
Rev. Tรฉc. Ing. Univ. Zulia. Vol. 44, No. 1, 2021, Enero-Abril, pp. 04-58
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Evaluaciรณn de la severidad de sigatoka negra (Mycosphaerella fijiensis Morelet) en plรกtano
enfermedad y la posibilidad de utilizar coberturas vivas
de suelo de porte bajo, sin detrimento en el control de SN.
La nutriciรณn mineral balanceada es tambiรฉn un aspecto
relevante. Algunos elementos como el silicio, cobre, calcio,
boro y zinc, contribuyen a reducir la severidad de la
enfermedad [28].
Al discriminar la severidad en la hoja 3 para cada
uno de los tratamientos de fertilizaciรณn se observรณ que las
mayores incidencias de SN se presentaron en la semana
14 en los testigos (0), 25, 75 y 100 Kg/ha de MgO; en la
semana 15 en los tratamientos 50, 100 y 125 Kg/ha de
MgO; en la semana 16 en los tratamientos de 50 y 100 Kg/
ha
de MgO; en la semana 18 en el tratamiento de 125 Kg/
ha
de MgO; en la semana 20 y 21 en todos los tratamientos;
en la semana 23 en los tratamientos de 50, 75 y 125 Kg/ha
de MgO; en la semana 24 en el tratamiento de 125 Kg/ha
de MgO; en la semana 25 en el tratamiento de 75 Kg/ha
de
MgO y en la semana 26 en todos los tratamientos, excepto
en el tratamiento 25 Kg/ha
de MgO (Figura 4).
Al realizar el anรกlisis de la varianza para la
severidad de la enfermedad por muestreos, se encontraron
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por efecto de los tratamientos, dependiendo de la hoja
evaluada (3, 4 y 5). En la semana 14 se encontraron
diferencias en la hoja 5 entre el testigo y los tratamientos
donde se aplicรณ MgO. En la semana 18 se presentaron
diferencias en la hoja 3 entre los tratamientos 125 (317,63;
nivel de severidad alto) y 0 Kg/ha de MgO, al compararlo
con los tratamientos de 25 (156,67; nivel de severidad
leve), 50, 75 y 100 Kg/ha
de MgO (Figura 4).
Se encontraron diferencias en las semanas 21 y
22 en la hoja 3 entre los tratamientos 50, 100 y 125 Kg/
ha
de MgO con respecto a los tratamientos 0, 25 y 75 Kg/
ha
de MgO. En este mismo orden de ideas, se encontraron
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las hojas 3, 4 y 5. En la hoja 3 las diferencias fueron
entre los tratamientos 0, 75 y 125 Kg/ha
de MgO y los
tratamientos 25, 50 y 100 Kg/ha de MgO. En la hoja 4, las
diferencias fueron entre el tratamiento 75 Kg/ha
de MgO
y los tratamientos de 0, 25, 50, 100 y 125 Kg/ha
de MgO;
mientras que en la hoja 5 las diferencias fueron entre
los tratamientos 0, 50, 75, 100 y 125 Kg/ha
de MgO y el
tratamiento 25 Kg/ha de MgO (Figura 4).
Se considera que el avance de la enfermedad
fue muy rรกpido cuando la hoja 3, que era la mรกs joven,
se encontraba enferma; por lo que, al ser leve el grado
de infestaciรณn, este es relativamente bajo y puede ser
controlado o manejado a travรฉs de la realizaciรณn de
prรกcticas culturales y de ser necesario, ante el incremento
del daรฑo, con el uso de productos fungicidas ๎๎๎๎๎๎
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o sistรฉmicos, coincidiendo esto con lo seรฑalado por Muรฑoz
y Vargas [29].
Con relaciรณn a las hojas 4 y 5 en general, a partir
de la semana 21 los valores obtenidos estuvieron por
encima de los niveles de incidencia alto (>300 a 500) y
severo(>500; Figura 4), aun cuando en campo las hojas
no se apreciaban tan afectadas. Estos hallazgos sugieren
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Ecuador, con relaciรณn a las condiciones agroecolรณgicas y de
manejo, lo cual conllevarรญa a profundizar investigaciones
donde los valores de las constantes que se utilizaron para
determinar la severidad de la enfermedad en esta zona
sean ajustados de acuerdo a los escenarios ambientales
imperantes.
Esto generรณ que se hicieran seis aplicaciones de
fungicidas durante todo el periodo evaluado, las cuales
se programaron una vez realizadas las inspecciones de
campo y determinada la incidencia y severidad de la
enfermedad, en las semanas 14 y 15 (mancozeb (100 g) +
tebuconazole + triadimenol (20 mL) + mezcla de alquilaril
y poliglicol 12,5% (dos aplicaciones, intervalo de ocho
dรญas), en las semanas 20 y 22 (difenoconazole (20 mL) +
propineb (100 g) + mezcla de alquilaril y poliglicol 12,5%
(dos aplicaciones, intervalo 15 dรญas) y en las semanas 24
y 26 (carbendazim (20 mL) + mancozeb (100 g) + mezcla
de alquilaril y poliglicol 12,5% (dos aplicaciones, intervalo
15 dรญas), cirugรญa y deshoje semanal (Figura 4). Por otro
lado, el programa de aplicaciรณn de fungicidas preventivos
y curativos para SN, se debe diseรฑar contemplando los
diferentes modos de acciรณn de los ingredientes activos de
los fungicidas, para disminuir los riesgos de resistencia
del hongo a las molรฉculas.
Lo anterior concuerda con lo expuesto por
Cervantes et al. [21], quienes reportaron que el manejo
quรญmico de SN se ha llevado a cabo con el uso de fungicidas
protectores y sistรฉmicos en suspensiรณn acuosa, en
emulsiones de aceite y agua, o en mezcla directamente
con aceite mineral solo, con activadores de mecanismos
de resistencia del hospedante, y รบltimamente mediante
el uso de compuestos relacionados con la nutriciรณn,
tanto de origen quรญmico como naturales. No obstante, el
solapamiento de los productos aplicados con presencia
de aceite mineral, sugiere un impedimento para la
penetraciรณn de la luz solar a las hojas, lo cual afecta el
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rendimientos del cultivo.
Con esta metodologรญa se tratรณ de determinar la
detecciรณn temprana de los sรญntomas de SN en las hojas 3,
4 y 5; sin embargo, para poder establecer la severidad se
requiere de una gran precisiรณn en el reconocimiento de
la sintomatologรญa de la enfermedad, este conocimiento
permite establecer la frecuencia y el nivel de manejo
cultural y con fungicidas tanto de acciรณn ๎๎๎๎๎๎
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como sistรฉmica; lo cual permite tener valores indicativos
del nivel de daรฑo presente en la plantaciรณn. Pรฉrez [30]
indicรณ que el uso de fungicidas para la protecciรณn contra
la enfermedad recibe una atenciรณn importante, porque en
รกreas con una adecuada pluviometrรญa para la producciรณn
bananera de clones susceptibles sino se aplican controles
quรญmicos, no se logra alcanzar un control satisfactorio de
la enfermedad.