rvgluz.29.e11.10
Empoderamiento, feminismo comunitario y buen vivir en mujeres del Programa
Sembrando Vida
Cruz
Carrasco, Cynthia*
López
Cruz, Juana Yolanda**
Hernández
Hernández, Rebeca Beatriz***
Sepúlveda
Aguirre, Jovany****
Resumen
La globalización ha
traído como consecuencia una profunda transformación del campo en América
Latina, que ha fomentado la transición de una sociedad agraria organizada en
torno a la actividad primaria hacia una sociedad rural más diversificada, en
este contexto, la participación de las mujeres en las actividades económicas ha
tomado especial relevancia. El objetivo de la investigación es analizar, desde
el feminismo comunitario, el proceso de empoderamiento de las mujeres
beneficiarias del Programa Sembrando Vida del municipio de Santo Domingo
Tehuantepec, y su incidencia en el buen vivir. La metodología fue de tipo
mixta, no experimental, respaldada por observación participante, y entrevistas
semiestructuradas. El análisis del feminismo comunitario se realizó a través
del análisis de las dimensiones: social, material y poder cognitivo femenino y
el buen vivir, a través del análisis de la armonía en la comunidad, buen vivir
y libertad, así como mejoras en el PSV, a partir de su incorporación. Los
resultados señalaron un impacto positivo en el buen vivir relacionado con el
ingreso, la propiedad de la tierra y la participación de la mujer en las
actividades de la comunidad, aunque existen mejoras en la vida de las mujeres, persisten
las desigualdades de género.
Palabras clave: empoderamiento; género; feminismo comunitario; programas
sociales; buen vivir.
Recibido: 24.01.24 Aceptado: 15.04.24
* Escrito
original, derivado del proyecto de investigación SIP20230178 propuesta metodológica
para determinar competencias genéricas en actividades productivas en
comunidades indígenas de Oaxaca, para contribuir al buen vivir financiado por
el Instituto Politécnico Nacional, Unidad CIIDIR Oaxaca, México y estancia
Posdoctoral CONAHCYT.
** Doctora
en Ciencias en Desarrollo Regional y Tecnológico, Estancia posdoctoral
CONAHCYT, Instituto Politécnico Nacional, Unidad CIIDIR Oaxaca, México. Email: ccruzca@ipn.mx, ORCID https://orcid.org/0000-0001-9419-3381
*** Doctora
en Ciencias en Desarrollo Regional y Tecnológico, Profesora Investigadora,
Instituto Politécnico Nacional, Unidad CIIDIR Oaxaca, Oaxaca México, Email: jylopez@ipn.mx, ORCID: https://orcid.org/0000-0001-8812-2245,
**** Doctora
en Ciencias en Desarrollo Regional y Tecnológico, Instituto Tecnológico del
Valle de Oaxaca. Email: beatrizrebecahernandez@gmail.com, https://orcid.org/0000-0002-0804-7888
***** Doctor en Gerencia de la Innovación Educativa. Magister en Gestión de la Innovación, Cooperación y Desarrollo Regional. Investigador Senior Minciencias. Colombia, Email: jasepulveda@americana.edu.co
Empowerment, community feminism and Good Living in women of the Sembrando Vida Program
Abstract
Globalization has brought as a consequence a profound transformation of the countryside in Latin America, which has fostered the transition from an agrarian society organized around primary activity to a more diversified rural society, in this context, the participation of women in economic activities has taken on special relevance. The objective of the research is to analyze from community feminism, the process of empowerment of women beneficiaries of the Sembrando Vida Program of the municipality of Santo Domingo Tehuantepec, and its impact on good living. The methodology was a mixed non-experimental approach, supported by participant observation and semi-structured interviews. The analysis of communitarian feminism was carried out through the analysis of the dimensions: social, material and female cognitive power and good living through the analysis of harmony in the community, good living and freedom, as well as improvements in the PSV, from its incorporation. The results indicated a positive impact on good living related to income, land ownership and women’s participation in community activities, although there are improvements in women’s lives, gender inequalities persist.
Keyword: empowerment; gender; community feminism; social programs; good living.
1. Introducción
En América Latina, las mujeres campesinas, se enfrentan a problemas de
provisión de alimentos para sus familias, desnutrición, migración, trabajos no
remunerados, bajo acceso a la propiedad de la tierra, situación que las coloca
en desventaja social porque no reciben un salario por sus actividades,
generando dependencia económica respecto a sus familiares, e indirectamente de
los hombres (Ballara y Parada, 2009). Dicha situación se acentúa en mujeres
indígenas y afrodescendientes, las cuales a menudo enfrentan desigualdades
múltiples debido a su género, origen étnico y otras características,
limitándolas en sus procesos de toma de decisiones (Quiroz et al, 2020; PNUD,
2023).
En la presente investigación, se trabajó con mujeres zapotecas productoras,
también llamados, binnizá1, con una edad 40 y 70 años, que a través
del Programa Sembrando Vida (PSV), forman parte de las Comunidades de
Aprendizaje Campesino que les ha permitido ser incluidas y visibilizadas en
diferentes actividades a nivel local y estatal. Actualmente, conforman el
pueblo indígena mayoritario del Istmo de Tehuantepec, que se destaca por contar
con múltiples recursos naturales, lo que ha motivado proyectos para construir
vías de comunicación y planes de explotación como el corredor interoceánico.
Las mujeres zapotecas contribuyen de forma positiva en la defensa de la
soberanía alimentaria a través del uso y conservación de maíces nativos,
semillas y prácticas culturales contribuyendo al patrimonio biocultural de la
región, así como en el procesamiento de los alimentos, lo cual se trasmite vía
femenina (Vásquez et al, 2019). El objetivo de la investigación es analizar,
desde el feminismo comunitario, el proceso de empoderamiento de las mujeres
beneficiarias del PSV del municipio de Santo Domingo Tehuantepec, y su
incidencia en el buen vivir.
En la primera parte del trabajo se describen los conceptos y dimensiones
del empoderamiento, en el que se realiza una revisión de la literatura a través
de Lagarde (1996), Rowland (1997) y Lagarde (2002). De igual forma se aborda el
concepto de feminismo comunitario a través de sus principales exponentes
Cabnal, (2014) Paredes (2010) y Freire (1986), así como la posición de las
mujeres indígenas y el buen vivir a través de Crenshaw, (1989); Segato (2008);
De Sousa Santos, (2009); Aguinaga et al, (2011); Méndez et al, (2013); Vega,
(2014); Abya Yala citado en Gargallo (2014); Cabnal (2014); Caudillo, (2016);
Sales, (2017) y García et al, (2019). En la segunda parte se describe la
metodología de la investigación, de tipo mixto, no experimental, respaldada por
observación participante y entrevistas semiestructuradas, y en la última parte
se describen los resultados de la aplicación del cuestionario.
Finalmente, se identificarán las actividades que contribuyen al
empoderamiento a partir del rescate de conocimientos y saberes tradicionales
del proceso productivo agrícola, como atributos femeninos, asimismo se
analizarán las relaciones de género en las localidades de estudio, describiendo
las dificultades en el papel que juegan las mujeres al interior del PSV en la defensa
del patrimonio biocultural de la región.
2. Empoderamiento y feminismo decolonial
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sostiene que
la igualdad de género tiene que ser parte de la estrategia de todos los países,
como un fin y un medio para acabar con las formas de pobreza humana. Esto
significa empoderar a la mujer, garantizándole igualdad de derechos y acceso a
la tierra, créditos y oportunidades de trabajo (PNUD, 2020). El empoderamiento
se refiere a tomar el control de sus propias vidas, establecer sus propios
planes, organizarse para ayudarse unos a otros y plantear demandas de apoyo al
estado y cambios en la sociedad.
Las teorías feministas latinoamericanas, señalan que, para lograr el
empoderamiento de las mujeres, no solo es necesario influir en el aspecto
económico, ya que es necesario incidir en la cultura, la cual se convierte en
una variable de gran importancia que determina el actuar de los hombres y las
mujeres. En este sentido y desde el enfoque de las mujeres indígenas
latinoamericanas, Abya Yala (2014) citado en Gargallo (2014) realiza una
crítica a la colonialidad, y a la universalidad de las categorías, así como el
feminismo hegemónico, dicha postura muestra el papel de las mujeres y el
proceso de empoderamiento campesino invisibilizado por el idealismo de las
posiciones políticas (Paredes, 2010).
Dicho empoderamiento puede ser desencadenado por diferentes eventos
cercanos a la cotidianidad de las mujeres, apoyado en la formación de
conocimiento relacionado con la preservación los recursos naturales teniendo
como fin último el buen vivir de las comunidades basado en el trabajo colectivo
y la toma de acuerdos, para generar tranquilidad-armonía (Murguialday, 2006 y
Sulvarán & Sánchez, 2017).
Considerando a Lagarde (1996) la perspectiva de género consiste en la
voluntad política de cambiar el orden de los géneros, entendiendo que la
dimensión política es importante para promover el cambio y perspectiva.
Inicialmente dichas acciones no pretenden resolver el problema, si no crear
conciencia de lo que ocurre, buscando formas de afrentar la situación que viven
las mujeres. A continuación, en el cuadro 1, se señalan definiciones del
empoderamiento, a partir de la revisión de la literatura.
Cuadro 1
Definición de empoderamiento
Autor (a) |
Definición |
Empoderamiento individual |
|
Kabeer (1996) 2 |
Un proceso a través del cual las personas
adquieren la capacidad de tomar decisiones estratégicas en sus vidas en
contextos donde antes no tenían esa capacidad. |
Rowlands (1997) |
Tomar control de sus propias vidas, establecer
sus propios planes, organizarse para ayudarse unos a otros y plantear
demandas de apoyo al Estado y cambios en la sociedad |
Azcuy y Palacio, (2008) |
El empoderamiento implica “sororidad” o
relaciones de solidaridad, hermandad y cooperación entre mujeres, para que
puedan convertirse en sujetos políticos para producir nuevas simbolizaciones
y discursos diferentes a los del patriarcado, provocando cambios y liderado
acciones feministas en los ámbitos sociales |
Largarde y De los Rios (2012), citado en Riba
(2016) |
La sororidad como empoderamiento es una dimensión
ética, política y práctica del feminismo contemporáneo. Es una práctica que
conduce a la búsqueda de relaciones positivas y alianzas y políticas, cuerpo
a cuerpo, con otras mujeres, encaminadas a contribuir con acciones reales a
la eliminación social de todas las formas de opresión y al apoyo mutuo para
lograr la fuerza común y la ampliación de las oportunidades de vida para cada
mujer. |
León (2001) Murguialday, (2006). |
El empoderamiento se encuentra basado en la
cooperación y la solidaridad. Es un proceso de adquisición de poder vital que
permite independencia y autonomía material, social, subjetiva (sexual,
intelectual, afectiva) y ética, lo que involucra el cuidado propio, la
defensa, el desarrollo personal, el afianzamiento social, la autoconfianza,
la voluntad de superarse y el acceso a recursos materiales, simbólicos y
cognitivos, los que, al crecer hacia una dimensión colectiva, desarrollan
estructuras organizativas suficientemente fuertes, que obtienen cambios
sociales y políticos esperados por el colectivo. |
Fuente: Lagarde, (1996); Rowlands (1997) y León, (2001).
Se observa la evolución del concepto de empoderamiento, el cual parte de un
cambio individual y evoluciona a un cambio colectivo según León (2001) el cual
permite compartir el poder para favorecer el apoyo mutuo, fomentando la
generación de solidaridad y alianzas, mientras que el poder desde dentro,
permite transformar la conciencia propia y reinterpretar la realidad.
3. Feminismo comunitario
El feminismo comunitario se inició por mujeres aymaras bolivianas los
cuales describen el patriarcado como “el sistema de toda opresión, toda
explotación, toda violencia y discriminación que constituye toda la humanidad”
(mujeres, hombres y personas intersexuales) como un sistema históricamente
construido sobre el cuerpo sexual de las mujeres (Cabnal, 2014). En este mismo
sentido Paredes y Guzmán (2014), señalan la lucha que busca eliminar el
patriarcado, incluyendo a los hombres indígenas, que también tienen que
preguntarse cómo van a terminar con los privilegios que tienen en las
comunidades y en la política, basándose en la larga memoria de los pueblos
originarios, no en fragmentos de esta historia.
El feminismo comunitario propone la promoción de la justicia a través de la
liberación del cuerpo de las mujeres y de la opresión contra la naturaleza. La
defensa de las semillas se convierte en un símbolo de preservación de la vida e
interacción con la naturaleza. La potencia del cuerpo expropiado se junta con
la defensa del territorio, “porque no concibo este cuerpo de mujer, sin un
espacio en la tierra que dignifique mi existencia y promueva mi vida en
plenitud” Cabnal, (2014) y Paredes (2010). Desde el feminismo comunitario, el
poder se abordará a través de las siguientes dimensiones:
a) el social (poder-para y poder con) se basa en la creación y
fortalecimiento de amistades y redes sociales, así como el reconocimiento de
los deseos y actividades de las mujeres por parte de su familia y comunidad.
b) el corporal (poder desde adentro). se refiere a aceptar la corporalidad
individual como territorio propio e irrepetible, permite fortalecer el
sentimiento de afirmación de su existencia de ser y estar en el mundo. Esto
crea autoconocimiento, de cómo el cuerpo ha vivido diversas opresiones (Cabnal,
2014).
c) el material (poder sobre) está relacionado con el acceso y control sobre
los recursos naturales económicos, incorpora la lucha histórica por restaurar y
defender del territorio tierra, como una garantía de un espacio territorial
concreto en el que se manifiesta la vida de los cuerpos.
d) Poder cognitivo femenino. Se refiere a la suma de todos los
empoderamientos y los transforma en una fuente de cognición constante mediante
el aprendizaje, la adquisición de conocimientos y saberes, y la capacidad de
relacionarlos (Freire, 1986).
4. Sembrando vida y el Buen Vivir
El Programa Sembrando Vida (PSV) inicio en el 2019, como una estrategia de
inclusión social y tiene por objetivo atender a los campesinos y campesinas en
el territorio nacional, con un apoyo económico de $6000.00 mensuales a mes
vencido, bajo el cumplimiento de un programa de trabajo, trabajando en sus
tierras y a diferencia de los programas anteriores existe un acompañamiento de
un técnico/a social y productivo generando fuentes de empleo en las comunidades
rurales, para el establecimiento de sistemas agroforestales en las localidades
Pedraza, 2021:152).
Las reglas de operación del programa no señalan la palabra empoderamiento,
pero sí la importancia de la reducción de brechas de desigualdad; así como la
necesidad de impulsar la participación efectiva de mujeres y hombres,
reconociendo el rol de las mujeres campesinas en los sistemas agroalimentarios tomando
algunas medidas para su inclusión como usuarias y personal ejecutor3 (Herrera, 2022).
El PSV, se centra en promover la autosuficiencia alimentaria, crear empleo
y establecer sistemas agroforestales. Basado en una filosofía de la naturaleza
como parte esencial de la vida humana y cuyo cuidado es visto como esencial
para construir una sociedad, justa e igualitaria para el bienestar de todos,
este programa está estrechamente relacionado con la propuesta teórica y
práctica del buen vivir (Secretaria de Bienestar, 2019).
En este sentido García et al, (2019) señala que el buen vivir en México
como perspectiva de análisis es reciente, esta corriente ha reflexionado sobre
las prácticas, culturas, tradiciones e identidad de pueblos indígenas, buscando
su valorización reconociendo a los hombres y mujeres que integran a las
comunidades. Sulvarán y Sánchez (2017:210) define al buen vivir de la siguiente
forma:
Vivir
bien dentro y fuera de la familia, Lekil significa bueno y bien, kuxlejal vida
o vivir. Es la tranquilidad, la armonía, es el trabajo colectivo que une casi a
casi todas las personas de cada comunidad, es la plenitud, todo lo bueno que
pueda existir, eso es lekil kuxlejal o buen vivir.
El buen vivir es un modo de vida de los pueblos indígenas para su supervivencia,
implica vivir en armonía consigo mismo, con su comunidad, y con la naturaleza
en plenitud Sánchez, (2012). El buen vivir y el feminismo decolonial comparten
características importantes como la decolonización del conocimiento, para ir
más allá del materialismo, como teoría dominante actual. (Aguinaga et al, 2011;
Caudillo, 2016). Las mujeres y los hombres indígenas, en este proceso, por la
reivindicación de los derechos colectivos de sus pueblos, demandan la
complementariedad como elemento indispensable para alcanzar el
buen vivir eliminando la violencia y desigualdad hacia la mujer (Aguinaga et
al, 2011; Caudillo,2016).
5. Consideraciones metodológicas de la investigación
El área de estudio se ubica en las Cruces y Rincón Moreno, localidades del
municipio de Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca. Pertenece a la región del Istmo
al distrito de Tehuantepec; se localiza en las coordenadas 16º 17’ de latitud
norte y 95º 25’ de latitud oeste, con una temperatura de 20 – 30 °C, con
una precipitación de 700 – 1 000 mm, presenta un clima cálido subhúmedo con
lluvias en verano, menos húmedo (94.37%) (INEGI, 2020 e INEGI, 2023) Rincón
Moreno se encuentran a 19.4 km y las Cruces a 28.9 km de la cabecera municipal.
El PSV inició en el municipio de Santo Domingo Tehuantepec en el 2020, y
actualmente cuenta con 21 Comunidades de Aprendizaje Campesino (CACs) en la
microrregión 2 (Secretaría de Bienestar, 2019). La investigación se basó en la
metodología cuantitativo-cualitativo no experimental, y está respaldada por
observación no participante, y entrevistas semiestructuradas (Hernández, 2014).
Se aplicaron 8 entrevistas semiestructuradas y la técnica observación
participante, a mujeres, beneficiarias del programa, 50% (4) habitan en la
localidad de Rincón Moreno y 50% (4) en las Cruces en los meses de junio a
agosto del 2023.
El muestreo se realizó de forma aleatoria “por conveniencia” utilizando la
técnica de bola de nieve, la cual consiste en que “los primeros participantes
se eligen de manera no probabilística, y a su vez, estos mismos van dando
pistas de otros participantes que podrían ser incluidos en el estudio”
(Hernández, 2014). El instrumento de recolección de datos se realizó a través
de una entrevista semiestructurada en la cual se dividió en dos partes. En la
primera parte se analizó el feminismo comunitario a partir del análisis de la
dimensión social, material y el poder cognitivo femenino y en la segunda el
buen vivir a partir de dimensión la armonía en la comunidad, buen vivir y
libertad, así como mejoras en el PSV, a partir de su incorporación.
6. Feminismo comunitario, el proceso de empoderamiento de las mujeres
beneficiarias del programa sembrando vida: resultados
El feminismo comunitario se analizó a través de las siguientes dimensiones:
Dimensión social. En la localidad de Rincón Moreno, la participación de las
mujeres en las asambleas es activa en comités de salud, religiosos, sociales y
educativos, sin embargo, en la localidad de las Cruces, aún se rigen por el
sistema de usos y costumbres4 y las mujeres no pueden asistir a las
asambleas comunitarias, solo participan los hombres, para la toma de decisiones
de la comunidad. Las mujeres señalaron que tienen la capacidad para ocupar un
cargo público, y derecho a ocupar puestos municipales, ya que han participado
en diversos cargos en la comunidad como presidenta de comité, vocal y tesorera,
y en reuniones, lamentablemente son actividades que demandan tiempo, teniendo
como limitante la familia y actividades de la casa.
En la localidad de Rincón Moreno, las mujeres solteras o jefas de familia
participan en los problemas de su comunidad, sin embargo, las casadas en la
mayoría de los casos delegan esta actividad a sus esposos. Hombres y mujeres
tienen las mismas oportunidades de participar como representantes en la
localidad, pero en el plano familiar a veces resulta en ciertas contiendas con
la pareja, lo que limita su desempeño en la comunidad. La formación académica
ha incidido de forma positiva en los últimos años en que las mujeres puedan
desempeñarse en un puesto político, sin embargo, la mayoría de las veces no son
espacios seguros, por la violencia, sobre todo en cargos de mayor
responsabilidad. Las sembradoras tienen disponibilidad de tiempo para dedicarle
al PSV, y han contado con el apoyo de la autoridad municipal para los permisos
que se requiere. Las mujeres ocupan puestos en el comité de la CAC, y les gusta
participar en las reuniones, ya que cuentan con un reglamento de trabajo que
les ha facilitado la impartición de normas y acuerdos internos.
Dimensión
material. El 62.5% de
las mujeres nunca ha accedido a créditos o financiamientos, ya que en el
sistema patriarcal se vislumbra a las mujeres como poco fiables para ser
acreedoras de préstamos que no podrán pagarlos. Es importante contar con
ingresos económicos propios, pero el 50% depende de otras personas, para la
toma de decisiones financieras; no obstante, consideran que su trabajo es
reconocido y valorado por su familia. Las mujeres participan de forma parcial
en la toma de decisiones sobre el manejo de cultivo y siembra de terreno,
compartiendo esta actividad con su esposo o familia. El PSV, como requisito de
las reglas de operación, solicita la titularidad de la tierra5 por parte de las mujeres, siendo un requisito que sean dueñas de una
propiedad o cuenten con un contrato de comodato6. El 87.5% se considera dueña de su parcela. Las beneficiarias fueron
apoyadas por las autoridades agrarias de la comunidad, los cuales brindaron las
facilidades necesarias para cumplir con el requisito y participar en el
programa. Dicha medida asistencialista contribuyó a la propiedad de la tierra
de las mujeres participantes.
La contribución de las mujeres en las actividades productivas familiares es
una de las constantes para el sostenimiento de las familias en las comunidades
rurales, sin embargo, ha sido limitada o invisibilizada. Las mujeres señalan
que no se consideran siempre dueñas de su cosecha, porque es parte de la
alimentación familiar. El 67.5% reconoce que, la mayoría de las veces, la
propiedad de la casa es del esposo.
En pocas ocasiones se consideran dueñas de los animales de traspatio y de
las herramientas de trabajo, relacionadas con el campo. Sin embargo, se
considera el 100% se considera dueña de sus electrodomésticos. Las sembradoras
deciden la mayoría de las veces sobre el uso y control de los ingresos
obtenidos durante la producción por venta de animales u otros ingresos, así
como sobre la compra de medicamentos y ropa.
Dimensión.
Poder cognitivo femenino. Está relacionado con el rescate de conocimientos tradicionales sobre sus
procesos productivos y la deconstrucción de saberes a partir de la
experimentación. El proceso de siembra del maíz zapalote chico, comienza en
mayo, cuando llega la lluvia a tiempo, pero cuando llueve en octubre o
noviembre se denomina Chahuite. Esta variedad es de crecimiento rápido, con un
precio de $12 el kg, generalmente lo siembran en el sistema milpa intercalado
con frijol y calabaza.
Respecto al uso que se les da a las diferentes partes del maíz, las mujeres
productoras del PSV señalaron ocupar las hojas del maíz, para elaborar tamales
y darle de comer a los animales, los granos de maíz, para comer y vender, el
olote como combustible y el rastrojo para darle de comer a los animales.
Las sembradoras aprovechan todas las partes del cultivo de maíz, desde las
hojas para la elaboración de alimentos, los granos para consumo, y el olote y
rastrojo. Por lo que garantizar la reproducción del cultivo permite la
generación de alimentos no solo de las familias del PSV, sino también para sus
animales y para el desempeño de diversas actividades dentro de la unidad
familiar. De igual forma las mujeres productoras contribuyen a la soberanía
alimentaria a través de alimentos, elaborados a partir de maíz zapalote chico,
como son los totopos de sabores, comescal con mantequilla, de dulce y coco,
tlayudas, guetabingui, tamales de cambray y chilatole por mencionar algunos de
los más importantes.
Buen vivir. Las mujeres de la localidad de Rincón
Moreno y las Cruces señalaron tener tiempo para dedicarse a algo que le guste,
pero solo el 25% participa en actividades culturales, deportivas y artísticas.
En los últimos años, han avanzado en libertad para elegir la actividad
económica que realizan, el esposo con el que se van a casar y la libertad de
continuar estudiando. La comunidad de las Cruces, no cuenta con secundaria, por
lo que las jóvenes, con limitaciones económicas, presentan deserción escolar,
dedicándose a actividades del hogar principalmente.
Las sembradoras, a partir de su inscripción al PSV, se han incorporado a
una actividad económica que les ha permitido mejorar sus ingresos y participar
en la CAC, disfrutar de su parcela, cuidar de sus arbolitos, mejorar la
alimentación y sus relaciones sociales en la comunidad. Algunas sembradoras
habían dejado de participar en actividades del campo, solo contribuía el esposo
con trabajo y maquinaria. El PSV, permitió que retomaran el trabajo en el
campo, juntos como unidad familiar.
En entrevista la Señora Josefina señalo:
“El
PSV, ha apoyado a las mujeres, en un principio fue pesado; ahorita, ya está más
tranquilo, ya nos acostumbramos porque vamos a regar y a tener nuestro
dinerito. La gente vive mejor, tiene sus cositas, ropa, porque es triste cuando
no había dinero”.
De igual forma la señora Hipólita comento
“ha
mejorado nuestra vida, porque tenemos huerta y trabajo, ha aumentado nuestra
alegría”.
Igualmente, la Señora María en entrevista argumento:
“el
PSV, ha ayudado a las mujeres a empoderarse, ahora me siento más importante”.
Los resultados de la presente investigación coinciden con (Aguayo e
Hinrichs, 2015), los cuales señalan, que las mujeres campesinas luchan con sus
comunidades por el acceso a la tierra y el trabajo enfocado en el cuidado de la
vida como división de género, el cual va de la mano del empoderamiento. El
trabajo supone una sobrecarga de tareas en la vida diaria y limita a la
participación en igualdad en la vida de la organización. La vida como trabajo
reproductivo gana visibilidad y centralidad política.
Rubio et al, (2017) señala que sin el trabajo de las mujeres el trabajo de
la milpa ya hubiera desaparecido y que en el proceso de siembra se obtienen
saberes que merecen ser valorados socialmente como atributos femeninos
indispensables en los procesos de reivindicación campesina-indígena en la lucha
en defensa del maíz nativo. Observándose que en las nuevas generaciones existe
un proceso hacia relaciones más equitativas entre hombres y mujeres, aunque
todavía persisten relaciones de desigualdad
8. Conclusiones
La descolonización del feminismo debe realizarse a través de la
construcción de diálogos interculturales, que rompan con las lógicas de otros
saberes. Con la posibilidad de construir espacios de empoderamiento en el que
las mujeres a través de un proceso en el que se pueda desarrollar su capacidad
de configurar sus propias vidas y su entorno para sentar sus propias agendas,
organizarse para ayudarse unas a otras, elevar demandas de apoyo al Estado y de
cambio a la sociedad, no con el objetivo de ser mejores que los hombres si no
asumir roles complementarios, con la posibilidad de retomar las raíces y
restaurar un espacio que le corresponde a la mujer basada en la cosmovisión
indígena.
El empoderamiento de las mujeres sembradoras del PSV, es una condición
necesaria para el desarrollo de capacidades personales y generar vínculos con
otras mujeres. El estudio evaluó el empoderamiento de las mujeres en el PSV, en
comunidades de México, encontrando limitaciones en decisiones, autonomía y
acceso a servicios. Aunque han mejorado en el reconocimiento en su trabajo,
persisten desigualdades de género. Las mujeres se sienten empoderadas en la
agricultura, pero dependen de sus esposos en decisiones importantes. Existen
diferencias en participación pública entre las dos comunidades, y a pesar de
los avances, la estructura patriarcal persiste. El PSV ha aumentado la
autonomía económica, pero aún se enfrentan limitaciones. Respecto al buen
vivir, las sembradoras tienen tiempo para dedicarle a intereses personales,
pero limitada participación en otras actividades. El avance político en las
comunidades es diferenciado.
Algunas sembradoras han reiniciado sus actividades en el campo en algunos
casos, debido al PSV, ya que dicha actividad se había delegado a sus esposos,
logrando con esto, el rescate de conocimientos y saberes tradicionales del
proceso productivo agrícola para la reivindicación campesina-indígena, como
atributos femeninos. Si bien el proceso de autonomía no es un proceso
progresivo ni unidireccional, el hecho de ganar independencia en la toma de
decisiones, control sobre el uso de los ingresos, acceso a la propiedad de la
tierra, ha llevado a que se presenten cambios en la percepción que tiene la
sociedad sobre el papel de la mujer en la comunidad.
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