Revista Arbitrada de la Facultad Experimental de Arte
de la Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela
AÑO 17 N° 30. JULIO - DICIEMBRE 2022 ~ pp. 22-29
Albertina Cavadia Torres
Universidad Nacional de General Sarmiento
Doctorado de la Universidad Nacional de San Martín
Buenos Aires, Argentina
albertinacavadia@gmail.com
Recibido: 28-01-22
Aceptado: 02-03-22
Sesgos históricos en la creación del Museo
de Arte Moderno de Cartagena
Historical biases in the creation of the Museum
of Modern Art of Cartagena
El abordaje de la historia del Museo de Arte Moderno de
Cartagena (MAMC) permite visibilizar tensiones y memorias
que conviven en el panorama artístico local y han sido
relegadas. Por lo cual, este escrito recupera las estrategias
del Museo para dar cuenta de su creación y patrimonio en la
segunda mitad del siglo XX. Por un lado, este texto analiza
desde dónde se enuncian y componen los sesgos históricos
dentro de las narrativas del MAMC. Por otro, se examinan
algunas huellas de la experiencia documental y ciertos
archivos sensibles sobre el Museo como publicaciones
culturales y artísticas, documentos administrativos, obras
de arte y archivos personales que han sido poco atendidos
para problematizar la historia institucional del MAMC.
Palabras clave: archivo, museo de arte, experiencias,
Cartagena de Indias
The approach to the history of the Museum of Modern Art
of Cartagena (MAMC) makes visible tensions and memories
that coexist in the local art scene and have been relegated.
Therefore, this written recovers the strategies of the
Museum allowed for its creation and heritage in the second
half of the 20th century. On the one hand, this text analyzes
from where the historical biases are enunciated and
composed within the narratives of the MAMC. On the other
hand, this work examines some traces of the documentary
experience and certain sensitive archives on the Museum
such as cultural and artistic publications, administrative
documents, art works and personal archives that have been
little attended to problematize the institutional history of
the MAMC.
Keywords: archive, art museum, experiences, Cartagena de
Indias.
Resumen Abstract
23
Sesgos históricos en la creación del Museo de Arte Moderno de Cartagena
Albertina Cavadia Torres
Introducción
El Museo de Arte Moderno de Cartagena
(MAMC) está localizado desde hace cinco décadas en el
Centro histórico de Cartagena de Indias, en el tramo que
une la Plaza de la Aduana y la Plaza de San Pedro Claver.
Sus actividades se han visto interrumpidas, erosionadas
e, incluso, paralizadas. Sin embargo, la Junta Directiva del
MAMC, sorteando diferentes estrategias para continuar
su desarrollo institucional, lo han posicionado como
contenedor de colecciones internacionales, nacionales
y locales; convirtiéndose en un testimonio para pensar
la historia del arte local. Este trabajo busca analizar las
estrategias y los sesgos históricos dentro de las narrativas
del Museo, particularmente, su colección fundante en la
segunda mitad del siglo XX.
Además, este texto busca dejar de observar el
proceso de institucionalización que marca la creación del
MAMC como n último, y concebir la gestión institucional
del Museo como un proceso social de negociaciones
y estrategias que dan cuenta de espacios sociales
complejos. Por el carácter selectivo, su pasado y su patrón
institucionalizado presentan un doble reto, tal como
plantea Visacovsky (2005), la memoria y los horizontes
morales de estas historias sagradas. Reexionar acerca de
la construcción de la historia del Museo permite dar cabida
a tensiones y otras memorias que conviven dentro del
horizonte de experiencia en el panorama artístico local,
abriendo paso a narrativas inclusivas e interceptadas por
múltiples preocupaciones sociales.
Sobre la colección fundante del MAMC:
estrategias y negociaciones
La primera piedra de un museo no es en realidad
una piedra, sino un cuadro. (Traba, junio 9 de
1959)
Así la historia es siempre ambivalente: el lugar
que labra en el pasado es al mismo tiempo
una manera de abrir el paso a un porvenir. (De
Certeau, 2006, p. 100)
A nales de 1971, el artista cartagenero Enrique
Grau se involucró en la restauración y exposición del acervo
de obras encontradas en el Palacio de la Inquisición (“Habla
Enrique Grau”, mayo 31 de 1983, p. 12). A este proyecto
se sumó Héctor Díaz, Alejandro Obregón, Yolanda Pupo,
Jaime Gómez O’Byrne y Fulgencio Lequerica, entre otros
colaboradores que en 1972 crearon la Junta directiva del
Museo de Arte Moderno de Cartagena. Estos se encargaron
de convertir un grupo de obras desatendidas en un Museo
dentro de la Alcaldía de la ciudad, hasta la obtención de una
sede propia en 1977 (Acta N° 008175, 1972).
Este proyecto fue celebrado y criticado como
parte del plan de desarrollo económico, en medio de la
promoción de una ciudad moderna, atractiva y turística. El
Museo, fuera de su acción educativa, desplegó diferentes
estrategias para reclamar su existencia y un lugar legítimo,
no sólo en el ámbito cultural, sino en la historia del arte
local. En esta línea, este aparte se ocupa de analizar algunas
estrategias que la institución desarrolló y su carácter
selectivo para posicionarse en el campo artístico local.
De momento no se conoce algún acta,
correspondencia o publicación en la cual se discrimine
cuáles fueron las obras encontradas por Grau en estado
de abandono y cuáles fueron restauradas. Sin embargo,
la colección fundante disponible en el MAMC permite
identicar 18 obras con fecha de elaboración entre 1956
y 1959. Este grupo de obras en el Palacio de la Inquisición
coinciden con trabajos expuestos en la Galería de Arte
(1957) a cargo del artista cartagenero Miguel Sebastián
Guerrero (La exposición, julio 26 de 1957; Stern, abril 13
de 1959); y al Museo Interamericano (1960), dirigido por el
curador cubano José Gómez Sicre y los artistas cartageneros
Hernando Lemaitre y Miguel Sebastián Guerrero a nales
de la década del cincuenta.
1
La ausencia de un reconocimiento institucional
sobre la procedencia de las obras con las cuales se
conformó el MAMC puede relacionarse con los conictos
administrativos que tuvieron los proyectos dentro del
Palacio de la Inquisición. No obstante, en la conformación
del MAMC las obras encontradas fueron herramientas
signicativas, por un lado, para legitimar la necesidad de
una institución artística en el contexto local y enfrentar
la falta de atención, espacio y presupuesto para estos
proyectos por parte del gobierno local y nacional
2
; y por
el otro, para exaltar la necesidad de salvaguardar objetos
bellos o importantes” que, fuera de su realidad histórica,
tomaban valor por sus características internacionales
(Kurnitzky, 2014).
Es posible identicar que el MAMC en 1972
aparece referenciado como “Museo Interamericano de
Arte Moderno” y “Museo de Arte Latinoamericano de
Cartagena” (Acta N° 008175, 1972; Habla Enrique Grau,
mayo 31 de 1983, p. 12; Pombo, junio 1 de 1972). Estas
menciones y declaraciones en publicaciones periódicas
no son aleatorias. Por un lado, en Cartagena la alusión a
“Museo Interamericano de Arte Moderno” en los setentas
1 Esbozamos como parte del primer grupo 13 obras entre
las que se encuentran trabajos de Velásquez, Enrique Grau,
Alejandro Obregón, José L. Cuevas, Cundo Bermúdez, Sara
Grilo, Mateo Manaure, Rene Portocarrero, José Bermúdez,
Mateo Morales, Oswaldo Vigas, Cecilia Porras y Fernando
De Szyszlo; y un segundo grupo compuesto por Eduardo
Ramírez Villamizar, Ignacio Gómez Jaramillo, Jorge
Valencia Rey, Aníbal Gil y Ángel Loochkartt.
2 La ciudad contaba con el Museo Histórico de Cartagena -
Palacio de la Inquisición (1935), La Casa Museo El Cabrero
(1950) y el Museo Santuario de San Pedro Claver (1950)
(Barbosa, 1995).
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estaba vinculada al capital simbólico heredado (obras
ideas) movilizadas con la colaboración de la Unidad de
Artes Visuales de la Organización de Estados Americanos
(OEA) para las actividades del “Salón Interamericano de
Arte Moderno de Cartagena”
3
en 1959; y continuaba latente
mediante el contexto de acción trasnacional promovido
por organizaciones internacionales constituidas desde
Norteamérica y su posición legítima sobre occidente
4
.
Por otro lado, la referencia de “Museo de Arte Moderno
Latinoamericano proviene de un contexto de renovación
de instrumentales analíticos, conceptuales y políticos que
resignicaron categorías continentales (Marambio, 2015, p.
41)
5
. En esta línea, en el interés por la identidad cultural por
fuera de lo norteamericano (Jara, 2012, p. 12; Olivar, 2014, p.
13), Grau da cuenta de esta particularidad, cuando recupera
como historia institucional que:
Pepe (José Gómez Sicre) fundó dos museos: el de
Cartagena y al año siguiente el de Barranquilla,
por lo cual yo considero que estos dos museos son
hermanos. Y al fundarlos Pepe pensó en el área del
Caribe, y al de Cartagena le puso un nombre que
a mí me parece indiscutiblemente el que mejor
lo identica: ‘Museo de Arte Latinoamericano de
Cartagena’. A través del tiempo, un alcalde amigo,
pero que no pensaba como yo, redujo su nombre
a Museo de Arte Moderno de Cartagena. A mí me
hace falta la idea de latinoamericano, porque la
misión del Museo de Cartagena, en combinación
con el de Barranquilla, no es solamente que
tengamos un par de museos de provincia, sino
que sean dos museos volcados al área que nos
pertenece, que es el Caribe (Habla Enrique Grau,
mayo 31 de 1983, p. 12).
Grau señala que la denominación de Museo de
Arte Moderno fue denitiva en el registro institucional por la
intervención de un “alcalde amigo. Esto posibilita identicar
que el nombre de la institución también radica en un
3 Reconocida en la prensa como “Salón Interamericano
de Pintura, “Exposición de Pintura Latinoamericana” o
“Exposición de Arte Contemporáneo en el marco del IX
Festival de Música del Caribe en mayo de 1959.
4 Jara (2012, p. 12) propone que lo interamericano” se
conforma como una armación de lo subcontinental
especíco; frente a expresiones y concepciones que
pretendían una generalización continental controlada por
Estados Unidos para contrarrestar la posición marginal
que ocupaba el arte de la región dentro del sistema
internacional del arte.
5 En esta línea, salieron a relucir discusiones sobre la
identidad latinoamericana, la teoría de la dependencia, la
antropología de la civilización y el activismo de izquierdas
llevando esta problemática a distintos escenarios y
públicos (Olivar, 2014, p. 5), entre los que aparecen
pensadores como Antonio Cândido, Angel Rama, José
Cornejo Polar (en la literatura) y Martha Traba, Damían
Bayón, Tarsila do Amaral (en el arte).
Figura 1
Logo del MAMC extraído de Membrete Carta institucional, 1972
(“Al señor alcalde, mayo 22 de 1972).
proceso de negociación entre las consideraciones de
artistas y gestores y el gobierno local (g. 1). La gura de
Gómez Sicre señalada por Grau como el deber ser” de la
propuesta de Museo compone una operación selectiva del
pasado para congurar una continuidad. Tal como propone
Williams (1980), la tradición selectiva es poderosamente
operativa dentro del proceso de denición e identicación
social y cultural: el pasado signicativo. En el MAMC
se acentúo dentro de su identicación institucional la
gestión internacional de Gómez Sicre y la defensa al arte
moderno latinoamericano como oportunidad para la
desprovincialización del arte en el área del Caribe.
En 1979, una vez emplazado y restaurado
el edicio del Museo es posible identicar en la placa
dispuesta en la recepción del mismo la alusión a la gestión
fundacional de Gómez Sicre (g. 2). La estrategia de señalar
la gura del cubano dos décadas después como fundador
estuvo más asociada con el estatus y peso simbólico, que
con el interés por reconstruir una perspectiva estética y
geopolítica internacional. La referencia a la selección de
obras de Gómez Sicre y su itinerario internacional como
eslabón principal del MAMC le permitió competir con
espacios e instituciones artísticas que comenzaban a ocupar
un lugar legítimo en el campo en la década del setenta.
6
También en esta placa encontramos registrada
la gestión de Guerrero y Lemaitre soportando la relación
histórica del Museo con el proyecto de nales de la década
del cincuenta. Estos artistas gestores se habían encargado
de procurar una renovación del arte local en eventos y
actividades en el Palacio de la Inquisición e, incluso, desde
sus labores directivas y de enseñanza en el Instituto de
Bellas Artes. En el proyecto del Museo la participación de
Lemaitre y Guerrero estaba enfocada en la búsqueda de un
espacio para las obras (Cabrera y Busquet, s.f).
La dirección del Museo se apoyó en la gura de
Gómez Sicre a través de entrevistas, declaraciones públicas
y folletos (que van desde la década del setenta hasta hoy
día) para dar cuenta del pasado (Folleto MAMC, s.f), como
6 Entre estos podemos mencionar el Centro
Colomboamericano, la Alianza Francesa, la Cámara de
Comercio, el Gypsy club y el Centro Decorativo D´Costa;
y la creación de nuevas galerías como la Galería de Arte El
Zaguán, la Galería de Arte del Banco Ganadero, la Galería
del Marqués Valdehoyos, la Galería Skandia (Cavadia, 2015;
Cavadia, 2021).
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Sesgos históricos en la creación del Museo de Arte Moderno de Cartagena
Albertina Cavadia Torres
consta en el registro documental jurídico que compone
lineamientos institucionales (Acta N° 008175, 1972). Si bien,
estos desde 1972 resuelven promover manifestaciones
artísticas contemporáneas en la ciudad, haciendo hincapié
en la conservación, no traen a colación la adopción,
integración o recuperación de las obras de nales de los
cincuenta. En 1977 es posible evidenciar que la narrativa del
Museo tomó distancia de la gura de Gómez Sicre para dar
cuenta del crecimiento de su colección.
Figura 2
Placa en honor a miembros históricos del MAMC. Fotografía
tomada por la autora, septiembre 19 de 2013.
En esta línea, la búsqueda de la legitimidad
a partir de un espectro internacional se desplazó para
dar lugar al impacto de artistas vinculados y cercanos al
Museo
7
. La renovación de estatutos de 1984 y 1991 lo que
hace es ampliar las actividades y funciones sociales que
interviene el Museo. La institución se mueve en el espacio
7 En esta línea, es posible identicar homenajes a trayectorias
artísticas como las de Enrique Grau y Alejandro Obregón,
exposiciones de maestros como Ramírez Villamizar y
Negret. Y exhibiciones de artistas formados en escuelas
locales como Cecilia Delgado, Alfredo Guerrero, Gloria
Diaz, entre otros (“Columna cultura, agosto 9 de 1972, p. 6;
“Luz y color”, diciembre 29 de 1972, p. 2; Pombo, junio 1 de
1972).
social, se distingue y pone en valor su patrimonio en una
trama variante. Estas reexiones sobre los sentidos que ha
tomado el discurso histórico fundante, permiten identicar
que es necesario continuar realizando levantamientos de
las redes de circulación de artistas en la segunda mitad
del siglo XX y su desarrollo en la ciudad para complejizar
los lugares que ocupa el Museo, sus sentidos y sus fondos
museológicos.
Algunas huellas: experiencia documental
y archivos sensibles
Los museos son textos sociales y culturales,
atravesados por la contestación a otras ideas y el
reejo de las propias. En estos espacios se dicen
cosas, se enuncian ideas, pero también se hacen
cosas al decir: se ordena, jerarquiza y valora la
realidad y se transmite una forma de ver el
mundo. (González et. Al., 2011, p. 113)
El interés por las estrategias narrativas del MAMC
surge del contacto con la dirección del Museo en medio de las
constantes amenazas de cierre por dicultades nancieras
que atravesaba la institución en 2015 (Barrios, 2015). Esta
situación de crisis permitió poner en valor los relatos de
la historia del MAMC que se utilizaban para disputar un
lugar social legítimo y respaldado. El relevo documental
de prensa, videos, entrevista y catálogos entre 1955 y 1985
permitió conectar operaciones selectivas del pasado que
recaían sobre la colección fundante del Museo para explicar
su función institucional
8
. Por lo cual, este aparte se propone
examinar algunas huellas de la experiencia documental y
ciertos archivos sensibles dentro de la investigación sobre
el Museo. Este abordaje permite considerar el valor de los
archivos para la difusión, socialización y aprendizaje sobre
el MAMC.
La documentación es una herramienta de trabajo
que da cuenta del entorno institucional y social del Museo
8 El relevo de documentación se realizó entre 2014-2019,
en el marco de unas pasantías dentro del convenio
institucional de la Universidad de Cartagena y el
Museo para optar al título de historiadora, y la beca de
investigación Roberto Carri para cursar la maestría en
Historia Contemporánea de la Universidad Nacional de
General Sarmiento. La revisión contempló el registro del
archivo administrativo, entrevistas y encuentros con el
personal, artistas y gestores culturales. Estos documentos
fueron sistematizados por dependencias de producción
entre las que se distinguieron dirección, educación,
administración, catálogos e inventarios. El deterioro de
estas fuentes permitió vincular a la lectura institucional
de la historia del museo entrevistas, imágenes y crónicas
disponibles en publicaciones periódicas como la prensa,
revistas culturales y folletos promocionales, sobre los
cuales se abordó principalmente el diario local El Universal,
El Nacional, El Espectador, y la revista Cromos (Cavadia,
2015; Cavadia, 2021).
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(Alonso, 1988). Al dar cuenta de su historia, es posible
evidenciar cómo narrativas hegemónicas se consolidan
y denen su desarrollo institucional. Para analizar la
articulación y posibles formas de enfrentar estas narrativas
resulta interesante cuestionar los espacios documentales
desde donde recupera su historia. El archivo del MAMC
es principalmente administrativo, autogestionado, con
consulta pública por solicitud. Este cuenta con un estado
de conservación regular, sin catalogación de criterio
archivístico. Entre los materiales disponibles se encuentran
actas, publicaciones periódicas, invitaciones, catálogos,
facturas y convenios. Cabe señalar que son pocos los
documentos a los que se puede acceder anteriores a 1977;
sobre ese mismo año, solo se registran algunas resoluciones,
convenios, órdenes de compra y recortes de prensa.
En la institución, el personal señala que la
perdida de materiales se debe a la humedad, las goteras
y los traslados del Museo. Este archivo no cuenta con
materiales de primera mano que evidencien la experiencia
de formación de su colección fundante. A pesar de estas
complicaciones, el archivo administrativo del MAMC es una
fuente potencial para cuestionar las lecturas hegemónicas
sobre el nanciamiento y el desarrollo administrativo a
partir del ámbito legal y nanciero. En esta línea, lo que en
un primer plano son facturas, pagarés y recibos de rendición
de cuenta desgastados, entrando en detalle, permiten
identicar cómo el Museo teje redes con instituciones
dentro del campo del poder como la Alcaldía, la Secretaría
de Educación, la Lotería de Bolívar, Editorial Ltda., la Intercol
y el First National City Bank, entre otros (Cavadia, 2021). Esto
también es un indicador de las propuestas y demandas
de asistencia nanciera, los proveedores y la relación de
mecenazgo que el Museo estableció negociando sus
actividades y los artistas que en este exponían.
En lo que corresponde a registros históricos
visuales dentro del Museo, hay una ausencia importante
que se ha intentado cubrir desde la institución con trabajos
como los de Toledo (2009) y Ramírez (2018) que involucran
imágenes entre la década del cincuenta hasta entrado el siglo
XIX. Este es un eje potencial que el Museo necesita trabajar
para fortalecer su memoria visual. El MAMC cuenta con la
posibilidad de suplementar, alimentar y nutrir su registro
visual a partir de archivos de artistas gestores y trabajadores
que se han vinculado a la institución por un largo periodo
de tiempo. En esta línea, podemos reconocer la inuencia
positiva que le brindaría a la existencia del archivo del
MAMC la colección personal de catálogos del diseñador del
Museo Eduardo Polanco (Polanco, 18 de mayo de 2014); así
como los apuntes y soportes visuales del curador Eduardo
Hernández (Hernández, 27 de junio de 2018), quienes han
estado vinculados a la institución desde principios de la
década de los ochenta; entre otras personalidades como
miembros de la Junta directiva, trabajadores, artistas y
familiares. Este registro documental es parte medular, tanto
en lo conceptual como en lo funcional, para enriquecer la
historia del Museo y su proyecto expositivo.
En la vida social que ha desplegado el Museo
en la ciudad hay una riqueza documental poco accesible
para investigadores e investigadoras, ya que acceder a los
archivos personales es una labor compleja, y depende en
numerosas ocasiones de celosas redes afectivas o apelar a
la suerte. Estos archivos sensibles, considerados así por su
valor sentimental, privado y por la naturaleza transitoria
de muchos, tienen la oportunidad de iluminar y rescatar
ciertas ausencias documentales sobre la institución. Por lo
cual, es necesario darle lugar a la recuperación de historias
múltiples dentro de las instituciones para motivar a
compartir, incluir y vincular posiciones más amplias.
Cabe anotar que, no se trata de la posibilidad
de abrir archivos de baúl
9
, se trata de mantenerlos,
cuestionarlos, ponerlos en diálogo para enriquecer el
conocimiento de la agencia artística del Museo desde
diferentes perspectivas. Es necesario abrirse a pensar
estos archivos alternativos para dotar de conocimiento
signicativo la transmisión de la historia del Museo a sus
visitantes, avivar las posiciones y valorar la realidad de
manera dinámica.
En esta línea se encuentran los archivos de baúl de
familiares de artistas y compañeros de ocio que participaron
de manera activa en la vida artística cartagenera y ayudan
a hilar no los lazos de sociabilidad y ciertas categorías que
recorren el patrimonio del MAMC. Frente a ello, este trabajo
reconoce la importancia de consultar colecciones privadas
y archivos fotográcos de agentes vinculados a la actividad
artística
10
. Además, las entrevistas y los relatos cercanos
al Museo localizan características que dan forma a una
realidad que se ha visto operada desde diferentes intereses
(Jablonka, 2016). Particularmente, las entrevistas a artistas,
curadores y gestores culturales son un material de trabajo
útil para revisar relatos que han sido dejados de lado por
las formas de articular la historia del arte de la costa norte
colombiana durante la segunda mitad del siglo XX.
11
En cuanto a la colección, es posible identicar que
el trabajo de ampliación de la Bodega de obras realizada
por el Grupo Conservar permitió la actualización, registro
9 Archivos compuestos por documentos, fotografías
y objetos que podían resignicarse como objetos
testimoniales para desarrollar un análisis colectivo del
pasado (Fals Borda, 1979).
10 Un agradecimiento especial a Marta Zuñiga, Camilo
Calderón y Maria Pia Mogollón, por su constante
colaboración y disposición para establecer contactos
durante la investigación.
11 Las voces de estos relatos se van perdiendo en el tiempo,
y resulta interesante articular espacios de registros
audiovisuales para su conservación, tal como viene
desarrollando Ricardo Cinfuentes e instituciones como
Señal Memoria que permite acceder a entrevistas o
encuentros con artistas y gestores vinculados al MAMC
(Ricardo Cinfuentes [volanslms]. Youtube. https://www.
youtube.com/@volanslms/videos; Señal Memoria
[SenaMemoriaRTVC]. Youtube. https://www.youtube.
com/@SenalMemoriaRTVC/videos).
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Sesgos históricos en la creación del Museo de Arte Moderno de Cartagena
Albertina Cavadia Torres
visual e inventario de la obra del MAMC en 2020. A su vez,
este proceso alimentó investigaciones sobre los orígenes
de la colección fundante MAMC, permitiendo cuestionar
y detallar contextos y procedencias del grupo de artistas
latinoamericanos (Perdomo, 2018).
Este trabajo, de la mano con el catálogo de la
exposición Fragmentos de modernidad (Ramírez, 2017) logra
avivar discusiones sobre las transformaciones estéticas
provocadas entre la década del cuarenta al sesenta sobre
el espacio de la colección fundante. Este es un precedente
que permite continuar indagando sobre la conformación
de la colección del Museo, sus materiales, los artistas que
la integran y complejizan el campo artístico local; al mismo
tiempo que permite evidenciar la ausencia de trabajos
sobre las redes nacionales y transnacionales desplegadas
para la actividad artística.
Mirar la escala nacional permite plantear los
intereses que giraban en torno a espacios artísticos como
el MAMC en el país. Las investigaciones de los espacios
artísticos locales y regionales complejizan las caras de lo
nacional (Jensen, 2010)
12
. Cabe anotar que las publicaciones
artísticas y culturales cartageneras son un material de difícil
acceso en archivos locales. Esta dicultad es un llamado
para valorar y reforzar los proyectos de digitalización y
accesibilidad de publicaciones como: Revista Ciudad Heroica,
Revista Ondas de la Heroica, El Mercurio, La Pesca, Arte y Letra,
Lumbre, Torcha, entre otras. Las publicaciones periódicas
se han convertido en una de las fuentes principales para
estudiar los espacios artísticos cartageneros. Con menor
dicultad para su acceso, las publicaciones de diarios
permiten abordar las negociaciones por la existencia del
Museo y vínculos con el espacio social desde el registro
de los eventos artísticos, las crónicas y críticas del arte. Los
diarios como El Universal, Diario de la Costa y El Fígaro y
publicaciones de circulación nacional como El Espectador,
El Siglo, Cromos y El Tiempo toman un lugar privilegiado
al recuperar fotografías de obras, imágenes del espacio
expositivo y los agentes vinculados en la sección de sociales
o culturales (dependiendo de la prensa) (g. 3). Esto ayuda
a cubrir la carencia documental del Museo por factores de
conservación.
En cuanto al ámbito internacional, la constitución
del Museo de Arte Moderno de Cartagena permite
recuperar una serie de redes transnacionales que
posibilitaron los intercambios artísticos, las oportunidades
de profesionalización y el fortalecimiento de una
estética local. Es necesario explorar la documentación
12 Esto en consonancia con el análisis del crecimiento
institucional del área cultural del país en relación a
las prácticas clientelistas, la concentración del poder
centralista y el surgimiento de escenas alternativas
desarrolladas en los trabajos doctorales de López
(2018) y González (2020). Esta última preocupada por la
articulación de gestiones dentro del caso Medellín y Cali
ante la centralización del área cultural.
correspondiente a la dirección de asuntos visuales de la
OEA y releer el escenario de negociaciones, contactos,
vínculos e intercambios de los administradores culturales y
agentes interesados en la promoción artística cartagenera
con las fronteras estatales.
Figura 3
Peter Eggen realizando el montaje de la inauguración del MAMC
en noviembre de 1979 (Cárdenas, 1979, p. 117).
Los organismos de cooperación como la OEA se
distinguen en las investigaciones por su lugar diplomático
de gestiones, negociaciones e inversiones sobre la ciudad.
No obstante, se han dejado de lado los sentidos que
desplegaron en la legitimación del capital simbólico de
los espacios artísticos y la complejización de su naturaleza
como escenarios de distinción. Desde el MAMC es posible
percibir tensiones, posiciones y luchas que han atravesado
un circuito mucho más amplio de espacios artísticos locales
(Bourdieu y Darbel, 2012; Martínez, 2007). Las revistas,
suplementos y boletines artísticos y culturales ponen en
contexto de circulación internacional, nacional y local de
artistas costeños a través de textos curatoriales, reseñas y
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SituArte
presentaciones
13
. Además, estas permiten abrir el panorama
de las tensiones ideológicas en el campo artístico con las
posturas de agentes internacionales y nacionales como José
Gómez Sicre, Jorge Romero Brest, Marta Traba, Eric Stern,
Fausto Panesso, Álvaro Herazo y Delna Bernal, entre otros.
Esta reexión sobre archivos y fuentes da luz sobre
un terreno documental que ha sido poco atendido y que,
ante la falta de valoración, se desvanece cada día más. En
esta línea, vale la pena mencionar la necesidad de reforzar
la conservación de materiales administrativos, jurídicos,
sociales y artísticos desde el MAMC. Estos diferentes tipos
de fuentes permiten rastrear los movimientos e intereses de
artistas, administradores culturales y agentes involucrados
en la creación del Museo. Además, es el cruce de fuentes
lo que permite poner en valor la riqueza del proceso de
creación de dicha institución en la ciudad.
Consideraciones nales
Esta reexión nos ubica frente a un espacio
social de interacciones que han sido homogeneizadas en
discursos atractivos sobre la colección fundante del Museo.
Y que, bajo la responsabilidad de conservarla, ha dejado
de lado experiencias artísticas y tensiones creativas en la
ciudad. El MAMC necesita activar sus archivos, encontrar
otras estrategias desde las cuales enunciar su historia
institucional. El valor de las fuentes surge al activar los
hechos pretéritos, cuestionar y poner en juego para
abandonar la situación de coleccionismo, de rigidez y lejanía
(Caimari, 2017; Jablonka, 2016). Más que una conclusión de
lo escrito, este texto ofrece una invitación para continuar
vinculando al estudio del Museo tramas que den cuenta
de los diversos cruces e inuencias del arte cartagenero
y las formas de gestión. Esto nos permite desarticular
estrategias narrativas consagradas, para reponer las
historias que alberga el Museo, el valor de su patrimonio
con una perspectiva más amplia y su potencial como
espacio educativo. La experiencia documental demanda
en sí misma una experiencia creativa de catalogación,
sentidos ordenadores y es tiempo de considerar que juega
un papel inclusivo en el hacer historia. Sobre este proceso
me gustaría terminar resaltando que, tal como anota Farge
(1991, p. 46) el archivo no cesa de modicarse a causa de
una carencia.
Referencias
Acta N° 008175. Personería jurídica del Museo
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