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de la desnudez y la vulnerabilidad (Kuzniar, 2000, p. 80). En
este sentido, también se puede pensar la desnudez como
una forma de la verdad moderna del cuerpo, sometido a
saberes médico-legales, es decir, lo que Foucault (2014)
llama dispositivo de la sexualidad.
También en este sentido la película despliega
un juego de espejos. Cuando Elvira se repone del acto de
violencia en un baño público, éste está todo espejado, lo
que vemos es la multiplicación del reejo. Si pensamos la
importancia simbólica del espejo en el cine en relación a
la identidad, lo que ocurre después del acto de violencia,
la escena en la que se recompone en un baño público, nos
muestra una Elvira reejada no por un espejo (identidad
ja) sino por una multiplicidad, pero fragmentaria. Los
azulejos espejados del baño devuelven sólo fragmentos del
cuerpo de Elvira, que no constituyen una unidad orgánica,
sino “a collage of images that shatters the verbal coherence
of Elvira’s conversation” (Corrigan, 1991, p. 69). Al mismo
tiempo, los espejos aparecen en varios momentos decisivos
en la película. Por ejemplo, cuando ella ingresa a un bar
vestida como mujer para conocer a alguien con quien tener
sexo, se nos muestra su ingreso desde un espejo en el techo.
Es interesante porque así como la escena inicial marca el
rechazo de Elvira como hombre, que no puede ser aceptado
en la subcultura homosexual como tal, este espacio del bar
es el que va a marcar que tampoco es aceptada o encaja
como mujer.
Otro momento muy importante en relación a
los espejos es el encuentro con su ex pareja Christoph,
quien la abandona de forma también bastante violenta. Él
la enfrenta a un espejo y le pide que se mire en él y mire
cuán fea es, ella sólo contesta: “Ich sehe mich dich lieben”
[Me veo amándote], pero él le dice que es una vaca gorda y
repugnante. De esta forma, siguiendo a Silverman se puede
decir que Fassbinder usa la gura de Elvira como pretexto
para criticar todas las formas existentes de categorías
sexuales dicotómicas (1992, p. 218). Ella se encuentra
siempre en un lugar de outsider, incluso en la sociedad gay
(LaValley, 1994, p. 129).
Por otro lado, es importante mencionar que en
la película hay una superposición y saturación de discursos
verbales, de voces que cuentan la historia de Elvira y que
describen su situación: la roja Zora, la hermana Gudrun y
Anton Saitz, entre otros. Esto da cuenta también de cómo
el género y el cuerpo están atravesados por discursos
(Silverman, 1992, p. 219). Al mismo tiempo, hay abundancia
de otros relatos. Así, por ejemplo, la roja Zora narra un
mito10, Soul Frida cuenta un sueño que tuvo11, Saitz cuenta
10 Se trata de la metamorfosis de dos hermanos que se
convierten en un caracol y un hongo. Cuando el caracol
empieza a tener hambre, comienza a comerse al hongo.
(Cf. Burgoyne, 1982, p. 58).
11 El sueño de Soul Frida transcurre en un cementerio
cuyas lápidas tienen fechas de nacimiento y muerte
muy similares. Ese lapso representa el tiempo que esas
personas han sido felices (Burgoyne, 1982, p. 58).
la historia de una víctima de cáncer, Elvira da una entrevista,
que se escucha como voz en o en la secuencia nal, un
suicida recita un discurso de Schopenhauer.
También aparece la televisión con el uso de found
footage y discursos de Pinochet, Chabrol, y una entrevista
al propio Fassbinder. Entre las referencias más importantes
se pueden mencionar a Torquato Tasso (1790) de Goethe o
la película de Dean Martin y Jerry Lewis (You're Never Too
Young, 1955), entre otros. Como en Berlin Alexanderplatz de
Döblin, se trata de voces de la ciudad, pero aquí deviene
farmacopornomegalópolis (Preciado, 2014). El cuerpo
de Elvira es producto de una máquina antropológica
(Agamben, 2007) que es farmacopornográca (Preciado,
2014), que produce humanidad a partir de los discursos
médicos (fármaco) y audiovisuales (porno).
Cada escena es un episodio en el viaje de
Elvira en búsqueda de su identidad, de su yo original. Es,
en ese sentido, un viaje de reconstrucción de su origen
(Pribisic, 2006, p. 77). Sin embargo, el personaje no tiene
una identidad estable y ja, pues el discurso sobre su
reasignación se escucha siempre en la voz de otros. En el
nivel del discurso, la película no sólo se rehúsa a ofrecer
una razón para la reasignación de género de Erwin/Elvira,
sino además cualquier valor estable de la culpa o el orgullo
asociado a la genitalidad, según observa Víctor Fan (2012,
p. 121). En efecto, el cuerpo de Elvira es hablado por otros
o, como dice Peucker, el sujeto en el cine de Fassbinder, es
hablado por la cultura germánica (2014, p. 118).
Quiero mencionar una escena en particular que
llama la atención por el efecto de distanciamiento que
provoca: se trata de la visita al convento en el que Erwin
fue criado como niño huérfano y el relato de la hermana
Gudrun, interpretada por la madre de Fassbinder. La
hermana Gudrun comienza un extenso relato sobre la
infancia de Erwin, pero la voz aquí aparece distanciada de la
imagen, la hermana recorre el patio del convento y su relato
lo escuchamos mediante una voz en o, ante la presencia
-casi como espectadores de una puesta teatral- de Elvira y la
roja Zora. Al nal del relato de la hermana Gudrun, Elvira se
desmaya. Si se tratara de una tragedia, esta escena implicaría
el momento del (auto)reconocimiento (Burgoyne, 1982, p.
56), pero el melodrama fassbindereano rechaza cualquier
tipo de trascendencia.
Lo que interesa en este relato de la infancia y la
orfandad de Elvira es que, si bien se trata de una búsqueda de
identidad en una interioridad psicologizante, de la búsqueda
del origen, esta cuestión es puesta en cuestionamiento con
los recursos de distanciamiento en el relato de la hermana
Gudrun. Pero, como arma Douglas Crimp, “Elvira's identity,
like Fassbinder's, is arbitrarily imposed from without”
(1982, p. 77)12. Por los continuos movimientos de cámara,
esta escena la pone a ella como espectadora de su propia
historia y la conecta estilísticamente con la anterior escena
en el matadero (Burgoyne, 1982, p. 56).
12 “Como la de Fassbinder, la identidad de Elvira es impuesta
arbitrariamente desde afuera” (traducción propia).
Atilio Raúl Rubino
Identidad e ininteligibilidad en Un año con trece lunas de Fassbinder