El escepticismo clásico y moderno como precursores de las teorías postmodernistas
Abstract
Las teorías posmodernas no son tan originales como sus seguidores lo presumen. El escepticismo clásico de la era helenística constituye el más interesante precursor del posmodernismo a causa de su inexorable relativismo y, paradójicamente, por su propensión al oportunismo ideológico y el conservatismo político. Los antiguos escépticos y los posmodernos contemporáneos han solido ser gentes desilusionadas con las doctrinas revolucionarias y los sistemas filosóficos de supuesta validez universal. De allí han evolucionado una muy razonable tendencia antidogmática y algunas técnicas para desintegrar las bien urdidas construcciones teoréticas, pero también han procedido a partir de un principio dogmático: si todo conocimiento, percepciones y proposiciones son relativas e inciertas, esta misma sentencia es por lo tanto incierta, y abre la posibilidad de un conocimiento relativamente cierto. En la esfera política, el principio de todo vale se vuelve un lema conservador: si todas las opciones son tan buenas o tan malas como cualquier otra, uno tiene a regirse por el orden existente como el mal menor.