
incondicional y empatía.
Virginia Satir (1988), para quien la familia como
sistema vivo y abierto es el primer espacio de convivencia
donde se produce un aprendizaje vital, plantea que, en su
interior, al igual que en el aula de Orientación, se deben
generar dos recursos de interacción: la cohesión como
vínculo de unión; y la adaptabilidad como capacidad del
grupo para afrontar y superar obstáculos.
En su Teoría del Vínculo, Pichón Riviere (1985)
dene éste como “la manera particular en que un sujeto
se conecta o se relaciona con el otro o los otros, creando
una estructura que es particular para cada caso y para cada
momento”.
Por su parte Martin Buber (1994) plantea que: “La
vida íntima nos envuelve en un esencial tener que ver con
los demás”, donde “el hombre deviene en un YO a través de
un TÚ”.
Rolando Toro (2007) desde la Biodanza plantea
que es importante cultivar tres valores de convivencia: el
respeto al otro; aprender a ponerse en el lugar del otro y su
reconocimiento para hacer posible la comprensión mutua
y la cooperación en proyectos y acciones conjuntas que
faciliten la coexistencia. Estos tres últimos autores también
tienen aportes en la convivencia del ser humano con los
lenguajes del arte y en su relación con lo psicosocial.
Desde el campo de lo psicológico Freud, Rogers,
Jung, Perls, Erickson, Satir y Moreno, entre otros, buscaron
soluciones al bienestar del hombre en la pintura, la
escultura, el diseño, la poesía y el teatro.
Edgar Morin (1999, p. 39) desde la complejidad
designa un emergente método de conocimiento entendido
como un proceso con diferentes dimensiones: biológica,
espiritual, cultural, histórica y social, que va más allá de lo
cognitivo.
La nalidad de la orientación en FEDA es el
desarrollo del estudiante para que, en consonancia con
su entorno, responda a los procesos adaptativos que la
convivencia con el arte le plantea. Profundizar en ello
prepara mejor al orientador para entender la complejidad
que puede estar atravesando un estudiante en su vida
universitaria. En palabras de Santos (2000, p. 139), “Es
urgente por ello referenciar con decisión y rigor la simbiosis
cognición-afecto en la tarea educativa”.
La corporeidad es un concepto clave que aparece
en el marco de la Fenomenología como noción ampliada
del cuerpo, constitutiva de la identidad personal, que
plantea la necesidad de una nueva ontología corporal como
expresión existencial, un cambio de paradigma que desde
la Biodanza y su metodología vivencial facilita la búsqueda
de una identidad integrada.
Desde la mirada fenomenológica de Merleau-
Ponty (2000, p. 11) “el cuerpo es el campo primordial
donde conuyen y se condicionan todas las experiencias y
las situaciones vividas a través del mismo”. En palabras de
García (2006, p. 97), “El cuerpo ya no es concebido como
algo externo a mí; ahora cuerpo-espíritu devienen la unidad
del Yo soy mi cuerpo”.
Inspirados por Merleau-Ponty (1993, p. 75)
se concibió el cuerpo del estudiante de arte como “una
condición permanente de la existencia”, y su corporalidad
como vehículo de “nuestro-estar-en-el mundo”. Es a través
del cuerpo que se tiene conciencia de sí mismo y del mundo.
Y fue desde la Biodanza que comparte con el método
fenomenológico la concepción del cuerpo como vivencia,
que pude comprender la vivencia de su corporeidad y su
importancia en la convivencia con el arte.
Cuerpo en movimiento - cuerpo en convivencia
constituyen desde Biodanza una visión ligada a la
comprensión y expresión de sus dimensiones afectivas.
Los dos elementos vitales del ser humano son: el cuerpo
(corporeidad) y el movimiento (motricidad). Confundir
cuerpo con corporeidad (ser corporal) es entender al ser
humano simplemente animal. El ser humano se expresa,
se comunica, vive con, por y a través de su corporeidad
(Paredes, 2003).
En ese contexto, la creatividad y la expresividad
reclaman un espacio propio dentro de la realidad humana,
son manifestaciones de las funciones vitales. Existir, por
tanto, es auto expresarse y expresarse hacia los demás.
En la sesión de Biodanza, esta expresividad se
produce en la vivencia, una especial relación entre el yo, la
consigna del ejercicio planteado, el movimiento vivencial
que surge, la música que acompaña y la presencia de las
otras personas que “biodanzan”.
El movimiento nace y se exterioriza como acción
humana, como expresión existencial. La motricidad es la
vivencia de la corporeidad que expresa acciones, elemento
transformador del ser humano, experiencia física, estética
y ética; recurso para humanizar y socializar el movimiento.
La comunicación no verbal que se inicia en el
movimiento corporal necesita de unos contextos sociales:
un cuerpo, otros cuerpos, espacio corporal o proxémica,
esquema corporal y el mundo (García, 2006).
Arte, creatividad y corporeidad
El contacto con la auto creación: “es una
conspiración con el acto de vivir” nos dice Rolando Toro y
siguiendo a Briggs & Peat (1999, p. 78):
Los creadores saben que una gota de pintura
en el lienzo, una nota musical interpretada
en un tempo diferente al de la pieza original,
un paso relegado en la coreografía, una línea
olvidada en la escena, e incluso un error en el
guion de una película pueden dar lugar a un
punto de bifurcación, un momento de verdad
que abre nuevos caminos y que puede ser capaz
de deagrar la autoorganización del proceso
creativo de una manera inesperada y altamente
creativa.
La materia de Orientación en LUZ plantea dentro
SituArte
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REVISTA ARBITRADA DE LA FACULTAD EXPERIMENTAL DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. AÑO 16 Nº 28. JULIO - DICIEMBRE 2021