Del cine a la televisión: De 24 fotogramas por segundo a 24 episodios por temporada
Resumen
Sagas multimillonarias basadas en atracciones de parque temático, adaptaciones y readaptaciones ad infinitum de novelas pseudoinfantiles de aventuras, magia y fantasía, películas basadas en cómics, novelas gráficas, videojuegos, viejos mitos del cine rescatados, precuelas, secuelas, trilogías, remakes”¦ Hoy en día todo ello copa casi completamente las salas de cine a nivel planetario. ¿Hay una crisis de ideas en el cine mainstream contemporáneo? ¿Se está, de alguna manera, comprando el éxito contra reembolso? ¿Asistimos a la muerte del relato en pos de la espectacularidad del arteÂfacto como en el cine de los orígenes? O, en última instancia, ¿Ha muerto el cine? Son muchas las voces que desde hace algunos años, y coincidiendo precisamente con su reciente centenario, han reflexionado acerca de este hecho intentanÂdo dar respuesta a estas cuestiones. Si bien es evidente una mutación tanto a nivel discursivo como espectactorial, y aspectos como la digitalización o la influencia de las nuevas tecnologías han aparecido con asiduidad, no se ha estudiado tanto en profundidad la hibridación e imbricación que en la actualidad el cine experimenta con otros discursos como la televisión o la publicidad. En este sentido, las series de televisión dramáticas norteamericanas del nuevo milenio recoÂgen muchos de sus aspectos formales y narrativos, subvirtiendo algunos de ellos, y retroalimentándolos nuevamente, en un escenario que se convierte en un atractivo y sugerente objeto de estudio.